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El enfoque ‘planeta’ de la responsabilidad social nos sitúa en el ámbito del ¿Qué hacer?, ¿cómo
hacer? y ¿para qué hacer? sobre la contaminación ambiental y sus consecuencias, que hoy
padecemos: nuestra biodiversidad está amenazada; nuestros ríos, lagos, mares y océanos,
contaminados; el aire que respiramos, enrarecido; los suelos, infértiles en muchas zonas.
Una nueva generación hace frente a estos problemas, que se agudizan cada vez más y con los
que nos hemos acostumbrado a convivir. Así, esperamos casi inertes a que las autoridades
promuevan políticas que no se cumplen. Este panorama desolador es un llamado a la concien-
cia, a la ética, a la puesta en práctica de valores como la solidaridad, así como al respeto a las
normas y leyes. La acción responsable debe comenzar por uno mismo, pues los pequeños
gestos, sumados, permiten lograr grandes cosas.
1 MEDIOAMBIENTE
2 PROBLEMAS AMBIENTALES
El deterioro ambiental que se observa en diferentes partes del planeta es causado principal-
mente por la acción humana. Esto ha derivado en problemas ambientales globales. A continua-
ción, los más graves, según Tena y Hernández (2014):
El cambio climático
La deforestación y la desertificación
Imagen 2.
Esta lista forma parte de una más extensa relación de consecuencias, derivadas muchas de
ellas de la industrialización y el urbanismo.
Reconocer los graves problemas ambientales es un gran paso para establecer políticas que
permitan resolverlos, lo cual se ve reflejado en las acciones tomadas por organismos como
Naciones Unidas, cuya Asamblea General adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible,
que establece un conjunto de acciones encaminadas a proteger el medioambiente. Así, los
países miembros de este organismo internacional se comprometen y comprometen a los
ciudadanos a formar parte de la solución.
¿Cómo podemos aportar? Con acciones concretas en nuestro quehacer diario; por ejemplo,
reducir, reutilizar y reciclar materiales como papel, botellas de vidrio, entre otros. Por su parte,
Dias (2017) propone:
Imagen 3.
4 CONCLUSIONES
CONCLUSIÓN 1
CONCLUSIÓN 2
Los problemas ambientales de nuestro planeta se reflejan en la contaminación del agua, aire
y suelo. Son causados por la actividad del hombre, que busca satisfacer sus necesidades sin
medir los efectos a largo plazo que esta tiene sobre el medioambiente.
CONCLUSIÓN 3
Los efectos de la contaminación ambiental nos deben llevar a reflexionar sobre cuánto esta-
mos haciendo por detenerla. Es necesario comprometernos a ser parte de la solución,
realizando acciones como reducir, reusar y reciclar. Por otro lado, los gobiernos deben buscar
mecanismos que permitan llevar a cabo la Agenda 2030 en toda su magnitud.
REFERENCIAS
4 Conclusiones 12
Referencias 13
RESPONSABILIDAD SOCIAL
No surgió con esta denominación, ni era entendida con el significado que hoy día ha adqui-
rido, pero debe destacarse que en la antigua Grecia y Roma existían indicios que resultaban
análogos, como la filantropía en consonancia con la caridad, este último término utilizado
por la religión católica. La revolución industrial también ha sido considerada como la
inflexión que dio nacimiento a la RSE. (p. 169)
Otros autores señalan a la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789)
como uno de los acontecimientos que permitieron incorporar el buen actuar de las empresas
para con la sociedad (Navarro, 2016). Por su parte, Cansino y Morales (2008, como se cita en
Navarro, 2016) sostienen que “los antecedentes de la Responsabilidad Social Empresarial se
remontan al siglo xix, precisamente en el marco del Cooperativismo y el Asociacionismo, que
buscaban conciliar eficiencia empresarial con principios sociales de democracia, autoayuda,
apoyo a la comunidad y justicia distributiva” (p. 169).
