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FORMULACIÓN DE PROYECTOS DE TESIS EN CIENCIAS SOCIALES.

MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA ESTUDIANTES DE PRE Y POST GRADO.


© FACSO

Departamento
de Psicología

ISBN 978-956-9370-11-3
RPI 248574

Publicación financiada por el Departamento de Psicología de la Universidad de Chile.

Primera edición de 100 ejemplares,


Impresa en los talleres de Maval, en mayo de 2015.
Impreso en Chile / Printed in Chile

Edición, diseño y producción de originales

Ediciones y publicaciones El Buen Aire S.A.


Av. Providencia 2608 Of. 63,
Providencia, Santiago, Chile
Fono: (+562)223351767

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro


Por cualquier medio impreso, electrónico y/o digital, sin
La expresa autorización de los propietarios del copyright.
Formulación de proyectos de
tesis en ciencias sociales
Manual de supervivencia
para estudiantes de pre- y posgrado

Javier Bassi
Ilustraciones de Pablo Hernández
Prólogo de Manuel Canales
Edición al cuidado de Felipe Gálvez

Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales


COLECCIÓN PRAXIS PSICOLÓGICA. SERIE LÍNEA SISTémICO RELACIONAL
como nada más que un cómo y, en consecuencia, limitar el marco
metodológico a la explicitación de unas técnicas y, con suerte, unos
métodos (que no son lo mismo, como veremos).
Algo importante respecto de este esquema es que es declarativo.
¿Qué significa eso? Uno debe decir qué ha elegido y fundamentarlo. Y
punto. El marco metodológico no es un marco teórico de metodología. Es
decir, no hace falta detenerse a explicar con detalle qué es, por
ejemplo, una entrevista semiestructurada. Basta con decir que
uno utilizará esa técnica, delinearla teóricamente desde un/a
autor/a «autorizado/a» y explicar qué tiene que es coherente
con las preguntas y los objetivos, o sea, en qué sentido es útil para
dar cuenta de las interrogantes abiertas. Esto es muy importante:
un error muy común en los proyectos es que contengan páginas y
páginas acerca de qué es tal o cual cosa de tipo metodológico. En
este sentido, es bueno recordar que quienes leen proyectos saben
de estas cuestiones y raramente necesitan mayores explicaciones
acerca de qué es el análisis del discurso o el grupo de discusión. Sí ne-
cesitarán saber qué tienen esos «caminos metodológicos» elegidos
que llevan al final del arco iris. En otras palabras, tales «caminos»,
que son decisiones, deberán ser justificados.
Vamos al detalle.

B2.12.1. Perspectiva epistemológica

En este apartado, se explicita aquello acerca de lo que muchas


páginas antes dije que «hay que posicionarse». Y me cito: «(…)
Respecto de la relación entre las palabras y las cosas, según lo
escribió Foucault, o, lo que es lo mismo, respecto de la relación
entre el conocimiento (y muy particularmente el lenguaje) y el
mundo». Es decir, acerca de la postura epistemológica que sirve de base
y guía el proyecto. Y aquí sigo la objeción número iv a la distinción
cuali/cuanti, que se resume con algo que dice mi papá: «No se
puede estar en la misa y repicando.» Es decir, no se puede ser A
y no-A al mismo tiempo y en las mismas condiciones, según reza
el principio de no contradicción. Así, yo diría que todo puede
resumirse en lo siguiente: se podrá decir que se asume una
perspectiva realista/representacionista o antirrepresentacionista

