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RESPONSABILIDAD

SOCIAL EMPRESARIAL
E N E L S E C TO R T U R Í S T I CO
ANÁLISIS INTEGRADO DEL
CO N O C I M I E N TO, L A A P L I C AC I Ó N
Y L A CO M U N I C AC I Ó N

D AV I D D A N I E L P E Ñ A M I R A N D A
Catalogación en la publicación - Biblioteca Nacional de Colombia
Peña Miranda, David Daniel
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico / David Daniel Peña Miranda.
-- 1a. ed. -- Bogotá : Ecoe Ediciones : Universidad del Magdalena, 2019.
189 p. -- (Ciencias empresariales. Administración)

“Incluye: Estudio pionero a nivel nacional de la Responsabilidad Social Empresarial en el sector


turístico y hotelero de la región del Caribe. Marco científico-teórico completo y aplicación eficaz
de la RSE al mundo empresarial. Propuesta de un modelo de análisis innovador de la RSE y dos
modelos complementarios de gestión”. -- Incluye datos biográficos del autor. -- Contiene bibliogra-
fía.

ISBN 978-958-771-721-1 -- 978-958-771-722-8 (e-book)



1. Responsabilidad social de los negocios I. Título II. Serie

CDD: 658.408 ed. 23 CO-BoBN– a1038516

Colección: Ciencias empresariales


Área: Administración

▶ David Daniel Peña Miranda Primera edición: Bogotá, junio de 2019

© Ecoe Ediciones Limitada ISBN: 978-958-771-721-1


e-mail: info@ecoeediciones.com e-ISBN: 978-958-771-722-8
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Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio


sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Impreso y hecho en Colombia - Todos los derechos reservados


Nota del autor
Esta investigación fue realizada por David Daniel Peña Miranda, docente del
Programa de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras, Facultad de
Ciencias Empresariales y Económicas, Universidad del Magdalena, Santa Marta,
Colombia.
Dedico este libro a Dios, a mi familia, a mis amigos/as más cercanos y
a todas aquellas personas que de alguna manera contribuyeron since-
ramente y con cariño a su realización.
CO N T E N I D O

Introducción............................................................................................ XIII

Capítulo 1. El conocimiento de la Responsabilidad


Social Empresarial................................................................................. 1

1.1. Origen y evolución del concepto..................................................... 1


Período incipiente de la RSE: 1776 – 1900..................................... 6
Período filantrópico de la RSE: 1900 – 1950.................................. 6
Período filosófico/básico de la RSE: 1950 – 1970.......................... 7
Período táctico de la RSE: 1970 – 1990........................................... 8
Período estratégico de la RSE: 1990 – 1999.................................... 10
Período de la contribución de la RSE al desarrollo sostenible:
2000 – hoy........................................................................................... 11
1.2. Aproximación conceptual de la RSE............................................... 19

1.3. Aporte al constructo de la RSE. Una propuesta


de definición....................................................................................... 38
X Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Capítulo 2. La aplicación de la Responsabilidad


Social Empresarial................................................................................. 47

2.1. Justificación para la acción............................................................... 48

2.2. La RSE en el mundo, en América Latina y en Colombia.


Diversas interpretaciones.................................................................. 51

2.3. La práctica de la RSE. Principales aportaciones............................ 65

2.4. La RSE aplicada al sector turístico y hotelero................................ 74

Capítulo 3. La comunicación de la Responsabilidad


Social Empresarial ................................................................................ 85

3.1. Rendición de cuentas. Conceptualización, iniciativas,


instrumentos y aportaciones............................................................ 85
3.2. Evolución de los informes de RSE................................................... 97
3.3. Los informes de RSE en el sector turístico y hotelero................... 104

Capítulo 4. CAC-RSE. Análisis integrado


del conocimiento, la aplicación y la comunicación
de la Responsabilidad Social Empresarial
en el sector turístico ........................................................................... 109

4.1. Fundamentación................................................................................ 110


4.2. Caso práctico del análisis CAC-RSE en las empresas
turísticas de alojamiento de la región Caribe colombiana........... 119

Capítulo 5. Conclusiones generales............................................... 143

Bibliografía............................................................................................... 153
Contenido XI

ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1. Relación histórica entre la empresa y la sociedad............... 86


Figura 2. Desarrollo sostenible, RSE y accountability......................... 87
Figura 3. Proceso de accountability....................................................... 89
Figura 4. Funcionamiento del proceso de accountability................... 89
Figura 5. Etapas en los informes de sostenibilidad.............................. 100
Figura 6. Modelos normativos para el reporting de RSE
en Europa................................................................................. 101
Figura 7. CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento,
la aplicación y la comunicación de la RSE............................. 110
Figura 8. Distribución ciudades de los hoteles.................................... 122
Figura 9. Modelo causal del conocimiento, la aplicación
y la comunicación de la RSE propuesto inicialmente.......... 127
Figura 10. Modelo causal del conocimiento, la aplicación y
la comunicación de la RSE definitivo.................................... 131
Figura 11. El Triángulo de la RSE: las 3 P............................................... 149
XII Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Í N D I C E D E TA B L A S

Tabla 1. 60 definiciones de RSE propuestas por académi­cos............ 24


Tabla 2. 40 definiciones de RSE propuestas por organizaciones
internacionales, empresariales y de la sociedad civil........... 32
Tabla 3. Teorías científicas de la RSE.................................................... 69
Tabla 4. Clasificación de empresas según sus prácticas de RSE........ 72
Tabla 5. Líneas de investigación de RSE sector hotelero
2004-2014.................................................................................. 82
Tabla 6. Principales iniciativas e instrumentos para la práctica
del accountability...................................................................... 92
Tabla 7. Estudios que muestran una taxonomía de actividades
de RSE........................................................................................ 113
Tabla 8. Clasificación de actividades de RSE por dimensión............ 114
Tabla 9. Motivaciones y obstácu­los para la implementación
de la RSE.................................................................................... 116
Tabla 10. Población versus muestra........................................................ 121
Tabla 11. Hoteles del estudio................................................................... 121
Tabla 12. Estructura del cuestionario..................................................... 122
Tabla 13. Tasa de respuesta de los/as directores/as hoteleros/as
del estudio................................................................................. 123
Tabla 14. Hipótesis planteadas en el estudio......................................... 127
Tabla 15. Descripción de las variables del modelo............................... 129
Tabla 16. Cargas (loadings) de los ítems finalmente utilizados.......... 132
Tabla 17. Fiabilidad y validez convergente de los constructos
utilizados.................................................................................... 134
Tabla 18. Cargas cruzadas (cross-loading) de los ítems
utilizados.................................................................................... 135
Tabla 19. Matriz de correlaciones y raíz cuadrada de AVE................. 137
Tabla 20. Coeficientes de regresión estandarizados
(path coefficients) y desviaciones............................................ 138
Tabla 21. Test de Stone-Geisser............................................................... 140
I N T R O D U CC I Ó N

“Nuestra sociedad, en la que reina un urgente deseo de riquezas y lujos, no


entiende el valor de la ciencia. No se da cuenta de que la ciencia es una de las
partes más preciosas de su patrimonio moral. Ni ha asumido de modo suficien-
te, el hecho de que la ciencia está en la base de todo el progreso que aligera la
carga de la vida y disminuye su sufrimiento”.
Marie Curie.

No cabe duda de la importancia que tiene el sector empresarial para el desarrollo


conjunto de la sociedad actual. El desempeño económi­co evidenciado mediante
la facturación de algunas grandes empresas, ha venido aumentando notablemente
a lo largo del tiempo, hasta el punto de superar el Producto Interno Bruto (PIB)
de muchos Estados. El Global Justice Now, anteriormente conocido como el
Movimiento de Desarrollo Mundial (WDM por sus siglas en inglés), comparte
esta realidad, al asegurar en 2016 que 69 de las 100 mayores entidades económicas
del mundo son corporaciones o empresas multinacionales (en adelante ETN
– Empresas Transnacionales) y de estas, las 10 ETN más grandes tienen unos
ingresos combinados mayores que el total de los 180 países más pobres del planeta
Es claro que este escenario no ha cambiado mucho hoy en dia.

Por otra parte, Glattfelder y Battiston (2009) y Vitali, Glattfelder & Battiston (2011),
citados en Peña, Guevara & Fraiz (2016a), son investigadores pertenecientes a
un grupo prestigioso de teóricos de sistemas complejos de la Escuela Politécnica
Federal (ETH) de Zúrich (Suiza) que han estudiado de una manera exhaustiva
las redes de control y el poder de las empresas a nivel mundial, llegando a una
conclusión determinante: 147 ETN controlan alrededor del 40% de la riqueza
mundial. Estos resultados dejan en evidencia el enorme poder e influencia que
XIV Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

tiene el sector empresarial sobre uno de los activos más importantes para la
generación de bienestar, la riqueza.

En relación al estudio del 2009, es importante resaltar que “va más allá de la
ideología para identificar empíricamente una red de poder en las empresas, ya que
combinan las matemáticas utilizadas para modelar sistemas naturales con datos
corporativos exhaustivos para catalogar la propiedad entre las corporaciones
transnacionales del mundo” (Peña & Serra, 2013, p.102). Por su parte, del estudio
del 2011, se destaca también el hecho de que ningún otro trabajo había incluido una
base de datos tan robusta; en concreto, analizaron la información de 37 millones
de compañías e inversionistas de todo el mundo, lo que les permitió identificar
43.060 ETN y sus respectivas propiedades de acciones vincu­lantes, proponiendo
un modelo explicativo del control de compañías mediante redes de propiedad
de acciones. Un dato interesante del modelo es que logra combinar los ingresos
operativos de cada una de las empresas para luego hacer una representación de
toda la estructura de su poder económi­co global.

Así las cosas, “es sensato y prioritario que este poder empresarial sea utilizado
para contribuir de una manera más eficaz al bienestar de la sociedad y, en última
instancia, a la construcción de un mundo más justo y equitativo para todos”
(Peña & Serra, 2013, p.102), y en este sentido, De la Cuesta (2004) plantea que
dentro del libre juego del mercado son necesarias unas normas mínimas de
conducta empresarial, para poder mitigar o minimizar los evidentes impactos
medioambientales y sociales que generan sus actividades. Lamentablemente,
hay que decir que dicha conducta empresarial no ha sido la esperada y que sus
actuaciones han estado caracterizadas por la ausencia de valores éticos y morales
de sus dirigentes (ver estudios de Kliksberg, 2011; Stets & Carter, 2012; y Alwyn
& Kiyoteru, 2012), generando un pasivo incalcu­lable para la sociedad e impactos
negativos para el bienestar, como la crisis económica - financiera iniciada en el
2008, la cual produjo muchas afectaciones tanto a países desarrollados, como a
países en vía de desarrollo.

Tal como lo argumentan Peña & Serra (2013): “los diferentes momentos de crisis
económica, ambiental, social y de valores que el mundo ha venido experimentado
a lo largo de la historia han puesto en una encrucijada a aquellas organizaciones
que buscan exclusivamente la maximización del beneficio para el accionista”
(p.102). En este sentido, es urgente y necesario hacer una disrupción en los
modelos tradicionales de gestión empresarial, proponiendo un enfoque que
centre su atención en todos los grupos de interés (en adelante stakeholders)
de la organización, hasta el punto de convertirlos en la esencia de la estrategia
empresarial. Para el autor de la presente obra, la Responsabilidad Social Empresarial
(en adelante RSE) se convierte en el vehícu­lo más adecuado para lograr este
objetivo.
Introducción XV

El sector empresarial es la principal fuente de generación de empleo y de inversión.


Aporta una contribución significativa de impuestos y beneficios intangibles
cruciales para el desarrollo, como son la apertura de ideas, la innovación, la
generación de oportunidades y el empoderamiento de la gente; de igual manera,
un vibrante sector privado realizando inversiones, creando trabajo y mejorando
la productividad, promueve el crecimiento y expansión de oportunidades para las
personas de bajos recursos (International Finance Corporation – IFC, 2011). No
obstante, aún tiene una enorme deuda con el desarrollo de la sociedad y en este
sentido se hace necesario un compromiso mayor en los temas de RSE.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD en su informe de


2018 asegura que pese a los progresos logrados en materia de desarrollo humano,
las privaciones humanas se mantienen en todos los países en materia de salud,
educación o nivel de vida, criterios que componen la pobreza multidimensional.
Así mismo, la desigualdad sigue siendo un tema que requiere de una solución
urgente, sobre todo en el tema de los ingresos. Un par de informes de Oxfam
International en 2017 y 2018 corroboran este hecho, destacando los siguientes
tres datos: i) desde el 2015, el 1% de la población más rica posee más riqueza que
el resto del planeta; ii) ocho personas en el mundo poseen la misma cantidad de
riqueza que la mi­tad más pobre de la humanidad; iii) el 82% de toda la riqueza
creada en el 2017 fue al 1% del top de la población con mayores ingresos, mientras
que el 50% inferior del rango de menores ingresos no vio aumento en absoluto.

En este tema, es inevitable mencionar a Thomas Piketty, profesor de la Escuela


de Economía de París quien, con su libro El Capital del Siglo XXI (publicado
originalmente en francés en 2013 y luego traducido al inglés y al español en
2014), puso el tema de la desigualdad en el centro del debate económi­co mundial.
En síntesis, estudia cómo se ha originado la concentración de la riqueza y su
distribución en 250 años, demostrando que cuando la tasa de acumu­lación de
capital crece más rápido que la economía, la desigualdad aumenta. En efecto,
durante el período del estudio, el rendimiento del capital ha sido superior a la
tasa de crecimiento de la economía, cuestión que estimu­la la concentración
de la riqueza y agrava el problema de la desigualdad. Ha habido entonces una
concentración constante del aumento de la riqueza que no se autorregula, al
tiempo que ha aumentado la desigualdad económica, por lo que el autor plantea
establecer políticas fiscales de alcance global como los impuestos a la riqueza y a
la herencia, medidas que ayudarían a moderar dicha disparidad.

Por su parte, los escenarios caóticos evidenciados a lo largo de la historia en


relación a lo que ha venido aconteciendo entre el binomio empresa-sociedad,
permiten recordar una interesante reflexión del científico más distinguido del
siglo XX, Albert Einstein (1879-1955) publicada en el trabajo de Seelig (1954),
quién fue su primer biógrafo, y que hace referencia a que no se pueden resolver los
XVI Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

problemas con el mismo pensamiento utilizado cuando fueron creados. Sin duda
alguna, esta idea se debe extrapolar a la realidad actual del mundo empresarial y
de los negocios, para que en la práctica la relación actual empresa-sociedad genere
unos mejores resultados para la sociedad. Bajo este argumento, dicha relación
analizada en profundidad por diversos estudiosos como Carroll (1999), Frederick
(1978), McMahon (2002) y Reich (2007), ha evolucionado significativamente,
hasta el punto de suscitar en la sociedad un particu­lar interés, cada vez mayor, por
conocer las actuaciones que, en materia de RSE, vienen desarrollando los distintos
sectores empresariales.

Dicho esto, es importante comentar que la RSE no es un concepto nuevo en


estricto sentido, dado que su origen se remonta al año 1776 con la publicación de
la reconocida obra de Adam Smith, titulada La Riqueza de las Naciones. Autores
como Murillo, González Alén & Rodríguez (2011) coinciden con esta afirmación
al ubicar los inicios de la RSE en el siglo XVIII, con el desarrollo de la idea de libre
mercado en la sociedad capitalista con un avance notable en la década de los 60
del siglo XX. Por su parte, Carroll (1999) sitúa, dentro de la literatura científica, el
año 1953 como punto de partida del constructo del concepto, con la publicación
del libro Social Responsibilities of the Businessmen de Howard Bowen, quien fue
postulado por el mismo Carroll como Padre de la RSE. Un par de estudios más
recientes corroboran este planteamiento, en concreto, Barrena, López & Romero
(2016) señalan que el origen del debate académi­co en el tema de la RSE proviene de
los inicios del siglo XX. Por su parte, Duque, García & Azuero (2016) consideran
que la aparición de la noción de RSE en la literatura de la administración (en
adelante management) se dio en la primera mi­tad del siglo XX.

El interés por el estudio de la RSE se ha mantenido vigente, dada, entre otras cosas,
la complejidad práctica de su interpretación. No en vano Votaw & Sethi (1973)
“la definían como un término brillante que significa algo, pero no es siempre lo
mismo para todos. En los tiempos actuales, es evidente que muchos estudiosos
de la RSE siguen apoyando esta pensamiento, no obstante, coinciden en que la
RSE establece que las responsabilidades de las empresas no se limi­tan sólo a sus
accionistas, sino a la sociedad en general” (Cruz & Porto, 2016 citado en Peña,
Serra & Ramón, 2017a, p.106). Además es un fenómeno dinámi­co que puede ir
cambiando con el tiempo y ser diferente de acuerdo al lugar y al sector económi­co
en donde se lleve a cabo, convirtiendo al espacio y al tiempo en variables que
influyen en las formas y contenidos de la RSE, lo que implica una muy probable
diferencia en su aplicación dadas la características de los países y empresas.

Es así como en palabras de Welford et al. (2007), citado en Guédez (2010), “la
forma de entender y aplicar la RSE varía de localidad a localidad, de industria
a industria y a través del tiempo” (Peña, Guevara & Fraiz, 2016, p.153), por tal
motivo, el concepto de la RSE debe ser adaptado a las situaciones y prácticas
Introducción XVII

específicas de cada sector y subsector económi­co (Cochran, 2007). El éxito de


su aplicación estará en función del sector específico que la lleve a cabo, así como
de las condiciones ambientales enfrentadas por cada una de las empresas que lo
componen en en momento dado.

Por otra parte, autores como Bigné, Alvarado, Currás & Rivera (2010); De Bakker
et al. (2005); Gerde & Wokutch (1998); Lockett, Moon & Visser (2006); y Rowley &
Berman (2000); citados en Perdomo & Escobar (2011) argumentan que la RSE ha
venido presentando una evolución en sentido progresivo, como un campo de es-
tudio dentro de la disciplina del interés del presente libro, es decir, el management,
no obstante, en la literatura científica son escasos los trabajos e investigaciones
sectoriales en el tema y más aún en empresas del sector turístico (Bohdanowicz,
2006). Investigadores reconocidos en turismo como Henderson (2006), Papaleo
& Beeton (2006) y Fennel & Malloy (2007) citados en Tepelus (2008), coinciden
con esta afirmación.

De manera específica, se hace interesante llevar a cabo un análisis detallado de la


RSE dentro del ámbito del turismo, ya que es uno de los sectores más importantes
para la economía mundial, considerado clave para el desarrollo, la prosperidad
y el bienestar, dado su potencial real para el progreso socioeconómi­co mediante
la creación de empresas y de trabajos, ingresos por exportación y desarrollo de
infraestructura, principalmente; además, si es llevado a la práctica de buena
manera, puede contribuir a la preservación cultural, la protección del medio
ambiente, la paz, la seguridad y el crecimiento económi­co inclusivo.

De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo – OMT (UNWTO


por sus siglas en inglés), la situación actual de este sector es esperanzadora al
evidenciar, por ejemplo, un incremento exponencial en las llegadas por turismo
internacional, pasando de 25 millones de visitantes en 1950 a más de 1.000
millones (1.400 millones) en 2018 (UNWTO, 2019), proyectando 1.800 millones
para el 2030. Por su parte, los ingresos por turismo internacional obtenidos por
los destinos pasaron de 2 billones de dólares de Estados Unidos en 1950 a 1.340
billones de dólares en 2017, alcanzando la cifra de los 1.6 billones de dólares en
exportaciones, lo que representa el 30% de exportaciones en servicios y el 7% de
las exportaciones mundiales (UNWTO, 2018).

Para reforzar estos datos, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus
siglas en inglés) argumenta que el turismo representa, a nivel mundial, el 10,4%
del PIB, emplea al 9,9% del total de trabajadores y se estima que para el 2028
llegue al 11,6%. Así mismo, la inversión en turismo equivale al 4,5% del total
mundial y se espera que llegue al 5,1% en los próximos 10 años (WTTC, 2018).

No obstante lo anterior, el turismo también es reconocido por la generación de


impactos en los lugares donde se desarrolla, y en este sentido, la sociedad en
XVIII Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

general conoce y es cada vez más consciente de esta realidad (Holden, 2003); de
igual manera, se ha convertido en un elemento prometedor para la mejora de la
situación laboral y para el desarrollo económi­co mundial, pero al mismo tiempo
es causante de muchos problemas sociales, culturales y ecológicos, además de
caracterizarse, dentro de las relaciones laborales, por una alta carga en el trabajo,
dependencia de las temporadas y por la falta de protección social (Kate, Tourism
Watch & ACSUD, 2006). Por lo tanto, el estudio de la RSE en el sector turístico
se convierte en una herramienta que puede contribuir tanto a la identificación de
dichos impactos, como a su correcta gestión.

Por su parte, la RSE es también relevante para el sector hotelero debido a su conexión
directa con el medio ambiente y la comunidad, cuestión que se ve determinada por
su ubicación física en el propio destino turístico. Tal como lo argumenta Ayuso
(2003), los establecimientos hoteleros son empresas propiamente turísticas, dado
que ofrecen productos y servicios para el uso explícito y exclusivo del turismo en
el destino, lugar en donde los turistas suelen pasar el mayor tiempo de su visita,
realizando a su vez la mayor parte del gasto, con lo cual su comportamiento
puede verse influenciado por dichos establecimientos; por lo tanto, los impactos
positivos y negativos de las empresas turísticas de alojamiento son más evidentes
en las comunidades de acogida, y un ejemplo de ello es que suelen tener un fuerte
impacto en el ambiente natural y social, a través de la contaminación del aire, la
contaminación acústica, la generación de residuos, el consumo de espacio, entre
otros, con lo cual, el estudio de la RSE en las empresas turísticas hoteleras es de
una evidente importancia (Chung & Parker, 2010 citados en Li, Fu & Huang,
2015) adquiriendo una atención e interés cada vez mayores.

Actualmente, los trabajos sobre RSE en la industria hotelera son escasos, si los
comparamos con otros temas de mayor desarrollo investigativo en el sector
turístico/hotelero; y más aún, si se contrastan con otros sectores económi­cos; por
ejemplo, Bohdanowicz & Zientara (2009) y Gard Mcgehee, Wattanakamolchai,
Perdue & Calvert (2009), argumentan que pocas investigaciones han analizado
aspectos relacionados con la RSE en hoteles, mientras que Bohdanowicz (2007)
y Holcomb, Upchurch & Okumus (2007) evidencian el bajo número de trabajos,
desde el punto de vista holístico, sobre la RSE en el sector hotelero. Esto, sin duda
alguna, se convierte en una motivación adicional para estudiar la RSE desde
el ámbito de la aplicación del sector turístico, concretamente en las empresas
turísticas de alojamiento.

A pesar de que la presente obra se enmarca en la realidad del sector hotelero


mediante sus resultados y aportaciones, se pretende tener una proyección general
del resto de empresas del sector y de otros sectores, así como también una
aplicación práctica a nivel internacional, sin perder de vista las particu­laridades
de los entornos locales en donde se desarrolle. Esto último es muy importante
Introducción XIX

para el éxito de la RSE, pues se ha evidenciado que, en la práctica, la RSE tiene


un carácter contextual y muchos autores (Jones, 1980; Van Marrewijk, 2003;
Kakabadse, Rozuel & Lee-Davies, 2005; y Boxenbaum, 2006) siguen justificando
este hecho.

En cuanto al aspecto geográfico, el interés de la RSE debe centrarse en las regiones


más pobres del planeta y en la población con menos recursos, para los cuales, la
solución a gran parte de sus problemas puede conseguirse con el involucramiento
directo y sostenido del sector empresarial, el cual puede reforzar su propia
prosperidad en este proceso (Prahalad & Hammond, 2002). Sin duda alguna,
para muchos países en vía de desarrollo, el turismo ha adquirido una importancia
significativa, hasta convertirse, en algunos casos, en la principal fuente de
ingresos; por ejemplo para la OMT ha sido evidente el aporte sustancial del sector
turístico a las economías de países como los de América Latina, lo cual puede
contribuir eficazmente a la disminución de la pobreza que tanto afecta a la región
(OMT, 2008).

En este sentido, Colombia es un país en vía de desarrollo perteneciente a la región


latinoamericana en donde el turismo ha adquirido una evidente importancia
nacional, hasta el punto de ubicarlo en la tercera posición en materia de exportación
(solamente por detrás del petróleo y el carbón) superando, inclusive, a un
producto tan tradicional para el país como las flores. De manera más específica, el
sector hotelero se ha convertido en uno de los primeros generadores de puestos de
trabajo del país, en el que se cuenta con la región Caribe colombiana, que además
de tener recursos naturales, geográficos, históricos y culturales destacados, se le
reconoce como una de las zonas con mayor operación turística y hotelera del país,
con un enorme potencial de desarrollo internacional.

Bajo este contexto, el presente libro pretende hacer una contribución concreta
al mundo empresarial y académi­co, en el sentido de aportar al debate de la RSE,
proponiendo un análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comuni-
cación de esta (en adelante CAC-RSE), todo ello bajo un marco científico sólido
que permi­ta el traslado efectivo de la misma al mundo real de las organizaciones,
cuya utilidad práctica quedará en evidencia al ser aplicado en el sector turístico y
en concreto, en las empresas turísticas hoteleras de la región Caribe colombiana.

Es importante mencionar que en obras anteriores las variables del conocimiento,


la aplicación y la comunicación han sido estudiadas de manera individual, o como
máximo se ha combinado el estudio de dos, pero nunca se han integrado los tres
aspectos, lo cual puede ser una consecuencia de la citada escasez de estudios
sectoriales de RSE, sobre todo en el sector turístico y hotelero, trayendo como
resultado la notoria dificultad de trasladarla al mundo real. La integración de
estas tres variables al análisis de la RSE es el principal aporte de esta obra, dado
XX Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

que, para el autor del presente documento, la RSE solo puede llegar a tener un
sentido práctico y una mayor efectividad para las empresas en el momento en
que se integren al seno de las organizaciones, sus tres pilares básicos, es decir, el
conocimiento, la aplicación y la comunicación.

Con este propósito, a partir de los resultados del análisis CAC-RSE, se proponen
un par de modelos de gestión de la RSE, los cuales son complementarios,
cuyos objetivos se centran, por un lado, en entender las relaciones causales del
conocimiento, la aplicación y la comunicación de la RSE y sus respectivos factores
determinantes, y por el otro, en apropiarse de una manera sencilla de estos
conceptos para que el traslado de los mismos a la realidad empresarial sea más
efectivo. Con la aplicación de estos dos modelos, la RSE puede llegar a convertirse
en la esencia de la gestión estratégica de las empresas del sector hotelero de la
región Caribe colombiana, con lo cual sus acciones aportarán y contribuirán, con
mayor efectividad, a la conservación ambiental y al bienestar social de todos sus
stakeholders, así como a la mejora de la competitividad empresarial, logrando en el
mediano y largo plazo un mayor beneficio y valor, tanto para los establecimientos
hoteleros, como para la sociedad anfitriona que los acoge.

De una manera más amplia, se quiere enriquecer, bajo una perspectiva teórico-
práctica, el constante debate académi­co que se viene dando desde hace más de
50 años, entre aquellos pensadores que defienden el clásico modelo de gestión
empresarial (maximización de beneficios como único objetivo empresarial) y
aquellos otros, cuyos argumentos exponen que la empresa, dentro de su gestión
estratégica, debe tener en cuenta también las cuestiones sociales y ambientales
del entorno, y no solo los aspectos económi­ cos propios de la naturaleza
utilitarista de la misma. Dicho debate, además de despertar el interés en las
escuelas de negocios, ha llamado la atención del propio sector empresarial, de
inversores, gobiernos e inclusive de la sociedad en general, e incluye algunas
posturas académicas al respecto, entre las cuales se destaca la de De la Cuesta
(2004), quien argumenta que “la corriente a favor de que la empresa como
organización desempeña un papel clave en la sociedad no solamente restringido
a la creación de riqueza y empleo es cada vez más aceptada y los viejos esquemas
conceptuales de la escuela de Friedman van poco a poco perdiendo relevancia”
(pp. 45-46). Esta misma autora recuerda que “Friedman afirmó en varias
ocasiones que la única responsabilidad de la empresa es maximizar el beneficio,
con el único límite de la ley y las costumbres mercantiles” (De la Cuesta, 2004:
p.46). No obstante su espaldarazo a la RSE, publicaciones prestigiosas como
The Economist han criticado la falta de unanimidad del concepto de RSE y
su posterior aplicación o medición en el mundo real de las organizaciones,
tachándola inclusive de falacia empresarial (The Economist, 2005), aunque tres
años más tarde reconociera en otro escrito el valor estratégico de la misma (The
Economist, 2008).
Introducción XXI

A manera de síntesis, la presente obra presenta evidencias concretas que contri-


buyen a superar dichas críticas, buscando avanzar en el desarrollo teórico y cien-
tífico de la RSE, mediante la aplicación del enfoque integral CAC-RSE, cuyo fin
es realizar un análisis integrado de las variables del conocimiento, la aplicación y la
comunicación de la RSE, cuestión que hasta el momento, tal como se ha indicado,
no ha sido estudiada en la literatura existente.

Teniendo en cuenta lo anterior y para una mayor compresión del tema, el presente
libro se ha dividido en cinco capítulos. El primero aborda el conocimiento de la
RSE y contiene tres secciones. En la primera (origen y evolución del concepto) se
explica amplia y detalladamente el origen del concepto y se proponen seis perío-
dos que argumentan el grado evolución de la RSE a lo largo de la historia. En la
segunda (aproximación conceptual de la RSE) se hace un riguroso análisis con-
ceptual de la RSE, explicando las bases científicas para el constructo de la misma,
mostrando y agrupando diversas definiciones propuestas por diferentes stakehol-
ders de la sociedad (académi­cos, organizaciones internacionales, organizaciones
empresariales y organizaciones de la sociedad civil). En la tercera (aporte al cons-
tructo de la RSE. Una propuesta de definición) se plantea una definición propia
de la RSE que pretende aportar al constructo de la misma, aplicada, por una parte,
al ámbito general de los sectores económi­cos y por otra, al ámbito específico del
turismo.

El segundo capítulo gira en torno a la aplicación de la RSE y consta de cuatro partes.


La primera (justificación para la acción) analiza los principales argumentos que se
han desarrollado a favor de la puesta en marcha de la RSE. La segunda (la RSE en
el mundo, en América Latina y en Colombia. Diversas interpretaciones) describe
la aplicación de la RSE en los cinco continentes, en América Latina (haciendo
además una comparación con respecto a Europa) y en Colombia, por ser el
área geográfica de interés del estudio aplicado. La tercera (la práctica de la RSE.
Principales aportaciones) identifica las teorías científicas más importantes de la
RSE, muestra una interesante propuesta para la clasificación de empresas según
sus prácticas de RSE y hace un relato sintético sobre las líneas de investigación de
RSE que, desde el ámbito del management se han configurado. La cuarta (la RSE
aplicada al sector turístico y hotelero) hace un análisis detallado de los impactos
positivos y negativos que genera el turismo, seguido de una síntesis sobre los
principales estudios realizados en el campo de la RSE, tanto en el ámbito general
del turismo, como en el ámbito específico del sector hotelero.

El tercer capítulo reflexiona sobre la comunicación de la RSE mediante el desa-


rrollo de tres ítems. Uno (rendición de cuentas. Conceptualización, iniciativas,
instrumentos y aportaciones) específica los conceptos, iniciativas, instrumentos
y estudios más importantes relacionados con la rendición de cuentas (accoun-
tability). Otro (evolución de los informes de RSE) determina la evolución que
XXII Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

han tenido la configuración y el desarrollo de informes de RSE (reporting) en


general. Y el último (los informes de RSE en el sector turístico y hotelero) ana-
liza los estudios más importantes en materia de informes de RSE en los ámbitos
turístico y hotelero.

El cuarto capítulo muestra los resultados de la aplicación del análisis CAC-RSE


en un estudio aplicado a las empresas turísticas de alojamiento de la región Caribe
colombiana y se divide en dos partes. En la primera (fundamentación) se expli-
can las bases teóricas que sustentan el análisis CAC-RSE y en la segunda (caso
práctico del análisis CAC-RSE en las empresas turísticas de alojamiento de la re-
gión Caribe colombiana), mediante un caso real aplicado en el sector hotelero del
Caribe colombiano, se muestra la utilidad práctica del CAC-RSE, llevando a cabo
el análisis integrado de las variables del conocimiento, la aplicación y la comunica-
ción de la RSE, lo que permitirá identificar los niveles (grados) de conocimiento,
aplicación y comunicación de la RSE en las empresas del sector, proponiendo ade-
más un modelo que explicita las relaciones causales existentes entre dichas varia-
bles y sus factores determinantes. Esto es algo novedoso en este tipo de estudios,
dado que la literatura científica en el tema no reporta trabajos de estas caracterís-
ticas, contribuyendo de esta manera con el campo de estudio de la presente obra,
y en concreto, con el mejoramiento de la gestión de las actividades de RSE del
sector hotelero de la región Caribe colombiana, lo que sin duda alguna, generaría
un impacto positivo mayor en las comunidades en donde opera.

Por último, el quinto capítulo describe las conclusiones generales del libro haciendo
énfasis en las principales implicaciones prácticas para el mundo empresarial, con
una propuesta complementaria de modelo de gestión de la RSE como aporte para
la adecuada apropiación y puesta en marcha de la misma, buscando la decidida
sensibilización de los empresarios turísticos hacia una mayor implicación con el
bienestar de la sociedad y el desarrollo de un turismo más responsable y sostenible
en su área de influencia más cercana.

Teniendo claro lo anterior, en las próximas páginas se aborda el desarrollo de los


cinco capítulos respectivos.
C APÍTULO 1

E L CO N O C I M I E N T O D E L A
RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL

“El término responsabilidades sociales del hombre de negocios se refiere a la obli-


gación del empresario de perseguir esas políticas, tomar esas decisiones, o seguir
esas líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de
nuestra sociedad”.

Howard R. Bowen.

En este primer capítulo se abordarán las diferentes concepciones, juicios y


pensamientos que subyacen a la RSE, agrupados en dos grandes temáticas. En la
primera se explica amplia y detalladamente el origen del concepto y se proponen
seis períodos que argumentan el grado de evolución de la RSE a lo largo de la
historia. En la segunda se hace una rigurosa aproximación conceptual de la RSE,
explicando las bases científicas para el constructo de la misma, describiendo y
agrupando las diversas definiciones propuestas por los diferentes stakeholders,
a nivel mundial (aportaciones de académi­cos, organizaciones internacionales,
organizaciones empresariales y organizaciones de la sociedad civil), y termina
con una propuesta de definición propia, como aporte al constructo de la RSE,
aplicada, por una parte al ámbito general de los sectores económi­cos, y por otra,
al ámbito específico del turismo.

1.1.  Origen y evolución del concepto


Las diferentes versiones que dan cuenta sobre el origen de la RSE hacen necesaria
una exhaustiva revisión histórica del concepto que tiene como fin mostrar sus
2 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

orígenes y más allá de esto, analizar la evolución y los avances que ha tenido hasta
nuestra sociedad actual. Como un primer acercamiento, en un sentido amplio, la
RSE se entiende como una respuesta de las empresas a las demandas o expectativas
de la sociedad (Carroll, 1979), lo cual implica una relación evidente entre empresa
y sociedad. Por lo tanto, el análisis de la evolución del concepto debe partir del
entendimiento de las teorías que buscan explicar dicha relación y en este sentido,
tal como se comentó en la introducción del presente libro, muchos pensadores
coinciden en que Adam Smith fue el primero en analizar este tipo de relaciones
en su obra La Riqueza de las Naciones publicada en 1776.

A partir de los postulados de Adam Smith sobre las relaciones entre productores,
propietarios y consumidores se derivó la teoría neoclásica de la empresa (Key,
1999), que se fundamenta en las fuerzas del mercado y la racionalidad que subyacen
a las mismas (Friedman, 1962) y que tiene como meta básica para el directivo
maximizar la riqueza de la empresa (Brenner & Cochran, 1991). Esto explica la
clásica visión de la maximización del beneficio como objetivo organizacional,
planteamiento con el que muchos sectores y organizaciones empresariales de los
tiempos actuales se sienten plenamente identificados.

Es claro entonces que las ideas de Adam Smith llevadas al campo práctico de la
RSE se limi­tan a lo económi­co. No obstante, el tipo de relaciones en los ámbitos
de empresa y mercado (consumidores como parte de la sociedad) que él mismo
expone, hacen que su mención en esta introducción a la evolución del concepto de
RSE sea importante para su entendimiento, aunque lógicamente sea un incipiente
precedente de la RSE. Dicho de otro modo, era la responsabilidad social que en
dicha época se presumía por parte de las empresas.

Siguiendo con el análisis evolutivo del concepto, llegamos a la primera referencia


formal de la RSE, realizada por Andrew Carnegie en su libro The Gospel of Wealth
publicado en 1889, mediante el cual estableció que las personas adineradas y sus
empresas deberían asumir, como responsabilidad propia, el administrar la riqueza
de sus organizaciones, para así luego brindar beneficios a la sociedad (Yepes, Peña &
Sánchez, 2007). La frase “personas adineradas y sus empresas” deja claro que la RSE
no se da por sí sola, sino que se requiere de la participación activa (y proactiva) de
las personas propietarias y/o que lideran la organización, sin las cuales hablar del
tema no tendría ningún sentido práctico, desde el punto de vista empresarial. Sin
entrar en detalles o controversias respecto a si la responsabilidad es de la persona
individual o de la persona jurídica, lo evidente desde la praxis es que son las perso-
nas, dentro del marco de la institucionalidad empresarial, las que llevan a cabo las
acciones en materia de RSE, por lo tanto, la responsabilidad que tienen las personas
sobre la aplicación y práctica del concepto, lleva a analizar su procedencia, la cual
ayudará a entender por qué debe haber dicha implicación humana.
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 3

En este sentido, la Real Academia de la Lengua Española (RAE) ofrece diferentes


definiciones sobre el concepto de responsabilidad, de las cuales se resaltan las dos
siguientes: “Capacidad existente en todo suje­to activo de derecho para reconocer
y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”; y “Cargo u
obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto
determinado” (RAE, 2018). Por otra parte, decir que una persona es responsable
de una acción determinada, es solo decir que es adecuado tomarla como base de
valoración moral de esa persona (Scanlon, 1998); por lo tanto, la responsabilidad
forma parte de toda acción humana (Argandoña, 2009).

Si estas definiciones las desplegamos en el tiempo, es evidente la aparición de dos


tipos de responsabilidades: retrospectiva y prospectiva (Sasía & Valor, 2007); la
primera, referida a la que se tiene a posteriori por lo ya ocurrido; y la segunda,
la que se tiene a priori por lo que está ocurriendo o lo que pudiera ocurrir. Esta
apreciación nos permite identificar, al menos en primera instancia, la evolución
del concepto de responsabilidad sobre las personas y organizaciones. Se deduce
entonces que habrá mayor evolución en aquellas que asuman responsabilidades
futuras.

En un interesante trabajo, Vincent (2011) va más allá y plantea una taxonomía


de conceptos de responsabilidad, relacionados con las personas. En concreto,
propone seis diferentes alcances de la responsabilidad, los cuales se describen a
continuación. El primero de estos, la Virtue-Responsibility, que cubre la descripción
de una persona que es diligente, obediente y que tiene los rasgos de carácter
virtuoso que esperaríamos de un agente responsable. El segundo alcance, la Role-
Responsibility, se relaciona con los deberes ligados a una persona en virtud de su
posición institucional, social o moral: son las cosas que se esperan de ellos y por las
que son sometidos a crítica moral, si no lo hacen. Un tercer alcance es la Outcome-
Responsibility, que hace referencia a los resultados (eventos o estados de cosas) por
los cuales una persona es considerada responsable. En este caso, por ejemplo, el
capitán de un barco es responsable del bienestar de su tripu­lación y la seguridad de
su buque. Un cuarto alcance, la Causal-Responsibility, hace alusión a los víncu­los
causales entre eventos y estados de asuntos, considerando que los juicios causales
juegan un papel crucial en la determinación de cuándo y dónde, los conceptos
de responsabilidad, se aplican. En este caso, por ejemplo, una tormenta puede
ser responsable de una inundación. La Capacity-Responsibility, el quinto alcance,
está relacionado con las capacidades (distintas de los rasgos del carácter) que un
agente necesita para poder ser considerado responsable. Por ejemplo a menudo se
ha considerado que un agente necesita de una capacidad de pensamiento racional
para elegir una opción y para la toma de decisiones voluntarias, con el fin de ser
responsable. Por último, la Liability-Responsibility cubre los castigos, sanciones
o las cargas que se aplicarán al agente responsable. Por ejemplo, una persona
responsable de cometer un delito está suje­ta a pasar algún tiempo en la cárcel.
4 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Ahora bien, es natural que dichas responsabilidades requieran de un entorno


para que puedan darse y de unas relaciones humanas dentro del mismo, por lo
cual, se avanza hacia el concepto de responsabilidad social, que sintéticamente
puede definirse como el conjunto de las diferentes obligaciones que, de manera
recíproca y múltiple, tienen los actores en un entorno determinado, las cuales
se encuentran enmarcadas dentro de lo que es justo y aceptado ética, moral,
política o legalmente por una colectividad, hasta el punto de convertirlo en un
comportamiento modelo, tratando incluso de garantizar su debido cumplimiento
mediante normas o regulaciones (Anshen, 1983; Aram, 1989; Cabot, 1990; Crespí,
1999; Donaldson, 1985; citadas en Yepes, Peña & Sánchez, 2007; véase también
Cruz & Aramayo, 1999; Jonas, 1994; Sasía, 2004; citados en Sasía & Valor, 2007).

Las responsabilidades sociales no han sido, no son y no serán algo estático, en


absoluto; por el contrario, van cambiando con el tiempo. Las responsabilidades de
los actores sociales, hoy, no son las mismas de antaño y con seguridad no serán
las mismas mañana (Yepes, Peña & Sánchez, 2007). Haciendo un repaso de la
literatura, vemos cómo diversos autores asocian el tipo de responsabilidad social
con la época; así, por ejemplo, en la antigua Grecia se centraban en lo público,
en la edad media en las creencias, en la edad moderna en la razón y en la edad
contemporánea o postmoderna en el mercado. Del mismo modo, el espacio
en donde se desarrolla la responsabilidad social incide directamente sobre sus
formas y contenidos; las características geográficas hacen que se condicione física
y culturalmente a las personas, incluyendo su manera de relacionarse. Solo hace
falta citar algunos casos actuales de la sociedad para corroborarlo. En el ámbito
empresarial, por ejemplo, las responsabilidades dependen de las demandas
concretas de la sociedad, lo cual supone llevar la conducta empresarial a un grado
de congruencia con las normas, los valores sociales y las expectativas que imperan
en un momento o espacio dado (De la Cuesta, 2002, citada en Robledo, 2004).

Diversas ETN tienen claro esto y por ello no han dudado en trasladar el aparato
productivo a países con regulaciones blandas, principalmente en temas de
derechos laborales y medioambientales. El ensayo titulado El mundo en el límite
de Vandana Shiva publicado en 2001 denuncia cómo Lawrence Summers -
quien fue Economista Jefe del Banco Mundial - sugería transferir las industrias
más contaminantes a los países del tercer mundo. De igual forma, el caso más
sonado en materia de explotación laboral ha sido el de la empresa Nike, cuando
la revista Life, en el año 1996, publicara una foto de niños paquistaníes cosiendo
balones de esta empresa, recibiendo un pago de seis centavos de dólar por hora
(Robledo, 2004). De esta manera, se pueden seguir citando muchos ejemplos de
empresas que asumen una responsabilidad diferente o acorde - según ellos - al
espacio geográfico en donde se encuentren operando. Este principio también
se ve reflejado en las responsabilidades sociales estatales, por ejemplo, muchos
países de oriente no aceptan la participación de la mujer en cuestiones tan básicas
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 5

como política, religión y economía, mientras que en occidente se nota un avance


diferenciado en el tema, aunque, inclusive, en esta zona quede mucho camino por
recorrer.

La responsabilidad social, entonces, depende, principalmente del tiempo y el lugar


- de sus características geográficas, sociales, económicas y políticas - en donde
se lleve a cabo, pero es importante dejar claro que en la práctica es necesaria
una homogeneización que garantice las mínimas formas de entendimiento
en las relaciones humanas, que hagan que las responsabilidades sociales sean
universales. Tal como lo argumenta Robledo (2004), así como los mercados y
las finanzas se han globalizado, también deben hacerlo los derechos humanos, la
justicia, la democracia, la compasión y el respeto, cuestiones que están claramente
enmarcadas dentro de la responsabilidad social.

A partir de aquí corresponde analizar la responsabilidad de las organizaciones,


no sin antes mencionar que, según su función social, de acuerdo con el estudio de
Schvarstein (2003), las organizaciones pueden ser de tres tipos: i) organizaciones
públicas, cuyo fin es de carácter teleológico (proteger, cuidar y atender a la
sociedad); ii) organizaciones del tercer sector, cuya misión es de carácter
deontológico (apoyar la labor de cuidado de la sociedad de las organizaciones
públicas); y iii) organizaciones empresariales, cuyo función social es de carácter
utilitarista (prestar un servicio a la sociedad a cambio de una retribución
económica).

De esta clasificación el interés del presente libro se centra en el análisis de la


responsabilidad social de las empresas, debido a siete razones fundamentales; (i)
la importancia económica global que tienen las organizaciones empresariales, por
encima inclusive de muchos Estados; ii) el poder de las empresas va más allá del tema
económi­co y cada vez es mayor; iii) el sector empresarial tiene una evidente deuda
con la sociedad, dadas sus actuaciones y conductas poco éticas; iv) es necesario
un mayor compromiso empresarial en los temas de RSE para que su contribución
al desarrollo tenga un mayor impacto en la sociedad; v) las empresas son una
fuente de generación de empleo, inversión, ideas, innovación, oportunidades
y empoderamiento para la gente, cuestiones vitales para el desarrollo de las
sociedades; vi) el interés de la RSE debe centrarse en las poblaciones con menos
recursos quienes son las que tienen las menores oportunidades de desarrollo y
por ende necesitan un mayor apoyo empresarial; vii) el creciente interés de la
sociedad en general por conocer, con mayor detalle, las relaciones y actuaciones
que tienen las empresas dentro del ámbito de la RSE, sus efectos y sobre todo sus
aportes para la reconstrucción de un mundo más justo y equitativo para todos.

Teniendo claro lo anterior se ha avanzado en el texto hasta llegar a la Responsabilidad


Social Empresarial, que, tal como se ha comentado en la introducción de la
6 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

presente obra, se denominará RSE y a la cual se dedicarán diversos apartados


para debatir los diferentes conceptos, visiones y teorías que a nivel mundial se
han venido produciendo, realizando, además, un aporte propio que pretende
contribuir a la constante construcción de un concepto más integral, universal y
consensuado sobre RSE. Por lo pronto, a continuación se realiza un análisis de la
evolución que ha tenido el concepto de la RSE hasta la sociedad actual, a partir de
las aportaciones académicas que diversos autores (Carroll, 1991, 1999; De George,
1987; Drucker, 1993; Freeman, 1984; Garriga & Melé, 2004; Murphy, 1978; Peña &
Serra, 2012, 2013; Peña, Serra & Muñoz, 2017; Porter & Kramer, 2002, 2006, 2011;
Sasía & Valor,2007; Yepes, Peña & Sánchez, 2007; Zadek, Sabapathy & Dossing,
2003) han realizado al tema.

En síntesis, la evolución de la RSE se puede enmarcar en seis períodos:

Período incipiente de la RSE: 1776 – 1900


Abarca los inicios de la revolución industrial (segunda mi­tad del siglo XVIII),
el nacimiento de los Estados Unidos de América y la publicación de la obra
La riqueza de las naciones, de Adam Smith. En este período la empresa solo se
enfocaba en la productividad, la comercialización, el mercantilismo internacional
y la maximización de utilidades. Se asumía que la organización era responsable
cuando utilizaba sus recursos con métodos eficientes de producción en el mercado,
y su máxima preocupación giraba en torno al cumplimiento de los requerimientos
económi­cos de los accionistas. Se evidenciaban extensas jornadas laborales y poca
cualificación. Eran secundarias e indiferentes la seguridad laboral, el bienestar de
los trabajadores y la defensa de sus derechos humanos. No se concibe el término
RSE de manera formal, ni tampoco como un concepto aplicado a la empresa, sino
que es entendido como una cuestión de caridad y servicio, con lo cual se estaba
en un estadio de responsabilidad incipiente, que en el sentido estricto y formal de
la RSE se asemeja a una responsabilidad nula.

Período filantrópico de la RSE: 1900 – 1950


Se caracterizó por el paternalismo social, las donaciones religiosas y la
administración de custodia. La RSE se convirtió en una actividad importante
para las relaciones públicas. Ejemplo del paternalismo fueron las compañías
estadounidenses de la época, fundadoras de pueblos con viviendas, tiendas y
bienestar social para sus empleados. George M. Pullman fundó una casería para
su establecimiento industrial, en las afuera de Chicago que contaba con viviendas,
parques, iglesia, hotel y cine, cuyo costo ascendió a los 8 millones de dólares.
Ejemplo de donaciones religiosas fue el caso de Andrew Carnegie, director de la
Carnegie Stell Company, quien, guiado por la piedad religiosa, hizo que sus obras
superaran los 400 millones de dólares. Por su parte, la administración de custodia
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 7

fue la respuesta gubernamental a la gran depresión de 1928, y precisamente una


de las leyes del gobierno federal norteamericano fue la Ley del 5%, que obligaba a
las empresas a deducir un 5% de sus utilidades, antes de impuestos, por concepto
de donativos o filantrópicos, para tratar de disminuir las tensiones sociales y
económicas de la gente. Otro ejemplo destacable fue el denominado Club del
Porcentaje, creado en Inglaterra por Lord Laing Dunphail, al que pertenecían un
grupo de empresas que aportaban un porcentaje de sus beneficios para contribuir
con el bienestar de la comunidad, mediante actividades sociales. En este período
la RSE comenzó a adquirir cierta importancia dentro de las relaciones públicas
empresariales, así, Henry Ford, decía que la atención de los clientes se lograba
cuando ellos notaban que la empresa invertía en el bienestar social y que dicha
filantropía (inversión) solo era válida bajo la eficiencia de la publicidad y de las
relaciones públicas. Esto dio pie para que empresas estadounidenses comenzaran
a crear fundaciones sin ánimo de lucro y es cuando se evidencian las primeras
actuaciones de marketing social. En general, la RSE se entiende, en este período,
como la acción filantrópica y las donaciones voluntarias de las organizaciones,
encontrándose en un estadio de responsabilidad filantrópica.

Período filosófico/básico de la RSE: 1950 – 1970


Se comienza a discutir el concepto de RSE a nivel empresarial y, en este sentido, la
evolución del pensamiento administrativo. Inicia en esta fase la historia moderna
de la RSE con la publicación del libro Social Responsabilities of the Businessmen de
Howard R. Bowen en el año 1953, quien fue el primero en tratar de teorizar sobre
la relación entre la empresa y la sociedad en el marco de la responsabilidad. Su
trabajo tuvo como objetivo doble determinar la responsabilidad de las empresas
frente a la sociedad y la de esta, desde el punto de vista de sus instituciones para
la promoción de la RSE; en cuanto a las obligaciones del hombre de negocios,
planteaba el diseño de políticas, objetivos y la toma de decisiones, siguiendo unas
líneas de acción en términos de valores y necesidades de la sociedad. Peter Druker
fue otro personaje influyente, quien en su libro The Practice of Management de
1954 incluía la responsabilidad pública como uno de los objetivos empresariales,
por lo cual se debían tener en cuenta los impactos de las políticas y acciones de los
negocios en la sociedad.

