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I. DEFINICIÓN
Por su finalidad:
Holanda:
Está permitida tanto la eutanasia como el suicidio asistido, con una edad mínima de
12 años (hasta los 18 es preceptivo el acuerdo de los representantes legales). Es
aplicable cuando existe un “sufrimiento o dolor inaguantable sin perspectiva de
mejora (irreversible)”. Para aplicarlo es obligatorio que un médico informe al
paciente sobre el diagnóstico y el pronóstico, y el médico está obligado a consultar a
otro facultativo antes de decidir y se corrobore que se cumplen los requisitos. Si
existe sufrimiento psicológico ha de intervenir un tercer médico o un psiquiatra7,8.
Bélgica:
Validada legalmente la eutanasia desde el año 2002, junto a una ley de cuidados
paliativos y otra sobre derechos de los pacientes. No hay un control previo y solo se
necesita el visto bueno de dos médicos8,9.
En 2014, amplió la ley sobre eutanasia vigente desde 2002 y se convirtió en el
segundo país, después de Holanda, en despenalizar esa práctica médica en menores
y el primero en hacerlo sin límites de edad10.
Luxemburgo:
Se convirtió en el tercer país de la lista en el espacio de la Unión Europea hasta
ahora, en legalizar esta práctica, que en 2009 empezó a aplicar su Ley de cuidados
paliativos eutanasia y suicidio asistido10,11. Es aplicable solo a mayores de 18 años
con una enfermedad incurable que conlleve un dolor insoportable y constante sin
esperanza de mejora8.
Colombia
El país reconoce el derecho a morir como uno fundamental. En Latinoamérica, fue
el primer país que introdujo a su constitución una ley de eutanasia y suicidio
asistido, y el único en el mundo donde la medida es reconocida como un derecho
fundamental por el Tribunal Constitucional8,11.
Es uno de los cinco países que legisló un procedimiento definido para practicar la
eutanasia en adultos, siendo es el único país latinoamericano que la ha aprobado- al
igual que Canadá9,10.
Australia
Victoria fue el primer estado oceánico y el último de los cinco países ya
mencionados en legalizar la eutanasia para enfermos terminales. Cada caso es
revisado individualmente por una comisión que decide si da luz verde a esta
práctica9.
En esto se manifiesta la gran valía de la vida humana, además, de la dignidad del hombre
procedente de la creación hecha por Dios. Por ello, la rotunda negativa de la religión
católica por considerar a la eutanasia un atentado contra el Creador, por ende un pecado
contra él. En otras palabras, sus argumentos se centran en la fe cristiana, que es el pilar para
esta concepción; estas son invariables al tiempo y a las circunstancias y manifiesta una
preocupación por todo lo concerniente al ser humano.
a) LA DIGNIDAD HUMANA
Según es cristianismo, la dignidad del hombre tiene su origen y se basa en la creación del
hombre a imagen y semejanza de Dios. Por tal razón, el ser humano posee una
superioridad moral a pesar de sus carencias o deficiencias en cualquier aspecto de carácter
físico o mental. De tal manera, en la antigüedad, la marginación, diferenciación,
discriminación e indiferencia dirigidas a débiles, pobres, ciegos, viudas y huérfanos ya no
son admisibles bajo ésta innovadora concepción.
Dios es el único que puede decidir sobre la vida o muerte un individuo: Él ejerce su
voluntad sobre el destino de la humanidad. Esta tarea no le corresponde al hombre, por lo
cual, el homicidio, suicidio, aborto y eutanasia, actos perpetrados con frecuencia en la
actualidad, son atentados contra la voluntad divina y se los considera pecados.
c) LA EUTANASIA: PECADO
La eutanasia para la ley esta descrita en diversas posturas alrededor del mundo. En el Perú,
la eutanasia no es legal, sino por el contrario se considera un crimen según los principios de
la bioética y el código civil y penal. Mas el hecho de que esta legislación lo prohíbe no
significa que los propios abogados compartan una misma opinión.
