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Historia de Susana

La Historia de Susana, puede ser definida como un breve cuerpo de texto independiente
comúnmente asociado al Libro de Daniel. Es un caso similar a la Historia de Bel y el
Dragón en el mismo libro. Forma parte de la versión griega de la Biblia conocida como
Septuaginta, cuyo origen se remonta al Siglo III a.C., aunque agunas partes pueden ser
posteriores.

En otra versión griega denominada de Teodoción, editada en el Siglo II de la Era Cristiana,


el texto aparece como parte del Libro de Daniel. El mismo criterio de ambas versiones ha
sido seguido por las tradiciones cristianas tempranas , como las ortodoxas y orientales, y la
católica romana.

En las Biblias actuales usadas por los fieles y adeptos de esas tradiciones, estos dos
documentos han sido agregados como parte integrante del Libro de Daniel; si bien, ya
desde Henry Barclay Swete y Alfred Rahlfs, todos los estudiosos y editores de los escritos
bíblicos, han venido observando que, en realidad, se trata de dos cuerpos de texto
completamente independientes entre sí, así como del Libro de Daniel.1

El nombre de Susana procede del hebreo ‫שושנה‬, shoushannah, pasando por el griego
σουσαννα, sousanna, que puede traducirse al español como el cono del cuerpo de ciertos
instrumentos musicales de viento (como el de la trompeta), y también como el cono
formado por la disposición o la articulación de pétalos de flores de ciertas variedades.
Actualmente se usa, de forma consensual, para hacer referencia a la flor de azucena, la flor
de lirio blanco, un símbolo ancestral de la pureza, y de la castidad e integridad sexual de la
mujer.

Índice

 1 Canonicidad
 2 Manuscritos
 3 Contenido
 4 Lengua original
 5 Historicidad
 6 Reminiscencias mitológicas
 7 Ideas preliminares
 8 Susana en el arte
 9 Notas
 10 Véase también

Canonicidad

La canonicidad de las Historias de Susana y de Bel y el Dragón ha sido debatida porque


estos escritos no han sido incluidos en el Tanaj judío, así como tampoco en el llamado
Texto Masorético, y los judíos actuales, aun cuando ven en ellas relatos que revisten
valores y enseñanzas de carácter moral, no las han acogido como textos sagrados.

Entre los padres de la iglesia, y los apologistas cristianos de los primeros Siglos, Orígenes2
defendió la canonicidad de la Historia de Susana, y ésta fue citada como Escritura por
Ireneo de Lyon,3 Hipólito de Roma4 Cipriano de Cartago5 y Cirilo de Jerusalén.6 Jerónimo
de Estridón incluyó las Historias de Susana y de Bel y el Dragón al final de su propia
versión al latín del Libro de Daniel, mas colocó ante ellos una breve nota advirtiendo que
ellas no habían sido encontradas en versiones hebreas, y que él las transcribía siguiendo la
Versión de Teodoción.

Las distintas iglesias de Oriente, que incluyen las iglesias cristianas ortodoxas, cópticas y
siríacas, así como la iglesia católica romana en Occidente, avalan ambos textos al
reconocerlos como parte integrante del Canon de sus Biblias, y los han acogido entre los
documentos deuterocanónicos. Algunas tradiciones los asocian de lleno al Libro de Daniel,
como si se tratase de otros dos capítulos de dicho documento, aun cuando los llaman por
nombres muy distintos, de acuerdo con las distintas tradiciones.

Los grupos protestantes,7 y otros grupos cristianos con ideas diferentes de los antes
citados,8 rechazan estos textos, así como los otros deuterocanónicos, que ellos desconocen,
y que han llamado apócrifos.

La Comunión Anglicana, e iglesias afiliadas a la misma, tales como la Iglesia de Inglaterra


y la Iglesia Episcopal —mismas que representan posturas intermedias entre el catolicismo y
otros protestantismos—, por su parte, en el Artículo VI de su Declaración de 39 Artículos,
describen estos textos como libros "que la iglesia debe leer como ejemplo de vida e
instrucción conductual, mas que no deben ser utilizados para establecer doctrina alguna", y
los han publicado en los apéndices de algunas de sus Biblias; la cuál es una práctica
asumida por ciertas importantes versiones y ediciones protestantes.

Manuscritos

La casta Susana, J.B. Flaugier, 1800


La versión del Libro de Daniel ha sido encontrada en pocos manuscritos de la
Septuanginta: el Codex Chisianus 88,9 el Codex Syro-Hexaplaris Ambrosianus10 y el
Papyrus 96711 (de comienzos del Siglo III). Los manuscritos muestran un orden diferente.
El Papyrus 967, por ejemplo, organiza todo el Libro de Daniel con un orden diferente al
que leemos actualmente: 1-4, 7-8,5-6, 9-12, y, en seguida, la Historia de Bel y el Dragón, y,
al final de ésta, la Historia de Susana.12

En su propia versión de la Biblia, Teodoción colocó la Historia de Susana al comienzo del


Libro de Daniel. Y, al final de la misma, agregó una nota en la que dice, de manera textual:
"Y Daniel se hizo grande delante del pueblo desde el día aquel." Con la inserción tardía de
esta anotación, Teodoción proponía que el texto de la Historia de Susana sirviese de
apertura al resto de los textos del Libro de Daniel. La posición que ocupa la Historia de
Susana en el Libro de Daniel en las Biblias católicas actuales, como Capítulo 13, es la que
le asignó Orígenes en su edición políglota de los escritos bíblicos, o sea, en las Hexaplas.
Numerosas versiones modernas de los tres o cuatro textos o pasajes deuterocanónicos
comúnmente asociados al Libro de Daniel, han sido transcritas a partir de la versión tardía
de Teodoción.