Durante los años sesenta se sigue haciendo un esfuerzo significativo para precisar
el significado de la RSE, aumentando considerablemente la literatura y la produc-
ción científica en torno a las definiciones de la RSE, y es a finales de esta década
cuando comienza el debate entre dos corrientes de pensamiento: aquella que con-
sidera que los objetivos sociales y económi­cos son incompatibles, enfoque total-
mente financiero que prima a los accionistas (shareholders); y los que consideran
que el comportamiento socialmente responsable no tiene por qué ser incompatible
con la creación de valor, el cual, sin realizar cuestionamientos a la primacía de los
8 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

intereses de los propietarios, tiene en cuenta los de todos los interesados o par-
tícipes de la compañía (stakeholders). Vale la pena comentar que este debate, en
muchas esferas, permanece vigente.

Milton Friedman, premio Nobel de economía en 1976, fue el principal defensor de


la primera corriente, hasta el punto de argumentar que la responsabilidad social
es una doctrina subversiva que va en contra de los intereses de los accionistas;
por su parte, el influyente sociólogo Daniel Bell fue el defensor de la segunda
corriente, cuando argumentaba que la empresa era una institución al servicio de
la sociedad, que además de cumplir con las exigencias de los accionistas, debería
satisfacer aquellas exigencias de los trabajadores, proveedores y todos aquellos
grupos sociales que se relacionaran con la misma. Es importante mencionar
que reconocidos académi­cos y gurús contemporáneos del management como R.
Eduard Freeman, Michael Porter y Mark Kramer, se han inclinado más por la
segunda corriente, hasta el punto de vincu­larla a una nueva forma de management
estratégico dentro de la teoría organizacional, para el primero, y como fuente de
ventaja competitiva y de creación de valor compartido empresa-sociedad, para el
segundo y tercero. Otros aportes interesantes fueron los de Frederick y Walton;
el primero afirmando que la responsabilidad social implica una posición pública
frente a la utilización de los recursos (económi­cos y humanos) para los fines de la
sociedad, y no únicamente para intereses personales o empresariales (Davis citado
en Carroll, 1999); y el segundo enfatizando en el hecho de que la RSE incluye un
grado de voluntarismo, opuesto lógicamente a cualquier tipo de coerción (Walton
citado en Carroll, 1999).

Por último, se comienzan a evidenciar las primeras presiones sociales, hasta el


punto de que en los Estados Unidos hubo una fuerte corriente legislativa hacia
la regulación de las actividades empresariales, principalmente para la protección
de los empleados y consumidores. En general, todo este carácter filosófico
para el tratamiento de la RSE y su evolución en la época se ve influenciada por
el surgimiento de un nuevo entorno social y la aparición de la teoría de los
stakeholders; no obstante, y a pesar de la preocupación empresarial por dicho
entorno, en algunos casos voluntaria y en otros causada por presiones sociales
y/o legislativas, se puede decir que además de algunas actuaciones filantrópicas
arrastradas por el periodo anterior, la mayoría de acciones se limi­taban al estricto
cumplimiento de la normativa legal, así que la RSE se encontraba en un estadio de
responsabilidad básica.

Período táctico de la RSE: 1970 – 1990


Los trabajos de Wallich & McGowan (1970) concretados en la publicación de
su artícu­lo Stockholder interest and the corporation’s role in social policy, dieron
un vuelco importante a la concepción de los accionistas de la empresa acerca de
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 9

la RSE, ya que al inicio de la década, estos, para diversificar el riesgo, pasaron


de tener intereses en una empresa a manejar diversas carteras de acciones
(múltiples empresas), con lo cual su nuevo objetivo era buscar unas utilidades
a más largo plazo, y no les interesaba maximizar ganancias en una de sus
empresas a expensas de otras; en este sentido, los accionistas comenzaron a ver
más sus organizaciones desde una óptica social. Esto se refuerza con diversas
investigaciones, principalmente la de Davis que sale a la luz pública en 1973, en
donde le atribuye a la RSE la función de velar por los intereses de largo plazo
de las empresas, fortaleciendo el entorno donde se desarrollan y revisando el
efecto de sus decisiones sobre el sistema social, hasta alcanzar, tanto los beneficios
económi­cos, como los sociales.

Se aprecia, entonces, por parte de las empresas - con el respaldo de sus accionistas -
un interés por tratar de mejorar el bienestar de la sociedad, pues con ello también
mejora el bienestar de sus propias empresas; esta actuación, en últimas, es motivada
por un interés propio privado, y no social, solidario o común, el que, ya en 1971,
el Comité para el Desarrollo Económi­co de Estados Unidos había denominado la
doctrina del autointerés iluminado, en donde el accionista asume la RSE como una
táctica puntual de financiación que contribuye con los beneficios empresariales.
Bajo este panorama el sector empresarial comenzó a valorar la confianza de los
stakeholders para su posicionamiento, por lo que acciones que fueran más allá de
la ley eran vistas con buenos ojos por parte de la sociedad. De igual manera hay
una profusión de organizaciones no gubernamentales que velan por la ética de
los negocios y el comportamiento de las empresas y por primera vez se incluye el
medio ambiente como preocupación de la RSE.

Por otra parte, el avance académi­co en la materia, durante la primera década del
período se da en el sentido de ir más allá de responder a la clásica pregunta ¿qué
se entiende por RSE?; se comienza a investigar entonces sobre la definición de los
contenidos de la RSE en el escenario de la praxis empresarial. Hasta este punto no
había un modelo conceptual totalmente aceptado para sustentar la relación entre
la empresa y la sociedad en el ámbito de la RSE, y es entonces cuando Archi B.
Carroll (1979) publica el artícu­lo A three - dimensional conceptual model of corporate
performance, en donde propone un modelo basado en tres dimensiones: la RSE,
los asuntos sociales y la capacidad de respuesta social corporativa, responsiveness,
estableciendo que los objetivos empresariales y sociales no son excluyentes, sino
todo lo contrario: pueden integrarse dentro del marco guía de la RSE. Esta visión de
los negocios se ve reforzada con las aportaciones de R. Eduard Freeman quien en
su libro Strategic managment, a stakeholders aproach, publicado en 1984, propone
un nuevo modelo stakeholder, basado en un diálogo e interrelación permanente
y en doble sentido entre la empresa y sus grupos de interés; de esta forma, la
empresa se convierte en un sistema en continua relación con la sociedad, ya no
de una manera abstracta, sino mediante grupos concretos de la misma. Freeman
10 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

expresa que los stakeholders son cualquier individuo o grupo que puede afectar
- pero que también puede verse afectado - por el cumplimiento de los objetivos
empresariales, con lo cual, la empresa ya puede conocer concretamente ante quién
es o tiene que ser responsable. Un año después, Wartick & Cochran (1985), en su
artícu­lo The evolution of the corporate performance model, mejoran el modelo de
Carroll, mediante la inclusión de principios, procesos y políticas a las dimensiones,
facilitando con ello la implementación del mismo en las organizaciones. En el
contexto empresarial, los directivos tratan - insistentemente - de buscar una
justificación económica a la implantación de la RSE, lo que se ve reflejado en el
ámbito académi­co con el inicio del business case o trabajos orientados, en primera
instancia, a establecer una relación entre rentabilidad y RSE.

Por último, y a pesar de los avances registrados en este período, en materia


de RSE, el sector empresarial aún no llega a incorporar, en sentido estricto, el
concepto de RSE a lo más alto de la dirección estratégica, sin embargo, adquiere
gran relevancia la profusión de prácticas socialmente responsables que no
están obligadas por las normativas legales, con lo cual, los negocios y empresas
comienzan a aceptar voluntariamente sus responsabilidades sociales; eso sí, sin
adquirir aún un carácter realmente estratégico. La RSE se ubica entonces en un
escenario de responsabilidad táctica.

Período estratégico de la RSE: 1990 – 1999


A partir de la década del noventa del siglo XX, se acentúan las investigaciones en
temas concretos de la RSE, principalmente en la gestión de los stakeholders, los
códigos éticos en las empresas, la inversión socialmente responsable, la ciudadanía
corporativa, el consumo responsable y la comunicación de la RSE. Wood (1991),
por ejemplo, hace un aporte interesante en su artícu­lo Corporate social performance
revisited, en el que relaciona el desempeño social corporativo con diferentes
teorías organizacionales (institucionalismo, teoría de los stakeholders y elementos
sociales de las teorías gerenciales), proponiendo un modelo de interacción
empresa-sociedad con mayor énfasis en los resultados y acciones, aportando con
ello una herramienta más práctica para la toma de decisiones gerenciales.

Por otra parte, el modelo de stakeholders comienza a ser aplicado a la RSE, y fue
Clarkson (1995) el primero en hacer una adaptación más práctica al respecto.
Concretamente en su artícu­lo A stakeholder framework for analyzing and evaluating
corporate social performance clasifica la naturaleza de los temas a tratar por la
empresa con los grupos de interés, con el objetivo de darle un tratamiento más
efectivo en el ámbito empresarial. Ese mismo año Jones fue más allá y en su artícu­lo
Instrumental stakeholder theory: a synthesis of ethics and Economics propone una
teoría instrumental de los stakeholders, que se caracteriza por tener una capacidad
de predicción fuerte, tomando como base las teorías del agente, de la producción
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 11

y la economía del costo de la transacción, para asumir el comportamiento de las


empresas y los actores, dando transparencia a las relaciones entre las acciones y
los resultados.

Seguidamente, continúan desarrollándose las investigaciones tipo business case,


extendiéndose a aquellas que tratan de determinar los incentivos a la RSE en
mercados de capital (resultados financieros), mercados de producto (decisión de
compra, percepción de marca) y mercados de trabajo (productividad); de estos
tres grupos ha habido una mayor dedicación al primero y uno de los trabajos más
importantes ha sido el de Preston & O’Bannon (1997), quienes en su artícu­lo The
corporate social – financial performance relationship: A tipology and analysis, hacen
un análisis de los estudios empíricos más importantes que se han hecho en este
tema, del cual extraen seis hipótesis que tipifican la relación RSE – rentabilidad.
Una de las consecuencias importantes de este tipo de estudio es que deja clara la
preferencia por la autorregulación o regulación del mercado, mediante códigos de
conducta; de acuerdo con esto, las fuerzas del mercado se encargarán de premiar o
castigar los comportamientos empresariales, con lo cual la aplicación de criterios
de RSE es una cuestión de voluntariedad, lo que hasta nuestros tiempos, para
muchos, se ha convertido en la piedra angular en el discurso de la RSE.

Durante este periodo se empieza a notar una integración de la RSE a la estrategia


del negocio (sobre todo en grandes empresas), lo que se evidencia por el interés de
los empresarios en el diálogo con los stakeholders, los códigos éticos de conducta,
el balance social (principalmente en Europa) y la preocupación por la relación
rentabilidad-RSE. Debido a esto, la RSE comenzó a situarse en un nivel de
responsabilidad estratégica.

Período de la contribución de la RSE al desarrollo sostenible: 2000 – hoy


En este período la RSE cobra un importante protagonismo debido a la activa
participación de organismos y poderes públicos multilaterales e internacionales
en el tema, tales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión
Europea (UE), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económi­co
(OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Banco Mundial
(BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se resaltan las acciones
concretas que han realizado durante este período en aras de impulsar una RSE
que contribuya más al desarrollo sostenible (en adelante DS) de la sociedad.

A manera de recordatorio, es importante decir que el DS fue definido por la


Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (World Commission
on Environment and Development - WCED) de la ONU, en el conocido Informe
Bruntdland (Nuestro Futuro Común) de 1987, como “el desarrollo que satisface
las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones
12 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

futuras para satisfacer sus propias necesidades” (WCED, 1987, p.46); a partir
de esta definición, el DS ha emergido como principio rector para el desarrollo
mundial a largo plazo y tiene como objetivo tratar de lograr, de manera equilibrada,
el desarrollo económi­co, el desarrollo social y la protección del medio ambiente
(ONU, 2012a), es decir, velar por el equilibrio de sus tres pilares fundamentales, el
económi­co, el social y el ambiental.

En breve, para un mejor entendimiento del DS, es relevante comentar que la ONU
ha llevado a cabo tres conferencias mundiales, conocidas también como Cumbres
de la Tierra, para tratar de poner en práctica el concepto del DS. La primera
se realizó del 3 al 14 de junio de 1992, en Río de Janeiro, Brasil y se denominó
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
teniendo como el resultado más significativo la adopción del Programa 21, con
planes de acción específicos para lograr el DS en los planos nacional, regional
e internacional (ONU, 1992). La segunda se llevó a cabo del 26 de agosto al 4
de septiembre de 2002 en Johannesburgo, Sudáfrica, con el nombre de Cumbre
Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, en la cual se ratificó que existen tres pilares
interdependientes y sinérgicos del DS, los cuales son el crecimiento económi­co,
el desarrollo social y la conservación ambiental; de igual manera, se aprobó el
plan de aplicación de Johannesburgo, que se basa en los progresos realizados y
las lecciones aprendidas desde la cumbre anterior, previendo un enfoque más
específico, con medidas concretas, metas cuantificables y plazos establecidos
(ONU, 2002). La tercera se celebró del 20 al 22 de junio de 2012, nuevamente en
Río de Janeiro, Brasil, y fue denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Desarrollo Sostenible, El futuro que queremos; en esta, una de las conclusiones
más importantes fue la de reconocer como algo imperante la incorporación del
DS en todos los niveles, recomendando para ello la integración y el víncu­lo directo
de sus aspectos económi­cos, sociales y ambientales, en busca del logro del DS en
todas sus dimensiones (ONU, 2012b).

Teniendo claro el concepto de DS, y de manera general sus avances internacionales,


es importante ahora analizar los organismos intergubernamentales mencionados
en el primer párrafo del presente ítem, ya que el propio carácter de estos hace que
sus iniciativas en el tema de la RSE sean un tanto rigurosas, modelos (estándares)
y con un ámbito de aplicación mundial (o al menos en más de un país). A
continuación se hablará de cada uno de ellos.

En relación con la ONU, la iniciativa de RSE más importante ha sido el Pacto


Mundial de las Naciones Unidas (United Nations Global Compact) propuesto por
el ex secretario general Kofi Anan en su discurso del 31 de enero de 1999, pro-
nunciado ante el Foro Económi­co Mundial (World Economic Forum) en Davos,
Suiza. En el ámbito internacional, el Pacto Mundial ha permitido dar un salto im-
portante en la concepción de la RSE por parte de las empresas y de la sociedad en
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 13

general, porque propone la implantación de diez principios fundamentales para la


conducta y acción empresarial en relación con los derechos humanos, el trabajo,
el medio ambiente y la lucha contra la corrupción, los cuales son vitales para el DS
de nuestra sociedad. Su operación comenzó en la sede de la ONU en New York el
26 de julio de 2000 y actualmente se encuentran vinculadas más de 12.000 organi-
zaciones (cerca de 10.000 son empresas) de 160 países del mundo, con casi 60.000
informes publicados (Global Compact, 2019), englobando en sus principios los
conceptos del DS y la RSE; el primero ya fue explicado y la segunda es entendida,
desde el punto de vista del DS, como aquella que promueve unos resultados posi-
tivos empresariales, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras en
materia económica, social y medioambiental.

Esta plataforma ha permitido reforzar la colaboración entre el sector privado y


la ONU, sobre todo en temas tan importantes para la humanidad como el logro
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que demuestra que el sector
empresarial juega y jugará un papel esencial para la sociedad. Autores influyentes
como Michael Hopkins (2007) evidencian este hecho. En concreto, el Pacto
Mundial ha venido promoviendo la sostenibilidad corporativa y su aporte al
desarrollo, por ejemplo, con la elaboración de The Rio+20 Corporate Sustainability
Forum: Innovation and collaboration for the future we want, desarrollado en Río de
Janeiro (Brasil) como preámbulo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Desarrollo Sostenible, El futuro que queremos, citada recientemente. Los objetivos
de este foro fueron mostrar casos sobre buenas prácticas de sostenibilidad
corporativa a gran escala y discutir, en más de un centenar de sesiones, la manera
como el sector empresarial puede mejorar su contribución al desarrollo sostenible
de la sociedad, en temas tan importantes como energía y clima, agua y ecosistemas,
agricultura y alimentación, desarrollo social, urbanización y ciudades, economía
y finanzas sostenibles, entre otros.

Adicionalmente es relevante mencionar que la ONU, mediante su Consejo de


Derechos Humanos, publicó el informe final elaborado por el profesor John
Ruggie − en calidad de representante especial del secretario general de la ONU
sobre los Derechos Humanos y las Empresas (SRSG por sus siglas en inglés) -
titulado Guiding Principles on Business and Human Rights: Implementing the
United Nations Protect, Respect and Remedy Framework (2011), en donde se
propone un acuerdo marco para el desarrollo y aplicación de políticas de RSE,
principalmente en el tema de derechos humanos, elemento vital para el DS global.
En este informe Ruggie deja claro que hay una brecha de gobierno creada por la
globalización y que ha llegado el momento de solucionarla, incorporando - si
es necesario, por ley - mecanismos preventivos para evitar los abusos y facilitar
el acceso de las víctimas a la justicia, lo cual podría dar un nuevo impulso al
debate entre la voluntariedad y obligatoriedad de la RSE. En este sentido el
Parlamento Europeo, desde al año 2007, ha reconocido que es necesario mejorar
14 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

las regulaciones para que las empresas asuman sus responsabilidades y que
países como Dinamarca, Holanda, Noruega y Francia han tomado medidas para
obligar a sus empresas a publicar información relativa a cuestiones sociales y
medioambientales. Esto podría indicar que se está pasando de aceptar, de forma
generalizada, que la RSE es una cuestión voluntaria, a hacer un cuestionamiento
serio de esa voluntariedad que conduce a plantear ciertas obligaciones en la
materia (Greenpeace, 2009). Vale la pena agregar que, como un acontecimiento
importante a nivel internacional, en relación con la divulgación de información
no financiera para la transparencia en la gobernanza empresarial, la Comisión
Europea (en adelante CE) ha acogido con plena satisfacción la adopción, por
el Parlamento Europeo, de las medidas sobre la divulgación de información no
financiera de las grandes empresas que operen en Europa, pues estas tendrán
que revelar información sobre las políticas, riesgos y resultados, en relación
con temas ambientales, sociales, laborales, derechos humanos, lucha contra la
corrupción y el soborno, así como también sobre la diversidad en los consejos de
administración (CE, 2014).

Por su parte, la UE tuvo su primer iniciativa en RSE en el tratado de Amsterdam


de 1997 cuando el DS fue considerado uno de los principios fundamentales,
convirtiéndolo posteriormente en un objetivo estratégico en la cumbre de Lisboa
de 2000; en esta se hizo un especial llamamiento a las empresas europeas para
que realizasen prácticas socialmente responsables, en diversas áreas tales como
la organización del trabajo, la igualdad de oportunidades, la formación continua,
la integración social y el propio DS. De manera explícita, la UE hace oficial la
integración de la RSE a su estrategia con la publicación, en 2001, del Libro Verde:
Fomentar un marco europeo para la Responsabilidad Social de las Empresa; a este le
han seguido tres comunicados; el comunicado de 2002 titulado La Responsabilidad
Social de las Empresas: una contribución empresarial al desarrollo sostenible; el
comunicado de 2006 titulado Poner en práctica la asociación para el crecimiento
y el empleo: hacer de Europa un polo de excelencia de la Responsabilidad Social de
las Empresas; y el Comunicado de 2011 titulado Estrategia renovada de la UE para
2011-2014 sobre la Responsabilidad Social de las Empresas.

En estos documentos la UE ratifica la idea de que la RSE es un elemento fundamental


para el DS de Europa y para la puesta en práctica de la misma, además, se crean
y fortalecen el foro multistakeholders y la Alianza Europea para la RSE, los cuales
tuvieron, entre otros objetivos, hacer de esta una política europea. Por último, la
UE hace una interpretación moderna al concepto de la RSE, definiéndola desde el
punto de vista de su impacto en la sociedad, de la siguiente manera.

Para asumir plenamente su responsabilidad social, las empresas deben aplicar,


en estrecha colaboración con las partes interesadas, un proceso destinado a
integrar las preocupaciones sociales, medioambientales y éticas, el respeto de los
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 15

derechos humanos y las preocupaciones de los consumidores en sus operaciones


empresariales y su estrategia básica, a fin de:

• maximizar la creación de valor compartido para sus propietarios/accionistas


y para las demás partes interesadas y la sociedad en sentido amplio;
• identificar, prevenir y atenuar sus posibles consecuencias adversas. (CE,
2011, p. 7).

Es evidente, entonces, que para la UE, la RSE sigue siendo una herramienta
efectiva para la maximización de valor compartido empresa-sociedad, lo cual, sin
duda alguna, contribuye, en un sentido más amplio, al DS.

En relación con la OCDE, a pesar de que fue en 1976 cuando publicó un documento
denominado Líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales como
una guía de los gobiernos a las empresas - para tratar de armonizar los intereses
de ambos - en la cual se recomiendan principios y normas para una conducta
empresarial responsable, fue hasta después de su revisión en 2000 cuando
comenzó, en la práctica, el giro de la RSE hacia su contribución al DS.

Dicha revisión se debió al cambio continuo entre empresa y sociedad, plasmados


en diversas documentos de trabajo de este organismo, entre las cuales se destacan
Corporate responsibility: partners for progress de 2001, Corporate responsibility,
private initiatives and public goals también de 2001 y Principles of Corporate
governace de 2004. En estas publicaciones se muestra explícitamente la importancia
de la RSE para el DS.

La OCDE ha seguido promoviendo la RSE como una contribución al DS, lo cual


se puede constatar en la versión de 2011 de las directrices, las cuales mantienen
su obje­to esencial sobre la promoción de conductas empresariales responsables
en las ETN y su debida contribución al progreso económi­co, medioambiental y
social en todo el mundo, buscando con ello el logro del DS.

Por otro lado, la OIT muestra su interés por la RSE desde 1977 con la publicación
de la Declaración tripartita de principios sobre la empresas multinacionales y la
política social, que recomienda acciones en materia de derechos laborales por parte
de las empresas y lo que estas deben cumplir en materia de empleo, formación,
relaciones laborales y condiciones de trabajo y de vida; pero fue sólo hasta después
de la revisión del año 2000 publicada en el 2001, que comenzó a impulsar en la
praxis la RSE en materia de derechos humanos aplicados al DS.

En la Conferencia Internacional del Trabajo # 96, Juan Somavia, director de la


OIT, concretamente planteó la necesidad de la promoción de un trabajo decente
por parte de las empresas como base para un DS (OIT, 2007), con lo cual vincu­la
16 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

a la RSE, en este tema, con la sostenibilidad. De manera específica su exposición


se enfocó en los siguientes tópicos:

[…] promoción de una transición socialmente justa a empleos verdes; la com-


presión de los salarios y el aumento de las desigualdades constituyen una
amenaza para el desarrollo sostenible; una mejor formu­lación de las políticas
exige una base más completa de información sobre el mercado de trabajo
para medir los déficits de trabajo decente; un enfoque global de la protección
social: toda sociedad necesita un cimiento social; modernizar la gobernanza
del mundo del trabajo: los derechos y el diálogo social; mejorar la eficacia de
las Naciones Unidas y del sistema multilateral. (OIT, 2007, pp. 2-3)

A raíz de esta conferencia, fue publicado en 2009 el libro The promotions of


sustainable enterprises, el cual se basó en documentos oficiales de la OIT que se
refieren a otros dos trabajos presentados por el Comité para la promoción de
empresas sostenibles, en su versión inicial y en su versión de conclusiones, que
se mantiene como la guía principal en materia de DS y RSE. El libro deja claro,
explícitamente, que las empresas sostenibles necesitan sociedades sostenibles
y viceversa, y también plantea la necesidad de garantizar la sostenibilidad del
planeta, proponiendo nuevas formas de cooperación entre los gobiernos, las
empresas, el trabajo y la sociedad (OIT, 2009).

En el ámbito financiero, desde el 2003, el BM ha hecho su aporte en cuanto a la


vincu­lación de la RSE al concepto de sostenibilidad, mediante la Corporación
Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés), impulsando los principios
ecuatoriales (Equator Principles), que tienen como obje­to incluir el concepto de
sostenibilidad en el análisis de crédito de proyectos de inversión que superen los
10 millones de dólares de Estados Unidos (IFC, 2006). Las instituciones financie-
ras que firmen estos principios se comprometen a financiar solamente proyectos
que aseguren un desarrollo social y ambientalmente responsable, lo cual hace que
la iniciativa de esta banca multilateral de desarrollo sea un medio concreto para el
desarrollo de buenas prácticas de RSE, en el marco de la sostenibilidad. Cerca de
80 instituciones se encuentran adheridas y operan en más de 100 países, benefi-
ciando a millones de personas.

Siguiendo con el sector financiero, el BID en 2001 puso en marcha la iniciativa


interamericana de capital social, ética y desarrollo, cuya misión es:

Actuar como factor catalizador para impulsar las temáticas de ética, desarro-
llo y capital social por parte de gobiernos, partidos políticos, entidades em-
presariales, sindicatos, universidades, comunidades religiosas, organismos
no gubernamentales y todas las instituciones que trabajen por el bienestar
colectivo en las sociedades del continente. (BID, 2001, p.1)
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 17

A raíz de esta iniciativa nacen las conferencias interamericanas sobre RSE (cuyo
nombre inicial fue The Americas Conference on CSR), las cuales se llevaron a
cabo desde el año 2002 hasta el 2012, en países como Estados Unidos, Panamá,
México, Chile, Brasil, Guatemala, Colombia, Uruguay, Paraguay y Ecuador. Estas
conferencias, sin duda alguna, han ayudado a promover el concepto de la RSE
en diferentes ámbitos de la sociedad (incluido el empresarial), y lo que es más
importante, a vincu­lar el concepto al DS de la región latinoamericana.

Por otra parte, además de las iniciativas globales analizadas anteriormente, es


importante mencionar la labor de un consejo netamente empresarial, el Consejo
Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD por sus siglas en
inglés), el cual también hace su aporte a este período, concretamente mediante la
elaboración de documentos importantes, que dejan en evidencia el compromiso
empresarial con el DS mediante la RSE. En este sentido, para el WBCD “la RSE es
el compromiso de los negocios de contribuir al desarrollo económi­co sostenible,
trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en
general, para mejorar su calidad de vida” (WBCSD, 2002, p.12). Los documentos
más destacados de esta organización empresarial, en materia de RSE, son
Responsabilidad Social Corporativa, dándole buen sentido empresarial (2002) y
Visión 2050, una nueva agenda para los negocios (2010). En el primero, se concluye
que una estrategia coherente de RSE, basada en la integridad, valores sólidos y un
enfoque de largo plazo, ofrece claros beneficios empresariales y una contribución
positiva al bienestar y al DS de la sociedad. En el segundo, se sugiere que las
empresas deben trabajar para que la RSE y la sostenibilidad sean la elección, ya
que desempeñan un papel decisivo a la hora de desarrollar marcos de referencia,
políticas e innovación. Así mismo, de la mano con los responsables políticos y
los clientes deben buscar nuevas maneras de facilitar una vida sostenible, que a
la vez mejore el bienestar de la sociedad; en últimas, empresas y consumidores
deben colaborar cada vez más para crear conjuntamente productos y servicios
que traduzcan las aspiraciones y valores en modos de vida y comportamientos
sostenibles. No cabe duda, entonces, de que la RS, para el WBCSD, se convierte en
una herramienta práctica eficaz que contribuye al DS de la sociedad.

Finalmente, desde el ámbito académi­ co, a pesar de que continúan las


investigaciones que argumentan la aplicación de la RSE desde los ámbitos
económi­co (economy case) y del negocio (business case), también es cierto que
ha habido una proliferación de publicaciones, foros y congresos de RSE, que
buscan argumentar una aplicación de la misma desde las ópticas moral (moral
case) y social (social case), como una apuesta por no justificar la RSE solamente
en términos netamente económi­cos y de beneficios empresariales, sino morales
y sociales, ya que la empresa, según muchos autores, y gran parte de la sociedad,
tiene la obligación moral de contribuir al bien común, y más allá de esto, a
comprometerse con el DS de la humanidad.
18 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

En este sentido, Prahalad & Hammond (2002) proponen una relación más
estrecha entre empresa y desarrollo de la sociedad, planteando concretamente que
las empresas deben centrar el compromiso social en las regiones más pobres del
planeta. De igual forma, otros autores argumentan que, a partir de la obligación
moral, es necesario también un cierto componente obligatorio (como por ejemplo
políticas públicas), para que se desarrolle adecuadamente la RSE, pues la condición
voluntaria del business case, por ejemplo, ha demostrado tener diversas falencias,
entre las que se puede mencionar los free riders (empresas que escapan del proceso
y eluden responsabilidades), el acomodo empresarial de la RSE (empresas que
sólo llevan a cabo actividades de RSE que puedan generarles un mayor beneficio,
en sentido amplio) y la falta de información y homogenización de la misma (no
existe información suficiente ni homogénea en temas de políticas, estrategias y
resultados de RSE por parte del sector empresarial).

Por último, académi­cos y gurús reconocidos del management como Michael Porter
& Mark Kramer dejan en evidencia la evolución de la RSE en el presente período,
mediante la publicación de tres artícu­los influyentes e importantes en 2002 (The
Competitive Advantage of Corporate Philantropy), 2006 (Strategy and Society: the
link between Competitive Advantage and Corporate Social Responsibility) y 2011
(Creating Shared Value. How to reinvent capitalism and unleashe a wave of innova-
tion and growth), respectivamente, en la prestigiosa Harvard Business Review. El
análisis de estas publicaciones muestra que la RSE ha pasado de una filantropía es-
tratégica que abre nuevos mercados, despierta la innovación y mejora la repu­tación
y prestigio de la empresa, a una RSE que hace que se cree una interdependencia ente
los negocios y la sociedad, y que la relación entre ambos sea del tipo gana-gana (win-
win) en el sentido de poder descubrir oportunidades para beneficiar a la sociedad,
al tiempo que se fortalece el entorno competitivo en el que operan las empresas. El
fin último que busca la RSE, según Porter & Kramer (2011) es la creación de valor
compartido (CSV por sus siglas en inglés) para la empresa y la sociedad desde los
ámbitos económi­co, social y ambiental, o como mínimo, compartir el valor creado
en la medida de las posibilidades empresariales (Vives, 2012a), procurando siempre
que ese valor que se comparta sea sostenible en el tiempo.

A partir de todo lo anterior, se puede concluir que la RSE de este período (el cual
sigue vigente actualmente) trata de vincu­larse e implicarse de manera directa con
el bienestar y el DS de la sociedad, por lo tanto, se comienza a situar en un nivel de
responsabilidad integral y sostenible, estadio que, sin duda alguna, es el que todos
(empresarios, gobiernos, académi­cos, ONG y sociedad civil) debemos promover,
apoyar y exigir, hoy en día, por el bien y el futuro de la humanidad.
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 19

1.2.  Aproximación conceptual de la RSE


Tal como se ha expuesto en líneas anteriores, Carroll (1999) sitúa el año 1953
como punto de partida del constructo de la RSE en la literatura científica, con la
publicación del libro Social Responsibilities of the Businessmen de Howard Bowen,
quién fue postulado por el mismo Carroll como padre de la RSE. Muchos se
identifican con esta postura, la cual ha dado origen a un extenso debate sobre la
naturaleza de la RSE (Carroll, 1979, 1999; Moir, 2001; Van Marrewijk, 2003), el
cual ha quedado plasmado en las diferentes definiciones conceptuales propuestas
para la misma, entre las que se encuentran las de Bowen (1953), Davis (1960,
1967, 1973), Frederick (1960), Sethi (1975), Jones (1980), Carroll (1983), Freeman
& Reed (1983), Freeman & Liedtka (1991), Drucker (1984), Epstein (1987), Lerner
& Fryxell (1988), Angelidis & Ibrahim (1993), Brown & Dacin (1997), Enderle y
Tavis (1998), Maignan, Ferrell y Hult (1999), CE (2001, 2011), Van Marrewijk
(2003), Basil & Weber (2006), Panwar et al. (2006) y la Guía ISO 26000 (2010).

En un interesante artícu­lo, Churchill (1979) argumenta que la definición adecuada


del dominio de cualquier constructo es requisito fundamental para comprender y
realizar mediciones adecuadas sobre el mismo, por lo tanto, antes de elaborar la
definición conceptual propiamente dicha, se hace necesario identificar con claridad
la dimensión o dimensiones que lo conforman. Para el caso de la RSE, existen varios
marcos de referencia que explican las dimensiones de su concepto, y en este sentido,
Lantos (2001) y Maignan & Ferrell (2003) argumentan que el trabajo de mayor
aceptación y más utilizado en el campo de la investigación científica de la RSE ha
sido el desarrollado por Carroll en 1979, el cual fue revisado por él mismo en 1991
y 1999. Trabajos significativos e influyentes sobre la RSE que utilizan su modelo,
como los de Burton & Hegarty (1999) y Maignan, Ferrell & Hult (1999) constatan
este hecho. Según Carroll (1979, 1991, 1999), las dimensiones que hacen parte de
la RSE son la económica (ser rentables), la legal (cumplir con la ley), la ética (ser
ético) y la filantrópica o discrecional (ser un buen ciudadano corporativo), las cuales
dependen unas de otras, de una manera sucesiva.

No obstante lo anterior, el concepto de la RSE muestra un claro alineamiento


con la triple perspectiva económica, social y medioambiental de la sostenibilidad
(Bigné et al., 2005), la cual, a pesar de haber sido desarrollada para un nivel macro,
ostenta una gran atención en el nivel organizativo (Garriga & Melé, 2004), ya que,
según este enfoque, la RSE es un reflejo de las mayores expectativas de ciudadanos,
consumidores e inversores respecto al crecimiento económi­co, la cohesión social
y la protección del medio ambiente (CE, 2001; Eberhard-Harribey, 2006). Es claro
entonces que las dimensiones propuestas por Carroll no muestran explícitamente
este triple enfoque del DS, ya que normalmente su estudio se ha basado en las
definiciones y opiniones dadas solamente por los directivos (Swaen, Chumpitaz,
Bigné & Andreu, 2003) y en la práctica, no es sabido a ciencia cierta, hasta qué
20 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

punto dichas dimensiones reflejan de una manera apropiada las percepciones de


todos los stakeholders, principalmente la de los consumidores o clientes (Maignan,
2001; Maignan & Ferrell, 2003). Esto hace que se creen dudas en cuanto a la
aplicación práctica y exitosa del trabajo de Carroll en la gestión organizacional
sostenible.

Debido a lo anterior, se hace necesaria la construcción de una definición de RSE a


partir del enfoque del DS. Dos de las más grandes iniciativas globales en materia
de RSE, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (comentado anteriormente) y la
Guía ISO 26000 sobre Responsabilidad Social, de la Organización Internacional
de Normalización (ISO por sus siglas en inglés), coinciden con esta afirmación.
Igualmente, en el ámbito académi­co, el Institute for Corporate Culture Affairs
(ICCA), de Alemania, y el Center for Creative Leadership, de Estados Unidos, se
unen al mismo consenso sobre RSE y DS. Vale la pena mencionar que el primero
es un organismo alemán con gran reconocimiento académi­co mundial en el tema
de la RSE, por sus importantes publicaciones en la materia; y el segundo es una
institución académica de gran trayectoria internacional en el tema de liderazgo
empresarial para el beneficio de la sociedad y su estrecha relación con el tema
de la RSE. A continuación se hará una explicación más detallada de estos cuatro
organismos y su valioso aporte a la RSE, en relación al DS.

Tal como se ha comentado el Pacto Mundial, es la iniciativa de ciudadanía cor-


porativa más grande del mundo y de otro lado, la Guía ISO 26000, de 2010, fue
elaborada por la membresía más grande y amplia, en términos de representación
de las partes interesadas, que cualquier grupo que se haya conformado para de-
sarrollar un estándar ISO, con 450 expertos participantes, 210 observadores de
99 países miembros y 42 organizaciones vincu­ladas que representaban los prin-
cipales grupos de partes interesadas de industria, gobierno, trabajo, consumi-
dores, organizaciones no gubernamentales, servicio, apoyo, investigación, entre
otros. La membresía contó además con un equilibrio geográfico y de género de
los participantes bastante importante (ISO, 2010). Para el Pacto Mundial (Global
Compact, 2013), la RSE debe entenderse como el camino hacia la sostenibilidad
corporativa (Corporate sustainability), es decir, la generación de valor en el largo
plazo, en términos financieros, sociales, ambientales y éticos; en otras palabras, la
empresa debe operar siempre de una manera socialmente responsable para cons-
truir confianza, capital social y al mismo tiempo promover y contribuir al DS y a
la ciudadanía corporativa. Por otra parte, de acuerdo con la Guía ISO 26000, las
acciones de RSE y las metas globales de las empresas deben ser consistentes con
los intereses de la sociedad y con el DS; las organizaciones alrededor del mundo y
sus stakeholders, son cada vez más conscientes de la necesidad y de los beneficios
de un comportamiento socialmente responsable, y por esto el objetivo de la RSE
es contribuir al DS (ISO, 2010).
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 21

Por otro lado, El ICCA ha dejado plasmado, en sus dos trabajos más importantes,
The ICCA Handbook on Corporate Social Responsibility-CSR (2006), editado por
Hennigfeld, Pohl & Tolhurst; y The A to Z of Corporate Social Responsibility-
CSR (2007, 2010), editados por Visser, Matten, Pohl & Tolhurst, que la RSE
es la forma de hacer negocio éticamente con el fin de lograr el DS, no sólo en
términos económi­cos sino en las esferas sociales y medioambientales. En el
mundo académi­co internacional, estas dos publicaciones son muy prestigiosas
y reconocidas, ya que incluyen artícu­los de más de 100 expertos en RSE de todo
el mundo. Concretamente, The ICCA Handbook on CSR ha sido la primera base
global de las prácticas de RSE en las empresas más importantes del mundo y The A
to Z of CSR ha sido el primer diccionario académi­co de la RSE (Visser et al., 2007).

Por último, el Center for Creative Leadership, mediante D’amato, Henderson, y


Florence (2009) realizó uno de los trabajos más interesantes y rigurosos del mundo
académi­co, en materia de RSE, Corporate social responsibility and sustainable
businessss, a guide to leadership tasks and functions, en el cual se lleva a cabo una
extensa revisión de literatura académica y profesional/empresarial sobre RSE y
liderazgo, encontrando 211 documentos en 10 años (2000-2009), que versan sobre
los siguientes tópicos: enfoques para la promoción y aplicación de la RSE; RSE
como modelo de negocio versus desarrollo; RSE, identidad corporativa y ética;
RSE y rendición de cuentas; compromisos con los stakeholders o asociación; líder,
capacidades de liderazgo y competencias para la RSE; y desafíos y limi­taciones de
la RSE. En este trabajo ha quedado en evidencia, entre otras temáticas, la relación
estrecha entre las prácticas de RSE y el DS.

Siguiendo con la academia, Atehortúa (2008) hace una explicación detallada


al concluir que la RSE se mueve fundamentalmente en las dimensiones de lo
ambiental, lo económi­co y lo social:
En lo ambiental, a través de la promoción interna y externa de una cultura de
prevención de la contaminación y uso racional de los recursos naturales. Pu-
tterman se refiere específicamente al uso controlado de materiales, energía,
agua, biodiversidad y a la reducción de las emisiones, efluentes y desperdicios
(Putterman 2006). En lo social, en la ejecución de actividades de promoción
del desarrollo entre las comunidades, respetando su cultura y promoviendo
sus iniciativas. Putterman le incluye la prohibición del trabajo de menores, el
respeto por los derechos de las comunidades indígenas, la aplicación de prác-
ticas de seguridad para con los trabajadores y la formación en la diversidad
(Putterman 2006). En lo económi­co, aportando parte de los beneficios que la
empresa recibe de la sociedad en proyectos productivos que sean de prove-
cho, tanto para los propios empleados como para las comunidades. (Atehor-
túa, 2008, p.131)
22 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Esta concepción sobre RSE se basa en el modelo del DS y autores como Wempe
& Kaptein (2002); Linnanen & Panapanaan (2002); y Panwar, Rinne, Hansen &
Juslin (2006) han fundamentado diversas definiciones de la RSE, de acuerdo a los
planteamientos del DS, las cuales se basan en la triple línea base o la triple cuenta
de resultados (económica, ambiental y social). Los primeros exponen que la RSE
gira en torno a las utilidades (profit), las personas (people) y el planeta (planet);
los segundos explican que la RSE comprende las responsabilidades económicas,
sociales y ambientales; y los últimos concluyen que la RSE está compuesta por
las dimensiones económicas, sociales y medioambientales. De manera general,
esto se puede sintetizar en el esquema de la triple línea de base (triple bottom
line), desarrollado en 1994 por el cofundador de la prestigiosa organización
SustainAbility, John Elkington, quien expone que las empresas pueden crear valor
sostenible en el tiempo y lograr resultados integrales mediante acciones conjuntas
dirigidas desde los ejes ambientales, económi­cos y sociales (Elkington, 2010).

Queda claro, entonces, que el constructo de la RSE debe fundamentarse en


el modelo del DS - y en el marco que soporta la ética, tal como se explicará en
un próximo epígrafe -, no obstante, autores como Lantos (2001) advierten que
el concepto de RSE, propiamente dicho, ha sido considerado difuso, con límites
poco claros y debatible en cuanto a su legitimidad, y además se ha evidenciado
- tal como se comentó en la introducción de la presente obra - que la RSE, en
la práctica, tiene un carácter contextual (Jones, 1980; Van Marrewijk, 2003;
Kakabadse, Rozuel & Lee-Davies, 2005; Boxenbaum, 2006). Por lo tanto, la
idea de alcanzar una definición de RSE que se ajuste a todas las situaciones y
contextos está siendo abandonada (Van Marrewijk & Werre, 2003; Kakabadse
et al., 2005; Lee-Davies, 2005; Boxenbaum, 2006). Se concluye entonces que una
sola definición de RSE aplicada a todos los contextos, entorpecería la operatividad
del concepto, su medición y su implementación (Driver, 2006), por ello, deberían
aceptarse definiciones específicas surgidas desde una variada gama de enfoques
(Ougaard & Nielsen, 2004; Kakabadse et al., 2005) y aplicadas a diferentes campos
de actuación, tanto desde el punto de vista de las diferentes áreas del conocimiento,
como de los diversos sectores de la sociedad, incluido el empresarial.

No obstante, tal como se comentó en un ítem anterior, el constructo de la RSE


debe fundamentarse en unos cimientos sólidos, por tanto:
Tal como lo argumenta Robledo (2004), la regla general ante cualquier situa-
ción económica, social, ambiental, cultural e inclusive política que se pueda
presentar en un entorno geográfico, sea cual sea, es que se debe partir del
supuesto de que las responsabilidades sociales son universales; y así como
los mercados y las finanzas se han globalizado, deben hacerlo también los
elementos básicos que constituyen dichas responsabilidades. (Peña, Guevara
& Fraiz, 2016, p.153)
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 23

En este sentido, cualquier definición específica sobre la RSE debe estar enmar-
cada en:

Los principios e intereses sociales universalmente aceptados, tales como los


derechos humanos, los estándares laborales, el medio ambiente, el desarrollo
sostenible, la justicia, entre otros, de tal manera que la empresa tenga una im-
plicación más directa con el bienestar y el desarrollo de la sociedad, y además
contribuya a la construcción de un mundo más justo y equitativo para todos.
(Peña, Guevara & Fraiz, 2016, p.153)

Teniendo en cuenta lo anterior, corresponde ahora identificar las diferentes


propuestas que han pretendido conceptualizar la RSE, tarea durante la cual se
verifica un gran interés en el tema, hasta el punto de evidenciar que existen cerca
de 225 definiciones e iniciativas tanto del ámbito público, como privado, en
esta materia (García, 2004). Por lo tanto, como un aporte que permi­ta mejorar
la comprensión del tema, han sido seleccionadas las 100 definiciones de RSE
más influyentes a nivel mundial, tomando como base los siguientes trabajos,
recientemente recomendados por Peña, Serra y Ramón (2017a, p.106): “Friedman
(1962); Davis (1967); Manne & Wallich (1972); Carroll (1979, 1983, 1991 y 1999);
Lerner & Fryxell (1988); Wood (1991); Brown & Dacin (1997); Mohr, Webb &
Harris (2001); Correa, Flynn & Amit (2004); García (2004); Durán (2005); Solano
(2006); Yepes, Peña & Sánchez (2007); Alvarado (2008); Pérez (2011); Vives
(2011a); y Kliksberg (2012)”.

Las definiciones fueron divididas en dos grandes grupos; el primero lo conforman


aquellas que han sido propuestas por destacados académi­cos y estudiosos de la
RSE (ver tabla 1), dando lugar a 60 definiciones; el segundo está formado por las
aportaciones que han hecho diferentes stakeholders de la sociedad, concretamente,
organizaciones internacionales, organizaciones empresariales y organizaciones
de la sociedad civil (ver tabla 2), originando 40 definiciones, las cuales fueron
tomadas directamente de sus páginas web y se encuentran relacionadas en las
referencias bibliográficas del presente libro.
24
Tabla 1. 60 definiciones de RSE propuestas por académi­cos

Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones
Obligación del empresario de perseguir esas políticas, tomar esas decisio-
Los 50 1 1953 Bowen nes, o seguir esas líneas de acción que son deseables en términos de los
objetivos y valores de nuestra sociedad.

Decisiones y acciones de los hombres de negocios tomadas por razones


Davis que, al menos parcialmente, están más allá los intereses económi­cos o téc-
nicos de la empresa.
1960 Los hombres de negocios deben supervisar un sistema económi­co que
satisfaga las expectativas del público, empleando los medios de producción
Frederick
de forma tal que la producción y la distribución mejore el bienestar
socioeconómi­co total.

Uso de los recursos de la empresa e implicación en actividades diseñadas


Los 60 6 únicamente para incrementar sus utilidades, siempre que permanezca den-
1962 Friedman
tro de las reglas del juego, es decir, de la competencia abierta y libre, sin
decepción o fraude.

1963 McGuire Ir más allá de los requerimientos legales y económi­cos.

Responsabilidad que surge de la preocupación acerca de las consecuencias


Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

1967 Davis
éticas de que los actos propios puedan afectar a los intereses de otros.

Davis & Blom- Obligación personal de considerar los efectos de las decisiones y actos den-
1968
strom tro de un sistema social global.

Manne
Los 70 11 1972 Acciones voluntarias.
& Wallich
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones
1972 Steiner Actividades económicas, legales y voluntarias.

Consideración de la empresa de, y en respuesta a aspectos que van más allá


1973 Davis de los estrechos requerimientos de la empresa. […] para lograr beneficios
sociales junto con las tradicionales ganancias que la empresa busca.

Eells
1974 Preocupación por el conjunto del sistema social.
& Walton

Objetivos y motivaciones a los que se debería conceder importancia en la


Backman
empresa.
1975 Llevar el comportamiento organizativo a un nivel en el cual sea congruente
Sethi con las normas sociales, los valores y las expectativas de desempeño preva-
lecientes.
Los 70 11
Respuesta de la empresa a problemas distintos de los tradicionales –
Davis
económi­cos, técnicos y legales – de la misma.

Intento de solucionar los problemas sociales causados en parte o totalmen-


1976 Fitch
te por la empresa.

Hay, Gray
Responsabilidad en una serie de ámbitos de interés social.
& Gates

Cumplimiento de las reclamaciones de la sociedad y los consumidores de


1977 Drucker
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial

la empresa.

Conjunto de expectativas económicas, legales, éticas y discrecionales que


1979 Carroll la sociedad tiene sobre las organizaciones en un momento del tiempo de-
terminado.
25
26
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones
Noción de que las corporaciones tienen una obligación, que debe ser vo-
luntariamente adoptada, hacia los grupos constituyentes de una sociedad
1980 Jones
tenedores de acciones, tales como clientes, empleados, proveedores y co-
munidades vecinas, y más allá de la prescrita por la ley y el contrato sindical.
Se trata de introducir, además de los beneficios, otros objetivos, como los
1982 Donaldson
morales, en la estructura corporativa de toma de decisiones.
Obligación de actuar en busca del bien social, incluso si para ello la empresa
Frederick ha de realizar actividades fuera de su ámbito de negocio, que puedan reducir
sus beneficios económi­cos.
1983 Concepto que evidencia que las corporaciones están conectadas en redes de
grupos (o individuos) de interés que pueden afectar el logro de los objetivos
Freeman & Reed
de la organización o que son afectados por el logro de los objetivos de la
misma y deben balancear entre dichos grupos.
Los 80 8
Consiste en domar al dragón, esto es convertir un problema social en una
1984 Drucker oportunidad económica y el beneficio económi­co en capacidad productiva,
en competencia humana, en trabajos bien remunerados y en bienestar.
Preocupación inteligente y objetiva por el bienestar de la sociedad que impi-
de las actividades destructivas de los individuos y organizaciones, indepen-
Andrews
dientemente de su rentabilidad, y que guía a la empresa en la realización de
contribuciones positivas para el desarrollo humano.
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

1987
Es aquella que trata principalmente de lograr que los resultados de las de-
cisiones organizativas referentes a aspectos o problemas específicos, los
Epstein
cuales, por algún estándar normativo, tengan efectos positivos en lugar de
negativos en los stakeholders corporativos pertinentes.
Medida en que los outputs organizativos son consistentes con los valores y
1988 Lerner & Fryxell
las expectativas de la sociedad.
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones
Idea que se centra en que los negocios y la sociedad, más que ser entida-
des distintas se deben unos a otros, por lo tanto, la sociedad tiene ciertas
Wood
expectativas respecto al comportamiento y los resultados apropiados de
1991 las empresas.

Son las responsabilidades económicas, legales, éticas y filantrópicas de las


Carroll
empresas.

Angelidis & Acciones sociales corporativas cuyo propósito es satisfacer las necesidades
1993
Ibrahim sociales.

Los 90 7 Es el reflejo del estatus y las actividades de una compañía respecto a sus
Brown & Dacin
obligaciones sociales percibidas.
1997
Comportamiento voluntario que persigue el bienestar de otros sin una apa-
Murray & Vogel
rente probabilidad de beneficio inmediato para el benefactor.

Es la política y práctica de la implicación social de una corporación sobre


1998 Enderle & Tavis y más allá de sus obligaciones legales en beneficio de la sociedad en su
conjunto.

Maignan, Ferrell Grado en que las empresas asumen sus responsabilidades económicas, le-
1999
& Hult gales, éticas y discrecionales hacia sus stakeholders.

Adopción voluntaria de responsabilidades que van más allá de las respon-


Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial

Boatright
sabilidades meramente económicas y legales de las empresas.
2000 en
27 2000
adelante
Davidson & Grupo de obligaciones que una organización tiene para proteger y promo-
Griffin ver a la sociedad en la cual funciona.
27
28
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones
McWilliams & Acciones que persiguen algún bien social más allá de los intereses de la em-
2000
Siegel presa y de los requerimientos legales.

Obligación de la empresa de usar sus recursos de manera beneficiosa para


Kok et al. la sociedad a través de la participación como miembro comprometido de la
2001 misma y teniendo en cuenta toda su extensión.

