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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA DE PSICOLOGIA
TEMA:
El Sistema del Olfato
DOCENTE:
Cruz Ordinola María Celinda

ALUMNOS:
 Herrera Coronado Cielo Nahomi
 Incio Inoñan Karen Liset Del Rosario
 Jara Llontop Tatiana Stefany
 Malhaber Llontop Tatiana Elizabeth

CURSO:
Neurociencias-I

CICLO/SECCION
II- B

2019-I
EL SISTEMA OLFATORIO

Las moléculas que activan el sentido del olfato (cuyo nombre técnico es olfacción)
están presentes en el aire, se introducen en el cuerpo a través de la nariz y la boca y
se adhieren a las células receptoras situadas en las membranas mucosas que se
encuentran en la parte más interior de la nariz. Los humanos contamos con millones
de células tales en nuestro cuerpo, pero solo con unos centenares (400 sería una
estimación) de receptores olfativos diferentes. Weaver (2015) refiere que:

Una de las cosas que convierte a la olfacción en única entre todos los
sentidos, es que las células receptores son en sí neuronas. Cada célula
receptora olfativa tiene unos filamentos llamados cilios provistos de
receptores diseñados para unirse a moléculas específicas. Al igual que
todas las neuronas, la célula también proyecta una fibra más gruesa llamada
axón. Los axones se unen al nervio olfativo y van directos al cerebro.

Dicho de otro modo, el nervio olfativo está formado por neuronas


conectadas por un extremo directamente al mundo exterior y por otro
directamente al cerebro.

En el momento en que una molécula detectable se adhiere a un receptor


olfativo, este genera un pequeño impulso electrónico. A medida que estas
corrientes se adentran en la compleja red de nuestro cerebro, podemos
rápidamente (a veces en tan solo dos o tres sinapsis, una décima de
segundo), reconoce un olor. ¿Cuántos olores puede diferenciar el cerebro
humano? Hasta hace poco, muchos científicos hubiesen dicho diez mil, sin
embargo, nuevos descubrimientos afirman que mucho más, quizás un billón.
Que esto sea posible con tan solo400 células receptora sigue siendo un
misterio y una muestra clara de la capacidad computacional del cerebro.

La computación empieza con las señales recibidas y clasificadas en el bulbo


olfatorio, una estructura situada bajo la parte frontal del cerebro. Desde ahí,
los patrones se trasmiten a la corteza olfativa o piriforme (forma de pera)
situado en la parte superior de cerebro para, posteriormente ser procesada.
(pp 387-402).

De los cinco sentidos, el olfato es el más desconocido, pero también el primero, el más
directo, el que más recuerdos evoca y el que más perdura en nuestra memoria.

Alonso (2017) afirma que:


Está controlado por neuronas expuestas al exterior con un sistema de
receptores proteicos donde se representa una parte sustancial del genoma
humano. Este sentido tan ignorado, capaz de atraer a una polilla desde
enormes distancias y de avisarnos del mal estado de un alimento, es el que
nos proporciona el placer de un buen vino, y gracias a su temprano desarrollo
evolutivo, el que creó nuestro cerebro. Su importancia para la supervivencia se
muestra claramente en los animales, a los que les sirve para la búsqueda de
comida, refugio y pareja. Porque el olfato es en realidad un sino sensor
químico, capaz de analizar productos sobre la marcha, que puede ser una
nueva herramienta diagnóstica para algunas enfermedades; un sistema
complejo que nos mantiene informados y en contacto permanente con el
entorno.

El sistema olfativo detecta los alimentos e influye en el comportamiento social


y sexual. Las células epiteliales olfativas especializadas caracterizan al único
grupo de neuronas capaz de regeneración.

El olfato, junto con el sentido del gusto, informa de la disponibilidad de


alimentos y ayuda a evitar los que están deteriorados y, por tanto, son
inapropiados para su consumo. También inicia cambios fisiológicos necesarios
para la digestión y participa en funciones biológicas no relacionadas con la
comida: en animales, la comunicación sexual entre machos y hembras suele
iniciarse por vía olfativa.

