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INFLUENCIAS AMBIENTALES: FACTORES MATERNOS Y PATERNOS

INFLUENCIAS AMBIENTALES: FACTORES MATERNOS

Como el ambiente prenatal es el cuerpo de la madre, casi todo lo que afecte su bienestar, desde lo
que come hasta su estado de ánimo, altera el ambiente del nonato e incide en su crecimiento. Un
teratógeno es un agente ambiental, como virus, drogas o radiación, que puede interferir con el
desarrollo prenatal normal. Sin embargo, no todos los peligros ambientales suponen un riesgo
igual para todos los fetos. Un evento, sustancia o proceso puede ser teratogénico para algunos
fetos, pero tener poco o ningún efecto en otros. A veces, la vulnerabilidad depende de un gen del
feto o de la madre. Por ejemplo, los fetos con cierta variante de un gen del crecimiento llamado
factor transformante del crecimiento alfa tienen un riesgo mayor de tener paladar hendido si la
madre fuma durante el embarazo. El tiempo de la exposición, la dosis, duración e interacción
con otros factores teratogénicos marcan una diferencia.

 Nutrición y peso de la madre

Las mujeres embarazadas necesitan de 300 a 500 calorías diarias adicionales, cantidad que
incluye las proteínas. Las mujeres de peso y complexión normal que aumentan de ocho a 20
kilos tienen menos probabilidades de sufrir complicaciones de parto o de alumbrar bebés cuyo
peso al nacer sea peligrosamente bajo o alto. Sin embargo, un tercio de las madres
estadounidenses aumentan más o menos que la cifra recomendada. . De cualquier manera, ganar
o perder peso en exceso representa un riesgo. Si una mujer no gana el peso suficiente, es
probable que su bebé sufra retardo de crecimiento en el útero, nazca prematuramente,
experimente sufrimiento durante el parto o muera cerca del nacimiento. Algunas investigaciones
han demostrado que la restricción de calorías de la madre durante el embarazo puede poner a los
niños en riesgo de una obesidad posterior, posiblemente al hacer ahorrativo a su metabolismo. El
aumento de peso deseable depende del índice de masa corporal (IMC) antes del embarazo. Las
mujeres que tienen sobrepeso o son obesas antes de quedar embarazadas o en los primeros meses
del embarazo son propensas a tener partos más largos, a necesitar más servicios médicos y a dar
a luz a bebés con defectos congénitos. La obesidad también aumenta el riesgo de otras
complicaciones del embarazo, como aborto espontáneo, dificultad para inducir el parto y mayor
probabilidad de cesárea.

También es importante qué come la madre. Por ejemplo, los recién nacidos de madres que
comieron pescado con DHA, un ácido graso omega 3 que se encuentra en ciertos peces, como el
salmón del Atlántico y el atún, mostraron pautas de sueño más maduras (una señal de desarrollo
cerebral avanzado) que los hijos de mujeres con bajas concentraciones de DHA en sangre. El
ácido fólico o folato (vitamina B) es crucial en la dieta de una mujer embarazada. Durante algún
tiempo, China tuvo la mayor incidencia mundial de bebés nacidos con anencefalia y espina
bífida En la década de 1980, los investigadores relacionaron esta incidencia elevada con el
momento de la concepción de los niños. Por tradición, las parejas chinas se casan en enero o
febrero y tratan de concebir cuanto antes. Por ello, los embarazos comienzan en invierno, cuando
las mujeres del campo comen pocas frutas y verduras frescas, que son fuentes importantes de
ácido fólico.

 Desnutrición

La desnutrición prenatal puede tener efectos a largo plazo. En la Gambia rural, un país de África
occidental, quienes nacen en la temporada de hambruna, cuando se agotan los alimentos de la
última cosecha, tienen 10 veces más probabilidades de morir al comienzo de la etapa adulta que
quienes nacieron en otras épocas del año. En Inglaterra, los hijos de madres que tenían
concentraciones bajas de vitamina D al final del embarazo mostraban poco contenido de
minerales óseos a los nueve años, lo que acrecienta el riesgo de sufrir osteoporosis en años
posteriores . Además, como dijimos antes, en varios estudios se ha revelado un vínculo entre la
desnutrición fetal y la esquizofrenia.