Mohr, Webb & Compromiso de una empresa de minimizar o eliminar cualquier efecto ne-
Harris gativo y maximizar su impacto positivo en la sociedad.

Obligación de la organización para actuar en formas que sirven al interés


2002 Schermerhorn
propio y al interés de muchos stakeholders externos.

Conjunto de obligaciones de la empresa para con la sociedad o, más especí-


2000 en Smith ficamente, con los grupos de interés de la empresa (aquellos afectados por
27 las políticas y prácticas corporativas).
adelante

Reconocimiento e integración en la gestión y las operaciones de la orga-


nización de las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de
Valor & de la
respeto a los derechos humanos, que generen políticas, estrategias y proce-
Cuesta
dimientos que satisfagan dichas preocupaciones y configuren sus relacio-
2003 nes con sus interlocu­tores.
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Actividades -voluntarias por definición - que demuestran la inclusión de pre-


ocupaciones sociales y medioambientales en la operación de los negocios y
Van Marrewijk
en su relación con sus stakeholders en función de los niveles de ambición de
sostenibilidad de la empresa.

Watson Distintas formas en las que las empresas intentan integrar sus obligaciones
& MacKay sociales y medioambientales en sus actividades de negocios.
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones

Maignan Obligación de cumplir o mejorar las normas de los grupos de interés, defi-
2004
& Ferrell niendo comportamientos deseables de las empresas.

Asunción por la empresa de su responsabilidad en el triple eje económi­co,


2005 Durán social y medioambiental, la cual se deriva de la actividad que desempeña y
de los productos o servicios que produce o presta.

Expectativa de que las empresas se comporten de una forma que sea bené-
Basil & Weber fica, o al menos no dañina, para un grupo de stakeholders mayor que el de
aquellos impactados directamente por sus productos o servicios.

Forma estratégica y proactiva de hacer negocios en un contexto específico


con una filosofía sinérgica. Lo que significa que cuando las corporaciones
2006 Panwar
definen sus estrategias, deben poner atención a los aspectos económi­cos,
2000 en ambientales y sociales de una forma equilibrada.
27
adelante
Acciones corporativas que satisfacen las necesidades y objetivos de un gru-
Waldman et al. po de interés identificable, o un colectivo social amplio. Acciones que van
más allá de los requerimientos legales.

Filosofía y política que busca el beneficio de la economía, la sociedad y el


Henderson medio ambiente, basado en la idea de que las compañías tienen responsa-
bilidades que van más allá del comercio.
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial

Forma de hacer negocio éticamente, con el fin de lograr el DS, no solo en


2007 Visser et al.
términos económi­cos sino en las esferas sociales y medioambientales.

Cumplimiento de las obligaciones empresariales frente a unos principios


Yepes, Peña &
que la sociedad ha establecido y sigue continuamente estableciendo como
Sánchez
aspectos básicos de convivencia y desarrollo.
29
30
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones

Proceso y conjunto de actividades de marketing, de carácter estratégico y


proactivo, que lleva a cabo una organización empresarial y que incorpora
Alvarado las preocupaciones sociales y medioambientales de sus grupos de interés,
de forma que se minimicen los daños y se maximicen los impactos benefi-
ciosos de la empresa sobre la sociedad en el largo plazo.

2008
Bohdanowicz & Actitud que adopta la empresa hacia sus stakeholders, como trabajadores,
Zientara clientes, la sociedad en general e incluso las futuras generaciones.

Idea que las empresas utilizan para reconocer la responsabilidad de partici-


Tepelus
par en forma positiva con sus interlocu­tores y la sociedad en general.

2000 en Es ante todo un concepto ético que se fundamenta en que las compañías
27 Argandoña &
adelante son responsables de sus decisiones y de los resultados que producen esas
Hoivik
decisiones.
2009
Adoptar una visión a largo plazo de la maximización del beneficio empresa-
Calveras &
rial basada en gran medida en mantener una estrategia de cooperación con
Ganuza
los distintos stakeholders de la empresa.

Es aquella que permite a la empresa generar riqueza al tiempo que dirige


Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

2010 Guédez acciones hacia las dimensiones de los derechos humanos, la sustentabili-
dad y el capital social.

Compromiso firme de la empresa por minimizar o eliminar cualquier efecto


2011 Pérez negativo y maximizar todos los impactos positivos derivados de su activi-
dad en la sociedad.
Número de
Década Año Autor (es) Definición de RSE
definiciones
Conjunto de prácticas empresariales que contribuyen a la sostenibilidad
global. Es la parte de la gestión de la empresa que comprende el conjunto
de prácticas responsables, adaptadas al contexto empresarial y económi­co,
2011 Vives
que respaldan el logro de la sostenibilidad financiera, social y ambiental de
la empresa, para cuya evaluación se usan Criterios ASG (Ambientales, Socia-
2000 en
27 les y de Gobierno Corporativo - ESG por sus siglas en inglés).
adelante
Es por lo menos lo siguiente: Políticas de personal que respeten sus dere-
chos y favorezcan su desarrollo, transparencia y buen gobierno corporativo,
2012 Kliksberg
juego limpio con el consumidor, protección del medio ambiente, integra-
ción a los grandes temas sociales y no practicar un doble código de ética.

Fuente: elaboración propia a partir de Friedman (1962); Davis (1967); Manne & Wallich (1972); Carroll (1979, 1983, 1991, 1999); Lerner & Fryxell (1988); Wood (1991); Brown & Dacin (1997); Mohr, Webb &
Harris (2001); Correa, Flynn & Amit (2004); García (2004); Durán (2005); Solano (2006); Yepes, Peña & Sánchez (2007); Alvarado (2008); Pérez (2011); Vives (2011a); Kliksberg (2012).
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial
31
32
Tabla 2. 40 definiciones de RSE propuestas por organizaciones
internacionales, empresariales y de la sociedad civil

Organización País Definición de RSE

Acción Empresas por Visión de negocios necesaria para la sostenibilidad y competitividad de las empresas, que les permite
un Desarrollo Soste- Chile integrar armónicamente el desarrollo económi­co con el respeto por los valores éticos, las personas, la
nible comunidad y el medio ambiente, en toda su cadena de valor.

Alianza por la Res- Compromiso consciente y congruente de cumplir integralmente con la finalidad de la empresa, conside-
ponsabilidad Social rando y respondiendo las expectativas económicas, sociales, humanas y ambientales, tanto en lo interno,
México
Empresarial en México como en lo externo de todos sus grupos relacionados demostrando el respeto por las personas, las comu-
(ALIARSE) nidades, los valores éticos y el medio ambiente.

Asociación de Contabi- Compromiso voluntario de las empresas con el desarrollo de la sociedad y la preservación del medio
lidad y Administración España ambiente, desde su composición social y un comportamiento responsable hacia las personas y grupos
de Empresas (AECA) sociales con quienes se interactúa.

Asociación Española Conjunto de obligaciones y compromisos legales y éticos, nacionales e internacionales con los grupos
de Normalización y España de interés, que se derivan de los impactos que la existencia, actividad y operación de las organizaciones
Certificación (AENOR) producen en el ámbito social, laboral, medioambiental y de los derechos humanos.

Respuesta que la empresa debe dar a las expectativas en los sectores con los cuales ella tiene relación, en
Asociación Nacional
Colombia materia de desarrollo integral de sus trabajadores y en el aporte a la comunidad que le permitió crecer y
de Empresarios (ANDI)
desarrollarse.
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Visión sobre la empresa que concibe el respeto a los valores éticos, a las personas, a las comunidades y al
Banco Interamericano Estados
medio ambiente como una estrategia integral que incrementa el valor añadido y, por lo tanto, mejora la
de Desarrollo (BID) Unidos
situación competitiva de la empresa.
Organización País Definición de RSE

Compromiso de las empresas para comportarse éticamente y para contribuir al desarrollo económi­co
Estados
Banco Mundial (BM) sustentable trabajando con todos los stakeholders relevantes para mejorar sus vidas en maneras que sean
Unidos
buenas para la empresa, la agenda del desarrollo sustentable y la sociedad en general.

Business for Social Estados Administración de un negocio de forma que cumpla o sobrepase las expectativas éticas, legales, comer-
Responsibility (BSR) Unidos ciales y públicas que tiene la sociedad frente a una empresa.

Compromiso de una empresa con la sociedad y la aceptación de su rol en ella, lo cual incluye el pleno
Business in the Commu- Reino
cumplimiento de la ley y acciones adicionales para asegurar que la empresa no opera a sabiendas en
nity (BITC) Unido
detrimento de la sociedad.

Se refiere, por una parte, a que las organizaciones empresariales asuman la responsabilidad de los impac-
Center for Creative Estados
tos de sus operaciones en las sociedades y el entorno natural, y por la otra, a que se comprometan con la
Leadership Unidos
aplicación de los principios de sostenibilidad a las formas en las que realizan sus negocios.

Centro Colombiano
Capacidad de respuesta que tiene una empresa o una entidad, frente a sus efectos e implicaciones de sus
de Responsabilidad Colombia
acciones sobre los diferentes grupos con que se relaciona.
Empresarial (CCRE)

Centro Internacional
de Responsabilidad Conjunto de planteamientos o decisiones respecto a contribuir al desarrollo integral o bienestar de deter-
Colombia
Social & Sostenibilidad minadas personas o grupos sociales.
RS

Visión de negocios que integra el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medioam-
Centro Mexicano para
México biente con la gestión misma de la empresa, independientemente de los productos o servicios que esta
la Filantropía (CEMEFI)
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial

ofrece, del sector al que pertenece, de su tamaño o nacionalidad.

Exigencias ético-sociales y medioambientales inherentes a su actividad que la empresa descubre en su


Club de Excelencia en
España relación con el resto de participantes en la cadena de valor y que incluye, en sus valores corporativos,
Sostenibilidad
estrategias y operaciones.
33
34
Organización País Definición de RSE

Comisión Económica
para América Latina
Forma de hacer negocios que toma en cuenta los efectos sociales, ambientales y económi­cos de la acción
y el Caribe (CEPAL) -
Chile empresarial, integrando en ella el respeto por los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio
División de Desarrollo
ambiente.
Sostenible y Asenta-
mientos Humanos

Es la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad. Es la Integración de las preocupacio-


nes sociales, medioambientales y éticas, el respeto de los derechos humanos y las preocupaciones de los
Comisión Europea Bélgica consumidores en sus operaciones empresariales y su estrategia básica, a fin de maximizar la creación de
valor compartido para sus propietarios/accionistas y para las demás partes interesadas y la sociedad en
sentido amplio; e identificar, prevenir y atenuar sus posibles consecuencias adversas.

Consorcio Ecuatoriano Instrumento de la gestión empresarial con una visión alternativa de negocios de la empresa, que consi-
para la Responsabili- Ecuador dera el aspecto económi­co, el social y el ambiental, así como la relación que la empresa establece con sus
dad Social (CERES) grupos de interés.

Desarrollo de la Res-
ponsabilidad Social Uruguay Responsabilidad de las empresas por sus impactos positivos y negativos en la sociedad.
Empresarial (DERES)

Escuela de Responsa- Herramienta generadora de valor y competitividad para las empresas. Es un vehícu­lo para la construcción
bilidad Social Empresa- Colombia de relaciones de confianza entre el sector empresarial, la sociedad civil y el Estado, bases fundamentales
rial (ERSE) para el desarrollo humano y el establecimiento de sociedades prósperas y equitativas.
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

European Foundation Principios que las organizaciones reconocen y reflejan en sus acciones. Esto incluye el respeto a los dere-
for Quality Manage- Bélgica chos humanos, el trato justo a trabajadores, clientes y proveedores, el ser un buen ciudadano corporativo
ment (EFQM) en las comunidades donde operan y conservar el medio natural.

Asunción voluntaria por parte de las empresas de responsabilidades derivadas de los efectos de su acti-
Forética España vidad sobre el mercado y la sociedad, así como sobre el medio ambiente y las condiciones de desarrollo
humano.
Organización País Definición de RSE
Es, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria en su
gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales,
Foro de Expertos en RSE España medio ambientales y de respeto a los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparen-
tes con sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y los impactos que se derivan
de sus acciones.
Forum Empresa - Red de Nueva forma de hacer negocios, en la cual las compañías manejan sus operaciones de manera más respon-
Panamá
RSE de las Américas sable y sustentable con respecto a la economía, la sociedad y el medioambiente.
Fundación Ecología y
España Es la necesaria contribución de las empresas al objetivo de alcanzar un desarrollo sostenible.
Desarrollo (ECODES)
Forma de hacer negocios competitivos, permitiéndole a las empresas incorporar políticas y prácticas en
Fundación Empresarial
beneficio de los accionistas, los colaboradores, la comunidad, el medio ambiente y su cadena de valor, a
para la Acción Social El Salvador
través de la adopción de medidas alineadas a su estrategia de negocios, contribuyendo así al desarrollo
(FUNDEMAS)
sostenible.
Fundación ÉTNOR para Respuesta a las expectativas que la sociedad tiene depositadas en la empresa y que permiten legitimarla, la
la Ética de los Negocios y España cual se logra cuando la organización asume los valores y pautas de comportamiento que la propia sociedad
las Organizaciones le marca.
Fundación para el
Significa hacer lo correcto y para ello las compañías deben ir más allá para analizar cómo sus acciones im-
Desarrollo Sostenible de Costa Rica
pactan a la amplia variedad de stakeholders.
Latinoamérica (FUNDES)
Global Compact / Pacto
Estados Es el camino hacia la sostenibilidad corporativa, es decir la generación de valor en el largo plazo en términos
Mundial de Naciones
Unidos financieros, sociales, ambientales y éticos.
Unidas
Instituto Argentino de Es la capacidad de una empresa de escuchar, atender, comprender y satisfacer las expectativas legítimas
Argentina
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial

RSE (IARSE) de los diferentes actores que contribuyen a su desarrollo.


Compromiso voluntario que las organizaciones asumen frente a las expectativas concertadas que en ma-
Instituto Colombiano
teria de desarrollo humano integral se generan en los stakeholders y que, partiendo del cumplimiento de
de Normas Técnicas y Colombia
las disposiciones legales, le permite a las organizaciones asegurar el crecimiento económi­co, el desarrollo
Certificación (ICONTEC)
social y el equilibrio ecológico.
35
36
Organización País Definición de RSE

Es la forma de gestión que se define por la relación ética y transparente de la empresa con todos los públi-
Instituto ETHOS de
cos con los cuales se relaciona y por el establecimiento de metas empresariales compatibles con el desa-
Empresa y Responsabi- Brasil
rrollo sostenible de la sociedad, al preservar recursos ambientales y culturales para generaciones futuras, y
lidad Social
al respetar la diversidad y promover la reducción de las desigualdades sociales.
Prácticas y políticas que establecen la adopción por parte de la empresa, de principios y valores que guían
Integración Centroa- su conducta de negocios en los ámbitos laboral, comercial, medioambiental y gubernamental. La base
mericana por la RSE Nicaragua para llevar a cabo esta estrategia es que las organizaciones se comprometen a cumplir con códigos de
(INTEGRARSE) ética que establecen marcos de desempeño y que se someten al escrutinio permanente por parte de la
sociedad civil.
Responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones ocasionan en la sociedad y el
International Organiza- medio ambiente, mediante un comportamiento transparente que contribuya al DS, incluyendo la salud y
tion for Standardization Suiza el bienestar de la sociedad, tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas, cumpla con
(ISO) la legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de comportamiento, esté integrada
en toda la organización y se lleve la práctica en sus relaciones.
MHC International Ltd Es un proceso para alcanzar el DS en las sociedades. Esta definición fue propuesta por el reconocido Doctor
Suiza
(MHCi) en Economía Michael Hopkins, fundador y responsable de MHCi.
Observatorio de la
Forma de dirigir las empresas basado en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus
Responsabilidad Social España
clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general.
Corporativa (RSC)
Observatorio de la Es aquella que propone una idea de la empresa como una institución con unas responsabilidades que van
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Responsabilidad Social España mucho más allá de sus funciones estrictamente económicas y de creación de riqueza y de las obligaciones
Empresarial (RSE) legítimas que tiene hacia sus propietarios y accionistas.

Es la manera en que las empresas toman en consideración las repercusiones que tienen sus actividades
sobre la sociedad y en la que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios mé-
Organización Interna-
Suiza todos y procesos internos como en su relación con los demás actores; de igual manera, es una iniciativa de
cional del Trabajo (OIT)
carácter voluntario y que solo depende de la empresa, y se refiere a actividades que se considera rebasan
el mero cumplimiento de la ley.
Organización País Definición de RSE

Prince of Wales Business


Reino Conjunto de prácticas empresariales abiertas y transparentes basadas en valores éticos y en el respeto
Leadership Forum
Unido hacia los empleados, las comunidades y el ambiente.
(PWBLF)

Se refiera a como las empresas gestionan los procesos organizacionales para producir un impacto global
Reino
The Business Respect positivo en la sociedad. Esta definición fue propuesta por el reconocido experto internacional en el tema,
Unido
Mallen Baker, responsable de The Business Respect.

World Business Council Compromiso que asume una empresa para contribuir al desarrollo económi­co sostenible por medio de
for Sustainable Develo- Suiza colaboración con sus empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en pleno, con el obje­to de
pment (WBCSD) mejorar la calidad de vida.

Fuente: elaboración propia a partir de las páginas web de las organizaciones referenciadas.
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial
37
38 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Teniendo en cuenta lo anterior y con el objetivo de aportar al tema del estudio,


corresponde ahora establecer una definición propia sobre la RSE, la cual será
utilizada a lo largo de la presente obra.

1.3.  Aporte al constructo de la RSE. Una propuesta de


definición
Después de analizar profundamente la amplia variedad de conceptos sobre RSE
presentados desde las diferentes perspectivas de los stakeholders de la sociedad,
y con base en las extensas reflexiones previas y análisis sobre el tema, se diserta
a continuación, como aporte al constructo de la RSE, sobre la definición que se
propondrá y adoptará para el presente libro, cuyas características se centrarán en
la rigurosidad académica del concepto y en la aplicación práctica del mismo en la
sociedad. La conclusión final sobre este análisis concuerda con la argumentación
de Carrigan & Attalla (2001); Vassilikopoulou, Siomkos & Mylonakis (2005); y
Whitehouse (2006), en el sentido de que no existe una definición unánime de
RSE; no obstante, también es cierto que muchas de las propuestas coinciden,
al relacionar a la RSE con la ética y la sostenibilidad de los negocios y con el
compromiso empresarial de los mismos con los intereses y preocupaciones de sus
stakeholders (Panapanaan Linnanen, Karvonen & Phan, 2003).

Bajo este panorama, la RSE, en primer lugar, es un concepto ético (Argandoña


& Hoivik, 2009) cuyas repercusiones, desde el punto de vista práctico, deben ser
analizadas holísticamente en los ámbitos sociales, ambientales y económi­cos de
la sociedad. Ya se ha comentado anteriormente que, en un sentido amplio, la RSE
conduce a la sostenibilidad y bajo este mismo enfoque, la ética es el fundamento
que justifica a la misma:
[…] la ética es la clave por la cual las controversias y los conflictos entre las
racionalidades de la sostenibilidad - derechos económi­cos, ámbitos sociales y
ambientales - pueden y deben ser resueltos. […] sin la “racionalidad ética” el
concepto de sostenibilidad es no sostenible en sí mismo. […] tampoco esta-
mos diciendo que la “racionalidad ética” sea totalmente suficiente para resol-
ver todos los problemas del movimiento de la sostenibilidad, pero sí que es el
elemento esencial para su comprensión.

[…] Defendemos aquí que si no somos capaces de reconocer el esencial fun-


damento ético de la sostenibilidad, o si lo damos por sentado sin hacerlo ex-
plícito, esta puede perder fácilmente su camino y, al final, no ser justificable.
Decir esto podrá parecer poco original pero el objetivo de este trabajo ha sido
precisamente volver al origen, repensar el concepto, y caer en la cuenta de
que sin referente ético la “racionalidad” de lo sostenible, la lógica de la sos-
tenibilidad, sería una sostenibilidad deshumanizada. Y al contrario, cuando
la sostenibilidad presenta como criterio central y conciliador el criterio ético,
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 39

será más fácil el logro del diálogo entre el resto de racionalidades (ecológica,
social y económica). (Bañón, Guillén, Hoffman & Mcnult, 2011, pp.86-87)

Es evidente entonces que esa concepción ética:

Es el nudo del paradigma de la RSE y es lo que permitirá la implementación


de acciones de RSE, no como simple imagen social que en momentos de crisis
se recortan, sino para la implementación de un modelo de gestión organiza-
cional que permi­ta a la organización desarrollar su negocio de una manera
responsable. (Peña & Serra, 2012, p.1464)

Dicha aplicación práctica debe fundamentarse, principalmente, en el enfoque del


DS, y para ir desenredando ese nudo paradigmático de la RSE se debe pensar
que el concepto de la RSE se basa en la ética, y su práctica, en la aplicación de
los valores éticos. La ética se entiende como “la disciplina filosófica que investiga
y educa sobre los procesos de toma de decisiones de hacer lo correcto, en el
momento correcto, en el lugar correcto y con los medios correctos para obtener
los resultados correctos” (Abreu & Badii, 2007, p.67). Por su parte:

Los valores éticos son estados de conciencia que se van desarrollando progre-
sivamente con el aprendizaje en el individuo o en la organización, constitu-
yéndose en la percepción interna de las personas para la toma de decisiones
y el comportamiento de forma ético. (Abreu & Badii, 2007, p.67)

La Fundación Ética de los Negocios y las Organizaciones – ÉTNOR y el Centro


Europeo de Empresas Innovadoras – CEEI, introducen el argumento ético de una
manera muy elocuente:

El sustento de la responsabilidad social de la empresa está en la concepción


de la empresa como una organización que responde a criterios éticos de com-
portamiento. Las empresas son organizaciones que tienen una actividad, una
meta a desarrollar, y para llevar adelante dicha actividad llevan a cabo diferen-
tes actuaciones en el día a día. Las empresas van adquiriendo unos hábitos,
un modo de hacer las cosas, partiendo de su libertad para actuar y para tomar
sus decisiones. Esta forma de hacer las cosas, este “carácter” de las empresas,
es precisamente lo que intenta orientar la ética empresarial, ayudando a que
se vaya configurando una cultura empresarial que responda a las exigencias
de los diferentes grupos de interés que rodean a la empresa. […] Parece evi-
dente, por tanto, que el planteamiento ético de la empresa deviene en una
ética de la responsabilidad frente a los diferentes grupos de interés o stakehol-
ders (clientes, empleados, proveedores, propietarios o accionistas y sociedad),
ya que la empresa en su quehacer diario actúa y toma decisiones que afectan
a los intereses legítimos de estos y, por tanto, estos han de ser incorporados a
la gestión de la empresa y correspondidos de forma satisfactoria. (Fundación
Ética de los Negocios y las Organizaciones – ÉTNOR & Centro Europeo de Em-
presas Innovadoras – CEEI, 2004, p.4)
40 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

De esto precisamente se trata la RSE. Ahora bien, una justificación adicional que
refuerza el concepto ético de la RSE, se evidencia cuando se lleva la propia RSE
al plano de la realidad económica actual, concretamente, cuando se analizan
las responsabilidades que han tenido algunas conductas empresariales en una
de las peores crisis económicas - financieras que ha vivido la humanidad en
toda su historia, la crisis del 2008, en la que aún muchas economías del mundo
(desarrolladas y en vía de desarrollo) se encuentran inmersas. De acuerdo con
Kliksberg (2011):

La investigación del congreso de Estados Unidos sobre las causas de la crisis


de 2008 llegó a la conclusión de que los vacíos éticos de los altos ejecutivos
financieros y de la cultura corporativa fueron una causal central; se dictaminó
que influyeron la codicia, la estupidez y la soberbia. (p.3)

Por otro lado, se ha dejado en evidencia que los banqueros, especu­ladores y


prestamistas que causaron con sus acciones la crisis financiera internacional de
2008 “pudieron actuar como lo hicieron, aparentemente sin vergüenza ni culpa,
porque sus normas de identidad moral eran muy bajas y porque sus colegas no
criticaron en el momento oportuno esa conducta” (Stets & Carter, 2012, citado en
Peña & Serra, 2013, p.110). Adicionalmente, Peña & Serra recuerdan que:
Alwyn y Kiyoteru (2012) realizan un análisis de los compromisos y posteriores
acciones llevadas a cabo por grandes corporaciones en temas de sostenibili-
dad, tomando como referencia el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y el
Global Reporting Initiative (GRI), concluyendo que existen grandes compromi-
sos discursivos por parte de las empresas, pero sin acción posterior, dejando en
evidencia una hipocresía organizada debido a falta de voluntad. (2013, p.110)

Ahora bien, es importante hacer referencia a la idea sobre la ética empresarial/


profesional que propone el premio nobel de economía de 1997, Doctor Amartya
Sen. En el trabajo de Kliskberg (2011) se encuentra el siguiente desarrollo sobre
sus argumentos:
El Premio Nobel de Economía Amartya Sen (1997) dice: “Los valores éticos de
los empresarios y profesionales de una sociedad son parte fundamental de
los activos productivos de esa sociedad”. Afirma que si sus valores éticos son
constructivos - pro desarrollo nacional, pro crecimiento compartido, pro justi-
cia social, pro progreso tecnológico, pro reglas limpias de juego, pro transpa-
rencia en el manejo de la gestión pública y de la gestión privada - son activos.
Si, en cambio, son enriquecimiento inmediato, prácticas corruptas, no invertir
en el país, son “pasivos productivos”.
La comunidad económica ortodoxa tuvo que rendirse frente a este argumen-
to, porque en los últimos tiempos una serie de situaciones económicas muy
difíciles para el planeta, se dirimieron en términos de los valores éticos predo-
minantes en los líderes empresariales.
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 41

[…] La economía ortodoxa que practica un reduccionismo que sólo ve las va-
riables económicas clásicas, se cerró a su presencia, desconectándose de la
realidad. (p.3)

A manera de conclusión, vale la pena acudir a una referencia histórica acotada en


el mismo texto de Kliksberg (2011):
Ya mucho antes Keynes veía a la economía no como una ciencia natural, sino
como una ciencia moral. Decía que “el amor al dinero” no puede ser un fin indi-
vidual ni colectivo, que el objetivo “es una vida buena”, y que “hacer el mundo
éticamente mejor debe ser el objetivo de la economía”. (p.3)

La RSE debe partir, entonces, de la buena conducta de cada empresario, basada


inequívocamente en su ética (moral individual o el yo moral). Sin duda alguna,
hoy en día, es una necesidad, un clamor y una exigencia de todos los stakeholders
de la sociedad, el que la actuación empresarial se base en la ética de sus dirigentes,
y “más cuando el costo de las prácticas irresponsables de un grupo de empresarios
del sector financiero, ha tocado las vidas de muchos inocentes que han perdido
sus ahorros para la jubilación, sus casas y sus empleo, causando de manera general
tanto daño a la economía” (Stets & Carter, 2012, citado en Peña & Serra, 2013,
p.110).

Adicionalmente, desde el punto de vista práctico de la evolución de la RSE,


la definición que se adaptará para la presente obra, tal como se comentó
anteriormente, debe estar enmarcada en el cumplimiento de ciertos principios,
sean estos:
Los principios e intereses sociales universalmente aceptados, tales como los
derechos humanos, los estándares laborales, el medio ambiente, el desarrollo
sostenible, la justicia, entre otros, de tal manera que la empresa tenga una
implicación más directa con el bienestar y el desarrollo de la sociedad. (Peña,
Guevara & Fraiz, 2016a, p.153)

Ya en una sesión anterior se argumentó que el constructo de la RSE debe


fundamentarse en el modelo del DS, y en líneas anteriores se ha evidenciado
la importancia de la ética como base fundamental de la RSE; partiendo de esto,
como aporte importante al tema del estudio, merece la pena decir que la RSE
tendrá mejores resultados prácticos, si su fundamento principal es la ética y su
visión integral (corto, mediano y largo plazo) es el DS.

Como ejemplo práctico de actuaciones empresariales de RSE dentro del marco


de la ética y el DS, se puede citar a Günter Pauli, un economista, investigador y
empresario nacido en Bélgica, de gran reconocimiento mundial por su propuesta
The blue economy, que configura un modelo alternativo económi­co mundial,
quien argumenta que “nunca llegaremos a ser una sociedad sostenible haciendo lo
menos malo y en el terreno de la ética tenemos que pasar del mal menor al mejor
42 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

bien posible” (Pauli, citado en Fraile, 2010, p.16). Pauli, considerado además un
emprendedor sistémi­co, desarrolla más su postura sobre la ética.

En el terreno de la ética tenemos que pasar “del mal menor al mejor bien po-
sible”. Siguiendo esta reflexión decidió vender sus acciones e ir un paso más
allá: multiplicar el empleo sin dañar la naturaleza.
Para llegar a esta conclusión fue decisivo otro encuentro importante en su
vida, en este caso con Elie Wiesel, el Premio Nobel de la Paz que sobrevivió
al holocausto nazi. Él le mostró que ni lo empresarial ni lo sistémi­co valen la
pena si no hay ética. Es decir, alcanzar el equilibrio entre poder, dinero y ética.
Si tú eres un emprendedor exitoso, vas a adquirir poder y dinero, pero ¿dónde
está la ética? Para Pauli “la ética empresarial consiste en generar un capital
social. El emprendedor no puede tener como objetivo únicamente la acumu­
lación de dinero que luego mete en cuentas bancarias para que generen más
dinero de lo que ha generado como emprendedor con sus innovaciones”.
(Fraile, 2010, pp.16-17)

Por su parte, Günter Pauli, desde el punto de vista del DS, propone aplicar la
manera de funcionar de los ecosistemas al mundo de los negocios, lo cual haría
que las empresas iniciaran el verdadero camino hacia la sostenibilidad, siendo a
la vez más competitivas.
Finalmente, teniendo en cuenta los conceptos de la ética y el DS, es interesante
mostrar cómo Pauli los integra en las actuaciones empresariales. En concreto,
hace una apuesta por la aplicación de la sabiduría de los ecosistemas (cuyo
funcionamiento natural los hace sostenibles) al mundo empresarial, explicando
detalladamente cómo la naturaleza también actúa bajo principios totalmente éticos.
La naturaleza también ha sido una escuela de ética para Pauli. Para ilustrar
esta afirmación nos habla de una planta muy especial que crece en el desier-
to de Namibia, la Welwitschia Mirabilis, que es capaz de captar el rocío cada
mañana antes de que se evapore y que generosamente se deja comer por
los ratones porque es la única fuente de agua y de minerales. Se deja devorar
para dar vida a otros, pero gracias a este proceso se convierte en la planta más
vieja de la tierra, pudiendo alcanzar los 2.000 años. “La moralidad y la ética
que tiene esta planta es tan espectacu­lar que nosotros como seres humanos
deberíamos inspirarnos en ella”, afirma Pauli. (Fraile, 2010, p.17)

Sin duda alguna, la RSE, bajo las actuaciones de la ética y el DS, debería ser
el camino a seguir por las empresas, debido a que lograrían hacer una mayor
y sobre todo una mejor contribución a la construcción de una sociedad mejor.
En este sentido, a partir de todas las consideraciones previas, en adición a las
100 definiciones de RSE descritas en el numeral anterior, complementadas con
los trabajos de Peña (2015, 2016), Peña, Serra & Muñoz (2017) y Peña, Serra
& Ramón (2017a), se propone la siguiente definición de RSE adaptada para el
presente trabajo:
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 43

La RSE es la forma correcta de gestionar las organizaciones, y tiene como fin


aportar y contribuir al bienestar y a la mejora de la calidad de vida de las personas
que integran la sociedad, dentro de un marco de desarrollo económi­co, social y
ambiental sostenible, que vele por el equilibrio entre rentabilidad empresarial –
medio natural – sociedad, y que promueva integralmente, en toda la cadena de
valor, el respeto de los derechos humanos. Lo anterior se materializa cuando los
principios y valores éticos que sustentan la responsabilidad social se integran al
gobierno, a la estrategia, a los procesos y a los sistemas de la empresa. Así mismo,
se hace eficaz cuando hay una creación de valor compartido entre la empresa
y la sociedad, en un sentido amplio (crear valor compartido) o como mínimo,
cuando la empresa, en la medida de sus posibilidades, comparte con la sociedad
el valor creado (compartir el valor creado). Por último, se debe tener en cuenta
que, en cualquiera de los dos casos, la eficacia del resultado de la implementación
o materialización de la RSE será mayor cuando sus acciones contribuyan, de una
mejor manera, a la reducción de la pobreza y al desarrollo humano y sostenible
de la sociedad.

En esta definición se pueden identificar siete características fundamentales. La


primera es su naturaleza teórico-práctica, ya que, al tiempo que encierra el marco
filosófico-teórico de la RSE, describe la manera en que esta se lleva a la realidad
empresarial, incluyendo una vincu­lación directa con la eficacia en cuanto a sus
resultados.

La segunda característica que se evidencia en la definición propuesta es que tiene


carácter universal al estar enmarcada en el cumplimiento de los principios e
intereses sociales universalmente aceptados, y que además es aplicable a cualquier
tipo de organización empresarial, sin importar el sector económi­co (primario,
secundario o terciario), el tipo de actividad (industrial, comercial o de servicios),
el tamaño (micro, pequeñas, medianas o grandes empresas) el origen de su capital
(público o privado), el obje­to de su misión (lucrativo o no lucrativo), el área de
actuación (local, nacional o internacional) e inclusive el nivel de desarrollo del
país en donde se encuentra instalada la empresa.

La tercera característica a observar en esta definición es que presenta a la RSE


como el ADN de la gestión estratégica empresarial, basándose en la buena
actuación de las personas que conforman la organización; esto, en el sentido de
hacer lo correcto en su relación con todos los stakeholders de la sociedad.

En cuarto lugar, otra característica a denotar es que la definición es perfectamente


integrable y compatible con la base conceptual que soporta los sistemas de gestión
empresarial más importantes y de mayor impacto a nivel mundial, que son
también los que comúnmente utilizan las organizaciones.
44 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Una quinta característica que la identifica es que evidencia a la RSE como fuente
de ventaja competitiva en un marco de sostenibilidad, al establecer que el fin
último de la misma es la generación de valor compartido empresa-sociedad, en
un sentido amplio, o en la medida de las posibilidades empresariales, compartir el
valor creado con la sociedad, al tiempo que busca minimizar en el largo plazo los
impactos negativos y maximizar los positivos sobre su entorno, en el marco del
cumplimiento de los principios del DS.

La sexta característica atribuible a la definición previa se refiere a su dinamismo al


tener en cuenta los cambios económi­cos, ambientales y sociales de la humanidad,
buscando como fin último el DS de la misma.

En séptimo lugar, la última característica que evidencia la definición es la fácil


comprensión que ofrece para que la RSE sea entendida por todos los stakeholders
de la sociedad, lo que la convierte en una motivación y una herramienta
de sensibilización concreta para su aplicación práctica por parte de los/as
empresarios/as.

A partir de la definición propuesta y de sus características, es importante recordar


que la RSE no ha sido, no es y no será para nada estática, por el contrario puede
ir cambiando con el tiempo; y tal como se ha comentado a lo largo de la presente
obra, diversos autores como Welford, Man & Chan (2007) citados en Guédez
(2010), argumentan que “la forma de entender y aplicar la RSE varía de localidad
a localidad, de industria a industria y a través del tiempo” (Peña, Serra & Muñoz,
2017, p.153), por lo tanto, el concepto debe ser adaptado al contexto y prácticas
específicas de cada sector y subsector económi­co dado. El éxito de su aplicación
dependerá del sector específico y de las condiciones ambientales a las que se
enfrente la empresa en un momento determinado del tiempo.

Con base en lo anterior y teniendo en cuenta el marco conceptual en el que se


soportan la ética y el DS, más las siete características básicas de la definición
propuesta para la RSE, se procurará realizar ahora una adaptación conceptual
de la misma, al campo de estudio principal del presente libro, el turismo, no sin
antes tomar en consideración las diferentes apreciaciones que, sobre el desarrollo
turístico, expone el máximo organismo mundial en la materia: la OMT.

Este organismo no es ajeno a los conceptos de ética y DS, hasta el punto de subrayar
la necesidad de promover un turismo responsable y sostenible que beneficie a
todos los sectores de la sociedad (ONU, 2001). Es así como en la asamblea general
del primero de octubre de 1999, realizada en Santiago de Chile, la OMT proclama
los principios del Código Ético Mundial para el Turismo (OMT, 1999), como
marco fundamental de referencia para el turismo responsable y sostenible en todo
el mundo, el cual fue reconocido por la asamblea general de la ONU mediante
Capítulo 1: El conocimiento de la Responsabilidad Social Empresarial 45

resolución A/RSE/56/212 del 21 de diciembre de 2001. Este reconocimiento es


importante y tuvo un impacto práctico en el sentido de alentar a la OMT a llevar
a cabo un seguimiento efectivo del código.

Específicamente para el tema de la RSE, en un trabajo conjunto realizado en 2016


con la Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas, la misma OMT ha
reconocido que es necesario aunar esfuerzos para que la RSE, en el turismo, sea
ejemplar y contribuya a la construcción de un sector más sostenible y a la vez más
competitivo (OMT y Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas, 2016).
Adicionalmente, para que el turismo pueda seguir creciendo de manera sostenible
y aporte mayores beneficios a la sociedad es fundamental que se opere de una
manera ética-responsable y en el marco de los ODS, lo cual solo será posible si
la RSE se entiende desde el paradigma del DS que en conjunto con los principios
establecidos en el Código Ético Mundial para el Turismo, deben ser la base para el
desarrollo del sector. De manera específica, la OMT aplica el paradigma del DS
al promover el turismo sostenible y en concreto una serie de directrices para el
desarrollo sostenible del turismo y prácticas de gestión sostenible, las cuales “son
aplicables a todas las formas de turismo en todos los tipos de destinos, incluidos
el turismo de masas y los diversos segmentos de turismo de nichos” (OMT, 2005,
p.9). En la práctica, el turismo sostenible debe cumplir con ciertas características
relacionadas con los aspectos ambientales, económi­ cos y socioculturales,
expuestas seguidamente.
[…] el turismo sostenible debería:
1)  Dar un uso óptimo a los recursos ambientales que son un elemento
fundamental del desarrollo turístico, manteniendo los procesos ecológicos
esenciales y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad bio-
lógica.
2)  Respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrio-
nas, conservar su patrimonio cultural arquitectónico y vivo y sus valores tradi-
cionales, y contribuir al entendimiento y a la tolerancia intercultural.
3)  Asegurar unas actividades económicas viables a largo plazo, que re-
porten a todos los interesados unos beneficios socioculturales bien dis-
tribuidos, entre los que se cuenten oportunidades de empleo estable y de
obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y
que contribuyan a la reducción de la pobreza. (OMT, 2005, p.9)

En cuanto al Código Ético Mundial para el Turismo, si bien todos los principios
son necesarios para la promoción y el desarrollo de un turismo responsable y
sostenible, se destacan los siguientes artícu­los, por tener una relación más directa
con la RSE: artícu­lo 2, el turismo, instrumento de desarrollo personal y colectivo;
artícu­lo 3, el turismo, factor de DS; artícu­lo 5, el turismo, actividad beneficiosa
para los países y las comunidades de destino; artícu­lo 6, obligaciones de los
46 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

agentes del desarrollo turístico; y el artícu­lo 9, derechos de los trabajadores y de


los empresarios del sector turístico.

Para dar cierre al presente capítulo, a partir de la definición general de RSE plan-
teada en páginas anteriores y teniendo en cuenta las consideraciones previas en
el ámbito del turismo, para el presente estudio se entiende que la RSE en el sec-
tor turístico es la forma correcta de gestionar las organizaciones turísticas y tiene
como fin aportar y contribuir al bienestar y a la mejora de la calidad de vida de
las personas que integran el destino turístico, dentro de un marco de desarrollo
económi­co, social y ambiental sostenible, que vele por el equilibrio rentabilidad
empresarial – medio natural – sociedad anfitriona, y promueva integralmente, en
toda la cadena de valor, el respeto de los derechos humanos. Lo anterior se ma-
terializa cuando los principios y valores éticos que sustentan la responsabilidad
social se integran al gobierno, a la estrategia, a los procesos y a los sistemas de la
empresa turística. Así mismo, se hace eficaz cuando hay una creación de valor
compartido entre la empresa turística y la sociedad anfitriona, en un sentido am-
plio (crear valor compartido) o como mínimo, cuando la empresa turística, en la
medida de sus posibilidades, comparte con la sociedad anfitriona el valor creado
(compartir el valor creado). Por último, se debe tener en cuenta que en cualquiera
de los dos casos, la eficacia del resultado de la implementación o materialización
de la RSE será mayor, cuando sus acciones contribuyan, de mejor manera, a la
reducción de la pobreza y al desarrollo humano y sostenible de la sociedad que
integra el destino turístico.
C APÍTULO 2

L A A P L I C AC I Ó N
DE LA RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL

“La labor más importante del ser humano es buscar la moralidad en sus actos.
Es de lo que depende nuestro equilibrio interno, y nuestra propia existencia. La
moralidad en nuestros actos es lo único que puede conferir belleza y dignidad a
la vida. Quizá la principal tarea de la educación sea convertirlo en una fuerza vi-
tal, e inscribirlo claramente en las conciencias. Hay que evitar que los cimientos
de la moral dependan de algún mi­to o estén ligados a alguna autoridad, debido
al riesgo de que las dudas sobre el mi­to o sobre la legitimidad de la autoridad
pongan en peligro los cimientos del buen juicio y de la acción correcta”.

Albert Einstein.

En el presente capítulo se abordarán los temas relacionados con la implementación


de la RSE, propiamente dicha; la temática a desarrollar se ha dividido en cuatro
numerales; en el primero se describe la justificación para la puesta en marcha
de la RSE; en el segundo se hace un análisis de la aplicación de la RSE en los
cinco continentes, en América Latina y en Colombia; en el tercero se analizan
las principales aportaciones científicas para la práctica de la RSE en el mundo
de las organizaciones; y en el cuarto se muestran los resultados de los estudios
más importantes que, en materia de RSE, se han realizado en el sector turístico y
hotelero.
48 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

2.1. Justificación para la acción


Desde hace varias décadas, la RSE ha sido un tema de gran interés para la
academia, no obstante, se ha venido evidenciando en el presente escrito que sus
conceptos son muy variados, tanto en la teoría, como en la práctica, tal como se
describe a continuación:

[…] el concepto aún no ha sido uniformemente acogido, generando un am-


plio número de definiciones que han promovido imprecisiones y hasta con-
fusiones (Guédez, 2008, citado en Venamcham, 2010), hasta el punto de crear
diferencias en el modo de aplicación de la RSE, tanto en el mundo académi­co,
como en el mundo de los negocios. Sin embargo, la falta de una definición
universalmente aceptada no puede ser excusa para que las empresas no reali-
cen actividades de RSE, ya que dicha falta de consenso, tanto en el ámbito de
la academia, como en el ámbito de los negocios, puede ser un claro reflejo de
la propia naturaleza social del concepto, el cual ha sido creado por y para la
sociedad. Por lo tanto, podría variar conforme lo hacen los diferentes grupos
de interés que la integran en un momento y sector de la sociedad dado. (Peña
& Serra, 2013, p.109)

A causa de lo anterior, es importante analizar los principales argumentos que se han


desarrollado a favor de la RSE y su aplicación, desde ópticas e intereses diferentes,
pero todas con el mismo fin de hacer de la RSE una realidad en el mundo de las
organizaciones. Un interesante estudio realizado por De la Cuesta (2004) clasifica
los argumentos desde cuatro puntos de vista, el del negocio (business case), el
económi­co (economy case), el social (social case) y el moral (moral case).

El enfoque del business case establece que la RSE debe implementarse, pues sus
resultados operan en función del beneficio empresarial; se trata de convencer a
los gestores y a los accionistas, principalmente, de que la RSE es buena para sus
propios intereses y para la sociedad en general (relación ganar-ganar). De la Cuesta
(2004) argumenta que si se presta una atención mayor al capital social, humano e
intelectual, la empresa podría obtener en el largo plazo, el máximo retorno sobre
los recursos empleados para la producción o prestación del servicio, en el largo
plazo. Estos activos, en últimas, terminarán convirtiéndose en repu­tación externa
y en el fortalecimiento de la cultura interna de la empresa, valores inmensurables
para cualquier organización. Este enfoque parte de la voluntariedad empresarial,
pues no es necesario regular ni crear mecanismos que obliguen a las empresas
a comportarse responsablemente, ya que estas serán recompensadas por ello,
principalmente por el mercado. En la práctica esto se puede apreciar a través de la
adhesión a pactos o por la integración voluntaria por parte de las organizaciones,
de principios, conductas y normas que promuevan la RSE, e igualmente con
la aparición de los inversores socialmente responsables, quienes castigan los
comportamientos irresponsables de las empresas.
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 49

Desde la perspectiva del economy case una gestión empresarial con criterios de
RSE sin duda alguna, contribuye al desarrollo sostenible y equilibrado del planeta.
Es evidente que, si mejoran los procesos en el ámbito macroeconómi­co, se puede
generar riqueza de una manera sostenible, sin agotar los recursos naturales y
minimizando la huella medioambiental de la generación presente. Desde este
enfoque son las fuerzas del mercado las que obligan a las empresas y a los Estados
a adoptar políticas sostenibles. Se hace además un énfasis en la responsabilidad
de los consumidores y ahorradores, pues los primeros deciden lo que quieren
comprar y los segundos dónde invertir. No obstante, en la práctica este aparente
poder del consumidor o del inversor es relativo, pues:

depende de que en el mercado exista la información suficiente y fácilmente


accesible, competencia perfecta y no comportamientos oligopolísticos de las
empresas, falta de alternativas en la oferta o relación de poder desequilibrado
que impidan que el inversor o el consumidor puedan tomar las decisiones
acertadas. (De la Cuesta, 2004, p.51)

Con esto, es recomendable que todos los agentes económi­ cos asuman
responsablemente lo que les corresponde, incluyendo la capacidad que tienen
para influir en un verdadero cambio.

El social case, por su parte, establece que es necesario un enfoque mixto, en


el sentido de dejar a la iniciativa privada las decisiones relacionadas con el
mejoramiento de la gestión y del valor de la empresa a largo plazo, al tiempo que
los poderes públicos asumen activamente su papel en el debate y la práctica de
la RSE, mediante la facilitación y promoción de la misma. Abogan que, dados
los graves problemas globales que se han presentado en los últimos tiempos
(aumento de la pobreza extrema y el calentamiento global, por ejemplo), debe
ser la sociedad, mediante sus representantes públicos, quien decida los límites
del uso de los recursos globales del planeta y las cuestiones básicas de RSE que,
como mínimo, deben garantizarse. El argumento más fuerte a favor del social
case es el del bien común, pues el debate de la RSE, tal como lo argumenta De la
Cuesta (2004), “no es otra cosa que el debate de las externalidades negativas de la
actividad de la empresa sobre el medio ambiente y la sociedad” (p.56), lo que se
amplía a continuación.

No hay bienes públicos más claros; por ello, resultaría incoherente que el Es-
tado prescindiera de toda función y responsabilidad en cuanto al impacto de
la empresa sobre estos bienes. La decisión de internalizar - o no - esas exter-
nalidades, no puede quedar únicamente en manos de la iniciativa privada; el
Estado debe proteger a las «víctimas» de esas externalidades; y estas no son
otras que la sociedad actual y la futura. (De la Cuesta, 2004, p.56)

Finalmente, el moral case se basa en el papel social que deben jugar en la sociedad
las empresas y organizaciones económicas, y más en estos momentos en los que
50 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

el impacto social y medioambiental de sus actuaciones es bastante evidente. Esta


argumentación se hace más relevante con la presión de ciudadanos convencidos o
activistas que defienden y esperan un modelo socioeconómi­co en el que el interés
colectivo sea más importante que el individual. Para el moral case no es prioritario
el análisis de los beneficios económi­cos, a la hora de implementar acciones de RSE
por parte de la empresa. Simplemente, para los que defienden esta postura, no es
moral minimizar costos acudiendo a la contratación o subcontratación de servicios
o productos realizados por personas - incluso menores de edad - en condiciones
de explotación (con salarios indignos, ausencia de seguridad, insalubridad, entre
otros); o no es moral deforestar, contaminar y degradar la tierra, sus recursos y su
entorno natural con fines exclusivamente lucrativos.

A manera de conclusión, la misma autora - De la Cuesta (2004) - realiza unos


planteamientos que son útiles para debatir el contexto de cada una de los cuatro
tipos de argumentaciones descritas anteriormente.
La argumentación puramente económica (macro o micro) ha traído consigo
la proliferación de códigos de conducta y estándares sectoriales o empre-
sariales de carácter voluntarista y la aparición de la denominada inversión
socialmente responsable dirigida a incorporar en su valoración de gestión y
riesgos económi­cos, criterios éticos, sociales y medioambientales. Desde la
perspectiva más social o moral, la tendencia es a que exista cierta regulación
que ayude a equilibrar las fuerzas del mercado protegiendo al pequeño in-
versor o consumidor. Ya se están empezando a aprobar normas nacionales e
internacionales en las que además de reconocer las responsabilidades de los
Estados, se establecen los mínimos requerimientos en el ámbito de los dere-
chos humanos que las empresas multinacionales deben cumplir. Por primera
vez se apunta de manera directa y explícita a las empresas multinacionales
y se abren las puertas a posibles procesos penales contra las compañías en
tribunales nacionales e internacionales. (De la Cuesta, 2004, p.56)

Es claro entonces que existen diferentes puntos de vista para encauzar el tema de
la RSE y todos se basan en coherentes y sólidas argumentaciones para justificar,
desde un punto de vista moral, social, económi­co o del negocio, la incorporación
de aspectos de RSE en la gestión y operación empresarial. No obstante lo anterior,
en el mundo real de las organizaciones, el avance en materia de prácticas de RSE
no ha sido el esperado, tal como se describe en las siguientes líneas:
En el Informe Global Corporate Sustainability publicado en 2013 por el Pacto
Mundial de Naciones Unidas, por ejemplo, en el que se analizan las posicio-
nes y las medidas adoptadas por parte de 2.000 empresas de 113 países que
han suscrito los diez principios del Pacto Mundial para incorporar las prácticas
responsables a sus estrategias, cultura de gestión y actuaciones, la conclusión
más significativa es que existen diferencias sustanciales entre los discursos
de las empresas respecto a las políticas responsables y a los objetivos gene-
rales de sostenibilidad y los cambios que se han realizado en las políticas y
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 51

acciones que se ponen en marcha que, en la gran mayoría de los casos, se


están realizando con una excesiva lentitud. Aunque en general la comunidad
empresarial acepta la importancia que han adquirido las cuestiones sociales
y ambientales y la necesidad de una respuesta por parte de todos los agentes
económi­cos a los desafíos y objetivos globales de sostenibilidad, en la prác-
tica los cambios que han realizado las empresas son verdaderamente decep-
cionantes, como el director ejecutivo del Pacto Mundial, George Kell, afirmó
en el acto de presentación del informe en Nueva York. (Observatorio de RSE,
2013, pp. 13-14)

En este sentido, el Observatorio de RSE (2013) refuerza este planteamiento al


evidenciar que en este mismo informe, a pesar de que el 93% de 1000 ejecutivos
entrevistados consideran que las cuestiones sociales y ambientales tienen una
gran importancia, más de dos tercios coinciden en que las empresas no están
haciendo lo suficiente para integrarlas en sus estrategias y para poder hacer frente
a los desafíos globales del DS.

