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RESUMEN FAMILIA

CLASE 1. DERECHO DE FAMILIA.

El derecho de familia es el conjunto de normas que regulan las relaciones juridicas


familiares, tanto personales como patrimoniales.
Son vínculos protegidos por la ley aquellos que derivan de la unión conyugal, la filiación y el
parentesco.
La familia contemporánea surgió durante la década del 70 del sigo pasado y se caracteriza
porque une por un periodo de extensión relativa a dos individuos en busca de amor,
solidaridad y contención en el marco de una sociedad postindustrial signada por la
inestabilidad permanente
No solo existe familia cuando se parte de la existencia de hijos de una pareja de distinto sexo
unido en matrimonio. El concepto abarca también situaciones que hace no mucho tiempo no
tuvieron protección jurídica. En consecuencia, los vínculos jurídicos protegidos tienen
sustento actualmente en la función de cuidado mutuo llevado a cabo por los integrantes del
grupo familiar.

El concepto juridico de familia. Evolución. El Código de Vélez (en su redacción original)


sostenía que la familia comprendía a la mujer y los hijos legítimos y naturales (tanto los que
existan al momento de su constitución como los que nacieran después), el número de
sirvientes necesarios y además las personas que a la fecha de la constitución del uso o
habitación vivían con el usuario y las personas a quienes estos daban alimentos.
La ley 14.394 (1954) establecía que “se entiende por familia constituida por el propietario y
su cónyuge, sus descendientes o ascendientes o hijos adoptivos o en defecto de ellos sus
parientes colaterales hasta el tercer grado inclusive de consanguinidad que conviven con el
constituyente”.
En el año 2005, con la sanción de la ley 26.061, la noción de familia aparece asociada con el
lugar que una persona ocupa para otra, con lo familiar y lo que cualifica el vinculo es lo
significativo y afectivo para la persona.
El CCyC no tiene una definición especifica de familia, pero ha ampliado la conceptualización
jurídica del a familia en dos sentidos:
a) no privilegia una forma determinada, sino que, además de la tradicional familia
matrimonial, agrega la regulación de las formas familiares actuales como las uniones
convivenciales y las familias ensambladas.
b) Aparta definitivamente el componente heterosexual en la conformación de la familia, no
solo en cunato a la indiferencia del sexo al regular los efectos de las parejas, sino también
al trastocar los cimientos mismos de la procreación con la regulación de la determinación
de la filiación fundada en las Técnicas de Reproducción Humana Asistida.
Proceso de constitucionalización del derecho privado. El nuevo Código se asienta en la
lógica de la constitucionalización del derecho privado. En este aspecto, innova
profundamente al receptar la constitucionalización del derecho privado y establece una
comunidad de principios entre la constitución, el derecho público y el derecho privado, es
decir, existe una reconstrucción de la coherencia del sistema de Derechos Humanos con el
derecho privado.
Orden público y autonomía. En el derecho de familia actual se evidencia también un avance
significativo de la autonomía de la voluntad. Existe un derecho familiar y consecuentemente
la injerencia estatal tiene límite. La autonomía de la voluntad encuentra en el orden público
constitucional su justo límite a partir de la noción de solidaridad familiar.
Igualdad y no discriminacion. Se trata de dos principios constitucionales que están
presentes en todo el Código, resultando de particular importancia para el derecho de familia.
Se busca la igualdad real, desarrollando una serie de normas orientadas a plasmar una
verdadera ética de los vulnerables. Este principio se relaciona íntimamente con la prohibición
de discriminar.
Todos somos iguales, pero solo en cuanto a nuestros derechos. A partir de allí somos todos
diferentes, ya que ignorar las diferencias implica imposibilitarle a ciertas personas acceder a
sus derechos (ej., el mismo asiento de avión para los obesos o el mismo acceso para quienes
no caminan). Esto significa la necesidad de crear mecanismos para que la igualdad formal se
transforme en igualdad de oportunidades y de tratos.
Derechos subjetivos familiares. Son aquellas facultades otorgadas a las personas como
medio de protección de intereses legítimos determinados por las relaciones juridicas
familiares.
Se los puede clasificar conforme estén dirigidos a satisfacer intereses propios o ajenos.
Además, puede ser de carácter patrimonial o extrapatrimonial.
Cuando el derecho subjetivo familiar satisfaga un interés propio, su ejercicio depende
exclusivamente de su titular. Respecto de los que se ejercen en un interés ajeno tienden al
cumplimiento de un deber, tales como los que derivan de la responsabilidad parental.

ACTO JURIDICO FAMILIAR.


Ni el actual, ni el Código anterior lo definen. Pero a partir de la definición del acto juridico
del art. 159, CCyC, se puede decir que cuando aquello que se adquiere, modifica o extingue
tiene contenido familiar, es decir que se trata de relaciones juridicas familiares, se lo
denomina acto juridico familiar.
Zannoni lo define como el acto humano, voluntario, lícito que tiene por fin inmediato crear,
modificar, ejercer, conservar o extinguir relaciones juridicas de familia.
Los elementos constitutivos son:
a) Debe tratarse de un acto, un hecho realizado por la persona.
b) El acto debe ser voluntario, es decir, debe haberse brindado con discernimiento, intención
y libertad y carecer de vicios.
c) Debe ser lícito.
d) Debe tener un fin juridico determinado de creación, modificación o extinción de
relaciones o situaciones juridicas.
Los actos jurídicos familiares encuentran en orden público una limitación a la voluntad de las
partes.
Los actos jurídicos familiares, además de la clasificación existente para los actos jurídicos,
pueden clasificarse según se trate del emplazamiento o del ejercicio del estado de familia. Los
primeros crean o constituyen una relación jurídica familiar y los segundos importan
prerrogativas o facultades ya emergentes de un desplazamiento.

ESTADO DE FAMILIA.
El estado de familia es el lugar o la posición que ocupa una persona respecto de la familia a
la que pertenece. De dicho estado se determinarán derechos y obligaciones en función de la
ubicación del individuo en relación con sus vínculos familiares. Esos vínculos derivan de las
relaciones familiares de parentesco y del estado civil vinculado a la relación matrimonial.
El estado de familia es un atributo de la personalidad propio de las personas naturales o de
existencia visible.
Sus caracteres son:
- Universalidad: se aplica a todas las relaciones juridicas familiares.
- Unidad: implica la no diferenciación respecto del lugar que se ocupa en una determinada
familia.
- Indivisibilidad: El estado de familia no puede dividirse.
- Reciprocidad: El vinculo que une a dos personas en una familia es correlativo (excepto
en el estado de soltero y viudo).
- Oponibilidad: El estado de familia es oponible erga omnes.
- Estabilidad: El estado de familia, debido a las normas de orden público que lo rigen,
tiene visos de permanencia. Se encuentra restringida la posibilidad de modificarlo.
- Inalienabilidad: El emplazamiento es indisponible. No puede transferirse por voluntad
de las partes o por causa de muerte (ver Art. 1644 CCyC).
- Irrenunciabilidad: No es posible renunciar al estado de familia, lo cual es congruente
con la prohibición de disponer del mismo.
- Imprescriptibilidad: El estado de familia no se encuentra sujeto a prescripción
adquisitiva o liberatoria, por ello no puede adquirirse ni extinguirse por el transcurso del
tiempo (ver Art. 712, CCyC).
- Inherencia personal: el ejercicio del estado de familia le compete exclusivamente a
quien goce de ese estado y no puede ser transferido por su voluntad o por causa de
muerte.
Título de estado de familia. Es el instrumento o conjunto de instrumentos legales que
exteriorizan jurídicamente el emplazamiento familiar de la persona y le permiten el ejercicio
de las acciones que de él emergen.
El título de estado tendrá por fin la acreditación de un determinado estado de familia. Su
registro deberá efectuarse en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
Posesión de estado. Es el goce de hecho de determinado estado de familia, con título o sin él.
El art. 584 del CCyC determina que la posesión de estado produzca efectos jurídicos. El art.
573 CCyC establece una excepción al principio de quien reconozca un hijo que ya falleció
carece de derechos en su sucesión.
Además, en relación con la acción de negación de la filiación presumida por la ley regulada
por el art. 591, CCyC, se la desestimará si se prueba que hubo posesión de estado de hijo
entre quien la haya iniciado y su descendiente.
En materia de adopción, la posesión de estado de hijo fehacientemente acreditada es una de
las excepciones al principio de que solo pueden ser adoptadas personas menores de edad (art.
597, CCyC).
Finalmente, el nuevo cuerpo legal regula un efecto que la posesión de estado genera sobre los
matrimonios en los que el acta de su celebración contiene defectos formales. El principio
general que dispone el art. 423 del CCyC que el matrimonio se prueba con el acta de su
celebración, su testimonio, copia o certificado, o con la libreta de familia expedidos por el
Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas. El mismo artículo establece
excepciones para probar la celebración del matrimonio. La posesión de estado, por sí sola, no
es prueba suficiente.

ACCIONES DE ESTADO.
Son aquellos que tienen por objeto constituir, modificar o extinguir un estado de familia. Por
medio de ellas se buscará obtener el título de estado correspondiente.
Los caracteres de las acciones se asimilan a los del estado de familia. Sin embargo, el Código
establece, en los arts. 712 y 713, algunos caracteres en particular: imprescriptibilidad (que no
significa que no estén sujetas a caducidad), irrenunciabilidad e inherencia personal.
Las acciones de estado de familia no son transmisibles por vía sucesoria aunque el principio
sufre limitaciones en determinados casos en los que la ley, expresa o implícitamente, otorga
su ejercicio a los herederos.
Clasificación. Según el objeto, pueden ser: - Constitutivas: buscarán crear un determinado
título de estado (acción de adopción); - Modificativas: Tendrán por fin modificar un estado
de familia previo, existente (divorcio); - Extintivas: dan por finalizado un estado familiar
(nulidad del matrimonio).
Belluscio distingue también entre acciones de estado matrimonial y acciones de filiación
según el vinculo familiar al cual se refieren. También entre acciones de emplazamiento y
desplazamiento, de acuerdo con su vinculación con el título de estado de familia.
Otra clasificación tiene su base en los efectos que producen las sentencias dictadas en los
procesos en los que se promuevan: - sentencias declarativas: aquellas en las que se decreta
la existencia o inexistencia de los presupuestos que son el fundamento del vinculo juridico
familiar. Las acciones tendrán por fin exponer, manifestar, un estado de familia preexistente;
- Sentencias constitutivas: aquellas cuyo ejercicio es el presupuesto para la constitución,
modificación o extinción de un estado de familia determinado. Las acciones darán origen a un
nuevo estado, los transformaran o lo darán por concluido.
La principal diferencia este unas y otras es el efecto retroactivo de las sentencias declarativas.
Las sentencias constitutivas carecen de retroactividad. La sentencia declarativa siempre
produce efectos retroactivos al momento en que comenzó la situación jurídica que ella
reconoce o desconoce.
Procesos de familia. El art. 706 CCyC regula los principios generales de los procesos de
familia siendo que “el proceso en materia de familia debe respetar los principios de tutela
judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal, oficiosidad, oralidad y acceso
ilimitado al expediente.

MATRIMONIO
Esponsales. Es la promesa que mutuamente se hacen los integrantes de una pareja de contraer
matrimonio en el futuro. Actualmente es una promesa sin fuerza vinculante.
El rompimiento de la promesa de matrimonio no constituye un ilícito civil, ya que el
compromiso celebrado entre los novios, no es susceptible de ser ejecutado.
El art. 401, CCyC, no le otorga carácter vinculante a los esponsales, y está falta de
reconocimiento legal conlleva a que cualquier promesa a fin de contraer matrimonio no
permita exigir su cumplimiento.
Por aplicación de los principios generales, el incumplimiento de la promesa esponsalicia sólo
puede generar un efecto jurídico si se acredita el enriquecimiento sin causa de la persona que
provocó la ruptura. Es decir, debe existir un enriquecimiento de una de las personas y el
empobrecimiento de la otra; además que no exista causa que lo justifique, o de existir, sea
injusta o ilegítima, y que no exista una acción especifica que proteja esta situación.
El Código también admite la restitución de las donaciones efectuadas con miras al futuro
matrimonio, tanto entre cónyuges como de terceros hacia ellos.
Condiciones de existencia del matrimonio. El consentimiento. El consentimiento marital
(requisito esencial para su existencia) es la voluntad de cada uno de los contrayentes de unirse
al otro con sujeción a las reglas legales a las que está sometido el vinculo conyugal. (art. 406,
CCyC).
El matrimonio es un acto juridico familiar bilateral solemne y sus elementos estructurales
son: a) la expresión del consentimiento matrimonial y b) la intervención de la autoridad
competente. Su ausencia (de cualquiera) acarrea la inexistencia del vinculo.
La expresión del consentimiento puede ser en forma personal frente al oficial público, que la
expresión sea conjunta (tiempo y lugar) de ambos contrayentes, y puede hacerse en idioma
nacional o extranjero, verbal, escrita o por medio inequívocos (arts. 418 y 419, CCyC)
Como excepción a la regla de que la expresión sea conjunta, está el matrimonio a distancia,
en donde los contrayentes prestan su consentimiento de forma personal pero no conjunta (art.
422, CCyC).
En ese caso, intervienen dos funcionarios: el oficial del domicilio de quien no puede
concurrir, que deberá recibir el consentimiento de aquel contrayente y expedir la
documentación del acto que pasó ante él. Hay 90 días para ofrecer esa documentación desde
su otorgamiento. A su vez, el oficial correspondiente al domicilio del otro contrayente deberá
verificar que los interesados no estan afectados por impedimentos legales y decidir sobre las
causas alegadas para justificar su ausencia.
El matrimonio a distancia celebrado en el lugar donde se preste el consentimiento que
perfecciona el acto.
Formas de celebración del matrimonio. El Código regula dos tipos de celebración
matrimonial: la ordinaria y la extraordinaria.
- Ordinaria: Comienza con la solicitud inicial, que es un procedimiento administrativo en
el cual el funcionario corrobora la identidad de los interesados, su intención de contraer
matrimonio y su aptitud nupcial (art. 416, CCyC).
Satisfechos los recaudos que prevé el art. 416 (nombre y apellido y DNI; edad;
nacionalidad, domicilio y lugar de nacimiento; profesión; nombre y apellido de los
padres, nacionalidad, DNI, profesión y domicilio; declaración sobre si han contraído
matrimonio con anterioridad + sus datos), concluyen las diligencias previa y el oficial
público está en condiciones de evaluar la aptitud nupcial de los interesados. Si no se
prueba la habilidad de los contrayentes o se deduce oposición, el oficial público debe
suspender la celebración del acto hasta que se pruebe la habilidad o se rechace la
oposición (art. 417, CCyC).
El acto de celebración es un acto formal y solemne. El oficial público interviene dando
lectura bajo pena de nulidad al art. 431 que alude a los deberes personales de los
cónyuges, para luego recibir el consentimiento en forma sucesiva. Finalmente declara en
nombre de la ley que las partes quedan unidas en matrimonio.
La celebración del matrimonio debe quedar reflejada de manera fiel en el acta labrada por
el funcionario. El instrumento (acta matrimonial) debe consignar los datos inherentes a
las convenciones matrimoniales y la declaración sobre si han optado por el régimen
patrimonial de separación de bienes. (art. 420 CCyC).
- Extraordinaria: Matrimonio en artículo de muerte. El oficial público puede celebrar
matrimonio con prescindencia de todas o algunas de las formalidades previstas para la
celebración ordinaria cuando se justifique que alguno de los contrayentes se encuentra en
peligro de muerte con certificado de un médico (o declaración de 2 personas). El riesgo
debe ser inminente (enfermedad, accidente, etc). (art. 421, CCyC).
Está norma debe ser analizada en conjunto con el art. 2436, CCyC que regula las
consecuencias del acto. Si bien el matrimonio celebrado posee plena validez, está norma
pretende evitar que mediante el connubio se produzca la captación de la herencia. Se
excluye al cónyuge supérstite de la sucesión, si el causante hubiera muerto dentro de los
30 días de contraído el matrimonio a consecuencia de la enfermedad existente en el
momento de la celebración, conocida por el supérstite y de desenlace fatal previsible,
excepto que se compruebe la existencia de una unión convivencial previa (art. 2436,
CCyC).
Oposición. Es el derecho que la ley les reconoce a ciertas personas vinculadas con los
contrayentes y al Ministerio Público, para alegar ante el oficial público la existencia de
impedimentos.
Tienen legitimación activa el cónyuge de la persona que quiere contraer otro matrimonio; a
los ascendientes, descendientes y hermanos de algunos de los futuros contrayentes cualquiera
sea el origen del vinculo; y al Ministerio Público.
La oposición se presenta al oficial público del Registro que ha de celebrar el matrimonio
verbalmente o por escrito. Sí se deduce en forma verbal, el oficial público debe levantar acta
circunstanciada que firmará junto con el oponente o a ruego. cuando se deduce por escrito, se
debe transcribir en el libro de actas con las mismas formalidades.
El plazo para deducir la oposición comienza cuando los contrayentes comparecen por
primera vez ante el oficial público hasta la celebración del matrimonio.
Deducida la oposición, el oficial público la hará a conocer a los contrayentes. Sí alguno de
ellos admite la existencia del impedimento se hará constar en el acta y no se celebrará el
matrimonio. Si los contrayentes no lo reconocen, deben expresarlo ante oficial público dentro
de los 3 días siguientes al de la notificación para que el funcionario suspenda la celebración
del matrimonio y labre un acta que remitirá al juez competente, dándose vista al Ministerio
Público y luego deberá expedirse.
Dictada la resolución judicial y pasada en autoridad de cosa juzgada, el juez remitirá la
sentencia firme al registro Civil. Si se hizo lugar a la oposición, el matrimonio no podrá
celebrarse, caso contrario se procederá a la celebración. (arts. 413, 414 y 415, CCyC).
Prueba del matrimonio. La prueba normal y ordinaria es la documental (el acta
matrimonial) que entrega el Registro Civil. Como prueba subsidiaria se aceptan otros medios.

DERECHOS Y DEBERES DE LOS CÓNYUGES.


Cohabitación. La cohabitación permite y fomenta la comunidad de vida, y esta comunidad se
integra tanto con la convivencia material, esto es la habitación en la misma vivienda, como
con la comunidad psicología que exige una profunda e integral comunicación entre los
cónyuges en todos los niveles del ser. La interrupción de la cohabitación no debe asimilarse a
la interrupción de la convivencia en un mismo domicilio.
No existe convivencia si dos personas, aún habitando material o físicamente la misma
vivienda, muestran su voluntad de sustraerse del proyecto común que significa compartir su
plan de vida.
Fidelidad. Es la especial lealtad que se deben los cónyuges por causas del matrimonio en
todos los aspectos de la vida y no sólo en orden al ejercicio de la sexualidad. El CCyC lo
considera un deber moral que no trae aparejada ninguna sanción civil.
Asistencia. En la asistencia quedan comprendidos la ayuda mutua, el respeto recíproco, los
cuidados materiales y espirituales que ambos cónyuges deben dispensarse.
El Código conserva el derecho-deber jurídico de asistencia, previendo expresamente el deber
alimentario. Lo que se conserva como deber jurídico corresponde a la faz material
(alimentos). En cambio, el derecho deber propiamente dicho (la cooperación o ayuda mutua)
sólo subsiste en el ámbito moral.
Alimentos. Los alimentos entre cónyuges pueden ser solicitados: Durante la plena vigencia
del matrimonio; durante la separación de hecho; y tras el divorcio en las situaciones previstas
en el art. 434 y fundadas en el principio de solidaridad familiar (arts. 432, 433 y 434, CCyC)
Art. 433, CCyC: “Pautas para la fijación de los alimentos. Durante la vida en común y la
separación de hecho, para la cuantificación de los alimentos se deben tener en
consideración, entre otras, las siguientes pautas: a) el trabajo dentro del hogar, la
dedicación a la crianza y educación de los hijos y sus edades; b) la edad y el estado de salud
de ambos cónyuges; c) la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo de
quien solicita alimentos; d) la colaboración de un cónyuge en las actividades mercantiles,
industriales o profesionales del otro cónyuge; e) la atribución judicial o fáctica de la
vivienda familiar; f) el carácter ganancial, propio o de un tercero del inmueble sede de esa
vivienda. En caso de ser arrendada, si el alquiler es abonado por uno de los cónyuges u otra
persona; g) si los cónyuges conviven, el tiempo de la unión matrimonial; h) si los cónyuges
están separados de hecho, el tiempo de la unión matrimonial y de la separación; i) la
situación patrimonial de ambos cónyuges durante la convivencia y durante la separación de
hecho.
El derecho alimentario cesa si desaparece la causa que lo motivó, el cónyuge alimentado
inicia una unión convivencial, o incurre en alguna de las causales de indignidad”.
Art. 434, CCyC: “Alimentos posteriores al divorcio. Las prestaciones alimentarias pueden
ser fijadas aun después del divorcio: a) a favor de quien padece una enfermedad grave
preexistente al divorcio que le impide autosustentarse. Si el alimentante fallece, la obligación
se transmite a sus herederos. b) a favor de quien no tiene recursos propios suficientes ni
posibilidad razonable de procurárselos.
Se tienen en cuenta los incisos b), c) y e) del artículo 433. La obligación no puede tener una
duración superior al número de años que duró el matrimonio y no procede a favor del que
recibe la compensación económica del artículo 441.
En los dos supuestos previstos en este artículo, la obligación cesa si: desaparece la causa
que la motivó, o si la persona beneficiada contrae matrimonio o vive en unión convivencial,
o cuando el alimentado incurre en alguna de las causales de indignidad.
Si el convenio regulador del divorcio se refiere a los alimentos, rigen las pautas
convenidas”.

CLASE 2. IMPEDIMENTOS Y NULIDADES MATRIMONIALES.

IMPEDIMENTOS PARA CONTRAER MATRIMONIO


Los impedimentos son aquellas prohibiciones de la ley que afectan a las personas para
contraer un determinado matrimonio. Estan taxativamente enumerados y no pueden ser
ampliados por vía interpretativa.
Sobre los efectos del impedimento debemos distinguir dos momentos: a) Antes de la
celebración, los impedimentos operan como causa de oposición a su celebración por quienes
se encuentren legitimados a oponerse y respecto de cualquier persona, como fundamento de
la denuncia de su existencia ante la autoridad competente. b) Después de la celebración del
matrimonio, operarán como causa de nulidad si se trata de impedimentos dirimentes, o de la
aplicación de sanciones civiles o penales, si son impedientes.
Impedimentos dirimentes. El principio general es que toda persona está habilitada para
contraer matrimonio a excepción de aquellas que se encuentren comprendidas en la ley.
Estos obstáculos legales se denominan impedimentos dirimentes y constituyen una limitación
para la celebración de un matrimonio válido. No solo obstan a su licitud sino también a su
validez. Ellos son, según el art. 403, CCyC:
a. el parentesco en línea recta en todos los grados, cualquiera sea el origen del vinculo.
Es decir, alcanza a los ascendientes y descendientes sin limitación y sin distinción en
función a su origen).
b. el parentesco entre hermanos bilaterales y unilaterales, cualquiera que sea el origen
del vínculo. Es decir, alcanza dentro del parentesco a la línea colateral (hermanos) hasta
el 2do grado.
c. la afinidad en línea recta en todos los grados. Es decir, comprende sin limitación a los
ascendientes y descendientes de uno de los cónyuges respecto del otro. Está prohibición
alcanza únicamente a los parientes afines en línea recta, no quedando comprendidos los
afines línea colateral (ej, cuñados entre sí), respecto de los cuales rige el principio de
libertad para contraer matrimonio.
d. el matrimonio anterior, mientras subsista. Su fundamento es la vigencia cultural del
matrimonio monogámico caracterizado por la exclusividad de la unión de dos personas.
Es un impedimento de carácter transitorio. No es dispensable, por lo que acarrea la
nulidad absoluta del matrimonio. Sólo puede ser subsanado si se anula el matrimonio
anterior.
e. haber sido condenado como autor, cómplice o instigador del homicidio doloso de uno
de los cónyuges. Es un impedimento relativo, porque veda el matrimonio entre quienes
intervienen en el homicidio y el cónyuge supérstite de la víctima. Debe ser un delito
consumado (no basta con la tentativa) y doloso (no culposo ni preterintencional).
f. tener menos de 18 años. Es de carácter absoluto porque prohíbe el connubio del incapaz
con cualquier persona. Es temporario porque desaparece al alcanzar la edad núbil. Es
dispensable y la sanción que provoca es la nulidad relativa.
Los sujetos que no alcancen la edad núbil, pueden contraer matrimonio válido previa
dispensa judicial (art. 404, CCyC).
Este artículo también incorpora la dispensa judicial para los supuestos en que el
impedimento de falta de edad legal funcione con relación al tutor que pretende contraer
matrimonio con su pupilo.
Para esta dispensa se necesita que el sujeto menor de edad comprenda las consecuencias
jurídicas del matrimonio y además deben estar aprobadas las cuentas de la administración
del tutor, ya que el bien protegido es el patrimonio del pupilo y se intenta evitar que el
tutor se aproveche del matrimonio para liquidar las cuentas de manera sospechosa.
El matrimonio celebrado sin dispensa judicial acarrea la nulidad relativa y en particular
se establece una sanción patrimonial para el tutor que consiste en la pérdida del derecho
a obtener la retribución por la tutela.
g. la falta permanente o transitoria de salud mental que le impide tener discernimiento
para el acto matrimonial. La capacidad se presume y una limitación de la salud mental
no conlleva necesariamente la imposibilidad de prestar un consentimiento válido. Este
impedimento es absoluto, transitorio, dispensable y la sanción que acarrea es la nulidad
relativa.
El art. 405, CCyC permite que los sujetos con padecimientos mentales puede, a pesar de
ello, contraer matrimonio válido, previa dispensa judicial. Este proceso requiere la
intervención y el dictamen del equipo interdisciplinario a fin de determinar si la falta de
salud mental le permite al sujeto comprender las consecuencias del acto matrimonial.
Impedimentos impedientes. Son aquellos que afectan la regularidad de la celebración del
matrimonio, pero no provocan su invalidez, aunque de celebrarse el matrimonio pueden
conllevar sanciones para el oficial público. También se los llama prohibitivos porque se
agotan en la prohibición y solo cumplen una función preventiva.
Es el caso de una enfermedad venérea en período de contagio. Este impedimento es
temporario pues sólo rige mientras dure el periodo de contagio y en él quedan comprendidas
todas las enfermedades venéreas y para venéreas provocadas por el contagio sexual.
Imposición de modalidades. El art. 408, CCyC, prohíbe a los cónyuges introducir
modalidades (plazo, condición, cargo) en el acto jurídico matrimonial. No obstante, en caso
de que se lo hiciese, el matrimonio será válido y la modalidad ineficaz. La norma sienta el
principio de que el consentimiento debe ser incondicional.
Con respecto a la intervención de autoridad competente, la regla general establece, para
celebrar un matrimonio, es la de un oficial público encargado del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas que corresponda al domicilio de los futuros cónyuges. Excepción:
matrimonio a distancia, matrimonio en artículo de muerte.
Si un matrimonio es celebrado por una autoridad incompetente o que carezca del necesario
nombramiento para el ejercicio de su función, no incide sobre la existencia del vínculo,
siempre que al menos uno de los cónyuges hubiera procedido de buena fe y que el oficial
ejerciera sus funciones públicamente.
Si ambos cónyuges fuesen de mala fe y/o el oficial público no ejerciera sus funciones
públicamente el matrimonio sería inexistente, no produciendo efectos.
Vicios del consentimiento. El art. 409, CCyC establece los posibles vicios del
consentimiento siendo:
a) Violencia: Este vicio matrimonial permite que, mediante una coacción externa, se tuerza
la voluntad de aquellos en uno u otro sentido. La violencia puede ser tanto física como
moral o intimidación.
La violencia física es la fuerza irresistible ejercida sobre uno o ambos contrayentes para
obtener la celebración de matrimonio. La violencia moral se da cuando se inspira en el
sujeto el temor racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o
bienes o en la de sus descendientes o ascendientes. La privación de la libertad causa la
nulidad del acto (art. 276 CCyC).
b) Dolo: Afecta la intención de uno o ambos contrayentes y puede tener lugar a través de
una acción u omisión dolosa (arts 271 y 272, CCyC). Para viciar el consentimiento el
dolo debe ser esencial, grave, la causa determinante del acto, ocasionar un daño
importante y no debe existir dolo recíproco.
c) Error: Es el falso conocimiento de un hecho al que el contrayente llega de manera
espontánea. El art. 409, CCyC prevé dos supuestos de error como vicio del
consentimiento marital. El error acerca de la persona del otro contrayente y/o el error
sobre las cualidades personales de aquel. Debe recaer sobre aspectos esenciales, es decir,
debe ser grave, determinante de la voluntad del contrayente porque de haber conocido la
realidad, quien lo invoca no habría consentido el matrimonio, y excusable, porque a la
víctima le es exigible una mediana diligencia para no caer en él.

NULIDAD. ESPECIALIDAD DEL RÉGIMEN JURIDICO APLICABLE.


Las causales de nulidad del matrimonio están taxativamente establecidas así como las
personas que se les otorga legitimación para accionar, no siendo aplicables subsidiariamente
las normas que regulan los actos jurídicos en general.
Clasificación. Nulidad absoluta y relativa. Las nulidades absolutas (art. 424, CCyC) son
situaciones en las que se ve afectado el público familiar, además del interés particular de los
cónyuges. La nulidad relativa (art. 425, CCyC) tiende a proteger el interés particular y
familiar de los contrayentes y, a diferencia de la absoluta, puede operar la confirmación del
acto matrimonial.
Las nulidades matrimoniales se diferencian de las de los actos jurídicos en general: a) No
pueden decretarse de oficio; b) la nulidad de los actos jurídicos puede articularse como acción
u omisión, mientras que las nulidades matrimoniales sólo pueden articularse como acción; c)
El Ministerio Público o cualquier interesado, ”excepto por la parte que invoque la propia
torpeza para lograr un provecho” pueden invocar la nulidad absoluta de los actos jurídicos,
cuestión que difiere en el régimen de nulidad del matrimonio, ya que solamente los
legitimados en cada caso pueden invocarla; d) La acción de nulidad relativa de los actos
jurídicos en general es prescriptible y renunciable, en cambio las acciones de estado de
familia, en las que se encuentra la nulidad del matrimonio, son irrenunciables e
imprescriptibles, sin perjuicio de su extinción en los casos y formas previstas.
Causales de nulidad absoluta. Son causales de nulidad absoluta los incisos a) el parentesco
en línea recta en todos los grados, cualquiera sea el origen del vinculo; b) el parentesco entre
hermanos bilaterales y unilaterales, cualquiera que sea el origen del vínculo; c) la afinidad en
línea recta en todos los grados; d) matrimonio anterior, mientras subsista y e) haber sido
condenado como autor, cómplice o instigador del homicidio doloso de uno de los cónyuges
del art. 403, CCyC. Si bien el art 424 no lo menciona expresamente, debe incluirse la
situación contemplada en el art. 575, 2da parte: “Cuando en el proceso reproductivo se
utilicen gametos de terceros, no se genera vínculo jurídico alguno con éstos, excepto a los
fines de los impedimentos matrimoniales en los mismos términos que la adopción plena”.
La nulidad puede ser demandada por cualquiera de los cónyuges y por los que podían
oponerse a la celebración del matrimonio. Estos supuestos que habilitan la nulidad absoluta
del matrimonio, violan el orden público familiar nacional e internacional y, en favor de este
es que se le otorga legitimación aun al cónyuge que dolosamente provocó la nulidad. Los
legitimados para la oposición se encuentran en el art. 411, CCyC.
Causales de nulidad relativa. Estan previstas en el art. 425, CCyC y ellos son:
- Falta de edad nupcial: Significa que uno o ambos contrayentes no han llegado a la edad
de 18 años, que es la edad nupcial exigida por la ley.
Tener en cuenta el art. 404 CCyC, que prevé la posibilidad de contraer matrimonio
válido, que establece que el menor que no haya cumplido 16 años puede contraer
matrimonio previa dispensa judicial. También que el menor que haya cumplido los 16
años, puede contraer matrimonio con autorización de sus representantes legales.
Los legitimados para promover la acción de nulidad relativa son el cónyuge que no tiene
edad legal, los progenitores que tuvieran el ejercicio de la responsabilidad parental y el
Ministerio Público. La acción es negada al contrayente no afectado por el impedimento.
La acción no prosperará si el cónyuge incapaz es oído por el juez, su opinión tenida en
cuenta y éste solicita el rechazo de la acción. Tampoco prosperará si no hay mérito para
dictar una sentencia que haga lugar a la misma, tomando en cuenta lo expresado por el
sujeto protegido por el supuesto de nulidad relativa.
- Falta permanente o transitoria de edad mental: La falta de salud mental en algunos de
los contrayentes imposibilita tener el discernimiento necesario para celebrar el acto, ya
que de llevarse a cabo importaría que el consentimiento del cónyuge no sea válido. La
falta de salud mental puede ser permanente o transitoria, este último caso puede tener
lugar por circunstancias accidentales como la intoxicación alcohólica o por drogas, por
ejemplo.
Podrán promover esta acción cualquiera de los cónyuges que desconociera el
impedimento al momento de la celebración del acto, salvo que haya continuado con la
cohabitación luego de su recuperación o luego de que el cónyuge sano hubiera conocido
el impedimento. Si han dejado de convivir, el plazo para interponer la acción es de un
año desde que el cónyuge que sufre el impedimento recuperó la salud y para el cónyuge
sano desde que conoció el impedimento.
También podrán promover la acción los ascendientes, descendientes y hermanos
vinculados de la persona incapaz que podrían haberse opuesto a la celebración del
matrimonio. Sin embargo, la acción de nulidad de los parientes caduca si transcurren tres
meses desde el día que contrajeron enlace.
- Vicios del consentimiento del art. 409, CCyC: Es decir, violencia, dolo y error acerca
de la persona del otro contrayente, y el error acerca de las cualidades personales del otro
contrayente, si se prueba que quien lo sufrió no habría consentido el matrimonio si
hubiese conocido ese estado de cosas y apreciado razonablemente la unión que contraía.
El único que cuenta con la posibilidad de atacar el matrimonio, es el cónyuge víctima del
vicio, no hay otra legitimación prevista.
La interrupción de la cohabitación debe efectivizarse dentro de los 30 días, si ello no
sucede en ese tiempo se confirma tácitamente el matrimonio. El plazo de un año previsto
para interponer la demanda, marca también el momento a partir del cual se produce la
caducidad de la acción de nulidad del matrimonio.
Caducidad de la acción de nulidad del matrimonio por la muerte de uno de los
cónyuges: En el art. 714 del CCyC se establece que la acción de nulidad del matrimonio no
puede ser intentada después de la muerte de uno de los cónyuges excepto que
a. sea deducida por un cónyuge contra el siguiente matrimonio contraído por su cónyuge;
si se opusiera la nulidad del matrimonio del cónyuge demandante, se debe resolver
previamente esta oposición. El impedimento de ligamen habilita la acción de nulidad
absoluta del matrimonio y admite que se promueva aún después de que el vínculo
conyugal se hubiere disuelto por la muerte del consorte bígamo. La excepción permite
que un cónyuge demande la nulidad del segundo matrimonio contraído por el otro con el
impedimento del art 403 inc d). Puede ocurrir que hayan muerto uno o ambos
contrayentes del segundo connubio, la norma no distingue.
Si solo murió el bígamo, se contempla la posibilidad de que el cónyuge del segundo
matrimonio pueda deducir en ese momento la nulidad del primero y, en este caso debe
resolverse previamente, este planteo. Declarada la nulidad del primer matrimonio,
desaparece el impedimento de ligamen que afectaba al segundo.
b. sea deducida por el cónyuge supérstite de quien contrajo matrimonio mediando
impedimento de ligamen y se haya celebrado ignorando la subsistencia del vínculo
anterior. En este caso, habiéndose constituido el vínculo conyugal con impedimento de
ligamen, la ley habilita al cónyuge supérstite del bígamo a demandar la nulidad de su
propio matrimonio. Puede promover la acción únicamente si ignoraba la existencia del
impedimento al momento de la celebración del enlace.
c. sea necesaria para determinar el derecho del demandante y la nulidad absoluta sea
invocada por descendientes o ascendientes. Para que proceda esta excepción deben
concurrir tres requisitos: Que exista un derecho cuya certeza dependa de la nulidad del
matrimonio, es decir que esta última opere como un presupuesto para otra acción. Que se
trate de nulidad absoluta. Que quienes la invoquen sean ascendientes o descendientes.