El estímulo oloroso son sustancias volátiles con un peso molecular de 15 a


300. Casi todos los compuestos olorosos son liposolubles y de origen

FISIOLOGÍA DEL SISTEMA


OLFATIVO

En el epitelio olfatorio, además


de las células sensoriales,
también encontramos células de apoyo. Las neuronas olfativas sensoriales se
diferencian del resto de neuronas en que tienen una vida corta, de 3 a 60 días,
por lo estas neuronas del epitelio olfatorio se van renovando continuamente.
Psicoactiva (2019) refiere que:

La información olfativa es procesada en varias regiones del córtex cerebral. La


información es transmitida del bulbo olfativo por los axones de tandas de
neuronas mitrales y de ahuecada, que viajan por el canal olfativo lateral. Las
células mitradas se proyectan hacia las cinco regiones del córtex olfatorio: el
núcleo olfativo anterior, que inerva el bulbo olfatorio contralateral; el córtex

Las neuronas sensoriales olfativas son de tipo bipolar:

Del polo apical sale una dendrita hacia la superficie del epitelio, donde se
divide en cilios (las moléculas olorosas estimulan estos cilios). Los cilios
penetran en la capa de mucosa.

Del polo basal del axón de las neuronas sensoriales se proyecta hacia el


bulbo olfatorio atravesando el hueso craneal por la lámina cribriforme. En el
bulbo olfatorio las células sensoriales harán sinapsis con neuronas que llevarán
la información olfativa hasta el córtex.

LA CODIFICACIÓN NEURAL DEL OLOR

A diferencia del gusto, no ha sido posible determinar cuáles son los olores básicas.
Contreras (2019) sostiene que:

Los estudios psicofísicos han hecho algunos intentos de clasificación. Se han


propuesto siete olores básicas, a partir de las cuales se derivan el resto: etérea,
afrutado, floral, camforácea, menta, pútrida y acre. Estas clasificaciones no son
satisfactorias porque no han conseguido relacionar las características de la estructura
EL BULBO OLFATORIO

Brief (2012) indica que: “La información sensorial se transmite a neuronas del bulbo
olfatorio que están situadas en la base del cerebro. Las neuronas sensoriales hacen
sinapsis con dendritas de neuronas del bulbo situadas en unas unidades funcionales
llamadas glomérulos.”

En los glomérulos hay tres tipos de neurona:

Células mitrales

Células emplumadas

Células peri glomerulares


EL SISTEMA OLFATORIO Y MEMORIA
Al percibir el olor se activa la corteza olfativa, es el área del cerebro anterior y recibe
una entrada directa del bulbo olfatorio. En la mayoría de los mamíferos existen varias
zonas en esta corteza: La región principal es la corteza piriforme.

Y el bulbo olfatorio acaba en unas membranas olfatorias que se encuentran en la parte


superior de la cavidad nasal. Cuando respiramos, estas membranas perciben todo tipo
de sustancias aromáticas y envían la información al bulbo olfatorio. Éste, a su vez,
distribuye dicha información al sistema límbico por medio del nervio olfatorio. La
amígdala conecta ese aroma con una emoción y el hipocampo relaciona ese aroma
con un recuerdo en la memoria. De ahí que las emociones y los recuerdos estén
ligados a ciertos aromas. Mónica refiere que:

Una persona sana puede aprender a percibir entre 10 000 y 40 000 olores
diferentes pero el número de los receptores olfativos en el ser humano es
inferior a 1000, la hipótesis más aceptada es que cada olor se caracteriza
por la activación de varios receptores concretos que son propios para este
olor, permitiendo así que el cerebro lo reconozca (Mónica Quiroz, 2010,
página 11).
El recuerdo de aromas y olores es mucho más intenso que las imágenes y los sonidos.

El sentido del olfato, junto con el del oído, es el principal canal de recepción de
información de nuestro cerebro durante los primeros años de vida. Para un bebé, el
olfato es importantísimo y fundamental, por eso cuando llora por algún motivo, se
calma con el olor de su madre. Poco a poco el resto de los sentidos van cobrando la
misma importancia y se va equilibrando la cantidad de información que recibimos a
través de ellos, pero el olfato nos deja una huella que ningún otro sentido puede
igualar. Al volver a percibir un determinado aroma, así sea muchos años después se
activará el recuerdo asociado con ese aroma. Una peculiaridad del sentido del olfato
es que los olores van directamente desde la nariz hasta el sistema límbico, a
diferencia del resto de sentidos que primero pasan por el tálamo.

Todos los sentidos son canales de transmisión de información, pero el olfato, además,
conecta con nuestro inconsciente y activa nuestras emociones. Desde que nacemos
empezamos a crear la “memoria olfativa”; todos los olores que vamos percibiendo y
asociando a personas, cosas o situaciones. Con esta memoria olfativa creamos
diferentes apreciaciones: agradable- desagradable, bueno-malo, alegre-triste distintas
en cada individuo. Esto es debido a que el cerebro humano funciona por asociación;
los olores se asocian a determinadas situaciones y emociones y luego se archivan en
modo de recuerdo.
El proceso del olfato sigue estos pasos:

1. Las moléculas del olor en forma de vapor (compuestos químicos) que están flotando
en el aire llegan a las fosas nasales y se disuelven en las mucosidades que se ubican
en la parte superior de cada una de ellas.

2. Debajo de las mucosidades se encuentran las células receptoras especializadas,


también llamadas neuronas receptoras del olfato, las cuales detectan los olores.

3. Las neuronas receptoras del olfato transmiten la información a los bulbos olfatorios
que se encuentran en la parte de atrás de la nariz.

4. Los bulbos olfatorios tienen receptores sensoriales que en realidad son parte del
cerebro y que envían mensajes directamente a los centros más primitivos del cerebro,
donde se estimulan las emociones y memorias (estructuras del sistema límbico), así
como a los centros “avanzados”, donde se modifican los pensamientos conscientes
(neocorteza).

5. Estos centros cerebrales perciben los olores y tienen acceso a recuerdos que nos
traen a la memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con esas
sensaciones olfativas.

6. Finalmente, el epitelio olfativo tiene unas glándulas encargadas de segregar una


solución enzimática cuya misión es eliminar las moléculas olorosas que han excitado
las neuronas correspondientes, limpiando en cierto modo la mucosa olfativa de las
sustancias presentes en ella ya detectadas.

LOS AROMAS Y EL CEREBRO


Estamos rodeados de olores, de aromas. En el campo, en las ciudades, cuando
comemos, cuando amamos, interactuando con nosotros en todo momento,
conectándonos con el mundo que nos rodea incluso sin percibirlos.

Los olores nos alertan, nos hacen huir o atacar, nos conectan con momentos de
nuestro pasado y nos hacen revivir sentimientos y emociones. Estudios científicos
demuestran que los aromas conectan con nuestro inconsciente y activan emociones e
instintos que influyen en nuestro estado de ánimo y esto sucede mucho antes de que
nosotros podamos percibirlo. Los instintos y las emociones son la razón del 90% de
las decisiones que tomamos.
El olor es una sensación, un estímulo o percepción producida en el olfato por la
interacción de una sustancia orgánica con nuestros receptores olfativos.

La intensidad con la que percibimos el olor depende de la volatilidad de estas


sustancias, es decir, la facilidad con la que pueden pasar a estado gaseoso, y del
tamaño de las moléculas que tienen que interaccionar con los receptores olfativos.

La capacidad que una persona tiene de percibir olores depende de la intensidad e


indirectamente de la concentración, además, de la memoria olfativa y de la apreciación
olfativa. Las personas comenzamos a formar memorias olfativas muy temprano,
incluso antes de nacer. Si un olor nos pareció agradable o positivo mientras
estábamos en el útero, nos puede servir para calmarnos, razón por la cual los bebés
reconocen el olor de su madre con facilidad. Con los años vamos adquiriendo más o
menos, peor o mejor memoria olfativa, depende del ambiente donde vivamos. Así una
persona que viva en el campo posee una memoria olfativa mejor, más natural, y sutil
que una persona de ciudad acostumbrada a percibir olores químicos, intensos y
tóxicos.
La apreciación olfativa es la relación bueno-mala, agradable-desagradable propia de
cada individuo. Influye tanto el ambiente cultural en el que desarrollamos nuestras
vidas como nuestros aspectos emocionales individuales.

LA MEMORIA, EL APRENDIZAJE Y LOS AROMAS


La memoria humana funciona por asociación y siendo el olfato, conjuntamente con el
oído, los sentidos más poderosos, no es extraño que creemos recuerdos ligados a
ciertos aromas. Existe una conexión directa entre el órgano del olfato y el sistema
límbico del cerebro.
El sistema límbico está compuesto por un conjunto de estructuras cuya función está
relacionada con las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria. Nuestra
personalidad, nuestros recuerdos y en definitiva el hecho de ser como somos,
depende en gran medida del sistema límbico.
Todo empieza respirando…. Las personas tenemos algo llamado bulbo olfatorio, una
estructura encargada de procesar la información enviada desde los receptores
olfativos llamados epitelios olfatorios, que están en el interior de las fosas nasales.
Al respirar, captamos todo tipo de sustancias volátiles que son percibidas por los
receptores que envían una señal eléctrica al bulbo olfatorio.

El bulbo olfatorio recibe esta información y la distribuye a diferentes partes del cerebro,
sobre todo al sistema límbico. La amígdala, un órgano del sistema límbico, conecta
ese aroma con una emoción y el hipocampo relaciona ese aroma con un recuerdo en
la memoria.

El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy


incuestionable. Pacientes con la amígdala lesionada ya no son capaces de reconocer
la expresión de un rostro o si una persona está contenta o triste. Estudios científicos
aportaron pruebas de que la capacidad de aprendizaje y la memoria requieren de una
amígdala intacta.
Aunque se considera el sistema límbico nuestro cerebro primitivo, no funciona de
forma independiente, sino que está en constante interacción con la corteza cerebral.
Una transmisión de señales de alta velocidad permite que el sistema límbico y el
neocórtex trabajen juntos, y esto da sentido a que podamos tener control sobre
nuestras emociones.

No es de extrañar que existan estudios científicos que demuestren la poderosa


relación entre el olfato y la memoria, los estados de ánimo, las emociones y los
pensamientos.
Estudios recientes han confirmado que muchas de las enfermedades físicas suelen
tener una base emocional.
En la actualidad, dentro del mundo de las sustancias aromáticas, existen dos
corrientes científicas que investigan el efecto de los aromas sobre nuestras
emociones. Son la Aromacologia (aromas sintéticos y naturales) y Aromaterapia
(aromas de esencias y aceites esenciales 100% Puros y 100%Naturales).
La principal diferencia es el tipo de sustancias aromáticas que investigan, así como los
niveles de calidad marcados, mucho más exigentes en la Aromaterapia que en la
Aromacologia.

Es importante saber diferenciar estos conceptos, ya que en el mercado actual puedes


adquirir sustancias aromáticas, mejor dicho, aromas naturales que no lo son. Existen
muchos fabricantes que utilizan el apellido Aromaterapia cuando son Aromacológicos.

La Aromacologia es un término reciente. Se creó en 1986 por el Fondo de


Investigación del Olfato, y estudia los efectos temporales de los olores en los
humanos, en su conducta y su mente.

El Marketing olfativo utiliza sustancias sintéticas o naturales rectificas (químicamente


manipuladas), para conseguir exactamente siempre el mismo aroma, así poder
diseñar un ODOTIPO, un olor «marca».

La Aromaterapia es la rama de la fitoterapia que utiliza los Aceites Esenciales 100%


Puros y 100% Naturales, como remedio de dolencias físicas y bienestar emocional.
Los Aceites esenciales son sustancias altamente concentradas que tienen su origen
en las plantas aromáticas (solo el 10 % de las plantas son Aromática).