Debido a lo anterior, autores como Peña, Guevara & Fraiz (2016a) argumentan que
más allá de las diferentes justificaciones que puedan existir, lo que debe primar es
la acción, es decir que la empresa integre la RSE, de una manera más decidida, a
la gestión y operación de su negocio.
[…] se quiere hacer énfasis en el hecho de que en estos momentos de crisis
económica - financiera, ambiental e inclusive social y de valores, en donde son
mínimas las prácticas sistemáticas y generalizadas de RSE en todos los sec-
tores económi­cos […] no es tan relevante conocer en detalle la justificación
(sea moral, social, económica o de beneficio organizacional) del empresario
para incorporar la RSE en la estrategia de su negocio; lo realmente importante
para la sociedad es que lo haga y más aún cuando hay una clara evidencia
del poder global que tienen las empresas hoy en día. (Peña, Guevara & Fraiz,
2016a, pp.21-22)

Sin duda alguna, el autor de la presente obra coincide plenamente con esta
afirmación e invita a que haya un mayor compromiso empresarial con el tema de
la RSE que permi­ta a las empresas transitar con mayor rapidez el camino que se
encuentra entre el discurso y los hechos.

2.2. La RSE en el mundo, en América Latina y en


Colombia. Diversas interpretaciones
Vives (2011a, 2012a) argumenta que por muy detalladas que sean las definiciones
de RSE, estas no pueden ser de cobertura universal, válidas en todos los entornos
geográficos, para todas las empresas, para todas las culturas; por lo tanto, en el
ámbito empresarial cada compañía deberá implementar la RSE de acuerdo con
sus circunstancias.
52 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Por otra parte, la revisión conceptual de la RSE realizada en el capítulo anterior,


deja en evidencia la naturaleza universal que ostenta. No obstante, la contrastación
empírica de muchas investigaciones indica que se aplica de diversas formas, de
acuerdo con los distintos contextos sociales, económi­cos, culturales, legales y
políticos. Para Gjølberg (2009), a pesar de que la definición de RSE propuesta
por Carroll (1991) probablemente sea la más citada, no es aplicable en los
ámbitos de proyectos relacionados con la medición de la misma a nivel de índices
comparables por países. Tal como se ha descrito, Carroll (1991) define la RSE como
las responsabilidades económicas, legales, éticas y filantrópicas de las empresas.
Esta definición no le fue útil a Gjølberg (2009) para desarrollar su propuesta
relacionada con la creación de un índice de prácticas de RSE y rendimiento de
la misma a nivel nacional (estudio empírico en 20 países), con respecto a lo cual
argumentó de una manera detallada lo siguiente.
Aunque es fácil disponer de los datos económi­cos, apenas podrán separarse
las empresas responsables de las irresponsables. La dimensión legal supone
un problema, considerando que las definiciones más actuales de RSE enfati-
zan la naturaleza voluntaria de la RSE, como las promocionadas por la Comi-
sión de la UE, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, la
Cámara de Comercio Internacional y el UN Global Compact. Ni tampoco es de
ayuda desde el punto de vista de la dimensión ética, además de que su ética
no se ha especificado (Clarkson, 1995). Se podría argumentar que el aspecto
ético cubre el aspecto voluntario referido a lo anterior, por ejemplo, las accio-
nes más allá de las que la ley exige. Aun así, esto no puede servir como defi-
nición operativa dentro de un proyecto comparativo debido al simple hecho
de que los marcos legales relevantes difieren entre los 20 países del análisis.
[…] Finalmente, la dimensión filantrópica es, además, problemática, y entra
dentro de la denominada “división transatlántica” de RSE (Elkington, 2004): el
discurso americano de la RSE y las prácticas están muy influidas por la tradi-
ción de Estados Unidos de filantropía empresarial. El discurso europeo sobre
RSE se ha centrado más en la integración de la RSE dentro de la dirección
estratégica de la empresa, tal y como se subraya por ejemplo en la definición
de la UE (2001) de la RSE. (Gjølberg, 2009, p.8)

La argumentación anterior indica que, para el presente escrito, es relevante analizar


la manera como es interpretada y aplicada la RSE en los diferentes continentes, lo
cual se realizará a continuación, a partir de los aportes de Díaz de Feliciano (2010),
cuyo trabajo es uno de los más importantes que se han realizado al respecto.

En África, la RSE se encuentra aún en sus inicios y no ha logrado generar los


impactos deseados, para contribuir, entre otras cosas, a satisfacer las necesidades
básicas de la mayoría de la población. Más allá de la RSE, esta es una deuda social
del Estado que aún no se le paga al ciudadano del común.
[…] las empresas han estado por años fuertemente involucradas en la vida de
las comunidades. Esta simbiosis empresa–comunidades, ha generado tanto
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 53

resultados positivos como negativos, porque a pesar de que se han desarro-


llado buenas prácticas de inversión social, en la mayoría de los casos, también
se ha creado una fuerte relación de dependencia, sobre todo, cuando la co-
munidad es absorbida como proveedor de recurso humano para la empresa.
África ha sido vista como el conjunto de países más vulnerables del mundo,
por esto, organismos internacionales como la ONU, iniciativas globales como
la Guía para multinacionales de la OECD y diferentes ONG´s internacionales,
han dirigido sus esfuerzos para el aumento de la inversión directa extranjera
en estos países, lo que ha contribuido principalmente al desarrollo de la RSE
en la región. A pesar de que mucho se ha avanzado en los últimos años, toda-
vía queda mucho por hacer.
Los debates se centran en proveer mejoras en las condiciones laborales, los
derechos humanos, sobre todo en lo que respecta al trabajo infantil en las
granjas; la seguridad laboral, especialmente en las minas, donde se registra
anualmente un alto número de accidentes y una alta incidencia de infeccio-
nes pulmonares; el tema del HIV/SIDA, la malaria y el uso de aguas contami-
nadas, que se cobran tantas vidas anualmente y representan un alto costo
económi­co. […] A pesar de la gran atención prestada a la RSE en África a lo lar-
go de la historia, esta sólo genera un pequeño impacto en el mercado africa-
no. Por esto, la nueva tendencia es la integración de los gobiernos y el sector
de las ONG’s para, a través de la inversión social y el desarrollo de mercados
potenciales, como lo son el de la telefonía móvil o los productos bancarios
para los pobres, promover soluciones efectivas a los desafíos éticos, sociales y
medioambientales. (Díaz de Feliciano, 2010, pp. 35-36)

Por su parte, la RSE en Asia ha tenido un enfoque diferente, dadas las distintas
circunstancias que vive este continente principalmente en materia laboral.
[…] muchos aspectos de la RSE se encuentran menos desarrollados que en
los países industrializados del occidente, principalmente aquellos que atañen
a las prácticas laborales y los empleados, la diversidad, la interacción con las
comunidades locales, y las iniciativas para la protección y la conservación del
medioambiente. Sin embargo, se le presta notable atención a la implementa-
ción de códigos de conducta que monitorean las operaciones y actividades
desarrolladas en las fábricas, principalmente en aquellas que actúan como
proveedores dentro de la cadena de suministros de marcas reconocidas. Tras
los grandes escándalos sufridos en años anteriores, las operaciones de los
proveedores son verificadas a través de auditorías, aunque la tendencia actual
busca crear relaciones estables y a largo plazo con proveedores, sobre una
base de confianza mutua, valores compartidos y asesoramiento continuo, en
vez de inspecciones costosas e inefectivas.
La RSE en Asia es percibida como una herramienta para la empresa, pero tam-
bién para las autoridades locales, quienes ven en ella una vía para promover
buenas prácticas en el sector privado. Esta visión ha favorecido el incremento
de alianzas tripartitas en la región y el énfasis en el gobierno corporativo […]
Los mayores retos de la región se centran en la creación de estándares labora-
54 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

bles aceptables en las fábricas, salarios justos, normas de seguridad industrial,


protección de los derechos de los trabajadores, salud y resolución de conflic-
tos. (Díaz de Feliciano, 2010, p.37)

Por otro lado, en Oceanía sí que se han evidenciado avances notorios de la RSE,
principalmente en Australia, dada la fortaleza en sus asociaciones comunitarias y
su capacidad extraordinaria para el dialogo y el debate entre las diferentes partes
interesadas.
[…] ha demostrado ser lo suficientemente fuerte en el desarrollo de asocia-
ciones con las comunidades indígenas y alianzas estratégicas intersectoriales
a largo plazo. Esta experiencia ha contribuido a la conformación de diferen-
tes mesas de trabajo que promueven el debate y la educación, tanto de las
empresas como de la comunidad, para asegurar el fortalecimiento de la RSE
en la agenda australiana. Por su parte, el gobierno no se ha mostrado inter-
vencionista en términos de legislación, de hecho cuando el estado sugirió la
creación de una legislación para regular la RSE, esta recibió gran oposición.
Términos como ciudadano corporativo y sustentabilidad son cada vez más
usados […] Reportes voluntarios, de sostenibilidad social y medioambiental
se han incrementado exponencialmente en los últimos 10 años […] Linea-
mientos, metodologías y códigos de conducta, internacionales, para asegurar
transparencia, como el del GRI, el SA 8000, el Dow Jones Sustainability Index,
etc.; cada vez son más usados. La RSE en Australia se desarrolla sanamente,
aunque no puede simplemente compararse con los niveles de crecimiento de
otros países. Sin embargo, esta goza de un gran reconocimiento a nivel mun-
dial, sobre todo por su carácter distintivo y su naturaleza cultural específica.
(Díaz de Feliciano, 2010, pp.37-38)

En Europa la RSE cuenta con el mayor dinamismo internacional para la promoción


y elaboración de políticas de acción en materia de RSE en comparación con los
otros continentes. Actualmente, los objetivos y estrategias en esta materia están
alineados con los objetivos planteados por la Unión Europea en su estrategia
Europa 2020, una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e
integrador.
Pequeñas, medianas y grandes empresas unen esfuerzos para el fortaleci-
miento del liderazgo y la gobernabilidad, a través de cooperaciones y alian-
zas. Mucha atención recibe también la cohesión con las comunidades. Los
públicos de interés más destacados son los empleados y sus representantes,
las organizaciones de consumidores y ONG’s, los inversores y la academia. La
innovación, el desarrollo de capacidades, la igualdad de oportunidades, la di-
versidad, salud y seguridad laboral y, la protección del medioambiente, son
los temas principales. (Díaz de Feliciano, 2010, p.38)

A manera de síntesis, las políticas públicas para la promoción y aplicación de la


RSE en Europa se han agrupado en cuatro modelos: partenariado (partnership),
empresa en la comunidad (business in the Community), sostenibilidad y
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 55

ciudadanía (citizenship) y ágora - países mediterráneos-. El primero es entendido


como una estrategia compartida entre sectores para la solución de retos socio-
laborales (Países Bajos, Dinamarca, Finlandia y Suecia); el segundo se centra en
la soft intervention para fomentar la implicación de la empresa en los retos de
gobernanza de la comunidad (Irlanda y Reino Unido); el tercero le da relevancia
a una estrategia de DS con regulación (Alemania, Austria, Bélgica, Luxemburgo y
Francia); el cuarto consiste en la creación de grupos de debate en los que participan
los diferentes actores sociales para proveer el consenso público de la RSE (España,
Grecia, Italia y Portugal). Cada una de ellas ha tenido resultados interesantes en
los países donde se han implementado.

En América, la RSE se ha dado de acuerdo con los diferentes niveles de desarrollo


que ostentan sus países y en este sentido, la característica principal de las
actividades de RSE ha sido la heterogeneidad.

Al evaluar la RSE en el continente americano es necesario considerar que los


países que componen esta región presentan diversos grados de desarrollo
socioeconómi­co, y en tal sentido, en los avances de la RSE se distingue una
brecha significativa entre los países más desarrollados (Canadá y Estados Uni-
dos) y el resto de la región. Además, existe una brecha simi­lar entre los países
adelantados, en vías de desarrollo (Brasil, Chile, Argentina y México) versus el
resto de Sudamérica, y de estos con los países de América Central y el Caribe,
donde la RSE se encuentra en estado introductorio. (Vergara, 2007).

En todos los países del continente, las acciones de responsabilidad social


están fuertemente ligadas a la filantropía, por el carácter paternalista de la
empresa y los gobiernos en los diferentes países. Sin embargo, esta se ve am-
pliamente complementada por iniciativas de RSE, cuyo punto de partida está
ubicado por encima del cumplimiento de las obligaciones legales.

Aunque el empresariado ha entendido que la vincu­lación de la RSE en la estra-


tegia del negocio es un factor determinante en su supervivencia económica
a largo plazo y en la generación de sólidas ventajas competitivas, son las aso-
ciaciones gremiales o industriales y, las asociaciones profesionales indepen-
dientes las que juegan un papel determinante en la promoción de la RSE. El
compromiso y promoción por parte del gobierno es también relativamente
débil y no está integrado a las políticas públicas en su conjunto. (Díaz de Feli-
ciano, 2010, p.36)

De manera más específica la RSE en América Latina muestra un comporta-


miento particu­lar y diversos trabajos han analizado este hecho, siendo los traba-
jos de Casado & Roser (2009) y Vives & Peinado-Vara (2011) los más completos
en la materia y de los pocos que hacen una comparación detallada con la RSE
en Europa, lo cual también se comentará más adelante, dada la importancia que
tiene este continente al ser considerado líder mundial en la promoción y aplica-
ción de políticas de RSE.
56 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

A pesar de las crecientes iniciativas del movimiento de la RSE en la región, para


Casado & Roser (2009) esta todavía se encuentra en sus etapas iniciales, y para
sustentar su argumento citan los siguientes cuatro trabajos: el de Pratt & Fintel
(2002), quienes concluyen que América Latina debe reforzarse institucionalmente
para promover la RSE (Casado & Roser, 2009, p.9); el de Chong et al. (2003) que
demuestra la existencia de bajos niveles de gobernanza y cultura social corporativa
en la región (Casado & Roser, 2009, p.9); el de Peinado (2006) quien argumenta que
existe un clima que no favorece la promoción de la RSE en América Latina (Casado
& Roser, 2009, p.9); y el de Haslam (2004), cuyas argumentaciones evidencian
que las tendencias de la RSE en América Latina se ve influenciada por diferentes
factores relacionados con la empresa, los gobiernos, los medios de comunicación
y las ONG (Casado & Roser, 2009, p.9). En concreto, las actividades de RSE del
sector privado son débiles, los gobiernos no se implican en la promoción de la
RSE, los medios de comunicación no le dan la cobertura necesaria a la RSE y las
pocas ONG que trabajan en el tema lo hacen de una manera desarticu­lada. A
continuación los mismos autores hacen un recuento histórico en la materia.
La RSE en América Latina surge en una época de grandes cambios sociales […]
Originalmente, la RSE tiene una fuerte incidencia en el desarrollo de la «filantro-
pía», impulsada voluntariamente por las empresas a través de donaciones (tan-
to financieras como no financieras) orientadas a instituciones de beneficencia y
obras sociales ya sean religiosas o laicas. (Vives, Corral & Isusi, 2005).
En el período previo a la década de los noventa, la RSE no se integra de ma-
nera estratégica en la empresa ni se realiza en un marco formal específico,
sino que es promovida, por un lado, a través de las entidades jurídicas de las
fundaciones, en especial las de carácter corporativo, y, por otro, a través de la
noción de la responsabilidad social interna con sus empleados.
La incorporación de la RSE desde una mirada estratégica tiene su origen en
tres factores fundamentales:
a.  La presencia de multinacionales con estándares más altos que hace que
las empresas nacionales tengan que implicarse más en estas áreas para ser
más competitivas.
b.  Casos emblemáticos en la región de empresas nacionales que han sufrido
las consecuencias de no actuar de manera socialmente responsable, sufrien-
do grandes reveses en su repu­tación y en sus marcas, con los consecuentes
impactos financieros y de mercado de sus acciones.
c.  La promoción de la RSE y sus prácticas y beneficios por parte de factores
promotores regionales y locales es el tercer factor que es preciso comentar.
(Casado & Roser, 2009, pp. 6-7)

Por su parte, para Vives & Peinado-Vara (2011), la RSE en América Latina nace de
una tradición filantrópica corporativa que ha evolucionado poco a poco hacia una
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 57

responsabilidad social más activa, tanto en los ámbitos internos, como externos
de la organización. Históricamente la acción social se ha basado en creencias
religiosas, éticas y morales de carácter individual, lo cual se debe a la importancia
de las empresas familiares, por lo que la propiedad y la gestión son inseparables.
También argumentan que las actividades empresariales de carácter filantrópico no
están vincu­ladas con la actividad misional de la organización, y su inversión no es
alta. Los recursos financieros, mayoritariamente, van dirigidos a sus stakeholders,
pero no necesariamente son los que tienen mayor incidencia en el negocio y, por
lo general, la consecuencia de dichas actividades no es otra que la de ganar cierta
repu­tación o imagen, eso sí, solo si se logra una comunicación adecuada.

Existen asuntos que son comunes a todo el mundo como el medioambiente,


derechos humanos, trabajo infantil y forzado y condiciones laborales míni-
mas. Sin embargo, una vez abordados estos temas, las prioridades de América
Latina son diferentes a las de Europa o Estados Unidos. […]
El alto nivel de desigualdad en el ingreso hace que las prácticas de negocios
de inclusión sean también urgentes para llegar hasta los más pobres y vulne-
rables de forma práctica y efectiva (no paternalista). […]
Es evidente que aún existen muchas dificultades que hacen que la RSE evolu-
cione más lentamente que en otros lugares del mundo, como son una menor
capacidad institucional, una gobernabilidad corporativa más débil, un clima
de negocios menos favorable y una escala de negocios menor. Algunos mer-
cados de capitales están relativamente poco desarrollados con lo cual asuntos
como el gobierno corporativo no surgen como prioridad. […]
En cuanto al marco regulatorio […] en algunos casos existe legislación en te-
mas como la conservación ambiental, prácticas laborales, protección de los
derechos del consumidor, gobernabilidad corporativa y ética en los negocios,
pero, sin embargo, es difícil forzar su cumplimiento y, además, muchas veces
su alcance es muy limi­tado. (Vives & Peinado-Vara, 2011, p.68)
Latinoamérica se enfrenta a una serie de obstácu­los que impiden un mayor
desarrollo de la RSE. Esas dificultades son básicamente las mismas barreras
que existen para el desarrollo del sector privado (instituciones débiles y clima
de negocios). A esto se agrega una legislación que no acompaña y la falta
de convencimiento o escepticismo sobre los beneficios empresariales de las
prácticas responsables.
[…] Un sector privado responsable es la mejor garantía de progreso para la
región. (Vives & Peinado-Vara, 2011, p.81)

En relación con las diferencias entre la RSE de América Latina y Europa, Casado
& Roser (2009) plantean un interesante análisis haciendo una agrupación en
cuatro áreas principales relacionadas con la economía, la geografía y los recursos,
las sociales y políticas y los movimientos asociativos. En cuanto a la primera, las
economías europeas son maduras, con buenas infraestructuras, un sector privado
58 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

confiable, ingresos altos y talento humano capacitado (p.10). En América Latina


priman una economía emergente, amplias desigualdades, un alto mercado laboral
informal (cerca del 70%) y una desconfianza entre las empresas y otros sectores
(p.10).

En referencia a la segunda área, Casado & Roser (2009, p.12) explican que en
Europa la densidad de población es alta y se caracteriza por un elevado consumo,
escasez de recursos y alta dependencia de materias primas que les obliga a
ahorrar, reciclar y minimizar los impactos en el entorno. En América Latina, la
densidad poblacional es menor con un territorio natural más amplio que cuenta
con grandes riquezas naturales, lo que origina una necesidad menor en cuanto
al reciclaje, conservación y promoción de prácticas que estimulen la producción
limpia (Casado & Roser, 2009, p.12).

Por su parte, el análisis de la tercera área muestra un marco legal europeo que cuenta
con políticas supraestatales que se encuentran bien estructuradas y establecidas
para generar un bienestar social que cubra y garantice derechos fundamentales
como salud, educación, medio ambiente y trabajo. Europa cuenta con servicios
públicos eficientes y con gran cobertura, y además la historia evidencia una relativa
estabilidad política y económica, garantes de los diálogos entre las empresas y
los gobiernos (Casado & Roser, 2009, p.12). En América Latina, ocurre todo lo
contrario; las políticas son inestables y las prácticas de sostenibilidad son muy
pobres, no hay garantías para acceder de manera equitativa a los bienes públicos
básicos y los derechos fundamentales no están cubiertos; de manera general, se
tolera la ineficiencia, y lo más preocupante es que en la región se presenta un alto
grado de corrupción sistémica que permea los gobiernos y en algunos casos la
sociedad (Casado & Roser, 2009, p.12).

Por último, en Europa, el movimiento asociativo tiene una larga tradición y, en


relación con la RSE, existen diferentes observatorios y grupos de presión que
vigilan el comportamiento de las empresas, sobre todo en el tema de los derechos
fundamentales (Casado & Roser, 2009, p.12). Por su parte, en América Latina, los
grupos de presión son la minoría y lo paradójico es que muchos de ellos se financian
con dinero de las propias empresas, fundaciones u organismos internacionales, lo
que no les permite ejercer una presión activa para la implementación debida de la
RSE (Casado & Roser, 2009, p.12).

A partir de este análisis Casado & Roser (2009) concluyen lo siguiente:


Estas diferencias se reflejan en las prioridades específicas que acaba adop-
tando la RSE en las dos regiones. En América Latina, tal y como se ha visto, se
enfatiza mucho más el apoyo a la erradicación de la pobreza y a solucionar
problemas de desarrollo en general, así como a trabajar con colectivos desfa-
vorecidos, como discapacitados, poblaciones indígenas o afrodescendientes.
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 59

Ello es debido a que las necesidades sociales y ambientales son más evidentes
y es necesario cubrir las deficiencias en la actuación del sector público.
En Europa las empresas dedican muchos más recursos a actividades deporti-
vas, culturales y educativas, y no suelen dar tanta prioridad al trabajo en áreas
de desarrollo y con comunidades desfavorecidas. (Casado & Roser, 2009, p.12)

Por otra parte, Vives & Peinado-Vara (2011) argumentan en su estudio que las
diferencias entre la RSE de América Latina y Europa son notables, y que ello se debe
fundamentalmente al nivel de desarrollo, en general, en materia de instituciones,
marco legal, entre otros. Por ejemplo, si se tiene en cuenta la legislación en temas
laborales, una práctica modelo de América Latina puede ser el mínimo legal en
países desarrollados de Europa; en síntesis, en Europa, la presencia del Estado
de Bienestar e instituciones robustas y supranacionales (Unión Europea) da un
panorama de ventaja que contribuye a una mejor aplicación de la RSE, que en
América Latina.
Las circunstancias sociales y ambientales derivadas de un desarrollo económi­
co desigual también influyen. En Europa, las empresas, la sociedad civil y el
Estado pueden cumplir con sus responsabilidades más fácilmente, mientras
que en América Latina el sector privado tiene que hacerse cargo de algunos
asuntos que quizá no le corresponde asumir pero que no puede evitar para
poder tener un entorno favorable (formación, educación, sanidad, acceso a
servicios básicos).
Otro asunto es la presión que pueden realizar las partes interesadas, que por
lo general va muy unida al grado de desarrollo y el activismo legítimo de las
partes interesadas. En Europa, además de existir una tradición de economía
social donde las empresas, el gobierno, la sociedad civil y los sindicatos tienen
cada uno su espacio reservado y participan activamente de la mayoría de los
procesos de toma de decisión, todos estos actores son más fuertes que en
Latinoamérica. Las instituciones en general son más fuertes, la sociedad civil
puede actuar como portavoz de los ciudadanos (o de algunos colectivos) y
existen mecanismos de control. Sin embargo, precisamente por esto, en paí-
ses menos desarrollados las expectativas que se tienen sobre las empresas
son mayores. Se espera que las empresas solucionen algunos asuntos que por
definición no les corresponde (acceso a servicios básicos, educación, seguri-
dad, etc.) y estas no tienen más opción, para poder seguir operando, que ser
creativas y poner en marcha iniciativas que solucionen fallas del mercado o,
mejor dicho, fallas del Estado. (Vives & Peinado-Vara, 2011, pp.78-79)

Es claro, entonces, que existen unas diferencias bastante evidentes entre las
realidades de América Latina y Europa, que hacen que las maneras de entender
y aplicar la RSE sean también diferentes. Estas realidades hacen que la RSE en
Europa se encuentre en un estadio muy superior al de América Latina; no obstante,
la RSE debe ser vista como una oportunidad y un medio concreto para que esta
región avance en los diferentes indicadores de sostenibilidad económi­cos, sociales
60 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

y ambientales, y que con ello se contribuya al mejoramiento del bienestar y de la


calidad de vida de todos sus pobladores.

En América Latina aún queda mucho camino por recorrer en materia de RSE, y en
este sentido, ya se están dando los primeros resultados derivados de los esfuerzos
realizados por organizaciones y redes internacionales en materia de promoción
de la RSE. Se destacan, por ejemplo, entre otros, el Fórum Empresa (alianza de
22 organizaciones empresariales que representan a 17 países de la región); el
Consejo Empresarial para el DS de América Latina CEDSAL (cuenta con 11
centros situados en Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, México, Perú y Venezuela); y la Red de Conocimiento sobre
Emprendimientos Sociales (SEKN por sus siglas en Inglés), formada mediante la
participación de un grupo de escuelas de negocios líderes en Iberoamérica y la
Harvard Business School, en alianza con la Fundación Avina. Esta red está formada
por 10 importantes universidades, de las cuales 8 están en América Latina:
Universidad de San Andrés de Argentina, Universidad de Sao Paulo de Brasil
(USP), Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCCh), Universidad de los
Andes de Colombia, Instituto Centroamericano de Administración de Empresas
de Costa Rica (INCAE), la Escuela Superior de Administración y Dirección de
Empresas de España (ESADE), la Harvard Business School de Estados Unidos, la
Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas de México,
la Universidad del Pacífico de Perú (UP) y el Instituto de Estudios Superiores de
Administración de Venezuela (IESA).

Dicho esto y para ser más específicos, es el momento de analizar la forma como
se entiende y se práctica la RSE en un país concreto de América Latina como
Colombia, y para ello se ha realizado un análisis de seis valiosos estudios realizados
por Heincke (2005); Gutiérrez, Avella & Villar (2006); Correa (2007); Atehortúa
(2008); Cárdenas & Tolosa (2009); y Gómez (2011).

En el primer estudio, Heincke (2005) argumenta que en Colombia no se ha llegado


a un consenso sobre qué significa la RSE o cómo se aplica.

En Colombia, hay algunos esfuerzos por entender la RSE en el sentido am-


plio del DS adecuado a las condiciones, competencias y necesidades locales,
o lo que puede ser un desarrollo local sostenible (DLS). Sin embargo, nos falta
mucho para entender y aplicar esta RSE para el DLS de manera que genere
una prosperidad autosuficiente y sostenible en las localidades del país. Este
es un proceso de concientización, una ética, una visión y hasta una forma de
ver el mundo que en Colombia apenas estamos construyendo. Algunas em-
presas empiezan ya a incorporar ciertos estándares de RSE en sus prácticas.
[…] multinacionales, con parámetros externos como Hocol, BP, y Nexen, han
aprendido mucho de sus experiencias en Colombia y ahora incorporan preo-
cupaciones de la ética empresarial de RSE en sus estrategias de relaciones con
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 61

la Comunidad y en las estrategias del negocio en general; pero carecen toda-


vía de la proyección e integración necesarias para que tengan mayor impacto
y agreguen valor en procesos de DLS.
Además de las prácticas empresariales que ahora se registran en el país, no se
ha desarrollado todavía una legislación para regular el comportamiento em-
presarial en el contexto de la RSE como ética que contribuya al DS, y menos
aún al DLS. (Heincke, 2005, pp. 68-69)

En el segundo trabajo, Gutiérrez, Avella & Villar (2006) llevan a cabo un análisis
de 75 organizaciones, 35 empresas y 40 corporaciones, fundaciones o asociaciones
colombianas, concluyendo que las empresas en Colombia desarrollan una varie-
dad de intervenciones con un impacto social resaltable. Se destaca en el contexto
latinoamericano la relevancia de las fundaciones empresariales y las actuaciones
de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI) en materia de promoción de
balances sociales desde la década del setenta del siglo XX. Los hallazgos encon-
trados muestran que el tipo de contribuciones empresariales ha evolucionado de
la caridad a la inversión social y filantropía estratégica que es liderada, en mayor
medida por las grandes empresas.

Los aportes del sector privado para la construcción de la sociedad en Colom-


bia no sólo constan de sus intervenciones directas, sino que también incluyen
formas muy particu­lares de financiar programas estatales e inversiones cana-
lizadas a través de las organizaciones sin fines de lucro.
[…] el sector privado creó unos programas voluntarios que luego se convir-
tieron en ley y logran hoy financiar directamente tanto organizaciones no
gubernamentales como entidades estatales. Las Cajas de Compensación Fa-
miliar, organizaciones sin fines de lucro con origen y financiación por parte de
las empresas, tienen una amplia cobertura: 53 Cajas de Compensación Fami-
liar en 531 municipios del país con 183.676 empresas afiliadas y 3.547.610 tra-
bajadores que junto con sus familias suman 9.846.031 personas beneficiadas
(22,2% de la población colombiana) en el 2003. Durante ese año, las empresas
aportaron a las Cajas de Compensación US$526.130.188, al Instituto Colom-
biano de Bienestar Familiar (ICBF) US$394.597.735 y al Servicio Nacional de
Aprendizaje (SENA) US$ 263.065.283. Los 1.184 millones de dólares aportados
a estas iniciativas sociales por parte de las empresas representaron 1,39% del
PIB nacional. (Gutiérrez, Avella & Villar, 2006, pp. 11-12)

En el tercer estudio, Correa (2007) argumenta que las prácticas de RSE han sido
lideradas principalmente por las fundaciones empresariales y la ANDI; así mismo
plantea que en el contexto colombiano no existe claridad sobre el concepto y
aplicación de la RSE y que el tema es trabajado, por parte de las empresas, con
parámetros propios. Los informes de Balance Social no tienen un formato
estandarizado, lo que obedece a los intereses particu­lares de cada organización
que a su vez dependen de la naturaleza social, el tamaño y el compromiso de
la alta dirección en cada organización. Adicionalmente, concluye que no existen
62 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

definiciones en la construcción de indicadores de RSE, con lo cual se dificulta


medir, retroalimentar y formu­lar planes de mejoramiento en las estrategias y
acciones concretas de RSE.

En el cuarto trabajo, Atehortúa (2008) plantea algo muy interesante, ya que refiere
el nombre de unas de las investigadoras pioneras en Colombia en el tema de la
RSE, y en concreto, el resultado de sus trabajos sobre el comportamiento de las
organizaciones en relación con la gestión social. De igual manera, se evidencia el
compromiso que ha tenido la ANDI en esta temática.

María Isabel Fernández describió la experiencia colombiana en el tema de la


Gestión social, desde la década de los 70’s hasta la publicación de su libro
“Balance social. Fundamentos e implementación”. Fernández plantea cómo
ha evolucionado el concepto de gestión social en las empresas colombianas,
desde una mirada exclusivamente interna, hacia un enfoque que combina,
tanto el análisis de asuntos internos (realizaciones propias de la empresa para
los trabajadores y sus familias), como de asuntos externos (que “se refieren a
las relaciones de la empresa con la comunidad, al desarrollo de ésta y al en-
torno físico y ambiental”). En ello resalta el papel de la Asociación Nacional de
Industriales (ANDI) como constructora de las herramientas que han permitido
dar esta doble mirada al tema de la RSE en Colombia; presenta los distintos
modelos de evaluación de la gestión social que la ANDI ha desarrollado desde
1978 hasta 1990 y su aplicación en diferentes empresas (Comfama, Surameri-
cana, Riotex, Cervecería Unión, Coltabaco, entre otras). […]
Recientemente, en la década de los noventa, la Junta de Dirección General de
la ANDI profiere las resoluciones en las que ratifica su compromiso con la erra-
dicación del trabajo infantil y con el fomento del empleo juvenil, para lo cual
adelanta proyectos en conjunto con la OIT. Se adoptó también la Declaración
de Principios Éticos del Empresariado Colombiano, que resume aquellos com-
promisos que cada empresa debería asumir en sus relaciones con el Estado,
los consumidores, los proveedores y los acreedores, entre otros. (Atehortúa,
2008, pp. 126-128)

En el quinto estudio, Cárdenas & Tolosa (2009) proponen tres etapas de


desarrollo para la RSE en Colombia; la primera (1930-1945) se caracteriza por
una consolidación gremial en pro de la sociedad; en la segunda (1945-1990) se
destacan las primeras intervenciones sociales de las empresas que se convierten
en la llamada filantropía empresarial; y en la tercera (1986-2008) se pasa de la
filantropía estratégica a la verdadera RSE en Colombia. Argumentan que la RSE
ha sido una consecuencia de una confluencia de hechos de carácter económi­co,
social, político y laboral, tales como el proceso de industrialización, la crisis del
mercado del café, la sectorización de los mercados, la pobreza, la falta de empleo,
las guerras internas, la consolidación y posterior persecución de los sindicatos,
la flexibilización y precarización del empleo, las reformas laborales de carácter
proteccionista, la creación de gremios y de 120 fundaciones; esto, seguido por
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 63

la apertura económica y la adopción de estándares internacionales, finalizando


con un número importante de esfuerzos de las empresas por desarrollar políticas
consistentes de RSE que beneficien a la sociedad. Concluyen que a pesar de que el
sector empresarial se ha preocupado por implementar políticas de RSE y que las
mismas han incrementado en la última década, aún se requiere mayor desarrollo
en cuanto al concepto, alcance y ventajas del mismo, así como compromiso, en un
país en donde los conflictos sociales son crecientes y se necesita un mayor nivel
de inclusión social para llegar a la construcción de Estado Nación fundado en los
principios de igualdad y sobre todo justicia social.

En el sexto trabajo, Gómez (2011) argumenta que, en Colombia, el concepto de


RSE surge de manera espontánea, como proyección de la sensibilidad de algunos
empresarios, quienes consideraron que, trascendiendo las actividades que
normalmente realizaban, podían aportar algo más a la sociedad, dando lugar al
surgimiento de importantes avances en el campo de la educación, de la medicina,
de la salubridad - en general - y de la vivienda social. Concluye, además, que
ha habido diversas iniciativas de carácter privado que han tenido gran impacto
e influencia en la sociedad colombiana, nacidas de la sensibilidad social de
conocidos industriales, entre las que se encuentran escuelas, barrios obreros,
hospitales, laboratorios, acueductos y obras que han contribuido a mejorar las
condiciones no solo laborales, sino sociales del país.

Haciendo un análisis integral de los seis trabajos descritos anteriormente, se puede


concluir, en principio, que las prácticas de RSE en Colombia han sido lideradas por
las grandes empresas, mediante la ANDI, a las que siguen las fundaciones y ONG,
priorizando su actuación en filantropía, mediante donaciones y patrocinio. Por
otra parte, también se puede decir que en Colombia se destacan, principalmente,
los aportes parafiscales como una medida concreta de RSE, no obstante, esto es
bastante cuestionable, pues dichos aportes son impuestos que hacen parte de la
legislación colombiana, de tal manera que quedaría abierta la discusión sobre la
voluntariedad o no de la RSE. Es evidente, para el autor del presente trabajo, que
este tipo de medidas, si se enmarcan dentro de la ley, no deberían ser consideradas
acciones de RSE.

A manera de reflexión, es importante comentar que los aportes financieros son


solo una pequeña parte de las contribuciones que pueden hacer los empresarios,
pues la mayor generación de valor empresa-sociedad se conseguirá cuando la
primera, además de poner a disposición de la segunda los conocimientos, las
destrezas y la logística empresarial, desarrolle sus actividades dentro de un marco
ético y de sostenibilidad, en busca del equilibrio entre la rentabilidad empresarial,
el medio natural y la sociedad local.

Como complemento a lo anterior, a continuación se mostrarán las conclusiones


de tres estudios de percepción sobre RSE del ámbito académi­co/empresarial
64 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

realizados en Colombia, lo que, sin duda, ayudará a comprender, de mejor manera,


el concepto y aplicación del tema del estudio en este país.

El primer estudio se titula Línea de Base sobre Responsabilidad Social Empresarial en


Colombia y fue elaborado en 2006 por el Centro Colombiano de Responsabilidad
Empresarial (CCRE) & Ipsos Napoleón Franco, y revela la desconfianza de los
ciudadanos en las instituciones que, sobre el papel, trabajan en pro de los intereses
de la sociedad, instituciones entre las cuales se encuentran las empresas (solo 3
de cada 10 colombianos manifiesta confiar en las empresas nacionales), siendo
importante destacar que la desconfianza es mayor para las empresas extranjeras
con sede en Colombia (solo 2 de cada 10 colombianos confía en ellas). Para mayor
detalle de este estudio, a continuación se amplían los resultados.

El 40% de los ciudadanos está de acuerdo con que muchas empresas pro-
mueven la responsabilidad social pero realmente no están comprometidas
con ella, mientras que el 52% de las empresas respalda esta afirmación. Esta
percepción es preocupante pues parece indicar que los esfuerzos a favor de
la RS se relacionan con la imagen empresarial principalmente. (CCRE & Ipsos
Napoleón Franco, 2006, p.27)

El 40% de los ciudadanos considera que las empresas hoy en día no realizan
esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de las comunidades vecinas,
mientras que el 22% considera que sí lo hacen. El 36% de los ciudadanos no
planteó ninguna postura al respecto. En otras palabras, sólo 2 de cada 10 ciu-
dadanos consideran que hay una preocupación de las empresas por las co-
munidades vecinas. (CCRE & Ipsos Napoleón Franco, 2006, p.30)

Bajo este panorama, es necesario profundizar el impacto actual de las iniciativas


que en materia de RSE viene promoviendo el sector privado colombiano; se
requiere urgentemente de la integración real de la RSE en la estrategia de las
empresas colombianas, y sobre todo, una mayor conciencia e implicación para
generar resultados que incidan de manera positiva en materia de desarrollo
económi­co, social y ambiental para los ciudadanos del país.

El segundo estudio, liderado por la ANDI (2013), muestra una serie de actividades
que ha venido llevando a cabo el sector empresarial colombiano, lo que ayuda a
entender un tanto el perfil característico de las empresas en el tema de la RSE.

Las empresas desarrollan diversas acciones de gestión de la responsabilidad


social relacionadas con el establecimiento de códigos de conducta, prácticas
responsables, relacionamiento y diálogo con grupos de interés. Sin embargo,
existen acciones en materia de inversión social muy significativas y de gran
impacto en el país que se deben destacar. Dichas acciones se materializan a
través del uso planificado de recursos privados en proyectos que impactan a
la sociedad y no sólo al personal interno de la empresa.
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 65

Los principales mecanismos empleados por las empresas para desarrollar ac-
tividades de RSE son donaciones en especie a proyectos (57%), seguida de
apoyo a programas sociales internos (54%), patrocinios (51%), donaciones en
dinero a proyectos (49%) y alianzas público-privadas (45%). (ANDI, 2013, p.23)

El tercer estudio, elaborado por el Centro Internacional de Responsabilidad y


Sostenibilidad RS (2013), muestra la percepción que tienen los expertos y líderes
de organizaciones empresariales sobre las condiciones actuales de la RSE en
Colombia. Para el 48% del grupo de expertos y líderes empresariales encuestados
(360 en total), la situación actual de la RSE en Colombia es regular; el 36% dice
que es buena, el 9% mala y deficiente y el 7% restante muy buena y excelente; en
cuanto al desempeño de las empresas privadas en temas de responsabilidad social,
el 51% cree que es regular, el 37% buena, el 7% mala y deficiente y el 5% muy
buena; en cuanto a la empresa pública, el 49% opina que su desempeño es regular,
el 26% mala y deficiente, el 24% buena, y el 1% muy buena. Por otra parte, el 71%
de los encuestados opina que las pymes no conocen ni aplican estrategias de RSE
y el 59% dice que el marco legal de Colombia no es favorable para el avance de la
RSE en el país.

De estos tres interesantes trabajos se puede concluir que, a pesar del esfuerzo que
han realizado algunas grandes empresas colombianas por integrar la RSE a la es-
trategia del negocio - para contribuir de mejor manera con sus comunidades de
incidencia -, en la práctica no hay una percepción generalizada, por parte de la
sociedad, sobre esta cuestión, y de manera particu­lar, sobre las empresas. Además,
se deja en evidencia que stakeholders tan diversos como la ciudadanía, los exper-
tos en RSE y los líderes empresariales, coinciden en que, si bien ha habido un
avance en los temas de RSE en Colombia, aún falta un mayor esfuerzo, tanto del
sector empresarial como del gubernamental, para que el avance de la RSE en el
país sea percibido de mejor manera por todos los niveles de la sociedad y, lo más
importante, que se pueda constatar de una forma más real por la misma.

2.3. La práctica de la RSE. Principales aportaciones


Este apartado se abordará desde tres perspectivas; la primera enfocada en las
teorías científicas más importantes de la RSE; la segunda, describe una interesante
propuesta para la clasificación de empresas según sus prácticas de RSE; y la tercera
muestra un relato sintético sobre las líneas de investigación de RSE que se han
configurado, desde el ámbito del management.

En relación con el primer enfoque, existen una variedad de estudios sobre teorías
que proponen diversas clasificaciones para las actividades de RSE y su debida
aplicación por parte del sector empresarial (véanse Alvarado, 2008; Cancino &
Morales, 2008; Carroll, 1991; Garriga & Melé, 2004; Gerde & Wokutch, 1998;
Joyner & Payne, 2002; Lantos, 2001; McWilliams, 2006; Murphy, 1978; Nasi, Nasi,
66 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Phillips & Zyglidopoulos, 1997; Sethi, 1995; Siegel & Wright, 2006; Van Marrewijk,
2003; Wartick & Cochran, 1985; Watson & MacKay, 2003; Windsor, 2006; Wood,
1991 y Zenisek, 1979).

A partir del trabajo de Peña & Serra (2013), se concluye que Carroll (1991), Lantos
(2001) y Garriga & Melé (2004) han llevado a cabo los trabajos más destacados
de la literatura científica, cuyas conclusiones más importantes de los primeros se
describen a continuación.

Carroll (1991) concluye que las acciones de RSE se agrupan en cuatro tipos: 1)
las Responsabilidades Económicas, que cumplen el triple propósito de satis-
facer al cliente con productos de buena calidad, generar buenos trabajos a los
empleados y mejorar la rentabilidad para el accionista; 2) las Responsabilida-
des Legales, que se enfocan en el cumplimiento de las leyes y las regulaciones
gubernamentales propias de la actividad empresarial; 3) las Responsabilida-
des Éticas, que son guiadas por la moral de la empresa e implican una actua-
ción correcta, justa y equitativa con los diferentes grupos de interés, y 4) la
Responsabilidad Filantrópica, que busca de una manera altruista y voluntaria
contribuir con el mejoramiento de la sociedad mediante acciones puntuales,
como donaciones.

Lantos (2001) expone cuatro focos de actuación en RS. El primero, enmarcado


en la generación de ganancias como fin único, cumpliendo únicamente con
las normas y reglamentaciones explícitas a la que está obligada la actividad
empresarial. El segundo, basado en la generación de ganancias en un ámbito
limi­tado, ya que la empresa, además de cumplir la ley, respeta las normas tá-
citas del entorno en donde opera. El tercero agrupa las acciones de bienestar
social, las cuales hacen que la empresa gestione sus externalidades negativas
y tenga en cuenta a todos los grupos de interés en sus decisiones. El cuarto
grupo tiene como fin generar beneficios sociales de una manera estratégica,
para lo cual la empresa debe estar al servicio de la comunidad y utilizar sus
recursos de una manera más eficiente. (Peña & Serra, 2013, p.104)

Los trabajos anteriores se vieron complementados con el de Garriga & Melé


(2004), el cual deja en evidencia los fuertes fundamentos teóricos, racionales y
sobre todo convincentes que tiene la RSE, al clasificar las teorías en cuatro grupos:
instrumentales, integradoras, políticas y éticas.

Las teorías instrumentales se relacionan con el beneficio de la empresa:


En las Teorías Instrumentales, la empresa es vista de manera exclusiva como
un medio para la creación de riqueza y, para ello, se enfoca en las actividades
sociales que permiten cumplir dicho objetivo (Friedman, 1970; Murray & Mon-
tanari, 1986; Lizt, 1996; Porter & Kramer, 2002 y 2006). De estas se desprenden
tres subcategorías de teorías relacionados con la maximización del valor para
el accionista (como criterio máximo para evaluar las actividades sociales de la
empresa), las estrategias para lograr ventajas competitivas (tales como las in-
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 67

versiones sociales en un contexto competitivo, las capacidades dinámicas que


se basan en los recursos naturales e inclusión de la base de la pirámide eco-
nómica) y el marketing relacionado a alguna causa. (Peña & Serra, 2013, p.104)

Las teorías políticas se enfocan en la actuación política:


En las Teorías Políticas, se enfatiza el poder social que va adquiriendo la em-
presa a medida que se va insertando en la sociedad. Existe una relación o
contrato social entre la empresa y la comunidad en la que participa, cuyas
características son dadas por el poder e influencia que tiene cada compañía
sobre la economía (Davis, 1960; Donaldson & Dunfee, 1994; Wood & Lodgson,
2002). Aquí son tres las subcategorías de teorías, las cuales tienen que ver con
el constitucionalismo corporativo (basado en la ecuación del poder social y la
ley de hierro de la responsabilidad), la teoría integradora del contrato social
(contrato macrosocial teórico y contrato microsocial) y la ciudadanía corpora-
tiva en sus tres niveles (filantropía corporativa, RSE inicial y RSE como contri-
bución al desarrollo y a la solución de los problemas globales de la sociedad).
(Peña & Serra, 2013, pp.104-105)

Las teorías integradoras se concentran en las demandas sociales:


En las Teorías Integradoras, la empresa se centra en la identificación y respues-
ta a las demandas sociales, tales como el cumplimiento de las leyes, las políti-
cas públicas y la gestión equilibrada de los intereses de los grupos de interés
(stakeholders) de la organización (Carroll, 1979; Jones, 1980; Vogel, 1986; Wil-
cox, 2005). Aquí las empresas buscan legitimidad social y un mayor prestigio
social, mediante la aplicación de cuatro subcategorías de teorías basadas en
la gestión de asuntos sociales, el principio de responsabilidad pública, la ges-
tión de los grupos de interés o stakeholders y el desempeño social o acción
social corporativa. (Peña & Serra, 2013, p.105)

Las teorías éticas, por su parte, tienen su foco de atención en los valores éticos:
Las Teorías Éticas están basadas en las actividades empresariales que dan
respuesta al cumplimiento de los derechos universales, tales como los
derechos humanos, los derechos laborales, el respeto por el medio ambiente
y la preocupación por un desarrollo sostenible para la sociedad. Para ello el
negocio debe prestar atención al progreso tanto de las generaciones presentes
como futuras (Freeman & Reed, 1983; Kaku, 1997; Annan, 1999; Chomali &
Majluf, 2007). Las empresas llevan a cabo acciones concretas fundamentadas
en una sólida base ética y en principios que expresan qué se debe y qué no
se debe hacer. Se busca el aporte empresarial para la construcción de una
sociedad mejor, a través de la puesta en marcha de 4 subcategorías de teorías
basadas en la teoría normativa de los grupos de interés o stakeholders, los
derechos humanos, el desarrollo sostenible y el enfoque del bien común. De
manera general, las Teorías Éticas postulan que las empresas, al ser parte de
la sociedad, deben contribuir al bien común y a la construcción de un mundo
más solidario, justo y equitativo para todos. (Peña & Serra, 2013, p. 105)
68 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Es relevante comentar que, en un estudio posterior, Melé (2007) hace una revisión
crítica de cuatro teorías interesantes (Corporate Social Performance o actuación
social de la empresa; Shareholder Theory o valor para el accionista/teoría del
accioniosta/teoría del capitalismo fiduciario; Stakeholders Theory o teoría de
los grupos implicados; y Corporate Cityzenship o ciudadanía empresarial)
concluyendo que es necesario desarrollar una teoría más global que cumpla con
un doble objetivo: superar el racionalismo ético y tener un enfoque que vaya
más allá del mostrado por las ciencias sociales particu­lares como la psicología, la
economía y los estudios políticos.

Por otra parte, es interesante también hacer mención del estudio de Alvarado
(2008), ya que complementa apropiadamente el trabajo de Garriga & Melé (2004)
y Melé (2007). Concretamente identifica la naturaleza teórica de las contribuciones
o investigaciones sobre RSE, con base en los postulados de McWilliams, Siegel
& Wright (2006) (teorías, visiones, perspectivas y principios teóricos), clasifica
el tipo de trabajo de cada investigación según las categorías de orientación
epistemológicas propuestas por De Bakker, Groenewegen & den Hond (2005)
(conceptual, exploratoria, predictiva, instrumental, normativa o descriptiva),
incorpora el análisis de nuevos trabajos contribuyendo con la inclusión de la
perspectiva teórica neo-institucional y, finalmente, las clasifica dentro de las
categorías y subcategorías de Garriga & Melé (2004).

Teniendo en cuenta lo anterior, como aporte a la temática, se han identificado


las perspectivas teóricas de Porter & Kramer (2011) y Vives (2012a). La primera,
la teoría de la creación de valor compartido (CSV por sus siglas en inglés) y la
segunda, la teoría de compartir el valor creado por la empresa. De momento, se
puede decir que ambos planteamientos encajan dentro de las teorías instrumentales
y las éticas. Para mayor ilustración, se ha construido la tabla 3, que resume las
teorías científicas de RSE y, en la cual se detallan las categorías, subcategorías y
nombre específico de las mismas. En total se encontraron 23 teorías que, por su
propia naturaleza, se pueden clasificar dentro de una o más de las categorías y
subcategorías propuestas por Garriga y Melé (2004). Como conclusión preliminar,
se puede decir que las diferentes teorías expuestas evidencian que la RSE, lejos de
ser una práctica empresarial sin fundamento, es un concepto ético con fuertes
raíces teóricas sobre la cuales se encuentran cimentadas las políticas, estrategias y
acciones de los diferentes agentes económi­cos empresariales de la sociedad.
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 69

Tabla 3. Teorías científicas de la RSE

Categorías Subcategorías Nombre específico de las teorías


Maximización del Valor
Agencia. Relativismo Ético.
de los Accionistas
Empresa. Estratégica de la Empresa. Recursos y
Estrategias para lograr
Instrumentales Capacidades. Liderazgo Estratégico. Crear Valor
Ventajas Competitivas
Compartido. Compartir el Valor Creado.
Marketing relacionado
Empresa. Estrategia de la Empresa.
con alguna causa
Constitucionalismo
Servidor.
Corporativo
Políticas Teoría Integradora del Integradora del Contrato Social.
Contrato Social Servidor.
Ciudadanía Corporativa Ciudadanía Corporativa.
Empresa. Grupos de Interés. Respuesta Social
Gestión de Asuntos Corporativa. Estratégica de la Empresa.
Sociales Relativismo Ético. Ética aplicada a la Empresa.
Integradora del Contrato Social. Institucional.
Agencia. Grupos de Interés. Respuesta
Principio de Responsa-
Social Corporativa. Recursos y Capacidades.
bilidad Pública
Institucional.
Integradoras Propiedad. Empresa. Agencia. Grupos de
Interés. Estratégica de la Empresa. Recursos
Gestión de Stakeholders
y Capacidades. Ética aplicada a la Empresa.
Integradora del Contrato Social. Servidor.
Propiedad. Empresa. Agencia. Respuesta
Desempeño Social Social Corporativa. Estratégica de la Empresa.
Corporativo Relativismo Ético. Ética aplicada a la Empresa.
Servidor.
Propiedad. Grupos de Interés. Ética aplicada
Teoría Normativa de los
a la empresa. Integradora del Contrato Social.
Grupos de Interés
Democracia Corporativa.
Grupos de Interés. Estratégica de la Empresa.
Ética aplicada a la empresa. Ciudadanía
Derechos Humanos
Corporativa. Ciudadanía de la Empresa.
Éticas Neoinstitucional.
Grupos de Interés. Institucional. Desarrollo
Desarrollo Sostenible Sostenible. Crear Valor Compartido. Compartir
el Valor Creado.
Enfoque del Bien Grupos de Interés. Estratégica de la Empresa.
Común Servidor. Bien Común. Kyosei. Virtud.