Contenido

Susana, una bella mujer, esposa de Joaquín, un rico e influyente judío en el Exilio
Babilónico, es vista y deseada por dos ancianos que habían sido nombrados jueces entre los
judíos en el exilio en Babilonia. Los dos viejecillos se ponen de acuerdo para sorprender a
solas a Susana y así abusar de ella.

En su versión tardía de este documento, el judío Teodoción agrega unos detalles que
indican que Susana se estaba preparando a recibir un baño con aceites y esencias
aromáticas en el justo momento de ser interceptada por los dos viejecillos. Los detalles del
"baño de Susana", que enuncia Teodoción en su Versión tardía, causaron gran impacto a
través de los Siglos en la mentalidad de múltiples artistas, músicos y escritores del Mundo
Occidental, que siguieron de cerca la saga del relato de acuerdo con la tardía versión de
Teodoción.

El texto Griego Antiguo del Libro de Daniel asentado en la Biblia Griega de los LXX,
bastante más temprano, sin embargo, no dice que Susana fuera a tomar un baño en ese
instante. Y dice, simplemente, que, un día en que Susana pasea por el vergel13 de su
marido, los viles viejecillos la sorprenden, y entonces la presionan, e intentan convencerla
de que se les entregue sexualmente. Susana los enfrenta, y les responde:

«Sé que, si hiciere esto, muerte es para mí; y que, si no lo hago, no escaparé de vuestras
manos. Más bello, sin embargo, para mí, caer en vuestras manos, no habiendo hecho esto,
que pecar ante el rostro de SEÑOR...» —Historia de Susana [Daniel 13], Versos 22-23.

Los dos ancianos jueces, al verse rechazados, acusan a Susana de adulterio, y ésta es
llevada a juicio, donde los dos ancianos testifican falsamente en su contra haberla visto
reposando con algún jovenzuelo en algún cierto paraje del vergel de su esposo. En su
Versión tardía, Teodoción intenta conferir al relato elementos dramáticos, y dice que
Susana, levantando sus ojos al cielo, lloraba a grandes voces al clamar la intervención
divina. Por contraposición casi perfecta, el texto original de los LXX, siempre más
reservado, más libre de detalles excesivos, dice sencillamente que Susana, inclinada,
lloraba en su interior mientras clamaba la intervención divina.

Susana y los Viejos, Guercino.

Y, ante la importancia y la "credibilidad" de sus acusadores, Susana es condenada a morir


apedreada. Mas, cuando es llevada por la congregación para ser lapidada, el profeta Daniel,
que por aquel entonces, es sólo un tierno niño, aprendiz de las artes de la consejería, con
miras a ejercerla al servicio del rey Nabucodonosor, detiene el cortejo del pueblo que lleva
a Susana hacia el sitio de su lapidación, reprende a la gente por estar actuando sin
conocimiento pleno de la causa, y pide separar a los dos viejecillos para interrogarlos con
inteligencia.

(Esta sencilla idea representa en sí misma un considerable aporte y adelanto temprano en


materia de averiguaciones y procedimientos tendientes a aclarar y deslindar acciones y
participaciones de las partes que han sido involucradas en litigios, o en hechos delictivos.)

Y, tal como sucede en los procesos en los que se implementa dicho procedimiento, los dos
falsos testigos incurren en tremenda inconsistencia o contradicción en sus declaraciones
cuando el jovencillo les pregunta bajo qué árbol vieron a Susana recostada con su supuesto
amante. Uno de ellos dice: "Debajo de un lentisco." Y el otro de ellos dice: "Debajo de una
encina." Ante la evidencia del falso testimonio de los jueces, la bella y noble dama es
exonerada de todos los cargos que habían sido afincados en su contra, y los dos viejecillos
mueren ejecutados en lugar de Susana.

La enseñanza moral de esta historia se centra en la elección de Susana de respetar a Dios


antes que acomodarse al influjo de los malos por temor a perder todos sus privilegios como
una dama noble, rica y acomodada. Y busca contrastar, por otra parte, la conducta perversa
y corrupta de dos ancianos jueces prestigiados, con la sabiduría e inteligencia, candor e
ingenuidad de un tierno jovencito, hacer un gran elogio a las virtudes de los más jovencitos,
e ilustrar la idea de que Dios socorre a los justos que prefieren sufrir a manos de los malos
antes que ofenderlo a él.

Lengua original

Los manuscritos griegos de la Historia de Susana son la fuente de las traducciones a otros
idiomas. Los expertos discuten si el griego fue el idioma original, o si los manuscritos
griegos, tanto de los "LXX", como de Teodoción, son traducciones del hebreo o del
arameo. Canton ha estimado que este documento pudo ser escrito en la primera parte del
Siglo I a.C.14

En favor del origen griego, se argumenta por ejemplo, que el uso de parónimos griegos para
construir un juego de palabras entre él árbol que escoge cada falso testigo y la sentencia que
pronuncia Daniel para cada uno: el primero responde que fue bajo un σχινον, "skhinón", el
cuál es traducido como acacia o lentisco, y Daniel le responde que un ángel "σχισει σε
μεσον", "skhiséi se meson", "partiráte a mitad"; el segundo responde que fue bajo un
"πρινον", "prinón", el cuál es traducido como roble o encina, y Daniel le responde que un
ángel "πρισαι σε μεσον", "prisái se meson", "trozaráte a mitad".15

Sin embargo es posible que una traducción se esfuerce en mantener figuras literarias
encontradas en un original, tal como en este caso hace la traducción inglesa de The Anchor
Bible contrasta "yew" (tejo) con "hew" (tajar) y "clove" (clavero) and "cleave" (quebrar).
Algunos estudiosos sugieren que los juegos de parónimos habrían sido un aporte del
traductor al griego.