EFECTOS DE LA NULIDAD DEL MATRIMONIO


La sentencia de nulidad del matrimonio deja sin efecto el estado de familia adquirido y los
consortes son desplazados del estado de casados y vuelven al que tenían antes de la
celebración del acto matrimonial.
Esta acción de nulidad es declarativa y en consecuencia, retroactiva. La sentencia proyectara
sus efectos al día de la celebración del matrimonio.
La nulidad afecta no solo el vínculo conyugal, sino que sus consecuencias inciden en todo un
cúmulo de situaciones familiares creadas hasta la sentencia de nulidad.
Nulidad Matrimonial y terceros: La ley adopta la teoría de la apariencia, brindando
puntualmente protección al tercero de buena fe que haya actuado creyendo en una situación
exterior, idónea y suficiente, creada por otro, otorgando al acto aparente la facultad de
provocar los efectos propios que la ley le asigna. (art. 436, CCyC).
Matrimonio Putativo: Es el celebrado al menos con buena fe de uno de los cónyuges.
Los requisitos para que se configure la buena fe es que debe existir al momento de la
celebración del matrimonio; la ignorancia o el error deben ser excusables, a menos que sea la
consecuencia de una acción dolosa; no puede alegarse el error de derecho. También será
considerado de buena fe el cónyuge que ha contraído enlace bajo la violencia del otro
contrayente o de un tercero. (art. 427, CCyC)
Buena fe de ambos cónyuges (art. 428, CCyC): Los efectos se extenderán tanto respecto a
los cónyuges como en relación con la filiación de los hijos. Las consecuencias son: a) La
sentencia de nulidad pone fin al deber alimentario; b) Si la sentencia de nulidad produce en
uno de los cónyuges un desequilibrio económico en relación con la posición del otro, se
habilita a acudir al sistema de las prestaciones compensatorias (una prestación única, renta
por tiempo determinado o por por tiempo indeterminado. Se puede pagar con dinero,
usufructo de bienes. Forma de pago, acordada o determinada por un juez). La acción para
reclamar la compensación económica caduca a los 6 meses de haberse dictado la sentencia de
nulidad; c) Sólo excepcionalmente y con autorización judicial, pueden continuar usando el
apellido del otro cónyuge (ver art. 67, CCyC); d) Subsiste la emancipación que deriva de la
celebración del matrimonio de una persona menor de 18 años; e) Derecho hereditario: Según
el art 2437, el divorcio, la separación de hecho sin voluntad de unirse y la decisión judicial de
cualquier tipo que implica el cese de la convivencia, excluyen el derecho hereditario entre
cónyuges. Ahora, si el deceso se produjo antes del dictado de la sentencia que invalida las
nupcias, el cónyuge supérstite mantiene su condición de heredero, a menos que hayan estado
separados de hecho sin voluntad de unirse; f) Corresponderá derecho a pensión si uno de los
cónyuges fallece antes de dictada la sentencia de nulidad; g) La sentencia firme que anula el
matrimonio putativo disuelve el régimen matrimonial convencional o legal supletorio. En este
último caso, la disolución de la comunidad se produce con efecto retroactivo al día de la
notificación de la demanda; h) Respecto del carácter de la filiación de los hijos, será
matrimonial y así se determinará si se cumplen los requisitos del art. 566, CCyC.
La nulidad del matrimonio no altera los deberes y derechos que la responsabilidad parental
conlleva.
Buena fe de uno de los cónyuges (art. 429, CCyC): Cuando el vínculo conyugal se anula y
solo uno de los cónyuges obró de buena fe al momento de la celebración, éste será
beneficiario de los efectos de un matrimonio válido hasta el día de la sentencia que invalide
las nupcias.
En consecuencia, los efectos derivados de esta situación jurídica serán: a) La sentencia de
nulidad pone fin al deber alimentario que les corresponde a ambos esposos; b) El cónyuge de
buena fe puede solicitarle al otro si correspondiere, las prestaciones compensatorias,
iniciándose el plazo con la sentencia que declaró la nulidad; c) En relación con la
emancipación que deriva de la celebración del matrimonio de una persona menor de 18 años,
ésta subsiste para el cónyuge de buena fe. La emancipación del cónyuge de mala fe, cesa a
partir del día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada d) El cónyuge de buena fe
puede revocar las donaciones realizadas a su consorte que obró de mala fe; e) El uso del
apellido del otro consorte, subsistirá sólo excepcionalmente y con autorización judicial en
cabeza del de buena fe; f) El cónyuge de buena fe puede demandar por indemnización de
daños y perjuicios al cónyuge de mala fe y a los terceros que hayan provocado el error,
incurrido en dolo o ejercido la violencia. La relación debe ser plena. La prescripción de la
acción debe computarse desde la sentencia de nulidad pasada en autoridad de cosa juzgada,
con un plazo de 3 años; g) Subsiste derecho hereditario a favor del cónyuge de buena fe
cuando la sentencia que invalida las nupcias se ha dictado después del fallecimiento del de
mala fe; h) Corresponderá el derecho a pensión al cónyuge sobreviviente, si es el de buena fe,
y el fallecimiento del otro se produjo antes de la sentencia de nulidad; i) Si los esposos
estaban sometidos al régimen de comunidad, el de buena fe puede optar por considerar que el
matrimonio estaba regido por el régimen de la separación de bienes; puede liquidar los bienes
con base en el régimen de comunidad o puede exigir la demostración de los aportes de cada
cónyuge, a fin de dividir los bienes como si se tratare de una sociedad no constituida
regularmente. La elección dependerá de las conveniencias del cónyuge de buena fe (ver
también art. 504, CCyC, Bigamia); j) En relación con los hijos, su filiación será matrimonial
si se dan los presupuestos del art. 566, no produciendo efectos la nulidad del matrimonio
respecto a la titularidad y el ejercicio de la responsabilidad parental.
Mala fe de ambos cónyuges (art. 430, CCyC): Si ambos cónyuges son de mala fe, la
nulidad declarada tendrá efectos retroactivos a la fecha de celebración del matrimonio y, al
no ser tal, no producirá ningún efecto.
El matrimonio anulado, cuando ambos cónyuges son de mala fe, se reputa carente de efectos,
sin perjuicio de los derechos de los terceros que de buena fe hayan contratado con los
cónyuges.
La nulidad no afectara tampoco los deberes y derechos en relación con los hijos aunque su
filiación se determinará de acuerdo con las pautas de la filiación extramatrimonial,
aplicándose el resto de las normas sobre responsabilidad parental.

NULIDAD E INEXISTENCIA DEL MATRIMONIO


Si no hay consentimiento expresado por los contrayentes o autoridad competente que reciba
esa manifestación, no existe un matrimonio.
Las diferencias entre nulidad e inexistencia del matrimonio son:
a. Un matrimonio inexistente no produce efecto civil alguno, aun cuando los contrayentes
fueran de buena fe, mientras que un matrimonio anulado puede tener consecuencias si
uno o ambos contrayentes son de buena fe.
b. La inexistencia no requiere el dictado de una resolución judicial que la declare. No tiene
plazo de prescripción o caducidad. En cambio, en la nulidad se requiere en todos los
casos de una sentencia judicial dictada en un proceso iniciado solo por quienes están
legitimados para ello.
c. La regulación de la nulidad del matrimonio incluye, en algunos casos, la posibilidad de
su confirmación y/o la caducidad de la acción para solicitarla. Esta posibilidad es inviable
frente a la inexistencia del matrimonio.

DIVORCIO.
El CCyC adopta un divorcio incausado, a petición de ambos o de uno de los esposos y sin
requerir plazo alguno. Se deja definitivamente en el pasado el sistema inculpatorio.
El Código de Vélez y la ley 2.393 sólo preveían una separación personal que no disolvía el
vínculo, basada en la culpa por haber infringido algún deber matrimonial uno o ambos
esposos. Con la sanción de la ley 17.711 se regula separación personal por presentación
conjunta que consistía en la petición que realizaban ambos esposos de acceder a un divorcio
no dirimente por existir causas graves que hacían moralmente imposible la vida en común.
Con la ley 23.515 se instala el divorcio vincular. Está ley reguló por un lado la separación
personal que no disolvía el vínculo matrimonial y por el otro, previo el divorcio dirimente
cuya principal consecuencia era que se recuperaba la aptitud para celebrar nuevo matrimonio.
A la separación personal se podía acceder por cuatro vías: 1) con imputación de causales
culpables al otro esposo basándose en el incumplimiento de alguno de los deberes
conyugales; 2) Alteraciones mentales graves de carácter permanente, alcoholismo o adicción
a las drogas de uno de los cónyuges; 3)Separación de hecho sin voluntad de unirse por más de
dos años; 4) Presentación conjunta.
A su vez, el divorcio admitía 4 posibilidades: a) Por las mismas causales subjetivas que la
separación personal; b) Por las objetivas de separación de hecho sin voluntad de unirse por
más de tres años; c) Por presentación conjunta; d) por conversión de la sentencia de
separación personal.
La culpa o falta de ella, incidía en las consecuencias jurídicas. Si la sentencia declaraba la
culpa de uno de ellos y la inocencia del otro, este último gozaba de los alimentos, de la
posibilidad de que se le atribuya vivienda y conservaba la vocación sucesoria.
Si al decisorio se llegaba por causales objetivas, las consecuencias eran iguales para ambos
esposos.

Características del sistema actual.


- Supresión de las causales subjetivas: Eliminación de los deberes matrimoniales como
deberes jurídicos, a excepción de la obligación alimentaria en determinados supuestos.
El deber de fidelidad se transforma en un deber moral y tanto el proyecto de vida en común
como la cooperación y convivencia constituyen pautas orientativas cuyo incumplimiento no
acarrea consecuencias jurídicas. En cuanto a la asistencia, genera efectos económicos, pues se
pueden peticionar alimentos, exigir su cumplimiento, solicitar medidas cautelares, etc, pero
carecen virtualidad como para erigirse en causal de divorcio. (art. 431, CCyC).
- Supresión de los plazos: El CCyC consagra el divorcio incausado. En consecuencia se han
suprimido todos los plazos, tanto los que exigían un número de años de matrimonio como
aquellos en los que se debía acreditar los lapsos de separación de hechos requeridos.
- Supresión de las audiencias de conciliación: La no injerencia del estado en materia que
atañe exclusivamente a los involucrados pues la causa del divorcio es la voluntad de uno o de
ambos cónyuges de culminar la relación matrimonial. Los motivos quedan en la esfera íntima
y no es necesario contarselas a un juez.
- Innecesariedad de la voluntad de ambos esposos para acceder al divorcio: La disolución
del vínculo puede ser solicitada por uno solo de los miembros de la pareja. Es requisito
indispensable presentar un convenio regulador. Es posible acceder al divorcio sin el
consentimiento del otro, pero se debe asumir las consecuencias que acarreara la ruptura, tales
como: con quién de los padres vivirán los hijos, alimentos, atribución de la vivienda, etc. (art.
437, CCyC).
- Irrenunciabilidad a la facultad de solicitar el divorcio: La facultad de solicitar el
divorcio es irrenunciable. (art. 436, CCyC).

CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO DE DIVORCIO.


El procedimiento se inicia a petición de ambos o de uno solo de los cónyuges: Es requisito
ineludible adjuntar a la demanda una propuesta de convenio regulador. El objetivo es que el
cónyuge que inicia el trámite reflexione sobre las consecuencias de la ruptura a pesar de la
disolución del vínculo.
Si la solicitud es conjunta, es probable que haya acuerdo en los efectos que regularan su vida
futura como padres y ex esposos, aunque puede no haberlos, en cuyo caso las consecuencias
que no se hayan conciliado tramitarán por el proceso que prevea la ley local.
Si la presentación es unilateral se dará traslado al otro cónyuge quien podrá coincidir con la
propuesta agregada por su consorte o adjuntar una distinta. El desacuerdo no suspende el
dictado de la sentencia de divorcio.
Incluso puede suceder que haya acuerdo en algunos de los puntos propuestos y no en otros. Sí
en previa audiencia ni se llega a un acuerdo total, pueden homologarse aquellos puntos
resueltos y tramitar los pendientes conforme el procedimiento previsto por la ley local.

EFECTOS DEL CONVENIO REGULADOR


El art 439, CCyC establece: “El convenio regulador debe contener las cuestiones relativas a
la atribución de la vivienda, la distribución de los bienes, y las eventuales compensaciones
económicas entre los cónyuges; al ejercicio de la responsabilidad parental, en especial, la
prestación alimentaria; todo siempre que se den los presupuestos fácticos contemplados en
esta Sección, en consonancia con lo establecido en este Título y en el Título VII de este
Libro. Lo dispuesto en el párrafo anterior no impide que se propongan otras cuestiones de
interés de los cónyuges”.
A su vez, el art. 440, CCyC dice: “Eficacia y modificación del convenio regulador. El juez
puede exigir que el obligado otorgue garantías reales o personales como requisito para la
aprobación del convenio.
El convenio homologado o la decisión judicial pueden ser revisados si la situación se ha
modificado sustancialmente”.
En caso de que no se pongan de acuerdo en el convenio regulador, necesitarán la decisión del
juez. El art. 438, CCyC establece que las cuestiones en las cuales no se hayan podido acercar
las diferencias, estas tramitarán por la vía que prevea la legislación local.
A su vez, el art. 8 de la ley 26.994 regula la posibilidad de convertir la separación personal en
divorcio por solicitud conjunta o unilateral, estableciendo en cada caso quién es el juez
competente.
El trámite es simple cuando ambos solicitan la conversión, la misma se homologa por el
magistrado sin ningún otro requisito. Cuando solo uno de los esposos lo pide, se da vista por
tres días y luego se resuelve, sin posibilidad de impedir el acceso al divorcio, en consonancia
con lo medular de la reforma. El traslado tiene como objeto poner en conocimiento del otro
consorte la pretensión de su cónyuge.

COMPENSACION ECONÓMICA.
El nuevo código introduce el instituto de la compensación económica. La misma nace en el
derecho europeo y aparece como un correctivo jurídico que pretende evitar las injustas
desigualdades que el divorcio provoca como consecuencia de las diferentes capacidades de
obtener ingresos que se desarrollaron y consolidaron durante el matrimonio, cuestión que en
la mayoría de las oportunidades, el régimen económico matrimonial resulta incapaz de
solicitar.
La compensación económica no se origina automáticamente en todos los divorcios (ver art.
439, CCyC), para que nazcan se deben dar los presupuestos del art. 441, CCyC.
La compensación tiene lugar porque el matrimonio engendró desigualdades entre los
miembros de la pareja habiendo quedado uno de ellos mejor situado en el mercado laboral
mientras el otro sufrió la desventaja de haber invertido su tiempo en provecho exclusivo de la
familia. Importa las consecuencias objetivas que el divorcio provoca. Se fija un plazo de
caducidad para reclamarlas de 6 meses, computados desde el divorcio.
El art. 441, CCyC exige ciertos requisitos para el derecho a la compensación económica:
1. El divorcio debe generar un desequilibrio manifiesto entre los cónyuges que repercuta en
la posición económica en la cual quedan consolidados luego de la sentencia,
exteriorizado en un empeoramiento de la situación económica del cónyuge solicitante.
2. La causa adecuada de este empeoramiento se basa en el matrimonio y su posterior
ruptura.
3. Es exigible a partir de la sentencia firme
El art. 442, CCyC establece las pautas a tener en cuenta para su fijación:
a. el estado patrimonial de cada uno de los cónyuges al inicio y a la finalización de la vida
matrimonial.La idea es brindarle al esposo menos favorecido, la posibilidad de comenzar
la vida separada en igualdad de condiciones. Se busca compensar para emparejar
situaciones que permitan la vida independiente y digna.
b. la dedicación que cada cónyuge brindó a la familia y a la crianza y educación de los
hijos durante la convivencia y la que debe prestar con posterioridad al divorcio;
c. la edad y el estado de salud de los cónyuges y de los hijos;
d. la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo del cónyuge que solicita
la compensación económica. La compensación debería ser adecuada para que el otro
pueda perfeccionarse y avanzar en su carrera los pasos que no pudo concretar por la
dedicación puesta en la casa.
e. la colaboración prestada a las actividades mercantiles, industriales o profesionales del
otro cónyuge. Aquel que se encuentra en una mejor situación debe asumir la
responsabilidad de la mecánica que optó junto con su cónyuge al decidir formar una
familia.
f. la atribución de la vivienda familiar, y si recae sobre un bien ganancial, un bien propio,
o un inmueble arrendado. En este último caso, quién abona el canon locativo. La
vivienda tiene un contenido económico que favorece a quien se le atribuyó el uso. Si el
beneficiario es el mismo cónyuge que solicita la compensación habrá que evaluarlo
teniendo en cuenta este uso y si el mismo es gratuito o se fijó un canon como, además, el
tiempo de duración por la cual se otorgó este derecho.
Diferencias con los alimentos. 1) Los alimentos están destinados a satisfacer las necesidades
del alimentado, la prestación compensatoria, en cambio, busca equiparar el desequilibrio
económico generado por el divorcio; 2) El monto de la cuota alimentaria varía según la
necesidad del alimentado y los medios económicos del alimentante, mientras que la pensión
compensatoria queda fija al momento que se la establece y el cambio de fortuna en los sujetos
acreedor – deudor no modifica lo debido; 3) La pensión compensatoria nace a partir de la
sentencia de divorcio mientras que los alimentos se conciben cuando aparece la necesidad; 4)
El derecho alimentario es imprescriptible y sólo caducan las cuotas devengadas y no
percibidas. El derecho a reclamar la prestación compensatoria tiene un plazo de caducidad de
6 meses a partir de la sentencia de divorcio firme; 5) El derecho alimentario se extingue con
la muerte del deudor en tanto que la prestación compensatoria no; 6) Los alimentos se pagan
periódicamente, la pensión compensatoria puede ser abonada de diferentes formas; 7) La
compensación económica es “inherente al patrimonio” y por ende transmisible, embargable,
compensable, cesible, renunciable. Los alimentos postdivorcio son inherentes a la persona,
entonces no se pueden ceder, compensar, embargar, transar ni transferir por actos entre vivos.
Son irrenunciables.
ATRIBUCIÓN DE LA VIVIENDA
La atribución de la vivienda (art. 443, CCyC) prescinde de toda idea de culpa y se apoya en
pautas objetivas para determinar el beneficiario, a saber:
a. La persona a quien se atribuye el cuidado de los hijos;
b. La persona que está en situación económica más desventajosa para proveerse de una
vivienda por sus propios medios;
c. El estado de salud y edad de los cónyuges;
d. Los intereses de otras personas que integran el grupo familiar.
Para gozar de este beneficio es indistinto que el inmueble se apropió de cualquiera de los
consortes o ganancial. Teniendo en cuenta los ítems mencionados, el juez determinara
también el plazo de duración del uso de la vivienda
Los efectos de la atribución de la vivienda están regulados en el art 444, CCyC y el cese del
uso está en el art. 445, CCyC.

ALIMENTOS
Los alimentos entre cónyuges posteriores al divorcio fueron previstos en el artículo 434,
CCyC. En principio, la obligación alimentaria entre cónyuges desaparece con la sentencia de
divorcio que disuelve el vínculo matrimonial y en consecuencia todos los derechos y deberes
que en él se sustentan. Sin embargo, se mantiene el derecho alimentario en dos casos:
1. Cuando el esposo peticionante se encuentra afectado por una enfermedad grave originada
con anterioridad al divorcio que le impide autoabastecerse. En este supuesto es necesario
que se reúnan dos requisitos: la enfermedad que debe ser grave y anterior al divorcio y la
imposibilidad de mantenerse, Esto último no se configura si el afectado tiene bienes
productores de rentas o cobra una pensión, etc.
2. Cuando el cónyuge que los solicita carece de recursos propios suficientes y no tiene
posibilidad razonable de procurarselos. En este caso el requisito está dado por la falta de
medios. Ahora bien, esta alternativa tiene dos características a saber: i) La obligación no
puede tener una duración superior al número de años que duró el matrimonio y ii) no
procede a favor del que ha recibido la prestación compensatoria.
Las causas de la cesación del deber de alimentos son:
a. Si desaparece la causa que lo generó;
b. Si el alimentado contrae nuevo matrimonio o unión convivencial;
c. Cuando el alimentado incurre en algunas de las causales de indignidad. (art. 2281, CCyC)
CLASE 3. RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO.

El régimen patrimonial del matrimonio es el conjunto de normas jurídicas que se encarga de


regular las relaciones económicas de los esposos entre sí y entre estos y terceros.

DISTINTOS REGÍMENES PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO


Los sistemas antiguos son: Regímenes de absorción de la personalidad económica de la
mujer por el marido; el de unidad y el de unión, que si bien implicaba una potestad
importante del esposo, fueron evolucionando. Así, se fue pasando de un sistema de
transferencia de los bienes de la mujer al marido hasta llegar a los regímenes que reconocen la
igualdad de ambos cónyuges en la adquisición, administración y disposición de los bienes.
Los Sistemas Contemporáneos son:
- régimen de comunidad: Se caracteriza por la formación de una masa común partible
sobre la cual van a participar ambos cónyuges o uno de ellos y los herederos del otro al
disolverse la sociedad conyugal.
- comunidad universal: Se forma con todos los bienes de los cónyuges, tanto los
adquiridos antes como después del matrimonio, sea a título oneroso o a título gratuito.
- comunidad restringida: Esta alternativa incluye en la masa común partible algunos
bienes. Puede ser comunidad de muebles y ganancias y sólo la de ganancias. La primera
comprende todos los bienes muebles que se encuentren en la sociedad a la disolución, sin
importar si se han adquirido antes o después del matrimonio ni a que título más los
inmuebles gananciales. La segunda se forma solo con lo ganado por cada uno de los
esposos luego de la celebración de las nupcias. Serán gananciales todos los bienes
adquiridos a título oneroso durante la vigencia del matrimonio salvo que la ley considere
que forman parte de los bienes propios como en los casos de subrogación real, causa o
título anterior al matrimonio, bienes adquiridos a título gratuito, aumentos materiales y
mejoras de los bienes propios
- régimen de comunidad y la gestión de los bienes: Se lo clasifica según quien lo
administre.
Así, mientras la gestión separada reconoce como dueño a aquel de los esposos que
adquiera los bienes y tendrá su administración, en la conjunta tanto la administración
como la propiedad estarán en cabeza de ambos cónyuges que deberán realizar todos los
actos de común acuerdo y en la indistinta, si bien la calidad de dueño es común,
cualquiera de los consortes podrá realizar actos de gestión.
- Separación de bienes: En este sistema cada uno adquiere para sí, administra, dispone y
responde por sus deudas. Al disolverse la unión, cada uno se lleva lo suyo. Los dos
miembros de la pareja deben contribuir a las necesidades del hogar, incluyendo tanto la
asistencia mutua como la de los hijos y responder por las deudas que se generen como
consecuencia de esas obligaciones.
- Participación en las ganancias: En esta modalidad se tiene en cuenta el patrimonio con
que cada uno de los esposos entra al matrimonio y con el que sale de él. La diferencia
entre uno y otro es la ganancia que se ha obtenido durante la vigencia de la unión. La
desigualdad que se obtenga entre lo ganado por cada uno de los esposos en ese lapso es
lo que se debe compensar al cónyuge cuya ganancia haya sido menor, hasta quedar
equilibrados los montos finales. El consorte que ha resultado menos beneficiado tendrá
un crédito a su favor por la diferencia.

LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD DE LOS CÓNYUGES.


Los cónyuges pueden optar por uno entre varios regímenes matrimoniales según su
conveniencia,y tienen la posibilidad de cambiarlo luego de la celebración de las nupcias,
cumpliendo ciertos requisitos que tienden a proteger los intereses de terceros.
Para el caso que los contrayentes no hagan uso de este derecho sus relaciones se regirán por
un régimen legal que es, precisamente, el que se aplica a la falta de convención.
El nuevo Código centra la posibilidad de opción entre el régimen de comunidad de ganancias
y el régimen de separación de bienes. Las convenciones deben ser materializadas por escritura
pública antes de la celebración del matrimonio. (art. 448, CCyC).
También se admite la mutación de un régimen por otro, una vez reunidos los requisitos (por
convención otorgada después de un año de aplicación del régimen patrimonial, convencional
o legal, mediante escritura pública. Para que produzca efectos respecto de 3ros, debe anotarse
marginalmente en el acta de matrimonio) que se detallan en el artículo 449 CCyC.

DONACIONES EN RAZÓN DEL MATRIMONIO.


En la nueva normativa se sistematizan en tres artículos las donaciones por razón de
matrimonio.
Art. 451, CCyC: “Normas aplicables. Las donaciones hechas en las convenciones
matrimoniales se rigen por las disposiciones relativas al contrato de donación. Sólo tienen
efecto si el matrimonio se celebra”.
Art. 452, CCyC: “Condición implícita. Las donaciones hechas por terceros a uno de los
novios, o a ambos, o por uno de los novios al otro, en consideración al matrimonio futuro,
llevan implícita la condición de que se celebre matrimonio válido”.
Art. 453, CCyC: “Oferta de donación. La oferta de donación hecha por terceros a uno de
los novios, o a ambos queda sin efecto si el matrimonio no se contrae en el plazo de un año.
Se presume aceptada desde que el matrimonio se celebra, si antes no ha sido revocada”.

CONVENCIONES PREMATRIMONIALES.
Son los pactos realizados por los futuros consortes antes de la celebración de las nupcias. El
art. 446, CCyC establece los objetos que pueden ser parte de estos pactos: a) la designación
y avalúo de los bienes que cada uno lleva al matrimonio; b) la enunciación de las deudas; c)
las donaciones que se hagan entre ellos; d) la opción que hagan por alguno de los regímenes
patrimoniales previstos en este Código.
Fuera de estas alternativas, se sanciona toda otra convención que tenga como objeto el
régimen patrimonial del matrimonio. (art. 447, CCyC).
La forma por medio de la cual deben materializarse los pactos permitidos es la escritura
pública antes de la celebración de las nupcias, empezando a producir efecto luego de su
celebración y siempre que el matrimonio no sea anulado. La elección de régimen matrimonial
debe inscribirse marginalmente para que produzca efectos frente a terceros.
A su vez, el nuevo plexo normativo permite la posibilidad de mutar de redimen por acuerdo
entre los esposos. Debe formalizarse por escritura pública y es necesario que haya
transcurrido el plazo de un año de aplicación del régimen patrimonial matrimonial legal o
convencional. (art. 449, CCyC).
Interpretando de manera armonica el art. 28 y el art. 450 del CCyC, se puede concluir que
tampoco pueden efectivizar ni donación en la convención matrimonial ni elegir el régimen
patrimonial los menores de edad que han contraído matrimonio con autorización de sus
representantes legales.

RÉGIMEN PRIMARIO.
En principio rige el principio de autonomía de la voluntad, permitiendo a los cónyuges pactar
el régimen que ordenará sus relaciones patrimoniales. Sin embargo, ciertas cuestiones
esenciales relacionadas con la protección de la familia y también de los terceros que contraten
con los cónyuges, no quedan libradas a su voluntad, sino sujetas a un conjunto de normas
inderogables comunes a ambos regímenes que conforman el llamado régimen primario.
El régimen primario regula la forma en que se solventan las necesidades comunes, la
responsabilidad frente a terceros por deudas contraídas y la protección de la vivienda.
También introduce normas relativas al mandato entre cónyuge y a la administración y
disposición de cosas comunes no registrables.
Deber de contribución. El art. 455, CCyC establece el deber de contribución entre los
preceptos del régimen primario. Dispone que ambos cónyuges deben contribuir a su
sostenimiento, el del hogar y el de los hijos comunes en proporción a sus recursos y extiende
tal obligación a las necesidades de los hijos del otro cónyuge, siempre que se cumplan dos
requisitos: convivencia y minoría de edad, capacidad restringida o discapacidad.
También establece en forma expresa que, en caso de que un cónyuge no cumpla, puede ser
demandado judicialmente por el otro para que lo haga. Este deber de contribución es el
aspecto interno de la deuda.
Este artículo se funda en la solidaridad familiar, legitimando un cónyuge a reclamarle su
participación al otro en los gastos domésticos en condiciones de equidad y estableciendo,
asimismo, que el trabajo en el hogar resulta computable como contribución a dichas cargas.
Mientras que el aspecto externo, o responsabilidad de los cónyuges frente a terceros, por las
obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del hogar o
el sostenimiento y la educación de los hijos, es solidaria y está regulado por el art. 461,
CCyC.
Protección a la vivienda. El art. 456, CCyC contiene dos disposiciones de protección a la
vivienda: la necesidad de asentimiento del cónyuge para disponer de los derechos sobre esta y
su inejecutabilidad por deudas contraídas después de la celebración del matrimonio. Con la
primera, se protege al hogar de los actos de disposición que pudiera celebrar el cónyuge
titular, mientras que con la segunda, se la protege de la agresión externa de los terceros
acreedores.
- El asentimiento conyugal para los actos de disposición de la vivienda familiar: Se
entiende que un cónyuge asiente el acto celebrado por el otro cónyuge cuando manifiesta
su conformidad para que aquel lo celebre, pero sin que ello importe integrar el acto en
calidad de codisponente. Es decir, el que otorga el acto es el cónyuge que ha adquirido el
bien, el otro solo presta su conformidad.
El Código alude a la vivienda familiar en sentido amplio, e incluye en tal concepto en
forma expresa a los bienes muebles indispensables de esta. Ello, en razón de que lo que
constituye a un inmueble como hogar, es precisamente aquel conjunto de muebles que
posibilita habitarlo.
Los actos comprendidos son todos aquellos actos de disposición de derechos (real o
personal) sobre la vivienda.
Respecto de los actos de disposición por causa de muerte, no hay una única postura en la
doctrina. Algún sector entiende que quedarían incluidos y otros entienden que el carácter
personalísimo del testamento contradeciría la exigencia del asentimiento.
En relación con los bienes muebles, no solamente prohíbe su disposición, sino también su
transporte fuera de la vivienda.
La finalidad de la ley es garantizar el derecho constitucional a la vivienda, sin restringir
su concepto al caso de los matrimonios con hijos menores o incapaces. De tal manera, el
concepto de vivienda familiar alude al hogar formado por los cónyuges.
También la persona que vive sola tiene derecho a la protección de su hogar. En el mismo
sentido el art 522, CCyC protege la vivienda familiar en las uniones convivenciales
inscriptas.
Con respecto al asentimiento, se requiere que se realice en particular, para un acto
determinado y que se expliciten además las condiciones en que este deberá otorgarse.
(art. 457, CCyC).
Un cónyuge puede negarse a dar su asentimiento o bien puede hallarse impedido de
hacerlo. Tales los supuestos de ausencia, incapacidad o capacidad restringida, o
impedimento transitorio de expresar su voluntad. En estos casos, el cónyuge titular puede
solicitar al juez competente autorización para la celebración del acto, resultando luego
este oponible al cónyuge, sin perjuicio de no derivarse obligación personal alguna a su
cargo.
A los efectos de posibilitar al juez la valoración del acto que pretende realizar, el cónyuge
disponente tendrá que suministrar información acerca de las modalidades y
circunstancias de la operación. Buscará probar que el interés familiar no se encuentra
comprometido con el acto.
Si existen hijos menores o incapaces, deberá darse intervención al asesor de Incapaces o
funcionario que, en cada jurisdicción ejerza su representación promiscua.
En el supuesto de que el acto de disposición se realice pese a no contar el titular con el
asentimiento del cónyuge, este puede demandar la anulación del acto o la restitución de
los muebles, estableciéndose un plazo de caducidad de seis meses que opera desde el
momento en que tuvo conocimiento del acto. Este plazo nunca puede extenderse más allá
de seis meses de la extinción del régimen matrimonial.
- Inejecutabilidad de la vivienda familiar: Protege el hogar respecto de las deudas
- contraídas con posterioridad a la celebración del matrimonio por uno de los cónyuges.
El artículo 456, CCyC del nuevo código protege al hogar conyugal sin requerir acto
alguno de afectación.
En consecuencia y aun cuando el acreedor peticione y obtenga el embargo del bien,
deberá demostrar, si es que pretende ejecutarlo, que su crédito resulta de fecha anterior al
matrimonio. La inejecutabilidad no opera cuando la deuda ha sido contraída
conjuntamente por ambos cónyuges o bien por uno de ellos con el asentimiento del otro.
Responsabilidad por deudas. Ninguno de los cónyuges responde por las deudas contraídas
por el otro. De tal manera, los 3ros acreedores de un cónyuge, carecen en principio, de
accionar contra el cónyuge que no contrajo la deuda, pudiendo afectar la totalidad del
patrimonio del cónyuge deudor, cualquiera que sea el régimen vigente.
Este principio tiene dos excepciones, en los que hay responsabilidad con relación a las
obligaciones contraídas por uno de los cónyuges para solventar (art. 461, CCyC):
- Necesidades ordinarias del hogar: Aquellos gastos que la convivencia familiar genere
tales como alimentos, vestimenta, obra social, etc. No obstante lo expresado deben
analizarse cada caso en particular, desde el conocimiento de la realidad de la familia en
examen, dado que es muy difícil determinar en qué casos un gasto puede calificarse de
ordinario o extraordinario. Ej: Vacaciones.
- Sostenimiento y educación de los hijos: Comprenden tanto los gastos de cuotas de
colegio, traslado, materiales didácticos, vestimenta escolar y aun aquellos referidos a
actividades extraescolares que complementen la formación del niño.
Mandato entre cónyuges. Dispone el art 459, CCyC que uno de los cónyuges puede dar
poder al otro para representarlo en el ejercicio de las facultades que el régimen matrimonial le
atribuye, pero no para darse a sí mismo el asentimiento en los casos en que se aplica el art
456, CCyC. de todas formas, podrá otorgarse por anticipado el asentimiento en los términos
del art 457 CCyC.
No podrá limitarse el carácter revocable del mandato otorgado. El cónyuge mandatario no
estará obligado a rendir cuentas de los frutos y rentas percibidas, salvo convención en
contrario. Es decir que la obligación de rendir cuentas existe respecto del objeto que exceda
los actos de administración (art. 459, CCyC).
Si un cónyuge está ausente o impedido transitoriamente de expresar su voluntad, el otro
puede ser judicialmente autorizado para representarlo en el ejercicio de las facultades
resultantes del régimen matrimonial (art. 460, CCyC).
La autorización judicial puede otorgarse de modo general o para ciertos actos en particular.
Se trata de un caso de representación que no tiene por fuente un contrato de mandato y puede
tener por objeto tanto actos de administración como de disposición. En el supuesto de
ausencia de mandato expreso o autorización judicial, se aplicarán las normas del mandato
tácito o de la gestión de negocios, según el caso.
Administración de cosas muebles no registrables. En relación a los actos de administración
y disposición otorgados por uno de los cónyuges respecto de cosas muebles no registrables
cuya tenencia ejerza, el art. 462, CCyC protege los derechos de los 3ros de buena fe,
otorgando validez a tales actos. Sin embargo, introduce dos limitaciones a tal protección:
La primera al requerir que se trate de actos a título oneroso, de lo contrario, entre el interés de
la familia y el del adquirente a título gratuito, opta por el primero. Además, exceptúa a los
bienes indispensables del hogar y a los objetos destinados al uso personal del otro cónyuge o
al ejercicio de su trabajo: en estos casos, difícilmente el tercero pueda alegar que ignoraba su
destino.
La acción de anulación del acto celebrado puede demandarse dentro de idéntico plazo de
caducidad al establecido respecto del acto celebrado sin el asentimiento del cónyuge en el art.
456 CCyC.

RÉGIMEN DE COMUNIDAD. CARÁCTER SUPLETORIO


El régimen de comunidad de ganancias (aquel al cual van a quedar sometidos los esposos sino
optaron por la separación de bienes) es, ahora, supletorio. Comienza con la celebración del
matrimonio, excepto lo dispuesto en el art 449, CCyC (modificación del régimen). (art. 463,
CCyC).