Fuente: elaboración propia a partir de Garriga & Melé (2004) y Alvarado (2008).
70 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

A manera de comentario reflexivo, no cabe duda de la validez práctica de todas


las teorías de RSE, no obstante, se quiere hacer énfasis en el valor que en estos
momentos tiene para la sociedad, la aplicación, por parte de las empresas de
las teorías éticas (y dentro de estas el DS), ya que buscan hacer lo correcto y
contribuir al bien común de todos sus stakeholders, lo que en últimas ayudaría
a la reconstrucción de una sociedad mejor. Tal como se comentó en un apartado
anterior, el DS, dentro de una sociedad, tiene como objetivo velar por el equilibrio
económi­co, social y ambiental, y en este sentido, las empresas deben ser las
principales promotoras de este equilibrio, desde las operaciones y actividades que
realizan.

Aunado a lo anterior, tal como lo argumentan Garriga & Melé (2004), desde la
realidad empresarial, una propuesta pragmática - dentro del campo de la RSE -
consiste en ampliar la contabilidad tradicional o línea de base (bottom line) al
concepto de la triple línea de base (triple bottom line) desarrollado en 1994 por
John Elkington (tal como se comentó en un apartado anterior), dado que se
logran integrar los aspectos ambientales, económi­cos y sociales de las empresas,
los cuales son la base de la sostenibilidad. Dicho esto y teniendo en cuenta que el
sector de interés del presente escrito es el turismo, han de ser consideradas también
las apreciaciones que sobre el tema del desarrollo sostenible (fundamentado en la
ética) ha tenido el órgano rector a nivel mundial en el sector, la OMT, y que fueron
explicadas en detalle en un apartado anterior.

En cuanto al segundo enfoque del presente epígrafe, a continuación se describe


una valiosa propuesta para la clasificación de empresas según sus prácticas de
RSE, que ha sido elaborada a partir de los trabajos de Carroll (1991, 1999); De
George (1987); Drucker (1993); Freeman (1984); Garriga & Melé (2004); Murphy
(1978); Peña & Serra (2012, 2013); Peña, Guevara & Fraiz (2016b); Peña, Serra &
Muñoz (2017); Porter & Kramer (2002, 2006, 2011); Sasía & Valor (2007); Yepes,
Peña & Sánchez (2007) y Zadek, Sabapathy & Dossing (2003).

Adicionalmente, se tuvieron en cuenta los 16 documentos internacionales en


materia de RSE propuestos por Peña & Serra (2012, 2013), en Peña, Guevara &
Fraiz (2016b):
[…] Norma SGE 21 de Forética (primer sistema de gestión ética y socialmente
responsable europeo) versión 2008; el Libro Verde de la Comisión Europea de
2001 (“Fomentar un marco europeo de la Responsabilidad Social de la Empre-
sa”); la Comunicación de la Comisión Europea de 2002 (“La Responsabilidad
Social de las Empresas: una contribución empresarial al Desarrollo Sosteni-
ble”); la Comunicación de la Comisión Europea de 2006 (“Poner en práctica
la asociación para el crecimiento y el empleo: hacer de Europa un polo de
excelencia de la Responsabilidad Social de las Empresas”); la Comunicación de
la Comisión Europea de 2011 (“Estrategia renovada de la UE para 2011-2014
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 71

sobre la Responsabilidad Social de las Empresas”); los principios del Global


Compact/Pacto Mundial de las Naciones Unidas de 1999; la Guía ISO 26000 de
2010 (Guía sobre Responsabilidad Social); la norma ISO 9001 de 2000 (Sistema
de Gestión de la Calidad, requisitos); la norma ISO 14001 de 2004 (Sistema de
Gestión Medioambiental, requisitos con orientaciones para su uso); la norma
OHSAS 18001 de 2007 (Sistemas de Gestión de la Seguridad y Salud en el Tra-
bajo, requisitos); el G4 Sustainability Reporting Guidelines del Global Reporting
Initiative - GRI (2013); el Dow Jones Sustainability Indexes del Corporate Sus-
tainability Assessment Questionnaire - SAM Research de 1999; la Declaración
tripartita de la Organización Internacional del Trabajo sobre las Empresas Mul-
tinacionales y la Política Social de 2001; las Directrices de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económi­co para las empresas multinacionales
de 2008; el FTSE4Good Index Series Inclusion Criteria de 2008; y el Social Ac-
countability SA8000 Standard de 2008. (Peña, Guevara & Friz, 2016b, pp.15-16)

De manera concreta, el proceso metodológico que siguieron los autores Peña &
Serra (2012), en Peña, Guevara & Friz (2016b) se muestra seguidamente.
[…] (i) se llevó a cabo un análisis detallado y riguroso de la evolución que han
tenido las prácticas de RSE a lo largo de la historia, proponiendo la división
de los períodos de evolución en seis grupos y para cada uno se hace una des-
cripción de sus características y del tipo de RSE que se llevaba a cabo; (ii) se
realizó una clasificación del nivel de RSE, con base en la siguiente escala: nulo,
mínimo, bajo, medio, alto, máximo; (iii) se realizó una valoración cuantitativa,
con base en la siguiente escala: (0,0), (1,0-1,9), (2,0-2,9), (3,0-3,9), (4,0-4,9) y
(5,0); (iv) se realizó una valoración cualitativa, con base en la siguiente escala:
nulo, deficiente, insuficiente, aceptable, sobresaliente y excelente; y (v) a par-
tir del análisis de los 4 ítems anteriores, se propusieron 6 tipologías para las
empresas, las cuales son: Inactiva, Reactiva Filantrópica, Reactiva Legal, Acti-
va, Proactiva y Líder. (Peña, Guevara & Friz, 2016b, pp.15-16)

Lo valioso e innovador de esta clasificación es que permitirá conocer en qué nivel


de aplicación de RSE se encuentran las empresas y para ello se infiere en qué
etapa evolutiva (histórica) y/o de desarrollo se ubican las prácticas de RSE que
llevan a cabo. Es importante mencionar que esta clasificación permite también la
comparación entre empresas del mismo sector e inclusive de sectores diferentes.
Para mayor comprensión, a continuación se muestra la tabla de clasificación
propuesta, así como los resultados del análisis detallado de cada período de
evolución de la RSE, en donde se muestra, para cada uno, la caracterización de
las prácticas de RSE en cuanto al tipo y nivel de RSE con la respectiva valoración
cuantitativa y cualitativa de las mismas, con base en las escalas comentadas
anteriormente.
72 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Tabla 4. Clasificación de empresas según sus prácticas de RSE

Tipo de Período Tipo Nivel Valor Valor


Descripción
empresa evolutivo RSE RSE cuant. cualit.
No se evidencia
la realización de
ninguna prác-
tica de RSE, ya
que no se con-
Inactiva 1776 – 1900 Nula Nulo 0,0 Nulo
cibe el termino
RSE de una
manera formal
ni en sentido
estricto.
Se evidencian
Reactiva actividades 1,0 –
1900 – 1950 Filantrópica Mínimo Deficiente
Filantrópica aisladas de 1,9
Filantropía.
Se limi­tan al
estricto cum-
Reactiva 2,0 –
plimiento de 1950 – 1970 Básica Bajo Insuficiente
Legal 2,9
la legislación
vigente.
Comienzan a
realizar prácti-
cas responsa-
3,0 –
Activa bles de carácter 1970 – 1990 Táctica Medio Aceptable
3,9
táctico a las que
no están obliga-
das por ley.
La RSE se
integra a la 4,0 – Sobresa-
Proactiva 1990 – 1999 Estratégica Alto
estrategia del 4,9 liente
negocio.
Se implica con
el Desarrollo Integral -
Líder 2000 – hoy Máximo 5,0 Excelente
Sostenible de la Sostenible
Sociedad (ODS).

Fuente: elaboración propia a partir de los trabajos de Carroll (1991, 1999); De George (1987); Drucker (1993); Freeman (1984);
Garriga & Melé (2004); Murphy (1978); Peña & Serra (2012, 2013); Peña, Guevara & Fraiz (2016b); Peña, Serra & Muñoz (2017);
Porter & Kramer (2002, 2006, 2011); Sasía y Valor (2007); Yepes, Peña & Sánchez (2007); Zadek, Sabapathy & Dossing (2003).

A partir de la tabla 4, se concluye que las empresas pueden clasificarse en seis grupos,
de acuerdo con sus prácticas de RSE; en concreto: Inactiva, Reactiva Filantrópica,
Reactiva Legal, Activa, Proactiva y Líder. Algo realmente valorable e interesante
es que a cada tipo de empresa se le ubica históricamente en el período evolutivo
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 73

en el que se encuentra, según las prácticas de RSE. De manera adicional, se define


el tipo y el nivel de RSE que tienen y se les valora cuantitativa y cualitativamente.
A manera de síntesis, esta propuesta puede ser considerada como una referencia
metodológicamente bien estructurada, completa, innovadora y de rigor científico
para el conocimiento y clasificación de las prácticas de RSE que las empresas
llevan a cabo, sin importar el lugar del mundo en donde se encuentren, lo que, sin
duda, se convierte en un aporte evidente al tema central del estudio.

Finalmente, la tercera perspectiva muestra, de manera sintética, las líneas de


investigación de RSE que se han venido configurando desde el ámbito del
management:

[…] muchos han sido los enfoques que se le han dado a los estudios académi­
cos sobre la RSE, y en este sentido, Steiner (1972), Davis (1973), Keim (1978)
y Shaw & Post (1993) argumentan que líneas de investigación procedentes
de áreas como la teoría económica o la gestión empresarial han sido impor-
tantes para ir avanzando en el conocimiento científico de esta. Sin embargo,
en palabras de Calveras & Ganuza (2009), no existe mucha literatura sobre la
RSE desde la teoría económica, en cambio sí que existen varias reseñas de la
literatura académica de la RSE desde el management.

Independientemente de la cantidad de literatura existente desde ambas


perspectivas, la reflexión conceptual de la RSE ha puesto un énfasis bastan-
te importante en la economía y el management, por encima, inclusive, de la
perspectiva de la sociología y de la política (Lee, 2008) Este hecho se eviden-
cia tanto desde el punto de vista de publicación académica, como de auto-
res más citados (según el Social Science Citation Index) en el campo de la RSE.
(Peña, Guevara & Fraiz, 2016a, pp.140-141)

Teniendo en cuenta estos interesantes planteamientos, Peña, Guevara & Fraiz


(2016a) deciden hacer una revisión a los trabajos de Lockett, Moon & Visser
(2006); Bigné et al. (2010); Pérez (2011) y Perdomo & Escobar (2011), lo que les
permite hacer una propuesta renovada que agrupa las líneas actuales de investiga-
ción de RSE, desde el ámbito general del management, en las cinco categorías que
se describen a continuación.
[…] (i) línea RSE-RFE: correlación existente entre la RSE y los resultados
financieros empresariales; (ii) línea RSE-Organización, enfocada en las
características del directivo: análisis de las actitudes, características y
remuneración del directivo frente a la RSE; (iii) línea RSE-Marketing: análisis de
diversas temáticas relacionadas con estrategias y acciones empresariales en
la materia, y la percepción de los consumidores sobre dichas actuaciones; (iv)
línea RSE-Accountability: análisis de la rendición de cuentas (transparencia) y
el reporting corporativo y (v) línea RSE-Estrategia social y modelo empresarial
para crear, compartir valor y contribuir a la sostenibilidad empresa–sociedad.
(Peña, Guevara y Friz, 2016a, p.142)
74 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Concluido el presente apartado corresponde discutir, ahora, los análisis prácticos


más destacados de la RSE, esta vez, desde el ámbito del turismo y de la hotelería,
sectores de interés prioritario para la presente obra.

2.4. La RSE aplicada al sector turístico y hotelero


En este apartado se hará un análisis detallado de los impactos positivos y negativos
que genera el turismo, seguido de una síntesis sobre los principales estudios
realizados en el campo de la RSE, tanto en el ámbito general del turismo, como en
el ámbito específico del sector hotelero.
Tal como lo evidencia el trabajo de Peña & Serra (2012), en la literatura científica
los impactos del turismo han sido clasificados en tres grandes grupos: impactos
económi­cos, impactos socioculturales e impactos ambientales (Archer, 1997;
Archer & Cooper, 1998; Bosselman, Peterson & McCarthy, 1999; Ceballos-
Lascurain, 1996; Cooper & Wanhill, 1997; Godfrey & Clarke, 2000; Hall &
Higham, 2005; Lindberg & Johnson, 1997; Middleton & Hawkins, 1998; Mowforth
& Munt, 1998; Sönmez, 1998; Wagner, 1997).
En cuanto a los impactos económi­cos y socioculturales, Jafari (2005) - probablemente
el científico más estudioso de la sociología del turismo, a nivel mundial, - concluye
que este genera costos y beneficios para el destino. Dentro de los costos económi­
cos se encuentran que causa inflación, aumenta las importancias superfluas, crea
estacionalidad y contribuye al desempleo, es susceptible a cambios, rumores,
epidemias y fluctuaciones económicas, promueve un desarrollo desequilibrado,
crea dependencia exterior, crea efectos de demostración (por ejemplo, la influencia
externa hace que los jóvenes acumulen muchos bienes materiales asumiendo que
estos los llevará a alcanzar el estilo de vida hedonista de los turistas), destruye
recursos y crea polución visual (p.42). En cuanto a los beneficios económi­cos, se
tienen: la creación de empleos a tiempo completo, parcial y también estacionales
que requieren de baja cualificación, genera divisas, utiliza infraestructura
existente, usa productos locales, facilita el desarrollo económi­co, complementa
otras actividades económicas y tiene efectos multiplicadores (p.41). Por otra
parte, los costos socioculturales están asociados a que contribuye a crear barreras
de comunicación, genera estereotipos, puede inducir a la xenofobia, produce
polución social, promueve la mercantilización de comunidades y de su cultura,
religión, artes y demás, debilita la estructura familiar, contribuye a la prostitución,
puede incrementar la delincuencia, puede generar conflictos en las comunidades
de acogida (p.42). Así mismo, los beneficios socioculturales son atribuidos a la
mejora de la educación, promueve el entendimiento internacional y la paz, puede
reducir barreras lingüísticas, socioculturales, idiomáticas, raciales, políticas y
religiosas, refuerza el mantenimiento de la cultura y el patrimonio, promueve el
cosmopolitismo y la participación en la comunidad global y mejora la apreciación
por la cultura propia (p.41).
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 75

En cuanto a los impactos ambientales, Llull (2001), en uno de los trabajos más
completos y rigurosos sobre el tema, sugiere que, para su clasificación, se pueden
plantear cinco tipos de criterios. El primero, desde el punto de vista del consumo de
inputs y la generación de outputs; el segundo, según los efectos en el tiempo (corto
o a largo plazo); el tercero, de acuerdo con si son positivos o negativos; el cuarto,
según el tipo de alcance que tengan (local, regional, nacional o global); y el quinto,
según el origen de los mismos (directos, indirectos o inducidos). Teniendo en cuenta
todos estos criterios, el mismo autor opta por el primero como hilo conductor,
relacionándolo con el tercero de acuerdo con si son positivos o negativos. Por tal
razón se hará una descripción detallada de los impactos del primer criterio.

En relación al consumo de inputs los impactos más representativos se muestran a


continuación.
[…] se pueden dividir en tres niveles; los derivados de la fase de construcción
e implantación del equipamiento turístico y las infraestructuras; los produci-
dos en su estado de funcionamiento operativo; y los generados por las activi-
dades que realizan los propios turistas.
Dentro de los impactos en la fase de construcción se encuentran el consumo
de recursos naturales como el suelo, agua, materiales de construcción y ener-
gía, el consumo de territorio, la contaminación arquitectónica que degrada el
paisaje y la sustitución de los usos tradicionales del suelo. Sin embargo, del
otro lado de la balanza se le reconoce al turismo su contribución a la rehabili-
tación y renovación urbanas, a la restauración y conservación de monumen-
tos, a las mejoras en las infraestructuras, a las mejoras ambientales específicas
y al incremento de oferta cultural y de ocio, cuestiones que benefician tanto a
turistas como a residentes
En referencia a los impactos en la fase de funcionamiento operativo, Luill
(2001) destaca los efectos negativos sobre el clima, el paisaje, la morfología
geológica, la flora, la fauna y el consumo de agua y energía. No obstante,
como efecto positivo para el paisaje, la transformación turística del entorno
en algunos casos puede potenciar el atractivo del mismo y contribuir a la
toma de decisiones conservadoras como la creación o el mantenimiento de
parques o reservas naturales.
En cuanto a los impactos derivados de las actividades de los turistas, Lluill
(2001) advierte que los más comunes son la producción de basuras y conta-
minación, el riesgo de incendios, las molestias a la fauna, la recogida de espe-
címenes, las actividades de predación y erosión por pisadas y por tránsito de
vehícu­los. (Peña & Serra, 2012, p. 1463)

En relación con la generación de outputs los impactos más comunes se explican


como sigue.
[…] los impactos medioambientales del turismo producidos como conse-
cuencia de la producción de determinados outputs hacen referencia a los re-
76 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

siduos y la contaminación. Específicamente, la producción de residuos sólidos


urbanos se convierte en uno de los problemas más relevantes para el medio
natural que se agrava mucho más en destinos insulares dada la escasez de
territorio donde verter esos residuos y lo costoso de un eventual transporte
al exterior.
La contaminación se da a nivel marino por vertido de aguas residuales, acei-
tes, combustibles, basuras o detergentes. De igual manera, se da la contami-
nación del aire y de la atmósfera debido a la concentración demográfica y
urbana que conlleva, por ejemplo, el turismo de masas y el transporte de los
turistas. Otra forma de contaminación es el ruido, cuyo problema está ligado
también al transporte, a la construcción, a la concentración de turistas y sus
actividades relacionadas como la diversión nocturna. Lo paradójico es que
esta contaminación acústica la padecen los principales actores del sistema
turístico, es decir los residentes, la vida salvaje y los propios turistas. (Peña &
Serra, 2012, pp. 1463-1464)

Una vez conocidos los impactos generados por la actividad turística y teniendo en
cuenta los resultados de los trabajos de Peña & Serra (2012, 2013), a continuación
se hará una síntesis sobre los principales estudios en materia de RSE, aplicados
tanto al sector turístico en general, como al sector hotelero en particu­lar. En
este sentido, a partir de los impactos positivos y negativos del turismo, Ayuso &
Fullana (2002), Bengoechea, Magadán & Rivas (2006), Bramwell & Lane (1993),
Hunter & Green (1995) y Welford, Ytterhus & Eligh (1999) argumentan que, en el
campo turístico, la RSE debe plantearse bajo el contexto de un turismo sostenible
y para lograr un verdadero avance práctico en el tema, ambos conceptos deben
quedar explícitos en las políticas turísticas de los destinos, teniendo en cuenta,
entre otras cuestiones, los principios básicos recomendados por Torres (2004)
que hacen referencia al sistema de actividades turísticas, la concienciación
e identificación turística, los aspectos socioeconómi­ cos, medioambientales,
culturales, territoriales y la transversalidad y gestión pública del turismo. De esta
manera, se garantiza que la actividad turística se desarrolle dentro de parámetros
y criterios responsables y sostenibles, contribuyendo con ello al mejoramiento de
los indicadores socioeconómi­cos de los destinos y del bienestar de las poblaciones
locales. Es clara entonces la imperante necesidad de una mayor relación práctica
entre la RSE y la sostenibilidad, sobre todo en turismo, tal como lo argumenta
Tepelus (2008).
En este sentido, Tepelus (2008) considera la RSE como un marco conceptual
guía para hacer avanzar el debate sobre la sostenibilidad del turismo de una
manera que reconoce y asigna la responsabilidad específica para el sector pri-
vado.
No obstante, desde el punto de vista práctico la misma autora argumenta que
la RSE solo ha sido abordada explícitamente en el turismo desde hace muy
poco tiempo y en la práctica generalizada del sector turístico el concepto aún
es débil. (Peña & Serra, 2012, pp. 1463-1464)
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 77

En cuanto a la literatura específica sobre RSE en turismo, se puede decir que es


escasa (Bohdanowicz, 2006) y autores como Henderson (2006); Papaleo & Beeton
(2006); y Fennel & Malloy (2007); citados en Tepelus (2008), coinciden con esta
afirmación; sin embargo, últimamente se han incrementado los estudios en la
misma (Erdogan & Barisb, 2007; Henderson, 2007; Kalisch, 2002; Lee & Park,
2009; Roner, 2006; Scanlon, 2007). Por otra parte, es sabido que la RSE es, en un
sentido amplio, un concepto ético, por tanto es recomendable que su análisis se
realice de una manera holística en los ámbitos sociales, económi­cos y ambientales
de la sociedad y en este sentido, autores como Bohdanowicz (2007) y Holcomb,
Upchurch & Okumus (2007) han evidenciado la poca investigación de la RSE,
desde el punto de vista holístico, en el campo del turismo y más específicamente
en la industria hotelera. Sin embargo, es destacable mencionar que la Profesora
Christine Lynn, directora del Isbell Hospitality Ethics del School of Hotel and
Restaurant Management (Northern Arizona University) ha realizado, en 2011,
una de las revisiones de literatura más completas y sistemáticas de RSE en turismo
desde la amplia perspectiva de su carácter ético, por lo cual merece la pena mostrar
los resultados más importantes.
Lynn (2011) ha hecho un importante, riguroso y exhaustivo trabajo al revisar
y analizar los artícu­los que en el tema en cuestión han sido publicados entre
1990 y el 2010 en las revistas (académicas y magazines empresariales) del ám-
bito de la hotelería y el turismo para lo cual utilizó como fuente principal de
información The Hospitality and Tourism Index.
El estudio indica que en 20 años se han escrito 527 artícu­los los cuales han
sido agrupados en 12 categorías. Acciones poco éticas (93); ¿qué tan ético
somos? (49); ¿cómo hacer lo correcto? (79); valores de la empresa (17); éti-
ca y liderazgo (17); códigos de ética, lo necesario y como desarrollarlos (75);
ética para educadores en turismo (5); enseñando ética (38); ética del turismo
(60); tendencias, problemas y desafíos (24); responsabilidad corporativa (38);
y prácticas verdes/sostenibles (32).
De este grupo, se analizaron las cuatro categorías con mayor incidencia en la
RSE y se encontró que solamente fueron publicados 67 artícu­los en revistas
científicas detalladas así: 21 sobre códigos de ética, 36 sobre ética del turismo,
5 sobre responsabilidad corporativa y 5 sobre prácticas verdes/sostenibles.
Esto indica que en promedio se publicaron un poco más de 3 artícu­los por
año, una cifra bastante insípida para un tema actualmente tan relevante como
la RSE, en uno de los sectores económi­cos más importantes a nivel mundial,
como lo es el turismo. (Peña & Serra, 2012, pp. 1464-1465)
Además de este completo estudio que se acaba de describir, es interesante
comentar las conclusiones de tres importantes trabajos académi­cos realizados en
la materia; el primero, publicado en el 2002, por el World Travel and Tourism
Council (WTTC); el segundo, realizado en 2011, por Sheldon & Park; y el tercero,
elaborado en 2014, por Camilleri. A continuación se muestran los resultados más
relevantes de cada trabajo.
78 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Es importante comenzar exponiendo que, a pesar de que el trabajo realizado por la


WTTC (2002) no es de revisión de literatura de RSE en turismo en sentido estricto,
se ha decidido incluir porque es una publicación pionera de la industria turística
en el terreno de la RSE. A manera de síntesis, se puede concluir que es un trabajo
que utiliza el business case for CSR para mostrar ejemplos de las empresas top en
materia de RSE, destacando las acciones para apoyar gobiernos y comunidades, la
priorización de la sostenibilidad, el valor de marca en el mercado, la construcción
de una conciencia social en los viajeros, la atracción de inversionistas socialmente
responsables, el mejoramiento de la capacidad para la contratación de mano de
obra altamente cualificada y el mejoramiento en las evaluaciones de riesgos y la
capacidad de respuesta.

Por otra parte, Sheldon & Park (2011), en su estudio, argumentan que la literatura
en RSE relacionada con la industria de viajes y turismo ha venido aumentando,
debido a su estrecha relación conceptual con la sostenibilidad; sin embargo, los
datos empíricos sobre las percepciones y acciones de dicha industria, en relación
con la RSE, siguen siendo escasos. En su revisión de literatura, un trabajo
interesante es el de Ravinder (2007), quien recomienda el desarrollo de una nueva
serie de directrices para las actividades de RSE de las compañías aéreas a nivel
global. Otros trabajos destacados son los de Carey, Gountas & Gilbert (1997),
Miller (2001), Kalisch (2002), Tepelus (2005), Budeanu (2005) y Van Wijk &
Persoon (2006), los cuales reconocen el papel crítico de los touroperadores en
la sostenibilidad de los destinos, enfocando su atención sobre todo en Europa
(Alemania y Reino Unido, principalmente), en donde este tipo de empresas son
más frecuentes que en el resto del mundo. De estos estudios, llama la atención
una de sus conclusiones, la cual argumenta que el nivel de preocupación por la
sostenibilidad de los destinos turísticos de los touroperadores de masas ha sido
menor que el de los pequeños touroperadores especializados, quienes ponen
en consideración la sostenibilidad del destino y enfatizan en la necesidad de la
educación continuada y el entrenamiento.

Los autores también referencian el trabajo de Bergkvist (2006) en relación a


las conclusiones del 2006 Business Enterprises for Sustainable Travel Education
Network Think Tank, en el cual se mostraron investigaciones sobre la RSE en
diferentes sectores de la industria de viajes y turismo como aerolíneas, hoteles,
museos, turismo cinematográfico y destinos. Las principales conclusiones se
enfocan en la muestra de esfuerzos iniciales, en la mayoría de los sectores, para
involucrar a todas los stakeholders en las actividades de RSE de las empresas de
viajes; y en la capacidad que tiene la RSE para crear capital social, advirtiendo
sobre la necesidad de mayor supervisión y rendición de cuentas de las actividades
de RSE por parte de las empresas turísticas. En cuanto al sector de la restauración,
Sheldon & Park (2011) hacen énfasis en el trabajo de Jones, Comfort & Hiller
(2006) realizado en el Reino Unido, quienes muestran cómo los diez principales
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 79

minoristas de alimentos por cuota de mercado de ese país concluyen que la RSE
trae beneficios multifacéticos y a largo plazo a las empresas y a la sociedad. De
igual forma, también referencian trabajos interesantes en el sector hotelero,
como los de Gard McGehee & Wattanankamolchai (2007), Henderson (2007) y
Bohdanowicz (2007).

A manera de resumen, Sheldon & Park (2011) concluyen, a partir de su revisión de


literatura sobre RSE en la industria de viajes y turismo, que algunos esfuerzos están
siendo realizados por la industria para ser más responsable en los destinos en los que
opera, y que a la vez estos esfuerzos van en aumento. Sin embargo, aunque es evidente
el creciente énfasis en los estudios de la RSE, en general, el sector de los viajes y turismo
en el mundo, y en particu­lar en USA, ha sido poco investigado, a pesar de su estrecha
relación y dependencia de los ambientes y culturas, lo que se evidencia por la escasez
de datos empíricos derivados de investigaciones sobre las percepciones y acciones de
la industria de viajes y turismo en relación con la RSE. En el mismo trabajo del estudio
de campo aplicado a empresas del sector de viaje y turismo de USA, miembros de la
Travel Industry Association of America (TIA), se concluye que hay un acuerdo general
sobre la importancia de la RSE para la industria, ahora más que nunca; la mayoría
participa en alguna actividad de RSE y el 24% tienen una persona dedicada a liderar
las mismas. Por otra parte, las principales motivaciones para la práctica de la RSE son
la mejora de la repu­tación y la mejora en las relaciones comunitarias; los principales
obstácu­los son la falta de recursos y la falta de entendimiento del concepto de la
RSE; además de esto, los resultados muestran un predominio de los proyectos de
RSE ambientales, en lugar de socioculturales; y por último, los hallazgos encontrados
implican una necesidad urgente de conceptualización clara y direccionamiento para
una mejor participación en actividades de RSE por parte de la industria de viajes y
turismo de USA.

En cuanto al estudio de Camilleri (2014), se puede decir que es muy interesante,


porque muestra una revisión de literatura sobre el avance de la agenda del
turismo sostenible, mediante la perspectiva de la RSE en el sector; en este punto,
se recuerda que en apartados anteriores ya se ha comentado sobre la importante
relación entre la RSE y el DS para el constructo de la RSE y más allá de esto su
adecuada aplicación al mundo real de las organizaciones, en especial las del
ámbito turístico.

Una primera conclusión sugiere que las industrias del turismo están presenciando
continuamente el cambio de actitudes por parte de los consumidores y a su vez de
las propias empresas (en especial las hoteleras), lo cual, se ha debido a la aparición
de la agenda de la sostenibilidad en el sector; además, se identifican factores claves
que plantearon la cuestión del turismo sostenible, así como las políticas de RSE,
incluyendo comités intergubernamentales y organizaciones no gubernamentales.
Se evidencian, también, continuas discusiones en muchos foros internacionales,
80 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

conferencias, seminarios y coloquios, sobre turismo sostenible, comportamientos


responsables y temas relacionados; sin embargo, las discusiones se caracterizan
por la presentación de las teorías que definen los conceptos, en lugar de ser
talleres prácticos que identifiquen el modelo de negocio y la forma de activar una
participación más protagónica de la RSE en la industria del turismo.

La literatura revisada en este trabajo revela, también, que los enfoques basados en
el valor se centran en mejorar el rendimiento del negocio del turismo a través de
prácticas eficaces y eficientes en sus entornos de trabajo. Camilleri (2014) también
argumenta que una de las contribuciones más importantes de su estudio es mostrar
los avances en la relación que tienen la RSE y la sostenibilidad dentro del sector
turístico y que, en últimas, la sostenibilidad a largo plazo puede ser alcanzada,
si los profesionales de la industria direccionan sus esfuerzos con éxito hacia sus
déficits sociales y comunitarios, lo que sin duda alguna, puede convertirse en una
realidad, mediante la práctica de la RSE.

Dicho esto y después del análisis y recuento de la literatura de la RSE en turismo,


se ha dejado en evidencia la poca investigación en el tema, si se compara con otros
tópicos en turismo y lo que preocupa aún más son los bajos niveles de prácticas de
RSE que se dan en el sector. De acuerdo con Tepelus (2008), esto se debe a que las
estructuras de poder que existen en el complejo sistema turístico, han retardado
la decisión de aplicar la RSE por parte del sector privado, originando, entre otras
cosas, que el diálogo sobre RSE entre las empresas turísticas y sus stakeholders
(sobre todo ONG) se tornara un poco incómodo, escéptico y se desarrollara bajo
un ambiente de desconfianza. No obstante, son claras las evidencias de muchos
países que han decidido apostarle al turismo como una herramienta de desarrollo
(Peña & Serra, 2009), el cual debe pensarse, aplicarse y comunicarse en términos
de desarrollo sostenible, cimentado sobre los principios de futuro, equidad y
holismo (Redcliffe & Woodgate 1997); estos, de momento, no han sido aplicados
por parte de los actores que componen el sistema turístico, como deberían. En el
ámbito del turismo sostenible hay muchas evidencias del potencial del sector para
avanzar hacia la consecución de los objetivos de este tipo de desarrollo (Berry &
Ladkin 1997; Pigram & Wahab, 1997) por lo que se hace necesaria una implicación
más decidida en la materia. Ante este panorama, Peña & Serra (2012) han dicho
que la RSE se convierte en una herramienta fundamental para el sector turístico,
dado que es el marco sobre el cual el turismo sostenible se vuelve operativo,
construyendo con ello el camino hacia el desarrollo sostenible de los destinos.
En este sentido, la RSE, en su concepto más amplio, se convierte en el medio más
eficiente y eficaz para alcanzar un fin concreto denominado sostenibilidad (pp.
1465-1466); a lo que añaden:

Wheeler, Colbert & Freeman (2003) coinciden con esta afirmación al conside-
rar que el progreso de las comunidades humanas será alcanzable a través del
Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 81

comportamiento socialmente responsable de las empresas y que el desarrollo


sostenible y la sostenibilidad son consecuencia de la RSE.
Por ello, mientras muchos empresarios siguen pensando en subirse o no al
vehícu­lo de la RSE (si se suben holísticamente es preferible que sea más por
ética que por otra causa), la Organización Mundial del Turismo (OMT), como
organismo rector del turismo internacional, no debe escatimar esfuerzos en el
desarrollo de un liderazgo mayor, que permi­ta aumentar de manera exponen-
cial, la promoción de la RSE en el sector turístico y más allá de esto velar por
su debida aplicación en las empresas turísticas. (Peña & Serra, 2012, p.1466)

Por otra parte, en relación con los estudios de RSE aplicados al sector hotelero, un
trabajo interesante ha sido el realizado por Peña, Guevara & Fraiz (2016a) quienes
han realizado una revisión de literatura del período 2004-2014, mediante la cual
encontraron 52 estudios que agruparon en cuatro grandes líneas de investigación
(ver tabla 5), tal como se muestra a continuación.
[…] i) línea RSE-Prácticas; ii) línea RSE-Accountability; iii) línea RSE-Marketing; y
iv) línea RSE-RFE. La primera línea se enfoca en el análisis de las prácticas de
RSE que las empresas hoteleras llevan a cabo (incluyendo filantropía/donacio-
nes), así como en los principales factores que motivan u obstaculizan su imple-
mentación; además, estudia la influencia del entorno local (economía, política,
cultura, desarrollo) en los niveles aplicación de la RSE. La segunda línea orien-
ta sus estudios hacia la rendición de cuentas (transparencia) y el reporting cor-
porativo. La tercera estudia diversas temáticas relacionadas con estrategias y
acciones empresariales de marketing en RSE, así como la relación y percepción
de los consumidores y clientes internos (empleados) sobre las actuaciones en
la materia. La cuarta analiza la correlación existente entre RSE y los resultados
financieros empresariales. (Peña, Guevara & Fraiz, 2016a, p.144)
82 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Tabla 5. Líneas de investigación de RSE sector hotelero 2004-2014

Línea de Autores – lista cronológica de Número de


Descripción
Investigación publicación estudios
Análisis de las Do Céu Almeida (2005); Kasim (2006);
prácticas en RSE Nord (2006); Palau (2006); Pricewater-
que llevan a cabo houseCoopers (2006); Gard McGehee y
las empresas hote- Wattanakamolchai (2007); Font (2008);
leras (incluyendo Gard McGehee et al. (2009); Tsai et al.
filantropía/dona- (2010); Cardona y Hernández (2011);
ciones), así como Fernández y Cuadrado (2011); Huimin
los principales fac- y Ryan (2011); Levy y Park (2011); Ga-
tores que motivan ray y Font (2012); Mattera y Moreno
u obstaculizan su (2012); Melo, Cox Moura-Leite y Carlton
implementación; Padgett (2012); Peña y Serra (2012b);
RSE – Prácticas 30
además, estudia Vaca (2012); Calveras (2013); Eme et
la influencia que al. (2013); Garay y Font (2013); Huimin
tiene el entorno et al. (2013); Khunon y Muangasame
local (economía, (2013); González Jiménez de la Espada
política, cultura, (2013); Martínez, Pérez y Rodríguez del
desarrollo) en los Bosque (2013); Rodríguez-Antón, Alon-
niveles aplicación so-Almeida y Celemín-Pedroche (2013);
de la RSE. Ferus-Comelo (2014); Sánchez-Fer-
nández, Vargas Sánchez y Remoaldo
(2014); Sandve y Øgaard (2014); Sepúl-
veda, Ordoñez y Prada (2014).
Análisis de di-
versas temáticas
Kasim (2004); Deery, Jago y Stewart
relacionadas con
(2007); Mackenzie y Peters (2012); Tsai,
estrategias y accio-
Tsang y Cheng (2012); Aminudin (2013);
nes empresariales
Kucukusta, Mak y Chan (2013); Mar-
en la materia y la
RSE – Marketing tínez y Rodríguez del Bosque (2013); 11
relación y percep-
Benavides-Velasco, Quintana-García
ción de los consu-
y Marchante-Lara (2014); Fu, Ye y Law
midores y clientes
(2014); Gao y Mattila (2014); Trías y Gar-
internos (emplea-
cía (2014).
dos) sobre dichas
actuaciones.
Análisis de la ren- Bohdanowicz (2007); Henderson (2007);
dición de cuentas Holcomb, Upchurch y Okumus (2007);
RSE – Accounta- (transparencia) y Bohdanowicz y Zientara (2008 y 2009);
10
bility reporting corpo- Martos (2011); Rey-Maquieira et al.
rativo. (2011); de Grosbois (2012); Font et al.
(2012); Dzingai (2013).
Correlación exis-
tente entre la RSE
RSE – RFE y los resultados García y Armas (2007). 1
financieros empre-
sariales.

Fuente: Peña, Guevara & Fraiz (2016a).


Capítulo 2: La aplicación de la responsabilidad social empresarial 83

A partir de lo consignado en la tabla 5, Peña, Guevara & Fraiz (2016a) explican


cómo ha sido la distribución de los estudios dentro de las líneas de investigación
propuestas, recomendando, además, la realización de acciones concretas a futuro
para el enfoque y desarrollo investigativo del tema.

[…] ha habido un predominio de los estudios que se enfocan en la línea de


investigación RSE-Prácticas con 30 trabajos (58% del total), seguidos por las
investigaciones en las líneas de RSE-Marketing y RSE-Accountability con 11
(21% del total) y 10 estudios (19% del total) respectivamente, y por último, la
línea RSE-RFE con 1 estudio (2% del total).

Teniendo en cuenta lo anterior, de manera más específica se recomienda que


sigan desarrollándose investigaciones en las cuatro líneas de investigación
encontradas, pero haciendo comparaciones y analizando las particu­laridades,
similitudes y diferencias entre los hoteles, siendo el tamaño una de las más
relevantes, pues es interesante tratar de identificar no solo las buenas prácti-
cas en las diferentes líneas de investigación, sino las principales motivaciones
y los obstácu­los en torno a la aplicación de la RSE, ya que lo que realmente
interesa para las empresas del sector hotelero y la sociedad anfitriona que las
acoge es que pongan en acción la RSE de una manera más decisiva, sin im-
portar el tamaño que ostente cada una de ellas. (Peña, Guevara & Fraiz, 2016a,
pp.152-153)

Los autores en este estudio dejan flagrantemente en evidencia una realidad


preocupante: la escasez de trabajos encontrados; sin duda alguna, 52 artícu­los,
en el período estudiado, se vislumbran como una cifra baja para un tema tan
importante, en los tiempos de hoy, como lo es la RSE, y más aún dentro de un
sector como el hotelero, el de mayor relevancia del sector turístico, considerado
como uno de los sectores económi­cos más importantes del mundo, cuestión que
se ha venido comentando a lo largo de la presente obra.

Lo anterior ha sido corroborado recientemente por Serra, Peña, Ramón &


Martorell (2018), al actualizar el estudio anterior con una revisión de literatura
en el mismo sector durante el período 2006-2015 cuyos resultados han sido
publicados en la prestigiosa revista científica Cornell Hospitality Quarterly. En
síntesis, han clasificado las líneas de investigación en tres: RSE-Prácticas, RSE-
Reporting y RSE-Impactos, dividiendo esta última en RSE-Marketing y RSE-
Desempeño Financiero.

En sus conclusiones ratifican la mencionada escasez de los estudios de la RSE


en la industria hotelera y a manera de recomendación sugieren el desarrollo de
investigaciones que muestren las reacciones y concientización de los consumidores
ante la RSE; la percepción y reacción ante la RSE de un stakeholder fundamental
como lo es la comunidad local; la disposición a pagar por los clientes un precio
84 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

especial en hoteles que lleven a cabo estrategias y acciones de RSE; el vincu­lo entre
la RSE y el desempeño financiero empresarial; y finalmente la posible relación
entre la RSE y el valor de la firma en un sentido amplio, no solo el financiero.
C APÍTULO 3

L A CO M U N I C AC I Ó N
DE LA RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL

“Decidí utilizar las vidrieras de las tiendas de The Body Shop no para
dar a conocer nuestros productos, sino para impulsar y expandir nues-
tra filosofía, nuestros propósitos y las campañas que alentamos, sean
estas de Amnistía Internacional o simples mensajes contra la violencia
doméstica o en apoyo de la autoestima femenina”.
Anita Roddick.

En este capítulo se reflexionará sobre las temáticas más relevantes vincu­ladas


con la comunicación de la RSE, que irán, desde la concepción más estratégica
(accountability o rendición de cuentas en el campo de la RSE), hasta la más operativa
(reporting o informes de RSE). Concretamente, serán abordados cuatro temas:
accountability (conceptos, principales iniciativas e instrumentos), la evolución del
reporting en RSE, la literatura científica relacionada con la comunicación en RSE,
y finalmente, se analizará la literatura de reporting encontrada tanto en el sector
turístico en general, como en el sector hotelero, en particu­lar.

3.1.  Rendición de cuentas. Conceptualización,


iniciativas, instrumentos y aportaciones
Tal como hemos explicado en apartados anteriores, uno de los fines principales de
la RSE es contribuir a la construcción de una sociedad mejor, y esta concepción
se ha venido consolidando, entre otras cosas, debido a los cambios que ha tenido
la relación empresa-sociedad a lo largo de la historia, tal como se ilustra en la
siguiente figura.
86 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Figura 1. Relación histórica entre la empresa y la sociedad

“Lets cooperate”
OR
ESS SECT
USIN
THE B “Of course”

“Yes, if we must”

“Lets
”Trust us”
Cooperate”
“Show us”

“Tell us” Y
OCIET
THE S
“We do”

1970s 1980s 1990s 2000s

Fuente: Enell (2006) en Peña, Serra & Ramón (2017b).

Al respecto Peña, Serra & Ramón (2017b) argumentan lo siguiente:


Bajo esta idea fundamental, compartida, entre otros pensadores, por Frederick
(1978); Sethi (1975); Carroll (1979); y Andrews, (1987), las empresas deberían
actuar, particu­larmente, de manera responsable ante sus grupos de interés o
partes interesadas (en adelante stakehorders) y generalmente, de manera éti-
ca ante toda la sociedad global. Precisamente uno de los componentes clave
que demuestra ese compromiso, es la comunicación de la RSE por parte de
las organizaciones (Zéghal & Ahmed, 1990), logrando con este especial com-
portamiento, una legitimización de sus actividades empresariales. (Deegan
& Rankin, 1999; Brown & Deegan, 1998; Hooghiemstra, 2000) (Peña, Serra &
Ramón, 2017b, p.70)

Esta idea se refuerza y complementa con las posturas ideológicas de Vilanova,


Lozano & Dinarés (2006), en materia de legitimidad de la actuación empresarial
ante todos sus stakeholders.
En el fondo de la cuestión está la problemática del desarrollo sostenible den-
tro de un contexto de globalización, y cómo cada uno de los actores sociales
se enfrenta a dicha problemática. Así pues, no es la organización quien decide
por su cuenta la legitimidad de su actuación, sino que son también los otros
actores sociales y los individuos (en tanto que, simultáneamente, ciudadanos,
trabajadores y consumidores) quienes dan sentido a las actuaciones de la or-
ganización, a su visión y a su misión. Por ello cada uno de los actores utiliza
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 87

herramientas y estrategias diferentes para enfrentarse a este mismo proble-


ma: el sector público a través de políticas públicas, la sociedad civil a través
de movimientos sociales o colaboraciones con algunas organizaciones, la em-
presa a través de la responsabilidad social de la empresa (en adelante RSE), y
la sociedad a través de la democracia entendida en su sentido más amplio de
participación ciudadana. (Vilanova, Lozano & Dinarés, 2006, p.9)

Estos mismos autores dejan en claro que - bajo la perspectiva del DS, en un
contexto de globalización - los distintos actores sociales se interrelacionan y
dialogan, teniendo como vehícu­lo conductor la transparencia, que debe darse
de manera transversal en todas las actividades de la empresa; esto es lo que los
anglosajones denominan accountability. En palabras de Vilanova, Lozano &
Dinarés (2006): “En el centro de este proceso de accountability se encuentra la
necesidad de cada organización de reflexionar sobre su visión, sus stakeholders
y sus actividades, donde cada actor se pregunta qué le exigen los otros y qué se
exige a sí mismo” (p.10). La figura siguiente ilustra la relación entre el DS, la RSE
y el accountability.

Figura 2. Desarrollo sostenible, RSE y accountability

Sociedad

Democracia
(sentido amplio)

Accountability

Políticas Desarrollo
Gobiernos Sostenible RSE Empresas
públicas

Accountability

Movimientos
y colaboraciones

ONGs

Fuente: Vilanoba & Lozano (2005) en Vilanova, Lozano & Dinarés (2006).

El accountability debe ser estudiado desde el punto de vista amplio de la


rendición de cuentas (transparencia), cuyo fin último es legitimar las actuaciones
empresariales, no solamente ante sus stakeholders más cercanos, sino también ante
88 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

la sociedad en general; y para que esto tenga sentido práctico, la organización debe
saber sobre qué acciones concretas es responsable (responsabilidad), ante quién es
responsable (stakeholders específicos) y cuáles serán los medios que utilizará para
que la información llegue a buen destino (canales de comunicación).

Es decir, dentro de un marco de RSE el accountability se centra en la informa-


ción sobre RSE que dan las empresas, tanto explícita (discurso consciente so-
bre RSE) como implícita (en la presentación de sus prácticas y actividades). En
este sentido, debemos diferenciar dos ámbitos: por un lado, cómo transmiten
la información las empresas y por otro la información en sí y lo que esta impli-
ca en términos de prácticas y estrategia de RSE. Al final, desde una perspectiva
de accountability, los stakeholders deberían poder entender el modelo de RSE
que adoptan las empresas y las estructuras de gestión de la RSE dentro de las
mismas. (Vilanova, Lozano & Dinarés, 2006, p.11)

No obstante lo anterior, es clave mantener un equilibrio entre el compromiso firme


de hacer acciones en RSE y su adecuada comunicación, y no hacerlas simplemente
para comunicarlas, pues de lo contrario se crean divergencias entre la percepción
de lo que la empresa hace y lo que la sociedad en general percibe sobre las mismas.
Para mantener este equilibrio es necesario que el proceso del accountability sea
sistemático y que esté integrado a la estrategia del negocio. En concreto, Vilanova,
Lozano & Dinarés (2006) recomiendan los siguientes cuatro pasos:
En este contexto, cuanto mejor sea la política de accountability mayor será
la profundidad y productividad de este proceso. Es decir, en primer lugar, la
empresa define una estrategia de RSE con el objetivo de integrar los aspec-
tos económi­cos, sociales y medioambientales en sus operaciones, mediante
la adopción de estrategias, la definición de políticas y su transformación en
prácticas. En segundo lugar, la empresa define una política de transparencia
que va más allá de qué información se hace pública y se centra en la reflexión
sobre cómo medir y verificar dicha información. En tercer lugar, la empre-
sa establece una política concreta de comunicación, dibujando un mapa de
stakeholders de la empresa y valorando las necesidades de información de
cada uno de ellos. En este sentido es clave definir no tan sólo la información
sino los canales a través de los que desarrollar dicha comunicación. En cuarto
lugar es necesario tener en cuenta que todo este proceso se encuentra den-
tro de un marco en el que las diferentes iniciativas tanto públicas como priva-
das ejercen un gran impacto sobre el proceso, como por ejemplo legislación
que obliga a cualquier empresa cotizada en bolsa a publicar una memoria
social (caso de Francia), campañas internacionales en temas específicos
(caso de la campaña Ropa Limpia en el sector textil), o nuevas iniciativas en
el sector privado (caso de la ISO 26000 de RSE). (Vilanova, Lozano & Dinarés,
2006, p.14)
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 89

Este proceso se ilustra en la siguiente figura:

Figura 3. Proceso de accountability

Procesos

Estrategia Políticas Prácticas

Indicadores Medición Verificación

Información Reporting Canales


PROCESO DE ACCOUNTABILITY

Legislación, directrices
y recomendaciones

Fuente: Vilanoba & Lozano (2005) en Vilanova, Lozano & Dinarés (2006).

Este proceso tendría que llevarse a la práctica, de una manera cíclica y sistemática,
y por lo menos debe incluir una revisión del marco de referencia en cuanto a
la visión empresarial sobre RSE, un benchmarking de políticas de accountability
en su campo, así mismo, un diagnóstico empresarial en la materia, plan de
acción específico (que incluya indicadores a mostrar y sistema de medición) y la
realización propiamente dicha del reporting, con la respectiva verificación, por
parte de organismos externos/independientes a la empresa. Todo esto se ilustra a
continuación:

Figura 4. Funcionamiento del proceso de accountability




Marco Benchmark Diagnóstico


Plan de acción
Verificación

Proceso de accountability

Reporting Medición Indicadores

Fuente: Vilanoba & Lozano (2005) en Vilanova, Lozano & Dinarés (2006).
90 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Por otro lado, tal como lo argumentan Morsing & Schultzn (2006), las empresas
deben ser cuidadosas a la hora de emprender el proceso de accountability, pues,
a pesar de que la RSE es generalmente asociada a valores corporativos positivos
(casos Johnson & Johnson, The Body Shop y Patagonia), los mensajes de RSE han
despertado el sentido crítico por las actuaciones empresariales (caso Shell, por
ejemplo). Estos mismos autores citan los trabajos de Ashforth & Gibbs (1990) y
Vallentin (2001) en cuyos estudios demuestran que las empresas que exponen de
manera ambiciosa sus resultados éticos y sociales, atraen mucho la atención crí-
tica de sus stakeholders; también hacen mención de las investigaciones de Brown
& Dacin (1997), pues estos concluyen, de manera más crítica, que si una compa-
ñía se enfoca con mucha intensidad en la comunicación de la RSE, los consumido-
res pueden creer que tales empresas están tratando de esconder algo.