B. ¿Cómo se formula un proyecto de investigación? | 373


(constructivista o construccionista). Y punto pelota, como dicen
en Barcelona.
Claro, hay mil variantes: por ejemplo, el positivismo tiende
a entenderse como una perspectiva realista. La fenomenología,
diría, como una perspectiva constructivista. Así, no hace falta que
la perspectiva se nombre de uno de esos dos modos básicos que
propongo (incluso alguien podría considerar eso muy general),
pero sinceramente creo que no hay más que esas dos opciones. Por
ahora… Bueno, se habla por ahí de «posconstruccionismo» pero
no tengo nada claro que sea posnada en términos epistemológicos,
pero ése es otro tema por el que me pelearé en otro lado.
Lo importante es que, independientemente del autor/tradi-
ción/teoría epistemológica que se elija, de lo que se trata es de
definir qué estatus asignamos al mundo: ¿existe por sí mismo
independientemente de que sea conocido o no?, ¿se considera
que es construido por algo?, ¿por qué?, ¿por nuestras capacidades
perceptivas, por «el lugar» desde donde miramos, por las prácticas
sociales? Así, deberemos elegir una teoría que aborde estas cuestiones
—epistemológicas— y las defina: una teoría de nivel epistemológico.
En este sentido, no podría elegirse, por ejemplo, el conductismo, ya
que dicha teoría no es de nivel epistemológico: más bien, se inserta en
un postura epistemológica (yo diría que positivista).
Por otra parte, al elegir hay que asegurarse de que el resto de
elementos del proyecto sea coherente con esa opción: sería ex-
traño mostrarse constructivista en el marco teórico (por ejemplo,
tomando alguna teoría cognitiva) y realista en el marco teórico
(por ejemplo, diciendo que un cuestionario «mide» algo, como
«la agorafobia», que «estaba ahí» antes de ser medido). Algo que,
por lo demás, es lo más común del mundo. Entonces, «extraño»,
sí, pero muy habitual: hay muchos proyectos que pasan del realis-
mo al antirrepresentacionismo sin aparente esfuerzo, cosa que no
deja de sorprenderme porque me lo imagino como dos búfalos
chocando en una cabeza.
En definitiva, la perspectiva epistemológica bien podría ser el realismo/
representacionismo o el antirrepresentacionismo (constructivismo
o construccionismo), así, «en crudo». Cabe aclarar que algunos/as
profesores/as consideran esto insuficiente. Por eso, pueden decla-

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rarse especificaciones de esas dos variantes: el positivismo, el llamado
«pospositivismo» (que es un positivismo que no se anima a ser
constructivismo), algún tipo de constructivismo (desde Piaget hasta
Guidano, de Maturana a Varela, del cognitivismo a, si me apuran,
¡Kant!), la fenomenología, algún/una sistémico/a particularmente
preocupado por la epistemología (como Bateson o Watzlawick), la
Gestalt… Como se ve, hay teorías para dar y regalar. Lo importante
es, como dije, que sea una teoría de nivel epistemológico (en términos
de Sautu et al., un «paradigma») y que sea coherente con la posición
epistemológica asumida en el resto del proyecto.
Y, tras la explicitación de esta opción viene, como en cada pun-
to de este apartado, la justificación. ¿Por qué es que se ha optado
por esta perspectiva? ¿Qué la hace coherente con el problema de
investigación? Eso debe justificarse, explicarse, no basta con que sea
explicitado. Y esto es importante porque este primer apartado
define cómo se entenderá todo lo que viene: por ejemplo, si se
quiere ser mínimamente coherente, no se puede sostener que se
habla desde una perspectiva construccionista… y luego decir que «se
halló» tal o cual cosa… (pero se hace, y mucho).

B2.12.2. Tipo de investigación

En este apartado, parcialmente prescindible para mi gusto, se


explicitan ciertas características básicas de la investigación que se
propone. Remito a los/las lectores/as interesados/as al texto citado
a continuación para más detalles de los que daré aquí y también
para una defensa más apasionada de la cuestión.
En primer lugar, está el «alcance» de una investigación (en lo que
sigue: Hernández Sampieri et al., op. cit., p. 99 y ss.). Los tipos son:

i. Exploratorio: para investigaciones que estudiarán un problema


«poco estudiado» o «que no se ha abordado antes». Algo que
no basta con declarar y hay que justificar basándose en fuentes
académicamente válidas y en un sondeo serio del tema. Por
lo demás, este «rasgo» de la investigación está vinculado al
«argumento del millón» de la relevancia («Este problema no
ha sido investigado») y debería ser coherente con lo dicho allí.

