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El sol había desaparecido cuando nuestro héroe, con su corazón feliz, pero con algo
madera, avanzaba con esperanza hacia la pequeña cabaña. Sus ojos distinguían dos
figuras ligeras que se movían cerca de la puerta. Era Gretel, pero no lograba saber
quién era la otra chica; el juro que podría ser Annie. Las dos chicas caminaban
sus cabezas asentían y temblaban tan enfáticamente como si todos los asuntos del
mundo estuvieran en discusión. Con un grito alegre, Hans se apresuró hacia ellas. Esto
llevó a que su madre abriera la puerta de la cabaña ya que ella también tenía buenas
noticias. El padre seguía mejorando. Había estado sentado casi todo el día y ahora
estaba durmiendo, la señora Brinker estaba encantada al ver tanto dinero, pero cuando
supo que Hans se había separado de sus tesoros para obtenerlo, suspiró diciendo que
la buena mujer entró en la casa, pero Hans se había olvidado de esperar, al voltear por
la esquina de la cabaña, la señora Brinker se encontró con los niños. Hans y Gretel
estaban de pie ante Annie, que estaba sentada descuidadamente sobre un muñón.
Annie deseaba desde el fondo de su corazón que por una vez en la vida pudiera tener
el poder de una hada. Asi que le dijo a Hans guarda esto, he sellado tu deseo y antes
de que salga la luna, será concedido. Gretel rio más alegremente que nunca. La
madrina fingió gran disgusto. Annie cumplió bien su papel. Nunca sonriendo, se alejó la
señora Brinker metió su mano y sacó un pedazo de ladrillo pero se dio cuenta que no
era solo uno sino que había mas asi que saco la bolsa negra y mohosa, pero Ilena del
tesoro perdido hace mucho tiempo. Estaba feliz de haber encontrado su tesoro después
una maravilla que Raff no despertara ya que sus sueños eran agradables y se podía ver
Esa noche Annie se durmió preguntándose si era un cuchillo lo que Hans había perdido
y pensaba lo divertido que sería si lo encontraba, antes que él. Hans apenas había
vasijas de oro por todas partes, relojes y patines, y pendientes brillantes en cada rama.
Por extraño que parezca, cada árbol, al acercarse a él, se transformó en un muñón, y
en el muñón se sentó la más bella hada imaginable, vestida con una chaqueta escarlata