Esta preocupación por comunicar en cantidades cualquier cosa, se ve


influenciada por el sector económi­co en el que se encuentre la compañía, pues
se ha probado que el comportamiento de las empresas en reporting dependerá
de las características específicas de cada industria (Kolk, Walhain & Van de
Wateringen, 2001; KPMG, 2005) y en este sentido, un mayor esfuerzo en la
comunicación se hará con base en las expectativas que tiene la empresa sobre el
daño que le puede causar a su repu­tación, es decir, lo que la sociedad perciba del
sector (Kolk, Walhain & Van de Wateringen, 2001; Brammer & Pavelin, 2004;
KPMG, 2005). Bajo este contexto, autores como Follesdal (1998) han visto en el
accountability un mecanismo de control para las corporaciones, que se destina
para el establecimiento de acciones correctoras y sanciones para los fallos que se
detecten. Es una visión respetable, pero un tanto estrecha, pues, para el autor de
la presente obra, el sector empresarial debe entender el accountability como un
sinónimo de rendición de cuentas, de transparencia corporativa, y en últimas
de legitimación de sus actuaciones ante la sociedad en general; con el especial
cuidado de no caer en el doble error de no comunicar lo que hace o comunica
más de lo que realmente hace.

Por otra parte, uno de los principales problemas con los que se enfrenta la práctica
del accountability es la multitud de iniciativas e instrumentos - diversos entre
sí - que existen actualmente, desde los sectores público, privado y tercer sector,
principalmente, cuyas actuaciones pueden ser de los niveles locales, nacionales o
internacionales. La empresa se ve abrumada ante tanta información y no tienen,
en ocasiones, la capacidad para realizar una valoración que les permi­ta seleccionar
la iniciativa más adecuada. Por tal motivo, a continuación se describirán, de una
manera ordenada y práctica, las diferentes iniciativas e instrumentos que permiten
que la RSE sea visible para el colectivo de la sociedad. No obstante, se advierte
que no serán explicados en detalle porque esto desbordaría el objetivo central del
presente escrito.
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 91

La RSE no puede ser visible, de manera efectiva, para el público, si no la acompañan


referencias de medición y la dificultad inherente a esta actividad ha originado un
permanente debate (Carroll, 1999), cuyas principales conclusiones apuntan a que
son imprescindibles a la hora de pensar en una comunicación efectiva y clara de la
RSE, de cara a los diferentes stakeholders. El tema de la medición siempre ha sido
una tarea fundamental, tal como se muestra a continuación:

En todo caso, debemos convenir que la dificultad del empeño no nos exi-
me de abordar la tarea. Ya en 1972, Daniel Yankelovich (citado por Gray et al.,
1993; p.21) planteó la cuestión con claridad: “El primer paso es medir todo
aquello que pueda ser fácilmente medible. Hasta aquí estamos de acuerdo.
El segundo paso consiste en hacer caso omiso de lo que no puede medirse
con facilidad, o bien asignarle un valor cuantitativo arbitrario. Esto es artificial
y engañoso. El tercer paso es hacer la presunción de que todo aquello que no
puede ser fácilmente medible no tiene importancia. Esto es ceguera. El cuarto
paso es afirmar que aquello que no se puede medir con facilidad realmente
no existe. Esto es un suicidio”. (Lluill, 2001, pp.106-107)

En este sentido, se destacan trabajos que proponen clasificaciones de medidas


de la RSE que para la presente obra se convierten en las principales iniciativas e
instrumentos para la puesta en marcha de la misma. Los estudios más significa-
tivos son los de la Comisión Europea - CE (2003, 2004); Rubio (2005); Vilanoba
& Lozano (2005), citados en Vilanova, Lozano & Dinarés (2006); y Perdomo &
Escobar (2011).

Estos trabajos han agrupado a las iniciativas e instrumentos de RSE desde cinco
enfoques: el primero, desde la dinámica y aplicación que tengan (CE, 2003); el
segundo, desde el área de RSE sobre la cual incidan (CE, 2004); el tercero, desde
la organización y gestión empresarial (Rubio, 2005); el cuarto, desde el amplio
ámbito que incluye las iniciativas propuestas desde los sectores público, privado
y tercer sector con actuación local o internacional, en los cuales, sus ámbitos
de actuación, son más o menos comunes: identidad y gobernanza corporativa,
gestión de stakeholders, medio ambiente, prácticas de mercado y accountability
(Vilanoba & Lozano, 2005, citados en Vilanova, Lozano & Dinarés, 2006); y
el quinto, desde las principales categorías de medición de la RSE (Perdomo &
Escobar, 2011). Para mayor información ver la tabla 6.
92 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Tabla 6. Principales iniciativas e instrumentos


para la práctica del accountability

Autor Enfoque Iniciativa o instrumento


Declaraciones de principios, códigos de conducta o buenas
prácticas: ONU-Pacto Mundial, Amnistía Internacional-Princi-
pios de Derechos Humanos para las empresas, ETI-Ethical Tradi-
ning Initiative Base Code, Global Sullivan Principles, OCDE-Líneas
directrices para empresas multinacionales, WHO/UNICEF Inter-
national Code on Marketing of Breastmilk Substitutes, ECCR/ICCR
Benchmarks for Global Corporate Responsibility.
Directrices sobre sistemas de gestión e instrumentos de cer-
Dinámica y tificación: SA 8000, ISO 9000/14001, EMAS-Eco-management
CE (2003) aplicación and audit scheme, EU-Eco Label criteria, FSC-Forest Stewardship
que tengan Council’s Principles and Criteria for Forest Management.
Índices de valor: Inversión socialmente responsable, índices
bursátiles y fondos de inversión éticos o sociales (DJGSI-Dow
Jones Sustainability Group Index, FTSE4Good Selection Criteria,
ASPI Vigeo–Corporate Social Responsibility Rating).
Marcos o estructuras de información sobre RSE: Guías, directri-
ces, soportes y modelos que ofrecen mecanismos de comuni-
cación e información (GRI y AA1000s-AccountAbility 1001 series).
Gestión socialmente responsable de la empresa:
a)  Códigos de conductas, declaraciones de principios y mar-
cos promocionales: OIT-Declaración Tripartita de principios
sobre EMN, OIT-Declaración de principios y derechos funda-
mentales en el trabajo, OCDE-Líneas directrices para Empresas
Multinacionales, ONU-Normas sobre responsabilidad de em-
presas multinacionales sobre los derechos humanos, ONU- Pac-
to Mundial, UE-Libro Verde, Amnistía Internacional- principios
de derechos humanos para empresas, Confederación Interna-
cional de Organizaciones Sindicales Libres CIOSL-Código básico
de prácticas laborales, Ethical trading initiative-ETI.
b)  Modelos o estándares de gestión: en Workplace Standars
Área de RSE se tienen la SA 8000 Social Accountability-on labour conditions,
CE (2004) sobre la ILO-OSH 2001-Guidelines on occupational safety and health
la que inciden management systems, las OHSAS 18001-Occupational health
and safety zone, la Great Place to Work Model-GPTW. En Sistemas
de Gestión de la Calidad y Excelencia se tienen la ISO 9000, la
EFQM, la AA-AccountAbility 1000 - a stakeholder engagement
framework, la ISO 26000. En Sistemas de Gestión Medioambien-
tal se tienen las EMAS y la ISO 14001. En Iniciativas nacionales
de países se tienen la AFNOR SD 2100 Guidelines on sustainable
development de Francia, la AENOR PNE 165001-Requisitos de
los instrumentos financieros y éticos socialmente responsables
de España, la SIGMA Project-Sustainability integrated guidelines
for management del Reino Unido, la Investor in people de Reino
Unido, la Q-RES Project-Marco de gestión para la responsabili-
dad ética y social de las corporaciones de Italia.
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 93

Autor Enfoque Iniciativa o instrumento


c)  Informes de Sostenibilidad: en iniciativas públicas naciona-
les se tienen el Art. 116 de la Ley Nouvelles Régulations Econo-
miques de Francia, las directrices para el informe social y ético
de Dinamarca, el White paper on modernising UK company Law
del Reino Unido. En iniciativas de los stakeholders se tiene el
GRI, la AA1000s-AccountAbility Assurance Standard. Como otros
instrumentos adicionales se tienen el CDJES Bilan sociètal - In-
forme social de Francia y el BITC Corporate Impact Reporting Ini-
tiative del Reino Unido.
Consumo socialmente responsable: Organizaciones y etique-
tas de comercio justo como FLO International-Fair-trade Labe-
lling Organisations, IFAT-International Federation for Alternative
Área de RSE
Trade, EFTA-European Fair Trade Association, NEWS-Network of
CE (2004) sobre
European World Shops y FINE-plataforma informal que agluti-
la que inciden
na a FLO, IFAT, EFTA, y NEWS. Etiquetas sociales como Belgium
Social Label, Rugmark label, Flower Label Program y las etiquetas
medioambientales (EU eco-label, Forest Stewardship Council-FSC,
Pan-European Forestry Certification-PEFC).
Inversión socialmente responsable: Índices bursátiles éticos y
los fondos de inversión (éticos, verdes, sociales): el Transparen-
cy guidelines for sustainable investment funds-the Dutch Social
Investment Forum VBDO, el Eurosif transparency guidelines, el
UK’s pensions disclosure regulation, el Comité intersindical de
l’épargne salariale de Francia, el Voluntary Quality Standard for
SRI research-CSRR-QS 1.0 y el Disclosure guidelines ABI- Associa-
tion of British Insurers.
Instrumentos de promoción, comunicación y transparencia:
Códigos de conducta y buenas prácticas, declaraciones de prin-
cipios y modelos de elaboración de memorias sociales o de sos-
tenibilidad (Libro Verde UE, UN Global Compact, OCDE Líneas
directrices para empresas multinacionales, GRI).
Organización Instrumentos de gestión, normas de proceso y acreditación:
Rubio
y gestión Sistemas e informes de auditoría social, medioambiental o en
(2005)
empresarial materia de RSE en general, así como certificaciones y acredi-
taciones expedidas por diversas organizaciones (SA8000, OH-
SAS18001, SGE21, AA1000, ISO14001, ISO9001, UNE165010).
Instrumentos de autoevaluación o desempeño: Modelos de
informes de evaluación o sellos de excelencia (EFQM, Premio
Malcom Baldrigde USA, Premio Deming).
Vilanoba
Códigos de conducta con enfoques generales como marcos éti-
& Lozano
cos de conducta para empresas o marcos de RSE: Libro verde de
(2005) ci-
Ámbitos de la UE, Global Compact de Naciones Unidas, Amnesty Internatio-
tados en
actuación nals Human Rights - Guidelines for companies, Ethical Trading
Vilanova,
comunes Initiative Base Code, Global Sullivan Principles, OECD Guidelines
Lozano &
for Multinational Enterprises, CSR Matrix y WBCSD Documento
Dinarés
de RSE.
(2006)
94 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Autor Enfoque Iniciativa o instrumento


Sistemas de gestión y certificación que proponen procedimien-
tos y procesos que integran ámbitos de RSE y Accountability en
la gestión de las organizaciones: SIGMA Project, SA8000-Social
Accountability, SGE-21, Eco-Management and Audit Scheme,
EFQM, EQUIS, ISO 9000, ISO 26000.
Índices de valoración que con base en cuestionarios e informa-
Vilanoba ción independiente realizan una valoración sobre las actividades
& Lozano de las empresas en el ámbito de la RSE: Dow Jones Sustainability
(2005) ci- Group Index, FTSE4 Good Selection Criteria, Advanced Sustainable
Ámbitos de Performance Indices-ASPI from Vigeo y European Sustainable and
tados en
actuación Responsible Investment Forum-Eurosif.
Vilanova,
comunes
Lozano & Marcos de Accountability y reporting que presentan directrices y
Dinarés propuestas concretas para la elaboración de memorias de sos-
(2006) tenibilidad: Global Reporting Initiative Guidelines, Accountability
1000 Series, HEPS Sustainability Reporting Framework y AISHE-Au-
dit Instrument for Sustainability in Higher Education.
Iniciativas de producto que centran los temas de Accountabi-
lity no en la organización sino en el producto: Global Ecolabe-
lling Network, Fair Trade Labelling Organization International, EC
Flower Energy Star y Clean Clothes Campaing.
Constructos: Desempeño Social Empresarial (Corporate Social
Performance), Responsabilidad Social Empresarial (Corporate
Social Responsibility), Capacidad de Respuesta Social Empresa-
rial (Corporate Social Responsiveness), Creación de Valor Compar-
tido (Creating Shared Value), Ciudadanía Corporativa (Corporate
Citizenship), Responsabilidad con los Stakeholders Empresarial
(Corporate Stakeholder Responsibility), PRESOR (Perceived Role of
of Ethics and Social Responsibility).
Principales Indicadores parciales: Políticas, planes, programas, donaciones,
Perdomo
categorías de acciones o medidas ambientales, comportamientos irresponsa-
& Escobar
medición de bles, integración de minorías y mujer en el trabajo, igualdad de
(2011)
la RSE oportunidades laborales, trabajo justo, relaciones con la comu-
nidad, crimen corporativo, publicidad responsable.
Índices: Fortune 500, Kinder, Lydenberg y Domini-KLD, Domini So-
cial Index 400-DSI 400, FTSE4 GoodIndex, Dow Jones Sustainability
Index y otros índices nacionales de Inversión Socialmente Res-
ponsable (ISR-SRI Socially Responsible Investing).
Informes, estándares y auditorías sociales: GRI, AA100, CSR-
EFQM, SA8000, ISO 26000.

Fuente: elaboración propia a partir de CE (2003, 2004); Rubio (2005); Vilanoba & Lozano (2005),
citados en Vilanova, Lozano & Dinarés (2006); Perdomo & Escobar (2011).

En adición a las anteriores iniciativas e instrumentos se pueden agregar el Estándar


Israelí SI 10000 (Responsabilidad Social e involucramiento en la comunidad), el
Calver Social Index (New York Stock Exchangey-Bolsa de Nueva York y NASDQ-
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 95

Amex), el Ethibel Sustainability Index – ESI (ESI Américas, ESI Europa, ESI
Pacífico), el Jantzi Social Index-JSI (Toronto Stock Exchange-Bolsa de Toronto),
el Citizens Index, el JSE SRI Index (Jonannesburg Securities Exchange Socially
Responsible Investment Index – Bolsa sudafricana); en el ámbito latinoamericano,
se tienen los indicadores Ethos (realizados por el Instituto Ethos de Brasil), los
indicadores de Acción Empresarial (Chile) y el índice IRSE elaborado por el Foro
Ecunémi­co Social de Argentina; y, concretamente en Colombia, el referente es la
GTC 180 RS (Guía Técnica Colombiana en Responsabilidad Social), aunque este
último no ha sido de mucho reconocimiento, aceptación y aplicación para las
empresas, dándole mayor importancia a la norma internacional ISO 26000.

Es importante mencionar que, en el ámbito latinoamericano, los indicadores


Ethos han sido los de mayor aceptación, hasta el punto de motivar la creación
del proyecto PLARSE (Programa Latinoamericano de Responsabilidad Social
Empresarial) que tiene como fin último la creación y aplicación de un único
modelo de indicadores de RSE, para todos los países de América Latina. Es
importante mencionar que estos indicadores han tenido en cuenta tanto los
aspectos generales y comunes al contexto de Latinoamérica, como las particu­
laridades y especificidades del contexto de cada país.

Todo el análisis anterior evidencia la existencia de una multitud de iniciativas e


instrumentos dentro del proceso de accountability, para poner en práctica la RSE
y en este sentido, el siguiente comentario da cuenta de ello:
No hace mucho Ernst Lighteringen, Consejero Delegado de Global Reporting
Initiative, nos comentó que desde su organización habían intentado inventa-
riar las diversas iniciativas existentes a nivel mundial en el campo del accoun-
tability, pero que cuando superaron las 350 iniciativas identificadas decidieron
finalizar la investigación. (Vilanova, Lozano & Dinarés, 2006, p.16)

En relación con las aportaciones, seguidamente se mencionarán las principales


investigaciones realizadas en el terreno del accountability; en concreto, aquellas
más relacionadas con la amplia visión de la comunicación de la RSE y su utilización,
de carácter más estratégico, por las organizaciones. En primer lugar, se tiene a Cho
& Patten (2007), quienes concluyen que las memorias de sostenibilidad pueden
ser utilizadas por los responsables de la organización de manera estratégica, no
obstante, se corre el riesgo de tener como finalidad manipu­lar la percepción
que la sociedad tiene sobre la legitimidad de la compañía. Para Hess (2008),
las memorias deben ser un componente estratégico de la organización y deben
centrarse en incrementar la transparencia, la democracia de los stakeholders y el
comportamiento empresarial sostenible; en esta misma línea, Roberts (1992) y
Prado, Gallego & García (2009), argumentan que pueden ser utilizadas o dirigidas
a gestionar las relaciones con un grupo concreto de stakeholders. Morsing, Schultz
& Nielsen (2008) proponen un modelo que permi­ta a las empresas comunicar, de
96 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

mejor manera, las acciones de RSE, de tal forma que mejore la repu­tación de las
mismas, así como también la percepción de los stakeholders; recomiendan, en su
estudio, que la comunicación debe realizarse de una manera explícita de tal forma
que los diferentes stakeholders puedan entenderla y apropiarse de ella.

Podnar (2008) después de una revisión literaria y análisis de casos concluyó


que la comunicación de la RSE es fundamental para la estrategia del negocio,
pero aún es débil; considera que la comunicación, inclusive con stakeholders
primarios como los clientes se encuentra en etapas iniciales de desarrollo. En otro
interesante estudio, Du, Bhattacharyay & Sen (2010) analizan el rendimiento de la
comunicación en RSE, concluyendo que puede tener un efecto contraproducente si
los stakeholders llegan a sospechar o a percibir motivaciones predominantemente
extrínsecas en las iniciativas sociales de las compañías; por lo tanto, un factor clave
sería superar el escepticismo de los stakeholders y generar atributos favorables
en la comunicación de la RSE. Sugieren realizar un análisis del contenido de los
mensajes, los canales de comunicación e identificar los factores específicos, tanto de
la empresa, como de los stakeholders, que influyen positivamente en la efectividad
de la comunicación de la RSE y por ende en su rendimiento. Por su parte, Babiak &
Trendafi (2011) han evidenciado que algunas empresas han utilizado la RSE como
estrategia de comunicación, debido a dos grandes razones: la primera, la presión
de los stakeholders y la segunda, la búsqueda de legitimidad ante los mismos.
Font, Walmsley, Cogotti, Mccombes, y Häusler (2012) argumentan que hoy en día
existe un cuerpo importante de literatura que trata el tema del reporting en RSE,
y más específicamente su componente medioambiental. Como evidencia, citan
los trabajos de Al-Tuwaijiri, Christensen & Hughes (2004); Clarkson, Overell &
Chapple (2011); Hooks & van Staden (2011); y Moroney, Windsor & Aw (2012);
entre muchas de las conclusiones de estos estudios, se puede comentar que las
compañías publican información en reacción a la actual o potencial amenaza de
crisis con sus stakeholders; otro resultado interesante es que la creación de imagen
corporativa positiva, publicando solo lo bueno (greenwashing en la literatura
anglosajona), es una de las razones por la que se lleva a cabo el reporting de
actividades en RSE.

Por último, se ha dejado a propósito para el final de este apartado el trabajo de


Gray (2001), debido a que ha hecho una revisión de literatura de 30 años, en donde,
además del reporting, incluye la auditoria y la contabilidad social, concluyendo lo
siguiente:
[…] i) las iniciativas voluntarias no producen prácticas generalizadas, consis-
tentes y sistemáticas, solamente los cambios en las regulaciones pueden ha-
cer esto; ii) los informes sociales son capaces de monitorear y responder a los
cambios en el tejido social en donde se encuentra inmersa la empresa; iii) la
claridad de objetivos, un enfoque sistemático, la calidad y la independencia,
son las principales características de unos buenos informes sociales, lo que
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 97

sugiere que son pocos los buenos informes; iv) hay una real presión de tiempo
para la realización de informes y esa es la sostenibilidad, por lo que se está en
la obligación de prestar más atención a la forma en como reportar, tanto por
esa apremiante sostenibilidad, como por cuestiones de justicia social. (Gray,
2001, p.13-14)

Finalmente, en relación al tema de rendición de cuentas, Gray (2001, p.14) termina


expresando muy elocuentemente lo siguiente: “sobre esto, me temo que el pasado
tiene poco que enseñarnos”.

3.2.  Evolución de los informes de RSE


Este apartado se abordará desde cuatro perspectivas; la primera, relacionada
con el análisis de los hitos históricos más importantes en la materia; en esta se
hará mención de los trabajos de Zadek, Pruzan & Evans (1997), Tepper & Tepper
(2003) y Caldera (2010); la segunda hace referencia a una propuesta que muestra
las etapas de evolución en la elaboración y presentación de los informes (Vives,
2011a); en la tercera se muestran las principales reflexiones que han surgido, a partir
del debate entre la voluntariedad y obligatoriedad de los informes, analizando
específicamente los argumentos del Observatorio de RSE (2011), la CE (2011),
el Foro de Repu­tación Corporativa - FRC & Garrigues Medio Ambiente - GMA
(2010), Ioannou & Serafeim (2011) y Vives (2012b); y en la cuarta se mostrarán
los resultados más importantes en torno a las tendencias de futuro en la materia,
relacionado principalmente con el reporte integrado, por parte del International
Integrated Reporting Committee – IIRC (2011) y Vives (2011a).

Teniendo en cuenta la primera perspectiva de análisis, según Zadek, Pruzan


& Evans (1997), la primera mención a los reportes sociales en la literatura del
management se dio en la década del cuarenta del siglo XX, cuando el autor
Theodore J. Kreps usó el término auditoria social para referirse a los reportes
que hacían las compañías ante la sociedad; después de esto, un hito de mayor
importancia se dio solo hasta 1989, a raíz del desastre ambiental de la petrolera
Exxon Valdez; debido a esto, concretamente, la organización estadounidense
Social Investmement Forum encargó a la alianza de inversores Coalition for
Environmentally Responsible Economies (CERES) el desarrollo de un código
empresarial de conducta medioambiental, al que denominaron principios Valdez/
CERES, los cuales introdujeron un nuevo set de guías de reporte ambiental. Al
mismo tiempo, la empresa de helados estadounidense Bean & Jerry publicó su
primer informe social (social & environmental assessment), el cual ha seguido
siendo editado hasta hoy bajo el mismo nombre y la misma metodología; después
de esto, en 1995 se dio a conocer el reporte de valores de The Body Shop, liderado
por la legendaria fundadora Anita Roddick, en el que divulgaban la información
sobre su impacto ambiental, su política de pruebas con animales y sus víncu­los
98 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

con las comunidades. Esta actuación en reporting quedó marcada como uno de
los acontecimientos más importantes en la materia en el ámbito empresarial.

Por último, en 1997 ocurriría el hito más importante para la historia del
reporting; la creación del GRI Sustainability Reporting Standards, primer estándar
mundial de lineamientos para la elaboración de memorias de sostenibilidad de
las compañías, elaborado por el GRI (Global Reporting Initiative – mencionado
inicialmente en el capítulo uno), una organización sin ánimo de lucro con sede
en Holanda, fundada en los Estados Unidos de América en 1977 por CERES y la
United Nations Environment Programme - UNEP. Los actuales estándares (GRI
4) estipu­lan que son diez los principios que se deben tener en cuenta para un
adecuado reporting. Por una parte, la inclusión de los stakeholders, el contexto
de sostenibilidad, la materialidad y la exhaustividad, los cuales determinan el
contenido de la memoria; y por la otra, la precisión, el equilibrio, la claridad, la
comparabilidad, la fiabilidad y la oportunidad, los cuales establecen la calidad
de la misma (GRI, 2013, 2016). Es relevante dejar en evidencia la evolución que
ha tenido el reporting mediante el GRI sobre todo en la última década, hasta
el punto en que 31.584 informes GRI se encuentran hospedados en su base de
datos (GRI’s Sustainability Disclosure Database, 2019), cantidad muy superior
a los 500 informes reportados por el GRI en 1997, de acuerdo con Lee (2008).
Sin embargo, el porcentaje de las empresas que publican no es significativo, si
se tiene en cuenta el número total de empresas a nivel mundial; de acuerdo con
los datos proporcionados por la UNCTAD, existen 82.000 empresas mundiales
o transnacionales con más de 700.000 empresas filiales y más de dos millones de
empresas suministradoras (Observatorio RSE, 2013).

Por su parte, Tepper & Tepper (2003) dividen la evolución del reporting en RSE
en tres fases. La primera comprende las décadas del setenta y ochenta del siglo
XX, caracterizadas por la publicación de informes anuales basados en el respeto
al medioambiente (contaminación); en este período el reporte no fue vincu­lado al
desempeño de la empresa, se presentaba de manera aislada y sin auditoría externa
bajo estándares internacionales. La segunda fase comenzó con la auditoria
social, a finales de la década del ochenta y comienzo de la década del noventa del
siglo XX, y contemplaba temas de la empresa, los proveedores y la comunidad
local; los stakeholders fueron clasificados en comunidades, empleados, clientes,
proveedores e inversores; estas auditorías carecían de unos estándares aceptados
generalmente, con lo cual las empresas no podían ser medidas ni comparadas.
La tercera fase aparece a finales de la década del noventa del siglo XX, con la
creación, en 1997, de The Social Accountability International (SAI), la cual, junto
a Forest Stewardship council y Fair Trade, conformaron la International Social
and Environmental Accreditation and Labelling (ISEAL), encargada de diseñar
directrices internacionales de estándares sociales y ambientales ampliamente
reconocidos a nivel mundial.
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 99

Por último, para Caldera (2010) los acontecimientos históricos de cada época
influyeron de manera determinante en el nacimiento y desarrollo del balance
social, tal como se indica a continuación.

Los años sesenta fueron el escenario del creciente rechazo a las acciones
bélicas y de manifestaciones protagonizadas en contra de las empresas que
estaban contribuyendo financieramente con las guerras, especialmente en
Vietnam, y esto desencadenó protestas y un abierto boicot contra la adquisi-
ción de sus acciones y productos. La sociedad exigía una nueva postura ética,
y diversas empresas apelaron a presentar cuentas públicas de sus iniciativas,
objetivos y actividades sociales. La empresa Singer fue la pionera, en 1965,
con la presentación del primer “Balance Social Empresarial”.

Las décadas de los 70´s y 80´s, fueron períodos marcados por luchas de reivin-
dicación laboral y las empresas se ocuparon de presentar informes especial-
mente centrados en los beneficios sociales hacia sus trabajadores y acciones
filantrópicas a las comunidades. Los temas ambientales se abordaban espe-
cialmente como respuesta al emergente y creciente marco regulatorio y en
algunos casos como aportes a instituciones públicas o privadas vincu­ladas a
la conservación de los recursos naturales.

Es en la década de los 90´s cuando cobra impulso la aparición de informes que


ofrecen, en forma metódica y sistemática, los datos que permiten evaluar el
desempeño social de las empresas. […]

Al comienzo del siglo XXI, los líderes empresariales abordan temas como go-
bierno corporativo, creación de valor social, voluntariado, cambio climático,
base de la pirámide […] De esta manera, incorporaron a sus prácticas de ne-
gocio la elaboración de informes, balances y memorias con datos sobre sus
contribuciones al desarrollo económi­co, social y ambiental, conocidos como
la “triple cuenta de resultados”. (Caldera, 2010, pp.358-359)

Desde la segunda perspectiva de análisis, Vives (2011a) propone cinco etapas


(ver figura 5) que explican la evolución en la manera de elaborar y presentar los
informes de sostenibilidad/RSE. En la primera (informes impresos), los informes
financieros e informes de sostenibilidad se encuentran en reportes separados con
poca o ninguna interacción entre ambos; además, son en papel con 80, 100 y
hasta 150 páginas, que implican elevados costos y baja efectividad. En la segunda
(focalización), la información es más selectiva, especializada, amigable y focalizada
para los diferentes stakeholders, en informes únicos o en informes separados, en su
mayoría electrónicos. En la tercera (integración física), los informes financieros e
informes de sostenibilidad se encuentran en un solo reporte, existe una interacción
entre ambos, pero hay una ausencia de integración de impactos entre los mismos.
Y en la cuarta (integración estratégica), los informes financieros e informes de
sostenibilidad, además de encontrarse en un solo reporte, existe una integración
de las relaciones estratégicas entre ambas partes.
100 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Figura 5. Etapas en los informes de sostenibilidad

Informes financieros e informes de sostenibilidad en


reportes separados, poca o ninguna interacción entre
ambos informes
Informes impresos

Información focalizada para los diferentes stakeholders


en informes únicos o en informes separados, mayor-
mente electrónicos
Focalización

Informes financieros e informes de sostenibilidad en un


solo reporte, interaccion entre ambos informes pero sin
integración de impactos
Integración física

Informes financieros e informes de sostenibilidad en un


solo reporte, integración de las relaciones estratégicas
entre ambas partes
Integración Estratégica

Toda la información financiera y de sostenibilidad


integrada, cualitativa y cuantitativamente, en un solo
informe
Estado único

Fuente: Vives (2011a).

Teniendo en cuenta la tercera perspectiva de análisis en lo que respecta al debate


de la voluntariedad y obligatoriedad, si bien es cierto que mundialmente se ha
aceptado que la integración de la RSE a la empresa sea algo voluntario, durante la
última década se han presenciado una serie de críticas al respecto, principalmente
en lo que tiene que ver con el reporting. A continuación se mostrarán los resultados
de algunos estudios en la materia.

El Informe anual del Observatorio de RSE (2011) dedica un apartado específico


a este tema haciendo una crítica al principio de voluntariedad, y para ello cita
diversos trabajos académi­cos en la materia que valen la pena mencionar. En
concreto, destacamos la siguiente apreciación:

Asimismo, en el excelente texto de revisión de la literatura académica sobre la


RSE publicado por Donna J. Wood en 2010, se considera que aunque muchas
empresas pueden estar haciendo esfuerzos honestos para mejorar la informa-
ción que someten al escrutinio público sobre el impacto social y ambiental de
sus actividades y decisiones, en la mayoría de los casos la ausencia de regula-
ciones y de sistemas de control es una buena razón para justificar la opacidad
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 101

y, en algunos casos, para que las empresas recurran a la manipu­lación y al


engaño respecto a la información más relevante.
[…] Berthelot, Cormier y Magnan han explicado de manera convincente que
la finalidad de las estrictas regulaciones sobre la información económica y fi-
nanciera existentes en todos los países es precisamente reducir la incertidum-
bre de los accionistas, los inversores y los mercados sobre la posible existencia
de información oculta relacionada con los resultados de las empresas. (Obser-
vatorio de RSE, 2011, pp.12-13)

La CE (2011) también ha opinado al respecto, mostrando su interés en el tema al


estar de acuerdo con realizar una propuesta legislativa sobre la transparencia de
la información social y medioambiental que dan las empresas en estos sectores;
de igual manera, impulsa una política para animar a las empresas a medir y hacer
una evaluación comparativa de su rendimiento medioambiental, utilizando una
metodología basada en un ciclo de vida común, que puede también ser utilizada
a efectos de la publicación de información.

Siguiendo con el tema europeo, el FRC & GMA (2010) se pronuncian argumentando
que, desde 2003, Europa ha propiciado una regulación descentralizada, dando
lugar a más de 44 reformas legales estatales sobre la obligatoriedad y los contenidos
que deben aportar los informes de sostenibilidad de cada país. En síntesis, los
modelos se clasifican en impositivo (Francia y Suecia), flexible (Dinamarca), limi­
tado (Alemania, Bélgica, Austria, Irlanda, Italia, Países Bajos, Noruega y Reino
Unido) y voluntario (España, Finlandia, Grecia, Luxemburgo y Portugal), tal
como se detalla en la siguiente figura.

Figura 6. Modelos normativos para el reporting de RSE en Europa

Establece requisitos específicos reposting de RSE Francia y Suecia (sólo


Modelo impositivo tanto para el contenido como para el modo de para empresas públicas
reportar

Establece la obligación de informar sobre sus políticas


Modelo flexible de RSE o, en caso de no hacerlo, indicarlo expresamen- Dinamarca
te, dejando margen sobre el modo concreto de hacerlo

No existe una legislación específica de reporting de RSE Alemania, Bélgica, Austria,


Modelo limitado pero sí obligaciones más exigentes a la Directiva de Irlanda, Italia, Paises Bajos,
modernización Noruega, Reino Unido

El reporting de RSE tiene su base normativa en la España, Finlandia,


Modelo voluntario Directiva de Modernización. Se prima la transparen- Grecia, Luxemburgo,
cia voluntaria Portugal
Fuente: FRC & GMA (2010).
102 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Es interesante también mostrar las conclusiones alcanzadas después de comparar


los modelos europeo y norteamericano.
El modelo norteamericano es un poco más exigente que el modelo volun-
tario europeo, pero sin llegar al impositivo. Estados Unidos ha regulado con
detalle numerosos aspectos relacionados con el Gobierno Corporativo de las
empresas cotizadas. En Europa esta materia se aborda a través de los códigos
de buen gobierno, generalmente elaborados por los organismos regulado-
res bursátiles, que contienen una serie de recomendaciones y prácticas cuyo
cumplimiento es más flexible y basado en un principio de “cumplir o explicar”.
El modelo norteamericano se basa en la transparencia y exige a las empresas
cotizadas informar sobre cualquier aspecto (incluidos los de índole ambiental
y social) que afecte sustancialmente al negocio, así como otra información
necesaria para que su divulgación no sea engañosa. Frente a la Directiva de
Modernización, el marco normativo de Estados Unidos define con mayor de-
talle qué información y los casos en los que debe ser publicada, limi­tando el
margen de voluntariedad de las empresas. (FRC & GMA, 2010, p.13)
Por otra parte, en un interesante trabajo publicado en la Harvard Business
School, Ioannou & Serafeim (2011) estudian el reporting de empresas de 58
países desarrollados y en vías de desarrollo, incluyendo España y los siete más
grandes de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú
y Venezuela), concluyendo que la obligatoriedad del reporte mejora la RSE. Al
respecto Vives (2011b) va más allá y concluye: “no cabe duda que la obligatoriedad
del informe llevaría a la publicación de más reportes” (p.5); sin embargo, a manera
de recomendación argumenta que “no puede ni debe ser un hecho aislado, debe
formar parte de una estrategia nacional de promoción de prácticas empresariales
responsables con un conjunto de regulaciones e instituciones que respalden y
complementen el proceso” (p.5).

Por último, desde la cuarta perspectiva de análisis, en lo que respecta a las


tendencias de futuro en reporting, no hay duda de que este tiene que ir a la misma
velocidad de los cambios que se han venido presentando en la manera de hacer
negocios, y todo apunta a que la solución a la rendición de cuentas puede ser la
elaboración de un marco para el informe integrado. Al respecto, el IIRC, lanzado
en 2010 por el GRI junto con el Proyecto Accounting for Sustainability, ha reunido
a líderes mundiales de las áreas de empresa, inversores, contabilidad, valores,
reguladores, académi­ cos, sociedad civil y normalizadores, para desarrollar
un nuevo enfoque para la información que dio, como primer resultado, la
elaboración de un documento de trabajo titulado Hacia la información integrada:
la comunicación de valor en el Siglo XXI, el cual considera que las razones que
llevan a moverse hacia la información integrada, ofrecen propuestas iniciales para
el desarrollo de un marco conceptual internacional de información integrada y
esbozan los pasos a seguir para su creación y adopción, incluyendo la publicación
de un proyecto de norma (IIRC, 2011).
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 103

La información integrada reúne la información relevante acerca de la estrate-


gia de una organización, la gestión, los resultados y las perspectivas de una
manera que refleje el contexto social, comercial y medioambiental en el que
opera. Proporciona una representación clara y concisa de cómo una organiza-
ción evidencia su administración y cómo se crea y sostiene el valor.
Un informe integrado debe ser el vehícu­lo primario de emisión de informa-
ción de una organización.
[…] Los informes son ya largos y cada vez más largos. Pero, debido a que la
información se ha desarrollado en caminos separados y desconectados, las
interdependencias críticas entre la estrategia, la gestión, las operaciones y los
resultados financieros y no financieros, no se explicita. Para proveer la crecien-
te demanda de un conjunto de información amplia por parte de los merca-
dos, los reguladores y la sociedad civil, se necesita un marco conceptual que
pueda apoyar el desarrollo futuro de la información, como reflejo de esta cre-
ciente complejidad. Dicho marco debe reunir a las diversas pero actualmente
desconectadas fuentes de información en un todo coherente, integrado, y de-
mostrar la capacidad de una organización para crear valor ahora y en el futuro.
(IIRC, 2011, pp.4-5)

Como un avance significativo y definitivo en la materia, después de un exhaustivo


trabajo el IIRC logró publicar en 2013 el Marco internacional de elaboración de
informes integrados, el cual ya puede ser utilizado como guía por parte de las
empresas, para la realización de sus informes de sostenibilidad o RSE.

Al respecto, Vives (2011a) ha visto siempre con buenos ojos el informe integrado,
solo si se mantiene el objetivo de los informes de RSE/sostenibilidad, que no es otro
diferente al de estimu­lar las prácticas responsables a través de la transparencia y
la acción de los stakeholders; en últimas los informes se deben ver como un medio
y no como un fin. Para mayor comprensión, este autor argumenta de manera
contundente lo siguiente.

Cuando se avance en el proceso y las empresas vayan adquiriendo experien-


cia, poco a poco se entrará en otra etapa en la cual empezará el revuelto entre
lo financiero y lo social y ambiental. Se comenzará la verdadera integración
donde los resultados financieros tendrán nexos con las prácticas sostenibles y
estas a su vez se ejecu­tarán para respaldar los resultados financieros. Se creará
un círcu­lo virtuoso de refuerzo mutuo entre resultados financieros y prácticas
responsables y a su vez de resultados financieros. (Vives, 2011a, p.104)

Como conclusión al presente apartado, es evidente que la cultura del reporting ha


evolucionado significativamente, de manera especial durante la última década.
No obstante, tal como se ha comentado en páginas anteriores, el porcentaje de
las empresas que publican no es significativo, si se tienen en cuenta el número
total de empresas a nivel mundial; de igual manera, los informes de RSE han
sido asumidos, en su gran mayoría, por las grandes empresas, debido a las
104 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

presiones de sus diferentes stakeholders y la sociedad en general, por lo cual se


hace interesante estudiar este mismo ámbito del reporting en empresas de menor
tamaño que, en últimas, representan la mayoría de las empresas del mundo;
muestra de ello son las estadísticas que se tienen al respecto. El porcentaje de
empresas que no son grandes se encuentra distribuido de la siguiente manera:
a nivel mundial, el 99,9%, en Europa, el 99,8%, en América Latina, el 99,85%,
en España, el 99,85% y en Colombia, el 99,8% (Vives, 2012b; DNP, 2012). Por lo
tanto, es de vital importancia que se comience a generar conciencia en todo el
tejido empresarial (grandes, medianas, pequeñas y micro), sobre la importancia
de los informes de RSE, como un mecanismo no solo de gestión, sino también
de transparencia.

3.3.  Los informes de RSE en el sector turístico y hotelero


La investigación en RSE en el ámbito del sector turístico y hotelero, a pesar de que
ha venido aumentando en los últimos años, aún se mantiene escasa y lo es más
en el ámbito del reporting, lo que se ha debido, en parte, al limi­tado número de
proyectos de RSE en turismo que se han encontrado en la práctica (World Bank &
IFC, 2003). Se ha argumentado que, de todos los sectores, el turismo es el que se
encontraba menos desarrollado en términos de códigos de conducta e iniciativas
de RSE, lo cual ratifican autores como Henderson (2006), Papaleo & Beeton (2006)
y Fennel & Malloy (2007), citados en Tepelus (2008); el primero y los segundos
caracterizan la investigación de RSE en turismo como escasa y subdesarrollada; por
su parte, los terceros reconocen que ese subdesarrollo investigativo puede deberse
a que el discurso de la RSE en turismo sigue enfocado en la ética operacional que
este nuevo paradigma requiere, y no en las consecuencias que pueda tener sobre
la estrategia del negocio turístico.

No obstante lo anterior, después de la respectiva revisión de literatura relacionada


con el reporting de RSE en turismo en general, es relevante hacer mención de
la labor investigativa de Dodds & Joppe (2005), quienes publicaron un estudio
titulado CSR in the Tourism Industry? The Status of and Potential for Certification,
Codes of Conduct and Guidelines, en donde dedican un apartado a los códigos de
conducta y el reporting, sobre los que concluyen lo siguiente: en su mayoría son
promovidos por organismos internacionales (World Tourism Organiztion-WTO;
United Nations-UN; The Internacional of Ecoturism Society-TIES); no hay una
concienciación amplia de la industria al respecto, ni existe ningún seguimiento
de cumplimiento; suelen ser voluntarios e informales y varían considerablemente
de sector a sector (hoteles, cruceros, aerolíneas y operadores) y del área que
pretenden cubrir (laboral, ambiental, social y económi­co), sumándole a esto que
la industria turística está fragmentada y se dificulta el monitoreo, debido a la
complejidad de los stakeholders en la cadena de valor; y finalmente, argumentan
que, por un lado, pueden ser promovidos por organizaciones internacionales o
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 105

industrias asociadas, y por el otro, son realizados desde la propia empresa para
tranquilizar a inversores y consumidores.

Con respecto al tema que interesa en este apartado, el reporting, concluyen


que este se ha debido a la presión realizada por ONG, políticos y el mercado
financiero, en su afán por monitorear o evaluar las actuaciones de las empresas
del sector; además no es un práctica extendida en el sector turístico, pero
destacan las iniciativas de algunas grandes cadenas hoteleras como Accor, Hilton
e Intercontinental, tanto en el reporting, como en la inclusión en los índices Dow
Jones Sustainability Index y FTSE4GOOD Index. Así mismo, destacan la iniciativa
de TOI (Tour Operators’ Initiative for Sustainable Tourism Development) e IHEI
(The International Hotels Environment Initiative), por su liderazgo en sus sectores
(touroperadores y hoteles), en relación con la armonización de indicadores de
rendimiento, monitoreo, reporting y herramientas para asistir a sus socios en la
cadena de suministro (proveedores). Adicionalmente, destacan la elaboración
de las directrices de informes de sostenibilidad en el sector de touroperadores
(Sustainability Reporting Guidelines for the Tour Operator’s Sector GRI-TOI)
por parte del GRI, en cooperación con la Iniciativa TOI, las cuales comprenden
indicadores marco de GRI y otros indicadores adicionales, específicos para el
sector del turismo. No obstante, no se tienen evidencias acerca de la aplicación de
dichas directrices en alguna empresa del sector turístico (Kate, Tourism Watch &
ACSUD, 2005).

Por último, para promover en mayor medida el reporting en las empresas del sector
turístico, Dodds & Joppe (2005) proponen: i) aumentar la cooperación público-
privada para la formación en estrategias de sensibilización y mitigación de aspectos
ambientales y sociales; ii) ofrecer incentivos y directrices de aplicación específica
para el sector turístico, que a su vez sean distribuidas a través de las asociaciones
de la industria; de igual manera, apoyar la formación y promover la socialización
y el compartir de buenas prácticas en reporting entre las empresas del sector; iii)
fomentar a las asociaciones de la industria su adhesión a las políticas de turismo
sostenible o responsable internacionalmente aceptadas y que informen sobre los
progresos realizados; iv) fomentar el reporting de touroperadores, aerolíneas,
cruceros, hoteles y destinos en sí mismos, de manera que puedan entender el
impacto que ellos tienen, informando mediante criterios medibles que pueden
compararse con otras empresas y destinos.

En un estudio posterior, Font et al. (2012) argumentan que hay poca información
en turismo que evalúe el estado del reporting, aunque ha crecido el interés en la
materia; en este sentido, cita los trabajos de Lee & Park (2010); Assaf et al. (2011);
y De Grosbois (2012); de igual manera, expone sintéticamente las conclusiones
de los trabajos que, en la materia, han elaborado Henderson (2007), Holcomb,
Upchurch & Okumus (2007) y Bohdanowicz & Zientara (2009). En otro estudio,
106 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Zizka (2017) proporciona una discusión interesante sobre la utilidad de las redes
sociales para comunicar la RSE en empresas turísticas, mediante sitios web,
intranets y plataformas y la necesidad de hacerlo de manera diferenciada para
cada uno de los stakeholders, de tal forma que aumente la participación y relación
con los mismos.

Por otra parte, se destacan un par de trabajos en dos sectores de gran importancia
e impacto para el turismo, como los son las aerolíneas y los touroperadores, que
han sido elaborados por Ringham & Miles (2018) y Van Wijk & Persoon (2006),
respectivamente; los primeros hacen un análisis de contenido de los informes
de RSE de 35 compañías aéreas, a partir de la clasificación de constructos que
proponen para el análisis y gestión de la repu­tación, la propiedad y la rendición
de cuentas; y los segundos, analizan los informes de RSE/sostenibilidad de 42
touroperadores internacionales y argumentan que en comparación con otros
sectores de la industria en general, su realización/presentación en cuanto a
calidad/cantidad de información aún es débil, ocupando los últimos lugares
dentro de un total de 17 sectores industriales. Así mismo, los resultados evidencian
que los touroperadores más grandes reportan mucho mejor que los pequeños y
medianos, detectando una leve diferencia en la presentación de reporting entre los
touroperadores de Reino Unido, Alemania y Holanda. Se evidencia, también, que
hacen un gran esfuerzo explicativo y de redacción sobre cómo hacer del turismo
un sector más sostenible, no obstante, cuando se trata de especificar iniciativas,
actividades de monitoreo y cumplimiento, su exposición es un tanto vaga; por
lo tanto, la probabilidad de aplicación de las políticas sostenibles reportadas es
también baja; por último, muy pocos reportan mejor que el promedio, siendo el
touroperador TUI el líder indiscutible.

Finalmente, los trabajos en materia de reporting en el sector hotelero se han


centrado, principalmente, en el análisis de contenido de los informes de RSE
(Serra, Peña, Ramón & Martorell, 2018). Por ejemplo, una variedad de autores
han analizado los informes de empresas hoteleras de Tailandia (Bohdanowicz,
2007), India (Ferus-Comelo, 2014), España (Pérez & Rodríguez del Bosque, 2015)
y Zimbabue (Nyahunzvi, 2013); los informes de cadenas hoteleras concretas como
Hilton International (Henderson, 2007), Scandic (Bohdanowicz & Zientara, 2008),
NH Hotels, Meliá Hotels (Martos, 2011; Suárez, 2009) y Paradores (Martos, 2011);
los informes de las cadenas hoteleras más importantes del mundo (Bohdanowicz
& Zientara, 2009; De Grosbois, 2012; Holcomb, Upchurch & Okumus, 2007; Rey-
Maquieira, Aguiló, González, Ramos & Razumoba, 2011) o de Europa (Font et al.,
2012); y la información ofrecida por cadenas hoteleras asiáticas especializadas en
hoteles de lujo (Cherapanukorn & Focken, 2014); entre otros.

Se quiere resaltar, para el cierre de este apartado, el trabajo de Ettinger, Grabner-


Kräuter y Terlutter (2018), pues en este se dejan en evidencia tres cuestiones
Capítulo 3: La comunicación de la responsabilidad social empresarial 107

fundamentales para el tema que nos ocupa en el presente capítulo (la comunicación
de la RSE), pero desde un enfoque tecnológico y aplicado al sector principal del
estudio (el hotelero), las cuales son: i) cómo los hoteles comunican la RSE en sus
sitios web; ii) cómo los clientes responden sobre el compromiso de los hoteles
en esta tema en las revisiones en línea; y iii) cómo los hoteles responden en línea
dichas revisiones. En síntesis, los problemas ambientales y las relaciones con los
proveedores reciben la mayor atención de los hoteles, al igual que las evaluaciones
de los clientes; no siendo así con el tema que tiene que ver con las relaciones de
los empleados, pues estas son comunicadas con menos frecuencia y abordadas
en menor medida en las revisiones en línea realizadas por los clientes, lo que
repercute también en una baja atención por parte de los hoteles.
C APÍTULO 4

C AC - R S E . A N Á L I S I S I N T E G R A D O
D E L CO N O C I M I E N T O , L A A P L I C AC I Ó N
Y L A CO M U N I C AC I Ó N D E L A
RESPONSABILIDAD SOCIAL
EMPRESARIAL EN EL
S E C TO R T U R Í S T I CO

“Todos los agentes del desarrollo turístico tienen el deber de salvaguardar el


medio ambiente y los recursos naturales, en la perspectiva de un crecimiento
económi­co saneado, constante y sostenible, que sea capaz de satisfacer equitati-
vamente las necesidades y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras.
Las poblaciones y comunidades locales se asociarán a las actividades turísticas
y tendrán una participación equitativa en los beneficios económi­cos, sociales
y culturales que reporten, especialmente en la creación directa e indirecta de
empleo a que den lugar. Las empresas multinacionales del sector turístico, factor
insustituible de solidaridad en el desarrollo y de dinamismo en los intercambios
internacionales, no abusarán de la posición dominante que puedan ocupar.
Evitarán convertirse en transmisoras de modelos culturales y sociales que se
impongan artificialmente a las comunidades receptoras. A cambio de la libertad
de inversión y operación comercial que se les debe reconocer plenamente,
habrán de comprometerse con el desarrollo local evitando que una repatriación
excesiva de sus beneficios o la inducción de importaciones puedan reducir la
contribución que aporten a las economías en las que estén implantadas”.
Código Ético Mundial para el Turismo, OMT.
110 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Con el objetivo de pasar de la retórica a la práctica empresarial, en este capítulo


se muestra la utilidad práctica del CAC-RSE, llevando a cabo el análisis integrado
de las variables del conocimiento, la aplicación y la comunicación de la RSE en el
sector hotelero región Caribe colombiana, lo que permitirá identificar los niveles
(grados) de conocimiento, aplicación y comunicación de la RSE en las empresas
del sector, proponiendo además un modelo que explicita las relaciones causales
existentes entre dichas variables y sus factores determinantes. Es importante
recordar que el modelo propuesto es algo novedoso en este tipo de estudios, dado
que la literatura científica en el tema no reporta trabajos de estas características.
De esta manera se contribuye con el campo de estudio de la presente obra y, en
concreto, con el mejoramiento de la gestión de las actividades de RSE del sector
hotelero de la región Caribe colombiana, lo que, sin duda alguna, generaría un
impacto positivo mayor en las comunidades en donde operan.

4.1. Fundamentación
El CAC-RSE consiste en la puesta en marcha de un análisis integrado de las prin-
cipales variables de la RSE, es decir el conocimiento, la aplicación y la comunica-
ción, cuyos resultados permitirán identificar lo que saben, hacen y comunican
las empresas en materia de RSE es decir, los niveles (grados) de conocimiento,
aplicación y comunicación de la RSE, así como las posibles relaciones causa-
les entre dichas variables y sus respectivos factores determinantes (ver figura 7).

Figura 7. CAC-RSE. Análisis integrado del


conocimiento, la aplicación y la comunicación de la RSE

Conocimiento Aplicación Comunicación


de la RSE de la RSE de la RSE

Análisis CAC-RSE

Niveles de conocimiento, Factores determinantes del Relaciones causales entre el


aplicación y comunicación conocimiento, la aplicación conocimiento, la aplicación
de la RSE y la comunicación de la RSE y la comunicación de la RSE

Fuente: Elaboración propia.


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 111

Teniendo en cuenta lo anterior, a partir de una extensa revisión de literatura


soportada en el trabajo de Peña, Serra & Ramón (2017a) y de la experiencia
investigativa y práctica en el campo de la RSE del autor del presente libro, se
construyó el fundamento teórico que sustentan los niveles de conocimiento,
aplicación y comunicación de la RSE y sus factores determinantes o de influencia.