Duque, Cardona & Rendón afirman que, con la Ley Antimonopolio Sherman, ya se daban a
conocer ciertos criterios sobre responsabilidad social empresarial:
Imagen 3.
Al hablar de responsabilidad social empresarial nos damos cuenta de que, por un lado, existen
muchos planteamientos de diversos autores –y cada uno de ellos sostiene un punto de vista
desde el campo administrativo, económico, político y social–; y, por otro lado, no se trata de un
concepto nuevo. Según Schwalb y García (2003), pese a que la idea ya se había tomado en
cuenta a inicios del siglo XX, Howard Bowen es el primer estudioso en plantear el concepto de
RSE en 1953, al sugerir la toma de conciencia por parte de las empresas del impacto social de
su accionar.
Por otro lado, en el Libro Verde Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de
las empresas (Comisión Europea, 2001, como se cita en García e Ibarra, 2011) se señala que:
En esa línea, podemos mencionar algunas definiciones para fortalecer la idea de RSE. Según el
Centro Colombiano de Responsabilidad Social (2012, como se cita en Barrios, 2016):
Mientras que para Bowen (1953, como se cita en Duque, Cardona y Rendón, 2013), la RSE “se
refiere a las obligaciones de los empresarios para aplicar políticas, tomar decisiones o seguir las
líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de nuestra sociedad”
(p. 197).
Como podemos ver, no existe una definición única de la RSE; sin embargo, “esta generalmente
se refiere a una visión de los negocios que incorpora el respeto por los valores éticos, las perso-
nas, las comunidades y el medio ambiente” (Rubio y Fierro, 2016, p. 166).
Imagen 5.
Debido a la gran variedad de teorías y enfoques sobre RSE, se proponen diversos marcos refe-
renciales que sirven para explicar su concepto y dimensiones. Atahuichi et al. (2015) realizan un
interesante análisis al respecto, en el que hacen referencia a algunos autores que menciona-
mos a continuación.
Imagen 6.
Asimismo, Carroll (1991, como se cita en Atahuichi et al., 2015) afirma que se pueden distinguir
cuatro clases de acciones en responsabilidad social gestionadas por las empresas: responsa-
bilidades económicas, legales, éticas y filantrópicas.
Sin embargo, los que analizan con mayor detenimiento y desde otro punto de vista este tema
son Garriga y Melé (2004, como se cita en Atahuichi et al., 2015). Su planteamiento tiene como
principales características una rigurosidad formal y un amplio poder explicativo, presentado en
cuatro grupos de teorías (instrumentales, integradoras, de carácter político, y sobre ética y
moral) que son el sustento para la clasificación de las teorías y enfoques de este módulo.
Apunta “al estudio de las actividades sociales que permiten cumplir de mejor forma con
los objetivos de creación de riqueza empresarial” (Atahuichi et al., 2015, p. 18). De acuerdo
con este enfoque, la condición para que las empresas realicen actividades de RSE es que
estén unidas con el logro de mayores beneficios para sus accionistas. Entonces, “existe
una relación directa entre RSE y creación de riqueza y sólo el aspecto económico de la
interacción entre la sociedad y la empresa es el que importa al momento de llevar a cabo
el negocio” (Atahuichi et al., 2015, p. 19).
Imagen 8.
El primero es Friedman (1970, como se cita en Atahuichi et al., 2015), quien establece
que:
La responsabilidad social debe recaer directamente en los individuos en sí, y no
en las empresas propiamente tales, es decir, establece que la responsabilidad
social entendida como una forma de generar bienestar más allá de las fronteras
de la empresa no corresponde en ningún caso una obligación para la empresa ni
tampoco un beneficio para ella. (p. 19)
Luego, Murray y Montanari (1986, como se cita en Atahuichi et al., 2015), “que tienen
una visión de marketing causa-efecto, relacionan el desarrollo de actividades altruis-
tas con el fin de mejorar la imagen y reputación de las empresas” (p. 19).
