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DEFINICIÓN DE PALESTRA

Un vocablo griego que puede traducirse como “luchar” se transformó,


en el latín, en palaestra. A nuestra lengua, el concepto llegó
como palestra y se emplea para nombrar al sitio en el que, en la
antigüedad, se desarrollaban luchas.
La palestra, por lo tanto, era
el espacio donde se enseñaba a luchar y
se realizaban combates. Podía formar
parte de un gimnasio o funcionar con
independencia, según el caso.
Una de las palestras más conocidas es la
que existe en Pompeya. En esta los alumnos adquirían técnicas de
lucha, desarrollaban sus habilidades y aprendían todo lo necesario para
poder combatir con un rival. Hay que decir que incluso lo que era su
núcleo central se llenaba de agua con el claro objetivo de que su
entrenamiento fuera muy completo.

No obstante, no podemos olvidar otras palestras muy reconocidas a lo


largo de la Historia. Este fue el caso de la de Delfos y de la de Olimpia.

En España, concretamente en la provincia de Cuenca, también se han


conseguido conservar los restos de una palestra. Concretamente se sitúa
en el Parque Arqueológico de Segóbriga, que está catalogado como
Monumento Nacional y también como Bien de Interés Cultural. Se halla
ubicado en el conocido Cerro de Cabeza de Griego.
Con el tiempo, las palestras incrementaron sus prestaciones y, además
de luchas, comenzaron a albergar otras actividades. Los debates
de filosofía y arte se hicieron frecuentes, al igual que las disertaciones y
la música.
Por extensión, comenzó a utilizarse la noción de palestra como sinónimo
de discusión pública. De este modo, se popularizaron las
expresiones “salir a la palestra”, “estar en la palestra” y “saltar a la
palestra”.

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