CALIFICACIÓN DE LOS BIENES


El código distingue entre bienes propios y gananciales. Cada uno de los cónyuges administra
y dispone de sus bienes propios y gananciales. Para disponer de algunos de estos últimos se
requerirá el asentimiento del esposo no titular.
Pero fundamentalmente, la diferencia nos señala cuales son los bienes que se dividirán por
mitades al momento de la partición.
La calificación de los bienes es de orden público, es decir, los esposos no pueden convenir ni
alterar la calidad que la ley les da.
Bienes Propios: Son los adquiridos antes de la celebración del matrimonio, los recibidos
después a título gratuito por herencia, legado o donación, los que reconocen una causa
anterior al matrimonio, los obtenidos por subrogación real y los aumentos materiales de los
bienes que revisten ese carácter.
Se trata de aquellos bienes que no gozan de la esencia que preside la ganancialidad, es decir,
no ha mediado colaboración económica, asistencial ni espiritual del otro cónyuge.
El art. 464, CCyC se encarga de enumerar, en 16 incisos, los bienes que se consideran
propios:
a. los bienes de los cuales los cónyuges tienen la propiedad, otro derecho real o la
posesión al tiempo de la iniciación de la comunidad: Reconocían ya un titular antes de
contraerse las nupcias. Se considera que son, junto con los bienes adquiridos a título
gratuito, los bienes propios por excelencia.
b. los adquiridos durante la comunidad por herencia, legado o donación, aunque sea
conjuntamente por ambos, y excepto la recompensa debida a la comunidad por los
cargos soportados por ésta. Los recibidos conjuntamente por herencia, legado o
donación se reputan propios por mitades, excepto que el testador o el donante hayan
designado partes determinadas. No son propios los bienes recibidos por donaciones
remuneratorias, excepto que los servicios que dieron lugar a ellas hubieran sido
prestados antes de la iniciación de la comunidad. En caso de que el valor de lo donado
exceda de una equitativa remuneración de los servicios recibidos, la comunidad debe
recompensar al donatario por el exceso.
Se trata de bienes que su destinatario los ha recibido a título gratuito, no obedeciendo el
ingreso a su patrimonio al esfuerzo común de los esposos. Si la donación o legado se
hubiera hecho a ambos cónyuges, será propia de cada uno de ellos en la proporción que
se les haya donado. Si nada se dice al respecto, lo será en un 50% para cada uno de los
donatarios. Si lo recibido es una cosa se constituirá sobre ella un condominio propio.
Si se trata de una donación remuneratoria, debe distinguirse: 1) Si la donación fue hecha
en pago de un servicio prestado durante la vigencia de la comunidad por la cual el
donatario podía exigir el pago al donante, entonces es ganancial. Sí el valor de la
donación es superior a la deuda, la donación es igualmente ganancial con un derecho de
recompensa por el excedente a favor del donatario; 2) Si la donación fue hecha en pago
de un servicio prestado antes de contraer matrimonio (o de los dispuesto en el 449), la
donación es propia, pues la causa es anterior a la entrada en vigencia de la comunidad; 3)
Si la donación fue hecha en pago de un servicio que no daba derecho a exigir su pago, la
donación es propia pues se trata de una donación común y no remuneratoria.
En cuanto a la donación con cargo, el bien que se adquiere es propio, pero si la carga se
hubiera pagado con bienes gananciales, habrá un derecho a recompensa que se hará
efectivo a la liquidación de la comunidad.
c. los adquiridos por permuta con otro bien propio, mediante la inversión de dinero
propio, o la reinversión del producto de la venta de bienes propios, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad si hay un saldo soportado por ésta. Sin embargo, si
el saldo es superior al valor del aporte propio, el nuevo bien es ganancial, sin perjuicio
de la recompensa debida al cónyuge propietario;
d. los créditos o indemnizaciones que subrogan en el patrimonio de uno de los cónyuges a
otro bien propio. La subrogación real tiene lugar cuando un bien es reemplazado por otro
dentro de un patrimonio, conservando el mismo carácter. El objetivo, es mantener
incólume el patrimonio de cada uno de los cónyuges y que ni estos se enriquezcan a costa
de la sociedad, ni la sociedad a costa de ellos.
Aunque el bien hubiera sido adquirido con posterioridad a las nupcias y a título oneroso,
mantendrá el carácter de propio si el bien al cual reemplaza y que ha sido enajenado tenía
esa calificación.
La prueba del origen de los bienes oponible a terceros, resulta de la constancia que se
debe dejar en el acto de adquisición, con la conformidad del otro esposo.
Ahora bien, podría suceder que el otro cónyuge no preste esta anuencia, en cuyo caso el
adquirente puede solicitar una declaración judicial del carácter del bien, posibilidad que
mantiene aún en el caso de haber omitido peticionarla al momento de la adquisición. Este
requisito es exigible para oponer la calificación del bien a terceros, mas no lo es para
acreditar este hecho entre dos esposos.
Si las adquisiciones fueron realizadas en parte por subrogación real y en parte abonando
la diferencia con dinero ganancial, el Código da dos soluciones según que el mayor
monto aportado sea propio o ganancial. Si el mayor valor aportado es propio, el bien
conserva ese carácter con una recompensa a favor de la comunidad. A la inversa, si el
monto mayor con que se contribuyó a la adquisición es ganancial, el nuevo bien es
ganancial con una recompensa a favor del cónyuge propietario de los bienes propios que
se invirtieron.
En el caso de contratos de seguros, el principio es que el monto de la indemnización que
se concede, se subroga en el bien o valor asegurado. Las indemnizaciones por daños
personales serán propias del asegurado.
La compensación que se recibe por la inactividad temporaria que algunos de los contratos
prevén en beneficio de quien padece una enfermedad o sufrió el accidente, dado que
reemplaza los frutos del trabajo, serán gananciales.
La indemnización que se otorgue para cubrir daños en las cosas será propia si el objeto
dañado tenía tal calificación y ganancial si así lo era la cosa asegurada.
El seguro de vida a favor de uno de los cónyuges es propio de este, sin perjuicio de que
cuando el beneficiario por la muerte de uno de los esposos es el otro, habrá derecho a
recompensa por las primas que se hayan pagado con dinero ganancial. (art. 465, CCyC).
e. los productos de los bienes propios, con excepción de los de las canteras y minas.
Productos son los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa, alteran o
disminuyen su sustancia. Los productos de las minas particulares de cada uno de los
cónyuges pertenecen a la sociedad.
f. las crías de los ganados propios que reemplazan en el plantel a los animales que faltan
por cualquier causa. Sin embargo, si se ha mejorado la calidad del ganado originario,
las crías son gananciales y la comunidad debe al cónyuge propietario recompensa por el
valor del ganado propio aportado. Los animales que reemplazan en el plantel a los que
faltan por cualquier motivo son propios. Sí se mejora en calidad el ganado, las crías son
gananciales.
g. los adquiridos durante la comunidad, aunque sea a título oneroso, si el derecho de
incorporarlos al patrimonio ya existía al tiempo de su iniciación;
h. los adquiridos en virtud de un acto anterior a la comunidad viciado de nulidad relativa,
confirmado durante ella;
i. los originariamente propios que vuelven al patrimonio del cónyuge por nulidad,
resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico;
l. la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió antes del comienzo de la
comunidad, si el usufructo se extingue durante ella, así como la de los bienes gravados
con otros derechos reales que se extinguen durante la comunidad, sin perjuicio del
derecho a recompensa si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se
emplean bienes gananciales. En toda adquisición que reconozca un derecho anterior a la
comunidad, el bien conserva la calificación originaria.
j. los incorporados por accesión a las cosas propias, sin perjuicio de la recompensa
debida a la comunidad por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con dinero de
ella. Los aumentos materiales y mejoras en los bienes propios son bienes propios.
Estos aumentos que acrecen a la especie principal pueden responder a la naturaleza,
como es el caso del aluvión o bien a la acción del hombre como la plantación y la
edificación. El accesorio sigue lo principal.
El problema se plantea cuando para realizar una mejora sobre un bien propio de uno de
los cónyuges, se emplea dinero ganancial. Si la mejora ha accedido a un bien propio
adquirirá esa calificación, generándose un derecho de recompensa a favor de la
comunidad.
k. las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era
propietario de una parte indivisa de un bien al comenzar la comunidad, o que la
adquirió durante ésta en calidad de propia, así como los valores nuevos y otros
acrecimientos de los valores mobiliarios propios, sin perjuicio de la recompensa debida
a la comunidad en caso de haberse invertido bienes de ésta para la adquisición. Reviste
carácter de propio la totalidad del bien cuando el cónyuge que tenía porciones indivisas
de ese carácter adquiere a título oneroso las restantes porciones durante la existencia de la
sociedad conyugal.
Quedan también incluidos en este inciso el mayor valor de las acciones propias, así como
la distribución de dividendos en acciones. También son propias la nueva emisión de
acciones capitalizando reserva por quedar comprendidas en el concepto de mayor valor
de acciones propias y las acciones que se adquieran en ejercicio del derecho de
preferencia, sin perjuicio del derecho de recompensa si para obtenerlas se utilizaron
fondos gananciales.
m. las ropas y los objetos de uso personal de uno de los cónyuges, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad si son de gran valor y se adquirieron con bienes de
ésta; y los necesarios para el ejercicio de su trabajo o profesión, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad si fueron adquiridos con bienes gananciales. Sí son
de mucho valor (joyas, instrumentos de trabajo) nace el derecho a recompensa.
n. las indemnizaciones por consecuencias no patrimoniales y por daño físico causado a la
persona del cónyuge, excepto la del lucro cesante correspondiente a ingresos que
habrían sido gananciales. Si el daño resarcible es la incapacidad permanente, la
indemnización es propia debido a que lo afectado entra en la esfera personalísima del
sujeto dañado. Lo mismo sucede con el daño moral que se encuentra incluido en los
términos “consecuencias no patrimoniales” que el precepto en análisis califica como
propias. Sí es el lucro cesante, la reparación que se genera tendrá carácter ganancial, pues
lo recibido se subroga en el lugar de los frutos que deberían haberse obtenido con el
trabajo y que, en razón del daño el sujeto afectado se encuentra temporariamente privado
de percibir. Si la indemnización se adquiere por el fallecimiento del cónyuge se hace la
siguiente distinción: la muerte, sabemos extingue la comunidad por lo cual a partir de ese
momento no es posible que se generen bienes gananciales. Por otro lado, el resarcimiento
está destinado a reparar un daño personal del supérstite, es decir, es personal del esposo
beneficiario.
El monto que se cobre por los gastos que debieron efectuarse con motivo del hecho que
provocó el deceso, se subrogará en el lugar de los fondos que se emplearon para sufragar
los mismos.
Cuando la reparación se recibe por el fallecimiento de un tercero, esta se califica de
propia debido a que no hay fundamento para considerarla ganancial, pues en nada ha
incidido la comunidad para su obtención. Sin embargo, si se han realizado gastos para
paliar la enfermedad del difunto que fueron abonado con bienes gananciales, el
resarcimiento que se obtenga por este rubro tendrá la misma calificación en virtud del
principio de subrogación real.
ñ. el derecho a jubilación o pensión, y el derecho a alimentos, sin perjuicio del carácter
ganancial de las cuotas devengadas durante la comunidad y, en general, todos los
derechos inherentes a la persona. El derecho a la jubilación, pensión y alimentos en sí
son propios por ser personalísimos del espeso que accede a este beneficio o derecho
alimentario; mientras que las mensualidades cobradas durante la vigencia de la
comunidad se asemejan a los frutos civiles y en consecuencia son gananciales.
o. la propiedad intelectual, artística o industrial, si la obra intelectual ha sido publicada o
interpretada por primera vez, la obra artística ha sido concluida, o el invento, la marca
o el diseño industrial han sido patentados o registrados antes del comienzo de la
comunidad. El derecho moral sobre la obra intelectual es siempre personal del autor. Sí
el hecho se produce estando vigente la comunidad, el bien es ganancial.
Bienes gananciales: La calificación de un bien ganancial debe distinguirse de la propiedad.
Cada uno de los cónyuges es propietario de los bienes que adquiere. La calificación implica
que cada uno de los cónyuges tiene un derecho actual a los bienes gananciales de los cuales
cada uno de ellos es titular y además, un derecho eventual con respecto al 50% del total de los
bienes gananciales, inclusive de los de titularidad del otro esposo, derecho que se hará
efectivo al tiempo de la disolución de la sociedad conyugal, si el mismo todavía subsiste en el
patrimonio de alguno de los esposos, o sobre el producido de su transferencia a terceros, o
sobre el bien que haya ingresado en su reemplazo.
El art. 465, CCyC enumera cuales son bienes gananciales:
a. los creados, adquiridos por título oneroso o comenzados a poseer durante la comunidad
por uno u otro de los cónyuges, o por ambos en conjunto, siempre que no estén incluidos
en la enunciación del artículo 464. Los bienes gananciales se podrían describir como
aquellos que se adquieren a título oneroso durante la comunidad o cuyo derecho nace
durante la misma.
b. los adquiridos durante la comunidad por hechos de azar, como lotería, juego, apuestas,
o hallazgo de tesoro;
c. los frutos naturales, industriales o civiles de los bienes propios y gananciales,
devengados durante la comunidad. Los frutos naturales son las producciones espontáneas
de la naturaleza. Quedan excluidos de esta calificación los productos, salvo lo dispuesto
en el 464 inc e).
Son frutos civiles las rentas que la cosa produce y las remuneraciones del trabajo que se
asimilan a los frutos civiles. La renta es ganancial siempre que se haya devengado
durante la vigencia de la comunidad.
d. los frutos civiles de la profesión, trabajo, comercio o industria de uno u otro cónyuge,
devengados durante la comunidad;
e. lo devengado durante la comunidad como consecuencia del derecho de usufructo de
carácter propio;
f. los bienes adquiridos después de la extinción de la comunidad por permuta con otro bien
ganancial, mediante la inversión de dinero ganancial, o la reinversión del producto de
la venta de bienes gananciales, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge si hay
un saldo soportado por su patrimonio propio.
Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte ganancial, el nuevo bien es
propio, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad;
g. los créditos o indemnizaciones que subrogan a otro bien ganancial. Si el nuevo bien se
obtuviera aportando simultáneamente valores propios y esta contribución fuera superior,
entonces se lo calificara de propio sin perjuicio del derecho de recompensa debida a la
comunidad.
h. los productos de los bienes gananciales, y los de las canteras y minas propias, extraídos
durante la comunidad;
i. las crías de los ganados gananciales que reemplazan en el plantel a los animales que
faltan por cualquier causa y las crías de los ganados propios que excedan el plantel
original. Las crías de ganado son gananciales en tres supuestos: Las que reemplazan en el
plantel a los animales de esa calificación que faltan por cualquier causa; las crías de los
ganados propios que excedan el plantel original y aquellas que resultan de haber
mejorado la calidad del ganado propio sin perjuicio del derecho de recompensa.
j. los adquiridos después de la extinción de la comunidad, si el derecho de incorporarlos
al patrimonio había sido adquirido a título oneroso durante ella;
k. los adquiridos por título oneroso durante la comunidad en virtud de un acto viciado de
nulidad relativa, confirmado después de la disolución de aquélla;
l. los originariamente gananciales que vuelven al patrimonio ganancial del cónyuge por
nulidad, resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico;
m. los incorporados por accesión a las cosas gananciales, sin perjuicio de la recompensa
debida al cónyuge por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con sus bienes
propios. Ejemplo: sobre un terreno ganancial se realizaron mejoras con la utilización de
dinero propio, el bien conserva el carácter originario.
n. las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era
propietario de una parte indivisa de carácter ganancial de un bien al extinguirse la
comunidad, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge en caso de haberse
invertido bienes propios de éste para la adquisición;
o. la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió a título oneroso durante
la comunidad, si el usufructo se consolida después de su extinción, así como la de los
bienes gravados con derechos reales que se extinguen después de aquélla, sin perjuicio
del derecho a recompensa si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se
emplean bienes propios.
No son gananciales las indemnizaciones percibidas por la muerte del otro cónyuge,
incluso las provenientes de un contrato de seguro, sin perjuicio, en este caso, de la
recompensa debida a la comunidad por las primas pagadas con dinero de ésta.
Prueba del carácter propio o ganancial. El art. 466, CCyC, establece el principio que
presume el carácter ganancial de los bienes que existan en la comunidad al momento de su
disolución, salvo prueba en contrario.
Entre cónyuges es admisible todo tipo de pruebas para acreditar que el bien es propio. Ahora
bien, para que sea oponible a terceros tal calificación, no es suficiente la sola prueba
confesional.
Tratándose de bienes registrables que se han adquirido vigente la comunidad por inversión o
reinversión de bienes propios, para que sea oponible a terceros dicha calidad, es necesario que
tal circunstancia se haga constar en el acto de adquisición en el cual, además, se debe detallar
el origen del bien que se invierte o reinvierte y contar con la conformidad del otro esposo.
Si el cónyuge que debe prestar acuerdo se niega a hacerlo, por algún motivo no puede darlo o
se ha omitido otorgarlo en el tiempo oportuno, se puede iniciar una acción declarativa de
carácter propio del bien, que de contar con una decisión favorable, se anotará marginalmente
en el instrumento del cual surge el título de adquisición.

CONTRATOS ENTRE CÓNYUGES.


En el Código de Vélez estaban prohibidos los contratos entre cónyuges de donación,
compraventa, permuta, cesión de créditos, pago por entrega de bienes, renta vitalicia,
usufructo de bienes no fungibles y sociedades con responsabilidad ilimitada o solidaria, ya
que se consagraba un régimen de bienes del matrimonio de tipo imperativo, que limitaba la
autonomía del a voluntad de los cónyuges.
Si el contrato a celebrar no contrariaba el régimen patrimonial imperativo, básicamente por
no implicar un desplazamiento patrimonial entre los esposos que podría configurar un fraude
a la ley o a los acreedores, o si no se generaba algún tipo de incompatibilidad con los aspectos
personales derivados del vínculo matrimonial, se entendía que el mismo debía ser permitido.
Entre ellos estaban: Mandato, fianza, Mutuo, usufructo de bienes fungibles, depósito,
comodato, contrato de sociedad con responsabilidad limitada.
Los casos dudosos se daban en los contratos que no tenían una prohibición legal expresa en
la legislación, pero se dudaba de su compatibilidad con la relación matrimonial de los
esposos, a saber: Locación de cosas, obras o servicios, contrato de trabajo, fideicomiso.
El CCyC, prohíbe, en el art. 1002, la celebración de contratos entre cónyuges que hayan
optado por el régimen de comunidad.
Ello, implicaría que:
1. Antes de la celebración del matrimonio pueden celebrar los acuerdos previstos en el art
446: la designación y avalúo de los bienes que cada uno lleva al matrimonio, la
enunciación de las deudas, las donaciones que se hagan entre ellos y la opción por alguno
de los regímenes patrimoniales previstos en este Código.
2. Una vez celebrado el matrimonio, solamente podrán celebrar contratos entre sí, si optaron
por el régimen de separación de bienes.
3. Si optaron por el régimen de comunidad, solo podrán celebrar acuerdos destinados a
modificar el régimen elegido. Ningún otro acuerdo negocial sería válido.
El contrato expresamente regulado por el CCyC es el Mandato (Ver art. 459 y 474 CCyC
y el art. 27 de la LGS).
Por otro lado, los contratos que claramente podrían interpretarse como permitidos serian
aquellos contratos en los cuales no habría elementos que pudieran generar un compromiso
patrimonial que afecte la garantía de los acreedores, tales como el mandato (por además
preverlo expresamente), la fianza, el mutuo, el depósito, el comodato, la locación de cosa,
obra o servicios, el contrato de trabajo, el fideicomiso si los cónyuges no revisten el carácter
de fiduciante uno y fideicomisario el otro, el contrato de transporte de personas o cosas, la
consignación, el corretaje, etc
Por supuesto que en caso de duda o ante la falta de una norma expresa permisiva, el contrato
quedaría subsumido en la prohibición general del art 1002 inc d) ya que la misma opera como
un principio rector.

GESTIÓN DE BIENES DE LA COMUNIDAD


El régimen de gestión de comunidad comprende las reglas de actuación de los cónyuges
respecto de los actos de administración y disposición de bienes.
Los regímenes de comunidad pueden establecer diferentes modalidades en relación a la
gestión de bienes, clasificándose en regímenes de administración marital, conjunta, separada
o indistinta.
En el primer caso, es el esposo quien gestiona los bienes y en los tres siguientes la tarea es
realizada por ambos en forma conjunta, separada o indistinta. En los regímenes de
administración separada cada cónyuge administra sus bienes propios y los gananciales que
haya adquirido.
Regímenes de Gestión separada: El nuevo código mantiene para el régimen de comunidad
la gestión separada de ambos cónyuges; cada uno administra sus bienes propios y los
gananciales que adquiera. Responden frente a terceros por las deudas que han contraído con
sus bienes propios y gananciales.
En ambos casos, la ley prevé supuestos de excepción en los que, o bien extiende la
responsabilidad al cónyuge que no contrajo la deuda o bien requiere el asentimiento del
cónyuge del adquirente.
Con relación a la gestión, se pueden distinguir tres masas de bienes: los propios, los
gananciales y los bienes adquiridos conjuntamente.
En cuanto a los bienes propios (art. 469, CCyC), cada cónyuge administra y dispone
libremente de ellos, a excepción de aquellos que integren el hogar conyugal, bienes para los
que, en virtud de su afectación, el código prevé un tratamiento especial en el art 456.
También los bienes gananciales (art. 470, CCyC) son administrados en forma separada como
principio. La previsión legal respecto del asentimiento conyugal tiene por objeto proteger el
derecho a la ganancialidad, que se actualizará al tiempo de la disolución de la comunidad.
Solo los bienes adquiridos conjuntamente por ambos cónyuges son administrados en forma
conjunta.
Para aquellos actos de mayor trascendencia económica, el Código prevé el asentimiento del
cónyuge del adquirente. Pero no establece la forma, siendo aconsejable la escritura pública.
Quedan contenidos entonces, contratos de donación, cesión gratuita u onerosa de derechos,
compraventa, permuta, dación en pago, aportes a la sociedad, constitución de servidumbres,
usufructo, uso, constitución de prenda, hipoteca, anticresis, etc.
El art. 470, CCyC establece los bienes respecto de los cuales se requiere asentimiento:
- Bienes registrables: Se trata de aquellos que revisten mayor interés por su valor
económico y posibilidad de su individualización; los bienes inmuebles y los automotores,
aeronaves, embarcaciones, marcas y señales, etc. En estos casos, los registros son de
carácter público, provincial o nacional.
Quedan incluidos también los bienes registrables en registros privados, en la medida que
su inscripción haya sido prevista por la ley. Ej: Caballos de carrera de pura sangre.
- Acciones nominativas no endosables y las no cartulares: Se requiere el asentimiento
en estos supuestos, pero su incumplimiento no es oponible a terceros prestadores de
buena fe, entendiéndose por tal al adquirente de un título valor incorporado al régimen de
oferta pública.
- Participaciones en sociedades: Cuando uno de los cónyuges decida enajenar su
participación social, debe contar con el asentimiento del otro. Dentro de esta fórmula,
cabe comprender a la transformación y fusión de sociedades de personas.
- Establecimientos comerciales, industriales o agropecuarios: La transferencia del
fondo de comercio queda así incluida expresamente.
Respecto de los bienes adquiridos conjuntamente por ambos cónyuges, se prevé la
administración conjunta y la aplicabilidad de las normas relativas a los bienes propios o
gananciales, según corresponda A falta de acuerdo, el que tome la iniciativa del acto puede
pedir que se lo autorice judicialmente. Es decir que no prima en el supuesto, la postura de
quien tenga una porción mayor.
Cuando de cosas se trata, se aplican las normas del condominio. No obstante, respecto de la
petición de división de condominio por parte de alguno de los cónyuges, el juez podrá negarla
si considerara afectado el interés familiar. (art. 471, CCyC)
Se reputa que pertenecen a los dos cónyuges por mitades indivisas los bienes respecto de los
cuales ninguno de ellos puede justificar la propiedad exclusiva. (art. 472, CCyC).

FRAUDE
En el supuesto de actos que no han violado las normas previstas para la protección del
derecho a la ganancialidad futura, sino que, cumpliendo con estas, han escondido un
propósito de fraude a los derechos del otro cónyuge. Ej: si uno de los cónyuges enajena joyas
u obras de arte de gran valor, no necesita asentimiento porque no son bienes registrables.
Con relación al momento en que se produce la extinción del régimen de comunidad: si bien
establece como principio general el día de la notificación de la demanda, le confiere al juez la
facultad de modificar la extensión del efecto retroactivo fundándose en la existencia de fraude
o abuso de derecho. (art. 473, CCyC)

DEUDAS DE LOS CÓNYUGES. RESPONSABILIDAD FRENTE A TERCEROS


En principio y tal como lo establece el segundo párrafo del art 461, ninguno de los cónyuges
responde por deudas contraídas por el otro.
Los terceros acreedores de un cónyuge carecen en principio de acción contra el que no
contrajo la deuda, pudiendo afectar la totalidad del patrimonio del deudor, sin que el carácter
ganancial de los bienes de este, pueda imponer limitación alguna a ello.
Este sistema de responsabilidades es paralelo al sistema de administración separada por lo
que podemos concluir en que cada cónyuge responde frente a sus acreedores con los bienes
que administra. (art. 467, CCyC).
Conforme al art. 502 del nuevo código, el sistema de responsabilidad frente a terceros
mantiene su vigencia hasta la efectiva partición de la comunidad, a partir de entonces cada
uno es responsable con los bienes propios y la porción de los gananciales adjudicados.
Se puede distinguir entonces deudas personales de deudas comunes:
- deudas personales: son las que afronta el cónyuge que la contrajo con sus bienes
propios y gananciales por él adquiridos y constituyen el principio general. La separación
de deudas permite dejar a salvo los bienes del cónyuge del accionar del otro, se trate
tanto de deudas generadas en actos jurídicos como en hechos ilícitos o en obligaciones de
origen legal; no podrá agredirse entonces, el patrimonio del cónyuge por deudas
contraídas en el desempeño comercial del otro, al resultar autor de hechos ilícitos, en
cumplimiento de obligaciones impositivas, etc.
- deudas comunes: son las que, contraídas por uno de los cónyuges, obligan al otro en
forma conjunta. Cuando un cónyuge contrae una obligación para atender las necesidades
del grupo familiar o bien para proteger el capital ganancial, el otro cónyuge debe resultar
también responsable en tanto la solidaridad familiar es un principio que atraviesa el
derecho de familia y trasciende incluso al ámbito patrimonial.
No deben confundirse los supuestos excepcionales de las deudas comunes con las deudas
personales conjuntas. En algunos casos, ambos esposos deciden asumir una obligación en
forma simplemente mancomunada, solidaria o uno en calidad de fiador del otro: el carácter
conjunto de la deuda no la transforma en común, en tanto la responsabilidad de ambos
cónyuges no se origina en uno de los supuestos de excepción enumerados en la ley, sino en el
vínculo obligacional asumido por ambos.
En estas hipótesis, cada cónyuge responde en los límites y extensión de su responsabilidad
con todo su patrimonio propio o ganancial.
Los supuestos de excepción de responsabilidad conjunta operan de la siguiente manera:
ambos cónyuges responden solidariamente respecto de deudas contraídas para solventar las
necesidades ordinarias del hogar y el sostenimiento y educación de los hijos y responden en
forma concurrente en relación con los gastos de conservación de los bienes comunes. En este
último caso, el cónyuge no deudor sólo responde con sus bienes gananciales, quedando
excluidos sus bienes propios. (arts. 461, CCyC)
El nuevo código continúa así con la separación de responsabilidades vigente en la anterior
normativa, pero innova en relación a la forma en que responde el cónyuge no deudor: antes lo
hacía solamente con los frutos de sus bienes propios y gananciales y ahora con los bienes
mismos.
El acreedor puede optar por reclamar su deuda de uno u otro cónyuge sin que exista
subsidiariedad alguna respecto de la obligación del cónyuge que no contrajo la deuda. Sin
embargo, si el acreedor opta por ejecutar al cónyuge de su deudor contractual deberá hacerlo
en el marco procesal que le permita acreditar el supuesto de excepción previsto en la ley,
circunstancia que solo resultará admisible en un proceso de conocimiento.
De tal manera y en estos supuestos de excepción, existe un deudor contractual y otro legal,
pero ambos responden conjuntamente, cada uno conforme al vinculo obligacional que lo liga
al crédito del tercero.

CARGAS DE LA COMUNIDAD.
Las cargas de la comunidad son aquellas obligaciones por las cuales deben contribuir ambos
cónyuges al tiempo de la liquidación del régimen conformado así su pasivo. Las obligaciones
personales son, por el contrario, aquellas que serán soportadas por el patrimonio de cada uno
de los cónyuges. Así, mientras las cargas se deducirán del activo bruto conformado por la
totalidad de bienes gananciales, las obligaciones personales no podrán imputarse a aquel. Sin
embargo, una carga puede ser soportada con fondos propios del deudor o bien una deuda
personal puede ser satisfecha con bienes gananciales: en tales supuestos la compensación pera
con el sistema de recompensas establecido en la ley (art. 468, CCyC).
El art. 489, CCyC establece las obligaciones que estan a cargo de la comunidad:
a. las obligaciones contraídas durante la comunidad, no previstas en el artículo siguiente.
Las obligaciones contraídas durante la comunidad resultan cargas de la misma: lo que se
adquiere es ganancial y la deuda que se genera para ello es una deuda común. Se alude a
las deudas contraídas, esto es, que tienen un origen contractual, excluyendo en
consecuencia, aquellas que se originan en ilícitos u obligaciones legales.
b. el sostenimiento del hogar, de los hijos comunes y de los que cada uno tenga, y los
alimentos que cada uno está obligado a dar. La obligación alimentaria a los
descendientes en primer grado es siempre una carga de la comunidad, sean los hijos
mayores o menores de edad, convivan o no convivan, sean o no comunes.
c. las donaciones de bienes gananciales hechas a los hijos comunes, y aun la de bienes
propios si están destinados a su establecimiento o colocación;
d. los gastos de conservación y reparación de los bienes propios y gananciales. La
inclusión de los gastos de conservación y reparación de los bienes propios y gananciales
guarda correspondencia con el carácter ganancial de los frutos naturales, industriales o
civiles de los bienes propios y gananciales que se devenguen durante la vigencia del
régimen así como la sociedad se beneficia con estos frutos debe afrontar sus gastos
conservatorios.
El art. 490, CCyC establece las obligaciones personales de los cónyuges:
a. las contraídas antes del comienzo de la comunidad;
b. las que gravan las herencias, legados o donaciones recibidos por uno de los cónyuges;
c. las contraídas para adquirir o mejorar bienes propios;
d. las resultantes de garantías personales o reales dadas por uno de los cónyuges a un
tercero, sin que de ellas derive beneficio para el patrimonio ganancial. Por ejemplo, el
supuesto de suscripción de fiador de un contrato de locación para vivienda de un hijo en
común.
e. las derivadas de la responsabilidad extracontractual y de sanciones legales.

EXTINCIÓN DE LA COMUNIDAD
La extinción del régimen de la comunidad de ganancias, significa que todos los bienes que
los esposos adquieran en el futuro serán personales de cada uno de ellos.
La comunidad de ganancias se disuelve únicamente por las causales reguladas en la ley y
estas no pueden ser modificadas por los cónyuges.
Según el art. 475, CCyC, la comunidad se extingue por:
a. la muerte comprobada o presunta de uno de los cónyuges;
b. la anulación del matrimonio putativo. La sentencia que declara la nulidad del matrimonio
putativo, disuelve la comunidad con efecto retroactivo al día de la modificación de la
demanda. Sin embargo, si a la anulación de las nupcias, le ha precedido una separación
de hecho “la sentencia tiene efectos retroactivos al día de esa separación. El juez puede
modificar la extensión del efecto retroactivo fundándose en la existencia de fraude o
abuso del derecho (art 480)”.
c. el divorcio. La extinción de la comunidad se produce con efecto retroactivo al día de la
notificación de la demanda o de la petición conjunta de los cónyuges. Al igual que en la
anulación, si con anterioridad al divorcio medio entre los consortes una separación de
hecho, los efectos de la sentencia se retrotraen al día de esa separación.
d. la separación judicial de bienes.
e. la modificación del régimen matrimonial convenido.

SEPARACIÓN JUDICIAL DE BIENES


Tiene lugar por medio de una acción autónoma en supuesto en que el vínculo matrimonial
subsiste y tiene por objeto disolver la comunidad de ganancias y sustituirla por el régimen
patrimonial de separación de bienes que regirá las relaciones económicas de los esposos hasta
que se produzca alguna de las causales que extinguen el régimen patrimonial.
Es una acción que solo puede ser promovida por los cónyuges, no pueden ejercerla los
acreedores del afectado por vía de subrogación.
El art. 477, CCyC establece cuando puede ser solicitada la separación judicial de bienes por
uno de los cónyuges:
a. si la mala administración del otro le acarrea el peligro de perder su eventual derecho
sobre los bienes gananciales. La mala administración que autoriza a pedir la separación
de bienes requiere una conducta de contornos definidos que se exteriorice en una serie de
actos y que, en el contexto de una administración, evidencia un obrar desaprensivo,
temerario o de franca ineptitud. La prueba (cualquier medio) debe estar dirigida a
acreditar la negligencia en la gestión que se evidenciara por los resultados negativos que
arrojan los negocios, el pasivo superior al activo, entre otras. La administración
negligente puede ser sobre los propios que afecte a los bienes gananciales.
b. si se declara el concurso preventivo o la quiebra del otro cónyuge. El esposo legitimado
que solicite la separación de bienes, estaría tomando una medida preventiva que le
asegurara que, si bien tiene que dividir el 50% de sus gananciales actuales, no compartirá
de ahí en adelante, ninguna adquisición más.
c. si los cónyuges están separados de hecho sin voluntad de unirse;
d. si por incapacidad o excusa de uno de los cónyuges, se designa curador del otro a un
tercero.

INDIVISION POSTCOMUNITARIA.
Es la situación en que se halla la masa de bienes gananciales desde la disolución de la
sociedad conyugal hasta la partición.
El CCyC establece que los cónyuges pueden acordar las reglas de administración y
disposición de los bienes indivisos. Se prevé expresamente el deber de informar un cónyuge
al otro la intención de otorgar actos que excedan la administración ordinaria con antelación
razonable, pudiendo el otro cónyuge oponerse judicialmente.
Se contempla que durante la indivisión postcomunitaria rigen las normas de la
responsabilidad solidaria y se reconoce a los terceros acreedores el derecho a subrogarse en
los derechos del cónyuge deudor para solicitar la partición de la masa común.
Administración. El CCyC adopta la postura que distingue entre cual había sido la causal por
la cual se disuelve la sociedad conyugal. Así, en los casos en que la extinción de la
comunidad tiene lugar en vida de los esposos no se modifica el régimen de gestión separada.
Distinta es la solución a la que se llega cuando la disolución de la sociedad conyugal acaece
por muerte de uno o ambos esposos y, entonces, la indivisión postcomunitaria coexiste con la
comunidad hereditaria. (arts. 481, 482, y 483, CCyC).
Pasivo. Del art. 486, CCyC, se desprende que en principio la responsabilidad es separada,
vale decir que cada esposo responde por las deudas que contrajo con todos sus bienes, propios
y gananciales.
La responsabilidad continúa siendo solidaria por aquellas deudas que se han contraído por
cualquiera de los cónyuges para solventar las necesidades ordinarias del hogar, el
sostenimiento y educación de los hijos comunes y de uno solo de ellos mientras sean menores
de edad, estén afectados con una discapacidad o capacidad restringida y convivan con los
esposos.
Por los gastos de conservación y reparación de los bienes gananciales responde el cónyuge
que contrajo la deuda con todos sus bienes y el otro solo con sus bienes gananciales. Además,
el precepto establece expresamente la posibilidad de los acreedores de subrogarse en los
derechos de su deudor y solicitar la partición de la masa de bienes gananciales.
Con respecto al uso de los bienes indivisos, el art. 484, CCyC, establece que la regla es el
acuerdo entre los cónyuges,. A falta de este decide el juez.Finalmente, se prevé:
Si el inmueble es ganancial y está probado que uno de los cónyuges lo ocupaba
exclusivamente desde la separación de hecho, el otro copartícipe en la indivisión
postcomunitaria tiene derecho a obtener una renta que corresponda a su porción en la
cotitularidad y que constituya una retribución por igual uso del que se ve privado.
Asimismo, si por hipótesis, al fijar alimentos se tuvo en cuenta el uso exclusivo del bien
determinándose una cuota menor debido a que la necesidad de vivienda se encontraba
satisfecha, entonces no habrá derecho al canon por el alimentante.
Este derecho a indemnizar al esposo que carece del disfrute del bien, se adeuda a partir de la
oposición fehaciente. Así, se ha fijado que el monto se debe desde la remisión de la carta
documento en la que se solicita la compensación.
Si, por hipótesis, no se ha intimado previamente, sino que directamente se ha demandado por
el pago de la compensación o se ha solicitado esta en la liquidación de la sociedad conyugal,
el monto se establecerá a partir de la notificación de la demanda.
Para saber quién debe solventar las deudas que gravan el inmueble hay que distinguir si se ha
fijado o no un canon locativo y si existen hijos menores o incapaces.
Si el cónyuge que aprovecha con exclusividad el inmueble no abona ningún monto por este
aprovechamiento, deberá pagar las deudas que lo gravan, haya o no hijos menores o
incapaces.
Distinto es el supuesto en que el beneficiario exclusivo fue condenado a sufragar una cantidad
por ese uso y habitan en el inmueble hijos menores o incapaces a quienes el esposo privado
de su goce debe alimentar, en cuyo caso los impuestos, servicios y expensas deben ser
asumidos por mitades.
Atento que la disolución de la comunidad actualizó el derecho de los cónyuges a efectivizar el
50% de los bienes gananciales, los frutos y rentas que generan los bienes indivisos
acrecientan a esa masa sujeta a partirse. Aquel de los esposos que los percibe debe rendir
cuentas al otro.
En el supuesto que uno de los cónyuges tuviera el uso y goce exclusivo del bien, debe
compensar a la masa por esta exclusividad de disfrute desde que el otro lo solicite. (art. 485,
CCyC)
LIQUIDACIÓN Y PARTICIÓN DEL RÉGIMEN DE COMUNIDAD.
Luego de la extinción de la comunidad, ocurre la liquidación de la comunidad, que son las
acciones tendientes a la obtención de las porciones gananciales de cada esposo.
No es necesaria la liquidación sí lo único que hay para la partición es dinero efectivo (sin
deudas ni recompensas), o sí los cónyuges carecen de bienes al momento de disolución.
La liquidación de la comunidad conlleva una serie de operaciones destinadas a:
- Determinar los bienes existentes en el patrimonio de cada cónyuge y su valor mediante
las operaciones de inventario y avalúo;
- Señalar el carácter de esos bienes, esto es, cuáles son gananciales y cuáles propios de
cada cónyuge;
- Procurar los pagos y el reintegro de los bienes, de cada uno de los cónyuges o sus
herederos;
- Establecer el régimen de las recompensas
- Una vez deducido el pasivo definitivo, efectuar la división de los gananciales
Finalmente, una vez llevadas adelante todas estas operaciones, es procedente la partición
efectiva de los bienes y su atribución a cada uno de los cónyuges como propietarios
exclusivos de los mismos.

FORMAS DE LIQUIDACIÓN Y PARTICIÓN DE LA COMUNIDAD.