En favor de un original hebreo, se ha argumentado la presencia de la Historia de Susana en


la versión griega del judío Teodoción, que hizo una traducción docta del Libro de Daniel
desde el hebreo. Algunos estudiosos ya han considerado la posibilidad que los fragmentos
4Q551 de Qumrán, hayan correspondido al texto hebreo de Susana,16 aunque otros
consdieran que podría tratarse de fragmentos de Jueces.17

Historicidad

Los Versos 1-5 dan algunos detalles sobre el contexto histórico, social y cultural de este
relato; entre ellos, la riqueza e importancia de Joaquín entre los desterrados, y el hecho de
que dos malos ancianos, acerca de los cuales hubiera dicho Dios algunas cosas, hubieran
sido electos como jueces "durante ese año".

Estos cinco Versículos no existen en el texto de la Biblia LXX. Teodoción los agrega en su
Versión tardía (hacia el Siglo II) recurriendo a los textos del Libro de Jeremías. En efecto,
el Versículo 4 relata que, a la casa que Joaquín poseía en Babilonia, solían acudir de forma
cotidiana numerosos judíos, por tratarse del "más distinguido de todos"18 los judíos. Esto
representa una clara —aun cuando discreta—, forma de decir que el Joaquín de esta historia
no es ninguno otro sino el rey Joaquín hijo de Joacim, último rey judío, que había sido
llevado cautivo hacia el Exilio Babilónico por Nabucodonosor II de Babilonia, hacia el 606
a.C., durante el mes tercero de su breve reinado.
No se hace referencia de lleno a su realeza porque el pueblo judío evitaba referirse a
cualquier hecho tocante a su teocracia en cualquier contexto ajeno a la comunidad judía
avecindada en la llamada Tierra Santa (Cf. Salmos 137:5), así como también, de alguna
forma, sucesos cualesquiera tocantes a la historia de la nación judía acontecidos fuera de
dicha Tierra Santa. Confróntese, al respecto, la gran laguna histórica existente entre la
conclusión del Libro [1 y 2 ]de las Crónicas, y el mucho más temprano reinicio del relato
de la historia judía, tal como se presenta al inicio del Libro de Esdras[ y Nehemías], y que
se identifica, con toda propiedad, en el breve resumen relatado en 2 Crónicas 36:20-21;
donde se sintetiza, en sólo dos Versículos, todo lo acontecido a la nación judía durante los
70 años que durara el Exilio Babilónico.

Por cuanto se refiere a aquella otra expresión que reza textualmente que acerca de los viejos
«había dicho SEÑOR que había salido maldad de Babilonia, de los ancianos jueces que
parecían gobernar al pueblo», ciertos escrituristas han hecho observaciones referentes al
hecho de que esta expresión no es la cita textual de ningún otro texto bíblico conocido.
Mas, cuando se examina de forma cuidadosa, salta a la vista el hecho de que, en realidad, se
trata de una forma irónica y sarcástica de referirse al texto en que el profeta Jeremías coloca
unas palabras similares en boca de Yahveh: «[...] vosotros habéis dicho: "Yahveh ha
suscitádonos profetas en Babilonia"» (Jeremías 29:15). Un poco más abajo, Jeremías
denuncia a dos pseudoprofetas amantes de acostarse con esposas de sus conciudadanos
exiliados (Jeremías 29:21-23).

Acerca de estos hechos, el célebre erudito judío ruso americano Isaac Asimov, en su Guía
de la Biblia, declara lo siguiente: «Los "ancianos", o viejecillos, probaron ser malvados, y
la tradición judía los identificó, por ello, con dos profetas denunciados como falsos por
Jeremías. Pero como Susana es generalmente considerada una obra de ficción, una
identificación tal necesita no ser tomada seriamente.»19

Esta postura escéptica hacia todo posible, presunto o presumible carácter histórico de este
documento, sin embargo, refleja la postura parcialmente sesgada de un hombre de ciencia
de orígenes judíos; quien, consecuentemente, solía ver al Tanaj, y no a la Septuaginta,
como la norma básica del Canon de los libros tenidos por sagrados entre los israelitas.
Refleja, así mismo, el muy profundo impacto que ciertos cristianismos de líneas
protestantes llegaron a causar en la mentalidad del pueblo americano —la nación adoptiva
del Dr. Asimov a su exilio de Rusia— durante su paso, del Siglo XVII al Siglo XX.

Es justo enfatizar, por otra parte, que, fuera de las series de criterios con bases en los cuáles
los judíos excluyeron del canon del Tanaj, sistemáticamente, todos los documentos
Deuterocanónicos, no hay argumentos sólidos para desestimar o cuestionar, de manera
tajante, el valor o el carácter histórico y moral de dichos documentos.

Aun cuando queda claro que, a nivel exegético, ha sido ciertamente muy laxa y muy escasa
la labor realizada por exégetas bíblicos de todos los contextos; ya que, en pleno Siglo XXI,
a más de 20 Siglos de la Era Cristiana, aún no se ha estudiado, de forma concienzuda y
ordenada, profunda y detallada, y no comprometida con alguna postura confesional
concreta, hechos muy importantes relativos a varios de estos documentos (los
Deuterocanónicos).
Reminiscencias mitológicas

Susana se paseaba por los campos, como algunas deidades femeninas de la


fertilidad del Mundo Antiguo. Aquí, la diosa Flora, como quedó representada en un
muro de Pompeya hace unos dos mil años.