B. ¿Cómo se formula un proyecto de investigación? | 375


Sería inconsistente decir en la Relevancia que el problema ha sido
abordado y aquí que la investigación será de tipo exploratorio… o al
revés. En todo caso, y en concordancia con lo que dije al tratar el
tema de la relevancia, ¿puede pensarse una investigación 100%
exploratoria? Si le creemos a Henry Miller, yo diría que no. En
cualquier caso, se corre un riesgo muy grande si se dice que el
estudio será exploratorio… y no es así: es como jurar que uno ha
inventado la rueda. Así, un proyecto se debilita de forma importante
y se hace fácilmente objetable si muestra ignorancia de investi-
gaciones anteriores directamente relacionadas con el problema
de investigación o hasta idénticas a la que se pretende hacer. En
general, esto sucede cuando no se realiza un buena búsqueda de
fuentes y responde más a la holgazanería que a otra cosa
ii. Descriptivo: para investigaciones que pretenden «medir varia-
bles» pero no relacionarlas. Al menos eso dicen Don Hernández
Sampieri y su crew, lo cual acarrea el problema de que todas las
investigaciones que no tienen variables no pueden ser categorizadas
o bien que todos los modelos cualitativos quedarían «encajados»
aquí (en tanto «describen» un fenómeno). Las contradicciones
entre la visión de Hernández Sampieri et al. y una visión antirre-
presentacionista de la investigación son evidentes. Una opción es
ignorar la cuestión del «alcance» por completo en tanto coopta y
ningunea los modelos cualitativos, que aparecen como una subclase
de los modelos cuantitativos. Voto por eso
iii. Correlacional: para las investigaciones que correlacionarán dos
o más variables (por ejemplo, ingreso salarial familiar y rendimiento
académico de los/as hijos/as). El problema con este tipo de inves-
tigaciones consiste en que, en ocasiones, no son más que lo que
he definido como «mediciones» y no abordan problemas de
investigación según los he caracterizado. También se las suele
considerar «poca cosa» para una tesis de magíster o doctorado
(en particular si se relacionan sólo dos variables o se utilizan
muestras pequeñas o no representativas). Finalmente, ninguna
investigación cualitativa entraría en esta categoría, por lo que
vuelvo a lo que expuse en el punto anterior
iv. Explicativa: para investigaciones orientadas a «responder por
las causas de los eventos y fenómenos físicos o sociales». Ésta es,

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al parecer, la «abeja reina» de las investigaciones y Hernández
Sampieri et al. parecen considerar que las demás son degenera-
ciones de ella (por ejemplo, p. 109). En todo caso, sólo tienen
este «alcance» las investigaciones basadas en modelos experi-
mentales o cuasiexperimentales. Así, no hay investigaciones
cualitativas que puedan ser abejas reina… 

En cuanto a la otra categoría, el «diseño», las investigaciones


cuantitativas se clasificarán en «experimentales» (es decir, impli-
can control de variables) y «no experimentales» (no hay control
de variables). Cada categoría, a su vez, contiene subdivisiones (ver
p. 159 y ss.). En lo que aquí más importa, las no experimentales
(y esto sí podría aplicarse a investigaciones basadas en modelos
cualitativos) se dividen en «transversales y longitudinales». Habla-
ré positivés, pero resultará fácil imaginar las alternativas «cualis»
para cada categoría y ejemplo: en los diseños «transversales», los
«datos» «se recogen» en un solo y mismo momento. Por ejemplo, se
aplica un cuestionario a determinadas personas y no se vuelve a
aplicar otra vez. Lo mismo vale para cualquier otra técnica, por lo
que esto es así también cuando se hacen varias entrevistas con la/s
misma/s persona/s para profundizar en algún aspecto del problema
investigado que no quedó zanjado en una primera entrevista. Lo
importante es que no se hacen, por ejemplo, nuevas aplicaciones
de cuestionario o nuevas entrevistas meses o años después, es decir,
no se hace «seguimiento». Los diseños «longitudinales», en cambio,
suponen dos o más «mediciones» de la misma muestra a lo largo
del tiempo y pretenden ver la evolución de algún aspecto (es esto,
por ejemplo, lo que se hace con un censo).
Como se ve, tanto las investigaciones basadas en modelos cuan-
titativos como cualitativos y mixtos podrían categorizarse así. La
pregunta es para qué… pero ése es otro tema.
Por lo demás, y en cuanto a las investigaciones en base a modelos
cualitativos, los/as autores/as (p. 685 y ss.) entienden por «diseño»
lo que aquí presento como «método» en el apartado iv de esta lista,
por lo que no entraré en detalles.
En definitiva, tengo bastantes objeciones, como se ve, a la cuestión
del tipo de investigación (por ejemplo, de ser necesario hacer estas

B. ¿Cómo se formula un proyecto de investigación? | 377


distinciones, yo las pondría en otro lado, como en el apartado
Procedimiento que veremos luego), pero trato aquí el asunto porque
contiene elementos que suelen demandarse en los formatos de
proyectos. Así es, por ejemplo, para el tipo exploratorio o los tipos
transversal/longitudinal. De todas maneras, creo que las categorías
provienen de una visión marcadamente positivista que parece
entender la investigación cualitativa como una degeneración o
«lumpenclase» de la cuantitativa. En otras palabras, esta postura
supone una cooptación de la perspectiva cualitativa —según la en-
tienden Hernández Sampieri y compañía—, que queda reducida, es
decir, caracterizada en términos que le son ajenos… maniobra de
la cual, como era de esperar, sale mal parada. Para entendernos,
es como si compito con un/a niño en ejercicios de matemáticas
o en lanzamiento de jabalina y, de los resultados, concluyo que
el/la niño/a es un peor ser humano que yo.
El otro tema que destacaría respecto de esto es cuál es el pro-
pósito de categorizar así las investigaciones: ¿qué utilidad reporta?
¿Para qué hacerlo? Según lo veo, su única función es hacer pasar
por «científica» una determinada concepción de la ciencia, según
la cual, la aspiración máxima de todo/a investigador/a es explicar
los «hechos» del mundo. Así, quienes esto defienden se sitúan
a sí mismos/as en lo más alto de una jerarquía… ¡que ellos/as
mismos/a diseñan! (Buen truco.) Por consiguiente, más que una
categorización «científica» de tipos de investigaciones, lo que te-
nemos aquí no es más que una maniobra de legitimación de una
forma particular de entender la práctica científica.
Por todo esto, si interesa este punto de vista, sugiero ir a la fuente
porque yo no lo defenderé, como ha quedado claro.

B2.12.3. Definición de variables e hipótesis (sólo para modelos


cuantitativos)

En los modelos cuantitativos, deben precisarse las variables involu-


cradas en la investigación, es decir, debe definirse operacionalmente
cómo se entenderá tal o cual fenómeno que habrá de medirse.
Veamos ejemplos:

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i. La agresividad (el concepto que se medirá) deberá representarse
como una variable: por ejemplo, la cantidad de veces que un/a
niño/a muestra tales y cuales conductas. Dichas conductas deben
estar claramente definidas, por ejemplo: empujar a otros/as
ii. El nivel socioeconómico de una familia, por su parte, podría quedar
definido (operacionalizado y variabilizado) como la suma en
pesos de los ingresos mensuales de todos sus miembros

Esta maniobra metodológica es de vital importancia porque es


en términos de estas definiciones que el fenómeno en estudio será
comprendido: la agresividad como concepto… será esa variable, el
ingreso socioeconómico como concepto… será esa variable. Ellas
serán el mundo que la investigación definirá. Por eso, precisarlas no
puede tomarse como algo meramente técnico-metodológico, en
tanto es una decisión que determina cómo se entenderá el mundo
y, por tanto, tendrá consecuencias relevantes. En este sentido, y
siguiendo los ejemplos, dictaminar que un/a niño/a «es agresivo/a»
en virtud de la forma en que la variable fue definida y medida, no
es una cuestión menor ni para él/ella y su vida, ni para su futuro,
ni para su familia, ni para su percepción social. Lo mismo para el
nivel socioeconómico: una persona puede pasar de «pobre» a «no
pobre» de un plumazo y ya se sabe los usos políticos que se pueden
hacer de decir que «la pobreza» (que no existe al margen de cómo
se la mida) es del 10%, del 15% o del 20%. En suma, la definición
de variables es un acto político… aunque jamás se lo presente así.
En cualquier caso, se trata de una tarea muy precisa. No es algo
jipi: deben determinarse con detalle las variables involucradas en
el problema de investigación y debe quedar meridianamente claro
qué es y cómo se medirá cada una.
En cuanto a las hipótesis, son parte exigida, casi siempre, en los
modelos cuantitativos. Y cuando lo son, hay que ser conscientes de
que no se trata de una simple definición de qué se espera encontrar
(un error muy común). La definición de hipótesis es un procedi-
miento metodológico altamente refinado y preciso y no una simple
enunciación de expectativas. Por otra parte, es de vital importancia
para el resultado de la investigación toda vez que definen cómo es

B. ¿Cómo se formula un proyecto de investigación? | 379


que se dilucidará lo planteado en la pregunta, es decir, si se dirá que
sí, que el mundo es así; o que no, que el mundo no es así.
No me referiré a la formulación de hipótesis en detalle porque es
un tema ampliamente conocido y tratado en otros manuales. Sólo diré
que, por lo general, son afirmaciones acerca de la relación entre dos
o más variables que se formulan con la intención de ser aceptadas o
rechazadas mediante tal o cual estrategia estadística. En ese sentido, se
debe ser muy cuidadoso/a: aconsejo remitirse a los textos que tratan
la cuestión con profundidad porque es un error muy común creer
que formular una hipótesis es «arriesgar un resultado»… y no lo es: es,
como digo, un proceso altamente regulado y con muchas exigencias
formales que, de no ser seguidas, ponen en riesgo la posibilidad de
defender el marco metodológico propuesto.
En cuanto a los modelos cualitativos, no requieren hipótesis (al
menos no en los términos que los modelos cuantitativos lo hacen).
Más bien, si se las exige en un formato de tesis o si se las incluye en
un proyecto, es en tanto, ahora sí, declaración teóricamente fundada de
expectativas. A pesar de eso, no cumplen ningún rol vital más que pre-
cisar lo que es esperable que «resulte» a la luz de las teorías conocidas.
Claro, dichas expectativas, se suelen cumplir: los/as investigadores/as
acaban, como he sugerido antes, «encontrando» lo que «buscan». Esto
es así, creo, debido a la forma misma en que se diseñan las investiga-
ciones: si se pregunta en términos de una cierta teoría… se «obtienen»
respuestas en términos de esa teoría. Por otra parte, creo que nuestro
cariño por algunos enfoques nos lleva, más o menos conscientemente,
a crear aquello que después decimos que hemos encontrado.
Como fuere, pueden formularse hipótesis en proyectos cualitativos,
aunque casi diría que deberían llamarse de otra forma porque no
tienen ni las mismas exigencias ni el mismo rol que en las investiga-
ciones cuantitativas. Yo sugiero que se las llame: «Cosas que sé que
van a pasar y haré que pasen.»

B2.12.4. Método

El método en ciencias sociales es, según lo veo, una forma global de


entender/conceptualizar el mundo social, inserto en una epistemolo-
gía y en el que se insertan unas técnicas. En este sentido, los métodos