Liquidación y partición privada. Sí las partes se ponen de acuerdo, pueden realizar la
liquidación y partición de forma privada. El instrumento para el acuerdo puede ser una
escritura de participación extrajudicial o el instrumento privado que crean conveniente.
La forma de la partición se hará en la forma prescripta para la partición de las herencias (art.
500, CCyC). En caso de efectuarse la adjudicación de bienes inmuebles, el acto de partición
deberá realizarse en escritura pública (art. 1017, CCyC).
La liquidación y partición por acto privado está permitida en supuesto de personas mayores
de edad, presentes y plenamente capaces y siempre que no exista oposición de terceros
interesados.
Para poder realizar la liquidación en forma privada o mixta los esposos deben estar presentes
y ser capaces.
Entre los terceros interesados quedan comprendidos los acreedores de los cónyuges o del
cónyuge y demás herederos, en caso de extinción de la comunidad por muerte. La oposición
de los acreedores a la partición privada puede expresarse mediante notificación extrajudicial
fehaciente, aunque también ellos podrían entablar los incidentes judiciales respectivos.
Liquidación y partición mixta. Los interesados pueden llevar adelante la adjudicación de
sus bienes mediante la presentación de la cuenta particionaria confeccionada por ellos (por
instrumento privado), para su homologación por el juez. En este supuesto los acreedores
pueden oponerse a la homologación judicial y solicitar que la partición transite por la vía
judicial. Aquí también la oposición de los acreedores deberá ser incoada mediante el incidente
respectivo.
En el régimen patrimonial actual, el acuerdo de liquidación puede formar parte del convenio
privado de modificación del régimen, cuando los cónyuges que hubieran regido sus relaciones
patrimoniales por el sistema de la comunidad, opten por el régimen de la separación de bienes
y por ende, deban liquidar el anterior.
El acuerdo de cambio de régimen surtirá efectos, entre las partes, desde la celebración de la
escritura respectiva; frente a terceros una vez efectuada su inscripción en el acta de
celebración de matrimonio en el Registro Civil.
Además, si los cónyuges se adjudicaran bienes con modificación de su titularidad registral, tal
alteración operará sus efectos frente a terceros a partir de la inscripción registral del bien en
cuestión o del cambio en el ejercicio de la posesión si se tratara de bienes muebles no
registrables.
Con respecto a convenios, liquidación y partición de la comunidad por separación
judicial de bienes, la liquidación de la comunidad puede ser consecuencia de la sentencia que
dispone la separación judicial de bienes entablada. En tal caso los cónyuges podrán formular
acuerdos de liquidación mediante convenios otorgados en forma privada o también en forma
mixta.
En razón de haber sido admitida la eficacia de la voluntad de las partes para modificar el
régimen de la comunidad, resultará admisible el allanamiento del accionado como forma
anormal de finalización del proceso de separación judicial de bienes. Dicho allanamiento
viabilizara el dictado de sentencia haciendo lugar a la demanda, y por ende, los cónyuges
resultaran regidos por el régimen de la separación de bienes con efecto retroactivo a la
notificación de la demanda y con efecto frente a terceros a partir de la inscripción de la
sentencia en el acta de matrimonio en el registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas
(art. 480, CCyC).
Con respecto a convenios reguladores y la liquidación y partición de la comunidad por
divorcio, en el supuesto de petición de divorcio en forma conjunta, los esposos podrán
presentar junto a la demanda el convenio regulador con el acuerdo de liquidación de la
comunidad si estuvieran regidos por dicho sistema.
El juez se encuentra facultado a exigir garantías reales o personales como requisito previo a
su aprobación y homologación. Sin embargo, en virtud del amplísimo reconocimiento a la
autonomía de la voluntad en los aspectos referidos a la regulación económica de la familia y
al margen de la actuación que se reconoce a las decisiones personales de los cónyuges, la
injerencia judicial en estos ámbitos debe limitarse a aquellos supuestos en los cuales las
propias partes soliciten la prestación de cautelas o formas de aseguramiento.
En caso de demanda unilateral de divorcio, la petición deberá contener una propuesta de
regulación de los efectos derivados del mismo entre los que se cuentan los ofrecimientos de
liquidación de la comunidad que hubiere regido el matrimonio. En su caso, el otro cónyuge
podrá ofrecer una contrapropuesta reguladora distinta. En caso de diferencias entre los
planteos, el juez deberá convocar a audiencia y en caso de fracasar el intento conciliatorio,
mandará a continuar el juicio.
Liquidación y partición judicial. En caso de no resultar posible el acuerdo entre los
cónyuges para determinar la composición del activo y del pasivo ganancial, o la existencia o
entidad de las recompensas, la liquidación deberá ser llevada adelante en un proceso judicial.
La liquidación y partición deberá ser judicial en caso de oposición de los acreedores al
otorgamiento de acuerdo privado o mixto, en virtud de la aplicación supletoria de las normas
de partición de las herencias por aplicación del art. 500 y su remisión al art. 2371 del nuevo
código: “La partición debe ser judicial: a) si hay copartícipes incapaces, con capacidad
restringida o ausentes; b) si terceros, fundándose en un interés legítimo, se oponen a que la
partición se haga privadamente c) si los copartícipes son plenamente capaces y no acuerdan
en hacer la partición privadamente”.
El juez que intervino en el juicio de divorcio o separación judicial de bienes, proceso en el
que se declaró la extinción de la comunidad, es el competente para intervenir en la liquidación
y partición.
También tramitan ante este mismo juez los litigios que se susciten entre los esposos y que
influirán en la formación de las masas a partir. Finalmente, ante este mismo magistrado
tramitarán los juicios posteriores a la partición tendientes a liquidar algún bien ganancial que
no hubiere sido incluido con anterioridad.
Para la determinación de las masas a partir se realiza un inventario. A partir de la
extinción de la comunidad, las masas de bienes gananciales deben permanecer tal cual se
encuentran, para que, luego de la liquidación, se proceda a la partición de los bienes.
La masa comunal partible se integra con la suma de los activos gananciales líquidos de uno y
de otro cónyuge. También, los frutos y las rentas de los bienes indivisos que se generen en el
periodo de la indivisión.
En el periodo de la indivisión postcomunitaria los cónyuges pueden acordar las reglas de
administración y disposición de los bienes indivisos y subsisten las reglas de la comunidad en
tanto no sean modificadas por las normas del propio código. Se establece la obligación de
cada copartícipe de informar al otro con antelación razonable la posibilidad de otorgar actos
que exceden la administración ordinaria de los bienes indivisos y el otro podrá oponerse.
La determinación de las masas a partir puede realizarse mediante la confección de un
inventario (descripción detallada de todos los bienes y cosas, muebles e inmuebles, con su
pasivo), o la enunciación de bienes formulada por los cónyuges con su conformidad. En caso
de tratarse de liquidación judicial, el detalle de bienes podrá ser parte de acuerdos a realizar
en la etapa previa o bien el resultado de una audiencia conciliatoria celebrada. En caso de
mantenerse los desacuerdos respecto de la determinación de los bienes gananciales, el primer
recaudo procesal a solicitar será la designación de escribano para inventariar los bienes.
El inventario será presentado a los autos de liquidación y se dará vista a las partes, quienes
podrán formular las observaciones que consideren oportunas, tendientes a la inclusión o
exclusión de los bienes. En caso de disconformidad corresponderá la formación de los
incidentes tendientes a obtener el pronunciamiento judicial que decida dichas cuestiones.
En el proceso judicial, el cónyuge accionante o el accionado puede solicitar medidas
preliminares tendientes a individualizar los bienes que componen los patrimonios
gananciales.
Más allá del inventario procede la tasación de los bienes inventariados (avalúo) a fin de
obtener los valores a los cuales ascienden los bienes gananciales a partir. Los cónyuges
podrán establecer los valores de los bienes de común acuerdo, designar un tasador o a falta de
consenso podrán solicitar la designación de un tasador judicial.
El avalúo, al igual que el inventario, deberá hacerse judicialmente a pedido de uno de los
cónyuges, cuando lo solicitaren los acreedores y resultare necesario a criterio del juez. Este
será aprobado por el juez si no existieren oposiciones.
Los coparticipes, sus herederos o terceros acreedores, podrán formular reclamaciones sobre el
avalúo, en tal caso se deberá convocar a audiencia a los interesados y al perito para que se
expidan sobre la cuestión promovida, resolviendo el juez lo que correspondiere.
Los gastos que se produzcan como consecuencia del inventario y división de bienes de la
comunidad están a cargo de los cónyuges en proporción a su partición en los bienes. (art.
501, CCyC).
Una vez obtenidos los activos gananciales líquidos de ambos cónyuges, estos se suman a fin
de obtener la masa común. La operación posterior es la división de dicha masa común que se
realizara según lo establecido por el art. 498, CCyC: “La masa común se divide por partes
iguales entre los cónyuges, sin consideración al monto de los bienes propios ni a la
contribución de cada uno a la adquisición de los gananciales. Si se produce por muerte de
uno de los cónyuges, los herederos reciben su parte sobre la mitad de gananciales que
hubiese correspondido al causante. Si todos los interesados son plenamente capaces, se
aplica el convenio libremente acordado”.
La norma actual establece la prohibición para los partícipes de exigir la venta de los bienes
cuando resulte posible su división y adjudicación directa. Solo en caso de no ser posible esa
forma de distribución, podrá solicitarse la venta y el reparto de los valores entre los cónyuges
o entre ellos y sus herederos. Está prohibida la división de los bienes si de ella resulta un
aprovechamiento antieconómico de las partes.
Asimismo, se establece la posibilidad de los copartícipes de otorgar la partición en forma
provisional. En este caso, los partícipes están facultados a efectuar una división de uso y goce
de los bienes, sin dividir la propiedad de éstos.
En cuanto a los gastos, deberán ser abonados por los cónyuges o de sus herederos en forma
proporcional a su participación en los bienes.
Cada uno de los partícipes responde frente a sus acreedores por deudas contraídas antes de la
partición con sus bienes propios y con la porción que se le adjudicó de los gananciales.
Con respecto a la prescripción, el art. 2368, CCyC dice: La acción de partición de herencia
es imprescriptible mientras continúe la indivisión, pero hay prescripción adquisitiva larga de
los bienes individuales si la indivisión ha cesado de hecho porque alguno de los copartícipes
ha intervertido su título poseyéndolos como único propietario, durante el lapso que establece
la ley”.

PASIVO DEFINITIVO EN LA LIQUIDACIÓN. CARGAS DE LA COMUNIDAD.


Las cargas de la comunidad estan en el art. 489, CCyC. Las deudas personales estan en el
art. 490, CCyC.
Las recompensas son créditos que forman parte de la liquidación de la sociedad conyugal,
generados por el incremento del patrimonio de uno de los esposos a costa de la comunidad o
por el aumento del haber ganancial en detrimento del patrimonio propio de uno de los
cónyuges (art. 488, CCyC).
El fundamento de las recompensas está en la acción de cobro de una deuda pecuniaria
concreta, que permite el reembolso del valor sustraído de masa en beneficio de otra,
manteniendo así cada masa de bienes su integridad.
Los casos de recompensas están enumerados en el art. 491, CCyC: “La comunidad debe
recompensa al cónyuge si se ha beneficiado en detrimento del patrimonio propio, y el
cónyuge a la comunidad si se ha beneficiado en detrimento del haber de la comunidad.
Si durante la comunidad uno de los cónyuges ha enajenado bienes propios a título oneroso
sin reinvertir su precio se presume, excepto prueba en contrario, que lo percibido ha
beneficiado a la comunidad.
Si la participación de carácter propio de uno de los cónyuges en una sociedad adquiere un
mayor valor a causa de la capitalización de utilidades durante la comunidad, el cónyuge
socio debe recompensa a la comunidad. Esta solución es aplicable a los fondos de
comercio”.
Acción de recompensa. Prueba. Prescripción. En el caso que uno de los cónyuges o sus
herederos reclamen el crédito por recompensa en la liquidación de la comunidad y éste sea
desconocido por el otro cónyuge o sus herederos, el o los interesados deberán interponer la
acción judicial para obtener su reconocimiento. Prescribe a los 5 años contados desde la
extinción de la comunidad.
El cálculo de la recompensa se determina tomando el menor de los valores que representan la
erogación y el provecho subsistente para el cónyuge o para la comunidad, al día de su
extinción, apreciado en valores constantes. (art. 493, CCyC).
La prueba del derecho a recompensa es de quien la invoca y por cualquier medio (art. 492,
CCyC).
Los créditos por recompensas no se devengan intereses, pues al momento de su origen no
había obligación exigible, dicha acreencia recién existe con la disolución y liquidación de la
sociedad conyugal. Sin perjuicio de ello, una vez determinada la recompensa y su valor e
intimado su pago, correspondería el cálculo de intereses.
Responsabilidad. Una vez finalizada la partición, cada uno de los cónyuges responde frente a
sus acreedores por las deudas contraídas con anterioridad con sus bienes propios y la porción
que se le adjudicó de los gananciales. La
de bienes y las modificaciones patrimoniales de los cónyuges resultan oponibles a sus
acreedores una vez operadas las modificaciones registrales respectivas.
Liquidación simultánea de dos o más comunidades. El art 503, CCyC establece que ante
el trámite simultáneo de la liquidación de dos o más comunidades contraídas por una misma
persona, se admite toda clase de pruebas para determinar la participación de cada una.
Asimismo, el Código legisla que en caso de duda respecto de la pertenencia de los bienes a
una u otra comunidad, los bienes deberán atribuirse a cada una de las comunidades en
proporción al tiempo de su duración.
Partición en supuesto de bigamia. Cuando el cónyuge de la segunda unión fuere de buena
fe y cuando en ambas uniones se ha adoptado el régimen de la comunidad, la norma resuelve
que el cónyuge de la primera unión tiene derecho a la mitad de los gananciales hasta la
disolución de su matrimonio, y el segundo cónyuge a la mitad de la masa ganancial formada
por él y le bígamo hasta la notificación de la demanda de la acción de anulación. (art. 504,
CCyC).

REGIMEN DE SEPARACION DE BIENES


Es el régimen económico matrimonial por el que se produce una separación de patrimonios
de los cónyuges. Cada consorte, por lo tanto, es propietario exclusivo de todos los derechos
atinentes a la propiedad.
Se distingue del régimen de comunidad porque al finalizar, ninguno de los esposos tiene
derecho a recibir porción alguna de los bienes del otro, no hay masa común a distribuir.
En la separación de bienes inicial el patrimonio de cada esposo queda constituido con los
bienes personales suyos que lleva al matrimonio y los bienes que adquiere después onerosa o
gratuitamente. En cambio, en el supuesto de la separación de bienes sobreviniente, los bienes
de cada esposo son los suyos personales y los bienes que adquiera y los que continúe
haciendo ingresar en su haber desde la extinción de dicho régimen sustituido y mientras rija
la separación.
Los cónyuges pueden adquirir bienes en forma conjunta ya sea en partes distintas o iguales,
es decir, pueden tener bienes en común bajo la figura del condominio.
Cada consorte puede probar ante el otro o frente a terceros la propiedad exclusiva por todos
los medios de prueba. En caso de no poder demostrarse la propiedad exclusiva de algún bien,
se presume que pertenecen a ambos cónyuges por mitades.
Posibilidad de opción. En nuestro sistema jurídico, existe la posibilidad de optar por el
régimen económico para el matrimonio entre el régimen de comunidad de bienes y ganancias
o el de separación de bienes. Se puede hacer al momento de la celebración de las nupcias
como con posterioridad a las mismas después de un año de vigencia del régimen.
El art. 446, CCyC establece que puede ser objeto de convenciones antes de la celebración del
matrimonio. Los futuros esposos deben ser mayores de edad, plenamente capaces, dispuestos
a celebrar el matrimonio y que hagan la escritura respectiva.
En cuanto a la forma, se requiere que los contrayentes otorguen escritura pública en la cual
opten por el régimen aludido y además, se deberá dejar constancia de tal acto en el acta de
celebración de matrimonio. Esta opción por el régimen debe ser expresa y el silencio a su
respecto torna aplicable el régimen de comunidad. El contrato prenupcial queda sujeto a la
condición de la celebración del matrimonio.
Si los cónyuges no efectuarán la registración del acto aludido, aquel no resultaría oponible
frente a terceros y, por ende, se los debería considerar sujetos al régimen de comunidad.
Convenios de modificación. Publicidad. El código ha previsto que los cónyuges podrán
celebrar pactos modificatorios del régimen después de transcurrido un año de haber contraído
nupcias (art. 449, CCyC).le a ellos en el término de un año a contar desde que lo conocieron.
El efecto entre los cónyuges opera a partir del otorgamiento de la escritura en la que se
acuerda el cambio de régimen y frente a terceros a partir de su inscripción en el Registro de
Estado Civil y Capacidad de las Personas, como anotación marginal al acta de matrimonio.
Por tratarse de una convención que se realiza en vigencia, el matrimonio no está sometido a
condición legal alguna como en el caso del acuerdo prenupcial.
En el caso de cambio de régimen de comunidad al de separación de bienes, los cónyuges
podrán, además, celebrar convenios sobre la administración y disposición de bienes durante la
indivisión e incluso prever la adjudicación de bienes. Estos convenios no requieren
homologación judicial, puesto que esta extinción no deriva de la extinción del vínculo
matrimonial y subsiste el régimen primario aplicable a todo régimen.
En los casos en que se accede a la separación de bienes por sentencia judicial, ella opera sus
efectos entre las partes a partir de la notificación de la demanda y por otra parte, el régimen es
oponible a terceros a partir de su inscripción en el acta de matrimonio, como sistema de
publicidad general del cambio así operado.
Gestión en la separación de bienes. La gestión de los bienes corresponde al propietario de
cada uno de esos bienes personales. La libre administración y disposición de los bienes
personales está limitada por el requisito ineludible de la conformidad de ambos cónyuges para
disponer de los derechos sobre vivienda familiar, sus muebles y ajuar y para transportarlos
fuera de ella. Todo ello de conformidad con lo dispuesto en el art. 456 CCyC que exige el
consentimiento de ambos cónyuges en tales supuestos.
El deber de contribución. Implica que los esposos habrán de contribuir a su propio
mantenimiento, al del hogar y el de los hijos ya sean hijos del matrimonio o hijos incapaces
de alguno de los cónyuges que convivan con ellos, en proporción a sus recursos y resulta
exigible por cualquiera de los cónyuges al otro.
Responsabilidad por deudas. En el régimen de separación se establece la separación de las
deudas como regla y excepcionalmente por remisión al régimen primario obligatorio, la
responsabilidad resulta solidaria (art. 461, CCyC).
Protección de la vivienda familiar. La vivienda familiar sólo podrá ser realizada por los
acreedores de los esposos en el caso en que la deuda posterior a la celebración del matrimonio
hubiera sido contratada, por los dos o por uno de ellos con la anuencia del otro (art. 456,
CCyC).
Los acreedores anteriores a la modificación convencional del régimen se encuentran
facultados para solicitar la declaración de inoponibilidad del acto en el caso de sufrir
perjuicio, en el plazo de un año a contar desde que conocieron la variación operada.
Es decir que el acto jurídico mediante el cual se otorgó el cambio resulta válido entre partes,
pero no modifica el estado anterior del patrimonio de los cónyuges para hacer frente a las
deudas que mantuvieron con el tercero interesado.
Cese de la separación de bienes. Disolución del matrimonio. La separación de bienes cesa
por la disolución del matrimonio y por la modificación del régimen convenida entre los
cónyuges. La disolución del matrimonio se puede producir por muerte, por sentencia de
ausencia con presunción de fallecimiento o por divorcio. En todos los supuestos, en caso de
no existir acuerdo entre cónyuges o entre ellos y sus herederos, la partición de bienes en
común se hace en la forma prevista para la partición de las herencias.
Además, el cese de la separación de bienes puede producirse por la convención en la cual los
cónyuges acuerden aplicar en su matrimonio el régimen de la comunidad.
CLASE 4. PROTECCIÓN A LA VIVIENDA.

Se ha definido el derecho a la vivienda como el derecho de todo hombre, mujer, joven, niño
a acceder y mantener un hogar y una comunidad en que pueden vivir en paz y dignamente.
Hay que distingos dos supuestos con respecto a la protección de la vivienda:
- Relaciones internas: de los miembros de la familia, en los cuales encontramos el
asentimiento del cónyuge o conviviente no titular para disponer del inmueble en el que
habita la familia, la atribución del uso de la vivienda luego del divorcio o de la ruptura de
la convivencia; la incidencia de la vivienda familiar como pauta para la fijación de la
cuota alimentaria durante la convivencia y la separación de hecho de la pareja
matrimonial.
- Relaciones externas: Las que se refieren a las relaciones con terceros, tales como la
afectación de la vivienda familiar a fin de protegerla frente a la acción de los acreedores,
los casos de continuación de la locación por el cónyuge o conviviente no locatario según
corresponda y respecto de los herederos, el derecho real del cónyuge supérstite y los
supuestos de indivisión impuesta por el causante.
El nuevo código no distingue en cuanto a los efectos de la protección de la vivienda, entre la
familia matrimonial y la extramatrimonial, como tampoco caracteriza la familia por el
número de miembros cuando permite la afectación del inmueble destinado a la vivienda.
Afectación de la vivienda. Consiste en la afectación de un inmueble urbano o rural a la
satisfacción de las necesidades de vivienda del titular, de su familia, sustrayéndolos a las
contingencias económicas que pudiere provocar, en lo sucesivo, su embargo o enajenabilidad.
Constitución. El objeto de la afectación puede ser inmuebles rurales o urbanos. Debe estar
destinado a vivienda, y si el inmueble es rural, n o podrá exceder una unidad económica.
Puede haber afectaciones parciales. Es decir, se puede realizar por una parte del valor del
inmueble destinado solo a vivienda.
La inscripción, tendrá efecto declarativo y retroactivo a la fecha de escritura si se inscribe en
los plazos estipulados y desde la fecha de rogación si se solicita la afectación en el RPI. (art.
245, CCyC).
Legitimados. La afectación puede realizarse por actos entre vivos, testamento o decisión
judicial. El régimen de afectación es optativo para el titular requiriendo un acto expreso de
afectación por parte del dueño solicitándolo a la autoridad pertinente.
El art. 245 al no hacer referencia a la familia, ni exigir la acreditación del vínculo, autoriza la
afectación a este régimen de propiedad de la vivienda a favor del titular de dominio sin
familia.
Si el inmueble está en condominio, deben solicitarla todos los cotitulares conjuntamente,
desapareciendo por ende, el recaudo referido al parentesco.
Son beneficiarios de la afectación, según el art. 246, CCyC: a) el propietario constituyente,
su cónyuge, su conviviente, sus ascendientes o descendientes; b) en defecto de ellos, sus
parientes colaterales dentro del tercer grado que convivan con el constituyente.
Se legitima al titular registral a pedir la afectación sin otro requisito que como beneficiario
habite el inmueble o, en su caso, que por lo menos uno de los beneficiarios que se incluyen en
la nómina prevista en el 246, permanezca en el bien (art. 247, CCyC).
En el inmueble puede morar únicamente el propietario o pueden hacerlo todos los
beneficiarios o con alguno de ellos. Los beneficiarios deben tener algún estado de familia con
relación al titular o unidos por alguna de las vinculaciones familiares establecidas en el 246,
CCyC.
Respecto de la línea colateral, se deben cumplir dos condiciones. i) Que no exista cónyuge,
conviviente, ascendiente ni descendiente. La presencia de cualquiera de ellos excluye del
régimen a los colaterales; ii) La convivencia.

EFECTOS
Respecto de los acreedores. La vivienda afectada no es susceptible de ejecución por deudas
posteriores a su inscripción, excepto: a) obligaciones por expensas comunes y por impuestos,
tasas o contribuciones que gravan directamente al inmueble; b) obligaciones con garantía real
sobre el inmueble, constituida de conformidad a lo previsto en el artículo 250; c) obligaciones
que tienen origen en construcciones u otras mejoras realizadas en la vivienda; d) obligaciones
alimentarias a cargo del titular a favor de sus hijos menores de edad, incapaces, o con
capacidad restringida.
La afectación es inoponible a los acreedores de causa anterior a esa afectación. (art. 249,
CCyC).
Respecto del constituyente. El art. 250, CCyC establece dos efectos respecto del poder de
disposición del constituyente: i) No puede ser objeto de legados o mejoras, con la excepción
que ello favorezca a los beneficiarios de la afectación; ii) La transmisión o gravamen del bien
sólo puede hacerse con la conformidad del cónyuge o conviviente, o mediante autorización
judicial.
La limitación dispositiva se refiere exclusivamente al bien sometido a la afectación, pues
respecto de los frutos, son embargables y ejecutables los que produce el inmueble si no son
indispensables para satisfacer las necesidades de los beneficiarios.

DESAFECTACIÓN Y CANCELACIÓN.
La eficacia de la afectación es indeterminada temporalmente. Sus efectos perdurarán en el
tiempo mientras no se produzca alguna de las causales previstas en la ley para dar lugar al
cese de la protección.
La desafectación es el acto por el cual se deja sin efecto la constitución de la afectación,
extinguiéndose las consecuencias legales del instituto, produciendo efectos erga omnes.
La desafectación y la cancelación de la inscripción proceden (art. 255, CCyC):
a. A solicitud del constituyente; si está casado o vive en unión convivencial inscripta se
requiere el asentimiento del cónyuge o del conviviente; si éste se opone, falta, es incapaz
o tiene capacidad restringida, la desafectación debe ser autorizada judicialmente;
b. A solicitud de la mayoría de los herederos, si la constitución se dispuso por acto de
última voluntad, excepto que medie disconformidad del cónyuge supérstite, del
conviviente inscripto, o existan beneficiarios incapaces o con capacidad restringida,
caso en el cual el juez debe resolver lo que sea más conveniente para el interés de éstos;
c. A requerimiento de la mayoría de los condóminos computada en proporción a sus
respectivas partes indivisas, con los mismos límites expresados en el inciso anterior.
Habiendo empate debe decidir el juez lo que sea más conveniente a solicitud de
cualquiera de ellos.
d. A instancia de cualquier interesado o de oficio, si no subsisten los recaudos previstos en
este Capítulo, o fallecen el constituyente y todos los beneficiarios. En todos estos casos,
para obtener la desafectación se requiere un juicio autónomo con posibilidades de alegar
y probar la falta de subsistencia de los presupuestos fácticos que le dieron lugar a la
constitución y con todas las garantías de defensa para el constituyente.
e. En caso de expropiación, reivindicación o ejecución autorizada por este Capítulo, con
los límites indicados en el artículo 249. En estos casos opera la extinción del dominio,
por lo que no confiere facultades al propietario o a los beneficiarios para oponerse.
En caso de quiebra, el art. 107 de la LCQ, establece que “el fallido es desapoderado de
pleno derecho de los bienes que poseyere al momento de la declaración de quiebra y de los
adquiridos hasta su rehabilitación”. Todos los bienes son objeto de desapoderamiento, salvo
las excepciones contenidas en el art. 108, LCQ.

UNIONES CONVIVENCIALES
La característica esencial es el libre y pleno ejercicio de la autonomía de la voluntad; el
derecho de cada persona a elegir su plan de vida, con las limitaciones obvias de no afectación
a terceros.
Es aquella unión entre dos personas, cualquiera sea su orientación sexual, que comparten un
proyecto de vida en común, basada en relaciones afectivas de carácter singular, publica,
notoria, estable y permanente; adscribiendo a un modelo de organización familiar centrado en
la monogamia, en consonancia con los valores culturales dominantes en la sociedad argentina
actual.
Las características que configuran a una unión convivencial son:
a. La existencia de un proyecto de vida en común, independientemente de la presencia o
ausencia de hijos comunes.
b.Que dicho proyecto se desarrolle a través de la convivencia: elemento fáctico que permite
diferenciar este tipo de modelo familiar
A los fines de reconocer los efectos jurídicos establecidos, se imponen ciertos requisitos
básicos (art. 510, CCyC):
1. Ser ambas personas mayores de edad: Al generar consecuencias juridicas, es
necesaria la plena capacidad civil de quienes configuren.
2. No estar comprendidos por vínculos de parentesco: en línea recta en todos los
grados o en línea colateral, hasta el segundo grado. O por afinidad en línea recta.
3. No mantener vigente otra unión, sea esta matrimonial o convivencial: reafirmado
el principio de monogamia.
4. Una duración de dos años: garantiza cierta estabilidad en el proyecto común.
Registración. Prueba (arts. 511 y 512, CCyC). Las uniones convivenciales son registrables
en forma conjunta por ambos integrantes, pero al solo efecto probatorio. No es una exigencia
constitutiva (a diferencia del matrimonio).
La registración funciona como un elemento de prueba de su existencia, admitiendo todo tipo
de prueba tanto de su inicio, duración y cese.
Si dos personas han registrado una unión convivencial, ninguna de ellas podrá inscribir otra
hasta que no se produzca la cancelación de la preexistente. Si aun registrada una unión,
cualquiera de sus integrantes conforma otra unión convivencial, esta segunda unión no
producirá efectos legales.
Si una unión convivencial se encuentra registrada y alguno de sus integrantes intentará
obtener el reconocimiento de efectos jurídicos a una segunda unión, sucesiva a la anterior y
por tanto, no registrada, deberá acreditar que pese a la registración, esa unión convivencial
había cesado y que la segunda unión reúne los requisitos impuestos por el art. 510, CCyC.

PACTOS DE CONVIVENCIA. CONTENIDO. LÍMITES. MODIFICACIÓN. CESE.


OPONIBILIDAD
La característica esencial de las uniones convivenciales es el mayor despliegue y presencia de
la autonomía de la voluntad en el desenvolvimiento de las relaciones jurídicas propias de la
unión, tanto durante su existencia como con posterioridad a ella.
Sin embargo, la autonomía de la voluntad no es plena, ya que se imponen dos restricciones
legales (art. 515, CCyC):
1. No podrán ser contrarios al orden público ni al principio de igualdad de los convivientes,
ni afectar los derechos fundamentales de sus integrantes.
2. No podrán dejar sin efectos algunas disposiciones que son el piso mínimo obligatorio,
núcleo duro o régimen primario.
Los pactos son modificables durante la existencia de la unión, se rescinden por acuerdo de
ambos y el cese de la convivencia implica la extinción de pleno derecho de los efectos de los
pactos para el futuro. Para resultar oponibles a terceros, es necesaria su registración. (art.
516, CCyC).
Los pactos de convivencia pueden regular, entre otras cuestiones (art. 514, CCyC):
a. la contribución a las cargas del hogar durante la vida en común;
b.la atribución del hogar común, en caso de ruptura;
c. la división de los bienes obtenidos por el esfuerzo común, en caso de ruptura de la
convivencia.

EFECTOS DE LAS UNIONES CONVIVENCIALES DURANTE LA VIDA EN


COMÚN.
El piso mínimo obligatorio contiene los siguientes efectos jurídicos de un plan de vida
familiar no matrimonial:
a. Asistencia durante la convivencia (art. 519, CCyC);
b. Contribución con los gastos del hogar (art. 520, CCyC);
c. Responsabilidad por las deudas frente a terceros (art. 521, CCyC);
d. Protección de la vivienda familiar (solo funciona ante las uniones convivenciales
registradas) (art. 522, CCyC).
En forma supletoria y a falta de pacto en contrario, se reconocen una serie de efectos jurídicos
a las uniones convivenciales ya sea durante o al cese de la unión.
Durante la unión, las relaciones patrimoniales se regirán conforme a aquello que los
convivientes pacten y a falta de este, se establece una administración y disposición separada
de los bienes de titularidad de cada conviviente, con las limitaciones ya señaladas respecto a
la vivienda familiar y sus muebles (art. 518, CCyC).
Una vez finalizada la convivencia, las adquisiciones se mantienen en el patrimonio al que
ingresaron; es decir no se regula ningún sistema de ganancialidad o coparticipación en
ganancias. Simplemente se mantiene la separación de bienes, resultando aplicables los
principios generales respecto a enriquecimiento sin causa, interposición de personas y otros.

CESE DE LA CONVIVENCIA. CAUSAS. COMPENSACIONES ECONÓMICAS.


Cesada la convivencia, se prevé que ante la constatación de un desequilibrio manifiesto que
implique un empeoramiento de la situación económica de uno de los convivientes, con causa
adecuada en la convivencia y su ruptura, tiene derecho a una compensación económica.
Puede consistir en una prestación única o en una renta por tiempo determinado, cuyo máximo
está dado por la duración de la unión convivencial. Se establecen pautas para su fijación y un
plazo de caducidad corto (6 meses) a partir del cese de la convivencia a los fines de evitar
conductas abusivas o dificultades propias de la determinación del desequilibrio patrimonial de
neto corte objetivo. (art. 524, CCyC)
La unión convivencial cesa (art. 523, CCyC):
a. por la muerte de uno de los convivientes;
b.por la sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento de uno de los
convivientes;
c. por matrimonio o nueva unión convivencial de uno de sus miembros;
d.por el matrimonio de los convivientes;
e. por mutuo acuerdo;
f. por voluntad unilateral de alguno de los convivientes notificada fehacientemente al otro;
g. por el cese de la convivencia mantenida. La interrupción de la convivencia no implica su
cese si obedece a motivos laborales u otros similares, siempre que permanezca la
voluntad de vida en común.
Por otra parte, se prevé también la atribución del uso de la vivienda familiar, que resulta
procedente en supuestos puntuales claramente restrictivos (art. 526, CCyC):
a. Al conviviente que está a cargo de hijos menores de edad, con capacidad restringida o
con discapacidad;
b.Al conviviente que acredite extrema necesidad de una vivienda y la imposibilidad de
procurársela en forma inmediata.
El juez fija el plazo de la atribución, no excediendo los 2 años desde el cese de la
convivencia.
A petición de parte se podrá establecer (art. 526, CCyC):
- Una renta a favor del conviviente que debe soportar la atribución;
- La restricción de no enajenación del inmueble durante el plazo de atribución, salvo
que hubiera acuerdo de ambos convivientes;
- En el caso de ser un inmueble en condominio de ambos convivientes, que no pueda
ser liquidado ni partido
En protección de derechos de terceros, solo les resultará oponible desde la inscripción. En
caso de tratarse de un inmueble alquilado, se dispone la continuación de la locación, en las
mismas condiciones que las del contrato original, tanto respecto a los obligados principales
como a las garantías.
Se disponen también causas legales de extinción de esta atribución: cuando se constituyera
una nueva unión convivencial; cuando se contrajera matrimonio; cuando se adquiriera una
vivienda propia habitable o se tuviera bienes suficientes para acceder a una.
Este régimen supletorio otorga la posibilidad de requerir la atribución de la vivienda en caso
de muerte de uno de los convivientes reconociendo este derecho real de habitación gratuito al
conviviente supérstite, pero en forma restringida: sólo ante la necesidad de vivienda, sea por
carecer de vivienda propia habitable o de bienes suficientes que posibiliten el acceso a una.
Este derecho real podrá ejercerse sobre el inmueble propiedad del causante que fuera último
hogar familiar y no se encontrara en condominio con otras personas. Se fija un plazo máximo
de vigencia de este derecho de dos años y se establecen las mismas causas de extinción que
para la atribución del hogar en vida de ambos convivientes. (art. 527, CCyC).
Por último, corresponde consignar que no se reconoce vocación hereditaria alguna a los
convivientes, pero sin embargo, sí se ha modificado la extensión de la legítima de los
herederos legitimarios, ampliándose la porción disponible, favoreciendo así la autonomía de
la voluntad en las disposiciones de última voluntad. (art. 528, CCyC).

CLASE 5. PARENTESCO.

Parentesco es el vínculo jurídico existente entre personas en razón de la naturaleza, las


técnicas de reproducción humana asistida, la adopción y la afinidad.
El Código se refiere al parentesco sin distinción, aplicandose las disposiciones al parentesco
por naturaleza, por métodos de reproducción humana asistida y por adopción, sea en línea
recta o colateral.
Clases.
- Parentesco por naturaleza: Vincula a las personas que descienden unas de otras, como
progenitores, hijos/as, nietos/as o que tienen un antepasado común como puede ser el
caso de hermanos/as, tíos/as, sobrinos/as.
- Parentesco por técnicas de reproducción humana asistida: La voluntad procreacional
se constituye en una causa fuente de vínculos de parentesco en igualdad de condiciones
que la filiación por naturaleza. Padre y/o madre es quien manifiesta su voluntad
procreacional a través del consentimiento previo, informado y libre. No se admite
reclamo ni acción filiatoria alguna contra los dadores de gametos. No existe vínculo
alguno con ellos ni derechos y deberes jurídicos, sino solo con sus padres y/o madres, de
acuerdo con la determinación legal y con los parientes de estos.
- Parentesco por adopción: Puede ser de tres tipos: adopción plena, simple y de
integración.
En la adopción plena se confiere al adoptado la condición de hijo y se extinguen los
vínculos jurídicos con la familia de origen, con la excepción de la subsistencia de los
impedimentos matrimoniales. El juez tiene la potestad de dejar subsistente el vínculo
jurídico con uno o varios parientes de la familia de origen.
En la adopción simple, se otorga también el estado de hijo al adoptado, pero no se
establece nexo jurídico alguno con los parientes ni con el cónyuge del adoptante, excepto
los supuestos contemplados expresamente en el Código.
La adopción de integración resulta si el adoptado tiene un solo vínculo filial de origen,
se inserta en la familia del adoptante con los efectos de la adopción plena. En cambio, si
el adoptado tiene doble vinculo, el juez interviniente tiene facultades de mantener
subsistentes los vínculos jurídicos con uno o varios parientes de la familia de origen.
- Parentesco por afinidad: Está establecido por el vínculo jurídico que une a un consorte
con los parientes del otro cónyuge.

CÓMPUTO: GRADO, LÍNEA, TRONCO, RAMA.


Se llama grado al vínculo entre dos personas que pertenecen a generaciones sucesivas y
establece la mayor o menor proximidad en el parentesco.
La sucesión de grados forma las líneas, que es la serie no interrumpida de grados.
Además, se denomina rama a la línea en relación con su origen y tronco es la denominación
que se le da al antecesor común de cual derivan dos o más líneas. (art. 531, CCyC)
El art. 532, CCyC establece que las líneas son dos: i) la línea recta que es la que une a los
ascendientes con los descendientes; ii) la línea colateral que es la que une a los descendientes
de un tronco común (hermanos, tíos, sobrinos, primos).
En la línea recta, los grados se calculan de acuerdo con las generaciones que separan a las
personas cuyo parentesco se requiera conocer. En cambio, para el cómputo en línea colateral
se requiere determinar cuál es el ascendiente común entre las personas. Así, los hermanos
están vinculados en segundo grado, mientras que los tíos y sus sobrinos en tercer grado y los
primos en cuarto grado (art. 533, CCyC). (Para parentesco por naturaleza)
En cambio, para el cómputo en línea colateral se requiere determinar cuál es el ascendiente
común entre las personas. así, los hermanos estan vinculados en segundo grado, mientras que
los tíos y sobrinos en 3er grado y los primos en 4to grado.
El cómputo derivado de la afinidad se hace en forma análoga a la que la ley indica para el que
surge por naturaleza. Así, la nuera o el yerno son parientes del suegro o suegra en primer
grado. (art. 536, CCyC).
El art. 672, CCyC, define al progenitor afín al cónyuge o conviviente que vive con quien
tiene a su cargo el cuidado personal del niño o adolescente. Solo hay vinculo de parentesco
entre uno de los cónyuges y el hijo/a del otro.
El art 676, CCyC reconoce un derecho alimentario a los hijos del cónyuge o conviviente en
carácter subsidiario.
El art. 534, CCyC define a los hermanos bilaterales y unilaterales, diciendo que los
hermanos son aquellos que tienen en común uno o ambos progenitores, ya se trate del
parentesco por naturaleza, por reproducción humana asistida y en algunos casos, en la
adopción. Participan de la línea colateral junto a los tíos, primos y sobrinos.
Son considerados hermanos bilaterales los que comparten ambos progenitores y unilaterales
los que tienen solo en común.