En el caso de Lizt (1996, como se cita en Atahuichi et al., 2015), “establece un proceso
de percepción, deliberación y capacidad de adaptación para definir recursos y capaci-
dades sociales que pueden generar ventajas competitivas para las empresas” (p. 19).
Por último, Porter y Kramer (2002, 2006, como se cita en Atahuichi et al., 2015) plan-
tean que:
Las empresas se encuentran ante una difícil disyuntiva entre la exigencia de
desarrollar más actividades de RSE que ayuden a aumentar el valor de largo plazo
de una empresa y los intereses de los inversionistas, donde algunos ejercen fuer-
tes presiones para que la empresa maximice sus beneficios a corto plazo. (p. 20)
Según Atahuichi et al. (2015), este enfoque busca “explicar el desarrollo de actividades de
RSE por el deseo de integrar diversas demandas sociales” (p. 21), entre las cuales resal-
tan el cumplimiento de las leyes y políticas públicas, así como la gestión equilibrada de
los intereses particulares de los stakeholders de una empresa.
En esa línea, el mencionado autor considera que para lograr una definición universal de
RSE, que comprenda todos los elementos necesarios, hay que incluir las categorías
económica, legal, ética y discrecional o filantrópica “en el sentido de “intención delibera-
da” del desempeño del negocio”. (p. 21)
1 Comportarse en una manera consistente con 1 Comportarse en una manera consistente con
la maximización de ganancias por acción. las expectativas del gobierno y las leyes.
4 Mantener un alto nivel de eficiencia operativa. 4 Una firma definida como responsable es
aquella que cumple con sus obligaciones
1 Comportarse en una manera consistente con 1 Mostrarse en una manera consistente con
las expectativas morales y normas éticas. las expectativas filantrópicas y caritativas de
la sociedad.
Destaca “el poder social que adquiere la compañía en la medida que se ve inserta en
una sociedad” (Altahuichi et al., 2015, p. 23). Según este enfoque, la empresa se siente
obligada a dirigir los deberes y derechos de la sociedad, o bien a involucrarse en garanti-
zar la colaboración social. Por lo tanto, la creación de riqueza no es un requisito indispen-
sable para que esta sea considerada una empresa responsable.
Davis (1960, como se cita en Altahuichi et al., 2015) plantea que “en la medida que
aumenta la participación y tamaño de la empresa en una economía, las decisiones de
negocio de una empresa empiezan a afectar al medio donde se desarrolla” (p. 24). En ese
sentido, resalta que:
Las organizaciones mientras más grandes sean pueden ser vistas como un ente
político que, al tomar decisiones acordes a intereses sociales, adquieren poder e
influencia sobre una sociedad. De acuerdo a esto, el desarrollo de las actividades de
RSE por parte de algunas empresas les permitiría influir en el marco cultural, político
y de los negocios que regulan su actividad […] Davis plantea la idea de que “poder” y
“responsabilidad” están estrechamente relacionados, por tanto debe existir una
manera adecuada de balancearlos. (Altahuichi et al., 2015, p. 24)
Imagen 9.
Los defensores de este planteamiento son Freeman (1983), Kaku (1997), Annan (1999),
Chomali y Majluf (2007), quienes sostienen que las actividades de RSE deben realizarse
en función a los derechos universales, lo cual comprende el respeto por los derechos
humanos y los laborales, el cuidado del medioambiente y el interés por un desarrollo
sustentable, teniendo en cuenta actividades de negocio enfocadas en el avance de las
generaciones presentes y futuras (Altahuichi et al., 2015).
Propone el Pacto Global, con el cual se inicia un proyecto que invita a los
distintos dirigentes empresariales a sumarse a una iniciativa internacio-
Annan nal en cuyo marco las empresas colaborarían con los organismos de las
(1999)
Naciones Unidas, las organizaciones laborales y la sociedad civil para
promover principios sociales y ambientales de carácter universal.