No menos sugestiva y fascinante, sin embargo, se antoja la moción de ver en esta historia
claras reminiscencias de mitos orientales de diosas o deidades femeninas de la fertilidad, y
la fecundidad y exuberancia del reino vegetal: el nombre de Susana es la forma semítica del
nombre de una flor, concretamente la azucena, o flor de lirio blanco; por otra parte, la
alusión al paraíso, jardín, vergel, pomario o huerto del marido, y la presencia en este de
árboles de nueces, tales como la encina y el lentisco, parece una muy clara referencia al
cultivo de los huertos, los campos, y los árboles frutales.

Desde esta perspectiva, Susana guarda algunos sumamente importantes aspectos en común
con Ceres o Deméter, una deidad agrícola, patrona y protectora del cultivo de campos de
gramíneas, espigas o cereales, así como también de la sacralidad, respeto y observancia de
las leyes, así como también del matrimonio, los cuáles son conceptos que este documento
vincula a la figura de Susana de múltiples maneras directas e indirectas.

De la misma manera, Susana guarda rasgos en común con Flora o Cloris, señora de las
flores, como la referencia, claramente floral, del nombre de ambas damas, la eterna
juventud de la deidad pagana, y la extrema lozanía y delicadeza de la joven Susana. Flora
era la esposa del viento favorable, y Susana gozaba del favor de ser la esposa de un rey de
los judíos. La diosa Flora era un símbolo ancestral de la renovación del ciclo de la vida, al
cuál, en cierta forma, se refiere la Historia de Susana al contrastar la gracia, pureza e
inocencia de los niños con la degradación y degeneración moral de ancianos pervertidos.
Y, muy especialmente, Susana guarda rasgos en común con alguna deidad oriental asociada
a la diosa romana Pomona, señora de los frutos, las bayas y las nueces, (tales como el
pistache y la bellota, las nueces de la encina y el lentisco), casada con Orduño, el señor de
los huertos, (¿tal vez representado por Joaquín, con su vasta extensión de tierras repobladas
de vida vegetal?). Pomona era una diosa eternamente joven, (como joven Susana), y que
era asediada en el campo por los viejos y feos guardianes de la fauna silvestre: los faunos y
los sátiros, (¿tal vez representados por los dos viejecillos que fungían como jueces del
pueblo?). Y, como dato extra, algunas tradiciones acusan a Pomona de haberle sido infiel a
su marido, al haber sostenido amoríos con Pico, una deidad profética romana, (de forma
sospechosamente paralela a las imputaciones de adulterio sufridas por Susana).

Aparte de estos hechos, todas estas deidades femeninas paganas eran representadas como
bellas señoras que solían recorrer los campos y cultivos, recogiendo, a su paso, en su
regazo, espigas de gramíneas o cereales (Ceres), flores y capullos (Flora), o frutos de muy
amplias variedades, incluyendo las bayas, las drupas y las nueces (Pomona). La Historia de
Susana, por su parte, nos dice que Susana tenía como hábito salir a recorrer el vergel del
marido al caer de la tarde (Verso 7).

Ideas preliminares

Todos estos detalles cobran gran importancia desde una perspectiva antropológica, pues
hacen que la Historia de Susana parezca la fusión o sincretismo de varios de estos mitos en
un solo relato, cuya protagonista, para el caso, Susana, representaría un papel parecido a
nuestra concepción moderna occidental de la denominada Madre Naturaleza.

Aun cuando este hecho pudiere hoy parecer algo muy incorrecto desde una perspectiva
religiosa cristiana, la acción de colocar a dioses y deidades paganas en el papel de víctimas
que necesitan ser salvadas por un poder mayor, fue, entre los judíos y otros pueblos
antiguos, un hecho muy frecuente que tuvo el objetivo, bastante bien logrado en su
momento, de demostrar que incluso las deidades paganas se hallaban a merced unas de
otras, y que necesitaban todas ellas recurrir al arbitrio, poder y protección de un solo ser
supremo, como este documento nos dice que Susana habría recurrido en este caso a
SEÑOR, el Dios que veneraban las tribus israelitas (Versos 42-44).

Si bien, es oportuno señalar que asumir sin reservas como un hecho el carácter mitológico
de este documento, resulta sumamente anticipado, en vista de la falta de estudios detallados
al respecto, y debido a que, aparte de los escritos bíblicos, se ignora los detalles de los
hechos históricos vividos por las comunidades judías en el exilio.

En tanto los exégetas se animan a intentar dilucidar posibles relaciones contextuales de este
interesante documento con hechos mitológicos, o bien, historiográficos, subyacentes al
mismo, la Historia de Susana podría representar, por una parte, el relato de hechos que eran
muy frecuentes y habituales entre las sociedades y contextos geográficos e históricos de
todo el Mundo Antiguo; y, por otra, un clarísimo ejemplo de la penetración de sincretismos
de tipo religioso en los contextos bíblicos, y en la mentalidad del pueblo de Israel, el pueblo
que, de acuerdo con la historia, se diera a la tarea de redactar la Biblia.
Objeciones aparte, un ejemplo aún más claro de estos sincretismos de tipo religioso ha
quedado asentado en el Libro de Ester, donde lo que se cuenta, no es una gesta histórica del
pueblo de Israel, sino que, en realidad, el texto es una auténtica teogonía escatológica,
relato de la guerra escatológica librada y suscitada entre los dioses del panteón babilónico,
al mando de Marduk (o Mardoqueo) y de la diosa esposa reina Ishtar (o Ester), en contra de
los dioses del panteón elamita, lidereados por dioses depuestos de la mentalidad y de las
simpatías del culto popular, como Vasti y Amán.