De esta forma, el conocimiento de la RSE se puede medir a partir de la notoriedad


y nitidez del concepto; la notoriedad (Cardona & Hernández, 2011; CCRE &
Ipsos Napoleón Franco, 2006; Forum Empresa, 2011; Observatorio ERSE, 2010;
Observatorio RSC, 2010b; Teis, Govern Balear & Fondo Social Europeo, 2008)
se refiere al grado de penetración que tiene el concepto de RSE en el colectivo
investigado; y la nitidez (Forética, 2006, 2008a, 2008b, 2011a, 2011b; Observatorio
ERSE, 2010) hace referencia a la claridad con que el concepto RSE ha sido asimi­
lado o comprendido, en relación con la definición de RSE generalmente aceptada.

En el presente estudio, como algo novedoso, para el caso de la nitidez se ha


diseñado una batería de enunciados afirmativos de lo que es la RSE, desde su
concepción inicial hasta su concepción actual (evolución del concepto). En total,
han sido estructurados seis enunciados (representan los niveles nulo, mínimo,
bajo, medio, alto y máximo de la nitidez) como aporte propio al constructo de la
RSE, a partir de investigaciones de destacados autores en la materia (Carroll, 1991,
1999; De George, 1987; Drucker, 1993; Freeman, 1984; Garriga & Melé, 2004;
Murphy, 1978; Porter & Kramer, 2002, 2006, 2011; Sasía & Valor, 2007; Yepes,
Peña & Sánchez, 2007; Zadek, Sabapathy & Dossing, 2003). Estos enunciados son:
i) la RSE no se concibe de una manera formal ni en sentido estricto (nitidez nivel
nulo); ii) la RSE se asocia a actividades aisladas de caridad, donaciones voluntarias
y filantropía (nitidez nivel mínimo); iii) la RSE se limi­ta al estricto cumplimiento
de la legislación vigente (nitidez nivel bajo); iv) la RSE se relaciona con prácticas
responsables de carácter táctico a las que no están obligadas por ley (nitidez nivel
medio); v) la RSE se refiere a integrar el triple ámbito económi­co-social-ambiental
a la estrategia del negocio (nitidez nivel alto); y vi) la RSE está implicada con el
desarrollo sostenible de la sociedad (nitidez nivel máximo).

Es importante mencionar que, según los estudios citados, ha habido un consenso


generalizado sobre el nivel bajo de conocimiento que tienen los directivos sobre la
RSE (notoriedad), lo cual confirman investigaciones aplicadas al sector turístico
(Tepelus, 2008) y en particu­lar, en el hotelero (Cardona & Hernández, 2011;
Martínez, Pérez & Rodríguez del Bosque, 2013; Melo, Cox Moura-Leite & Carlton
Padgett, 2012;); estos trabajos evidencian, adicionalmente, una confusión y falta
de uniformidad en la definición del concepto de RSE (nitidez). No obstante, es
importante comentar que últimamente se viene evidenciando un aumento, al
menos, en la notoriedad del mismo.
112 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Dicho grado de conocimiento de la RSE se ve influenciado por el tamaño, la


edad, la categoría, el tipo de contrato, el desempeño financiero y el nivel de
inversión en innovación del establecimiento hotelero; así como por el sexo, la
edad, el nivel de educación y el grado de autonomía para la toma de decisión de
RSE del director/a. Esto se puede evidenciar en los trabajos previos citados y de
manera más específica en aquellos que involucran el tamaño del hotel (Brammer
& Pavelin, 2004; Bohdanowicz & Zientara, 2008; Forética, 2006, 2008a, 2008b,
2011a, 2011b; Kalisch, 2002; Kasim, 2004; Observatorio ERSE, 2010; Teis, Govern
Balear & Fondo Social Europeo, 2008; Van Wijk y Persoon, 2006); la edad del hotel
(Shrivastava, 1995; Garay & Font, 2012; Peña & Serra, 2012); y el sexo, edad y nivel
educativo del director/a (Kelley, Whatley & Worthley, 1987; Ibrahim & Angelidis,
1991, 1994, 1995; Petts, 1998; Ewert & Baker, 2001; Angelidis & Ibrahim, 2002;
Ibrahim, Howard & Angelidis, 2003; Rivera & De Leon, 2005; Deng, Walker &
Swinnerton, 2006; Hemingway & Maclagan, 2004; El Dief & Font, 2010; Peña &
Serra, 2012).

En relación con la aplicación de la RSE, tal como se muestra en la tabla 7, fueron


analizados los resultados de investigaciones que compilan una serie de actividades
de RSE del ámbito mundial, de América Latina, de Colombia, del ámbito turístico
en general y del sector hotelero en particu­lar; este último en mayor medida, al
ser el sector de interés del presente estudio. En este sentido, la literatura revisada
sugiere diferentes maneras para definir las actividades de RSE, destacando las
siguientes: i) hacer un listado genérico; ii) contemplar las relaciones empresa-
stakeholders; iii) clasificarlas de manera preestablecida como internas, externas y
ambientales; iv) precisarlas a partir del concepto del valor compartido; y v) tener
en cuenta los aspectos económi­cos, sociales y ambientales.

Es así como las actividades de RSE han sido clasificadas a partir de sus
dimensiones económicas, sociales y ambientales, pero teniendo en cuenta el
concepto del valor compartido, por dos razones fundamentales; la primera
tiene que ver con la coherencia que se debe tener con el concepto evolutivo de
la RSE; y la segunda con las particu­laridades del sector del estudio (turismo).
De manera específica, en empresas del sector turístico, las prácticas de RSE son
amplias y ambiguas en ocasiones (Garay & Font, 2012), y autores como Ayuso
(2006), Bohdanowicz (2006) y Kasim (2007) argumentan que aún predominan las
acciones de carácter ambiental destinadas a reducir costos operativos, minimizar
el consumo de recursos e introducir la compra verde. Para dar solución a esto,
El Dief & Font (2010) clasifican las prácticas de RSE en turismo, en organizacionales
y operacionales. Las primeras ayudan a que la gestión de la RSE se haga de una
manera holística y consistente (Hooghiemstra, 2000), mientras que las segundas
están más relacionadas con las dimensiones ambiental, social y económica
(Holcomb, Upchurch & Okumus, 2007; Inoue & Lee, 2011). Con base en un
análisis más integral, se ha optado por incluir en el listado ambos tipos, pero
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 113

enmarcadas, a su vez, en la triple vertiente económica, social y ambiental. En


cuanto al concepto de valor compartido, se tuvo en cuenta la propuesta de Rey-
Maquieira et al. (2011) aplicada al sector hotelero, que plantean, como actividades
de RSE, aquellas acciones que contribuyen a la generación de una ventaja triple
en cuanto a reducción de riesgos relacionados con impactos, mejora del contexto
competitivo y mejora del bienestar social. En últimas, aquellas que contribuyen al
logro del máximo valor compartido.

Tabla 7. Estudios que muestran una taxonomía de actividades de RSE

Ámbito del Autores - lista cronológica de publicación


estudio

Mundial Alwyn y Kiyoteru (2012).

Pratt & Fintel (2002), Chong et al. (2003), Haslam (2004) y Peinado
América Latina
(2006), citados en Casado & Roser (2009); Casado & Roser (2009).

Heincke (2005); Gutiérrez, Avella & Villar (2006); Correa (2007); Atehor-
Colombia
túa (2008).

Sector turístico WTTC (2002); Tepelus (2008); Roadmap (2010); Sheldon & Park (2011).

do Céu Almeida (2005); Nord (2006); Palau (2006) y Pricewaterhou-


seCoopers (2006), citados en Tepelus (2008); García & Armas (2007);
Henderson (2007); Gard McGehee & Wattanakamolchai (2007); Bohda-
nowicz & Zientara (2008, 2009); Font (2008); Tsai et al. (2010); Cardo-
na & Hernández (2011); Fernández & Cuadrado (2011); Huimin & Ryan
(2011); Levy & Park (2011); Martos (2011); de Grosbois (2012); Font et al.
Sector hotelero
(2012); Mattera & Moreno (2012); Melo, Cox Moura-Leite & Carlton Pad-
gett (2012); Peña & Serra (2012); Tsai, Tsang & Cheng (2012); Vaca (2012);
Aminudin (2013); Calveras (2013); Dzingai (2013); Eme et al. (2013); Ga-
ray & Font (2013); Huimin et al. (2013); Khunon & Muangasame (2013);
Kucukusta, Mak & Chan (2013); Martínez, Pérez & Rodríguez del Bosque
(2013); Rodríguez-Antón, Alonso-Almeida & Celemín-Pedroche (2013).

Fuente: elaboración propia.

A manera de resumen, en la siguiente tabla se muestran las actividades de RSE a


considerar en el presente estudio.
114 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Tabla 8. Clasificación de actividades de RSE por dimensión

Dimensión Económica Dimensión Social Dimensión Ambiental


AE1- La RSE está integrada a AS1- Tenemos una política y AA1- Tenemos una política y
la estrategia de mi negocio plan de acción social estable- un plan medioambiental es-
(misión, visión, valores, políti- cidos. tablecido.
ca, plan estratégico). AS2- Colaboramos directa y/o AA2- Tenemos una estrategia
AE2- Estamos adheridos a al- indirectamente en proyectos concreta para hacer frente al
guna iniciativa internacional, sociales de las comunida- calentamiento global (cam-
nacional, regional o local en des locales (asistencialismo, bio climático).
RSE (Pacto Mundial, Código cooperación al desarrollo, AA3- Contamos con un certi-
Ético del Turismo, GRI u otras voluntariado corporativo, ficado ambiental o estamos
de tipo nacional, regional o fundación empresarial, ONG, en proceso de certificación.
local). donaciones, caridad, filantro- AA4- Tenemos identificados
AE3- Nos preocupamos por pía aislada, préstamo de ins- nuestros impactos medioam-
proporcionar productos y/o talaciones, etc.), en temas de bientales y realizamos accio-
servicios de alta calidad a salud, educación, vivienda, nes concretas para su mini-
precios competitivos (buena entre otros, que contribuyan mización.
relación calidad-precio). a la reducción de la pobreza y AA5- Tenemos programas o
AE4- Conocemos las necesi- al mejoramiento de la calidad sistemas de ahorro en el con-
dades, expectativas y satis- de vida. sumo de energía, agua y pa-
facción de los clientes. AS3- Promovemos el respeto pel (empleados-clientes).
AE5- Damos a los clientes una por los derechos humanos de AA6- Utilizamos algún tipo
información completa, trans- los trabajadores y la comuni- de energía alternativa (reno-
parente y honesta de la oferta dad local (incluye un no ro- vable: solar, eólica, oceánica,
comercial, al tiempo que res- tundo a la explotación labo- geotérmica, biomasa o hi-
petamos sus derechos. ral y sexual infantil), al tiempo dráulica).
AE6- Alentamos a los clien- que respetamos el derecho a AA7- Tenemos programas o
tes para el uso y consumo de la asociación sindical. sistemas para la reducción,
productos y servicios locales AS4- Hacemos un cuidado es- reciclaje, separación o trata-
que requieran durante su es- pecial de la salud y el bienestar miento de residuos.
tancia (cadena de valor del de los trabajadores, mediante AA8- Introducimos aspectos
negocio turístico). la prevención de riesgos labo- medioambientales en los cri-
AE7- Contratamos personal rales, el mejoramiento de las terios de compra y de selec-
local en los diferentes niveles condiciones de salud e higie- ción de proveedores y socios
jerárquicos de responsabili- ne laboral y el desarrollo de comerciales (cadena de valor
dad de la empresa (bajo-me- actividades de integración y del negocio turístico).
dio-alto). esparcimiento (lúdica-cultu- AA9- Promovemos entre los
AE8- Pagamos un salario dig- ra-deporte). clientes el cuidado y la pro-
no y justo a los trabajadores, AS5- Contamos con políticas tección del medio ambiente
el cual, como mínimo, cum- de flexibilidad laboral que del destino.
ple con la legislación legal permiten conciliar la vida la- AA10- Hacemos campañas de
vigente y los precios de mer- boral con la vida personal de sensibilización y/o formación
cado del sector. los trabajadores. medioambiental a trabajado-
AE9- Contratamos proveedo- AS6- Fomentamos la forma- res, clientes, socios comercia-
res locales. ción y el desarrollo profesio- les y/o comunidades locales
AE10- Introducimos aspectos nal de los empleados, al tiem- del destino (cadena de valor
de responsabilidad social en po que se dan las facilidades del negocio turístico).
los criterios de compra. de horario para la asistencia
del personal a la formación.
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 115

Dimensión Económica Dimensión Social Dimensión Ambiental


AS7- Promovemos la equi-
dad de género en todos los
procesos organizacionales,
desde la contratación hasta la
promoción interna.
AS8-Tenemos contratadas
personas con algún tipo de
discapacidad.
AS9- Nuestras instalaciones se
encuentran adaptadas para
personas con discapacidad.
AS10- Promovemos en los
clientes el respeto por el
patrimonio, los valores, la
cultura y la lengua de las co-
munidades locales, al tiempo
que los motivamos para la
integración y participación
de iniciativas sociales con los
pobladores del destino.

Fuente: elaboración propia.

Por otra parte, es importante tener en cuenta las motivaciones y obstácu­los que
puedan presentarse a la hora de implementar actividades de RSE, tal como lo
evidencian estudios de sectores económi­cos generales (ANDI, 2011, 2012, 2013;
BSR & GlobeScan, 2011, 2012, 2013; CCRE & Ipsos Napoleón Franco, 2006;
Corral, Isusi, Peinado-Vara y Pérez, 2007; Forética, 2006, 2008a, 2008b, 2011b;
Observatorio ERSE, 2010; Teis, Govern Balear & Fondo Social Europeo, 2008;
Vives, Corral & Isusi, 2005), del sector turístico en general (Roadmap, 2010;
Sheldon & Park, 2011) y del sector hotelero en particu­lar (Aminudin, 2013;
Garay & Font, 2012, 2013; Huimin & Ryan, 2011; Kasim, 2006; Khunon &
Muangasame, 2013; Martos, 2011; Palau, 2006, citado en Tepelus, 2008; Vaca,
2012). Por tal motivo, para la definición de las motivaciones y obstácu­los además
de estos trabajos se han analizado los estudios de Kasim (2007), Kusyk & Lozano
(2007), Sampaio, Thomas & Font (2012) y Tzschentke, Kirk & Lynch (2008). Los
resultados específicos se muestran en la tabla 9.
116 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Tabla 9. Motivaciones y obstácu­los para la implementación de la RSE

Motivaciones Obstácu­los
(M1, M2 Internas; M3, M4 Externas). (O1, O2 Internos; O3, O4 Externos)

M1- Valores/Estilo Dirección. O1- Actitud/Estilo Dirección.


Valores personales (ética y moral) y esti- Actitud pasiva (sin interés y sin motivación por
lo de administración del directivo (visión el tema) y estilo de administración tradicional
holística y de largo plazo). del directivo (visión simplista y cortoplacista).

M2- Competitividad. O2- Desconocimiento.


Mejora de la competitividad de la empre- Desinformación y no sabe cómo hacerlo.
sa, vía resultados financieros (aumento
de ingresos y disminución de costos),
vía talento humano (mejora de clima la-
boral, satisfacción, retención y atracción
de empleados), vía innovación (procesos
y productos/servicios), vía productividad
(eficiencia operativa en toda la cadena de
valor del negocio), vía mercado (fidelidad
clientes y atracción y entrada en nuevos
mercados) y vía primas de riesgo (meno-
res riesgos operacionales, de mercado y
costos de capital y mayor acceso a segu-
ros, capital, financiación e inversionistas
del tipo ISR).

M3- Imagen/repu­tación. O3- Ausencia Recursos.


Mejora de la imagen y la repu­tación ante Falta de recursos (financieros, tiempo y huma-
todos los stakeholders. nos) en la empresa.

M4- Presión Stakeholders O4- Ausencia Apoyo Gubernamental.


Presión de uno o varios grupos de inte- Falta de apoyo y acompañamiento guberna-
rés externos y/o internos, en el siguiente mental y de incentivos públicos (fiscales y/o
orden percibido: trabajadores, clientes, subvenciones) para la implementación.
comunidad local, sociedad en general,
inversores, socios comerciales, provee-
dores, competidores y administraciones
públicas.

Fuente: elaboración propia

A manera de síntesis, se puede decir que existen claras evidencias sobre los niveles
bajos de implementación de prácticas de RSE, y es interesante comentar que estas
conclusiones coinciden, generalmente, con los principales estudios encontrados
en la materia, desde el ámbito mundial (Alwyn & Kiyoteru, 2012); de América
Latina (Casado y Roser, 2009; Pratt & Fintel, 2002, Chong et al., 2003, Peinado,
2006 y Haslam, 2004 citados en Casado y Roser, 2009); de Colombia (Atehortúa,
2008; Correa, 2007; Gutiérrez, Avella & Villar, 2006; Heincke, 2005); del sector
turístico en general (Tepelus, 2008) y del sector hotelero en particu­lar (Eme,
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 117

Obal, Inyang & Effiong, 2013). De igual manera, son factores determinantes del
grado de aplicación de la RSE, el tamaño, la edad, la categoría, el tipo de contrato,
el desempeño financiero y el nivel de inversión en innovación de las empresas
del sector hotelero; también lo son el sexo, la edad, el nivel de educación, el
grado de autonomía para la toma de decisiones en RSE de sus directores/as y las
motivaciones y obstácu­los que perciban los/as mismos/as.

Esto se puede evidenciar en los trabajos expuestos en líneas anteriores, y de


manera más específica en aquellos que involucran el tamaño del hotel (CCRE &
Ipsos Napoleón Franco, 2006; Correa, 2007; Corral et al., 2007; Forética, 2006,
2008a, 2008b, 2011b; Forum Empresa, 2011; Garay & Font, 2012; Gutiérrez, Avella
& Villar, 2006; Observatorio ERSE, 2010; Roadmap, 2010; Tei, Govern Balear
& Fondo Social Europeo, 2008; Vives, Corral & Isusi, 2005); la edad del hotel
(Garay & Font, 2012; Peña & Serra, 2012; Shrivastava, 1995); y el sexo, edad y nivel
educativo del director/a (Angelidis & Ibrahim, 2002; Deng, Walker & Swinnerton,
2006; El Dief & Font, 2010; Ewert & Baker, 2001; Garay & Font, 2012; Hemingway
& Maclagan, 2004; Ibrahim & Angelidis, 1991, 1994, 1995; Ibrahim, Howard &
Angelidis, 2003; Kelley, Whatley & Worthley, 1987; Petts, 1998; Peña & Serra,
2012; Rivera & De Leon, 2005).

Finalmente, la comunicación de la RSE ha sido estudiada desde dos perspectivas


o criterios: el primer criterio, relacionado con si se elaboran informes de RSE o
no (CCRE & Ipsos Napoleón Franco, 2006; Club de Excelencia en Sostenibilidad,
2011; FRC & GMA, 2010; Forum Empresa, 2011; KPMG, 2013; Lee, 2008;
Observatorio ERSE, 2010; Olcese, Rodríguez y Alfaro, 2008). El segundo criterio
considera la cantidad/calidad de la información en RSE que se comunica mediante
los informes de RSE u otro medio. En esta perspectiva se pueden consultar los
estudios sobre sectores económi­cos generales (CECU, 2004, 2006, 2008, 2010;
Deva, 2012, 2013; Fundación Alternativas, 2009, 2011; KPMG & Sustainability,
2008; MediaResponsable, 2012; Observatorio RSC, 2010a, 2012; Observatorio
RSE, 2011, 2013); sobre el sector turístico en general (Llull, 2001; Van Wijk &
Persoon, 2006); y sobre el sector hotelero en particu­lar (Bohdanowicz, 2007;
Bohdanowicz & Zientara, 2008, 2009; de Grosbois, 2012; Dzingai, 2013; Font et
al., 2012; Henderson, 2007; Holcomb, Upchurch & Okumus, 2007; Martos, 2011;
Rey-Maquieira et al., 2011).

En el segundo criterio la comunicación de la RSE puede adquirir los valores de


nulo, mínimo/deficiente, bajo/insuficiente, medio/aceptable, alto/sobresaliente y
máximo/excelente; escala que ha sido diseñada a partir de los trabajos de Carroll
(1991, 1999); De George (1987); Drucker (1993); Freeman (1984); Garriga &
Melé (2004); Murphy (1978); Porter & Kramer (2002, 2006, 2011); Peña & Serra
(2012); Sasía & Valor (2007); Yepes, Peña & Sánchez (2007); y Zadek, Sabapathy
& Dossing (2003). Lo anterior se refuerza con los principios del GRI (2013, 2016)
118 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

que hacen referencia a la calidad de la información en los informes o memorias,


relacionados con la precisión, el equilibrio, la claridad, la comparabilidad, la
fiabilidad y la oportunidad.

La literatura científica, por su parte, muestra un bajo grado de comunicación de


informes de RSE. Esto se puede observar bajo el criterio de cantidad (en el mundo:
KPMG, 2013; en Europa: FRC & GMA, 2010; en América Latina: Forum Empresa,
2011; en España: Observatorio ERSE, 2010; en Colombia: CCRE & Ipsos Napoleón
Franco, 2006) y bajo el criterio de calidad (en sectores económi­cos generales:
CECU, 2010; Correa, 2007; Deva 2012, 2013; Fundación Alternativas, 2009, 2011;
MediaResponsable, 2012; Observatorio RSC, 2010a, 2012; Observatorio RSE,
2011, 2013; en el sector turístico en general: Dodds & Joppe, 2005; Dzingai, 2013;
Llull, 2001; Van Wijk & Persoon, 2006; y en el sector hotelero en particu­lar: de
Grosbois, 2012).

Por último, el grado de comunicación de la RSE se ve influenciado por el tamaño


del establecimiento hotelero; la edad y el nivel de educación del director/a; así
como por las presiones externas de los stakeholders (en concreto, clientes y
comunidad local; seguidos por socios comerciales/proveedores, competidores
y gobiernos). Esto se evidencia en los siguientes trabajos. En cuanto a clientes:
Babiak & Trendafi (2011); Deegan & Blomquist (2006); Dodds & Joppe (2005);
Lluill (2001); Neu, Warsame & Pedwell (1998); O’Rourke (2004); y Peña & Serra
(2012). En lo relativo a comunidad local: Babiak & Trendafi (2011); Deegan &
Blomquist (2006); Lawrence (2002); Lingaard (2006); Neu, Warsame & Pedwell
(1998); Peña & Serra (2012); Smith (2003); y Windsor (2002). En lo concerniente
a socios comerciales/proveedores: Elijido-Ten, Kloot & Clarkson (2010); KPMG
& UNEP (2006); y Lluill (2001). En lo que tiene que ver con competidores:
Elijido-Ten, Kloot & Clarkson (2010); KPMG & UNEP (2006); y Lluill (2001).
En lo relacionado con gobiernos: Elijido-Ten, Kloot & Clarkson (2010); KPMG &
UNEP (2006); y Lluill (2001). Finalmente, se tienen los que están relacionados con
el tamaño del hotel: CCRE & Ipsos Napoleón Franco (2006); Club de Excelencia
en Sostenibilidad (2011); Correa (2007); Forética (2006, 2008a, 2008b, 2011b);
Forum Empresa (2011); KPMG (2011); Lluill (2001); Observatorio ERSE (2010);
y Van Wijk & Persoon (2006).

Una vez explicada la fundamentación teórica del estudio, corresponde en el


próximo apartado mostrar los resultados prácticos del análisis CAC-RSE llevado a
cabo en las empresas turísticas hoteleras de la región Caribe colombiana, en donde
se determinan los niveles (grados) de conocimiento, aplicación y comunicación de
la RSE de los hoteles del estudio y se propone un modelo que explica, de manera
explícita, las relaciones causales existentes entre dichas variables y sus factores
determinantes.
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 119

4.2.  Caso práctico del análisis CAC-RSE en las empresas


turísticas de alojamiento de la región Caribe colombiana
Antes de mostrar los resultados del estudio aplicado, es importante contextualizar
el área geográfica de actuación, tanto a nivel nacional (Colombia), como regional
(Caribe colombiano) y su relación con el turismo, pues, precisamente, la
investigación se aplica a dicho sector económi­co.

En Colombia, uno de los datos más importantes que evidencia la relevancia que
ha venido adquiriendo el turismo para el país está relacionado con el tema del
empleo; en 2017, el sector con mayor participación en la ocupación nacional fue
comercio, hoteles y restaurantes con un 27,2%. Por otra parte, la participación en
el PIB también es destacable, ubicándose en la tercera posición en el mismo año,
con un 12,1% del total, superando al sector industrial (10,9%), y detrás solamente,
de los sectores financieros (21,2%) y sociales (15,6%). Dentro del sector turístico,
se destaca también la importancia del sector hotelero, con una representación del
2,91% del PIB nacional y una ocupación promedio del 55,1% en 2017 (MINCIT,
2018a, 2018b, 2018c).

En cuanto a la llegada de visitantes extranjeros, durante el 2017 se tuvo un aumento


del 28,2% con respecto al 2016, alcanzando su máximo histórico al recibir más de
seis y medio millones de turistas (MINCIT, 2018a). Por otra parte, durante ese
mismo año, el ingreso de divisas por concepto de turismo fue de 5.788 millones
de dólares de Estados Unidos, con un saldo positivo por balanza de pagos de
655 millones de dólares, encontrándose además la inversión extranjera directa en
comercio, restaurantes y hoteles en el sexto lugar, en relación con otros sectores
económi­cos, con un 6,19% del total, equivalentes a 898,7 millones de dólares
(MINCIT, 2018a, 2018c).

Por su parte, la región Caribe colombiana es una de las zonas con mayor
operación turística del país, además de contar con evidentes recursos naturales,
geográficos, históricos y culturales que la ubican como una de las regiones con
mayor potencial de desarrollo turístico de América Latina. Uno de los estudios
más importantes de turismo en esta región ha sido el realizado por Aguilera,
Bernal y Quintero (2006), el cual deja en evidencia la importancia que tiene la
misma para el turismo del país. Estos autores argumentan que, en relación con la
participación del valor agregado de los hoteles y restaurantes, los departamentos
de la región Caribe contribuyeron con el mayor porcentaje a nivel nacional
(24%), en 2003, mientras que Bogotá, Antioquia y los departamentos de la zona
cafetera participaron con 20,85%, 10,85% y 5,85%, respectivamente. En relación
con la producción bruta (ingresos percibidos) la región Caribe (Barranquilla,
Santa Marta y Cartagena principalmente) aportaron, en conjunto, el 32,76%
de la producción bruta nacional. De igual manera, la participación de hoteles,
120 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

restaurantes, bares y similares en el PIB regional pasó del 4,2% en el año 2000
al 5,3% en el año 2016 (MINCIT, 2018d), demostrando con ello, la importancia
que han venido adquiriendo estas actividades en el caribe.

En cuanto a visitantes internacionales, del total de viajeros extranjeros que


ingresaron en 2017 a Colombia, el 18,24% se estableció en la región Caribe
(departamentos de Bolívar, Atlántico y Magdalena), porcentaje que sólo queda
por debajo de la capital, Bogotá (44,82%). Así mismo, es importante mencionar
que, por las características naturales y geográficas de la región, esta cuenta con los
dos puertos aptos para la recepción de cruceros internacionales más importantes
del país. Dichos puertos se encuentran ubicados en las ciudades de Cartagena
y Santa Marta, reportando, en el 2017, la visita de 234 cruceros, con un total
de 344.624 pasajeros, lo que representa, en relación al 2016, un incremento del
13,04% y 12,72%, respectivamente (MINCIT, 2018a).

Evidenciada la importancia turística que ha venido adquiriendo Colombia y su


región Caribe, se recuerda que la población obje­to del estudio son las empresas
turísticas hoteleras de la región Caribe colombiana - Barranquilla, Santa Marta
y Cartagena, ciudades capitales de importancia turística en la región-, y la
información sobre las mismas fue obtenida mediante la página web del Registro
Nacional de Turismo de Colombia. En Colombia, la Ley General de Turismo (Ley
300 de 1996) estableció, en su artícu­lo 61, el Registro Nacional de Turismo, al cual
deben inscribirse todos los prestadores de servicios turísticos que operan en el
país. La inscripción es de carácter obligatoria y debe ser actualizada anualmente
por las empresas turísticas (Ministerio de Desarrollo Económi­co de Colombia,
1996). Consultando dicho registro, fueron encontrados, en la página web del
Registro Nacional de Turismo, 506 hoteles con operación en las ciudades de
Barranquilla (116), Santa Marta (168) y Cartagena (222), lo que representa del
total un 22,93%, 33,20% y 43,87%, respectivamente.

A partir de la población (N) de hoteles se procedió a calcu­lar el tamaño de la muestra


(n) de manera automática, mediante el programa informático DYANE - Diseño y
Análisis de Encuestas en Investigación Social y de Mercados - versión 4 del 2009.
Es así que, para una población N = 510, con un intervalo de confianza del 95,5%,
un error de muestreo del 5% y un p (proporción de los que poseen el atributo) = q
(proporción de los que no lo poseen = 1- p) = 0,5 (valores comúnmente utilizados
y aceptados en investigaciones sociales), se tiene como resultado una muestra n =
224; por lo tanto, el tamaño de la muestra para el estudio fue de 224 hoteles.

En resumen, del total de la muestra n (224 hoteles) se tiene que 58 son de la ciudad
de Barranquilla (25,90%), 72 de Santa Marta (32,14%) y 94 de Cartagena (41,96%),
guardando, aproximadamente, la misma proporción de los hoteles por ciudades
con respecto a la población total N (506), lo que garantiza su representatividad
(ver tabla 10).
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 121

Tabla 10. Población versus muestra

Obje­to de estudio Población Muestra

Hoteles Barranquilla 116 (22,93%) 58 (25,90%)

Hoteles Santa Marta 168 (33,20%) 72 (32,14%)

Hoteles Cartagena 222 (43,87%) 94 (41,96%)

Total 506 (100%) 224 (100%)

Fuente: elaboración propia.

En cuanto a la selección de los 224 hoteles, siguiendo a Santesmases (2009), se


realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia (hoteles afiliados a la
Asociación Hotelera de Colombia - COTELCO), debido a la gran disposición
de esta para hacer parte de la investigación. Se obtuvieron, como resultado,
121 hoteles (54,02% de la muestra); para los 103 hoteles restantes (45,98% de
la muestra) se utilizó el muestreo en bola de nieve, que es una modalidad del
muestreo de conveniencia. En la práctica, de los 121 directores/as hoteleros
afiliados a COTELCO, se les pidió a 103 que recomendaran el mismo número de
directores/as no afiliados a COTELCO que podrían estar interesados en participar
del estudio, los cuales accedieron. A manera de síntesis, en la tabla 11 y figura 7, se
detalla la muestra a estudiar en la región Caribe colombiana.

Tabla 11. Hoteles del estudio

Ciudad Hoteles COTELCO Hoteles no COTELCO Total hoteles

Barranquilla 24 34 58

Santa Marta 38 34 72

Cartagena 59 35 94

Total 121 (54,02%) 103 (45,98%) 224 (100%)

Fuente: elaboración propia.


122 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Figura 8. Distribución ciudades de los hoteles

BARRANQUILLA
25,9%
CARTAGENA
41,96%

SANTA MARTA
32,14%

Fuente: elaboración propia.

El proceso práctico consistió en la aplicación de una encuesta con cuestionario


estructurado, en materia de RSE (ver tabla 12), a cada una de los establecimientos
hoteleros del estudio, que fueron aplicados vía correo electrónico, por teléfono y en
persona, siendo el teléfono el medio más utilizado con un 77,93% del total, seguido
del personal y el correo electrónico, con un 14,86% y 7,21%, respectivamente
(datos que se infieren a partir de la tabla 13).

Para el tratamiento de los datos y el análisis de la información obtenida por medio


del cuestionario, se utilizó el programa informático DYANE, el cual en su última
versión (2009) tiene entre otras novedades el diseño de cuestionarios electrónicos.
Así pues, el cuestionario final fue elaborado en formato electrónico con el soporte
de dicho programa.

Tabla 12. Estructura del cuestionario

Aspectos tratados Números de preguntas

Cuestiones generales sobre el hotel 23 (1-23)


y su director/a

Conocimiento de la RSE 7 (24-30)

Aplicación de la RSE 43 (31-73)

Comunicación de la RSE 9 (74-82)

Total 82

Fuente: elaboración propia.


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 123

Tabla 13. Tasa de respuesta de los/as directores/as hoteleros/as del estudio

Ciudades de la región Caribe colombiana


Medios de
recogida Barranquilla Santa Marta Cartagena Totales
de datos Hoteles Hoteles no Hoteles Hoteles no Hoteles Hoteles no
COTELCO COTELCO COTELCO COTELCO COTELCO COTELCO
Correo
   1 5 2 6 2 16
electrónico
Personal     33       33
Teléfono 24 32   32 52 33 173
Totales 24 33 38 34 58 35 222
No
  1     1   2
respondieron

Fuente: elaboración propia.

A manera de resumen, de los 224 cuestionarios enviados, fueron respondidos 222,


los cuales se aceptaron en su totalidad, ya que fueron subsanadas las mínimas
deficiencias encontradas, principalmente en los cuestionarios contestados vía
e-mail. Esto supone una tasa de respuesta efectiva del 99,11%, la cual es muy
buena, pues comprende, prácticamente, la totalidad de la muestra. Este resultado
valida el argumento de Yu & Cooper (1983) citados en Santesmases (2009), en el
sentido de que la tasa de respuesta suele ser mayor en las entrevistas personales y
telefónicas y menor en las encuestas por correo; nótese que, de los 222 cuestionarios
contestados, el 92,97% fue vía telefónica y personal.

Ahora bien, además de la cantidad de respuestas recibidas, es también importante


la calidad de las mismas y esto se ha venido trabajando desde el mismo diseño del
cuestionario, al formu­lar unas preguntas de calidad y útiles para la investigación;
así mismo, en el proceso de recogida de datos, el investigador principal, al ser
quién aplicó la encuesta vía telefónica y personal, tuvo en cuenta que todas las
respuestas quedaran en el campo o casilla correspondientes del cuestionario y,
para el caso de las encuestas diligenciadas vía e-mail se subsanaron los errores
encontrados, los cuales fueron mínimos. De esta manera, se concluye que se
cuenta con una tasa de respuesta muy buena, tanto en cantidad, como en calidad,
lo que garantiza la validez de la encuesta y, por ende, unos resultados fiables para
la presente investigación.

A partir de lo anterior, un primer resultado interesante del estudio ha sido la


obtención del perfil característico del sector hotelero analizado. Se evidenció que
la región Caribe colombiana está compuesta casi totalmente (95%) por hoteles
Mipyme (media de 53 habitaciones), con la mayor proporción en los micro y
pequeños (85%) que van de menos de 10 empleados, hasta los 50 trabajadores. De
igual manera, no pertenecen a cadenas o grupos hoteleros internacionales (92%)
124 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

y tienen una mínima parte (12%) en franquicia o con contrato de arrendamiento


o de gestión. Geográficamente los hoteles se encuentran ubicados, en mayor
medida, en la ciudad de Cartagena (41%), seguida por las ciudades de Santa
Marta (33%) y Barranquilla (26%), en zonas donde se lleva a cabo el turismo en
espacios urbanos (de ciudad, cultural, de negocios, y de reuniones y convenciones
con un 55%), en espacios litorales (sol y playa y turismo náutico, con un 40%), en
espacios naturales y/o de montaña (ecoturismo, turismo deportivo y turismo de
aventuras en la naturaleza, con un 4%) y una mínima parte en espacios rurales
(turismo rural y étnico, con un 1%).

Los hoteles están distribuidos uniformemente, tanto en sus categorías (baja:


24,8%; media: 38,3%; alta: 36,9%), como en lo relativo a su afiliación, o no, a
COTELCO (54% están afiliados) y la posesión de certificados de gestión de
calidad, medioambiente, seguridad u otra (50% posee algún certificado). Así
mismo, muestran buenos niveles de ocupación (74% en promedio anual), valores
importantes en sus activos (el 60% tienen unos activos entre los 110.880 dólares
de Estados Unidos y 1.108, 8 millones de dólares; y el 30% se encuentra entre
1.108, 8 millones de dólares y 6.652, 8 millones de dólares) y valores aceptables
en su volumen de negocio (las ventas brutas del 71% de los hoteles no superan los
840.000 dólares; el 13% está entre 840.000 dólares y 2.520 millones de dólares; y el
11%, entre 2.520 millones de dólares y 10.080 millones de dólares).

Más de la mi­tad tienen menos de 10 años de funcionamiento, un poco más de la quinta


parte (22%) tiene entre 10 y 20 años, casi el 15% se encuentra entre los 21 y 40 años y
solo el 10% tiene más de 40 años. Por otra parte, los hoteles tienen aceptables (25%)
y buenos (55%) niveles de desempeño financiero, y de la misma forma, muestran
aceptables (26%) y buenos (56%) niveles de endeudamiento, que les permiten
obtener aceptables (24%) y buenos (52%) niveles de inversión en innovación. Por
último, sus clientes son, en mayor número, nacionales que provienen de la Región
Andina y Caribe, en específico, de los departamentos del Magdalena, Atlántico,
Bolívar, Sucre, Córdoba, Guajira, Antioquía, Risaralda, Caldas, Tolima, Huila,
Cundinamarca, Boyacá y Santanderes. Por su parte, los extranjeros provienen, en
su mayoría, de América y Europa; en concreto, de USA, Canadá, México, Panamá,
Venezuela, Ecuador, Argentina, Perú, Brasil y Chile; España, Alemania, Francia,
Italia, Reino Unido, Holanda, Suiza e Israel. Llama la atención que casi la misma
cantidad de hoteles (20%, 22% y 22%) tiene las siguientes tres distribuciones: 90%
nacionales y 10% extranjeros; 75% nacionales y 25% extranjeros; 50% nacionales
y 50% extranjeros. Un dato interesante es que el 11% de los hoteles tiene clientela
únicamente nacional, y ningún hotel tiene la totalidad de su clientela extranjera.

Una vez conocido el perfil característico del sector hotelero de la región Caribe
colombiana, a continuación se mostrarán los resultados del análisis CAC-RSE
que se concretan en la determinación de los niveles (grados) de conocimiento,
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 125

aplicación y comunicación de la RSE de los hoteles del estudio y la propuesta de un


modelo que explica, de manera explícita, las relaciones causales existentes entre
dichas variables y sus respectivos factores determinantes.

En este sentido, a partir del desarrollo de análisis estadísticos univariable se concluye


que a pesar de que un poco más de la mitad (57,2%) del colectivo estudiado identifica
de manera espontánea el concepto de la RSE (notoriedad), la claridad (nitidez) con
que este concepto ha sido asimilado o comprendido por los/as directores/as (en
relación con la definición de RSE generalmente aceptada y su proceso evolutivo), se
ubica en los niveles más bajos del concepto (nulo, mínimo y bajo).

En relación a la aplicación de la RSE, el resultado global de la media de las activi-


dades (dimensiones económicas, sociales y ambientales) en esta materia, arrojó un
valor de 3,89% que se encuentra en la categoría de bajo en una escala que va de 1 a
6. De igual manera, se identificó que se le da una mayor importancia y valoración a
las actividades de la dimensión económica (clientes y producto principalmente, con
algunas acciones dirigidas a trabajadores y proveedores locales) en comparación
con las actividades de las otras dos dimensiones (social y ambiental).

En cuanto a la comunicación de la RSE, solo el 16,9% de hoteles elaboran informes


de RSE; así mismo, la cantidad y calidad de información en RSE publicada en dichos
informes y otros medios (incluidos los electrónicos como la web del establecimiento),
es valorada con una media de 2,79% que se encuentra con una calificación entre
mínima/deficiente y baja/insuficiente en una escala que va de 1 a 6.

Lo anterior refleja, de manera general, los bajos niveles de conocimiento, aplicación y


comunicación de la RSE en el sector hotelero del Caribe colombiano. Por otra parte,
para poder explicar las relaciones causales posibles entre las variables del estudio
(conocimiento, aplicación y comunicación de la RSE) y sus factores determinantes,
se utilizará el Modelo de Ecuaciones Estructurales (SEM, por sus siglas en inglés),
cada vez más aplicado en las ciencias sociales (Luque, 2000) y desde hace un tiempo
en investigaciones del área de dirección de empresas (Céspedes & Sánchez, 1996);
ha sido empleado también en trabajos recientes, tanto del ámbito turístico (Garrido,
2008; Vergara, Quesada & Blanco, 2011) como propios de la RSE (Bigné & Curras,
2008; Pérez, García & Rodríguez, 2008; Tzniner, Bar, Oren & Kadosh, 2011).
Los modelos de ecuaciones estructurales son una familia de modelos esta-
dísticos multivariantes que permiten estimar el efecto y las relaciones entre
múltiples variables. Los modelos de ecuaciones estructurales nacieron de la
necesidad de dotar de mayor flexibilidad a los modelos de regresión. Son me-
nos restrictivos que los modelos de regresión por el hecho de permitir incluir
errores de medida tanto en las variables criterio (dependientes) como en las
variables predictoras (independientes). Podría pensarse en ellos como varios
126 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

modelos de análisis factorial que permiten efectos directos e indirectos entre


los factores. (Ruiz, Pardo & San Martín, 2010, p.34)

En palabras de Hair, Anderson, Tatham & Black (1999), la ventaja fundamental


de estos modelos, frente a otras técnicas de análisis, estriba en su capacidad para
analizar simultáneamente, y de forma exhaustiva, más de una relación de depen-
dencia entre variables, abordando fenómenos complejos, permitiendo al investi-
gador la transición desde el análisis exploratorio al confirmatorio; dicho de otra
manera, “permiten proponer el tipo y dirección de las relaciones que se espera
encontrar entre las diversas variables contenidas en él, para pasar posteriormente
a estimar los parámetros que vienen especificados por las relaciones propuestas a
nivel teórico” (Ruiz, Pardo & San Martin, 2010, p.34).

En la presente investigación, es interesante utilizar el SEM para identificar los diferentes


tipos y direcciones de las posibles relaciones que pueda haber entre las tres variables
principales del estudio, es decir, el conocimiento, la aplicación y la comunicación de la
RSE, así como también, entre los factores determinantes de cada una.

En la práctica, las variables del conocimiento, la aplicación y la comunicación,


convertidas en regresiones, fueron unidas en un SEM (Chin, 1998), dando lugar
al planteamiento de un grupo de hipótesis que propone una serie de relaciones
causales entre las mismas. De manera específica, el método estadístico utilizado
para el análisis es la regresión de mínimos cuadrados parciales (Partial Least
Squares - PLS), mediante el software SmartPLS 2.0 (Ringle, Wende & Will, 2005).

Dicho esto, es importante añadir que los comentarios y explicaciones de análisis


estadístico que se realizan a continuación han sido elaboradas a partir de Ringle,
Wende & Will (2005), las cuales también han sido utilizadas en otros estudios
interesantes de turismo, como los de Ramón (2015); y Sánchez-Fernández &
Ramón (2016). Por su parte, la aplicación del PLS es pertinente para este estudio,
ya que permite trabajar con muestras muy pequeñas (Chin, Marcolin & Newsted,
2003; Reinartz, Haenlein & Henseler, 2009) y es bastante robusto (Cassel, Hackl &
Westlund, 1999). Por otra parte, si bien los resultados no difieren significativamente
entre los distintos sistemas de ponderación alternativos, el más recomendado, y
utilizado en este caso, es el path weighting, dado que proporciona el valor de R2
más alto para las variables latentes (Henseler, Ringle & Sinkovics, 2009).

Las hipótesis implícitas en el modelo causal propuesto inicialmente (figura 8) plan-


tean, de manera general, que el conocimiento de la RSE tiene un efecto directo en
la aplicación y la comunicación de la RSE; del mismo modo, que la aplicación de la
RSE influye en la comunicación de la RSE; y finalmente, que las motivaciones y los
obstácu­los inciden en la aplicación de la RSE. Es importante comentar que en cier-
tos estudios, como el de la CE (2013), se ha evidenciado una mayor aplicación de
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 127

la RSE, en aquellas empresas que conocen mejor el concepto; por otra parte, otros
trabajos han concluido que compañías con mayores conocimientos en RSE tienen
una mayor comunicación de la misma (Jeppesen, Kothuis & Ngoc Tran, 2012); de la
misma forma, investigaciones como las de Wijesinghe (2012) muestran que existe
una mayor comunicación de la RSE en aquellas empresas que sobresalen en su apli-
cación; finalmente, otros estudios, entre los que se resalta el de Kusyk & Lozano
(2007), dejan en evidencia que las motivaciones influyen de manera positiva en la
aplicación de la RSE y los obstácu­los, por el contrario, influyen de manera negativa.

Figura 9. Modelo causal del conocimiento, la aplicación y


la comunicación de la RSE propuesto inicialmente

AE-MC

MOT-DCIPS
AE-E.RSE

CON. BAS.
AS-CLRCL

Comunic.

CON. AV.
AS-PPASD

OBST-DDRG
AA-AMBIENTAL

Fuente: elaboración propia.

En la siguiente tabla se describen, de manera detallada, las hipótesis propuestas:

Tabla 14. Hipótesis planteadas en el estudio


Relación entre el conocimiento, la aplicación y la comunicación de la RSE
H1. El conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.) tiene un efecto directo en las actividades
económicas de la RSE relacionadas con el mercado/competitividad (AE-MC).
H2. El conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.) tiene un efecto directo en las actividades
económicas de la RSE relacionadas con la estrategia de la RSE (AE-E.RSE).
H3. El conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.) tiene un efecto directo en las activi-
dades sociales de la RSE relacionadas con las condiciones laborales y el respeto por
la comunidad local (AS-CLRCL).
H4. El conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.) tiene un efecto directo en las
actividades sociales de la RSE relacionadas con la política, plan de acción
social y discapacidad (AS-PPASD).
H5. El conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.) tiene un efecto directo en las actividades
ambientales de la RSE - acciones ambientales (AA-AMBIENTAL).
H6. El conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.) tiene un efecto directo en la comunicación de
la RSE (Comunic).
128 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Relación entre el conocimiento, la aplicación y la comunicación de la RSE


H7. El conocimiento avanzado de la RSE (CON. AV.) tiene un efecto directo en las actividades
económicas de la RSE relacionadas con el mercado/competitividad (AE-MC).
H8. El conocimiento avanzado de la RSE (CON. AV.) tiene un efecto directo en las actividades
económicas de la RSE relacionadas con la estrategia de la RSE (AE-E.RSE).
H9. El conocimiento avanzado de la RSE (CON. AV.) tiene un efecto directo en las actividades
sociales de la RSE relacionadas con las condiciones laborales y el respeto por la comunidad
local (AS-CLRCL).
H10. El conocimiento avanzado de la RSE (CON. AV.) tiene un efecto directo en
las actividades sociales de la RSE relacionadas con la política, plan de acción
social y discapacidad (AS-PPASD).
H11. El conocimiento avanzado de la RSE (CON. AV.) tiene un efecto directo en las actividades
ambientales de la RSE - acciones ambientales (AA-AMBIENTAL).
H12. El conocimiento avanzado de la RSE (CON. AV.) tiene un efecto directo en la comunicación
de la RSE (Comunic).
H13. Las motivaciones (MOT-DCIPS) tienen un efecto directo en las actividades económicas
de la RSE relacionadas con el mercado/competitividad (AE-MC).
H14. Las motivaciones (MOT-DCIPS) tienen un efecto directo en las actividades económicas
de la RSE relacionadas con la estrategia de la RSE (AE-E.RSE).
H15. Las motivaciones (MOT-DCIPS) tienen un efecto directo en las actividades sociales de la
RSE relacionadas con las condiciones laborales y el respeto por la comunidad local (AS-CLRCL).
H16. Las motivaciones (MOT-DCIPS) tienen un efecto directo en las actividades sociales de la
RSE relacionadas con la política, plan de acción social y discapacidad (AS-PPASD).
H17. Las motivaciones (MOT-DCIPS) tienen un efecto directo en las actividades ambientales
de la RSE - acciones ambientales (AA-AMBIENTAL).
H18. Los obstácu­los (OBST-DDRG) tienen un efecto directo en las actividades económicas de
la RSE relacionadas con el mercado/competitividad (AE-MC).
H19. Los obstácu­los (OBST-DDRG) tienen un efecto directo en las actividades económicas de
la RSE relacionadas con la estrategia de la RSE (AE-E.RSE).
H20. Los obstácu­ los (OBST-DDRG) tienen un efecto directo en las actividades sociales
de la RSE relacionadas con las condiciones laborales y el respeto por la
comunidad local (AS-CLRCL).
H21. Los obstácu­los (OBST-DDRG) tienen un efecto directo en las actividades sociales de la
RSE relacionadas con la política, plan de acción social y discapacidad (AS-PPASD).
H22. Los obstácu­los (OBST-DDRG) tienen un efecto directo en las actividades ambientales de
la RSE - acciones ambientales (AA-AMBIENTAL).
H23. Las actividades económicas de la RSE relacionadas con el mercado/competitividad (AE-
MC) tienen un efecto directo en la comunicación de la RSE (Comunic).
H24. Las actividades económicas de la RSE relacionadas con la estrategia de la RSE (AE-E.RSE)
tienen un efecto directo en la comunicación de la RSE (Comunic).
H25. Las actividades sociales de la RSE relacionadas con las condiciones laborales y
el respeto por la comunidad local (AS-CLRCL) tienen un efecto directo en la
comunicación de la RSE (Comunic).
H26. Las actividades sociales de la RSE relacionadas con la política, plan de acción
social y discapacidad (AS-PPASD) tienen un efecto directo en la comunicación
de la RSE (Comunic).
H27. Las actividades ambientales de la RSE - acciones ambientales (AA-AMBIENTAL) tienen un
efecto directo en la comunicación de la RSE (Comunic).

Fuente: elaboración propia.


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 129

A continuación, para una mayor información, en la tabla 15 se muestra la descrip-


ción de todas las variables implicadas en el modelo, en relación al conocimiento,
la aplicación y la comunicación de la RSE y sus correspondientes factores determi-
nantes (variables extraídas de la literatura en el tema).