La visión entregada por los autores y su línea de estudio tienen por obje-
tivo resaltar la función que posee la empresa dentro de la sociedad
como parte integral y objeto del bienestar humano.
Figura 2. Teorías sobre la ética y moral en los negocios. Adaptado de “Responsabilidad Social Empresa-
rial (RSE). Teoría, tendencias y desafíos futuros para Bolivia”, de Altahuichi et al., 2015, Konrad Adenauer
Stiftunge, pp. 25-30. Copyright 2015 Konrad Adenauer Stiftung e.V.
CONCLUSIÓN 1
La responsabilidad social empresarial tiene diversas definiciones; sin embargo, todas coinci-
den en que las empresas son socialmente responsables cuando buscan la satisfacción de las
necesidades y expectativas de los miembros de la sociedad, mediante el cuidado y la preser-
vación de su entorno.
CONCLUSIÓN 2
CONCLUSIÓN 3
La teoría integradora se desarrolla bajo un enfoque holístico, ya que integra los aspectos
económicos, legales, éticos y filantrópicos que necesita la sociedad.
CONCLUSIÓN 4
CONCLUSIÓN 5
Las teorías sobre la ética y moral en los negocios consideran que el actuar de una empresa
en la sociedad está guiado por el respeto a los derechos humanos, la preservación del medio-
ambiente y un desarrollo sustentable; es decir, este es un enfoque que busca el bien común.
REFERENCIAS
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Al momento de diseñar un plan de acción de responsabilidad social, Solano (2009) propone los
siguientes criterios:
Redactar objetivos con indicadores que permitan hacer el seguimiento a las acciones
derivadas de los primeros.
Conviene subrayar que esta propuesta fue elaborada bajo un enfoque empresarial; sin embar-
go, ambos criterios pueden adecuarse a otros enfoques, así como a cualquier empresa, organi-
zación y/o la ciudadanía.
Por otro lado, Medianero y Maúrtua (2012) agregan algunas premisas básicas para el inicio
del plan de acción:
Definir objetivos e indicadores para cada función, a fin de contribuir con el logro de los
primeros.
Generar planes de acción para que cada función-área alcance sus objetivos particulares.
Estos contienen las actividades que se van a ejecutar y deben conducir a su consecución.
Los mencionados aportes permiten empezar a planificar un proyecto de manera óptima, ya que
contribuyen con el diseño de indicadores para los objetivos. Como sucede con las guías de
proyectos sociales –enfoque recomendado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) –,
la elaboración de indicadores posibilita el seguimiento al proceso de desarrollo sin tener que
esperar al final del proyecto.
En efecto, las estrategias de monitoreo recomendadas por los autores facilitan a los ejecutores
contar con metas por cada una de las acciones, tomando en cuenta un cronograma para
evaluar mediante un enfoque de proceso, al que hace referencia la norma internacional ISO
90001 de gestión de la calidad.
Todo objetivo de un plan de responsabilidad social apunta a la sostenibilidad del proyecto. Esta
característica que Medianero y Maúrtua (2012) refieren no es una condición natural, sino un
proceso en el que se debe trabajar; para ello, es preciso visualizar antes y durante el desarrollo
cuáles son los elementos a tener en cuenta para afianzar o incrementar dicha sostenibilidad. Si
las acciones previstas no contemplan estos aspectos, será necesario incorporarlos o asegurar-
se de que estén incluidos en la estrategia y los planes de trabajo pertinentes.
Flujo de caja que permita satisfacer las Existencia de mecanismos claros para
tores claves.
vida de la población.
No se usan recursos escasos y que puedan La institución cuenta con una organización
dar lugar a una disputa, ya sean naturales, apropiada para desarrollar el proyecto.
económicos, de personal, infraestructura,
Calidad del aire y agua no es afectada. La propuesta de trabajo es clara para los
involucrados.
No hay actividades que generen tensiones
recursos.
REFERENCIAS