Es importante identificar la desnutrición a comienzos del embarazo, para que pueda tratarse. Las
mujeres desnutridas que toman complementos dietéticos mientras están embarazadas tienen hijos
más grandes, sanos, activos y alertas; y las mujeres con poco zinc que toman complementos
diarios del elemento tienen menos probabilidades de alumbrar hijos con poco peso al nacer y
circunferencia craneal pequeña.

 Actividad física y trabajo extenuante.

El ejercicio moderado en cualquier momento del embarazo no parece poner en peligro a los fetos
de mujeres sanas. El ejercicio regular impide el estreñimiento y mejora la respiración, la
circulación, el tono muscular y la elasticidad de la piel, todo lo cual contribuye a un embarazo
más cómodo y a un parto más fácil y seguro. Trabajar durante el embarazo por lo general no
conlleva riesgos especiales. Sin embargo, las condiciones extenuantes, la fatiga ocupacional y
largas horas de trabajo pueden asociarse con un riesgo mayor de nacimiento prematuro). La
Sociedad Estadounidense de Obstetricia y Ginecología (2002) recomienda que las mujeres con
embarazos de bajo riesgo se guíen por su resistencia y sus capacidades. Lo más seguro para las
mujeres embarazadas al parecer es realizar ejercicio moderado, sin presionarse ni elevar su tasa
cardiaca por arriba de 150, y, como con cualquier ejercicio, disminuirlo gradualmente al final de
cada sesión en lugar de detenerse de manera abrupta.

 Consumo de drogas.

Prácticamente todo lo que toma una mujer embarazada llega al útero. Las drogas pueden cruzar
la placenta, tal como el oxígeno, el dióxido de carbono y el agua. La vulnerabilidad es mayor en
los primeros meses de gestación, cuando el desarrollo es más acelerado.

Efectos del consumo de medicamentos, alcohol, nicotina, cafeína, marihuana, cocaína,


metanfetaminas:
- Medicamentos.

Entre las medicinas que pueden ser dañinas durante el embarazo se destacan el antibiótico
tetraciclina, ciertos barbitúricos, opiáceos y otros depresores del sistema nervioso central; varias
hormonas, entre ellas el dietilestilbestrol y los andrógenos; ciertos anticancerígenos, como el
metotrexato y Acutane , una medicina que se receta para el acné grave; los medicamentos para
tratar la epilepsia; y varios fármacos. Los inhibidores de la enzima convertidor de la angiotensina
y los antiinflamatorios no esteroides (AINE), como naproxeno e ibuprofeno, han sido
relacionados con defectos de nacimiento cuando se toman a partir del primer trimestre. Además,
ciertos antipsicóticos que se usan para manejar trastornos psiquiátricos graves pueden provocar
serios efectos en el feto, entre ellos, el síndrome de abstinencia al nacer. El Committee on Drugs
(1994) de la American Academy of Pediatrics (AAP) recomienda que la mujer embarazada o
lactante no tome ningún medicamento que no sea esencial para su salud o la de su hijo y que se
tenga el cuidado de elegir el medicamento disponible más seguro.

- Alcohol.

La exposición prenatal al alcohol es la causa más común de retraso mental y la principal causa
prevenible de defectos de nacimiento en Estados Unidos. El síndrome de alcoholismo fetal
(SAF) se caracteriza por una combinación de retraso del crecimiento, malformaciones del rostro
y el cuerpo, y trastornos del sistema nervioso central. Se calcula que el síndrome de alcoholismo
fetal y otras condiciones relacionadas con el alcohol, menos graves, ocurren en casi uno de 100
nacimientos. Incluso las cantidades pequeñas que se beben en sociedad pueden perjudicar al feto
y cuanto más beba la madre, mayor es el efecto. Beber de forma moderada o excesiva durante el
embarazo trastorna el funcionamiento neurológico y conductual del niño, lo que podría afectar
los primeros contactos con la madre, que son vitales para el desarrollo emocional. Los problemas
relacionados con el síndrome de alcoholismo fetal son, en la infancia, menor reacción a los
estímulos, tiempos de reacción lentos y menor agudeza visual y, durante toda la infancia, margen
de atención corto, distracciones, inquietud, hiperactividad, trastornos del aprendizaje,
deficiencias de la memoria y trastornos del estado de ánimo, así como agresividad y problemas
de conducta.

Algunos efectos del SAF desaparecen, pero otros, como retraso, problemas de conducta y
aprendizaje e hiperactividad, persisten. El enriquecimiento de la educación o ambiente general de
esos niños no parece mejorar su desarrollo cognoscitivo; sin embargo, interacciones recientes
dirigidas a las habilidades cognoscitivas de los niños con SAF son promisorias.

- Nicotina.

El tabaquismo materno se ha señalado como el factor que más incide en el bajo peso al nacer en
los países desarrollados. Las mujeres que fuman durante el embarazo tienen una y media veces
más probabilidades que las no fumadoras de tener bebés de bajo peso. Fumar durante el
embarazo también aumenta el riesgo de aborto, retraso del crecimiento, muerte del feto,
microcefalia, muerte del lactante, cólico, trastorno de hipercinesia y problemas respiratorios,
neurológicos, cognoscitivos y conductuales a largo plazo. Los efectos de la exposición prenatal
al humo de segunda mano sobre el desarrollo cognoscitivo empeoran si el niño tiene dificultades
socioeconómicas durante los primeros dos años cuando es expuesto a otros teratógenos como el
plomo o es privado al mismo tiempo de nutrientes necesario como el ácido fólico. Además, los
genotipos de algunos fetos son más resistentes. En un estudio, fetos con un genotipo específico
para una enzima involucrada en el metabolismo del humo de tabaco mostraron protección contra
los efectos negativos de tasas moderadas de tabaquismo materno. No obstante, niños con este
perfil genético nacidos de madres que eran fumadoras empedernidas exhibieron los efectos
negativos de la exposición.

- Cafeína.

Parece claro que la cafeína no es teratogénica para los bebés humanos. En un estudio controlado
de 1 205 madres primerizas y su bebé no se demostró ningún efecto del consumo declarado de la
cafeína en peso bajo al nacer, nacimiento prematuro o retraso del crecimiento fetal. Por otro lado,
en un estudio controlado de 1063 mujeres embarazadas, las que tomaban más de dos tazas de
café, o cinco latas de refresco con cafeína al día, corrieron dos veces más riesgos de aborto que
las que no consumían cafeína. Cuatro o más tazas de café al día durante el embarazo aumenta el
riesgo de muerte súbita en la infancia.

- Marihuana, cocaína y metanfetaminas.

Hay pocos estudios sobre el consumo de marihuana entre mujeres embarazadas; sin embargo,
algunas pruebas indican que el consumo excesivo puede causar defectos congénitos, bajo peso al
nacer, síntomas de abstinencia (mucho llanto y temblores) y mayor riesgo de sufrir trastornos de
atención y problemas de aprendizaje a lo largo de la vida. En dos estudios longitudinales, el
consumo prenatal de marihuana se asoció con deterioro de la atención, impulsividad y
dificultades para ejercitar las habilidades visuales y perceptivas después de los tres años, lo que
indica que la droga afecta el funcionamiento de los lóbulos frontales cerebrales. El consumo de
cocaína durante el embarazo se ha relacionado con aborto espontáneo, crecimiento demorado,
trabajo de parto prematuro, bajo peso al nacer, microcefalia, defectos congénitos y deterioro del
desarrollo neurológico. En un estudio más reciente, la exposición prenatal intensa a la cocaína se
asoció con problemas de conducta en la infancia, independientemente de los efectos de la
exposición al alcohol y el tabaco.

El consumo de metanfetaminas entre las mujeres embarazadas es una preocupación creciente en


Estados Unidos. En un estudio de 1 618 infantes, se descubrió que 84 habían sido expuestos a
metanfetaminas. Estos niños tuvieron más probabilidades de sufrir bajo peso al nacer y de ser
pequeños para su edad gestacional que el resto de la muestra. Estos resultados indican que la
exposición prenatal a metanfetaminas impone restricciones al crecimiento fetal. Además, la
exposición prenatal a las metanfetaminas ha sido vinculada con daños en las áreas cerebrales del
feto implicadas en el aprendizaje, la memoria y el control. . Los niños expuestos a
metanfetaminas tienen también menos materia blanca en el cerebro, un hallazgo que tiene
implicaciones para las demoras del desarrollo que suelen encontrarse en esos niños.

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