(Esto explica el hecho de que el texto hebreo del Libro de Ester jamás haya llegado a
vincular estos supuestos hechos de la "historia" de la nación judía, a la moderación, gestión
o intervención del Dios de los judíos. El texto griego, en cambio, relata pormenores y
detalles, redactados y agregados de manera tardía, con el expreso fin de ubicar a SEÑOR,
el Dios de los judíos, por encima de todos los dioses de los pueblos circundantes, como
aquel que dirime y decide en las disputas de todas las deidades de los pueblos paganos.)

Susana en el arte

Lovis Corinth: Susana bañándose, 1890.

Varios pintores han representado a Susana bañándose:

 Rembrandt
 Rubens
 Artemisia Gentileschi
 Lorenzo Lotto
 Albrecht Altdorfer
 Anthonis van Dyck
 Tintoretto
 Veronese
 Guercino
 Domenichino
 Francesco Hayez
 Franz von Stuck
 Lovis Corinth
 Bartolomeo Altomonte
 Lukas Vorstermann
 Johann Spillenberger

En la música, la Historia de Susana ha inspirado:

 El oratorio Susanna de Georg Friedrich Händel (1749)


 La Ópera Susannah de Carlisle Floyd (1995), en la cual el papel de los dos
ancianos, corresponde al rey David.

Susana ya ha sido, así mismo, un tema recurrido de la literatura popular, citado y asentado,
por ejemplo, en el poema Daniel, escrito en 1331 por un autor anónimo. En 1577 se estrenó
el drama Susanna de Nicodemus Frischlin. La tragedia de Paul Rebhun Ein Geistlich Spiel
von der Gotfürchtigen und keuschen Frauen Susannen se imprimió en 1536. El poeta lírico
bohemio, Hugo Salus, publicó Susana en el baño, en 1901.

Notas

1.

 DE JERUSALÉN, Escuela Bíblica; Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer;


Bilbao, España, 1975; Pág. 1297; nota al subtítulo "Bel y el dragón",
correspondiente al Capítulo 14 del Libro de Daniel.
  Origen, To Africanus 5 (ante A.D. 254), in ANF,IV:387.

  Irenaeus, Against Heresies (A.D. 180): ANF,I:497.

  Hippolytus Commentary on Daniel (A.D. 204); ANF,V:191,194

  Cyprian, Testimonies 20 (ante A.D. 258); ANF,V:540

  Cyril of Jerusalem, Catechetical Lectures (A.D. 350); NPNF2,VII:123.

  La expresión protestantes incluye a las iglesias protestantes históricas,


angloepiscopalianas, evangélicas, sabáticas bautistas y adventistas,
pentecostales, neopentecostales, etc.

  Citamos, como ejemplos, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos


Días (comúnmente llamada la Iglesia “de Mormón”, o la Iglesia “Mormona”), o la
Federación de Familias por la Paz y la Unificación Mundial (comúnmente llamada
la Iglesia de la Unificación, o la Iglesia “de Moon”), o el grupo religioso La Familia
(comúnmente llamado los “Niños de Dios”), así como la Sociedad Bíblica y
Tratadística de la Torre Vigía (comúnmente llamada “Testigos de Jehová”).

  Vaticanus gr. R VII 45, Sigel 88

  Tella, Paulus von (1874) Ed. Ceriani, Mailand

  Geißen, A. (1968) Daniel 5-12; Susanna, Bel et Draco; Esther: Der


Septuaginta-Text des Buches Daniel, Kap. 5-12, zusammen mit Susanna, Bel et
Draco, sowie Esther Kap. 1,1a-2,15 nach dem Kölner Teil des Papyrus 967 (PTA
5), Bonn.

  Cousin, Hugues (1992) "Daniel"; La Biblia Griega. Los Setenta. Estella: Verbo
Divino, p.p. 105-107.

  Expresión imprecisa. El texto griego emplea, de forma primigenia, la


expresión παραδεισος, paradeísos; que, en un sentido propio, significa
comarca, lugar que se distingue en derredor. La Vulgata latina transcribe
pomárium, es decir, un cultivo de árboles frutales. Versiones castellanas se
refieren, de manera indistinta, a un huerto o un jardín. Sin embargo, a partir de
los hechos expuestos en la parte final del nudo del relato —a saber, la presencia
de encinas y lentiscos, y el hecho de que se tratase de un espacio tan denso y tan
extenso que dentro de sus límites pudiese hacerse cosas sin ser vistos por otros—
, se infiere que se trata de una vasta extensión de bosques mediterráneos,
mediana o densamente repoblados de árboles y arbustos de gran diversidad en su
apariencia, su tipo y su estatura; la cuál, probablemente, haya tenido acceso o
colindancia a las márgenes del Éufrates. En su versión tardía, Teodoción nos
sugiere tratarse de un lugar que puede ser cerrado o clausurado por medio de
compuertas. Pero esta referencia contradice la idea, noción o percepción que se
tratase de un área muy extensa y espaciosa, en donde las personas, solas o
acompañadas, pudiesen substraerse de la visión de otros. La alusión a las puertas
que cierran el jardín no se encuentra presente en el texto griego antiguo, que es
mucho más temprano y primigenio.

  Canton, Dan W. (2003) "Dating the Story of Susanna: a proposal; Journal for
the Study of Judaism 34(2):121-140."

