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1La Desigualdad Social y la Desigualdad Educativa

Córdoba, Argentina. 18 de mayo de 2020

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Desarrollo

En un mundo donde la tecnología de la información es abundante, donde existen más


celulares que personas, y en el que la educación pareciera perder más y más su importancia
ante la mirada de todos, el docente se encuentra en una situación de ir contra la marea y
demostrar que su trabajo sigue siendo esencial para la formación de las personas.
Se podría llamar Quijotes contemporáneos a los docentes, quienes “pelean” contra las
facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Todos los días escuchamos quejas como
“¿Realmente es necesario que me enseñe un profesor cuando tengo un tutorial de YouTube
para aprender? ¿Por qué debo aprender eso si la computadora lo puede hacer por mí?”, y
muchos se ven convencidos o vencidos por esas palabras, dejando de lado el deseo de on
enseñar.
Para no caer en la tentativa de rendirse ante tales cuestionamientos, el Quijote educador debe
recordar su tarea: la de transformar a las personas, sin importar a quién ni cómo se enseña. Se
debe internalizar el hecho de que enseñar no sólo es darle conocimientos a aquellos que el
docente pueda, se tiene que ir más allá y aprovechar los medios que se tiene e incluir a
aquellos que no están en condiciones de recibir las soluciones que brinda la tecnología. ¿Qué
hay más allá de simplemente darle una fórmula a un alumno? ¿Por qué los alumnos necesitan
de alguien que les enseñe? ¿Se está enseñando de una forma acorde a las nuevas tecnologías?
Dudas que ciertamente pueden ahuyentar a algunos, pero que aquellos que se comprometen a
responderlas perduran para justificar su rol en la sociedad.

Sin embargo, el individuo no es el único que influye en la toma de decisiones a la hora de


afrontar estos problemas. Sin una institución o medio que proteja al docente que lo arriesga
todo para hacer llegar la educación a todo grupo cultural y social, la posibilidad de que el
individuo decida tomar dicho riesgo se disminuye en grandes cantidades. Llegando a más
grupos excluidos del derecho de la educación y otros problemas cuando se encuentre una
forma de reintegrarlos a las instituciones educativas.
En este contexto de Covid-19, todos estos problemas se ven aún más claramente. Muchos
alumnos ya ni siquiera tienen interacción con sus docentes, más que una o dos horas por día, y
se ven abrumados por prácticamente realizar los procesos educativos por su cuenta. Sin duda,
esta generación será una en que se verá un aumento en las actividades autodidactas, pero a su
vez se verá un aumento en aquellos que deciden abandonar la educación por otras actividades

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más interesantes para ellos, así como un aumento en la no educación de miles de personas que
no se pueden brindar de bienes como celulares o computadoras.

Nos encontramos en una época de reconstrucción de la educación, y un reensamblado de


cómo funcionan todas las instituciones educativas. Es el momento clave en el que se
demuestra la necesidad de una institución educativa, pero a la vez de re-imaginar cómo ésta
funciona.

Creo que el sostén que le permite a las personas seguir adelante en épocas catastróficas es
simplemente la esperanza. Todos esperan que el mañana sea mejor, incluso si lo es sólo un
poco mejor que el hoy. Es esa esperanza la que les permite a muchos empatizar con otros.

Sin embargo, se ve el nacimiento del egoísmo y maldad en aquellos que han perdido la
esperanza, y por ello es que muchos actúan de formas que perjudican a sí mismos y a otros.

En mi opinión, estamos en un tiempo donde necesitamos hallar el equilibrio entre ser


empático y egoísta, cooperativo pero competitivos. Estamos en una época en la que si no nos
cuidamos a nosotros mismos, perjudicamos a otros. Pero también necesitamos tener una
medida de la forma en que nos concentramos en nosotros y comprender que otros también
necesitan cuidarse.

No podemos simplemente repartir todo a todo el mundo, pero si debemos repartir lo necesario
a aquellos que lo necesiten. No podemos eliminar un sistema de mercado en el que aquél que
se esfuerza puede adquirir bienes, pero tampoco podemos privar a aquellos que no se
encuentran en condiciones de poder competir para poder adquirir esos bienes. También se
requiere de un medio para moderar quiénes de los que se encuentran en condición de adquirir
bienes se merecen poder adquirirlos. Hay que manejarse en una condición de igualdad de
necesidades, pero equidad de recompensas.

La única forma de creer en un futuro, es saber que es posible y que todos se esfuerzan, así
como saber que todos tienen la oportunidad de llegar

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Situaciones de desigualdad educativa en el contexto de Covid19

https://www.scholasoccurrentes.org/covid 1

https://www.flacso.org.ar/noticias/desig 1

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Amarras en época de crisis sanitaria

https://latinta.com.ar/2020/04/nuevas-tr 1

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