El código de ética de cualquier lugar de Latinoamérica señala que ningún médico esta
autorizado para abreviar la vida del enfermo, sino para aliviar su enfermedad mediante los
recursos terapéuticos del caso.
Encontramos distintas maneras de ver este problema. Uno de estos es el caso de ayudar a
morir sin matar, donde el paciente terminal es ayudado por el medico para el alivio de sus
males, pero sin tratar ya de prolongar su vida ni acortarla, simplemente se rinde, y esto no
recibe sanción alguna.
Otro caso, sería el de aliviar al paciente, recurriendo a la disminución de la vida. Este caso
puede darse en diversas formas. Por ejemplo, si el médico actúa con certeza de que sus
intervenciones no causaran daño al moribundo, es decir, que su vida no se acortará ni
prolongará. También, si el medico ha pensado que es posible la muerte, aunque no haya
creído que suceda, se tomará como homicidio imprudente según la ley; más cuando se sabia
que era posible la muerte y a seguido adelante por buscar un alivio, se podría tildar como
homicidio con dolo eventual.
Por último mencionar a la “ayuda al suicidio”, donde no se efectúa eutanasia, pero se ayuda
a conseguir o conocer los medios para acabar con la vida del enfermo que se lo pide, así
que en este caso no seria homicidio sido complicidad e instigación.
4.3.-ASPECTO MEDICO
Cuando se trata a enfermos terminales los conflictos son más frecuentes debido a la
propia situación del enfermo terminal y a la incertidumbre sobre el pronóstico
(supervivencia). Además, en la atención a los enfermos terminales y en cuidados paliativos,
hay que tomar decisiones en las que están implicados el paciente, los sanitarios que le
prestan asistencia, y también los familiares y cuidadores. Todos ellos tienen sus propios
valores, sentimientos y vivencias que no pueden dejarse de lado. Por eso es pertinente
abordar las cuestiones bioéticas en cuidados paliativos17.
Por tanto, el médico no podría causarle la muerte en tanto que no supone mejoría
ni cura para el paciente. El problema surge con los pacientes incurables o terminales, a
los que este principio no parece afectar ya que su enfermedad no tiene cura y su destino
es la muerte. La cuestión es si esa muerte, que ocurriría a corto o a largo plazo, se
pudiese adelantar para evitar el sufrimiento innecesario del enfermo.
Necesita que, aunque no exista un tratamiento con finalidad curativa, se intente dar
una solución integral a sus problemas, tanto físicos como psicoemocionales,
sociales y espirituales (Principio de Beneficencia).
Necesita que no se le dañe de forma innecesaria utilizando procedimientos
terapéuticos o diagnósticos que se hayan mostrado inútiles o fútiles o que sean
considerados desproporcionados (principio de no-maleficencia).
Necesita que se le trate con confianza, respetando su intimidad y su autonomía, que
se le informe si así lo desea y que se tenga en cuenta su opinión en el momento de
decidir qué es lo mejor para él (principio de autonomía).
Necesita que, si existe un sistema de salud universal, como ocurre en nuestro
ámbito, cubra sus necesidades, independientemente de cualquier circunstancia, y
que no se le discrimine por ningún motivo (principio de justicia) 18.
Por lo tanto, este principio de justicia, implica en primer término comprobar que el nivel
de calidad del dispositivo asistencial que se ofrece garantiza los derechos del enfermo
terminal y su familia sin discriminación.
En conclusión:
El dilema entre la esperanza de prolongar la vida y el deseo de poner fin al sufrimiento del
enfermo.
Para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo consiste en el derecho
a elegir libremente el momento de la muerte. Para los detractores de esta, la dignidad
humana es oponerse a este derecho por considerarlo una arbitrariedad humana frente a un
asunto exclusivamente divino para algunos y exclusivamente científico-legal para otros20.
Ejemplo: