Está en la página 1de 3

La Pandemia: ese instante donde el ocio negó al negocio.

Unas breves reflexiones entre Platón y los videojuegos.

La conciencia de uno mismo, el “yo soy”, la idea de que con esto me separo de lo otro, de
lo distinto, de aquello que es diferente a esto que “soy” es irrefutablemente un concepto que ha
estado presente en la humanidad a lo largo de su historia y en sus diferentes representaciones
culturales. Desde nuestra visión Occidental, podemos mencionar algunos ejemplos que van desde la
figura mesiánica religiosa encarnada en el Cristo, el “pienso luego existo” cartesiano, la dialéctica
del espíritu hegeliana o la figura del superhombre nietzscheana por nombrar algunas de las
diferentes manifestaciones. Inclusive, se podría hacer una deconstrucción del mismo concepto en
Oriente y veremos bastantes similitudes con los mitos de creación o explicaciones científicas. Tanto
es así que, por ejemplo, en un “yo soy” budista, la conciencia de ser es como una evolución de ese
darse cuenta de “quien soy” a lo largo de una historia que trasciende varias vidas hasta llegar a un
punto determinado del desarrollo en dónde la extinción o el Nirvana es el camino de trascendencia
del Ser. ¿Qué es lo que queremos rescatar con esta breve introducción? Estamos viviendo unos
tiempos bastante particulares, no solo a nivel país, sino también a nivel global. Acostumbrados a
nunca tener tiempo, de golpe comenzamos a tener mucho tiempo libre para dedicar al ocio. Es
increíble como conceptos de antaño como el ocio y su negación, el negocio, vuelven a mostrarnos
una vez más la importancia de mantener un equilibrio entre todas las actividades que definen este
“yo soy” que somos todos en nuestra individualidad.
“¿Quienes somos?” creo que es una pregunta que se ha vuelto a manifestar profundamente
en estos tiempos. ¿Cuántas diferentes facetas de tu persona has conocido a lo largo de esta situación
de aislamiento obligatorio? ¿Cuántas cosas nuevas has aprendido a hacer? ¿qué has hecho con ese
tiempo libre, que antes de todo esto, parecía casi inalcanzable o sólo reservado para aquellos días
especiales contados con los dedos al año? Bueno, si has tenido una suerte de crisis o te has
preguntado cosas parecidas o simplemente has logrado aprender a conocerte un poco más, quiero
contarte que has estado haciendo un poco de filosofía, te has estado cuestionando tu situación en la
existencia y has tenidos diversas manifestaciones de lo que es ser uno mismo.
Imaginemos ahora que antes de todo esto, estábamos inmersos en un loop, en un ciclo que
se repetía día a día, semana a semana, mes a mes de una manera tal, que por regla general siempre
ocurría lo mismo a pesar de los pequeños cambios incontrolables del día a día. Nuestra vida, era
más o menos rutinaria y sin cuestionar demasiado los azares del destino, luchábamos por alcanzar el
mayor grado de felicidad posible gracias al desempeño de nuestras posibilidades. Un día, sin darnos
cuenta, ocurre una situación trascendental que logra romper ese loop que parecía inquebrantable. Al
salir obligadamente de esta rutina hegemónica, quedamos completamente vulnerables a nuevas
experiencias que despertaron en nosotros todo tipo de nuevas sensaciones. Miedo, aburrimiento,
alegría, ira, amor, paranoia, inestabilidad, ansiedad, felicidad y todo tipo de emociones parecían ser
sentidas por primera vez, aun cuando en nuestro viejo loop ya éramos expertos en cada una de las
escuelas del sentir. Pues bien, si en tu aislamiento has notado que algo parecido ha ocurrido en tu
interior, déjame contarte que nuevamente has estado haciendo filosofía.
Existe una historia que es muy conocida y se ha usado en muchas de esas historias y
películas que popularmente se llaman de culto y tanto nos gustan. Un viejo conocido diría algo así:
“Esta es tu última oportunidad. Después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la píldora azul, fin de
la historia: despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja te quedarás en
el país de las maravillas, y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo
único que te ofrezco es la verdad, nada más.” Y con esta frase entramos a una de esas historias que
ya forman parte de la cultura popular. Por si tenemos algún distraído, la frase pertenece a un
personaje llamado Morfeo que es parte del universo de Matrix. Quién no haya visto aún esta
historia, películas completamente recomendadas. Volviendo a lo que nos respecta, esta noción de
descubrir una verdad que antes estaba oculta, de ser iluminados por una verdad que antes
permanecía en la oscuridad, nos remonta al antológico mito de la caverna de Platón, en donde las
sombras nunca son lo que parecen. Si no tenés idea de qué estoy hablando, déjame decirte que si la
tenés, inclusive si has sufrido algún síntoma de este aislamiento, has estado viviendo en esta idea.
Te invito a buscar el mito y leerlo, no es muy largo y te deja pensando sobre qué entendemos por
realidad. De paso te vas a dar cuenta que sabes mucho más de lo que realmente sos consciente (cosa
que nos pasa a todos)
Si querés ahondar aún más en este concepto, tarde o temprano vas a llegar a algo que abre
un nuevo universo de especulaciones y parafraseando al buen Morfeo, realmente verás hasta qué
profundidad puede llegar la madriguera del conejo. Juguemos un poco: para aquellos que no sepan,
existe un mundo digital bastante desarrollado en lo que respecta a la inteligencia artificial dentro de
los videojuegos. No sólo el desarrollo del entrenamiento ha llegado a niveles que rozan la realidad
en la simulación de gráficos, comportamientos climáticos o recreación de ciudades, sino que
también dentro de una categoría llamada MMORPG (por sus siglas en inglés) llama la atención los
diversos comportamientos que tienen los personajes programados para que el segmento funcione
como tal. Bien, un MMORPG dicho muy rápidamente es un juego en línea masivo que transcurre
en un mundo de ficción. En este mundo existen ciudades, lugares, objetos, personajes todos
relacionados entre sí para que funcionen en su conjunto de manera orgánica. Es decir que existe una
suerte de vida que transcurre y hace que esta ficción cobre una especie de vida para quienes lo
juegan. En este sentido podríamos separar, por un lado, a todos los componentes que dan vida al
mundo y son parte del mismo, y por el otro a los personajes que son controlados por los jugadores.
Por supuesto el jugador puede tener interactividad con otros jugadores y con todo el entorno
preparado dentro de esta ficción. Quiere decir, que, si por ejemplo el juego que elijo está inspirado
en un mundo medieval fantástico, puedo hacer que mi personaje sea un caballero que va rescatando
princesas de las garras de los dragones. En el transcurso de esta historia, probablemente yo
comience como un aprendiz que a través de la interacción con el entorno va ganando experiencia
hasta convertirse en material de leyendas de bardos. Obviamente que este camino va a ser muy
difícil de transitar, por lo que necesitaré la ayuda de otros personajes que a su vez complementen
mis habilidades, es así que, por esas cosas del azar, dentro del juego, conozco a otro aprendiz, pero
de magia, a un elfo, que usa muy el arco, a un enano, que se la pasa tomando cerveza y juntos
emprendemos esta travesía (que nunca termina) para derrotar la mayor cantidad de dragones.
Dentro de esta aventura, conocemos distintos lugares, ciudades, pueblos asediados,
princesas malditas y toda suerte de popurrí sacado del Mio Cid o Beowulff que no hacen más que
hacer que vivamos interactivamente esas historias dignas de ser leídas en los clásicos de la
literatura. Ahora bien, ¿qué pasa con el resto de personajes, monstruos y situaciones que hacen que
nuestra épica sea digna de alabanzas? Todo esto, en sus distintos niveles, está programado para el
mundo ficticio tenga vida. Es decir que existen ciclos de día y noche, fenómenos climáticos, una
economía dinámica y hasta horarios que los personajes de este mundo cumplen. Todo aquél que no
es un jugador, tiene asignado una programación específica que repite día a día y su vez tiene la
posibilidad de tener un poco de variantes si un jugador interactúa con el mismo. Todos estos
personajes que no son controlados por nosotros (NPC en la jerga), viven una suerte de loop en su
día a día dentro de este universo que puede ser cambiado levemente por la interacción que tengamos
con los mismos. Es decir que un día, el herrero puede repetir su ciclo sin interrupciones, otro vender
muchas espadas, ofrecernos misiones o morir en manos de algún jugador. Todo esto para que
cuando se reinicie su ciclo, vuelva a su normalidad. Hay veces, que la masiva interactividad hace
que estos personajes salgan completamente de su loop y se comporten de maneras las cuales no
estaban programadas. En la jerga esto se llama Bug, y básicamente se depura o arregla para que no
se vuelva a repetir. Ha habido casos en esta historia de los juegos masivos en dónde estos bugs, se
han reproducido de una manera tan feroz (como un virus o pandemia dentro de este universo) que
terminan rompiendo el juego a un punto tal que es necesario dar de baja el acceso al juego y
reiniciar este mundo ficticio. Uno de los casos más famosos ocurrió a mediados de 2005 en el
popular World of Warcraft, en dónde un aspecto no contemplado en la programación de un
“dragón” termino por infectar al mundo entero. Este suceso fue bastante conocido porque el error
terminó generando una pandemia que hizo colapsar completamente ese mundo. Dentro del contexto
del juego, surgió por la “sangre de un dragón” de calabozo. Se suponía que una vez vencido el
monstruo, lo que ocurría dentro de esa misión se reiniciaba para volverla a hacer. Una variable de
los jugadores, no contemplada en las reglas, terminó expandiendo esa “sangre contaminada” por
todas las ciudades a un punto tal que terminó transformándose en una pandemia virtual dentro de
ese universo. El caso fue tan popular que terminó siendo utilizado por varias universidades como
material de estudio para ver cómo se comportaría la gente ante una situación en el mundo real. Lo
curioso del caso, fue que las reacciones de los jugadores fueron de lo más diversas: algunos
comenzaron a intentar curar esa sangre y generar zonas de cuarentena, otros se dedicaban a
propagar el error por todos lados. Esta pandemia virtual estuvo descontrolada imposibilitando la
actividad normal del juego durante aproximadamente 1 semana hasta que finalmente se pudo
solucionar el error y todo volvió a la normalidad. Aquí la historia un poco más en detalle:
https://www.youtube.com/watch?v=IE1bg53cvKo

Todo esto parece sacado nuevamente de una novela, pero la realidad otra vez termina
superando a la ficción. Queda abierta la cuestión de la relación que existe entre la conciencia de
ser y qué define el paso de una inteligencia artificial hacia una que sea “imagen y semejanza”. Con
estas simulaciones que en estos tiempos parecen muy reales y una realidad que parece ser una
simulación, no dejo de preguntarme hasta qué punto estamos en esa caverna donde las sombras
no son lo que parecen y espero que cuando alguno de nosotros logre salir de la misma, el mundo
que encontremos nos muestre una mayor claridad de lo que queremos como especie. Porque toda
esta situación, lejos de ser más que una profunda crisis por la cual está atravesando un país o un
individuo al que se le niega su rutina, es una toma de conciencia de lo que queremos en el futuro
como humanidad. Sigan intentando disfrutar de ese ocio obligado que en estos momentos está
negando al negocio y no como normalmente ocurría. Sean conscientes y cuiden al de al lado.

También podría gustarte