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REVISTA SEMANA

Que no nos gane la mediocridad y la ambición


Adriana Granda, doctora en filosofía, defiende las humanidades en las universidades como una alternativa de vida

Por qué son importantes las humanidades en la formación? Pareciera un título defensivo pero no lo es. Y no lo
es porque la esencia de la Universidad, su origen y centro estuvo en las humanidades. Lo que parece extraño es
que hoy haya que hacerse la pregunta ¿Y qué? O más aún, ¿para qué sirven? O, ¿qué ganancias generan las
humanidades?

Pareciera que las profesiones y oficios no tuvieran que ver con lo humano y que por ello sí generan utilidades.
En una sociedad como la nuestra es necesario volver a lo humano y recuperar la esencia del hombre, porque su
ser íntegro es la mayor ganancia que puede tener una sociedad. Volver a los valores (así suenen hoy retrógrados
y cosas del pasado) y recuperar con ello la esencia de lo social: el hombre bueno, ético, respetuoso, responsable,
justo y solidario es lo que ayuda a construir sociedades más equilibradas.

Parece que eso no da dinero y entonces esa búsqueda genera los desequilibrios. El gran centro hoy es lo
material, no es un secreto, al menos en la generalidad de la cultura colombiana, y eso genera grandes
desequilibrios, desigualdades e inestabilidades.

Y el resultado de esa búsqueda, sin duda, es una mentalidad que abona la mediocridad. Porque es la mentalidad
del afán la que no da pausa al espíritu, a la interioridad, que no da espacio al pensamiento. La pregunta es,
¿ahora se piensa?

Creo que más que el pensamiento que es la esencia de la universidad, la mirada está puesta en el hacer. También
a la Universidad se le está olvidando pensar y su afán está en el hacer. Las búsquedas no están en el saber para
ser mejores ciudadanos, padres, hermanos, hijos, colegas, sino en el saber hacer para llegar al éxito enmarcado
en el hacer más dinero.

La mediocridad se ha instaurado en casi todo y no están exentas las instituciones educativas, las universidades;
ganar es la consigna. Entonces hay que ganar las asignaturas así haya que comprarlas; hay que ganar en los
rankings y en los escalafones, así haya que pagar por asesorías para aparecer en los mismos, hay que mejorar
los indicadores así haya que sacrificar los procesos por los resultados, lo importante es mostrar que se es mejor.
Eso sí que es mediocridad mental.

Mediocridad que el diccionario de la RAE define como “de calidad media, de poco mérito, tirando a malo”. Y
es esa mentalidad la que se apodera del hombre y por tanto de las profesiones, artes y oficios y el resultado para
la sociedad son profesionales mediocres con un único interés: dar respuesta a la producción y al mercado. Pero
incapaces de sí mismos. Incapaces de tomar decisiones para su vidas, viviendo en la casa de los padres hasta
después de los 30 años porque son incapaces de construir lo propio...

Hombres alejados de las responsabilidades sociales, y ávidos de status y comodidad. Y ahí está su satisfacción
que pareciera se las da el dinero. Eso llena su ser. Y esos son también nuestros dirigentes. Con esa mentalidad
los estamos educando y con esa misma nos están manejando. Y entonces nos convertimos en una sociedad de la
mediocridad donde el éxito y la fama la da el dinero.

¿Cuánto dura la fama? Un torneo tal vez, dos, tres y luego desaparece. Como desaparecen esos héroes de cartón.

Es esa búsqueda la que lleva a los jóvenes profesionales a no desarrollar en esencia sus profesiones, a pensar en
proyectarse en sus campos del saber, a desarrollar y proponer alternativas que mejoren la sociedad, sino a
buscar posibilidades que les dé dinero, para poder ser ante los otros. Disciplinas como la filosofía, la historia,
las artes y la literatura, la lingüística, las ciencias sociales, el derecho, la antropología, entre otros, son de menos
cuantía.

¡Qué falta hace hoy la formación humanística, para ser capaces de entender al otro, a los otros y a lo otro! Nadie
niega la importancia de la técnica y la tecnología para el desarrollo. Pero en lo humano está lo más esencial de
la sociedad. Martha Nussbaum dice “Gracias a Aristóteles aprendemos que los bienes humanos son plurales y
no individuales, al tiempo que nos dota de argumentos para criticar el actual pensamiento utilitario”. El
problema es que ya no leemos esos pensamientos y no sabemos qué hacer con ellos, porque a la universidad se
le está olvidando que tiene una misión fundamental, entre tantas otras, formar en el pensamiento y capacitar
para el asombro.

Por eso debemos reclamar a la Universidad la formación humana, porque estamos ávidos de sociedades más
justas. Así lo expresa Nussbaum en palabras de Carla Cordua: “El adiestramiento técnico y la enseñanza
puramente utilitaria de aplicaciones del conocimiento científico ocupan cada vez más exclusivamente los
programas lectivos de todos los niveles formativos en una gran mayoría de los países del mundo.

Esta poderosa tendencia internacional sacrifica el tiempo antes destinado a las disciplinas humanísticas, cuyo
sentido era la formación de una personalidad compleja y matizada, la preparación para una coexistencia social
civilizada y para el desempeño de una ciudadanía consciente y responsable.

En el presente, los estudios humanísticos han sido gravemente recortados, arrinconados y pasados a llevar por la
ola de la preocupación económica y el predominio de un ventajismo miope y manipulador, incapaz de verse
como tal y de reconocer lo que sacrifica. La pérdida de la cultura humanística, sostiene Nussbaum, traerá
consigo la ruina de las sociedades democráticas, las que necesitan que sus ciudadanos sean capaces de pensar
independientemente, de concebir soluciones y vías alternativas para las decisiones prácticas, de respetarse a sí
mismos y respetar a otros, de comprender la conducta ajena y ser capaz de ponerse en el caso de otras personas.

Aunque no tan visible y comentada, la crisis de las humanidades es la verdadera crisis del mundo actual, no el
terremoto de los mercados bursátiles al que el periodismo trata como si fuera lo único importante que está
ocurriendo en el momento”.

Que no nos gane la mediocridad. Que no nos gane la avaricia.


EJERCICIO HERMENEÚTICO
Con base en lo socializado y reflexionado en clase, desarrolle los siguientes interrogantes de cara a la situación que vive nuestro país y
al que hacer universitario en la formación integral de futuros profesionales.

1- Identifique la tesis central del artículo


2- Identifique y escriba un ejemplo que se presente en la sociedad (que muestre la urgencia de las humanidades)
3- A qué hace referenicia la autora con; “una mentalidad que abona la mediocridad”
4- Que hace hoy en día la formación humanística? – de acuerdo al texto.
5- Cuál es el actual pensamiento utilitario, que se enuncia en el artículo?
6- Qué cuestiona la autora de la sociedad actual?
7- Explique la frase subrayada en el texto.
8- Cual es la importancia de las humanidades para la formación y desarrollo de los seres humanos – aporte individual.

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