  El texto de la Biblia Septuaginta, siempre menos pulido, primario y primigenio


que esta recensión de Teodoción, siempre más sistemática, graciosa, elegante y
ordenada, relata que Daniel le dice al primero que el ángel de SEÑOR "σχισει σου
την ψυχην", "skhiséi sou ten psukhén", "partirá de ti al alma"; y al segundo le dice
que el ángel de SEÑOR "την ρομφαιαν εστηκεν εχων [...] ινα καταπριση σε", "ten
romphaían esteken exón [...] ina kataprisé se", "a la espada permanece teniente
[...] para destrozarte".

  Milik, Józef Tadeusz (1981) "Daniel et Susanne à Qumrân?"; Dore, P.; M.


Grelot et M. Carrez (eds.) De la Torah au Messie: 337-359. Desclée, Paris.

  Nickelsburg, George W. E. (1997) "4Q551: A Vorlage to Susanna or a Text


Related to Judges 19?" Journal of Jewish Studies 48(2): 349-351.

  Expresión imprecisa. La Versión Teodoción acuña la voz griega ενδοξοτερον


παντων, que puede traducirse como el más glorioso, honrado, honorable,
notable, connotado o distinguido de todos.

19.  ASIMOV, Isaac; Asimov's Guide To The Bible, Volume One, The Old
Testament; Page 620; Random House, USA, 1967-1981.

Véase también

 Deuterocanónicos
 Septuaginta
 Historia de Bel y el Dragón
 Libro de Daniel
 Daniel (profeta)
 El Horno Ardiente
 El Sueño de Nabucodonosor
 Biblia
 Antiguo Testamento
 Libros Proféticos

 Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Historia de


Susana.

http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Susana
APENDICE

PARTE DEUTEROCANONICA

Capítulo 13
Historia de Susana

1 Moraba en Babilonia un varón cuyo nombre era


Joaquín.
2 Había tomado por mujer a una llamada Susana,
hija de Helcías, muy hermosa y temerosa de Dios,
3 pues sus padres, que eran justos, la habían
educado según la ley de Moisés.
4 Era Joaquín muy rico y tenía contiguo a su casa
un jardín. Concurrían a su casa los judíos por ser
él el más ilustre de todos.
5 Aquel año habían sido designados jueces dos
ancianos, de los que dijo el Señor: Salió la
iniquidad de Babilonia, de los ancianos
constituidos en jueces, que parecían gobernar al
pueblo.
6 Frecuentaban éstos la casa de Joaquín, y a ellos
venían cuantos tenían algún pleito.
7 Hacia el mediodía, cuando el pueblo se había
retirado, entraba y se paseaba Susana en el
jardín de su marido,
8 y, viéndola cada día los dos ancianos entrar y
pasearse, sintieron pasión por ella.
9 Y, pervertido su juicio, desviaron sus ojos para no
mirar al cielo ni acordarse de los justos juicios.
10 Ambos estaban heridos de amor por Susana, pero
no se lo habían comunicado entre sí,
11 porque sentían vergüenza de confesarse uno a
otro su pasión y el deseo que tenían de unirse a
ella,
12 y a porfía buscaban cada día ocasión de verla.
13 Dijéronse, pues, el uno al otro: Vamos a casa, que
ya es la hora de comer. Y, saliendo, se separaron
el uno del otro.
14 Pero, dando la vuelta, vinieron al mismo sitio.
Preguntándose la causa, se declararon su pasión,
y en común espiaron el momento de poder
hallarla sola.
15 Y sucedió que, mientras esperaban el día
oportuno, entró Susana al jardín, como el día
anterior, acompañada sólo de dos doncellas, para
bañarse en el jardín, porque hacía calor.
16 Nadie había allí, fuera de los dos ancianos, que,
escondidos, la acechaban.
17 Y dijo a las doncellas: Traedme el aceite y los
ungüentos y cerrad las puertas, que voy a
bañarme.
18 Hicieron ellas como se les había dicho, y,
cerrando las puertas del jardín, salieron por la
puerta lateral para traer lo que se les había
mandado, y no vieron a los ancianos que estaban
escondidos.
19 En cuanto salieron las doncellas, se levantaron
los ancianos y se precipitaron hacia ella,
20 diciéndole: Las puertas están cerradas, nadie nos
ve, y nosotros sentimos pasión por ti; consiente,
pues, y entrégate a nosotros;
21 de lo contrario, daremos testimonio contra ti de
que estabas con un joven y por esto despediste a
las doncellas.
22 Rompió a llorar Susana, y dijo: Por todas partes
me siento en angustia, porque, si hago lo que
proponéis, vendrá sobre mí la muerte, y si no lo
hago, no escaparé a vuestras manos.
23 Mas prefiero caer inculpable en vuestras manos a
pecar ante el Señor.
24 Y levantando la voz, la levantaron también los dos
ancianos contra ella.
25 Corrió uno de los dos a abrir las puertas del
jardín.
26 Apenas oyeron los gritos los que estaban en casa,
se precipitaron a entrar por la puerta lateral para
ver lo que pasaba,
27 y luego los ancianos se explicaron, quedando los
siervos grandemente confundidos, porque jamás
semejante cosa se había dicho de Susana.
28 Al día siguiente todo el pueblo concurrió a la casa
de su marido, Joaquín, y vinieron asimismo los
dos ancianos, llenos de perversos pensamientos
contra Susana, a quien pretendían hacer morir.
Ante el pueblo dijeron:
29 Enviad por Susana, hija de Helcías y mujer de
Joaquín. Y la mandaron llamar.
30 Llegó Susana, y con ella sus padres, hijos y todos
sus parientes.
31 Era Susana muy delicada y hermosa de aspecto.
32 Iba cubierta, y aquellos malvados mandaron que
se descubriese para saciarse de su hermosura.
33 Lloraban entretanto los suyos y todos cuantos la
veían.
34 Levantáronse los dos ancianos en medio del
pueblo, pusieron sus manos sobre la cabeza de
Susana,
35 que, llorando, miraba al cielo, lleno su corazón de
confianza en el Señor.
36 Los ancianos dijeron: Mientras nos paseábamos
solos por el jardín, entró ésta con dos doncellas y,
cerrando la puerta, despidió a las dos doncellas.
37 En seguida se acercó un joven que estaba
escondido en el jardín y se acostó con ella.
38 Y hallándonos nosotros en un ángulo del jardín,
vimos la maldad y corrimos a ellos, y los vimos
que estaban pecando,
39 pero no pudimos detener al joven, por ser más
fuerte que nosotros, y abriendo las puertas, se
escapó.
40 Pero tomamos a ésta, y preguntándola quién
fuese el joven, no quiso decírnoslo. De esto damos
nosotros testimonio.
41 Y la asamblea, como se trataba de ancianos del
pueblo y, por añadidura, jueces, los creyó y la
condenaron a muerte.
42 Levantó entonces Susana la voz y dijo: “¡Dios
eterno, conocedor de todo lo oculto, que ves las
cosas todas antes que sucedan!
43 Tu sabes que han declarado falsamente contra
mí. Tú sabes que muero sin haber hecho nada de
cuanto éstos han inventado inicuamente contra
mí.”
44 Oyó el Señor su voz,
45 y mientras era llevada a la muerte, despertó Dios
el espíritu santo de un jovencito llamado Daniel,
46 que con voz fuerte gritó:Yo soy inocente de esta
sangre.
47 Y todo el pueblo se volvió a él, diciéndole: ¿Qué
significan esas palabras que has proferido?
48 Y él, puesto en medio de ellos, dijo: ¿Tan
insensatos sois, hijos de Israel, que, sin inquirir
ni poner en claro la verdad, condenáis a esa hija
de Israel?
49 Volved al tribunal, porque éstos han testificado
falsamente contra ella.
5o Y todo el pueblo a gran prisa se volvió. Los
ancianos le dijeron: Ven, siéntate en medio de
nosotros y decláranoslo, porque el Señor te ha
dado el don de la ancianidad.
51 Díjoles Daniel: Separadlos lejos uno de otro, que
voy a interrogarlos.
52 Así que los hubieron separado uno de otro, llamó
a uno de ellos y le dijo: Viejo envejecido en la
maldad, ahora vienen sobre ti las maldades que
tantas veces hiciste,
53 juzgando injustamente, condenando a los
inocentes y absolviendo a los culpables, cuando
Dios dice: No matarás al inocente y al justo.
54 Dinos, si viste a ésta, ¿bajo qué árboles los viste
acariciarse? El contestó: Bajo un lentisco.
55 Replicó Daniel: Muy bien, has mentido contra tu
propia cabeza, pues ya el ángel de Dios ha
recibido la orden de partirte por medio.
56 Y haciéndole retirar, mandó traer al otro y le dijo:
Raza de Canán y no de Judá, la belleza te sedujo
y la pasión pervirtió tu corazón.
57 Así hacíais a las hijas de Israel, y ellas de miedo
se os rendían; pero esta hija de Judá no consintió
en vuestra iniquidad.
58 Ahora, pues, ¿bajo qué árbol los habéis
sorprendido acariciándose mutuamente?
Contestó él: Bajo una encina.
59 Díjole Daniel: Muy bien; has mentido tú también
contra tu cabeza, pues el ángel de Dios tiene
pronta ya la espada para rajarte por medio, para
aniquilaros.
60 Y toda la asamblea levantó la voz bendiciendo a
Dios, que salva a los que en El esperan.
61 Y se lanzaron contra los dos viejos, a quienes
Daniel había convencido por su propia
declaración de haber falsamente testificado.
62 Y, según la Ley de Moisés, les hicieron como ellos
mismos habían maquinado contra su prójimo.
Diéronles muerte, y se salvó en aquel día la
sangre inocente.
63 Helcías y su mujer alabaron a Dios por la
salvación de su hija, y con ellos Joaquín, su
marido, y todos sus parientes, porque no fue
hallada en ella torpeza.
64 Y desde aquel día en adelante, Daniel se hizo
famoso en su pueblo.

Capítulo 14
Historia de Bel y el dragón
1 Reunióse Astiages con sus padres, sucediéndole
en el reino Ciro el persa.
2 Era Daniel uno de los comensales del rey y el más
honrado de todos sus amigos.
3 Tenían los babilonios un ídolo llamado Bel, que
cotidianamente consumía doce artabas de harina,
cuarenta ovejas y seis metretas de vino.
4 El rey le veneraba e iba cada día a adorarle, pero
Daniel adoraba a su Dios. Díjole el rey: ¿Por qué
no adoras a Bel?
5 A lo que Daniel respondió: Porque yo no adoro
ídolos hechos por manos de hombres, sino al Dios
vivo, Hacedor del cielo y de la tierra y soberano de
toda carne.
6 El rey le replicó: ¿Crees que Bel no es un dios
vivo? ¿No ves cuánto come y bebe cada día?
7 Le contestó Daniel, riendo: No se deje engañar el
rey; éste, que por dentro sólo es barro y por fuera
sólo bronce, no ha comido jamás.
8 Encolerizado el rey, llamó a los sacerdotes y les
dijo: Si no me decís quién consume todas estas
provisiones, moriréis;
9 pero, si me hacéis ver que es Bel quien las
consume, morirá Daniel por haber blasfemado
contra Bel. Contestó Daniel al rey: Hágase según
tu palabra.
10 Setenta eran los sacerdotes de Bel, fuera de sus
mujeres e hijos. Vino el rey con Daniel al templo
de Bel,
11 y le dijeron los sacerdotes: Nosotros saldremos
fuera, y tú, rey, pondrás los alimentos y el vino
mezclados y cerrarás la puerta y la sellarás con tu
anillo,
12 y si al venir por la mañana no hallamos que los
alimentos han sido consumidos por Bel,
moriremos; en caso contrario, Daniel nos habrá
calumniado.
13 Estaban ellos muy confiados, porque debajo de la
mesa habían hecho una entrada secreta, por la
cual se introducían siempre para consumir las
provisiones.
14 Pero así que salieron ellos y el rey colocó las
provisiones, ordenó Daniel a sus siervos que
trajeran ceniza, y en presencia del rey solo, la
extendieron por todo el pavimento del templo.
Después salieron y cerraron las puertas; luego de
sellarlas con el sello real, se retiraron.
15 Por la noche vinieron, como de costumbre, los
sacerdotes con sus mujeres e hijos y comieron y
bebieron todas las provisiones.
16 Madrugó el rey muy de mañana, y Daniel con él,
17 y dijo el rey: Daniel, ¿están intactos los sellos?
Daniel contestó: Intactos, rey.
18 Abrió luego las puertas y miró el rey a la mesa, y
dijo en alta voz: Grande eres, Bel, y no hay en ti
engaño alguno.
19 Se sonrió Daniel y deteniendo al rey para que no
entrase dentro, le dijo: Mira el pavimento y ve de
quién son estas pisadas.
20 Respondió el rey: Veo pisadas de hombres, de
mujeres y de niños. E irritado el rey,
21 hizo prender a los sacerdotes, a sus mujeres e
hijos, que le mostraron la puerta secreta por la
que entraban a consumir lo que se colocaba sobre
la mesa,
22 y los mandó matar. Después entregó Bel a Daniel,
que lo destruyó, así como su templo.
23 Había también un gran dragón, muy venerado de
los babilonios.
24 Dijo el rey a Daniel: ¡No dirás de éste que es
hecho de bronce! Mira que está vivo y come y
bebe; de éste no podrás decir que no es dios vivo.
Adórale, pues.
25 A lo que Daniel contestó: Al Señor, mi Dios,
adoraré, porque El solo es Dios vivo.
26 Si tú, rey, me lo permites, yo mataré a este
dragón sin espada ni palo. Respondióle el rey: En
tu poder está.
27 Y tomando Daniel pez, grasa y pelos, lo hirvió
todo junto, e hizo unas bolas, que luego dio al
dragón, el cual las comió, reventando con ellas. Y
dijo: Mirad lo que venerabais.
28 Cuando esto oyeron los babilonios, se irritaron
sobremanera y se amotinaron contra el rey,
diciendo: El rey se ha hecho judío. Ha derribado a
Bel, ha matado al dragón y ha degollado a sus
sacerdotes.
29 Y llegándose al rey, le dijeron: Entréganos a
Daniel; si no, te mataremos a ti y a tu casa.
30 Y viéndose el rey muy acosado, les entregó a
Daniel a la fuerza,
31 y le arrojaron al foso de los leones.
Daniel, otra vez en el foso de los leones
32 Había allí siete leones y allí estuvo Daniel siete
días. Daban a los leones cada día dos cuerpos
humanos y dos ovejas. Pero durante aquellos días
no les dieron nada, para que devorasen a Daniel.
33 Vivía entonces en Judá el profeta Habacuc, el
cual, cocida la comida y moj ado el pan en la
cazuela, se iba al campo para llevarlo a los
segadores.
34 Pero el ángel del Señor dijo a Habacuc: Lleva la
comida que tienes preparada a Daniel, que está
en Babilonia en el foso de los leones.
35 Y contestó Habacuc: Señor, nunca he visto a
Babilonia y no sé qué es el foso de los leones.
36 Y tomándole el ángel del Señor por la coronilla,
por los cabellos de su cabeza, le llevó a Babilonia,
encima del foso, con la velocidad del espíritu.
37 Y gritó Habacuc: ¡Daniel, Daniel! toma la comida
que Dios te envía.
38 Y contestó Daniel: En verdad, ¡oh Dios!, te has
acordado de mí, pues no abandonas a los que te
aman.
39 Y levantándose, comió, y al instante el ángel de
Dios restituyó a Habacuc a su lugar.
El rey da gloria a Dios
40 Al día siguiente vino el rey a llorar a Daniel, y,
llegando al foso, miró y vio a Daniel sentado.
41 Entonces, levantando la voz, dijo: ¡Grande eres,
Señor, Dios de Daniel, y no hay otro fuera de ti!
42 Y le sacó del foso y arrojó en él a los causantes de
su condena, que al instante, en su presencia,
fueron devorados.
43 Entonces el rey dijo: Teman todos los moradores
de la tierra al Dios de Daniel, porque es el
verdadero salvador, que hace milagros y
maravillas en la tierra y ha librado a Daniel del
foso de los leones.

http://www.cristoraul.com/SPANISH/LaBiblia/AntiguoTestamento/Profetas/Daniel/X
IV.htm

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