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suelen comenzar con un manifiesto epistemológico, se inician con
una declaración de principios. Pero «van más allá»: precisan cómo
habrán de entenderse «los datos»: ¿como actitudes?, ¿como repre-
sentaciones sociales?, ¿como discurso?, ¿como narrativas?, ¿cómo
puntajes de tal o cual constructo? Podría pensarse que los métodos
son equiparables a las «teorías generales» de Sautu et al. También
«van más allá» en otro sentido: prescriben unas técnicas, es decir
(ahora sí), una cierta forma muy concreta de hacer las cosas.
Voy a los ejemplos para que quede claro de qué hablo. Son
métodos «cualis»: el análisis del discurso, el enfoque/método
narrativo, la teoría/método de las representaciones sociales, el
método biográfico, la observación participante/etnografía, la
investigación-acción participativa, la sistematización de experiencias,
la grounded theory, la actor-network theory y alguno más, como el
análisis clínico de casos.
¿Qué pasa con las investigaciones cuantitativas? En los modelos
cuantitativos, curiosamente (no, mentira, para nada curiosamente),
¡no se explicita un método! Se explicita un «diseño» como el del
punto anterior, es decir, la presentación de unas ciertas tipologías
que encuadran la investigación. Pero, por lo demás, se da por
supuesto que no hay que explicar el método. Estoy en desacuerdo,
claro: yo diría que el método cuantitativo es la comprensión cuantitativa
(variabilizada) del mundo y su tratamiento estadístico. ¡Y eso también
habría que decirlo!
Como puede verse, todos estos métodos proponen una forma de
entender el mundo social y, luego, medios (técnicas) para «descri-
birlo». Es ése, justamente, el sentido en que son métodos: proponen
una mirada del mundo y dicen cómo conocerla.
¿Cómo se opta por un método u otro? Si el problema de
investigación está bien diseñado… debería ser obvio. Sí, otra vez
aquello de la consistencia interna. A veces, lo que señala el camino
está en la pregunta de investigación misma: «¿Cuáles con las narrati-
vas…?», «¿Cuál es el discurso…?», «¿Cuáles son los relatos de vida…?»,
etc. No hay cómo perderse. A veces en el objetivo: «Proponer un
esquema teórico…» (o algo así, que remite a la grounded theory),
«Conocer la vida en la cárcel…» (o algo así, que podría remitir a
un modelo etnográfico). En modelos cuantitativos, por ejemplo,

B. ¿Cómo se formula un proyecto de investigación? | 381


objetivos como medir, comparar, correlacionar, explicar, etc., orientan
a tratamientos estadísticos específicos. Respectivamente, medir a
estadísticos descriptivos como la media o la mediana, comparar a
la prueba de diferencia entre medias (o prueba t), correlacionar a
índices de correlación (o a la versión complicada de lo mismo:
la regresión múltiple), explicar a modelos cuasiexperimentales o
experimentales.
En cualquier caso, el método debe ser plenamente coherente
con el problema planteado toda vez que está orientado a diluci-
darlo. En este sentido, es un error grave declarar, por ejemplo que
se pretende conocer las historias de vida de los/as pescadores/as
de cierto puerto… y sugerir el análisis del discurso para lograrlo.
Así, e insisto, el método debe ser plenamente coherente con el
problema planteado, ya que, de lo contrario, no habrá forma de
que dé cuenta de él.
Finalmente, la justificación: ¿por qué es este método adecuado
al problema planteado? No hace falta, como he dicho, gastar cinco
páginas explicando el método: basta con delinearlo teóricamente
en base a autores/as sólidos/as y, luego, justificar la elección. Dicha
justificación consiste en explicar la relación problema/método.
Por ejemplo: «El método narrativo está explícitamente orientado a
describir (reconstruir) la vivencia que tienen las personas acerca de
determinadas etapas o procesos de sus vidas (citas, citas, citas). Por
otra parte, asigna un valor primordial al modo en que tales personas
narran dichas etapas y dichos procesos y al modo en que se narran
a sí mismos/as en ellas/os (más citas, más citas, más citas). En este
proyecto, es esto, precisamente, lo que pretendemos: conocer y
describir las narrativas de un grupo de vendedores/as callejeros/as
acerca del proceso por el cual llegaron a su situación laboral actual.»

B2.12.5. Muestra/Unidades de información

Antes que nada, una aclaración terminológica: «muestra» se es-


tila en modelos cuantitativos, pero yo diría que es para modelos,
cuantitativos o cualitativos, cuyos/as autores/as abrigan la esperanza
de que su investigación sea representativa de algo. De ahí «mues-
tra»: muestra de otra cosa. «Unidades de información» se estila en

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