EFECTOS CIVILES
Impedimentos matrimoniales. El art. 403, CCyC, establece que el parentesco es una de las
causales que impiden la celebración de un matrimonio válido.
En las uniones convivenciales se exige como requisitos para el reconocimiento de efectos
jurídicos a la unión, la inexistencia entre sus integrantes, de parentesco en la línea recta en
todos los grados, en la línea colateral hasta el segundo grado y para el caso de parentesco por
afinidad, en línea recta en todos los grados.
Alimentos. El parentesco es también una de las fuentes de obligación alimentaria, cuando se
trate de ascendientes y descendientes, hermanos bilaterales y unilaterales o entre los parientes
por afinidad en primer grado
Derecho de comunicación. Se confiere a aquellos parientes que tienen obligaciones
alimentarias entre sí (arts. 555 y 646, inc. e), CCyC). También quienes justifiquen un interés
afectivo legítimo (art. 556, CCyC).
Derecho hereditario. Es fuente de vocación sucesoria ab intestato. Otorga una porción
determinada de la herencia a los descendientes y ascendientes en el carácter de legitimarios.
También heredan los parientes colaterales hasta el cuarto grado inclusive.
Capacidad. La condición de pariente autoriza a promover la declaración de incapacidad o la
capacidad restringida por cuestiones de salud. Entre los legitimados están los parientes dentro
del cuarto grado y si fueran por afinidad dentro del segundo grado.
En el caso de solicitud de inhabilidad, los únicos parientes legitimados para solicitarla son los
ascendientes y descendientes.
Omisión de denuncia. (ver art. 111, CCyC).
Prohibiciones para actuar en instrumentos públicos. Inhabilita al oficial público para
actuar como tal, en los asuntos que están interesados sus parientes dentro del cuarto grado y
segundo grado en el parentesco por afinidad y que están personalmente interesados. También
en el caso de los instrumentos públicos, el art. 295 inc. d) inhabilita como testigos al cónyuge,
al conviviente y a los parientes del oficial público, dentro del cuarto grado y segundo por
afinidad.
Protección de la vivienda familiar. Los beneficiarios de la afectación pueden ser los
ascendientes, descendientes o en su defecto los parientes colaterales dentro del tercer grado
que convivan con el constituyente.
Violencia familiar. Las leyes de protección contra la violencia familiar también regulan la
obligación de los parientes a denunciar los hechos de violencia, especialmente cuando se trata
de niños, niñas, adolescentes, ancianos o personas incapacitadas.

EFECTOS PENALES
En el ámbito del derecho penal, el parentesco puede convertirse en un elemento que agrava
ciertos delitos en algunos casos y en otros exime de responsabilidad. Ejemplo: Homicidio
agravado por el vínculo (agrava) y encubrimiento en favor de un pariente dentro del cuarto
grado (exime).

EFECTOS PROCESALES
Desde el punto de vista procesal, el parentesco es causal de recusación y excusación de
magistrados. Además, los códigos procesales impiden declarar como testigos a los parientes
en línea recta de alguna de las partes. Esto último ha sido una cuestión debatida en doctrina y
jurisprudencia ya que en las contiendas familiares, son los allegados y parientes los únicos
que pueden conocer el desenvolvimiento y dinámica de un grupo familiar en conflicto. En
virtud de ello, existen fallos que lo admiten. (art. 711, CCyC).

EFECTOS PREVISIONALES Y LABORALES


En este sentido, los parientes pueden requerir indemnización por antigüedad en caso de
muerte del trabajador, como asimismo sumas de dinero que le hubiesen correspondido al
trabajador que muere en un accidente de trabajo.
En cuanto al derecho de pensión, se reconoce el mismo a los hijos menores de edad solteros
y/o con incapacidad o capacidad restringida.

ALIMENTOS DERIVADOS DEL PARENTESCO


Los alimentos configuran una obligación civil de base legal, con fuerte basamento en el
principio de solidaridad familiar, correspondiendo su satisfacción a los parientes de grado
más remoto, sólo en forma subsidiaria y sucesiva, y no simultánea respecto a los de grado
más cercano.
Como principio genérico podemos decir que los alimentos siempre son debidos por quienes
se encuentran en mejores condiciones como para hacer frente a ellos. Sí existen dos, en la
misma línea y en el mismo grado, se encontrarán obligados por partes iguales, aunque el juez,
observando las posibilidades financieras de cada uno y sus cargas familiares podrá fijar
cuotas diferentes (art. 537, CCyC).
También existe obligación alimentaria respecto de la familia afín. El art. 538, CCyC, señala
que la obligación se ciñe únicamente a aquellos vinculados en línea recta en primer grado.
(ejemplo, suegros respecto de sus yernos o nueras y viceversa).
Es necesario acreditar la falta de medios del accionante para alimentarse, a más de la
imposibilidad para adquirir aquellos con su trabajo. (art. 545, CCyC).
Por su parte, el art. 541, CCyC apunta que la prestación de alimentos comprende lo
necesario para la subsistencia, habitación, vestuario y asistencia médica, correspondientes a la
condición del que la recibe, en la medida de sus necesidades y de las posibilidades
económicas del alimentante. Para el caso en que el alimentado sea una persona en la menor
edad, se amplía aquella, abarcando también los gastos necesarios para responder a las
necesidades educativas de quien las percibe.

CARACTERES DE LA OBLIGACIÓN ALIMENTARIA.


Este deber es recíproco, aquellos sujetos que se encuentren comprendidos dentro del elenco
de personas compelidas a su cumplimiento se deben la prestación entre sí.
El art 539, CCyC establece que la obligación alimentaria no puede ser compensada y no
podrá ser objeto de transacción, gravamen o embargo alguno. La norma concluye
estableciendo el carácter irrepetible de lo pagado en concepto de alimentos.
El art. 549, CCyC, plantea una excepción a este carácter, al decir que en el supuesto en que
haya más de un obligado al pago, quien los haya prestado puede ejercer la mentada acción
respecto de los otros obligados, en proporción a lo que corresponde a cada uno. Nada impide
que el pariente en grado de preferencia menor, intente la repetición respecto de los que se
encuentran más próximos al requirente.

RÉGIMEN PROCESAL DEL JUICIO DE ALIMENTOS. ALIMENTOS


PROVISORIOS.
Los alimentos provisorios, son los fijados hasta la resolución del proceso principal. El art.
544, CCyC admite la facultad del juez, de decretar la prestación de alimentos desde el
principio de la causa o en el transcurso de ella.
Para definir la extensión de la cuota a fijar durante la prosecución del proceso judicial, se
entiende que este debe tender a satisfacer las necesidades impostergables durante el lapso que
media hasta el dictado de la sentencia y por ello su fijación depende de una valoración
provisoria de las constancias hasta el momento incorporadas a la causa. La prestación que
establecerá el magistrado tendrá un contenido menor a aquella que pueda resultar del
procedimiento, ciñéndose únicamente a aquellos gastos estrictamente imprescindibles de
quien los reclama.

RECLAMO CONTRA LOS ABUELOS A FAVOR DE LA PERSONA MENOR DE


EDAD.
La obligación de los abuelos respecto de sus nietos menores de edad es unilateral, quedando
solamente obligados aquellos al cumplimiento de la misma, y no pudiendo reclamar la
fijación de una cuota de manutención, respecto de estos últimos.
El art. 541, CCyC circunscribe el contenido de la prestación alimentaria entre parientes a los
gastos necesarios para la subsistencia, habitación, vestuario y asistencia médica de quien lo
recibe y para el caso de que el beneficiario sea una persona menor de edad, alcanza también a
las erogaciones educativas. La obligación de los progenitores respecto de sus hijos es mayor:
el art 659, CCyC establece que alcanza la satisfacción de las necesidades de los hijos de
manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia, gastos por
enfermedad y los gastos necesarios para adquirir una profesión u oficio.
La ley consagra un orden de prelación de los sujetos (de más cerca a más lejos el parentesco)
que se encuentran civilmente obligados al cumplimiento de la prestación alimentaria.
Con respecto a la obligación de los abuelos de prestar alimentos respecto de sus nietos
menores de edad, hay dos posturas:
- Tesis restrictiva. Obligación subsidiaria: Implica que el deber alimentario de los abuelos
respecto de sus nietos menores de edad se actualiza únicamente ante la imposibilidad de
cumplimiento de los progenitores de estos últimos. La obligación de los abuelos respecto
a sus nietos es de carácter subsidiaria, solamente naciendo en forma efectiva para el más
lejano cuando no existe pariente más cercano en condiciones de satisfacerla.
- Tesis amplia. Obligación directa: Esta obligación alimentaria debe ser reputada como
directa o simultánea con la que corresponde a sus progenitores. Ello, sirviéndose del art.
27 inc. 2 de la Convención sobre los derechos del niño, el que no trae en su texto un
orden de prelación de sujetos obligados al cumplimiento del deber alimentario respecto
de los niños, a lo que agregan que la subsidiariedad lesiona el contenido de la norma
rectora del interés superior del niño.
Estima la presente doctrina que la obligación alimentaria de los abuelos respecto de sus
nietos debe ser reputada como directa, quedando pues, igualada con aquella que recae
sobre los progenitores del niño.
- Tesis intermedia: Esta tesis parte de considerar que el orden subsidiario no entra en
contradicción con elemento alguno del derecho internacional de los DDHH, aunque, sin
embargo, sostiene que dicho orden no debe redundar en el cumplimiento de pautas
formales que produzcan una dilación innecesaria en la percepción de la acreencia
alimentaria respecto de los menores de edad.
Si de la prueba rendida en autos surge la posibilidad de cumplimiento de la prestación
por un obligado de grado preferente, el de vinculo remoto quedara liberado. Ante el
reclamo de la fijación de una prestación alimentaria a favor de un menor, no cabe exigir
que se agoten una serie de actos formales si las circunstancias demuestran que serán
inútiles, sino que basta con alegar la convicción de que no existe otro remedio que
condenar a los abuelos.
El art 668, CCyC admite la posibilidad de demandar contra los ascendientes en el mismo
proceso en que se acciona contra los progenitores debiendo en tal supuesto verosímilmente
demostrarse, además de los requisitos ya visto respecto de los parientes accionantes, las
dificultades del actor para percibir los alimentos del progenitor a cuyo cargo se encuentran.
Si bien los abuelos resultan civilmente obligados al cumplimiento de la cuota alimentaria a
favor de sus nietos, ello de ningún modo puede llevar a desatender el contexto financiero de
aquellos, teniendo el magistrado que realizar un delicado equilibrio entre las necesidades a ser
cubiertas y la realidad financiera del demandado, pues mal puede la solidaridad familiar
importar el riesgo físico de los alimentantes.
Coparticipación de la cuota: La ley establece un orden sucesivo en el cumplimiento de la
obligación alimentaria, hallándose preferentemente obligados los parientes más cercanos en el
grado reclamante y ante la igualdad de grado, deberán soportar la cuota los que se encuentren
en mejores condiciones de prestar los alimentos. Tanto los abuelos por vía materna como
paterna pueden ser demandados por tal concepto, encontrándose esta opción en cabeza del
legitimado para intentar la acción. El art 650, CPCCN le brinda la posibilidad a los abuelos
condenados a cumplir con la obligación alimentaria de sus nietos, de iniciar incidente de
coparticipación, a los fines de que la cuota que fuera oportunamente fijada sea también
soportada por los abuelos que no hubiesen sido condenados en el juicio de alimentos que se
dispuso.
Tiempo al que se deben los alimentos. Si bien admite la retroactividad de la cuota al momento
en que se reclamó al condenado por vía fehaciente, ello solo podrá ocurrir en el caso en que la
acción judicial haya sido interpuesta en el término de 6 meses desde la interpelación. (art.
548, CCyC).

CUESTIONES PROCESALES.
El art. 543, CCyC marca que la petición de alimentos tramita por el procedimiento más
breve que fije la ley local, no resultando acumulable a otro tipo de pretensión.
El art. 547, CCyC determina que el recurso contra la sentencia que decreta la prestación de
alimentos no tiene efecto suspensivo, con lo cual en el tiempo en que se sustancie el remedio
procesal intentado, la cuota debe ser pagada a su beneficiario.
El art. 550, CCyC brinda al juez la facultad de disponer la traba de medidas cautelares para
asegurar el pago de alimentos futuros, provisionales, definitivos o convenidos, pudiendo el
obligado, en resguardo de su patrimonio, ofrecer garantías suficientes en sustitución de la
cautela acordada.
El art. 551, CCyC busca atacar cualquier acuerdo que pueda llegar a existir entre la persona
condenada al pago de alimentos y su empleador con el fin de sustraerse a la observancia de la
sentencia judicial ya dictada, diciendo al respecto que este último será solidariamente
responsable al pago de la deuda para el caso de no realizar los depósitos de las sumas que
debió descontar a su dependiente o a cualquier otro acreedor.
El art. 552, CCyC expresamente dice que habrá de aplicarse la tasa más alta que cobran los
bancos a sus clientes, a la que se adiciona la que fije el juez, de acuerdo con las circunstancias
del caso.

CESE DE LA PRESTACIÓN.
El art. 554, CCyC establece que el cese de obligación alimentaria:
a. si el alimentado incurre en alguna causal de indignidad;
b. por la muerte del obligado o del alimentado;
c. cuando desaparecen los presupuestos de la obligación.
La pretensión de cese, aumento o reducción de los alimentos tramita por el procedimiento
más breve que prevea la ley local.

DERECHO DE LA COMUNICACIÓN ENTRE PARIENTES


Entre las personas unidas por un vínculo de parentesco o por lazos afectivos existe el derecho
a mantener un contacto personal de la manera más fluida y fructífera posible, teniendo en
cuenta las circunstancias particulares de cada caso. (ex régimen de visitas, hoy derecho de
comunicación).
El código regula el derecho de una debida comunicación no sólo con relación al parentesco
sino haciendo extensivo el derecho a quienes justifiquen un interés afectivo.
Asimismo, se trata de un derecho-deber, ya que beneficia tanto a la persona que lo solicita
como a aquella respecto de la cual se admite la comunicación o el debido contacto.
El art. 555, CCyC obliga a las personas que tengan a su cargo niños, niñas y adolescentes,
personas con capacidad restringida, enfermas o imposibilitadas, permitir otras que, en razón
de la existencia de un vínculo de parentesco o afectivo legítimo, desean tener un contacto
personal o comunicación con los primeros.
Quienes pueden exigir este derecho, entonces, son los ascendientes, descendientes, hermanos
unilaterales o bilaterales y parientes por afinidad en primer grado.
Quienes estan obligados son: i). padres y/o madres incluyendo a los padres y/o madres afines;
ii) tutores; iii) curadores; d. simplemente cuidadores de personas capaces pero
imposibilitadas. Pueden oponerse, estando debidamente justificadas. Los motivos que deben
alegar y probar estan acotados a que la petición pueda resultar perjudicial para los
interesados.
Además, el derecho se extiende a quienes en razón de circunstancias de hecho especiales o
de la dinámica familiar pueden acreditar la existencia de vínculos afectivos y la conveniencia
del régimen de comunicación, es decir que el interés de quienes lo soliciten debe coincidir
con el de quienes van a resultar beneficiados. (art. 556, CCyC).

RÉGIMEN PROCESAL.
El pedido de la fijación de un régimen de comunicación deberá tramitarse por el
procedimiento más breve que prevea la ley local.
El incumplimiento del acuerdo del régimen de comunicación es un hecho que se da de forma
frecuente en los tribunales. En virtud de ello, el juez podrá imponer al responsable del
incumplimiento reiterado, establecido por sentencia o acuerdo homologado “medidas
razonables para asegurar su eficacia” según lo establecido por el art. 557, CCyC.
Se señala la aplicación de lo previsto en el art. 804, CCyC que establece la posibilidad de
fijar sanciones pecuniarias al que no cumple los deberes jurídicos impuestos en una
revolución judicial.
Tampoco puede ser excluida la posibilidad de accionar por los daños y perjuicios que
ocasione el incumplimiento.
CLASE 6. FILIACIÓN

La filiación es el vinculo juridico existente entre padres/madres e hijos, determinado por la


procreación natural, por las técnicas de reproducción humana asistida o por la adopción. (art.
558, CCyC).
En definitiva, la filiación es un acto simbólico que nombra a un niño como hijo de alguien, es
decir, es el vinculo jurídico que une a los hijos con sus padres y/o madres.

FUENTES
La filiación puede surgir de distintas fuentes, siendo ellas:
- Filiación por naturaleza: Es la que se origina en el vínculo biológico y puede ser
matrimonial, si los hijos nacen en el matrimonio o extramatrimonial si lo hacen fuera de
él.
- Filiación por técnicas de reproducción humana asistida: Surge entre las personas que
acuden a estos procedimientos y el niño nacido, pudiendo generar un vínculo biológico
(con gametos de la pareja) o social (con gametos de terceros), debiendo los intervinientes
prestar su consentimiento libre, pleno e informado a la técnica a la que se hayan
sometido. Si los padres están unidos en matrimonio será matrimonial y si no lo están será
extramatrimonial.
- Filiación por adopción: Es la creada por la ley a través del instituto de la adopción.
Puede ser plena o simple, según extinga o no el vínculo con la familia del origen,
respectivamente.
Existe además, lo que se denomina adopción de integración que permite emplazar en este
estado, por medio de esta figura, al hijo/a del/la cónyuge o conviviente.
Ninguna persona puede tener más de dos vínculos filiales, cualquiera que sea la naturaleza de
la filiación. Por lo tanto, si una persona pretende emplazar a otra en un estado del que ya
goza, debe previamente desplazar el anterior.
El certificado de nacimiento expedido por el Registro de Estado Civil y Capacidad de las
Personas, no debe aclarar la fuente de la filiación. Todos los hijos son iguales y gozan de los
mismos derechos, independientemente de la manera en que fueron concebidos y/o
emplazados. (art. 559, CCyC).

DETERMINACIÓN DE LA FILIACIÓN. CONCEPTO.


La determinación de la filiación implica señalar jurídicamente quien es el padre y/o la
madre de una persona. La determinación de la filiación puede ser:
- Legal: Es aquella que establece la ley conforme a determinados supuestos, como lo
son el parto y las presunciones.
- Voluntaria: Cuando proviene del hecho del reconocimiento (expreso o tácito) como
acto volitivo o de la voluntad procreacional en el caso de las técnicas de reproducción
humana asistida.
- Judicial: Cuando resulta de la sentencia que la declara como consecuencia de un
reclamo efectuado.
El CCyC incorporo las cuestiones de filiación relacionadas con el matrimonio igualitario, así
como las propias de las técnicas de reproducción humana asistida. En este caso, la filiación se
determina a través de la voluntad procreacional, expresada mediante el consentimiento
informado. Hoy se habla de determinación de la filiación y no de la paternidad o maternidad.

DETERMINACIÓN DE LA MATERNIDAD.
La determinación de la maternidad consiste en señalar a alguien por parte de la ley como
madre de una persona. Con el nuevo CCyC, la determinación legal a través del parto
prevalece sobre la voluntad de la madre.
El art 565, CCyC dispone que la maternidad por naturaleza queda determinada por el hecho
objetivo del parto. A tales fines deberá acreditarse: i) El parto de la mujer, es decir, que ella
ha dado a luz al hijo nacido; ii) La identidad del niño que ha dado a luz la mujer; iii) La
presentación ante la autoridad administrativa del certificado emitido por el médico, obstetra o
agente de salud interviniente (certificado + huellas del niño y de la madre); iv) Si se carece de
este certificado, la inscripción de la maternidad quedara sujeta a las normas locales que se
dicten (normativa del RENAPER)
Finalmente resulta necesario destacar que no debe confundirse la determinación con la
prueba, ya que esta última surgirá de la partida de nacimiento y además si es matrimonial del
acta de matrimonio
En los casos de técnicas de reproducción humana asistida, la madre es también quien da a luz,
es decir, se determina la maternidad por el parto. Además del hombre o mujer que también ha
prestado consentimiento previo, informado y libre en los términos de los arts. 561 y 561, con
independencia de quién haya aportado los gametos (art. 562, CCyC).
DETERMINACIÓN DE LA FILIACIÓN MATRIMONIAL.
La determinación de la filiación consiste en señalar jurídicamente a alguien como padre y/o
madre de una persona, y cuando se trate de un matrimonio, se presume que es tal el/la
cónyuge de la madre.
Las presunciones de filiación matrimonial se aplican a la/el cónyuge de la persona que da luz,
aunque sólo en los casos de filiación por naturaleza, y dentro de los plazos expresamente
establecidos, pero nunca cuando se acude a TRHA.
La filiación matrimonial queda determinada legalmente y se prueba (art. 569, CCyC):
a. por la inscripción del nacimiento en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las
Personas y por la prueba del matrimonio, de conformidad con las disposiciones
legales respectivas;
b. por sentencia firme en juicio de filiación;
c. en los supuestos de técnicas de reproducción humana asistida, por el consentimiento
previo, informado y libre debidamente inscripto en el Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas.
La presunción de filiación de un niño que nace dentro del matrimonio, recae sobre el/la
cónyuge de su madre. Sin embargo, puede probarse lo contrario. El art. 569, CCyC establece
taxativamente dentro de que circunstancias deberá darse el nacimiento de este niño para que
la presunción se haga efectiva. Estos requisitos son:
a. Existencia del matrimonio al momento del nacimiento, el cual deberá haberse
contraído con las formalidades previstas en el Código;
b. Que el nacimiento se haya producido hasta los 300 días posteriores a la interposición
de la demanda de divorcio o nulidad de matrimonio; de la separación de hecho; de la
muerte; o la ausencia con presunción de fallecimiento.
c. Inexistencia de prueba en contrario.

SEPARACIÓN DE HECHO.
La separación de hecho es el estado jurídico en el que se encuentran los cónyuges, quienes
sin previa decisión jurisdiccional definitiva, quiebran el deber de cohabitación en forma
permanente, sin que una necesidad jurídica lo imponga, ya sea por voluntad de uno o ambos
esposos.
Implica el cese de la cohabitación y consecuentemente la interrupción en el mantenimiento de
relaciones sexuales y/o el proyecto de vida en común. Por ello, al desaparecer el fundamento
que da origen a la presunción, la misma cesa, ello si el niño nace después de 300 días del
quiebre de la cohabitación.
Sin embargo, el art 567, CCyC prevé la posibilidad de que, a pesar de haber cesado la
presunción, los progenitores (aun cónyuges) a través de su consentimiento, inscriban a ese
niño como hijo matrimonial.

MATRIMONIOS SUCESIVOS
El art. 568, CCyC se aplica cuando el niño nace dentro de los 300 días de disolución o
anulación del primer matrimonio y se contrajo uno nuevo.
En este caso, si el nacimiento se produjo dentro de los 180 días de la celebración del segundo
enlace tiene vinculo filial con el primer cónyuge y si es posterior a dicho plazo, el hijo será
del segundo cónyuge.
La norma contempla la posibilidad de desvirtuarse por prueba en contrario. La presunción
implica que la determinación de la filiación se halla establecida por la ley y quien intente
demostrar lo contrario, debe acreditarlo valiéndose de cualquier medio de prueba.

DETERMINACIÓN DE LA FILIACIÓN EXTRAMATRIMONIAL.


La filiación extramatrimonial se determina por (art. 570, CCyC):
a. El reconocimiento (solo paterno);
b. La sentencia firme en juicio de filiación;
c. El consentimiento pleno, informado y libre en TRHA.
La determinación de ambas clases de filiaciones se diferencia en que la extramatrimonial
incorpora el acto jurídico del reconocimiento, no existiendo en este caso matrimonio que
pueda probarse, razón por la cual no se aplica presunción alguna.
Dicho acto puede ser voluntario si se efectúa en el Registro de Estado Civil y Capacidad de
las Personas, por instrumento público, privado o testamento, o bien forzado, si es necesario
iniciar una acción judicial para lograr el emplazamiento filial a través de una sentencia.
En las TRHA no rige el reconocimiento sino la voluntad procreacional como forma de
determinación, tanto en la filiación matrimonial como en la extramatrimonial.

RECONOCIMIENTO. CONCEPTO
El reconocimiento es el acto jurídico familiar por el cual una persona declara que otra es su
hijo. Se trata de un acto que tiene por fin inmediato emplazar a un niño en el estado de hijo
con respecto a quien lo reconoce, y hacer efectivos los derechos y obligaciones que de este
emplazamiento se deriven.
Sus caracteres son los siguientes (art. 573, CCyC):
a. Es declarativo de estado, es decir, se limita a afirmar un vínculo jurídico que ya existe;
tiene efectos retroactivos a la época de la concepción, aunque los derechos y deberes
derivados de la responsabilidad parental surgen a partir del reconocimiento, con la
salvedad que establece el código sobre los alimentos debidos a hijos aún no
reconocidos durante el trámite del proceso.
b. Es formal, ya que debe realizarse mediante una declaración ante el oficial del registro
por instrumento público o privado debidamente reconocido o por disposición de
última voluntad. La oponibilidad erga omnes surge sólo a partir de que el
reconocimiento se inscribe en el registro.
c. Es lícito, es decir, conforme a la ley.
d. Es individual, en virtud de que solo puede ser llevado a cabo por el padre
e. Es unilateral, ya no requiere la aceptación del reconocido
f. Es puro y simple, es decir, que no está sujeto a condición, plazo o cargo.
g. Es voluntario e irrevocable, lo que brinda seguridad jurídica, ya que quien lo practica
no puede posteriormente por su sola voluntad dejarlo sin efecto sin perjuicio de las
acciones de nulidad e impugnación que le correspondieren.
Se distingue entre el reconocimiento voluntario, es decir, la declaración espontánea del padre,
ya sea ante el registro por instrumento público o privado o bien mediante un acto de última
voluntad; y el forzado, que es el derivado de sentencia judicial, aunque en este caso no se está
en presencia de un acto jurídico unilateral y voluntario, sino ante una resolución de un
magistrado que declara la filiación del niño. (art. 571, CCyC).
El legitimado activo que puede ejercer el reconocimiento es el padre. No podrán reconocer
hijos quienes no tengan la edad y el grado de madurez suficiente para hacerlo como tampoco
los declarados incapaces por sentencia judicial.
El legitimado pasivo es toda persona que puede ser reconocida siempre que tenga una
diferencia de edad lógica con el reconociente, de manera que biológicamente puede ser su
hijo, siempre que no tenga otra filiación previamente establecida que la contradiga, conforme
surge de la regla de doble vinculo filial. Si ello ocurre, es necesaria una impugnación previa.
Puede reconocerse a un hijo ya fallecido, pero ello no confiere derechos hereditarios, a fin de
evitar la captación de la herencia (intereses económicos). (art. 573, CCyC).
También puede reconocerse al hijo por nacer, quedando sujeto al nacimiento con vida (art.
574, CCyC)

FILIACIÓN POR TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN HUMANA ASISTIDA (TRHA)


La reproducción humana asistida es el conjunto de procedimientos mediante los cuales se
intenta acercar, a través de la ciencia, el espermatozoide al óvulo, y de esta manera lograr el
embarazo.
El CCyC habla de reproducción humana, porque existe también en la especie vegetal y
animal. Es asistida no artificial, porque la concepción se produce naturalmente, aunque con la
colaboración de la ciencia.
Las técnicas son básicamente dos: la inseminación artificial, y la fecundación in Vitro. La
inseminación artificial es el método más sencillo, que consiste en colocar una muestra de
semen dentro del útero de la mujer en un consultorio. Puede ser homóloga cuando el semen
que se inocula a la mujer pertenece al marido o heteróloga cuando es de un tercero, donante o
dador.
En la fecundación in Vitro, en cambio se extrae el óvulo de la mujer, se lo une al
espermatozoide y una vez obtenido el embrión se lo coloca en el útero de aquella que gestara
el embarazo. Las técnicas de fecundación asistida permiten separar la procreación de la
cópula entre los progenitores, e incluso, disociar la madre genética de la portadora o la social,
ya que puede suceder que quien lleve adelante el embarazo no sea la misma mujer que ha
aportado el óvulo.

VOLUNTAD PROCREACIONAL.
Es el acto volitivo de querer ser padre o madre, sin perjuicio de la existencia de componentes
genéticos propios.
No es lo mismo ser padre que progenitor biológico. Quien se comprometió a donar su
material genético o a gestar un hijo para otro no puede luego pretender ser el padre o madre,
ya que estaría yendo contra sus propios actos.
Quien a través del consentimiento informado (voluntad procreacional), manifestó su intención
de tener un hijo debe ser su padre o madre. De lo contrario, la persona que donó el semen o
los óvulos podría iniciar acciones de filiación con resultado favorable como consecuencia de
la pericia de ADN, priorizándose así el nexo biológico a ultranza.
La filiación en el caso de las TRHA se determina a través de la voluntad procreacional,
siempre que ésta se haya manifestado de acuerdo con el procedimiento establecido por el
Código unificado y por la ley especial a dictarse en la materia.
El hecho de que el donante de material genético sea anónimo no afecta el derecho a la
identidad de las personas concebidas y nacidas por reproducción humana asistida, dado que la
identidad biológica se resguarda mediante un legajo base que se confecciona con todos los
datos del donante de gametos, que podrá ser utilizado por razones fundadas evaluadas por el
juez o, sin requerimiento judicial, cuando sea relevante para la salud. Esa circunstancia no da
lugar al inicio del reclamo filiatorio alguno, en virtud de que no es lo mismo establecer lazos
filiatorios (vinculo jurídico) que conocer el origen biológico (saber la verdad en cuanto al
origen). (arts. 563 y 564, CCyC).

CONSENTIMIENTO INFORMADO.
Para someterse a las TRHA, es necesario expresar el consentimiento pleno, informado y libre
ante el centro de salud que las va a llevar a cabo. Por lo tanto, este debe manifestarse sin vicio
ni modalidad alguna, previa indicación del método que se va a utilizar y sus consecuencias,
debiendo protocolizarse el instrumento que lo contiene ante escribano público o certificarse
ante la autoridad sanitaria local. Dicho consentimiento no solo debe expresarse antes de
someterse a estas técnicas, sino además en cada oportunidad en que van a utilizarse los
embriones o gametos, ya que podría ser revocado. (art. 560, CCyC).
Es la voluntad procreacional la que determina la paternidad que se origina en estas técnicas.
Padre quien tiene intenciones de serlo y lo manifiesta y no aquel que aporta el gameto.
La forma y requisitos del consentimiento están previstos en el art. 561, CCyC, según el cual
se deben dar cumplimiento a los requisitos previstos en las disposiciones especiales. La
protocolización del instrumento se hará ante escribano público o por certificación ante la
autoridad sanitaria correspondiente a la jurisdicción. Es revocable mientras no se haya
producido la concepción en la persona o la implantación del embrión.

NATURALEZA JURÍDICA DEL EMBRIÓN. FALLO ATAVIA MURILLO C/


COSTA RICA.
En primer lugar, es posible afirmar que gameto es una célula sexual reproductiva madura, de
constitución cromosomita, capaz de fusionarse con otra célula de similar origen, pero de sexo
opuesto, para dar lugar al cigoto. Son, entonces, los óvulos y espermatozoides.
Se denomina embrión al organismo durante los primeros estadios de desarrollo hasta los tres
meses de embarazo (alrededor de ocho semanas), es que se lo llama feto.
Tanto los embriones como los gametos pueden ser conservados mediante el congelamiento en
nitrógeno líquido, a través de lo que se denomina criopreservación.
El art. 19, CCyC establece que la existencia de la persona humana comienza con la
concepción.
Existen dos grandes posturas sobre el tema: la que considera que el embrión no implantado es
persona y la que lo niega.
La primera, interpreta la legislación anterior a la reforma de 2014 teniendo en cuenta la
voluntad del legislador. Hace una interpretación gramatical del art. 63 del Código de Vélez.
La segunda postura, que no considera persona al embrión no implantado, se fundamenta en el
desarrollo biológico, hablando de preembrión hasta la implantación, de embrión hasta los tres
meses de gestación y de feto hasta el término del embarazo. Para los autores que defienden
esta tesitura, el preembrión no sería persona.
En el fallo Atavia Murillo y otros vs Costa Rica, la CIDH ha manifestado que “El embrión
no puede ser entendido como persona a efectos del art 4.1 de la Convención Americana de
Derechos Humanos dado que la concepción tiene lugar desde el momento en que aquel se
implanta en el útero, razón por la cual antes de este evento no habría lugar a la aplicación
de la norma”
Respecto de la concepción, la CIDH esgrime “A efectos de la interpretación del término
concepción, la prueba científica concuerda en diferenciar dos momentos complementarios y
esenciales en el desarrollo embrionario: la fecundación y la implantación y solo al cumplirse
el segundo momento se cierra el ciclo que permite entender que existe concepción, pues, si
bien al ser fecundado el óvulo se da paso a una célula diferente y con la información
genética suficiente para el posible desarrollo de un ser humano, lo cierto es que si el
embrión no se implanta en el cuerpo de la mujer sus posibilidades de desarrollo son nulas, es
decir, no recibiría los nutrientes necesarios, ni estaría en un ambiente adecuado para su
desarrollo”

GESTACION POR SUSTITUCION.


La gestación por sustitución consiste en que una mujer lleve adelante un embarazo para,
luego de dar a luz al niño, entregarlo a otra persona o pareja. Puede hacerlo utilizando óvulos
propios, de la persona que la contrato o de terceros. El semen también puede ser de quien
tiene voluntad de procrear o de un tercero. Puede ser entonces, homóloga o heteróloga.
Se utiliza cuando la mujer que desea ser madre no puede gestar a su hijo. Sin embargo,
también pueden requerirlo quienes no deseen pasar por la experiencia de un embarazo o un
parto, parejas formadas por dos hombres e incluso hombres solos.
Existen tres posturas a nivel internacional acerca de la aceptación o rechazo de la gestación
por sustitución: una que la acepta, otra que la rechaza por considerarla un contrato lícito,
contrario a la moral y a las buenas costumbres, y una tercera que la admite cuando no tiene
fines de lucro y se funda en la solidaridad familiar (la gestante es la hermana, prima u otra
persona de la familia de quien desea tener ese hijo)
No está previsto en la legislación actual, existiendo un vacío legal sobre el tema.

FILIACIÓN POST MORTEM


El hijo póstumo es aquel que es concebido, o nace, luego del fallecimiento de algunos de sus
progenitores. Existe un procedimiento que consiste en inseminar a la mujer, o implantarle un
embrión crioconservado, luego del fallecimiento de quien aportó el gameto.
Debe distinguirse entre:
- fecundación post mortem: donde el embrión aún no se formó, sino que el material
genético que se utiliza para la realización de la técnica se hallaba congelado;
- implantación post mortem: se da en los casos en que el embrión se encontraba
crioconservado.
El debate ético, transita por la vía de determinar si es adecuado que un niño nazca
deliberadamente en el marco de una familia monoparental, luego del fallecimiento de su
madre o su padre.
Otro tema consiste en decidir si basta con el consentimiento general ya prestado, o es
necesario un específico, dado lógicamente en vida, para la implantación o inseminación
posterior al fallecimiento
El Proyecto de Reforma de Unificación de Código Civil y Comercial contemplaba
expresamente este tema, aunque la Cámara de Senadores lo suprimió. Esta disposición era
similar a la que surge del art 21 de la ley 26.862, por lo tanto está prevista expresamente en
nuestra legislación aunque no incorporada al nuevo Código.
Es necesario destacar que se trata de cuestiones que ya se han planteado jurisprudencialmente,
conforme surge del caso en Mendoza de 2014, en el cual se autorizó a una mujer a
inseminarse con gametos crioconservados de su marido fallecido pese a que el mismo no
había prestado su consentimiento.
En cuanto al régimen sucesorio, el art 2279 establece que las personas nacidas después del
fallecimiento del causante por técnicas de reproducción humana asistida, siempre que
cumplimentaran los requisitos previstos por la ley, poseen derechos hereditarios.
Sin embargo, no hace referencia al caso en el cual se ha producido el deceso de ambos
progenitores y el embrión se encuentra congelado, sin que hayan efectuado manifestación
alguna. Quienes consideran que este es persona, creen que debe ser dado en adopción y sus
padres serán sus adoptantes.
CLASE 7. ACCIONES DE FILIACIÓN

Las acciones de filiación son aquellas que se encargan de emplazar o desplazar a una persona
de un determinado estado de padre, madre, hijo o hija. Tienden a constituirlo, modificarlo o
extinguirlo.
Pueden ser de emplazamiento, cuando su objetivo es incluir a la persona en un estado, o de
desplazamiento cuando se ocupan de excluirla.
Se caracterizan por ser:
a. Inalienables, porque no pueden ser objeto de cesión
b. Irrenunciables, ya que se hallan fuera del ámbito de la autonomía de la voluntad
c. Inherentes a la persona, porque solo el titular puede ejercerlas
d. Imprescriptibles, aunque susceptibles de caducidad. Pueden extinguirse por la
inactividad a lo largo del tiempo.
El art. 576, CCyC establece que la acción de filiación no se extingue ni por prescripción ni
por renuncia, aunque sí los derechos patrimoniales adquiridos a través de ella.