Tabla 15. Descripción de las variables del modelo

Variables Descripción
Conocimiento básico de la RSE: la principal responsabilidad social
de la empresa gira en torno al cumplimiento de los requerimientos
económi­cos estipu­lados por los accionistas - Nitidez nivel nulo; la RSE
CON. BAS. trata de actividades de caridad, donaciones voluntarias y filantropía
que no están relacionadas con el negocio de la empresa - Nitidez nivel
mínimo; la RSE se identifica con el cumplimiento de todas las regla-
mentaciones legales que afectan a la empresa - Nitidez nivel bajo.
Conocimiento avanzado de la RSE: la RSE está implicada con el de-
sarrollo sostenible de la sociedad - Nitidez nivel máximo; la RSE se
refiere a integrar el triple ámbito económi­co-social-ambiental a la
CON. AV.
estrategia del negocio - Nitidez nivel alto; la RSE se relaciona con
prácticas responsables de carácter táctico a las que no están obliga-
das por ley - Nitidez nivel medio.
Actividades económicas de la RSE relacionadas con el mercado/
AE-MC
competitividad.
Actividades económicas de la RSE relacionadas con la estrategia de
AE-E.RSE
la RSE.
Actividades sociales de la RSE relacionadas con las condiciones la-
AS-CLRCL
borales y el respeto por la comunidad local.
Actividades sociales de la RSE relacionadas con la política, plan de
AS-PPASD
acción social y discapacidad.
AA-AMBIENTAL Actividades ambientales de la RSE - acciones ambientales.
COMUNIC. Comunicación de la RSE.
Motivaciones relacionadas con los valores y estilo de dirección, la
MOT-DCIPS
competitividad e imagen del hotel y la presión de los stakeholders.
Obstácu­los relacionados con la actitud y estilo de dirección, el des-
OBST-DDRG conocimiento y la ausencia de recursos (financieros, tiempo y huma-
nos) y de apoyo gubernamental.
T_-10 Hotel con menos de 10 trabajadores.
T_10-50 Hotel con un número de trabajadores de 10 a 50.
T_51-200 Hotel con un número de trabajadores de 51 a 200.
T_200 Hotel con más de 200 trabajadores.
HOT_-10A Tiempo de funcionamiento del hotel menor a 10 años.
130 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Variables Descripción
HOT_10-20A Tiempo de funcionamiento del hotel de 10 a 20 años.
HOT_21-40A Tiempo de funcionamiento del hotel de 21 a 40 años.
HOT_40A Tiempo de funcionamiento del hotel mayor a 40 años.
0_ESTRE Hotel sin estrellas.
1_ESTRE Hotel con 1 estrella.
2_ESTRE Hotel con 2 estrellas.
3_ESTRE Hotel con 3 estrellas.
4_ESTRE Hotel con 4 estrellas.
5_ESTRE Hotel con 5 estrellas.
PROPIET Hotel en propiedad.
ARRENDAM Hotel en arrendamiento.
FRANQUIC Hotel en franquicia.
GEST Hotel en gestión.
FIN_MALO Desempeño financiero del hotel malo.
FIN_REGULAR Desempeño financiero del hotel regular.
FIN_BUENO Desempeño financiero del hotel bueno.
INV_MALO Nivel de inversión en innovación del hotel malo.
INV_REGU Nivel de inversión en innovación del hotel regular.
INV_BUENO Nivel de inversión en innovación del hotel bueno.
HOMBRE Sexo masculino del director.
MUJER Sexo femenino de la directora.
DIR_-40A Director/a menor de 40 años.
DIR_40-60A Director/a de 40 a 60 años.
DIR_60A Director/a mayor de 60 años.
GRADO Director/a con carrera universitaria de pregrado.
POSTGRADO Director/a con postgrado.
AUTO_DIR Autonomía del director/a para la toma de decisiones en RSE.
PCL_CRSE Presión de los clientes para la comunicación de RSE.
PCO_CRSE Presión de la comunidad local para la comunicación de RSE
PSP_CRSE Presión de los socios y proveedores para la comunicación de RSE.
PCM_CRSE Presión de los competidores para la comunicación de RSE.
PGO_CRSE Presión de los gobiernos para la comunicación de RSE.

Fuente: elaboración propia.


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 131

Teniendo en cuenta lo anterior, y tras una fase de progresiva eliminación de rela-


ciones causales se alcanzó el modelo causal definitivo que se muestra en la figura
10, el cual contiene exclusivamente las relaciones causales significativas al 0,05;
0,01; y 0,001 entre las variables de conocimiento, aplicación y comunicación, así
como los factores determinantes de cada una. Seguidamente se realizaron diver-
sas comprobaciones de medida del modelo, en cuanto a fiabilidad, validez conver-
gente y validez discriminante que se explica a continuación.

Figura 10. Modelo causal del conocimiento, la aplicación y


la comunicación de la RSE definitivo
T_-10 T_10-50 T_51-200 INV_MALO INV_REGU
FRANQUIC

AE-MC AUTO_DIR

AE-E.R.SE
MOT-DCIPS

PGO_CRSE
ARRENDAM
CON. BAS. AS-CLRCL

FIN_REGU
Comunic.

CON. AV. 5_ESTRE


FIN_MALO AS-PPASD

GRADO OBST-DDRG 0_ESTRE


AA-AMBIENTAL

2_ESTRE
H_-10A H_21-40A MUJER POSTGRADO
H_10-20A DIR_-40A

Fuente: elaboración propia.

La comprobación de la fiabilidad individual de los constructos ha sido realizada con


más de un ítem en su composición, y en la tabla 16 se puede ver que los ítems usados
en los constructos tienen cargas superiores a 0,707 (Carmines & Zeller, 1979).
132
Tabla 16. Cargas (loadings) de los ítems finalmente utilizados

AA - AM- MOT - OBST -


AE - E.RSE AE - MC AS - CLRCL AS - PPASD CON. AV. CON. BAS.
BIENTAL DCIPS DDRG
AA1_RSE 0,926
AA4_RSE 0,923
AA10_RSE 0,905
AA2_RSE 0,897
AA7_RSE 0,894
AA3_RSE 0,891
AA5_RSE 0,886
AA9_RSE 0,885
AA8_RSE 0,811
AE1_RSE 0,918
AE2_RSE 0,901
AE10_RSE 0,867
AE8_RSE 0,918
AE6_RSE 0,905
AE7_RSE 0,885
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

AE9_RSE 0,880
AE4_RSE 0,870
AE3_RSE 0,804
AE5_RSE 0,782
AS5_RSE 0,946
AA - AM- MOT - OBST -
AE - E.RSE AE - MC AS - CLRCL AS - PPASD CON. AV. CON. BAS.
BIENTAL DCIPS DDRG
AS6_RSE 0,944
AS4_RSE 0,912
AS10_RSE 0,850
AS7_RSE 0,789
AS2_RSE 0,884
AS1_RSE 0,854
AS9_RSE 0,852
AS8_RSE 0,753
NIT2_RSE 0,966
NIT4_RSE 0,949
NIT6_RSE 0,847
NIT5_RSE 0,915
NIT3_RSE 0,914
NIT1_RSE 0,809
MOT1_RSE 0,889
MOT2_RSE 0,817
MOT3_RSE 0,812
OBS2_RSE 0,950
OBS3_RSE 0,890
OBS1_RSE 0,843
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación

Fuente: elaboración propia.


133
134 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

La fiabilidad del constructo mide la consistencia de los indicadores, o, dicho


de otra manera, las variables manifiestas están midiendo un mismo concepto o
variable latente. El Alfa de Cronbach (Cronbach, 1970) o fiabilidad individual y la
fiabilidad compuesta (Werts, Linn & Jöreskog, 1974) son los dos indicadores de
fiabilidad más utilizados. De acuerdo con Nunnally (1987) & Santesmases (2009),
como criterio de fiabilidad se considera que los valores de ambos indicadores sean
superiores a 0,7; aunque resulta mejor si es superior a 0,8. Después de realizar el
respectivo análisis de los valores del Alfa de Cronbach y fiabilidad compuesta,
para los constructos utilizados, con más de un ítem, se pueden apreciar valores
muy elevados en ambas medidas (tabla 17), lo que evidencia que hay indicios de
la fiabilidad de los constructos utilizados.

Tabla 17. Fiabilidad y validez convergente de los constructos utilizados

Composite Cronbachs
AVE R2 Redundancy
Reliability Alpha

AA-AMBIENTAL 0,794 0,972 0,634 0,967 0,049

AE-E.RSE 0,801 0,924 0,691 0,876 0,205

AE-MC 0,748 0,954 0,678 0,944 0,020

AS-CLRCL 0,793 0,950 0,761 0,933 0,114

AS-PPASD 0,701 0,903 0,731 0,857 0,039

CON. AV. 0,850 0,944 0,627 0,912 0,199

CON. BAS. 0,782 0,915 0,104 0,862 0,026

MOT-DCIPS 0,706 0,878 0,831

OBST-DDRG 0,802 0,924 0,875

Fuente: elaboración propia.

Por otra parte, la validez convergente (Anderson & Gerbing, 1988) implica que
un conjunto de indicadores representa un único constructo subyacente, pudiendo
demostrarse esto por medio de su unidimensionalidad (Henseler, Ringle &
Sinkovics, 2009). Habitualmente se valora a través de la Varianza Extraída
Media (AVE) y en este sentido, Baggozi y Yi (1998) recomiendan 0,5 como valor
mínimo, lo que significa que más del 50% de la varianza del constructo es debida
a sus indicadores. Tal como se muestra en la tabla 18, los constructos utilizados
muestran un AVE superior a 0,70, valor muy superior al mínimo de 0,5 exigido
por la literatura, por tanto, puede afirmarse que el nivel de validez convergente es
elevado.
Tabla 18. Cargas cruzadas (cross-loading) de los ítems utilizados

AA - AM- MOT - OBST -


AE - E.RSE AE - MC AS - CLRCL AS – PPASD CON. AV. CON. BAS.
BIENTAL DCIPS DDRG
AA1_RSE 0,926 0,596 0,538 0,623 0,714 0,543 -0,052 0,401 -0,630
AA4_RSE 0,923 0,611 0,485 0,568 0,699 0,507 -0,054 0,383 -0,638
AA10_RSE 0,905 0,536 0,585 0,688 0,655 0,552 -0,081 0,432 -0,619
AA2_RSE 0,897 0,586 0,468 0,543 0,675 0,504 0,005 0,398 -0,565
AA7_RSE 0,894 0,535 0,544 0,673 0,635 0,539 -0,074 0,455 -0,599
AA3_RSE 0,891 0,536 0,436 0,510 0,668 0,468 0,075 0,344 -0,521
AA5_RSE 0,886 0,551 0,596 0,705 0,612 0,589 -0,118 0,503 -0,617
AA9_RSE 0,885 0,528 0,602 0,714 0,631 0,572 -0,085 0,448 -0,625
AA8_RSE 0,811 0,662 0,439 0,563 0,627 0,456 -0,138 0,367 -0,605
AE1_RSE 0,540 0,918 0,594 0,620 0,751 0,589 -0,317 0,565 -0,634
AE2_RSE 0,597 0,901 0,493 0,544 0,746 0,518 -0,172 0,459 -0,550
AE10_RSE 0,588 0,867 0,523 0,588 0,660 0,605 -0,216 0,454 -0,654
AE8_RSE 0,566 0,550 0,918 0,829 0,603 0,574 -0,141 0,624 -0,564
AE6_RSE 0,574 0,612 0,905 0,821 0,623 0,635 -0,208 0,613 -0,676
AE7_RSE 0,554 0,588 0,885 0,791 0,601 0,561 -0,197 0,559 -0,597
AE9_RSE 0,534 0,582 0,880 0,771 0,592 0,586 -0,122 0,546 -0,651
AE4_RSE 0,521 0,468 0,870 0,722 0,565 0,554 -0,079 0,580 -0,521
AE3_RSE 0,394 0,371 0,804 0,568 0,451 0,426 -0,083 0,463 -0,414
AE5_RSE 0,350 0,413 0,782 0,526 0,412 0,443 -0,102 0,406 -0,521
Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación

AS5_RSE 0,678 0,599 0,772 0,946 0,686 0,650 -0,174 0,595 -0,642
135
136
AA - AM- MOT - OBST -
AE - E.RSE AE - MC AS - CLRCL AS – PPASD CON. AV. CON. BAS.
BIENTAL DCIPS DDRG
AS6_RSE 0,674 0,613 0,732 0,944 0,667 0,654 -0,156 0,600 -0,660
AS4_RSE 0,566 0,580 0,707 0,912 0,634 0,629 -0,153 0,586 -0,657
AS10_RSE 0,675 0,608 0,742 0,850 0,700 0,559 -0,168 0,586 -0,626
AS7_RSE 0,495 0,494 0,601 0,789 0,483 0,510 -0,174 0,491 -0,626
AS2_RSE 0,671 0,773 0,655 0,715 0,884 0,602 -0,205 0,528 -0,679
AS1_RSE 0,590 0,825 0,551 0,611 0,854 0,557 -0,186 0,529 -0,561
AS9_RSE 0,672 0,583 0,502 0,608 0,852 0,559 -0,052 0,373 -0,541
AS8_RSE 0,530 0,487 0,426 0,441 0,753 0,430 -0,088 0,312 -0,417
NIT2_RSE 0,567 0,653 0,674 0,711 0,644 0,966 -0,049 0,523 -0,658
NIT4_RSE 0,598 0,670 0,623 0,675 0,662 0,949 -0,109 0,491 -0,679
NIT6_RSE 0,450 0,388 0,410 0,445 0,448 0,847 0,232 0,361 -0,384
NIT5_RSE -0,110 -0,279 -0,122 -0,147 -0,181 -0,005 0,915 -0,097 0,259
NIT3_RSE 0,015 -0,204 -0,178 -0,196 -0,103 -0,017 0,914 -0,143 0,273
NIT1_RSE -0,077 -0,199 -0,116 -0,148 -0,139 0,047 0,809 -0,112 0,243
MOT1_RSE 0,620 0,668 0,700 0,760 0,646 0,664 -0,101 0,889 -0,685
MOT2_RSE 0,149 0,238 0,362 0,308 0,237 0,163 -0,124 0,817 -0,158
MOT3_RSE 0,121 0,242 0,345 0,300 0,200 0,152 -0,125 0,812 -0,133
Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

OBS2_RSE -0,667 -0,645 -0,644 -0,693 -0,645 -0,600 0,274 -0,461 0,950
OBS3_RSE -0,646 -0,618 -0,511 -0,582 -0,619 -0,537 0,261 -0,417 0,890
OBS1_RSE -0,496 -0,568 -0,610 -0,660 -0,512 -0,584 0,249 -0,500 0,843

Fuente: elaboración propia.


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 137

Finalmente, para Anderson & Gerbing (1988), la validez discriminante implica


que cada constructo debe ser diferente del resto de los constructos y para valorarla
existen dos métodos. El primero explica que las cargas factoriales deben ser
mayores que las cargas factoriales cruzadas; esto quiere decir que los indicadores
deben estar más correlacionados con su propio constructo que con los otros. El
segundo expone que la raíz cuadrada del AVE del constructo debe ser mayor que
la correlación entre ese constructo y todos los demás (Chin, 1998). Al realizar el
análisis de la tabla de cargas cruzadas (tabla 18) y comparar las correlaciones con
la raíz cuadrada de AVE (tabla 19) se puede apreciar que la validez discriminante
en los constructos utilizados se cumple a cabalidad.

Tabla 19. Matriz de correlaciones y raíz cuadrada de AVE

AA - AE - AE - AS - AS- CON. CON. MOT - OBST -


AMBIENTAL E.RSE MC CLRCL PPASD AV. BAS. DCIPS DDRG

AA-
1,000
AMBIENTAL
AE-E.RSE 0,641 1,000
AE-MC 0,584 0,599 1,000
AS-CLRCL 0,698 0,652 0,841 1,000
AS-PPASD 0,738 0,806 0,642 0,717 1,000
CON. AV. 0,590 0,637 0,632 0,678 0,646 1,000
CON. BAS. -0,066 -0,261 -0,156 -0,185 -0,162 0,004 1,000
MOT-DCIPS 0,465 0,551 0,632 0,644 0,526 0,505 -0,132 1,000
OBST-DDRG -0,676 -0,682 -0,656 -0,720 -0,663 -0,642 0,292 -0,511 1,000
AVE 0,891 0,895 0,865 0,890 0,837 0,922 0,884 0,840 0,895

Fuente: elaboración propia.

Después de evaluar que el modelo de medida cumple los criterios de fiabilidad


y validez (convergente y discriminante), es el momento de realizar la evaluación
de las relaciones existentes entre los constructos, es decir, el modelo estructural
propiamente dicho. Del análisis de las R2 se aprecia que la cantidad de varianza
explicada por el modelo es importante y superior a 0,627 en todos los constructos
(tabla 17), excepto en el conocimiento básico de la RSE (CON. BAS.). En el caso de
la comunicación de la RSE, el valor de la R2 es de 0,700.

Ahora bien, para contrastar si los coeficientes de regresión son significativos, PLS
se basa en un procedimiento bootstrap no paramétrico, según Davison & Hinkley
(1997), quienes definen el bootstrapping aplicado como un proceso de remuestreo
en el que, de manera aleatoria, se generan muestras a partir de la muestra original,
mediante sustitución con reemplazo. Hair, Hult, Ringle & Sarstedt (2014) afirman
que las estimaciones de los parámetros generadas a partir de las submuestras se
138 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

utilizan para determinar los errores estándar de las estimaciones. Por su parte,
para poder determinar los valores críticos de la t de Student se utilizó una
distribución t de Student de dos colas, con 4.999 grados de libertad. En concreto,
en la tabla 20 siguiente, se detallan los resultados del análisis de la significación
de las diferentes relaciones causales conservadas en el modelo causal final que se
mostró en la figura 10.

Tabla 20. Coeficientes de regresión estandarizados


(path coefficients) y desviaciones

Path Desviación Error


Relación causal analizada t de Student
Coefficients estándar estándar
CON. BAS. AE-MC (Hip. 1) -0,057* 0,024 0,024 2,389

CON. BAS. AE-E.RSE (Hip. 2) -0,141*** 0,024 0,024 5,866

CON. BAS. AS-CLRCL (Hip. 3) -0,075*** 0,021 0,021 3,675

CON. BAS. AS-PPASD (Hip. 4) -0,143*** 0,025 0,025 5,711

CON. AV. AE-MC (Hip. 7) 0,109*** 0,027 0,027 4,057

CON. AV. AE-E.RSE (Hip. 8) 0,249*** 0,030 0,030 8,333

CON. AV. AS-CLRCL (Hip. 9) 0,115*** 0,029 0,029 3,996

CON. AV. AS-PPASD (Hip. 10) 0,150*** 0,033 0,033 4,521

MOT-DCIPS AE-MC (Hip. 13) 0,263*** 0,024 0,024 10,869

MOT-DCIPS AE-E.RSE (Hip. 14) 0,115*** 0,022 0,022 5,182

MOT-DCIPS AS-CLRCL (Hip. 15) 0,196*** 0,028 0,028 7,079

OBST-DDRG AE-MC (Hip. 18) -0,229*** 0,029 0,029 7,776

OBST-DDRG AE-E.RSE (Hip. 19) -0,238*** 0,032 0,032 7,470

OBST-DDRG AS-CLRCL (Hip. 20) -0,256*** 0,033 0,033 7,782

OBST-DDRG AS-PPASD (Hip. 21) -0,085* 0,041 0,041 2,101

OBST-DDRG AA-AMBIENTAL (Hip. 22) -0,315*** 0,037 0,037 8,626

AE-E.RSE Comunic. (Hip. 24) 0,266*** 0,037 0,037 7,136

AS-CLRCL Comunic. (Hip. 25) 0,071** 0,027 0,027 2,664

AS-PPASD Comunic. (Hip. 26) 0,439*** 0,048 0,048 9,198

AA-AMBIENTAL Comunic. (Hip. 27) 0,212*** 0,035 0,035 6,135

0_ESTRE AA-AMBIENTAL -0,143*** 0,028 0,028 5,127

2_ESTRE AA-AMBIENTAL -0,133*** 0,030 0,030 4,463

5_ESTRE AS-PPASD 0,067** 0,026 0,026 2,633

ARRENDAM CON. BAS. -0,197*** 0,038 0,038 5,192

AUTO_DIR AE-MC 0,098*** 0,022 0,022 4,406


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 139

Path Desviación Error


Relación causal analizada t de Student
Coefficients estándar estándar

DIR_-40A AE-E.RSE 0,130*** 0,028 0,028 4,567

FIN_REGU AE-E.RSE -0,045* 0,021 0,021 2,188

FIN_REGU AS-CLRCL -0,187*** 0,030 0,030 6,163

FIN_REGU CON. AV. -0,464*** 0,041 0,041 11,436

FIN-MALO CON. AV. -0,399*** 0,050 0,050 7,929

FRANQUIC AE-E.RSE 0,258*** 0,028 0,028 9,287

FRANQUIC AS-PPASD 0,121*** 0,022 0,022 5,415

GRADO AE-MC 0,058* 0,023 0,023 2,511

GRADO CON. AV. 0,209*** 0,032 0,032 6,600

H_10-20A AE-E.RSE -0,103* 0,045 0,045 2,303

H_10-20A AE-MC -0,188*** 0,025 0,025 7,492

H_10-20A AS-CLRCL -0,194*** 0,021 0,021 9,180

H_10-20A CON. BAS. 0,271*** 0,071 0,071 3,812

H_-10A AE-E.RSE -0,169*** 0,049 0,049 3,434

H_-10A AE-MC -0,162*** 0,024 0,024 6,666

H_-10A AS-CLRCL -0,143*** 0,020 0,020 7,191

H_-10A CON. BAS. 0,329*** 0,081 0,081 4,077

H_21-40A AE-E.RSE -0,165*** 0,039 0,039 4,242

H_21-40A CON. BAS. 0,209** 0,067 0,067 3,116

INV_MALO AA-AMBIENTAL -0,204*** 0,052 0,052 3,923

INV_MALO AE-MC -0,326*** 0,038 0,038 8,613

INV_MALO AS-CLRCL -0,261*** 0,035 0,035 7,456

INV_MALO AS-PPASD -0,106*** 0,021 0,021 5,124

INV_MALO CON. AV. -0,115** 0,045 0,045 2,582

INV_REGU AA-AMBIENTAL -0,183*** 0,038 0,038 4,845

INV_REGU AE-MC -0,235*** 0,024 0,024 9,752

INV_REGU AS-CLRCL -0,199*** 0,030 0,030 6,729

MUJER AA-AMBIENTAL 0,044* 0,020 0,020 2,157

MUJER AE-E.RSE 0,082*** 0,021 0,021 3,910

MUJER AE-MC 0,139*** 0,019 0,019 7,333

MUJER AS-PPASD 0,148*** 0,020 0,020 7,350

MUJER CON. BAS. -0,166*** 0,030 0,030 5,498


140 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Path Desviación Error


Relación causal analizada t de Student
Coefficients estándar estándar

PGO_CRSE Comunic. 0,114*** 0,019 0,019 5,908

POSTGRAD AA-AMBIENTAL 0,235*** 0,043 0,043 5,418

POSTGRAD AS-CLRCL 0,198*** 0,034 0,034 5,876


POSTGRAD AS-PPASD 0,323*** 0,037 0,037 8,774
POSTGRAD CON. AV. 0,320*** 0,049 0,049 6,511
POSTGRAD CON. BAS. -0,143*** 0,032 0,032 4,426
T_-10 AE-E.RSE -0,298*** 0,059 0,059 5,060
T_-10 AS-PPASD -0,592*** 0,052 0,052 11,462
T_-10 Comunic. -0,051* 0,022 0,022 2,276
T_10-50 AE-E.RSE -0,332*** 0,052 0,052 6,357
T_10-50 AS-PPASD -0,466*** 0,046 0,046 10,111
T_51-200 AE-E.RSE -0,206*** 0,039 0,039 5,272
T_51-200 AS-PPASD -0,167*** 0,031 0,031 5,408
* Significativo al 0’05; ** Significativo al 0’01; *** Significativo al 0’001

Fuente: elaboración propia.

Por último, el Test Q2 de Stone-Geisser (Geisser, 1974; Stone, 1974) es usado


como criterio para medir la relevancia predictiva de los constructos dependientes
y sigue un procedimiento de blindfolding. Según Hair, Hult, Ringle & Sarstedt
(2014), si Q2 es mayor que cero tiene relevancia predictiva y si es superior a 0,5
es muy notable su relevancia predictiva. Utilizando el construct cross-validated
redundancy Q2, todos los constructos poseen una buena relevancia predictiva
(tabla 21).

Tabla 21. Test de Stone-Geisser

Constructo Dependiente Q2
AA-AMBIENTAL 0,489
AE-E.RSE 0,499
AE-MC 0,463
AS-CLRCL 0,578
AS-PPASD 0,484
CON. AV. 0,514
CON. BAS. 0,062
Comunic. 0,682

Fuente: elaboración propia.


Capítulo 4: CAC-RSE. Análisis integrado del conocimiento, la aplicación y la comunicación 141

En síntesis, los resultados mostrados evidencian que el conocimiento de la RSE


tiene un efecto directo en la aplicación, pero no en la comunicación de la RSE; de
igual manera, la aplicación de la RSE influye directamente en la comunicación de
la RSE; y finalmente, las motivaciones y los obstácu­los inciden de manera directa
en la aplicación de la RSE. A continuación se hace una explicación más detallada
(para un mejor entendimiento remitirse a la tabla 20).

De manera específica, puede asegurarse que a mayor grado de conocimiento


avanzado de la RSE habrá un mayor grado de aplicación de la misma,
principalmente en las actividades económicas AE-MC, AE-E.RSE y sociales
AS-CLRCL, AS-PPASD (validación de hipótesis 7, 8, 9 y 10); por otra parte, si
aumenta el grado de conocimiento básico de la RSE habrá una disminución en el
grado de aplicación de la misma, principalmente en las actividades económicas
AE-MC, AE-E.RSE y sociales AS-CLRCL, AS-PPASD (validación de hipótesis 1,
2, 3 y 4). Del mismo modo, un mayor grado de aplicación de la RSE, mediante
sus actividades económicas (AE-E.RSE), sociales (AS-CLRCL y AS-PPASD) y
ambientales (AA-AMBIENTAL) tienen como efecto directo un aumento en el
grado de comunicación de esta (validación de hipótesis 24, 25, 26 y 27). Así mismo,
las motivaciones (MOT-DCIPS) influyen de manera positiva en la aplicación
de la RSE (actividades económicas AE-MC y AE-E.RSE; y sociales AS-CLRCL;
principalmente); por otro lado, los obstácu­los (OBST-DDRG) influyen de manera
negativa en la aplicación de la RSE (actividades económicas AE-MC y AE-E.RSE;
actividades sociales AS-CLRCL; y ambientales AA-AMBIENTAL); validando con
ello las hipótesis 13, 14, 15, 18, 19, 20, 21 y 22.

Como complemento a lo anterior, en relación con los factores determinantes de


cada una de las tres variables, se puede decir que el tamaño del hotel comprendido
en el rango menor de 10 trabajadores, de 10 a 50 y de 51 a 200 tienen un efecto
directo negativo sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades económicas
AE-E.RSE y sociales AS-PPASD); así mismo, los hoteles con menos de 10 trabaja-
dores tienen un efecto directo negativo sobre el grado de comunicación de la RSE.
La edad del hotel comprendida en el rango menor de 10 años y de 10 a 20 tiene un
efecto directo positivo sobre el grado de conocimiento básico de la RSE y negativo
sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades económicas AE-MC, AE-E.
RSE y sociales AS-CLRCL). La edad del hotel comprendida de 21 a 40 años tiene
un efecto directo positivo sobre el grado de conocimiento básico de la RSE y nega-
tivo sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades económicas AE-E.RSE).

De igual manera, las categorías bajas de los hoteles (0 y 2 estrellas) tienen un efecto
directo negativo sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades ambientales
AA-AMBIENTAL); por su parte, las categorías altas (5 estrellas) tienen un efecto
positivo (sobre las actividades sociales AS-PPASD, principalmente). El tipo de
contrato en arrendamiento del hotel tiene un efecto directo negativo sobre el
142 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

grado de conocimiento básico de la RSE. El tipo de contrato en franquicia del hotel


tiene un efecto directo positivo sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades
económicas AE-E.RSE y actividades sociales AS-PPASD). El regular desempeño
financiero del hotel tiene un efecto directo negativo sobre el grado de aplicación
de la RSE (actividades económicas AE-E.RSE y actividades sociales AS-CLRCL).
El regular y mal desempeño financiero del hotel tiene un efecto directo negativo
sobre el grado de conocimiento avanzado de la RSE.

Por otra parte, el nivel regular de inversión del hotel tiene un efecto directo negativo
sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades económicas AE-MC, AE-E.RSE,
sociales AS-CLRCL, ASPPASD y ambientales AA-Ambiental). El nivel malo de
inversión del hotel tiene un efecto directo negativo sobre el grado de conocimiento
avanzado de RSE y el grado de aplicación de la RSE (actividades económicas
AE-MC, sociales AS-CLRCL, ASPPASD y ambientales AA-Ambiental). El sexo
femenino en la dirección tiene un efecto negativo en el grado de conocimiento
básico de la RSE y positivo sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades
económicas AE.E.RSE, sociales AS-PPASD y ambientales AA-Ambiental). Las
edades más jóvenes (menos de 40 años) del director/a tienen un efecto directo
positivo sobre el grado de aplicación de la RSE (actividades económicas AE-E.
RSE). Del mismo modo, el nivel educativo de grado del director/a tiene un efecto
directo positivo sobre el grado de conocimiento avanzado de la RSE y el grado
de aplicación de la RSE (actividades económicas AE-MC). El nivel educativo
de postgrado del director/a tiene un efecto directo negativo sobre el grado de
conocimiento básico de la RSE y positivo sobre el grado de conocimiento avanzado
de la RSE y el grado de aplicación de la RSE (actividades sociales AS-CLRCL, AS-
PPASD y ambientales AA-Ambiental). El grado de autonomía para la toma de
decisiones en RSE del director/a tiene un efecto directo positivo sobre el grado
de aplicación de la RSE (actividades económicas AE-MC). Finamente, la presión
de los stakeholders externos (gobierno) tiene un efecto positivo en el grado de
comunicación de la RSE.

Teniendo claro los principales hallazgos encontrados en el estudio aplicado a las


empresas turísticas de alojamiento de la región Caribe colombiana, en cuanto a las
relaciones del conocimiento, la aplicación y la comunicación de la RSE y sus factores
determinantes, así como todos los elementos conceptuales y prácticos discutidos a
lo largo del presente libro, a continuación serán presentadas las principales conclu-
siones, haciendo un énfasis especial en las implicaciones que, tanto para el empresa-
rio como para el propio sector hotelero, pueden llegar a tener.
C APÍTULO 5

CO N C LU S I O N E S
GENERALES

“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus pala-
bras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán
en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.
Mahatma Gandhi.

La globalización, la evolución tecnológica, la degradación de los recursos na-


turales, los grandes contrastes sociales y la última crisis económica - financiera
mundial, son realidades que han generado cambios estructurales en el funciona-
miento de los sectores económi­cos, incluido el sector turístico. Ante este desafío,
los destinos y las empresas turísticas deben llevar a cabo un nuevo modelo de
gestión y operación cuya visión esté centrada en los conceptos de ética, soste-
nibilidad y competitividad, convirtiendo a los stakeholders (externos e internos)
en elementos esenciales de las estrategias empresariales y buscando sin cesar el
equilibrio rentabilidad empresarial - medio natural - sociedad. No cabe duda de
que un modelo con estas características generará más bienestar y desarrollo en las
comunidades en donde se lleve a cabo la actividad turística, pues las decisiones y
acciones que se tomen en esta materia buscarán siempre la mejora de la competi-
tividad empresarial y del bienestar social.

Bajo esta realidad, la RSE se ha convertido en un marco conceptual guía (funda-


mentado en la ética) que permite avanzar en el debate sobre la sostenibilidad (y
la competitividad) del turismo de una manera que reconoce y asigna la responsa-
bilidad específica al sector privado (Tepelus, 2008), convirtiéndose en el vehícu­lo
práctico que conduce al turismo sostenible; cuestión que ha respaldado la OMT,
al argumentar que la RSE debe ser entendida desde el punto de vista del para-
144 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

digma del DS y que este debe ser la base para el desarrollo del sector turístico, lo
cual promueve mediante la aplicación del turismo sostenible (OMT, 2005).

No obstante, es preocupante el bajo nivel de prácticas empresariales de RSE que


se da en el sector, pues es evidente que la RSE no ha sido abordada explícitamente
en el turismo y el concepto dentro de la industria turística aún es débil (Tepelus,
2008). De igual manera, en la práctica, el número de proyectos de RSE en turismo
es limitado, siendo además este sector el menos desarrollado en términos de códi-
gos de conducta e iniciativas de RSE (World Bank & IFC, 2003). En relación a los
códigos de conducta y el reporting de RSE, no existe todavía una concienciación
amplia del sector turístico al respecto; en cuanto a los primeros, no se realiza nin-
gún tipo de seguimiento para su cumplimiento; y en cuanto a los segundos, aún
no es una práctica extendida (Dodds & Joppe, 2005). Adicionalmente, los datos
empíricos sobre las percepciones y acciones de la industria turística en general en
relación con la RSE siguen siendo escasos (Sheldon & Park, 2011) y para el caso
particu­lar del sector hotelero se le ha dedicado la menor atención a aclarar la defi-
nición de la RSE, indagar sobre el papel que desempeña en las empresas hoteleras
o investigar las formas prácticas para la debida implementación (Bohdanowicz
& Zientara, 2009; Tsai et al, 2010; Font et al, 2012; citados en Martínez, Pérez &
Rodríguez del Bosque, 2013); cuestión que tambien ocurre en el presente estudio.

Por otra parte, analizando el avance de la agenda del turismo sostenible, mediante
la perspectiva de la RSE en turismo es evidente que las discusiones sobre el tema
se han caracterizado por presentaciones teóricas, en lugar de promover una par-
ticipación más protagónica de la RSE en la industria del turismo. Sin embargo,
a partir de los avances de la relación que tiene la RSE y el DS dentro del sector
turístico, se puede argumentar que la sostenibilidad a largo plazo solo puede ser
alcanzada si los profesionales de la industria direccionan sus esfuerzos con éxito
hacia sus déficits sociales y comunitarios, lo que, sin duda alguna, puede conver-
tirse en una realidad, mediante la práctica de la RSE (Camilleri, 2014).

Precisamente uno de los hallazgos encontrados, tanto en estudios anteriores


como en el presente, son los bajos niveles de conocimiento, aplicación y comu-
nicación de la RSE, principalmente en empresas del sector turístico y hotelero
y, en este este sentido, la implicación más relevante para los gerentes de la zona
del estudio es que, a partir de los resultados, conclusiones y aportes del presente
trabajo, cuentan con herramientas útiles que le van a permitir, en la práctica,
mejorar dichos niveles.

Esto, sin duda alguna, traerá muchos beneficios a los/as directores/as hoteleros/
as en la gestión de áreas concretas de la empresa, representada por stakeholders
específicos. En este sentido, teniendo en cuenta el carácter contextual de la RSE
(Jones, 1980; Van Marrewijk, 2003; Kakabadse, Rozuel & Lee-Davies, 2005;
Capítulo 5: Conclusiones generales 145

Boxenbaum, 2006) y recordando que la forma de entenderla y aplicarla varía de


localidad a localidad, de industria a industria y a través del tiempo, y que además su
concepto debe ser adaptado a las situaciones y prácticas específicas de cada sector
y subsector económi­co, a continuación se muestran los principales beneficios
de la RSE en el sector hotelero, en temas de rentabilidad, calidad del producto,
entorno físico-ambiental/social, clientes y empleados, extraídos, precisamente, de
la revisión de literatura de trabajos académi­cos previos en el tema.

En cuanto a rentabilidad, se ha evidenciado el incremento en la misma siempre


que hay mayores niveles de RSE (García & Armas, 2007); de igual manera, entre
los principales beneficios se destacan los económi­cos y la generación de ventajas
competitivas en cuanto a reducción de costos y mejora de la marca e imagen (Levy
& Park, 2011; Garay & Font, 2012; Vaca, 2012); así mismo, es rentable atender
a los stakeholders (clientes y empleados prioritariamente) bajo criterios de RSE
(Martos, 2011). Por otra parte, Calveras (2013) ha demostrado que las prácticas
de RSE internas (recursos humanos) y externas (sociales y ambientales), en
primera instancia, no relacionadas entre sí, son complementarias y además están
conectadas directamente con la calidad del producto.

Existe también una directa y estrecha relación entre las empresas del sector y
su entorno físico-ambiental y social, lo que ha ocasionado impactos negativos
en el mismo que deben ser mitigados, cuestión que se torna importante, tanto
para el entorno, como para la sostenibilidad de la propia industria (Kasim, 2006).
Martos (2011) justifica este hecho argumentando que, en materia de actuaciones
de RSE, la protección de los atractivos turísticos de los lugares en los que opera
la empresa turística, se ha convertido en una clara inversión. Por otra parte,
el comportamiento responsable, mediante acciones de compras locales en la
cadena de abastecimiento, contribuye al alivio a la pobreza en la zona donde se
aplique (Font, 2008); las implicaciones en los temas de la RSE tienen unos efectos
positivos en la comunidad local y sostenibilidad medioambiental (Bohdanowicz
& Zientara, 2008); diversas acciones de RSE bien dirigidas contribuyen a mejorar
la calidad de vida de las comunidades locales (Bohdanowicz & Zientara, 2009); y
las prácticas de RSE integradas al funcionamiento empresarial pueden acelerar el
desarrollo de todo un país (Eme et al., 2013).

En relación con los clientes, los turistas tienden a elegir los hoteles con base en
criterios ambientales y sociales (Kasim, 2004), siendo el medio natural uno de
los atributos que más valoran dentro de las acciones de RSE (Kucukusta, Mak
& Chan, 2013). Por su parte, la RSE en su conjunto se ha convertido en un
elemento crucial para las empresas hoteleras, ya que influye en la lealtad de los
consumidores, pues esta se ve afectada indirectamente por la RSE, mediante el
rol que juega sobre la confianza, la identificación del cliente con la compañía y
la satisfacción (Martínez & Rodríguez del Bosque, 2013). Ha sido demostrado
146 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

que la adopción de medidas de RSE mejoran la capacidad de los hoteles para


crear beneficios para sus clientes y estos resultados tienen un efecto positivo
sobre su funcionamiento (Benavides-Velasco, Quintana-García & Marchante-
Lara, 2014); así mismo, la satisfacción del huésped se obtiene de mejor manera
cuando la firma lleva a cabo actividades de RSE relacionadas con el servicio al
público versus el autoservicio (Gao & Mattila, 2014).

Por otra parte, las implicaciones en los temas de la RSE tienen unos efectos
positivos en la administración basada en el recurso humano y contribuyen al
bienestar de sus empleados (Bohdanowicz & Zientara, 2008, 2009). La capacidad
de los hoteles para crear beneficios para sus empleados se ve mejorada, lo que
tiene un efecto positivo sobre su funcionamiento (Benavides-Velasco, Quintana-
García & Marchante-Lara, 2014). De otro lado, la RSE en el marketing sostenible
es un elemento clave para diseñar el marketing interno estratégico de la RSE con
sus empleados (Trías & García, 2014).

Es claro entonces que el estudio realizado busca, precisamente, contrarrestar las


deficiencias en materias de acción de la RSE en turismo y crear conciencia y
masa crítica para el entendimiento conceptual de la RSE y su debida aplicación y
comunicación en las empresas turísticas de alojamiento, en concreto, de la región
Caribe colombiana, como herramienta estratégica que, además de contribuir a
generar los beneficios económi­cos tradicionales empresariales, permi­ta contribuir
de mejor manera al desarrollo social, ambiental y económi­co sostenible de las
comunidades localizadas en su entorno más inmediato. Es así como a partir
de los estudios citados anteriormente, se puede concluir que los beneficios que
obtendrán las empresas del sector hotelero al conocer, aplicar y comunicar la
RSE de buena manera, están relacionados con la mejora de la rentabilidad, la
calidad del producto, el entorno físico/ambiental y social, y la satisfacción de
sus clientes y empleados, lo que contribuye positivamente a la competitividad y
sostenibilidad de los establecimientos, así como del sector hotelero y del propio
destino turístico.

En concreto, los/as directores/as hoteleros/as cuentan, de manera general, con: i)


una definición de RSE aplicada al sector turístico que contribuye a mejorar el cono-
cimiento en la materia; ii) un listado guía de 30 actividades económicas, sociales y
ambientales de gran impacto en la aplicación de la RSE en el ámbito del sector tu-
rístico y hotelero y las principales motivaciones (4 grupos) y obstácu­los (4 grupos),
tanto internos, como externos, para su debida implementación; iii) un modelo de
clasificación de empresas según su prácticas de RSE que les permitirá conocer en
cualquier momento en qué nivel de aplicación de RSE se encuentran sus empresas y
para ello se infiere en qué etapa evolutiva (histórica) y/o de desarrollo se ubican las
prácticas de RSE que llevan a cabo. Este modelo permite también la comparación
entre empresas del mismo sector e inclusive de sectores diferentes; iv) un listado de
Capítulo 5: Conclusiones generales 147

las principales iniciativas, instrumentos y herramienta para la comunicación de la


RSE que permite un mejor entendimiento de esta variable; y v) un modelo de ecua-
ciones estructurales (el cual demostró tener elevados niveles de fiabilidad y validez
y una buena relevancia predictiva), que explica, de manera explícita, las relaciones
causales (diferentes tipos y direcciones) existentes entre el conocimiento, la aplica-
ción y la comunicación de la RSE, así como sus factores determinantes.

Por otro lado, de manera específica, los hallazgos encontrados en materia de fac-
tores determinantes, les permitirá a los/a directores/as hoteleros/as tomar las me-
jores decisiones para que sus empresas entiendan, apliquen y comuniquen de una
manera más apropiada la RSE. En concreto: i) las características de los hoteles
relacionadas con el tamaño, la edad, la categoría, el tipo de contrato, el desem-
peño financiero y el nivel de inversión en innovación influyen en los niveles de
conocimiento y aplicación de la RSE; para el caso de la comunicación de la RSE
solo influye el tamaño; al respecto, los directores/as tendrán presente que se in-
crementarán los niveles de conocimiento y aplicación, a medida que el hotel vaya
aumentando su tamaño (aplicación), adquiriendo experiencia (conocimiento y
aplicación), mejorando su categoría (aplicación), teniendo un contrato en arren-
damiento (conocimiento) o en franquicia (aplicación) y algo muy importante, que
siempre mantenga unos buenos niveles de desempeño financiero (conocimiento y
aplicación) y de inversión en innovación (conocimiento y aplicación); por su parte,
aumentarán los niveles de comunicación a medida que lo vaya haciendo también
el tamaño del hotel; ii) en cuanto a las características relacionadas con el/la direc-
tor/a, las decisiones para tener unos mayores niveles de conocimiento, aplicación
y comunicación de la RSE pasarán por tener en la dirección una persona relativa-
mente joven (aplicación), mejor si es mujer (conocimiento y aplicación), con estu-
dios universitarios, preferiblemente con postgrado (conocimiento y aplicación) y
con autonomía para la toma de decisiones en materia de RSE (aplicación).

De igual manera, para contribuir con un mayor nivel de aplicación de la RSE se


deben incentivar en los/as directores/as las motivaciones internas relacionadas con
los valores, estilo de dirección y mejora de la competitividad; y externas relacionadas
con la imagen/repu­tación del hotel y la presión de sus stakeholders internos y externos
(trabajadores, clientes, comunidad local, sociedad en general, inversores, socios
comerciales, proveedores, competidores y administraciones públicas); de otro lado,
se deben tratar de contrarrestar los obstácu­los que se convierten en barreras para la
aplicación de la RSE, los cuales son de origen interno en relación con la actitud, el
estilo de dirección y el desconocimiento en el tema; y externos relacionados con la
ausencia de recursos (financieros, tiempo y humanos) y de apoyo gubernamental;
por lo cual se debe insistir en más formación en materia de RSE, contar con una
mayor disponibilidad de recursos para su aplicación y una intervención más
decidida en el tema por parte de los gobiernos, vía acompañamiento o incentivos
(fiscales y/o subvenciones) para la debida implementación.
148 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

Sin duda, una mayor participación e implicación del gobierno vía políticas públi-
cas para la promoción de la RSE, es fundamental dado que adicionalmente a lo
comentado en el párrafo anterior, ello también contribuye a mejorar los niveles de
comunicación en materia de RSE. Ha quedado en evidencia en el presente estudio
que la administración pública es el único stakeholder capaz de persuadir a los em-
presarios para que comuniquen más (cantidad) y mejor (calidad) las actividades y
acciones de RSE que llevan a cabo dentro y fuera de sus organizaciones.

Las decisiones fundamentales también girarán en torno a la mejora del conocimiento


de la RSE propiamente dicho, ya que este tiene un efecto directo en la aplicación; de
la misma manera, se debe insistir en elevar los niveles de aplicación de la RSE, pues
dicho aumento influye de manera positiva en los niveles de comunicación de la RSE,
tanto desde el punto de vista de la cantidad, como de la calidad de la información;
finalmente, tal como se comentó anteriormente, se deben hacer todo los esfuerzos
para mantener las motivaciones y mitigar los obstácu­los, pues es sabido que los
primeros inciden de manera positiva en la aplicación de la RSE, mientras que los
segundos influyen negativamente en la misma.

A manera de conclusión se puede decir que los/as directores/s hoteleros/as


cuentan ahora con un modelo práctico de análisis que les permite identificar
los niveles (grados) de conocimiento, aplicación y comunicación de la RSE de sus
empresas, así como las relaciones causales que se dan entre las mismas y sus fac-
tores determinantes, con lo cual podrán mejorar la gestión de las actividades de
RSE que llevan a cabo y generar un impacto positivo mayor en las comunidades
en donde operan.

Como aporte adicional al tema de la RSE, se puede decir que las tres variables de
la RSE estudiadas pueden ser consideradas las más importantes para la puesta en
acción de la RSE en las organizaciones y el autor de la presente obra las relaciona,
de manera directa, con tres palabras de la realidad organizacional, las cuales son
el pensamiento, la práctica y la palabra del empresario. Con ellas se propone un
nuevo modelo complementario para un mejor entendimiento y gestión de la RSE,
denominado El Triángulo de la RSE: las 3 P (ver figura 10), haciendo alusión,
precisamente, a las tres variables principales del estudio, es decir conocimiento/
pensamiento; aplicación/práctica; y comunicación/palabra.
Capítulo 5: Conclusiones generales 149

Figura 11. El Triángulo de la RSE: las 3 P

Práctica Palabra
(Aplicación) (Comunicación)
EL TRIÁNGULO DE
LA RSE: LAS 3 P

Pensamiento
(Conocimiento)

Fuente: elaboración propia.

Lo que se busca con este modelo es darle una interpretación menos sofisticada/
compleja y más cotidiana/sencilla a la RSE, para que su traslado al mundo
empresarial sea mucho más real y efectivo; de igual manera, busca la decidida
sensibilización de los empresarios turísticos hacia una mayor implicación con el
bienestar de la sociedad y el desarrollo de un turismo más responsable y sostenible
en su área de influencia más cercana.

En concreto, lo anterior se puede ejemplificar de la siguiente manera dentro


del sector turístico: en la realidad de las organizaciones turísticas, debe existir
un alineamiento lógico, racional y además equitativo (por eso se propone un
triángulo equilátero) entre las 3P de la RSE, lo cual significa que el pensamiento
del empresario turístico en materia de RSE debe ser coherente con lo que hace
y con lo que dice que hace, evitando con ello malas prácticas empresariales
fundamentadas en conductas no éticas, como las conocidas greenwashing (lavado
de cara o maquillaje - creación de imagen corporativa positiva publicando solo
lo bueno) y greenhushing (magnificar para vender), que tanto daño le han hecho,
tanto al propio sector empresarial, como a la sociedad en general; dicho de otra
manera, la actuación del empresario turístico en materia de RSE, debe girar en
torno al cumplimiento de la siguiente frase: lo piensa, lo hace y lo dice.

Adicionalmente a lo anterior, en la medida de las posibilidades que tenga cada


empresario y con el ánimo también de contribuir, mediante la RSE a la solución
de problemas globales (cambio climático, por ejemplo) que afectan a entornos
150 Responsabilidad social empresarial en el sector turístico

locales (empresas y destinos turísticos), la manera de pensar, actuar y comunicar


la RSE debe ir en sintonía con la ideología reflejada en la expresión “Piensa Global,
Actúa Local” (Think Global, Act Local), cuya primera aplicación (en concreto al
urbanismo) se le atribuye al biólogo, botánico y activista escocés Patrick Geddes a
principios del siglo XX, pero que ha sido acuñada y utilizada en variados contextos,
principalmente en aquellos relacionados con el medio ambiente (David Brower,
por ejemplo, lo utilizó como eslogan de la Asociación Amigos de la Tierra en
1969), el DS y la sostenibilidad en el amplio sentido de la palabra.

Teniendo en cuenta lo planteado hasta estas líneas, tal como lo concluyeron Peña,
Guevara & Fraiz (2016a), no cabe duda de que el sector turístico y en específico
el hotelero, tiene el potencial para contribuir, desde su campo, a la construcción
de una sociedad mejor y de ese mundo más justo y equitativo que tanto se anhela,
pero solo será posible si las empresas turísticas hoteleras que hacen parte de él
deciden incorporar, tanto en la estrategia como en la operación, ese concepto que
se conoce como RSE, del que hoy en día muchas empresas hablan, pero pocas
empresas practican.

Por lo tanto, para una mayor acción en materia de RSE por parte del sector hotelero,
se puede afirmar que la verdadera utilidad del estudio para el empresariado ha
sido brindarles unos resultados concretos vía definiciones, listados o modelos,
con el único fin de contribuir a la puesta en marcha de la RSE en las empresas
turísticas de alojamiento de la región Caribe colombiana. Esto, evidentemente,
contribuirá a la mejora en la toma decisiones, tanto de los propietarios de los
hoteles, como de sus stakeholders más influyentes. En concreto, para el empresario,
en gestión y operación; para el dirigente político, en política pública del sector;
para el cliente, en decisiones de compra; para la academia, en decisiones sobre
investigaciones en marcha o nuevas investigaciones; y para la comunidad local,
en control y seguimiento que permi­ta legitimar o no la actividad empresarial; lo
que en últimas contribuye a la generación de los mayores impactos positivos en
las comunidades donde se desarrolla la actividad empresarial.

Sin duda alguna, el carácter práctico de los resultados es muy importante, pues tal
como argumentan Peña, Guevara & Fraiz (2016b), en estos momentos de crisis
económica - financiera, ambiental e inclusive social y de valores, en donde son
mínimas las prácticas sistemáticas y generalizadas de RSE (y más en el campo
turístico/hotelero), no es tan relevante conocer en detalle la justificación (sea
moral, social, económica o de beneficio organizacional) del empresario para
incorporar la RSE en la estrategia de su negocio; lo realmente importante para la
sociedad es que lo haga y más aún cuando hay una clara evidencia del impacto
positivo que pueden tener estas acciones en la competitividad y la sostenibilidad
de las empresas y en concreto en los destinos turísticos.
Capítulo 5: Conclusiones generales 151

No más excusas por favor. La RSE debe convertirse en la esencia de la gestión


estratégica de las organizaciones turísticas, pues es evidente que sus acciones bien
dirigidas aportan y contribuyen, con mayor efectividad, a la conservación am-
biental y al bienestar social de todos los stakeholders del sector, así como también
a la mejora de la competitividad de las empresas, lo que, en últimas, genera en el
mediano y largo plazo un mayor beneficio y valor, tanto para ellas, como para las
sociedades anfitrionas que las acogen.

Finalmente, como comentario crítico y reflexivo de la presente obra, es importante


recordar a Mahatma Gandhi (1869-1948), probablemente el líder social más
influyente de la historia, cuando alguna vez le dijo al mundo que los negocios
sin moral se habían convertido en uno de los factores que estaban guiando al ser
humano hacia su propia destrucción. Ante esto, para todos los stakeholders de la
sociedad, se convierte en un verdadero desafío evitar que este terrible objetivo
alcance su fin y en este sentido, sin temor a equivocarme, la manera más eficaz
para hacerlo es que todas las personas de nuestro mundo, sin importar el rol
que desempeñemos, ni el sector en el que nos encontremos, hagamos siempre
lo ética y moralmente correcto, promoviendo de una manera más decidida la
Responsabilidad Social de las Empresas.
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Este libro fue compuesto en caracteres Minion
a 11 puntos, impreso sobre papel Bond de 75
gramos y encuadernado con el método hot
melt, en junio de 2019, en Bogotá, Colombia.

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