Hasta el momento, no es posible sintetizar un Aceite Esencial en un laboratorio. Un


Aceite Esencial está compuesto por multitud de moléculas aromáticas en proporciones
muy diferentes con el fin de mantener un equilibrio energético en las plantas. Es ese
equilibrio entre las distintas moléculas las que le confieren sus propiedades
aromáticas, como sus propiedades terapéuticas. La ciencia farmacéutica lleva
décadas intentado sintetizar Aceites Esenciales, pero hasta el momento solo ha
conseguido sintetizar algunos de sus componentes, con lo cual es seguro decir, que
solo se pueden obtener de la naturaleza.

Los estímulos olfatorios hacen que el sentido del olfato se diferencie de los demás
sentidos en tanto que pasan desde la cavidad nasal hasta el bulbo olfatorio
directamente, y de allí al hipocampo (aérea responsable de la memoria), sin pasar a
través del tálamo como con los otros sentidos. Esto puede sugerir que el sentido del
olfato tiene gran potencial para evocar recuerdos emocionales. por esta razón,
depende de cada persona para indicar si un aroma es agradable o no (Zuraicki, 2010)

Synnot (2002) indico algunos de los resultados que tuvo la encuesta de National
Geographic acerca del olor, la encuesta más grande que se realizó acerca del olor,
contandoLas
conmujeres
millón ytienen
mediomejor
de encuestados:
olfato que el hombre; las reacciones, positivas
o negativas, a los olores varían enormemente de un lugar a otro; casi
dos de cada tres personas han sufrido una pérdida temporal del olfato, y
algunos, cerca de uno por ciento, no tienen olfato. La pérdida del olfato
es cosa seria, ya que con frecuencia este sentido se asocia con la
PATOLOGIAS DEL SENTIDO DEL OLFATO:
SINUSITIS:
La sinusitis bacteriana aguda consiste en la inflamación de la mucosa de los senos
paranasales de origen bacteriano.

Síntomas:
La sinusitis aguda y la crónica causan síntomas similares, incluyendo
 Secreción nasal de pus verde o amarillo
 Presión y dolor en la cara
 Congestión y obstrucción nasal
 Sensibilidad (dolor al tacto) e inflamación sobre el seno paranasal afectado
 Disminución de la capacidad olfativa (hiposmia)
Tratamiento

 Tratamiento para mejorar el drenaje de los senos paranasales


 Aerosoles nasales medicados
 A veces antibióticos
El tratamiento de la sinusitis aguda está dirigido a mejorar el drenaje de los senos
paranasales y curar la infección. La inhalación de vapor; los paños húmedos calientes
sobre el seno paranasal afectado y las bebidas calientes pueden servir para aliviar la
inflamación de las membranas y facilitar el drenaje. Lavar el interior de la nariz con una
solución salina (irrigación nasal) o utilizar un aerosol de agua salada también puede
ayudar a reducir los síntomas.
REFERENCIAS
Alonso.J. R (2017). El olfato. Pp (1-128).

Breif.B.S. (2017). Informes sobre el cerebro. Los sentidos.

Contreras.R.S. S (2019). Fisiología del olfato. El olfato. Pp (39).

Ordoñez, B. (24 de Mayo de 2017). okbienestar.com. Obtenido de okbienestar.com:


https://okbienestar.com/2017/05/23/el-poder-del-olfato-sobre-la-memoria-las-
emociones-y-el-aprendizaje/
Psicoactiva (2019). Mujer hoy.com. Psicobiología de los sentidos: El olfato
Sanchez, M. (21 de Diciembre de 2017). hablemosdeneurociencia.com. Obtenido de
hablemosdeneurociencia.com: http://www.hablemosdeneurociencia.com/olfato-
la-memoria/
Synnot, A. (2002). Sociología del olor. Recuperado el 21 de agosto de 2012 de
http ://www.ejournal.unam.mx/rms/2003-2/RMS03206.pdf
Weaver.A.E. E (2015). Los sentidos. El olfato. Pp (387-402).

Zuraicki, L. (2010). Neuromarketing: Exploring the Brain of the Consumer. Recuperado


el 26 de noviembre de 2011 de
https: //books.google.co.ve/books?
id=gy45SfmuxK4C&lpg=PP1&ots=1qTvIUjEdZ&d

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