Acciones de filiación y TRHA. El art. 577, CCyC, coincidente con la Ley Nacional de
Reproducción Humana Asistida (ley 26.862), prohíbe a los hijos nacidos mediante TRHA, a
los terceros y al o a la cónyuge de la mujer que da a luz, iniciar acción alguna para impugnar
y/o negar la maternidad o paternidad, cuando medió consentimiento previo, libre e informado.
En caso de que una persona sola se someta a estas técnicas y luego contraiga matrimonio o
forme pareja, su nuevo cónyuge o conviviente no podrá reconocer a sus hijos, sino acudir al
instituto de la adopción de integración.

PRINCIPIOS GENERALES DEL PROCESO FILIATORIO


Iniciar la acción en el lugar donde el niño o la persona mayor de edad con capacidad
restringida tenga su centro de vida, implica facilitar el acceso a la jurisdicción. (art. 581,
CCyC).
Siempre será necesaria la intervención del Ministerio Público, por estar involucrados
intereses de personas menores de edad. También debe conferirse vista al agente fiscal por
tratarse de cuestiones de orden público, que afectan a toda la sociedad y producen efectos
frente a terceros a partir de su inscripción registral.
El legitimado activo es la persona que reclama una filiación determinada (acción de
emplazamiento) o pretende desvirtuar con el juicio la filiación en la que se halla emplazado
(acción de desplazamiento). El legitimado pasivo es la persona contra quien se insta la
acción.
El plazo de caducidad es de un año para todos los interesados y para todas las acciones,
resguardando el derecho del hijo que puede iniciarlas en cualquier momento. Vencido el
plazo de caducidad, ya no podrán intentarse.
El plazo comienza a computarse desde la inscripción del nacimiento, o bien desde que la
persona supo o pudo tomar conocimiento del hecho que da origen a la acción.
En el proceso de filiación pueden plantearse todo tipo de medidas cautelares, siendo las más
comunes aquellas que se solicitan para evitar que se pierdan pruebas o para percibir alimentos
desde el inicio del juicio.
Al respecto, el art. 579, CCyC establece como principio general que en los proceso
filiatorios podrá utilizarse cualquier medio de prueba. Asimismo, prevé expresamente la
posibilidad de valerse de prueba pericial biológica.
Puede ser decretada de oficio o a petición de parte. Y ante la imposibilidad de hacer la prueba
a alguna de las partes, se podrán realizar con material genético de los parientes por naturaleza
hasta el 2do. grado.
Asimismo, el art 580 admite la posibilidad que pueda recurrirse a la prueba genética Post
Mortem:
El art. 580, CCyC, habilita la prueba genética post mortem. Es decir. cuando el presunto
padre haya fallecido, la prueba genética podrá realizarse con algún abuelo paterno (naturales)
que se encuentre vivo y si no es posible, el juez ordenará entonces la exhumación del cadáver.
Sin embargo, ello no es subsidiario, ya que el juez puede optar de acuerdo con las
circunstancias del caso.
El proceso puede finalizar con una sentencia o bien con su desistimiento (no del derecho
porque no puede renunciarse a él por una cuestiona de orden público) o allanamiento. La
sentencia debidamente inscripta en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas
produce efectos erga omnes cuando es emplazamiento o desplazamiento. Sin embargo, si
rechaza la demanda, cualquier otro legitimado puede entablarla nuevamente sino intervino en
el proceso anterior.

RECLAMO ALIMENTARIO ANTERIOR AL RECONOCIMIENTO.


Puede solicitarse una prestación alimentaria para hijos no reconocidos y los alimentos se
reclaman tendrán carácter provisorio. (arts. 586 y 664, CCyC).
Asimismo, el art. 665, CCyC permite que la mujer embarazada reclame alimentos al
presunto progenitor, debiendo acreditar sumariamente la filiación alegada. Ese reclamo,
realizado por la mujer, es a favor de su hijo por nacer.

POSESIÓN DE ESTADO.
Consiste en el ejercicio de hecho de un estado de familia, es el goce con o sin título.
El art. 584, CCyC consagra la necesidad de probar la posesión para que sea equiparada al
reconocimiento.
La determinación de la filiación surge de la sentencia dictada en un proceso judicial donde
aquella se demostró.
La convivencia con la madre durante la época de la concepción, art 585, CCyC, hace
presumir el vínculo filial con su conviviente, salvo oposición fundada: El demandado podría
interponer la exceptio plurium concunbenium, por la cual sin negar la unión convivencial,
invoca que la madre ha mantenido relaciones sexuales con otras personas durante el periodo
de la concepción.
Para que rija esa presunción, es necesario demostrar que la concepción se produjo durante la
vida en común (unión convivencial: cohabitación, permanencia, estabilidad, etc).
La filiación en ese caso quedara determinada post sentencia judicial.
En la falta de reconocimiento de un hijo, existe un acto contrario a la ley, ya que la persona
que a sabiendas de que tiene un hijo no lo reconoce, está actuando en contra del derecho; si se
desconocía la paternidad o se tenían motivos fundados para dudar de ellas, no procederá el
reclamo.
Lo resarcible no es el desamor, sino el incumplimiento del deber jurídico que ocasionó un
daño (daños y perjuicios). (art. 587, CCyC).
El legitimado activo para reclamar estos daños derivados del no reconocimiento es el hijo. El
legitimado pasivo es quien omitió reconocerlo.
A los fines de que prospere la acción, es necesario que previamente se haya dictado sentencia
favorable en un juicio de reclamación de estado. El reclamo de la indemnización de daños
derivados de la responsabilidad civil prescribe a los 3 años.

ACCIÓN DE RECLAMACIÓN.
Esta acción tiene por fin inmediato el emplazamiento de una persona en el estado de hijo.
Podrá reclamarse la filiación matrimonial dirigiendo la acción contra los cónyuges en forma
conjunta cuando no ha sido inscripto como hijo de ambos, o en el caso de ser
extramatrimonial contra quienes considere sus progenitores. (art. 582, CCyC)
Son legitimados activos para iniciarla los hijos y sus herederos. Si el hijo es menor de edad,
estaría representado, más allá del asesor de incapaces, por un tutor ad litem, o bien por
elaborado del niño. Si se trata de un hijo extramatrimonial, puede estar representado por el
progenitor que lo ha reconocido, ya que este vínculo filial no se vería afectado por el ejercicio
de la acción.
Ante el fallecimiento del principal interesado (el hijo) los herederos de este podrán continuar
con la acción cuando: i) el fallecimiento se produjo siendo menor de edad o incapaz; ii)
cuando hubiera iniciado la acción antes de su deceso. En este último caso no caduca la acción,
ya que la norma no fija plazo alguno; iii) muere dentro del año siguiente a haber adquirido
plena capacidad, sus herederos pueden continuarla hasta que se cumplan esos términos.
Los legitimados pasivos son el progenitor y su cónyuge en un litisconsorcio pasivo necesario
si se reclama una filiación matrimonial; o solo uno de ellos si es extramatrimonial porque en
este caso no rigen las presunciones y el resultado del reclamo no afectaría al otro progenitor.
Si los padres han fallecido, los legitimados pasivos serán sus herederos; ello se aplica tanto
ante la muerte de uno como de ambos.
No hay plazo de caducidad para que el hijo inicie la acción, ya que de lo contrario afectaría
el derecho a la identidad del mismo. Para sus herederos rige el plazo de 1 año.
La prueba consiste en acreditar la existencia la existencia de nexo biológico entre el
accionante y el demandado, pudiendo para ello recurrirse a cualquier medio de prueba.
La finalidad de esta acción consiste en emplazar al hijo en un determinado estado de familia,
teniendo efectos erga omnes a partir de la inscripción de la sentencia en el Registro de Estado
Civil y Capacidad de las Personas.
ACCIÓN DE RECLAMACIÓN DE LA FILIACIÓN POR EL MINISTERIO
PÚBLICO.
Se trata de una acción de emplazamiento que se inicia cuando un hijo es inscripto sólo con
filiación materna. Será, en este caso, el Ministerio Público quien la inste para que el niño
posea el emplazamiento filial que le corresponde (art. 583, CCyC).
Tiene por finalidad evitar que la madre, ya sea por ignorancia o carencia de recursos, se
abstenga de accionar para que el hijo tenga filiación paterna acreditada, aún queriendo
hacerlo.
El procedimiento se divide en dos etapas. En la primera, de carácter administrativo, interviene
el funcionario del Registro y en la segunda el Ministerio Público, pudiendo iniciar la acción
por vía judicial.

ACCIONES DE IMPUGNACIÓN.
Las acciones de impugnación tendrán por fin dejar sin efecto una filiación preestablecida,
razón por la cual se trata de acciones de desplazamiento. Estas acciones, no se aplican a los
hijos nacidos por TRHA.

ACCIÓN DE NEGACIÓN DE LA FILIACIÓN PRESUMIDA POR LA LEY.


Consiste en negar la filiación presumida por la ley cuando el hijo nace dentro de los 180 días
siguientes a la celebración del matrimonio. (art. 591, CCyC).
Se diferencia de la acción de impugnación, en que en este caso, la concepción necesariamente
se produjo antes de haberse celebrado las nupcias, por lo que la ley presume que existen
mayores posibilidades de que el/la cónyuge de la madre no sea el progenitor del hijo cuya
filiación se le atribuye.
El legitimado activo es el o la cónyuge de quien dio a luz.. No procede la acción si se tuvo
conocimiento del embarazo o existió posesión de estado. Los legitimados pasivos son quien
dio a luz y su hijo. Si fuere menos de edad, se requerirá de la designación de un tutor ad litem
El plazo de caducidad es de un año desde la inscripción del nacimiento o de que se tomó
conocimiento de la situación.
Para la prueba, podrá utilizarse cualquier medio. Deberá demostrarse la fecha del matrimonio
y la del parto, a través de los correspondientes certificados, y además los hechos por los
cuales resulta imposible que exista el vínculo filial que la ley presume.
El efecto principal es que la sentencia favorable va a desvirtuar la presunción, por lo que el
hijo será extramatrimonial e inscripto con un solo apellido, pudiendo luego ser reconocido
por otra persona o bien quedando expedita la vía para iniciar una acción de reclamación.

ACCIÓN DE IMPUGNACIÓN PREVENTIVA DE LA FILIACIÓN PRESUMIDA


POR LA LEY.
La acción de impugnación preventiva tiene por objeto evitar que el niño que nazca sea
emplazado en el estado filial que la ley presume. Puede ser iniciada durante el embarazo (y
hasta el momento del nacimiento) por el o la cónyuge de quien se halla en este estado, para
impedir que ese niño o niña se inscriba como hijo suyo. (art. 592, CCyC).
Los legitimados activos son el o la cónyuge de la madre, esta última, o cualquier tercero que
invoque un interés legítimo. El legitimado pasivo será la mujer embarazada y el niño por
nacer, representado por un tutor ad litem, conformándose un litisconsorcio pasivo necesario y
si la inicia la madre, la acción se dirigirá contra su marido y el hijo por nacer.
Con respecto a la caducidad, la norma no lo menciona expresamente, pero se deduce que
dado por el nacimiento del niño ya que puede intentarse hasta ese momento, existiendo luego
la posibilidad de plantear otras acciones.
Para probar, se puede utilizar cualquier medio, como podrían ser las constancias de
realización de un viaje o los certificados que acrediten el padecimiento de una enfermedad
que impidió que se mantuvieran relaciones sexuales entre los cónyuges a la época de la
concepción.
Como efecto, si la sentencia hace lugar a la acción, el niño se inscribirá como
extramatrimonial con el apellido de su madre y podrá ser reconocido por su progenitor
biológico.
En caso de que la mujer dé a luz y aun no se haya dictado sentencia, puede requerirse como
medida cautelar que no se lo inscriba como hijo de el/la cónyuge de la madre, sino solo con el
apellido de ella hasta que se resuelva la pretensión.

ACCION DE IMPUGNACION DE LA FILIACIÓN PRESUMIDA POR LA LEY


Esta acción tiene por fin desvirtuar la filiación que la ley presume. (art. 589, CCyC).
Se podrá alegar que quien se halla inscripto como madre/padre no es tal. Puede utilizarse
cualquier medio de prueba siendo insuficiente la mera declaración de quien dio a luz, atento a
que se trata de cuestiones de orden público en las que no basta con la prueba confesional para
dictar sentencia.
Los legitimados activos para iniciar esta acción son el hijo, la madre de él o la cónyuge de
quien dio a luz o cualquier tercero que invoque un interés legítimo. Entre los terceros
interesados, debe incluirse al padre biológico.
Si la acción la insta él o la cónyuge los legitimados pasivos son la madre y el hijo; si la
deduce el hijo, la madre y su cónyuge. Si la plantea otro interesado, lo haría contra el hijo, la
madre y su cónyuge (art. 590, CCyC).
Con respecto a la caducidad, el hijo puede iniciar la acción en todo tiempo. El resto de los
legitimados activos tienen un plazo de caducidad de un año desde la inscripción del
nacimiento o desde que se tomó conocimiento de la situación. Si el legitimado fallece antes
de que se cumpla el plazo de caducidad, la acción puede ser iniciada o continuada por sus
herederos hasta que se complete dicho término.
Este plazo de un año deberá computarse desde la inscripción del nacimiento o desde que se
tuvo conocimiento de que el niño (o el adulto, aunque la ley no lo aclare) podría no ser hijo
de quien ha quedado emplazado como progenitor, sea por helecho objetivo del parto o por la
presunción legal.
Prueba. Resulta insuficiente la mera declaración de quien dio a luz, por ello deben
acompañarse otros medios de prueba. Estas acciones son indisponibles al encontrarse
involucrado el orden público, por lo tanto, no puede modificarse un estado de familia con la
mera voluntad de las personas.
Efectos. La sentencia desplazará la filiación presumida por la ley, por lo que el niño podrá ser
reconocido voluntaria o judicialmente y además tendrá expedita la vía para iniciar una acción
de reclamación.
ACCIÓN DE IMPUGNACIÓN DEL RECONOCIMIENTO.
Esta acción, tiene por objeto dejar sin efecto el acto jurídico de reconocimiento previamente
efectuado, por lo que es propia de la filiación extramatrimonial. Por ello, está destinada a
demostrar, en el plano de la realidad biológica, que el reconocido no es hijo de quien práctico
dicho acto. (art 593, CCyC).
El legitimado activo es el hijo o cualquier persona que tenga un interés legítimo. Si la inicia
el hijo, el legitimado pasivo será el reconociente. Si lo hace un tercero interesado, la incoara
contra el hijo a través de un representante y el reconociente, conformando un litisconsorcio
pasivo necesario.
Caducidad. Puede ser iniciada por el hijo en todo tiempo o por todo aquel que invoque un
interés legítimo en el plazo de un año desde que se efectuó el reconocimiento o tomó
conocimiento de la situación.
Prueba. La prueba intentará demostrar la inexistencia de nexo biológico entre reconociente y
reconocido, pudiendo emplearse cualquier medio.
Efectos. Al tratarse de una acción de desplazamiento deja abierta la vía para otro
reconocimiento posterior o bien para entablar una acción de reclamación.

ACCION DE IMPUGNACION DE LA MATERNIDAD


Es una acción destinada a desvirtuar el vínculo filial que une al hijo con su madre. Por medio
de ella se intenta demostrar que la mujer que se designa como madre en las inscripciones
registrales, en realidad no es tal. Conforme a la clasificación de las acciones de estado, se
trata de una acción de desplazamiento, declarativa. (art. 558, CCyC).
Legitimación. Podrá incoarla el hijo. Si el hijo es menor de edad, se le nombrará un tutor
especial para que lo represente o en su caso, si cuenta con la edad suficiente, podrá hacerse
representar por un letrado. También la podrá iniciar la madre, su cónyuge o un tercero que
invoque un interés legítimo. Respecto de este último, debe tener un interés actual y directo
que puede ser patrimonial o extrapatrimonial. Se aplica esta acción en los casos de
maternidad tanto dentro como fuera del matrimonio.
En cuanto a los legitimados pasivos, si la maternidad es matrimonial e inicia la acción el hijo,
la demanda se dirigirá contra los cónyuges conjuntamente, constituyéndose un litisconsorcio
pasivo necesario. Si la inicia el cónyuge, será contra la mujer y el hijo. Si lo hace la mujer,
será contra el cónyuge y el hijo. Si lo hace un tercero, será contra la mujer, su cónyuge y su
hijo.
Si es extramatrimonial, el hijo la iniciara contra la madre, si lo hace esta última la planteara
contra el hijo y si lo hace un tercero lo será contra la mujer y el hijo.
Caducidad. El hijo puede iniciar la acción en todo tiempo, atento a que no puede ver
cercenada esta posibilidad en pos del derecho a la identidad. El resto, un año.
Prueba. Podrá utilizarse cualquier tipo de pruebas para desplazar el vínculo materno filial,
siendo determinantes en la actualidad las genéticas.
Efectos. Obtenida la sentencia de desplazamiento, el hijo quedara inscripto sin maternidad
acreditada. A partir de ese momento, podrá ser reconocido por sus padres biológicos, o bien
podrá iniciarse la acción de reclamación que corresponda.
NULIDAD DEL RECONOCIMIENTO
Se trata de la acción destinada a atacar, por encontrarse viciado, el acto jurídico de
emplazamiento efectuado por el reconociente, afectando su validez.
No impide que el reconociente pueda realizar un nuevo reconocimiento de la misma persona
en el futuro mediante un nuevo acto jurídico, ya que lo que se anula es este último por
adolecer de algún vicio, independientemente del emplazamiento real.
La nulidad puede configurarse mediante vicios del consentimiento, falta de discernimiento de
quien lo presta, vicios de forma, incompatibilidad con un estado anterior que no se impugnó
previamente, reconocimiento de un hijo adoptado plenamente, imposibilidad real de que el
reconociente sea el padre o la madre. Puede ser conforme a la teoría general de las nulidades,
absoluta o relativa.
Legitimación y caducidad: La nulidad absoluta podrá solicitarla cualquier interesado en
tanto que la nulidad relativa solo puede ser invocada por quien sufrió el vicio.
Si inicia el hijo, la acción deberá ser dirigida contra el reconociente; si la inicia el
reconociente, contra el hijo. En caso de que quien invoque la acción sea un tercero, lo hará
contra el hijo y el reconociente, quienes conformaran un litisconsorcio pasivo necesario.
Esta acción no está sujeta a caducidad sino a prescripción. Si se trata de vicios del
consentimiento, el plazo será de dos años del conocimiento o cesación, mientras que en el
resto de los casos se aplicará el plazo genérico de 5 años.
Prueba. La prueba deberá demostrar la existencia del vicio que se invoca y puede emplearse
cualquier medio.
Efectos. La sentencia desplazará el estado de hijo con efecto retroactivo a la fecha del
nacimiento. Sin embargo, si se hace lugar a la acción, podrá efectuarse un nuevo
reconocimiento por parte de la misma persona.

CLASE 8. ADOPCIÓN.

La adopción es la institución jurídica en virtud de la cual se crea entre dos personas un


vínculo similar al que deriva de la filiación natural, creación que tiene como eje directriz el
mejor y superior interés de los niños, niñas y adolescentes (NNA).
La adopción tiene una finalidad única y principal que es lograr satisfacer el derecho humano
del NNA a vivir en una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus
necesidades afectivas y materiales, en consideración a su mejor y superior interés en el marco
del afecto. (art. 594, CCyC).
PRINCIPIOS GENERALES.
Los principios generales de la adopción se encuentran enumerados en el art. 594, CCyC:
a. el interés superior del niño. El interés del NNA prevalece por sobre el de el/los
adoptante/s, y por sobre el de los padres biológicos. (Convención sobre los Derechos
del Niño).
b. el respeto por el derecho a la identidad. Es el derecho del adoptado a conocer sus
orígenes.
La identidad está íntimamente ligada a la persona en su individualidad específica y
vida privada, sustentadas ambas en una experiencia histórica y biológica, así como en
la forma en que se relaciona dicho individuo con los demás a través del desarrollo de
vínculo en el plano familiar y social. El art. 596, CCyC establece que el adoptado
tiene el derecho a conocer sus orígenes.
c. el agotamiento de las posibilidades de permanencia en la familia de origen o
ampliada.
d. la preservación de los vínculos fraternos, priorizándose la adopción de grupos de
hermanos en la misma familia adoptiva o, en su defecto, el mantenimiento de vínculos
jurídicos entre los hermanos, excepto razones debidamente fundadas.Además, el art.
621, CCyC, le da facultad al juez de mantener los vínculos subsistentes con uno o
varios de sus parientes de sangre.
e. el derecho a conocer los orígenes. El NNA no sólo conocerá su origen biológico, sino
el texto y el contexto, de hecho, administrativo y jurisdiccional de su devenir histórico
familiar que lo ubicaron en situaciones jurídicas diversas, cuando tenga la edad y
grado de madurez suficiente.
El art. 596, CCyC establece que los adoptantes deben comprometerse a hacer
conocer su origen al adoptado. Si no ocurre, o es tardío, el adoptado podrá reprochar
judicialmente y hasta revocar la adopción.
Además, dispone sobre el derecho del adoptado adolescente a iniciar una acción
autónoma (ajena a la adopción) para conocer sus orígenes, debiendo a ese efecto
contar con asistencia letrada.
f. el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído y a que su opinión sea tenida en
cuenta según su edad y grado de madurez, siendo obligatorio requerir su
consentimiento a partir de los diez años.

REQUISITOS PARA SER ADOPTANTE.


El art. 599, CCyC establece expresamente quienes pueden adoptar a una NNA y ellos son:
a. un matrimonio;
b. una pareja de convivientes;
c. una persona sola.
Los requisitos que se deben cumplir para ser adoptantes son los siguientes:
1. Tener, por lo menos, 16 años más que el adoptado, excepto cuando el cónyuge o
conviviente adopta al hijo del otro cónyuge o conviviente. (art. 599, CCyC)
2. En caso de muerte del o de los adoptantes u otra causa de extinción de la adopción, se
puede otorgar una nueva adopción sobre la persona menor de edad. (art. 599, CCyC)
3. Puede ser adoptante la persona que resida permanentemente en el país por un periodo
mínimo de 5 años anterior a la petición de la guarda con fines de adopción. Este plazo
no se exige a las personas de nacionalidad argentina o naturalizada en el país. (art. 600
CCyC).
4. La persona que pretenda ser adoptante debe encontrarse inscripta en el registro de
adoptantes (Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a la Guarda con
fines Adoptivos del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos). (art.
600, CCyC).

ADOPCIÓN UNIPERSONAL Y CONJUNTA.


Adoptantes matrimonio o pareja conviviente. En este caso, la adopción debe otorgarse a
ambos cónyuges/convivientes. Es decir, la regla es que sólo pueden adoptar sí lo hacen
conjuntamente. (art. 602, CCyC).
Las excepciones a esta regla las da el art. 603, CCyC, señalando que la adopción por
personas casadas o en unión convivencial puede ser unipersonal sí: a) El cónyuge o
conviviente ha sido declarado persona incapaz o de capacidad restringida y la sentencia le
impide prestar consentimiento válido para este acto; b) Los cónyuges se encuentran separados
de hecho.
Adopción conjunta de personas divorciadas o cesada la convivencia. Las personas que
durante el matrimonio o la unión convivencial mantuvieron estado de madre o padre con una
persona menor de edad, pueden adoptarla conjuntamente aún después del divorcio o cesada la
unión. Lo determinante no es la adopción conjunta por dos personas o la unipersonal, sino la
satisfacción del mejor y superior interés del NNA en cada caso. (art. 604, CCyC).
Adopción conjunta y fallecimiento de uno de los guardadores. Cuando la guarda con fines
de adopción del NNA se hubiese otorgado durante el matrimonio o unión convivencial y el
período legal se completa después del fallecimiento de uno de los cónyuges o convivientes, el
art 605, CCyC dispone que el juez puede otorgar la adopción al sobreviviente y generar
vínculos jurídicos de filiación con ambos integrantes de la pareja. Llevará el apellido del
adoptante, excepto que se peticione agregar o anteponer el apellido de origen o el apellido del
guardador fallecido.
Adopción por el tutor del NNA. El tutor sólo puede adoptar a su pupilo una vez extinguidas
las obligaciones emergentes de la tutela. El espíritu de la norma es evitar que el tutor evada
las obligaciones que derivan de su gestión como administrador de los bienes del menor que se
encuentra bajo su tutela, ya que si el tutor ha malversado bienes de su pupilo, este convertido
en hijo adoptivo difícilmente pudiera reclamar judicialmente el cobro o la rendición de
cuentas del adoptante durante su gestión como tutor. (art. 606, CCyC).

PROHIBICIONES.
El art. 601, CCyC, establece que no se puede adoptar:
a. quien no haya cumplido veinticinco años de edad, excepto que su cónyuge o
conviviente que adopta conjuntamente cumpla con este requisito;
b. el ascendiente a su descendiente. Se prohíbe la adopción de los nietos por parte de sus
abuelos, e incluso de los bisnietos por parte de sus bisabuelos.
c. un hermano a su hermano o a su hermano unilateral.

REQUISITOS DEL ADOPTADO.


Como requisito general se exige que el adoptado sea menor de edad para conceder la
adopción. Se debe ser menor de edad al tiempo en que se otorga la guarda judicial, ya que la
sentencia de adopción se retrotrae al momento del otorgamiento de aquélla, salvo en el
supuesto de adopción del hijo del cónyuge.
Excepcionalmente, puede ser adoptada una persona mayor de edad cuando: i) se trate del hijo
del cónyuge o conviviente de la persona que pretende adoptar; ii) hubo posesión de estado de
hijo mientras era menor de edad, fehacientemente comprobada. (art. 597, CCyC).

ADOPCIÓN DE VARIOS ADOPTADOS.


Pueden ser adoptadas varias personas, simultánea o sucesivamente. El juez de la adopción
cuenta con la facultad de otorgar la adopción plena o simple según las circunstancias y
atendiendo fundamentalmente al interés superior del niño.
La posibilidad de adopciones múltiples facilita la adopción de hermanos biológicos. Si bien la
regla en cuanto a grupos de hermanos es la inseparabilidad de ellos, cuando esta no es posible
es preferente que los menores sean dados en adopción y no que se mantengan en
establecimientos asistenciales. (art. 598, CCyC).

DECLARACIÓN JUDICIAL DEL ESTADO DE ADOPTABILIDAD. PLAZOS


Es aquel procedimiento con reglas propias para demarcar correctamente el rol de familia de
origen y definir la desvinculación del NNA con dicha familia de origen.
Resulta presupuesto de derecho para que un NNA se encuentre en condiciones de ser
entregado en guarda con fines adoptivos.
El código tipifica la figura y dispone, en el art. 607, CCyc, los tres diferentes supuestos
fácticos y jurídicos que podrían dar lugar a la declaración judicial del estado de adoptabilidad:
a. un niño, niña o adolescente no tiene filiación establecida o sus padres han fallecido, y
se ha agotado la búsqueda de familiares de origen por parte del organismo
administrativo competente en un plazo máximo de treinta días, prorrogables por un
plazo igual sólo por razón fundada;
b. los padres tomaron la decisión libre e informada de que el niño o niña sea adoptado.
Está manifestación es válida sólo si se produce después de los cuarenta y cinco días
de producido el nacimiento;
c. las medidas excepcionales tendientes a que el niño, niña o adolescente permanezca
en su familia de origen o ampliada, no han dado resultado en un plazo máximo de
ciento ochenta días. Vencido el plazo máximo sin revertirse las causas que motivaron
la medida, el organismo administrativo de protección de derechos del niño, niña o
adolescente que tomó la decisión debe dictaminar inmediatamente sobre la situación
de adoptabilidad. Dicho dictamen se debe comunicar al juez interviniente dentro del
plazo de veinticuatro horas.
Declarar ese estado jurídico demanda a la jurisdicción considerar y verificar el cumplimiento
de determinados presupuestos legales: a) Haber superado la instancia ejecutiva; b) Instancia
jurisdiccional de guarda del NNA en hogares alternativos familiares o en familias de
acogimiento; c) La petición del estado de adoptabilidad por parte de la Asesoría de Incapaces
El órgano administrativo debe emitir un dictamen donde describe la situación socio familiar
del NNA y considerar en su caso que el NNA se encuentra situación de adoptabilidad, es
decir en una situación donde no han dado resultados las gestiones administrativo –sociales –
políticas, para que el NNA permanezca en su familia de origen o ampliada y no hay referentes
afectivos que quieran o puedan asumir su guarda o la tutela.
Al dictamen de situación de adoptabilidad del NNA emitido por el órgano administrativo y
comunicado al órgano jurisdiccional, le sigue la declaración judicial de la situación de
adoptabilidad, que no puede ser dictada si algún familiar o referente afectivo del niño ofrece
asumir su guarda o tutela y tal pedido es considerado adecuado al interés de este. el juez debe
resolver sobre la situación de adoptabilidad en el plazo máximo de 90 días.
Los sujetos del proceso (art. 608, CCyC)son:
1. Con carácter de parte, el NNA si tiene edad y grado de madurez suficiente, participara
en el proceso con asistencia letrada;
2. Con carácter de parte, los padres u otros representantes legales del NNA;
3. En posición jurídica, sin carácter de parte, el organismo administrativo, que participó
en la etapa extrajudicial;
4. En posición jurídica, sin carácter de parte, el Ministerio Público;
5. Referentes familiares y/o allegados afectivos, sin carácter de partes; respecto de ellos,
el juez también puede escucharlos y considerar sus manifestaciones, siempre que ello
haga al mejor interés del NNA.
Las reglas del procedimiento (art. 609, CCyC) son:
a. Tramita ante el juez que ejerció el control de legalidad de las medidas excepcionales;
b. Es obligatoria la entrevista personal del juez con los padres, si existen, y con el NNA
cuya situación de adoptabilidad se tramita;
c. La sentencia debe disponer que se remitan al juez interviniente en un plazo no mayor
a los 10 días el o los legajos seleccionados por el registro de adoptantes y el
organismo administrativo que corresponda a los fines de proceder a dar inicio en
forma inmediata al proceso de guarda con fines de adopción.
La sentencia de privación de responsabilidad parental equivale a la declaración judicial de
estado de adoptabilidad, por lo tanto no es necesario un proceso de privación de de la
responsabilidad parental que habilite el inicio del proceso de adopción. (art. 610, CCyC).
Una vez que el juez de familia declara judicialmente al NNA en situación de adoptabilidad, es
el momento procesal que juntamente con el Ministerio Pupilar se emprende la búsqueda de
esa “familia” alternativa que va a satisfacer el derecho humano de ese NNA de vivir en ella,
de sentirse contenido y protegido por otro grupo familiar que no es el de su origen.

GUARDA CON FINES ADOPTIVOS


Está prohibido la entrega directa en guarda de NNA mediante escritura pública o acto
administrativo, así como la entrega directa en guarda otorgada por cualquiera de los
progenitores u otros familiares del niño. (art. 611, CCyC).
La guarda con fines de adopción debe ser discernida inmediatamente por el juez que dicta la
sentencia que declara la situación de adoptabilidad. La normativa se centra en la elección de
los pretensos adoptantes y en el otorgamiento de un lazo para verificar si el vínculo afectivo
entre estos y el NNA se ha construido o se encuentra en eficaz construcción (art. 612,
CCyC).
El juez que declaró la situación de adoptabilidad seleccionará a los pretensos adoptantes de la
nómina remitida por el registro de adoptantes.
A los fines de la selección, convocará a autoridad administrativa que intervino en el proceso
de la declaración en situación de adoptabilidad, organismo que también puede comparecer de
manera espontánea.
Para la selección, se deben tomar en cuenta, entre otras, las siguientes pautas: a) las
condiciones personales, edades y aptitudes del o de los pretensos adoptantes; b) su idoneidad
para cumplir con las funciones de cuidado y educación; c) sus motivaciones y expectativas
frente a la adopción; d) el respeto asumido frente al derecho a la identidad y origen del NNA.
El juez debe citar al NNA cuya opinión debe ser tenida en cuenta según su edad y su grado de
madurez. (art. 613, CCyC).
Cumplidas las medidas antes descriptas, el juez dicta sentencia de guarda con fines de
adopción. El plazo de guarda no puede exceder los 6 meses. (art. 614, CCyC)

PROCESO DE ADOPCIÓN. JUEZ COMPETENTE. PARTES.


El juez competente en el juicio de adopción resulta aquel que otorgó la guarda con fines de
adopción, o a elección de los pretensos adoptantes, el del lugar en el que el niño tiene su
centro de vida si el traslado fue considerado en esa decisión. (art. 615, CCyC).
Una vez cumplido el periodo de guarda se da inicio al proceso de adopción. Se trata de un
proceso que tiene por objeto el dictado de una sentencia constitutiva que apareja el
emplazamiento de una persona en el estado de hijo adoptivo, sea que suprima el anterior
(adopción pena) o que lo mantenga (adopción simple). (art. 616, CCyC).
El juez ejerce la dirección y hasta el impulso inmediato del juicio de adopción luego de
otorgar la guarda adoptiva. Debe oír al NNA en el proceso y como se señalará si el NNA es
mayor de 10 años debe prestar consentimiento para su adopción.
Son parte los pretensos adoptantes, el pretenso adoptado, el Ministerio Público y la autoridad
administrativa que intervino en el proceso de la declaración en situación de adoptabilidad.
Se aplican al proceso de adopción las siguientes reglas de procedimiento (art. 617, CCyC):
a. son parte los pretensos adoptantes y el pretenso adoptado; si tiene edad y grado de
madurez suficiente, debe comparecer con asistencia letrada;
b. el juez debe oír personalmente al pretenso adoptado y tener en cuenta su opinión
según su edad y grado de madurez;
c. debe intervenir el Ministerio Público y el organismo administrativo;
d. el pretenso adoptado mayor de diez años debe prestar consentimiento expreso;
e. las audiencias son privadas y el expediente, reservado.
La sentencia de adopción es una sentencia constitutiva, que apareja el emplazamiento de una
persona en el estado de hijo adoptivo. La sentencia que otorga la adopción tiene efectos
retroactivos a la fecha de la sentencia que otorgó la guarda con fines adoptivos, excepto
cuando se trata de la adopción del hijo del cónyuge o conviviente, cuyos efectos se retrotraen
a la fecha de promoción de la acción de adopción, ello como consecuencia de que en la
adopción de integración no hay un proceso previo de guarda con fines adoptivos, ni proceso
de declaración de la situación de adoptabilidad. (art. 618, CCyC).

TIPOS DE ADOPCIÓN
El art. 619, CCyC reconoce tres tipos de adopción: adopción plena, simple y de integración.
- Adopción plena. Confiere al adoptado una filiación que sustituye a la de origen y lo hace
quedar emplazado en carácter similar, simétrico al de hijo biológico del adoptante, con las
consecuentes relaciones jurídicas con el resto de la familia de este, se crea estado jurídico de
familia en relación a su familia adoptiva y se extingue el estado jurídico de familia que nació
con él y su familia biológica. Se produce un desplazamiento integral de la familia de origen,
como consecuencia de ello, un desplazamiento también integral con la del adoptante. (art.
620, CCyC).
El art 624, CCyC destaca que la adopción del hijo es causa de extinción de la
responsabilidad parental de sus padres, sin perjuicio de la posibilidad de restitución de
revocación o nulidad de la adopción.
La adopción plena es irrevocable, sin perjuicio de la facultad del adoptado de indagar a través
de una acción autónoma, respecto de sus orígenes, de accionar por alimentos o cuestiones
sucesorias contra sus progenitores, acciones que no alteran los efectos de la adopción plena.
La adopción plena se debe otorgar preferentemente cuando se trate de NNA huérfanos de
padre y madre que no tengan filiación establecida. También puede otorgarse cuando se haya
declarado al NNA en situación de adoptabilidad; cuando sean hijos de padres privados de la
responsabilidad parental o cuando los progenitores hayan manifestado frente al juez su
decisión libre e informada de dar a su hijo en adopción. (art. 625, CCyC)
Con respecto al apellido del NNA en la adopción plena, el art. 626, CCyC establece que se
rige por las siguientes reglas:
a. si se trata de una adopción unipersonal, el hijo adoptivo lleva el apellido del
adoptante; si el adoptante tiene doble apellido, puede solicitar que éste sea
mantenido;
b. si se trata de una adopción conjunta, se aplican las reglas generales relativas al
apellido de los hijos matrimoniales;
c. excepcionalmente, y fundado en el derecho a la identidad del adoptado, a petición de
parte interesada, se puede solicitar agregar o anteponer el apellido de origen al
apellido del adoptante o al de uno de ellos si la adopción es conjunta;
d. en todos los casos, si el adoptado cuenta con la edad y grado de madurez suficiente,
el juez debe valorar especialmente su opinión.
Con respecto a la vinculación con la familia de origen, la adopción plena presupone una
desvinculación real y preexistente con la familia biológica porque esta no existe o no ha
cumplido con sus deberes fundamentales respecto del menor. Sin perjuicio de ello, dentro de
las facultades que el código otorga al juez y en consideración con el caso concreto y a pedido
de parte, especialmente a pedido del propio NNA, puede, a pesar de la adopción plena,
mantener vínculos con la familia biológica, siempre en el marco de decisión del mejor interés
del NNA.
- Adopción simple. Confiere al adoptado la posición de hijo biológico, pero no crea vinculo
de parentesco entre aquél y la familia biológica del adoptante, sino a los efectos expresamente
determinados en el Código. (art. 620, CCyC).
Es así que el adoptado por adopción simple conserva un estado de familia determinado en
relación a su familia biológica, puesto que no se rompe totalmente el vínculo de parentesco
con esta, sino que, por el contrario, se crea un nuevo vínculo familiar con el adoptante, no así
con el resto de su familia biológica.
En relación al adoptante, el hijo adoptado por adopción simple adquiere los mismos derechos
y obligaciones e idéntico emplazamiento de estado de familia que si fuera un hijo biológico,
por lo que resulta indudable la relación de parentesco entre la descendencia del adoptado y el
adoptante.
La adopción simple produce los siguientes efectos (art. 627, CCyC):
a. como regla, los derechos y deberes que resultan del vínculo de origen no quedan
extinguidos por la adopción; sin embargo, la titularidad y el ejercicio de la
responsabilidad parental se transfieren a los adoptantes;
b. la familia de origen tiene derecho de comunicación con el adoptado, excepto que sea
contrario al interés superior del niño;
c. el adoptado conserva el derecho a reclamar alimentos a su familia de origen cuando
los adoptantes no puedan proveérselos;
d. el adoptado que cuenta con la edad y grado de madurez suficiente o los adoptantes,
pueden solicitar se mantenga el apellido de origen, sea adicionándole o
anteponiéndole el apellido del adoptante o uno de ellos; a falta de petición expresa,
la adopción simple se rige por las mismas reglas de la adopción plena;
e. el derecho sucesorio se rige por lo dispuesto en el Libro Quinto.
La adopción simple es revocable (art. 629, CCyC):
a. por haber incurrido el adoptado o el adoptante en las causales de indignidad
previstas en este Código;
b. por petición justificada del adoptado mayor de edad;
c. por acuerdo de adoptante y adoptado mayor de edad manifestado judicialmente.
La revocación extingue la adopción desde que la sentencia queda firme y para el futuro.
Revocada la adopción, el adoptado pierde el apellido de adopción. Sin embargo, con
fundamento en el derecho a la identidad, puede ser autorizado por el juez a conservarlo.
El juez puede convertir una adopción simple en una adopción plena, a petición de parte y por
razones fundadas. (art. 622, CCyC)
- Adopción de integración. La adopción de integración no solo involucra la adopción del
hijo del cónyuge, sino también del conviviente. (art. 620, CCyC).
Esta adopción siempre mantiene el vínculo filiatorio y todos sus efectos entre el adoptado y
el progenitor de origen, cónyuge o conviviente del adoptante. (art. 630, CCyC).
Entre el adoptado y el adoptante se dan los siguientes efectos (art. 631, CCyC):
a. Si el adoptado tiene un solo vinculo filial de origen, se inserta en la familia del
adoptante con los efectos de la adopción plena; las reglas relativas a la titularidad y
ejercicio de la responsabilidad parental se aplican a las relaciones entre el progenitor
de origen, el adoptante y el adoptado;
b. Si el adoptado tiene doble vinculo filial de origen se aplica lo dispuesto en el art 621.
La adopción de integración se rige por las siguientes reglas (art. 632, CCyC):
a. los progenitores de origen deben ser escuchados, excepto causas graves debidamente
fundadas;
b. el adoptante no requiere estar previamente inscripto en el registro de adoptantes;
c. no se aplican las prohibiciones en materia de guarda de hecho;
d. no se exige declaración judicial de la situación de adoptabilidad;
e. no se exige previa guarda con fines de adopción;
f. no rige el requisito relativo a que las necesidades afectivas y materiales no puedan ser
proporcionadas por su familia de origen de conformidad con lo previsto en el artículo
594.

PRENOMBRE.
El código señala que el prenombre del adoptado debe ser respetado. Excepcionalmente y por
razones fundadas, el juez puede disponer la modificación del prenombre en el sentido que se
le peticione. (art. 623, CCyC).

EXTINCIÓN DE LA ADOPCIÓN. NULIDAD ABSOLUTA Y RELATIVA


La nulidad de la adopción se produce por vicios anteriores o concomitantes a su
otorgamiento, ya que contiene una ineficacia estructural porque su defecto es originario o
congénito.
El art. 634, CCyC, establece que adolecen de nulidad absoluta la adopción obtenida en
violación a las disposiciones referidas a:
a. la edad del adoptado;
b. la diferencia de edad entre adoptante y adoptado;
c. la adopción que hubiese tenido un hecho ilícito como antecedente necesario, incluido
el abandono supuesto o aparente del menor proveniente de la comisión de un delito
del cual hubiera sido víctima el menor o sus padres;
d. la adopción simultánea por más de una persona, excepto que los adoptantes sean
cónyuges o pareja conviviente;
e. la adopción de descendientes;
f. la adopción de hermano y de hermano unilateral entre sí;
g. la declaración judicial de la situación de adoptabilidad;
h. la inscripción y aprobación del registro de adoptantes;
i. la falta de consentimiento del niño mayor de diez años, a petición exclusiva del
adoptado.
El art. 635, CCyC, establece que adolecen de nulidad absoluta la adopción obtenida en
violación a las disposiciones referidas a:
a. la edad mínima del adoptante;
b. vicios del consentimiento;
c. el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído, a petición exclusiva del adoptado.

REVOCACIÓN DE LA ADOPCIÓN SIMPLE O DE INTEGRACIÓN


Es el acto jurisdiccional que deja sin efecto una adopción eficazmente concedida a causa de
motivos configurados durante su vigencia.
Se produce por causas posteriores a la adopción, ya que la ineficacia es funcional porque si
bien la adopción nació válida, se la deja sin efecto por carecer de función social.
Es un acto jurídico familiar constitutivo, jurisdiccional y de desplazamiento del estado de
familia adoptivo, que cesa por razones posteriores a su constitución. Es un acto jurídico
porque es un acto voluntario lícito que tiene como fin modificar o transformar el estado
familiar de una persona que dejara de ser hijo adoptivo o padre adoptante de otra.
La revocación de la adopción no opera de pleno derecho, sino que se necesita una declaración
judicial a pedido de los interesados, los beneficia personalmente y no es extensiva a los
restantes hijos adoptivos. Afecta a los descendientes del adoptado que pierden su vocación
hereditaria con respecto al adoptante y a sus ascendientes y también pierden el derecho al
nombre en su caso.
Los supuestos de revocación de la adopción son los enumerados expresamente en el art. 629,
CCyC y la remisión del 633, CCyC.

CLASE 9. RESPONSABILIDAD PARENTAL.

CONCEPTO
Art. 638.— Responsabilidad parental. Concepto. La responsabilidad parental es el conjunto
de deberes y derechos que corresponden a los progenitores sobre la persona y bienes del
hijo, para su protección, desarrollo y formación integral mientras sea menor de edad y no
se haya emancipado.
Se trata de un conjunto de deberes y después de derechos, haciendo primar las obligaciones
de los adultos. Hace referencia a los progenitores, incluyendo en la palabra a las familias
formadas por madre y padre, así como por dos madres y dos padres. Explicita los objetivos
del instituto, esto es, la protección, el desarrollo y la formación integral del hijo incorporando
desde el comienzo la idea de su crecimiento. Dispone su culminación en la mayoría de edad
o emancipación del hijo, más de que, como se verá, algunos efectos subsisten con
posterioridad a dicho momento.
DENOMINACION
Hasta la sanción del nuevo código, el derecho argentino contenía regulación sobre la patria
potestad. En el nuevo plexo normativo se ha optado por reemplazar dicha expresión que
evoca a la “potestas” del derecho romano centrado en la idea de dependencia absoluta del
niño en una estructura familiar jerárquica, por la de responsabilidad parental.
ANTECEDENTES
La redacción originaria del código disponía en el art 264 que “La patria potestad es el
conjunto de los derechos que las leyes conceden a los padres desde la concepción de los hijos
legítimos, en las personas y bienes de dichos hijos, mientras sean menores de edad y no estén
emancipados”
Coherente con un sistema donde coexistían distintas categorías de hijos, con marcadas
diferencias referidas a los pocos derechos que se les otorgaba solo a algunos, el codificador
concibió la patria potestad solamente en relación con los hijos legítimos.
La ley 10.903 que regulo el Patronato de Estado introdujo modificaciones al concepto de
patria potestad en los siguientes términos “La patria potestad es el conjunto de derechos y
obligaciones que corresponden a los padres sobre las personas y bienes de sus hijos, desde la
concepción de estos y en tanto sean menores de edad y no se hayan emancipado”

Se evidencian dos cambios notables: a) junto a los derechos agrego obligaciones de los
padres; b) al eliminar la referencia a los hijos legítimos, incorporo a los hijos naturales a la
patria potestad.
Pero a continuación, incorporo que el ejercicio de la patria potestad correspondía solo al
padre.
La situación continuó de la misma manera hasta la sanción de la ley 23.264. Dicha ley
destaco
que la patria potestad es primeramente un conjunto de deberes antes que derechos e incorporo
la finalidad del instituto: la protección y formación integral de los niños.
Por otra parte, la patria potestad fue ejercida sobre todos los hijos, sin distinciones. Otra de
las reformas sustanciales tuvo relación con el lugar de la madre, ya que organizo un sistema
de ejercicio de la patria potestad en cabeza del padre y de la madre durante la convivencia,
presumiendo que los actos que realiza uno cuentan con el consentimiento del otro.
Pueden además, resaltarse tres antecedentes que operaron como motor de la reforma:
1) La incorporación a nuestro ordenamiento jurídico interno de los instrumentos
internacionales de derechos humanos, algunos con jerarquía constitucional.
2) La ley 26.061 que deroga el Patronato de Estado e instaura un Sistema de Promoción y
Protección Integral de los Derechos de la Infancia
3) La ley 26.618 de matrimonio igualitario, que termina de romper con la asociación entre
familia y heterosexualidad e incorpora al escenario legal la pluralidad familiar.
PRINCIPIOS QUE LA RIGEN
Art. 639.— Principios generales. Enumeración. La responsabilidad parental se rige por los
siguientes principios:
a) el interés superior del niño;
Este principio se encuentra establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño. La
determinación del interés superior del niño no queda supeditada a consideraciones subjetivas,
ya que en el caso concreto dependerá de un razonamiento coherente que evidencie el por qué
elegir determinada opción, dejando traslucir la congruencia en la toma de decisión.
La ley 26.061 en su art 3 establece que “A los efectos de la presente ley se entiende por
interés superior del NNA la máxima satisfacción, integral y simultanea de los derechos y
garantías reconocidos en esta ley” Culmina el art señalando que “Cuando exista conflicto
entre los derechos e

intereses del NNA frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos, prevalecerán los
primeros”
b) la autonomía progresiva del hijo conforme a sus características psicofísicas, aptitudes y
desarrollo. A mayor autonomía, disminuye la representación de los progenitores en el
ejercicio de los derechos de los hijos;
Este principio tiende a completar la noción del niño como sujeto pleno de derechos, al
introducir la idea de que crece y ese crecimiento genera diferencias. Se incorpora a nuestro
derecho a través del art 5 de la Convención sobre los Derechos del Niños.
La aplicación del principio implica que a medida que el niño crece, adquiere mayor
autonomía en el ejercicio de sus derechos de acuerdo con la evolución de sus facultades. En
su relación con la responsabilidad parental, se plantea de la siguiente manera: a mayor
autonomía disminuye la representación de los progenitores en el ejercicio de los derechos de
los hijos.
La regla general de la autonomía progresiva esta prevista en el art 26 del nuevo código:
Art. 26.— Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona menor de
edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.
No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los
actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de
intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada.
La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne
así como a participar en las decisiones sobre su persona.
Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí
respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de
salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física.
Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la
integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus
progenitores; el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior,
sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de la realización o no del
acto médico.
A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las
decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo.

Debe analizarse si el niño o adolescente cuenta con las competencias necesarias para llevar
delante de un modo razonado, la decisión que postula.
c) el derecho del niño a ser oído y a que su opinión sea tenida en cuenta según su edad y
grado de madurez.
Este principio termina de estructurar el sistema de la responsabilidad parental. Conlleva la
participación activa del niño en todo proceso de toma de decisiones sobre asuntos de su
interés.
No solo hay que escuchar sino también tomar debidamente en cuenta la opinión del niño
según su edad y su grado de madurez. Ello implica darle un especial peso a la palabra del
niño y ese peso estará determinado por la fuerza de su autonomía.
TITULARIDAD Y EJERCICIO. DISTINTOS SUPUESTOS
La titularidad de la responsabilidad parental se traduce en el cúmulo de deberes y derechos
que tienen los progenitores sobre la persona y bienes de sus hijos, mientras que el ejercicio
de dicha responsabilidad implica la posibilidad concreta de llevar adelante acciones que
pongan en movimiento esos deberes y derechos.
La titularidad siempre corresponde a ambos progenitores, mientras que en la realidad el
ejercicio puede presentar distintas opciones.
A partir del art 641 se regulan las modalidades que puede asumir el ejercicio de la
responsabilidad parental de acuerdo con la situación la que se encuentre el niño y sus
progenitores.
Art. 641.— Ejercicio de la responsabilidad parental. El ejercicio de la responsabilidad
parental corresponde:
a) en caso de convivencia con ambos progenitores, a éstos. Se presume que los actos
realizados por uno cuentan con la conformidad del otro, con excepción de los supuestos
contemplados en el artículo 645, o que medie expresa oposición;
b) en caso de cese de la convivencia, divorcio o nulidad de matrimonio, a ambos
progenitores. Se presume que los actos realizados por uno cuentan con la conformidad del
otro, con las excepciones del inciso anterior. Por voluntad de los progenitores o por decisión
judicial, en interés del hijo, el ejercicio se puede atribuir a sólo uno de ellos, o establecerse
distintas modalidades;

c) en caso de muerte, ausencia con presunción de fallecimiento, privación de la


responsabilidad parental o suspensión del ejercicio de un progenitor, al otro;
d) en caso de hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial, al único progenitor;
e) en caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo filial, si uno se estableció por
declaración judicial, al otro progenitor. En interés del hijo, los progenitores de común
acuerdo o el juez pueden decidir el ejercicio conjunto o establecer distintas modalidades.
Convivencia de los progenitores junto al niño: Cuando los progenitores conviven con el hijo
se trata de un ejercicio compartido o conjunto. Ambos la ejercen de manera indistinta, ya que
la ley presume que los actos realizados por uno cuentan con el consentimiento del otro. La
presunción de conformidad no opera cuando un progenitor se opone expresamente a la
realización de un acto.
Puede ser formulada extrajudicialmente para evitar que el otro progenitor lo realice o, si ya
lo hubiere realizado, para que no tenga efectos.
Falta de convivencia de los progenitores: El código privilegia el ejercicio compartido de la
responsabilidad parental, con independencia de que los progenitores convivan o no.
A diferencia de la regulación del código anterior, a partir de la reforma se establece el
ejercicio compartido de la responsabilidad parental con independencia de la modalidad de
cuidado personal del hijo que asuma en la cotidianeidad.
Pueden ambos progenitores ejercer la responsabilidad parental, es decir que sean ambos
responsables en llevar adelante los deberes y derechos que les cabe en esa condición y que el
hijo viva solo con uno de ellos.
Pueden existir situaciones en las que ese ejercicio compartido no sea pertinente. En ese caso
por voluntad de los progenitores o por decisión judicial, en interés del hijo, el ejercicio se
puede atribuir solo a uno de ellos, o establecerse distintas modalidades.
Ejercicio unilateral: El código reserva el ejercicio unilateral para los supuestos donde el niño
cuente con la presencia de uno solo de sus padres. Aquí se concentran las funciones derivadas
de la responsabilidad parental en aquel de los progenitores presente, constituyendo uno de
los supuestos en los que sería viable la adopción de integración.
Hijo extramatrimonial con determinación judicial de su parentalidad: La ley establece un tipo
de sanción para aquel progenitor que no ha reconocido voluntariamente a su hijo,
impidiéndole el ejercicio de la responsabilidad parental

Progenitores adolescentes:
Art. 644.— Progenitores adolescentes. Los progenitores adolescentes, estén o no casados,
ejercen la responsabilidad parental de sus hijos pudiendo decidir y realizar por sí mismos
las tareas necesarias para su cuidado, educación y salud.
Las personas que ejercen la responsabilidad parental de un progenitor adolescente que
tenga un hijo bajo su cuidado pueden oponerse a la realización de actos que resulten
perjudiciales para el niño; también pueden intervenir cuando el progenitor omite realizar
las acciones necesarias para preservar su adecuado desarrollo.
El consentimiento del progenitor adolescente debe integrarse con el asentimiento de
cualquiera de sus propios progenitores si se trata de actos trascendentes para la vida del
niño, como la decisión libre e informada de su adopción, intervenciones quirúrgicas que
ponen en peligro su vida, u otros actos que pueden lesionar gravemente sus derechos. En
caso de conflicto, el juez debe decidir a través del procedimiento más breve previsto por la
ley local.
La plena capacidad de uno de los progenitores no modifica este régimen.
En la regulación anterior, el hecho de ser menor de edad no emancipado impedía
absolutamente y en todos los casos ejercer la responsabilidad parental sobre sus hijos,
quedando estos sometidos a tutela de alguno de los abuelos.
Hoy, las personas menores de edad que hayan cumplido 13 años, son los encargados de llevar
adelante todos los actos que hagan a la vida cotidiana de sus hijos, presumiendo la norma que
cuentan con el grado de madurez suficiente para hacerlo.
Sin embargo, el ejercicio de su propia autonomía progresiva como adolescente (y como
progenitor) se encuentra resguardado en las funciones de sus propios progenitores, abuelos
de su hijo, a través de sus deberes de orientación y dirección.
Los progenitores adolescentes consienten, elaboran y toman la decisión como cualquier acto
de la vida cotidiana de sus hijos. Pero para este tipo de actos complejos requieren además el
asentimiento de sus propios progenitores.
En síntesis, el consentimiento del progenitor adolescente será suficiente para la toma de
decisiones que hacen a la cotidianeidad de la crianza de su hijo, salvo oposición de sus
progenitores. Ahora, debe complementarse con el asentimiento de su propio progenitor para
situaciones extremas.

Todo este sistema se aplica tanto frente a progenitores adolescentes no emancipados como a
aquellos que se hayan emancipado por matrimonio.
Ejercicio conjunto de la responsabilidad parental: El art 645 establece una serie de actos que
requieren ser otorgados conjuntamente por ambos progenitores.
Si el hijo tiene doble vinculo filial, se requiere el consentimiento expreso de ambos
progenitores para los siguientes supuestos:
a) Autorizarlo si es adolescente y tiene 16 y 18 años para contraer matrimonio.
b) Autorizarlo para ingresar a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de seguridad
c) Autorizarlo para salir del país o para el cambio de residencia permanente en el extranjero
d) Autorizarlo para estar en juicio, en los supuestos en que no puede actuar por si
e) Administrar los bienes de los hijos, excepto que haya delegación expresa de la
administración
Frente a la ausencia del consentimiento expreso de alguno de los progenitores, ya sea por
desacuerdo o por imposibilidad para prestarlo, debe resolver el juez, teniendo en miras el
interés familiar.
Si bien no ha sido previsto por la norma, se estima que también es posible acudir a la vía
judicial cuando es el propio hijo adolescente quien ha tomado alguna de estas decisiones pero
no cuanta con el consentimiento de ninguno de sus progenitores.
Delegación del ejercicio de la responsabilidad parental:
Art. 643.— Delegación del ejercicio. En el interés del hijo y por razones suficientemente
justificadas, los progenitores pueden convenir que el ejercicio de la responsabilidad parental
sea otorgado a un pariente, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 674. El acuerdo con
la persona que acepta la delegación debe ser homologado judicialmente, debiendo oírse
necesariamente al hijo. Tiene un plazo máximo de un año, pudiendo renovarse judicialmente
por razones debidamente fundadas, por un período más con participación de las partes
involucradas. Los progenitores conservan la titularidad de la responsabilidad parental, y
mantienen el derecho a supervisar la crianza y educación del hijo en función de sus
posibilidades.
Igual régimen es aplicable al hijo que sólo tiene un vínculo filial establecido.
La delegación de la responsabilidad parental presenta las siguientes características:
a) Debe obedecer a razones graves

b) Puede recaer únicamente en un pariente, dejando a salvo la posibilidad regulada en el art


674 de delegación de la responsabilidad parental en el progenitor afín del niño.
c) Se establece el control judicial, ya que obliga a las partes a homologar el acuerdo
previendo
expresamente la participación del niño
d) Es transitoria, acorde con los motivos que la justifican
e) Sus efectos se limitan a la convivencia del niño y el delegatario. Este cuenta con todas las
facultades para hacer efectivos los deberes y derechos que deriven de ella.
f) Los progenitores conservan la titularidad de la responsabilidad parental y mantienen el
derecho a supervisar la crianza y educación del hijo en función de sus posibilidades.
Ejercicio de la responsabilidad parental en familias ensambladas: Los arts 674 y 675 regulan
dos alternativas que pueden presentarse cuando el niño vive en el seno de una familia
ensamblada: la posibilidad de delegar transitoriamente el ejercicio de la responsabilidad
parental en el progenitor afín y su ejercicio compartido entre uno de los progenitores y el
progenitor afín.
Personas Incapaces o con capacidad restringida con hijos: Frente al supuesto de que una
persona incapaz o con capacidad restringida tenga hijos, la primera parte del art 140 establece
como regla general que “El curador de la persona incapaz o con capacidad restringida es tutor
de los hijos menores de este...” Será entonces el curador quien ejerza los deberes y derechos
en relación con la persona y bienes de la persona menor de edad.
Desacuerdo entre progenitores:
Art. 642.— Desacuerdo. En caso de desacuerdo entre los progenitores, cualquiera de ellos
puede acudir al juez competente, quien debe resolver por el procedimiento más breve
previsto por la ley local, previa audiencia de los progenitores con intervención del Ministerio
Público.
Si los desacuerdos son reiterados o concurre cualquier otra causa que entorpece gravemente
en ejercicio de la responsabilidad parental, el juez puede atribuirlo total o parcialmente a
uno de los progenitores, o distribuir entre ellos sus funciones, por un plazo que no puede
exceder de dos años.
El juez también puede ordenar medidas de intervención interdisciplinaria y someter las
discrepancias a mediación.

En los supuestos de ejercicio compartido de la responsabilidad parental, la oposición de uno


de los progenitores, no requiere de intervención judicial, pero en caso de que no puedan
ponerse de acuerdo, será la vía necesaria. Sin embargo, la sola oposición impide llevar
adelante el acto cuestionado.
En los supuestos de ejercicio unilateral, el progenitor que no se encuentra en ejercicio de la
responsabilidad parental deberá acudir al camino judicial para manifestar su desacuerdo, ya
que la simple oposición no impide la ejecución del acto cuestionado.
DERECHOS Y DEBERES DE LOS PROGENITORES
Se está frente a verdaderos deberes – derechos que se confieren a los titulares no solo
atendiendo a sus intereses, sino principalmente considerando el interés de otro sujeto (el hijo)
por lo cual, los derechos que se confieren implican correlativos deberes.
Art. 646.— Enumeración. Son deberes de los progenitores:
a) cuidar del hijo, convivir con él, prestarle alimentos y educarlo;
b) considerar las necesidades específicas del hijo según sus características psicofísicas,
aptitudes y desarrollo madurativo;
c) respetar el derecho del niño y adolescente a ser oído y a participar en su proceso
educativo, así como en todo lo referente a sus derechos personalísimos;
d) prestar orientación y dirección al hijo para el ejercicio y efectividad de sus derechos;
e) respetar y facilitar el derecho del hijo a mantener relaciones personales con abuelos, otros
parientes o personas con las cuales tenga un vínculo afectivo;
f) representarlo y administrar el patrimonio del hijo.
Los deberes de los progenitores deben llevarse adelante con absoluta prohibición de incluir
a los malos tratos. El art 647 dispone:
Art. 647.— Prohibición de malos tratos. Auxilio del Estado. Se prohíbe el castigo corporal
en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier hecho que lesione o menoscabe
física o psíquicamente a los niños o adolescentes.
Los progenitores pueden solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los
organismos del Estado.
CUIDADO PERSONAL
Art. 648.— Cuidado personal. Se denomina cuidado personal a los deberes y facultades de
los progenitores referidos a la vida cotidiana del hijo.

Se traduce en una serie de actos que llevan adelante los progenitores destinados a la crianza
de sus hijos. Puede ser alternado o indistinto:
Art. 650.— Modalidades del cuidado personal compartido. El cuidado personal compartido
con cada uno de los progenitores, según la organización y posibilidades de la familia. En el
indistinto, el hijo reside de manera principal en el domicilio de uno de los progenitores, pero
ambos comparten las decisiones y se distribuyen de modo equitativo las labores atinentes a
su cuidado.
En el caso que los progenitores no convivan, se establece
Art. 649.— Clases. Cuando los progenitores no conviven, el cuidado personal del hijo puede
ser asumido por un progenitor o por ambos.
Art. 651.— Reglas generales. A pedido de uno o ambos progenitores o de oficio, el juez debe
otorgar, como primera alternativa, el cuidado compartido del hijo con la modalidad
indistinta, excepto que no sea posible o resulte perjudicial para el hijo.
Autonomía de la voluntad: El código incentiva a que sean los propios progenitores quienes
determinen de qué manera se llevará adelante el cuidado personal de los hijos.
El plan de parentalidad propuesto debe ser homologado judicialmente, circunstancia que
posibilita a revisión por el magistrado, de lo acordado.
Art. 655.— Plan de parentalidad. Los progenitores pueden presentar un plan de
parentalidad relativo al cuidado del hijo, que contenga:
a) lugar y tiempo en que el hijo permanece con cada progenitor;
b) responsabilidades que cada uno asume;
c) régimen de vacaciones, días festivos y otras fechas significativas para la familia;
d) régimen de relación y comunicación con el hijo cuando éste reside con el otro progenitor.
El plan de parentalidad propuesto puede ser modificado por los progenitores en función de
las necesidades del grupo familiar y del hijo en sus diferentes etapas.
Los progenitores deben procurar la participación del hijo en el plan de parentalidad y en su
modificación.
Determinación judicial del cuidado personal: En caso que las partes no puedan acordar el pan
de parentalidad, el art 656 dispone:
Art. 656.— Inexistencia de plan de parentalidad homologado. Si no existe acuerdo o no se
ha homologado el plan, el juez debe fijar el régimen de cuidado de los hijos y priorizar la

modalidad compartida indistinta, excepto que por razones fundadas resulte más beneficioso
el cuidado unipersonal o alternado. Cualquier decisión en materia de cuidado personal del
hijo debe basarse en conductas concretas del progenitor que puedan lesionar el bienestar
del niño o adolescente no siendo admisibles discriminaciones fundadas en el sexo u
orientación sexual, la religión, las preferencias políticas o ideológicas o cualquier otra
condición.
Esta prioridad indicada por la ley para el juez por el cuidado personal compartido con
modalidad indistinta implica:
a) Que en sus argumentaciones, las partes deban sostener también la inconveniencia de la
modalidad compartida indistinta
b) Que al momento de decidir, si el juez opta por el cuidado unipersonal o alternado, deba
fundar porque en el caso no fue imposible inclinarse por la modalidad compartida indistinta.
El art 656 establece un principio general de trascendental importancia que guía el proceso de
determinación judicial del cuidado personal de los hijos.
CUIDADO UNILATERAL
En caso de que el juez no pueda fijar un sistema de cuidado personal compartido, el código
contempla la posibilidad de acudir al cuidado unilateral:
Art. 653.— Cuidado personal unilateral. Deber de colaboración. En el supuesto excepcional
en el que el cuidado personal del hijo deba ser unipersonal, el juez debe ponderar:
a) la prioridad del progenitor que facilita el derecho a mantener trato regular con el otro;
b) la edad del hijo;
c) la opinión del hijo;
d) el mantenimiento de la situación existente y respeto del centro de vida del hijo.
El otro progenitor tiene el derecho y el deber de colaboración con el conviviente.
Lo expuesto significa que la determinación del progenitor que se hará cargo del cuidado
unipersonal del hijo dependerá en el caso concreto, de la ponderación de cada uno de los
ítems establecidos en el artículo. Se trata de la aplicación de estándares objetivos que brindan
seguridad tanto a los progenitores al momento de alegar y probar, como al juez al momento
de decidir.
Ha sido derogada la preferencia materna para el cuidado personal de los hijos menores de 5
años.

COMUNICACIÓN
Cuando el cuidado personal queda a cargo de uno de los progenitores, el hijo cuenta con su
derecho humano a mantener un vínculo estrecho con el otro progenitor:
Art. 652.—Derecho y deber de comunicación. En el supuesto de cuidado atribuido a uno de
los progenitores, el otro tiene el derecho y el deber de fluida comunicación con el hijo.
El deber – derecho de comunicación debe ejercerse de la forma más amplia posible. El art
654 dispone que cada progenitor debe informar al otro sobre cuestiones de educación, salud
y otras relativas a la persona y bienes del hijo; lo que refuerza el hecho de que la titularidad
de la responsabilidad parental continua en cabeza de ambos y el ejercicio también puede
continuar en cabeza de ambos.
Otorgamiento de la guarda a un pariente: Con el término gustada se hace referencia a la
convivencia concreta del progenitor o de un tercero con el niño.
La guarda no tenía regulación en el anterior código y se la incluyo en el art 657 del nuevo
plexo legal:
Art. 657.— Otorgamiento de la guarda a un pariente. En supuestos de especial gravedad, el
juez puede otorgar la guarda a un pariente por un plazo de un año, prorrogable por razones
fundadas por otro período igual. Vencido el plazo, el juez debe resolver la situación del niño,
niña o adolescente mediante otras figuras que se regulan en este Código.
El guardador tiene el cuidado personal del niño, niña o adolescente y está facultado para
tomar las decisiones relativas a las actividades de la vida cotidiana, sin perjuicio de que la
responsabilidad parental quede en cabeza del o los progenitores, quienes conservan los
derechos y responsabilidades emergentes de esta titularidad y ejercicio.
La diferencia en el ejercicio de la guarda originaria (responsabilidad parental) y la derivada
(tutela) por un lado, y la guarda delegada, por el otro, es que en esta última, al desmembrarse
el contenido de los institutos en juego, el guardador no posee la representación legal del niño
y sus deberes se restringen exclusivamente a su cuidado, protección y formación.
Un supuesto específico de guarda a un tercero lo establece el ar 140 del código en relación
con los hijos de personas con discapacidad o capacidad restringida. En cualquier lugar, señala
que el curador del progenitor será el tutor de sus hijos y seguidamente agrega: “Sin embargo,
el juez puede otorgar la guarda del hijo menor de edad a un tercero, designándolo tutor para
que lo represente en las cuestiones patrimoniales.

Responsabilidad por los hechos de los hijos: El art 1754 establece la responsabilidad de los
progenitores por los daños que produzcan sus hijos: “Los padres son solidariamente
responsables por los daños causados por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad
parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad personal y concurrente
que pueda caber a los hijos
En consecuencia, responderán solidariamente cuando:
a) Se trate de un supuesto de responsabilidad parental compartida
b) Si los progenitores no conviven, se trate de un supuesto de cuidado personal compartido,
de modalidad alternada o indistinta.
En el caso de que el cuidado personal sea unilateral, será responsable el progenitor que
conviva con el hijo. La excepción está dada por el hecho de que en el momento del hecho
dañoso el niño estuviera al cuidado del otro progenitor.
Art. 1755.— Cesación de la responsabilidad paterna. La responsabilidad de los padres es
objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra persona,
transitoria o permanentemente. No cesa en el supuesto previsto en el artículo 643.
Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta
circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.
Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al
ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco
responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente contraídas por
sus hijos.
ALIMENTOS
La obligación alimentaria es de la esencia misma de la responsabilidad parental y vincula a
los hijos con ambos progenitores, de manera igualitaria y en virtud del deber de
mantenimiento y crianza emanado de ella.
Art. 658.— Regla general. Ambos progenitores tienen la obligación y el derecho de criar a
sus hijos, alimentarlos y educarlos conforme a su condición y fortuna, aunque el cuidado
personal esté a cargo de uno de ellos.
La obligación de prestar alimentos a los hijos se extiende hasta los veintiún años, excepto
que el obligado acredite que el hijo mayor de edad cuenta con recursos suficientes para
proveérselos por sí mismo.

Los progenitores, con fundamento en la responsabilidad parental, deben alimentos a sus hijos
hasta que cumplan 21 años, con independencia de que a los 18 ya sean mayores de edad.
La excepción se encuentra consagrada en el mismo artículo que permite que el progenitor
que intente liberarse de su obligación pruebe que el hijo que se encuentra en la franja entre
los 18 y los 21 años puede procurarse por sí mismo los alimentos.
Art. 659.— Contenido. La obligación de alimentos comprende la satisfacción de las
necesidades de los hijos de manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación,
asistencia, gastos por enfermedad y los gastos necesarios para adquirir una profesión u
oficio. Los alimentos están constituidos por prestaciones monetarias o en especie y son
proporcionales a las posibilidades económicas de los obligados y necesidades del
alimentado.
Se reconoce en forma expresa la entidad que adquieren las tareas personales del progenitor
que tiene a su cargo el cuidado personal del hijo. Quien cuida al hijo esta haciendo un aporte:
Art. 660.— Tareas de cuidado personal. Las tareas cotidianas que realiza el progenitor que
ha asumido el cuidado personal del hijo tienen un valor económico y constituyen un aporte
a su manutención.
La reclamación de los alimentos derivados de la responsabilidad parental no está sujeta a la
acreditación del estado de necesidad como en el caso del reclamo a los parientes. No se exige,
que quien reclama pruebe la falta de medios económicos suficientes y la imposibilidad de
adquirirlos con su trabajo. Basta el pedido para la procedencia del reclamo.
La proporción entre las entradas del alimentante y la cuota a fijarse es materia que queda
reducida a la negociación de las partes o a la determinación judicial.
También se regula expresamente la especial situación de la obligación alimentaria en los
casos del cuidado personal compartido, estableciéndose en el art 666 que “si ambos
progenitores cuentan con recursos equivalentes, cada uno debe hacerse cargo de la
manutención cuando el hijo permanece bajo su cuidado” Es decir que en este caso no habría
posibilidad de reclamo alimentario.
Ahora, si los recursos de los progenitores no son equivalentes, la misma norma prevé que
“aquel que cuenta con mayores ingresos debe pasar una cuota alimentaria al otro para que el
hijo goce del mismo nivel de vida en ambos hogares”.
Extensión de la obligación alimentaria:

Art. 669.— Alimentos impagos. Los alimentos se deben desde el día de la demanda o desde
el día de la interpelación del obligado por medio fehaciente, siempre que se interponga la
demanda dentro de los seis meses de la interpelación.
Por el período anterior, el progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene derecho al
reembolso de lo gastado en la parte que corresponde al progenitor no conviviente.
Es así que se establece la retroactividad de la decisión que resuelve sobre los alimentos,
disponiéndose que son debidos desde el reclamo judicial o extrajudicial, siempre que éste se
hubiera realizado dentro de los 6 meses anteriores al inicio de la demanda, evitándose así
pretensiones abusivas.
HIJO MAYOR QUE SE CAPACITA
Art. 663.— Hijo mayor que se capacita. La obligación de los progenitores de proveer
recursos al hijo subsiste hasta que éste alcance la edad de veinticinco años, si la prosecución
de estudios o preparación profesional de un arte u oficio, le impide proveerse de medios
necesarios para sostenerse independientemente.
Pueden ser solicitados por el hijo o por el progenitor con el cual convive; debe acreditarse
la viabilidad del pedido.
El tope que la norma fija a los 25 años, garantiza un equilibrio entre los derechos en pugna y
el posible abuso en el mantenimiento de los hijos mayores de edad.
Los extremos de la norma deben ser acreditados por el alimentad para formular su reclamo y
por el alimentante para dar fin a su obligación.
Reclamo a ascendientes: El código, con el fin de resguardar los derechos en juego, admite la
posibilidad de reclamar alimentos contra el obligado principal (los progenitores) y
simultáneamente a los ascendientes, debiéndose acreditar la dificultad del primero para
cumplir con la obligación a su cargo:
Art. 668.— Reclamo a ascendientes. Los alimentos a los ascendientes pueden ser reclamados
en el mismo proceso en que se demanda a los progenitores o en proceso diverso; además de
lo previsto en el título del parentesco, debe acreditarse verosímilmente las dificultades del
actor para percibir los alimentos del progenitor obligado.
Alimentos provisorios: Los alimentos provisorios se traducen en una cuota que se fija con
anterioridad a la sentencia de fondo para cubrir gastos imprescindibles mientras dure el
proceso en el que se determinara la pensión. No son una categoría autónoma.

Hijo no reconocido: El código contempla la posibilidad de solicitar los alimentos provisorios


aun antes de promover el juicio de filiación:
Art. 664.— Hijo no reconocido. El hijo extramatrimonial no reconocido tiene derecho a
alimentos provisorios mediante la acreditación sumaria del vínculo invocado. Si la demanda
se promueve antes que el juicio de filiación, en la resolución que determina alimentos
provisorios el juez debe establecer un plazo para promover dicha acción, bajo
apercibimiento de cesar la cuota fijada mientras esa carga esté incumplida.
Mujer embarazada: El art 665 le reconoce a la mujer embarazada el derecho a reclamarle
alimentos al presunto progenitor de su hijo con la prueba sumaria de la filiación alegada.
Hijo fuera del país:
Art. 667.— Hijo fuera del país o alejado de sus progenitores. El hijo que no convive con sus
progenitores, que se encuentra en un país extranjero o en un lugar alejado dentro de la
República, y tenga necesidad de recursos para su alimentación u otros rubros urgentes,
puede ser autorizado por el juez del lugar o por la representación diplomática de la
República, según el caso, para contraer deudas que satisfagan sus necesidades. Si es
adolescente no necesita autorización alguna; sólo el asentimiento del adulto responsable, de
conformidad con la legislación aplicable.
Subsistencia del deber alimentario: La obligación alimentaria de los progenitores subsiste
durante la privación y la suspensión del ejercicio de la responsabilidad parental.(Art 704).
Frente al incumplimiento del deber alimentario, el código otorga a determinadas personas
legitimación procesal para iniciar el reclamo:
Art. 661.— Legitimación. El progenitor que falte a la prestación de alimentos puede ser
demandado por:
a) el otro progenitor en representación del hijo;
b) el hijo con grado de madurez suficiente con asistencia letrada;
c) subsidiariamente, cualquiera de los parientes o el Ministerio Público.
REPRESENTACION
La representación de los hijos por sus progenitores tanto en el ámbito judicial como en el
extrajudicial tiende a suplir su falta de capacidad para la realización de determinados actos.
A partir de la reforma se ha flexibilizado la noción de universalidad de la representación para

limitarse al ejercicio de sus derechos que el hijo no puede ejercer por si mismo, en el marco
de la autonomía progresiva.
En el plano patrimonial, la representación de los progenitores se encuentra plasmada en el
art 677 en los siguientes términos “Los progenitores pueden estar en juicio por su hijo como
actores o demandados” Son los progenitores quienes tienen la facultad de decidir cuándo
demandar, a quien y con qué objeto. Sin embargo, el principio descripto cuenta con varias
excepciones:
Capacidad del hijo adolescente: La última parte del art 677 establece:
Se presume que el hijo adolescente cuenta con suficiente autonomía para intervenir en un
proceso conjuntamente con los progenitores, o de manera autónoma con asistencia letrada.
De esta forma, la representación de los progenitores en relación con lo hijos adolescentes
queda supeditada a la autonomía de estos.
El art 678 resuelve el conflicto que podría plantearse frente al supuesto de que los
progenitores, en el marco del ejercicio de su responsabilidad parental, no acordaran con el
inicio de una acción por parte de su hijo adolescente. Se prevé la posibilidad de acudir a la
vía judicial en los siguientes términos:
Art. 678.— Oposición al juicio. Si uno o ambos progenitores se oponen a que el hijo
adolescente inicie una acción civil contra un tercero, el juez puede autorizarlo a intervenir
en el proceso con la debida asistencia letrada, previa audiencia del oponente y del Ministerio
Público.
Sin embargo, el art 680 establece que:
Art. 680.— Hijo adolescente en juicio. El hijo adolescente no precisa autorización de sus
progenitores para estar en juicio cuando sea acusado criminalmente, ni para reconocer
hijos.
En consecuencia, la defensa penal y el reconocimiento de hijos por parte de una persona
mayor de 13 años, no requiere autorización de sus progenitores.
Para el resto de las acciones, el código presume suficiente autonomía para su ejercicio, pero
requiere la autorización de sus progenitores, la cual será brindada en el marco de las
facultades de orientación y dirección con las que cuentan.
Sin perjuicio de ello, el joven cuanta con la posibilidad de acudir a la vía judicial si estima
que la oposición o falta de autorización de sus progenitores es arbitraria.

Juicio contra los progenitores: El código regula expresamente la facultad del hijo de reclamar
a sus progenitores por cualquier medio. La responsabilidad parental se traduce en deberes y
derechos que deberán ser cumplidos y frente a su incumplimiento se establece la posibilidad
de reclamar su exigibilidad. Con la nueva redacción del Código, el hijo también puede
hacerlo, incluso a sus propios progenitores:
Art. 679.— Juicio contra los progenitores. El hijo menor de edad puede reclamar a sus
progenitores por sus propios intereses sin previa autorización judicial, si cuenta con la edad
y grado de madurez suficiente y asistencia letrada.
Representación y acceso al trabajo: Cuando el hijo es menor de 16 años la representación de
sus progenitores es absoluta en este ámbito y el acceso al trabajo requiere de su autorización.
Sin embargo, el articulo refiere que los progenitores deben ajustarse a las disposiciones del
Código y de leyes vigentes. Se trata de la normativa nacional e internacional que protege a
niños y adolescentes de la explotación laboral, tendiendo a la erradicación del trabajo infantil.
Art. 681.— Contratos por servicios del hijo menor de dieciséis años. El hijo menor de
dieciséis años no puede ejercer oficio, profesión o industria, ni obligar a su persona de otra
manera sin autorización de sus progenitores; en todo caso, debe cumplirse con las
disposiciones de este Código y de leyes especiales.
La autorización de los progenitores requerida en el artículo, carece de ámbito de aplicación,
en tanto se encuentra prohibido que las personas menores de 16 años trabajen. La única
excepción regulada es la ocupación de los hijos que se encuentren entre los 14 y 16 años en
empresas familiares.
En relaciona con los hijos mayores de 16 años, el código establece:
Art. 682.— Contratos por servicios del hijo mayor de dieciséis años. Los progenitores no
pueden hacer contratos por servicios a prestar por su hijo adolescente o para que aprenda
algún oficio sin su consentimiento y de conformidad con los requisitos previstos en leyes
especiales.
Debe entenderse que alude únicamente a aquellos mayores de 16 años. La norma exige el
consentimiento del hijo, prohibiendo cualquier acto de los progenitores que prescinda de el.
Cuando el hijo mayor de 16 años, con la debida autorización de sus progenitores, accede a
algún empleo, profesión o industria, el código en el art 683 presume que también está
autorizado:

Art. 683.— Presunción de autorización para hijo mayor de dieciséis años. Se presume que
el hijo mayor de dieciséis años que ejerce algún empleo, profesión o industria, está
autorizado por sus progenitores para todos los actos y contratos concernientes al empleo,
profesión o industria. En todo caso debe cumplirse con las disposiciones de este Código y
con la normativa especial referida al trabajo infantil.
Los derechos y obligaciones que nacen de estos actos recaen únicamente sobre los bienes
cuya administración está a cargo del propio hijo.
Por su parte, el art 684 establece que los contratos de escasa cuantía de la vida cotidiana
celebrados por el hijo, se presumen realizados con la conformidad de los progenitores.
ADMINISTRACION DE LOS BIENES
La gestión de los bienes del hijo menor de edad forma parte de los deberes – derechos que
los progenitores tienen a su cargo. Su administración se extiende a la totalidad de los bienes
del hijo, con excepción de aquellos señalados en el art 686:
Art. 686.— Excepciones a la administración. Se exceptúan los siguientes bienes de la
administración:
a) los adquiridos por el hijo mediante trabajo, empleo, profesión o industria, que son
administrados por éste, aunque conviva con sus progenitores;
b) los heredados por el hijo por indignidad de sus progenitores;
c) los adquiridos por herencia, legado o donación, cuando el donante o testador haya
excluido expresamente la administración de los progenitores.
Por su parte, el art 685 establece:
Art. 685.— Administración de los bienes. La administración de los bienes del hijo es ejercida
en común por los progenitores cuando ambos estén en ejercicio de la responsabilidad
parental. Los actos conservatorios pueden ser otorgados indistintamente por cualquiera de
los progenitores.
Esta disposición se aplica con independencia de que el cuidado sea unipersonal o
compartido.
Ejercicio compartido de la responsabilidad parental
a) Los actos de conservación, entendiendo por tales aquellos que vinculan con lo urgente e
ineludible para mantener en su integridad los bienes que componen un patrimonio
determinado, pueden ser otorgados indistintamente por cualquiera de sus progenitores.

b) Los actos de administración referidos a la obtención de rentas, utilidades o productos que


corresponden al destino económico del patrimonio del hijo, deben ser otorgados por ambos
progenitores de manera conjunta.
c) Los actos de disposición, es decir, aquellos que implican una alteración, a través de
enajenación o gravamen en el patrimonio del hijo, también deben ser otorgados de manera
conjunta, pero además el código exige la autorización judicial:
Art. 692.— Actos que necesitan autorización judicial. Se necesita autorización judicial para
disponer los bienes del hijo. Los actos realizados sin autorización pueden ser declarados
nulos si perjudican al hijo.
Ejercicio unilateral de la responsabilidad parental
En los supuestos en donde existe uno solo de los progenitores, sea por muerte, ausencia,
privación o por cualquier otra causa, la administración de los bienes corresponde únicamente
al que esta presente, sin que el supuesto genere mayores dificultades.
Ahora, frente a la hipótesis donde los progenitores dejan de convivir y por voluntad de
ambos,
o por decisión judicial, el ejercicio se atribuye a uno de ellos, debe entenderse el art 685 a la
luz del conjunto de normas que regulan la materia.
Los actos conservatorios, llevados a cabo con fines puramente beneficiosos para el hijo,
pueden ser otorgados por cualquiera de los dos progenitores.
Los actos de administración necesitan del consentimiento expreso de ambos, a lo que se suma
el consentimiento expreso del hijo adolescente. Pero además, los actos de disposición
requieren también autorización judicial pudiendo el progenitor que no ejerce la
responsabilidad parental, manifestar en dicho proceso su disconformidad con el acto de que
se trate.
Designación de administrador: El sistema de administración de los bienes de os hijos,
contempla su delegación en uno de los progenitores, ya sea de manera voluntaria o forzada:
Art. 687.— Designación voluntaria de administrador. Los progenitores pueden acordar que
uno de ellos administre los bienes del hijo; en ese caso, el progenitor administrador necesita
el consentimiento expreso del otro para todos los actos que requieran también autorización
judicial.
El progenitor administrador llevara delante de manera unilateral todos los actos de
administración, prescindiendo del consentimiento expreso del otro. Sin embargo, se requerirá

el consentimiento expreso de ambos progenitores para el otorgamiento de cualquier acto de


disposición, ya que estos necesitan autorización judicial.
En ambos casos, se requerirá el consentimiento expreso del hijo adolescente:
Art. 688.— Desacuerdos. En caso de graves o persistentes desacuerdos sobre la
administración de los bienes, cualquiera de los progenitores puede recurrir al juez para que
designe a uno de ellos o, en su defecto, a un tercero idóneo para ejercer la función.
Muerte de uno de los progenitores: El art 693 establece que, frente a la muerte de uno de los
progenitores, el otro tiene la obligación de realizar un inventario de los bienes a los efectos
de determinar cuales se incorporan al patrimonio de los hijos:
Art. 693.— Obligación de realizar inventario. En los tres meses subsiguientes al
fallecimiento de uno de los progenitores, el sobreviviente debe hacer inventario judicial de
los bienes de los cónyuges o de los convivientes, y determinarse en él los bienes que
correspondan al hijo, bajo pena de una multa pecuniaria a ser fijada por el juez a solicitud
de parte interesada.
Disposiciones especiales: El art 689 prohíbe la celebración de contratos con sus hijos en los
siguientes términos:
Art. 689.— Contratos prohibidos. Los progenitores no pueden hacer contrato alguno con el
hijo que está bajo su responsabilidad, excepto lo dispuesto para las donaciones sin cargo
previstas en el artículo 1549.
No pueden, ni aun con autorización judicial, comprar por sí ni por persona interpuesta,
bienes de su hijo ni constituirse en cesionarios de créditos, derechos o acciones contra su
hijo; ni hacer partición privada con su hijo de la herencia del progenitor prefallecido, ni de
la herencia en que sean con él coherederos o colegatarios; ni obligar a su hijo como fiadores
de ellos o de terceros.
La actividad de administración de los progenitores en relación con terceros se encuentra
regulada en el art 690:
Art. 690.— Contratos con terceros. Los progenitores pueden celebrar contratos con terceros
en nombre de su hijo en los límites de su administración. Deben informar al hijo que cuenta
con la edad y grado de madurez suficiente.
Respecto de la locación de los bienes, el art 691 dispone que lleva implícita la condición de
extinguirse cuando la responsabilidad parental concluya.

Fin de la administración: La administración de los bienes de los hijos concluye naturalmente


cuando estos adquieren la mayoría de edad y culminan los deberes y derechos derivados de
la responsabilidad parental.
El art 695 también señala que los progenitores pierden la administración de los bienes del
hijo cuando son privados de la responsabilidad parental.
La administración ruinosa o la ineficiencia del progenitor en llevar adelante la gestiona de
los bienes de su hijo, también es motivo para la perdida de la administración. Prescribe el art
694:
Art. 694.— Pérdida de la administración. Los progenitores pierden la administración de los
bienes del hijo cuando ella sea ruinosa, o se pruebe su ineptitud para administrarlos. El juez
puede declarar la pérdida de la administración en los casos de concurso o quiebra del
progenitor que administra los bienes del hijo.
Será facultativo para el juez decretar la perdida de la administración en los casos de concurso
o quiebra del progenitor que administra los bienes del hijo.
Se encuentran legitimados, el otro progenitor, si es que se trata de la remoción de uno solo
de ellos, y el propio hijo si cuenta con la edad y grado de madurez suficiente.
Art. 696.— Remoción de la administración. Removido uno de los progenitores de la
administración de los bienes, ésta corresponde al otro. Si ambos son removidos, el juez debe
nombrar un tutor especial.
USUFRUCTO
La administración de los bienes de los hijos puede producir frutos y su uso y goce
corresponde a estos y no a sus progenitores. Tal es el principio general dispuesto por el art
697:
Art. 697.— Rentas. Las rentas de los bienes del hijo corresponden a éste. Los progenitores
están obligados a preservarlas cuidando de que no se confundan con sus propios bienes.
Sólo pueden disponer de las rentas de los bienes del hijo con autorización judicial y por
razones fundadas, en beneficio de los hijos. Los progenitores pueden rendir cuentas a pedido
del hijo, presumiéndose su madurez.
La nueva redacción derogo el usufructo paterno, instituto mediante el cual los frutos de los
bienes de los hijos ingresaban al patrimonio de sus progenitores.

Entre los deberes - derechos que derivan de la responsabilidad parental, uno de ellos consiste
en la permanente preservación de las rentas de los bienes de los hijos.
La rendición de cuentas es el mecanismo diseñado para la justificación del uso de dichas
rentas y tan activa es la participación de los hijos, que pueden solicitarla ellos mismos. Cabe
destacar que en este caso, el código presume la madurez del niño, si reclama a sus
progenitores la rendición de cuentas
Art. 698.— Utilización de las rentas. Los progenitores pueden utilizar las rentas de los bienes
del hijo sin autorización judicial pero con la obligación de rendir cuentas, cuando se trata
de solventar los siguientes gastos:
a) de subsistencia y educación del hijo cuando los progenitores no pueden asumir esta
responsabilidad a su cargo por incapacidad o dificultad económica;
b) de enfermedad del hijo y de la persona que haya instituido heredero al hijo;
c) de conservación del capital, devengado durante la minoridad del hijo.
DEBERES DE LOS HIJOS
Los hijos menores de edad, en el marco de la relación democrática que los vincula con sus
progenitores, tienen una serie de deberes regulados en el bodigo que derivan de la
responsabilidad parental y se sustentan en la solidaridad familiar:
Art. 671.— Enumeración. Son deberes de los hijos:
a) respetar a sus progenitores;
b) cumplir con las decisiones de los progenitores que no sean contrarias a su interés
superior;
c) prestar a los progenitores colaboración propia de su edad y desarrollo y cuidar de ellos
u otros ascendientes en todas las circunstancias de la vida en que su ayuda sea necesaria.
CESACION DE LA RESPONSABILIDAD PARENTAL. EXTINCION
El art 699 establece que la responsabilidad parental se extingue ipso iure por distintos
motivos. Si bien se hace referencia a la titularidad, la extinción de esta lleva aparejada la de
su ejercicio
Art. 699.— Extinción de la titularidad. La titularidad de la responsabilidad parental se
extingue por:
a) muerte del progenitor o del hijo;
b) profesión del progenitor en instituto monástico;

c) alcanzar el hijo la mayoría de edad;


d) emancipación, excepto lo dispuesto en el artículo 644;
e) adopción del hijo por un tercero, sin perjuicio de la posibilidad de que se la restituya en
caso de revocación y nulidad de la adopción; la extinción no se produce cuando se adopta
el hijo del cónyuge o del conviviente.
PRIVACION DE LA RESPONSABILIDAD PARENTAL
El art 700 regula los supuestos de hecho que habilitan se declare judicialmente que uno o
ambos progenitores han sido privados de la responsabilidad parental. Se trata de una sanción
producto del incumplimiento grave de los deberes – derechos derivados del vínculo jurídico
que los une con sus hijos:
Art. 700.— Privación. Cualquiera de los progenitores queda privado de la responsabilidad
parental por:
a) ser condenado como autor, coautor, instigador o cómplice de un delito doloso contra la
persona o los bienes del hijo de que se trata;
b) abandono del hijo, dejándolo en un total estado de desprotección, aun cuando quede bajo
el cuidado del otro progenitor o la guarda de un tercero;
c) poner en peligro la seguridad, la salud física o psíquica del hijo;
d) haberse declarado el estado de adoptabilidad del hijo.
En los supuestos previstos en los incisos a), b) y c) la privación tiene efectos a partir de la
sentencia que declare la privación; en el caso previsto en el inciso d) desde que se declaró
el estado de adoptabilidad del hijo.
La privación de la responsabilidad parental produce efectos para el futuro y se trata de una
sanción definitiva. De manera excepcional podría restituirse si se demostrara que dicha
circunstancia satisface de mejor manera el interés superior del niño. Tal lo establecido en el
art 701:
Art. 701.— Rehabilitación. La privación de la responsabilidad parental puede ser dejada sin
efecto por el juez si los progenitores, o uno de ellos, demuestra que la restitución se justifica
en beneficio e interés del hijo.
SUSPENSION DEL EJERCICIO DE LA RESPONSABILIDAD PÁRENTAL
El ejercicio de la responsabilidad parental puede suspenderse por circunstancias que hagan
imposible llevar adelante los deberes – derechos que conlleva.

Se trata de situaciones intermedias que no derivan de un incumplimiento deliberado de la


función, sino que encuentran razones en otro tipo de causas.
Se suspende el ejercicio de la responsabilidad parental de los progenitores mientras duran las
circunstancias que la habitan, las cuales se encuentran reguladas en el art 702:
Art. 702.— Suspensión del ejercicio. El ejercicio de la responsabilidad parental queda
suspendido mientras dure:
a) la declaración de ausencia con presunción de fallecimiento;
b) el plazo de la condena a reclusión y la prisión por más de tres años;
c) la declaración por sentencia firme de la limitación de la capacidad por razones graves de
salud mental que impiden al progenitor dicho ejercicio;
d) la convivencia del hijo con un tercero, separado de sus progenitores por razones graves,
de conformidad con lo establecido en leyes especiales.
EFECTOS DE LA PRIVACION Y SUSPENSION DE LA RESPONSABILIDAD
PARENTAL
Art. 703.— Casos de privación o suspensión de ejercicio. Si uno de los progenitores es
privado de la responsabilidad parental o suspendido en su ejercicio, el otro continúa
ejerciéndola. En su defecto, se procede a iniciar los procesos correspondientes para la tutela
o adopción, según la situación planteada, y siempre en beneficio e interés del niño o
adolescente.
Art. 610.— Equivalencia. La sentencia de privación de la responsabilidad parental equivale
a la declaración judicial en situación de adoptabilidad.
A través de la adopción, se le garantiza al niño su derecho de vivir en familia.
FAMILIAS ENSAMBLADAS. CONCEPTO. CARARCTERISTICAS
Se entiende por familias ensambladas a aquellas que se forman en las nuevas uniones, es
decir, nuevas estructuras familiares originadas en los matrimonios o en las convivencias de
pareja, en las cuales uno o ambos sujetos de la relación tienen hijos nacidos con anterioridad
a esa unión.
En dicha organización familiar, no se pretende sustituir o reemplazar a unos de sus miembros,
sino que se procura incorporar a la familia ya existente, nuevos integrantes.
La familia ensamblada posee ciertas características especiales que de alguna manera la
distinguen:

a) Es de una estructura compleja formada por una multiplicidad de vínculo. Las familias que
se constituyen se amplían por la confluencia de nuevos vínculos.
b) En ella existe una ambigüedad en los roles de sus integrantes. Las interacciones en la
familia ensambladas se dinamizan en un campo de imprecisiones pues no se tiene en claro
cuáles son las pertenencias, los lazos o la autoridad. Ej: el nuevo marido de la madre que no
sabe terminar de definir su función de cuidado con relación a los niños de su mujer, duda si
debe comportarse como un padre o un amigo o un adulto de sostén.
c) La interdependencia de sus miembros, por la que se requiere articular los roles, los
derechos y deberes de las madres y padres afines con los deberes y derechos de los
progenitores.
El rol del progenitor afín, dentro de esta familia ensamblada debe ser construido por el mismo
grupo familiar, bajo un principio de responsabilidad compartida, teniendo como prioridad la
cooperación como base de la interacción familiar, dado que el progenitor afín no ocupa el
lugar del padre o la madre.
DEBERES Y DERECHOS DE LOS PROGENITORES E HIJOS AFINES
Art. 673.— Deberes del progenitor afín. El cónyuge o conviviente de un progenitor debe
cooperar en la crianza y educación de los hijos del otro, realizar los actos cotidianos
relativos a su formación en el ámbito doméstico y adoptar decisiones ante situaciones de
urgencia. En caso de desacuerdo entre el progenitor y su cónyuge o conviviente prevalece
el criterio del progenitor.
Esta colaboración no afecta los derechos de los titulares de la responsabilidad parental.
Se reconoce la afectividad que se genera entre el progenitor y los hijos de su pareja cuando
conviven, bajo vínculos de familiaridad, otorgando ciertos derechos y deberes a los primeros
sin excluir los derechos y deberes de los progenitores como principales responsables de los
hijos, ya que ante cualquier divergencia prevalece su decisión.
ALIMENTOS
Art. 659.— Contenido. La obligación de alimentos comprende la satisfacción de las
necesidades de los hijos de manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación,
asistencia, gastos por enfermedad y los gastos necesarios para adquirir una profesión u
oficio. Los alimentos están constituidos por prestaciones monetarias o en especie y son

proporcionales a las posibilidades económicas de los obligados y necesidades del


alimentado.
El progenitor no conviviente mantiene su obligación correspondiente en el marco de la
responsabilidad parental. Además, se encuentran obligados también los parientes del niño,
en el marco de lo dispuesto en el art 537.
En la generalidad de los casos, cuando los progenitores afines trabajan fuera del hogar y
conviven con los niños o adolescentes (hijos afines) contribuyen al mantenimiento de los
gastos comunes de la familia de acuerdo con sus posibilidades, entre los cuales se encuentran
los que corresponden a sus hijos afines.
El código establece la subsidiariedad de esta obligación en tanto el art 676 dispone:
Art. 676.— Alimentos. La obligación alimentaria del cónyuge o conviviente respecto de los
hijos del otro, tiene carácter subsidiario. Cesa este deber en los casos de disolución del
vínculo conyugal o ruptura de la convivencia. Sin embargo, si el cambio de situación puede
ocasionar un grave daño al niño o adolescente y el cónyuge o conviviente asumió durante la
vida en común el sustento del hijo del otro, puede fijarse una cuota asistencial a su cargo
con carácter transitorio, cuya duración debe definir el juez de acuerdo a las condiciones de
fortuna del obligado, las necesidades del alimentado y el tiempo de la convivencia.
Los obligados principales continúan siendo los progenitores y, eventualmente, el deber
alimentario tiene que ser satisfecho por los parientes consanguíneos, solo cuando estos no
tuvieren recursos o fueren insuficientes, opera la obligación del progenitor afín. Si este
hubiera contraído matrimonio con el progenitor, entra en el juego también su obligación
como pariente afín establecida en el 538
EJERCICIO DE LA RESPONSABILIDAD PARENTAL. POSIBILIDAD DE
DELEGACION
Art. 674.— Delegación en el progenitor afín. El progenitor a cargo del hijo puede delegar a
su cónyuge o conviviente el ejercicio de la responsabilidad parental cuando no estuviera en
condiciones de cumplir la función en forma plena por razones de viaje, enfermedad o
incapacidad transitoria, y siempre que exista imposibilidad para su desempeño por parte del
otro progenitor, o no fuera conveniente que este último asuma su ejercicio.
Esta delegación requiere la homologación judicial, excepto que el otro progenitor exprese
su acuerdo de modo fehaciente.

Los requisitos para esta delegación son:


a) Que el progenitor delegante se encuentre a cargo del ejercicio de la responsabilidad
parental sobre el hijo
b) Que se trate de una situación transitoria. El código brinda como ejemplo razones de viaje,
enfermedad o incapacidad transitoria
c) Que exista imposibilidad para su desempeño por parte del otro progenitor o no fuera
conveniente que este último asuma su ejercicio.
Cuando se recurra a la homologación judicial, será la decisión del magistrado la que tome en
cuenta las características del caso y el mejor interés del niño o adolescente para concordar
con la delegación temporaria de la responsabilidad parental en el progenitor afín.
En cambio, cuando el otro progenitor, es decir el no conviviente, exprese su acuerdo de
manera inequívoca, evidente, irrefutable e indubitable, con ese traspaso temporario de
responsabilidades, será la propia familia la que encuentre la mejor manera de organizarse.
Ejercicio conjunto con el progenitor afín
Art. 675.— Ejercicio conjunto con el progenitor afín. En caso de muerte, ausencia o
incapacidad del progenitor, el otro progenitor puede asumir dicho ejercicio conjuntamente
con su cónyuge o conviviente.
Este acuerdo entre el progenitor en ejercicio de la responsabilidad parental y su cónyuge o
conviviente debe ser homologado judicialmente. En caso de conflicto prima la opinión del
progenitor.
Este ejercicio se extingue con la ruptura del matrimonio o de la unión convivencial. También
se extingue con la recuperación de la capacidad plena del progenitor que no estaba en
ejercicio de la responsabilidad parental.
El texto otorga a los interesados la posibilidad de establecer acuerdos explícitos destinados a
compartir o cooperar en el cuidado de los hijos propios de uno de ellos en los casos que el
padre biológico haya fallecido, este ausente o no esté en condiciones de ejercer la función.
La instrumentación parte del acuerdo de la pareja y requiere ser homologado.
La ley es tajante al establecer que ante discrepancias o disidencias entre el progenitor y su
cónyuge o conviviente, prevalece la decisión de aquel; lo cual indica nuevamente la
importancia de los progenitores como principales responsables de sus hijos.

Por último, el legislador ha dispuesto que este ejercicio queda absolutamente extinguido ante
la ruptura del vínculo matrimonial, de la unión convivencial por cualquier causa que sea, ya
que allí se elimina el elemento determinante de la familia ensamblada: la convivencia.
CLASE 11. PROCESO DE FAMILIA.

CARACTERÍSTICAS Y PRINCIPIOS GENERALES DEL PROCESO DE FAMILIA


Existen disposiciones en el nuevo código, que se encargan de establecer precisamente el
procedimiento a seguir.
Solución pacífica del conflicto familiar: Las controversias familiares presentan
particularidades típicas, que requieren atender a las verdaderas causas que las generan.
La solución jurídica de los conflictos familiares debe tender a remediar la situación de
fractura o de tensión en vista de la preservación de un valor más significante, la armonización
posible de los criterios y pautas que faciliten, en el futuro, la mejor atención de los intereses
de todos los involucrados.-
Una característica esencial que tipifica el proceso de familia está constituida por la
exploración, intento y búsqueda permanente y continuada antes, durante y aún después de la
decisión jurisdiccional, de soluciones no traumáticas y auto compuestas por las propias
partes.
Al respecto, el nuevo código incorpora disposiciones referidas a los procesos de familia, en
las que se enuncian principios generales referidos a dichos procesos y además de esos
principios procesales, otras pautas que mediatizan directrices para el debido proceso en el
litigio familiar e impone a las legislaciones locales su ajuste y adecuación a los mandatos
constitucionales y a los operadores su aplicación, cualquiera que sea el sistema o tipo procesal
vigente. Dentro de estas directrices se encuentra consagrada la resolución pacífica de los
conflictos.
El art. 706, CCyC establece que el proceso en materia de familia debe respetar los principios
de tutela judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal, oficiosidad, oralidad y
acceso limitado al expediente.
a. Las normas que rigen el procedimiento deben ser aplicadas de modo de facilitar el
acceso a la justicia, especialmente tratándose de personas vulnerables, y la
resolución pacífica de los conflictos.
b. Los jueces ante los cuales tramitan estas causas deben ser especializados y contar
con apoyo multidisciplinario.
c. La decisión que se dicte en un proceso en que están involucrados niños, niñas o
adolescentes, debe tener en cuenta el interés superior de esas personas.
El juez en los procesos de familia, especialmente en las pretensiones relativas a menores e
incapaces en general, tiene facultades exorbitantes:
- actuación oficiosa: El art. 709, CCyC, establece que el impulso procesal está a cargo
del juez, quien puede ordenar pruebas oficiosamente. Debe ejercerse de acuerdo con su
prudente criterio y saber. Deberán quedar excluidas de dicha manda, las causas de
naturaleza exclusivamente económica en las que las partes sean personas capaces y todas
aquellas que trasuntan un mero interés particular. (ejemplo, art. 579).
- conciliación: surge a partir de la solución pacífica del conflicto familiar consagrado en el
art. 706. Es una forma alternativa de encontrar una solución al conflicto familiar. Las
soluciones consensuadas dan más alternativas de cumplimiento espontáneo, debiendo
advertirse que la actividad conciliatoria puede alcanzar la totalidad de los aspectos
controvertidos o solo algunas cuestiones.
- Inmediación: Está plasmado en el art. 706, de manera genérica. La inmediación supone
el contacto directo entre el jue y las partes y órganos de prueba. La inmediación se
integra con la regla de la personalidad, restringiendose así, en asuntos de naturaleza
personalísima, la posibilidad de que la asistencia de las partes ante el juez, sea suplida
por apoderados.
- Celeridad: No está consagrada expresamente, pero se advierte a lo largo del articulado la
rapidez en la tramitación del proceso, reflejando así la tendencia propia en estos litigios
(ejemplo, alimentos, etc).
- Especialización: La atención preferente de los conflictos familiares y la tutela del interés
público comprometido, requieren necesariamente de la conformación de órganos
especializados que integran un fuero singular, donde actúa personal idóneo y formado
para este tipo de problemática.
- Tutela jurídica efectiva: Comprende la garantía de acceso a la justicia y se
complementa con los principios de concentración y celeridad. Implica el derecho a ser
escuchado por un juez independiente, imparcial y preconstituido por la ley en un proceso
con posibilidades de intervención, defensa y prueba en igualdad de oportunidades
respecto a la parte contraria, que culmine con una sentencia debidamente fundada en un
plazo razonable.
- Buena fe y lealtad procesal: Se trata de deberes jurídicos de contenido ético que pesan
sobre las partes y que el juez debe asegurar en el trámite de estos procesos, previniendo y
sancionando todo acto contrario al principio de moralidad. Comprenden la valoración de
la conducta procesal de las partes en el juicio e insta a que se evalúe el desempeño de los
involucrados en sus roles familiares.
- Reserva: El art. 708, CCyC enuncia el principio de reserva como “acceso limitado al
expediente”, en virtud de que en el conflicto familiar es fundamental preservar la
intimidad de los involucrados. Se hace referencia a la “intimidad personal o familiar” y
su violación constituye una forma de las afectaciones a la dignidad de la persona humana.
La reserva en las actuaciones debe que debe imperar en materia familiar tiene también
especial importancia en el orden procesal, pues constituye una excepción al principio de
publicidad de las actuaciones judiciales.
- Libertad, amplitud y flexibilidad probatoria: Alcanza tanto lo que refiere al objeto a
probar como a los medios probatorios, lo que involucra además al criterio de flexibilidad
y proporcionalidad de la prueba. (art. 710, CCyC). Se recepta la “doctrina de las cargas
probatorias dinámicas” a establecerse que ella recae sobre quien está en mejores
condiciones de suministrarla.

JUEZ COMPETENTE
Procesos relativos a los derechos de los NNA. En los procesos referidos a responsabilidad
parental, guarda, cuidado, régimen de comunicación, alimentos, adopción y otros que decidan
cuestiones referidas a los niños, el art 716, CCyC establece que es juez competente el del
lugar donde la persona menor tenga su centro de vida.-
La determinación de la competencia del juez del centro de vida del menor, se establece no
solo cuando se trata de un juicio principal, sino también cuando se trata de modificar lo
resuelto en otra jurisdicción del territorio nacional.
Procesos de divorcio y nulidad del matrimonio. La competencia en estas materias, las
conexas y las que versen sobre los efectos de la sentencia, se atribuye al juez del último
domicilio conyugal o el del demandado. Se agrega además la alternativa de que lo sea el de
cualquiera de los domicilios de los cónyuges si la presentación es conjunta.-
Si se hubiera declarado quiebra o concurso de alguno de los esposos, opera el fuero de
atracción del juzgado que lleve adelante dicho proceso universal a los fines de la liquidación
del régimen patrimonial del matrimonio. (art. 717, CCyC)
Uniones convivenciales. El art. 718, CCyC establece que es competente el juez del último
domicilio convivencial o el del demandado a elección del actor.
Alimentos entre cónyuges o convivientes. El art. 719, CCyC establece que será competente
el juez del último domicilio conyugal, el domicilio del beneficiario, el demandado o donde
deba ser cumplida la obligación alimentaria, a elección del actor.
Acciones de filiación. En cuanto a la competencia territorial en materia de acciones de
filiación, el art. 581, CCyC expresa que cuando sean ejercidas por menores de edad o
personas con capacidad restringida, es competente el juez del lugar donde el actor tiene su
centro de vida o el del domicilio del demandado, a elección del actor.
Cuando se trata de una acción intentada por un mayor de edad, la competencia se fija por el
domicilio del demandado. (art. 720, CCyC).

SUJETOS EN EL PROCESO DE FAMILIA


El código consagra como pauta orientadora en las decisiones jurisdiccionales con especial
atención, el interés superior del niño y su participación en el proceso.
Se destaca que las decisiones que se dicten en un proceso en que estén involucrados NNA,
deberán tener en cuenta el interés superior de esas personas. Se plantea su participación en el
proceso y su derecho a ser oídos de manera personal por el juez, según las circunstancias del
caso, y que su opinión sea tenida en cuenta en los procesos que los afectan directamente.-
Cabe afirmar entonces que, en la jurisdicción de niñez, de adolescencia y de familia en
general, el juez tiende a superar su tradicional carácter de tercero equidistante e imparcial con
respecto a las partes, para asumir una función de garantía y de promoción de los intereses de
la parte débil representada por el menor de edad. El juez no actúa como un mero decisor de
conflictos, sino que pasa a desempeñar un papel de administrador con funciones múltiples,
incluyendo la de consejero y mediador, para la tutela de los intereses sujetos a protección
privilegiada.

ACCIONES DE ESTADO DE FAMILIA.


Las acciones de estado de familia se vinculan al orden público ínsito en el estado civil, por lo
que son imprescriptibles e irrenunciables. (art. 712, CCyC).
Asimismo, es propia de estas acciones su inherencia personal, por lo que no pueden ser
ejercitadas por subrogación y solo se transmiten por causa de muerte cuando la ley lo
establece. (art. 713, CCyC).
Lo dicho es sin perjuicio de la pérdida de los derechos que acarrea la caducidad que encuentra
amplia recepción en materia de acciones de estado de familia y otras vinculadas.
La caducidad es una sanción gravísima que determina la extinción misma del derecho que no
se ejercita, por lo que se pierde toda oportunidad de actuarlo luego de que haya acaecido.
Procura consolidar una situación y apunta a la seguridad jurídica.
La novedad en el código radica en que se amplían los legitimados, se reduce el plazo de
caducidad de dos años a uno y se admite que el cómputo se realice a partir de que se toma
conocimiento de que el hijo podría no ser tal.
Asimismo, la regulación actual excluye la posibilidad de intentar estas acciones en supuestos
en que los que la persona ha sido concebida por técnicas de reproducción humana asistida si
ha mediado consentimiento previo, informado, y libre con independencia de quién haya
aportado los gametos.

MEDIDAS PROVISIONALES
Se refiere a las medidas que los jueces pueden tomar después de iniciadas las acciones de
divorcio o nulidad de matrimonio, o antes en casos de urgencia, a fin de regular las relaciones
entre los cónyuges con relación a los hijos y a la vivienda familiar, durante el proceso.
El art. 721, CCyC dice expresamente: “Deducida la acción de nulidad o de divorcio, o antes
en caso de urgencia, el juez puede tomar las medidas provisionales necesarias para regular
las relaciones personales entre los cónyuges y los hijos durante el proceso. Puede
especialmente: a) determinar, teniendo en cuenta el interés familiar, cuál de los cónyuges ha
de continuar en el uso de la vivienda familiar y, previo inventario, qué bienes retira el
cónyuge que deja el inmueble; b) si corresponde, establecer la renta por el uso exclusivo de
la vivienda por parte de uno de los cónyuges; c) ordenar la entrega de los objetos de uso
personal; d) disponer un régimen de alimentos y ejercicio y cuidado de los hijos conforme
con lo establecido en el Título VII de este Libro; e) determinar los alimentos que solicite el
cónyuge teniendo en cuenta las pautas establecidas en el artículo 433”.
Debe entenderse que esta enunciación no agota las posibilidades.
El art 722, CCyC se ocupa de las medidas provisionales relativas a los bienes en casos de
divorcio y nulidad de matrimonio y dice expresamente: “Deducida la acción de nulidad o de
divorcio, o antes en caso de urgencia, a pedido de parte, el juez debe disponer las medidas
de seguridad para evitar que la administración o disposición de los bienes por uno de los
cónyuges pueda poner en peligro, hacer inciertos o defraudar los derechos patrimoniales del
otro, cualquiera sea el régimen patrimonial matrimonial.
También puede ordenar las medidas tendientes a individualizar la existencia de bienes o
derechos de los que los cónyuges fuesen titulares.
La decisión que acoge estas medidas debe establecer un plazo de duración”.
Finalmente, el art 723, CCyC dispone que las medidas provisionales referidas a las personas
y a los bienes, se aplicarán a las uniones convivenciales en cuanto sea pertinente.

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