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Dialnet PaideiaYValoresEducativosEnLaOracionFunebreDePeric 2785459 PDF
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gredimos los asuntos públicos, más que tó todavía, a causa tanto de la preparación
nada por miedo, y por obediencia a los que de nuestra flota como de que enviamos a
en cada ocasión desempeñan cargos algunos de nosotros mismos a puntos
públicos y a las leyes, y de entre ellas sobre diversos por tierra. Y si ellos se enfrentan en
todo a las que están dadas en pro de los algún sitio con una parte de los nuestros, si
injustamente tratados, y a cuantas por ser vencen se jactan de haber rechazado unos
leyes no escritas comportan una vergüenza pocos a todos los nuestros, y si son ven-
reconocida. cidos, haberlo sido por la totalidad. Así pues,
si con una cierta indolencia más que con el
38. Y también nos hemos procurado fre- continuo entrenarse en penalidades, y no
cuentes descansos para nuestro espíritu, con leyes más que con costumbres de valor
sirviéndonos de certámenes y sacrificios queremos correr los riesgos, ocurre que no
celebrados a lo largo del año, y de decorosas sufrimos de antemano con los dolores veni-
casas particulares cuyo disfrute diario aleja deros, y aparecemos llegando a lo mismo y
las penas. Y a causa de su grandeza entran con no menos arrojo que quienes siempre
en nuestra ciudad toda clase de productos están ejercitándose. Por todo ello la ciudad
desde toda la tierra, y nos acontece que es digna de admiración y aun por otros
disfrutamos los bienes que aquí se producen motivos.
para deleite propio, no menos que los bienes
de los demás hombres. 40. Pues amamos la belleza con econo-
mía y amamos la sabiduría sin blandicie, y
39. Y también sobresalimos en los prepa- usamos la riqueza más como ocasión de
rativos de las cosas de la guerra por lo obrar que como jactancia de palabra. Y el
siguiente: mantenemos nuestra ciudad reconocer que se es pobre no es vergüenza
abierta y nunca se da el que impidamos a para nadie, sino que el no huirlo de hecho,
nadie (expulsando a los extranjeros) que eso sí que es más vergonzoso. Arraigada
pregunte o contemple algo al menos que se está en ellos la preocupación de los asuntos
trate de algo que de no estar oculto pudiera privados y también de los públicos; y estas
un enemigo sacar provecho al verlo, porque gentes, dedicadas a otras actividades, en-
confiamos no más en los preparativos y tienden no menos de los asuntos públicos.
estratagemas que en nuestro propio buen Somos los únicos, en efecto, que consi-
ánimo a la hora de actuar. Y respecto a la deramos al que no participa de estas cosas,
educación, éstos, cuando todavía son niños, no ya un tranquilo, sino un inútil, y nosotros
practican con un esforzado entrenamiento el mismos, o bien emitimos nuestro propio
valor propio de adultos, mientras que juicio, o bien deliberamos rectamente sobre
nosotros vivimos plácidamente y no por ello los asuntos públicos, sin considerar las
nos enfrentamos menos a parejos peligros. palabras un perjuicio para la acción, sino el
Aquí está la prueba: los lacedemonios nunca no aprender de antemano mediante la
vienen a nuestro territorio por sí solos, sino palabra antes de pasar de hecho a ejecutar
en compañía de todos sus aliados; en lo que es preciso. Pues también poseemos
cambio nosotros, cuando atacamos el terri- ventajosamente esto: el ser atrevido y
torio de los vecinos, vencemos con facilidad deliberar especialmente sobre lo que vamos
en tierra extranjera la mayoría de las veces, a emprender; en cambio en los otros la
y eso que son gentes que se defienden por ignorancia les da temeridad y la reflexión les
sus propiedades. Y contra todas nuestras implica demora. Podrían ser considerados
fuerzas reunidas ningún enemigo se enfren- justamente los de mejor ánimos aquellos
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que conocen exactamente lo agradable y lo justo no ser privados de una tal ciudad,
terrible y no por ello se apartan de los lucharon y murieron noblemente, y es
peligros. Y en lo que concierne a la virtud nos natural que cualquiera de los supervivientes
distinguimos de la mayoría, pues nos quiera esforzarse en su defensa.
procuramos a los amigos, no recibiendo
favores sino haciéndolos. Y es que el que 42. Esta es la razón por la que me he
otorga el favor es un amigo más seguro para extendido en lo referente a la ciudad ense-
mantener la amistad que le debe aquel a ñándoles que no disputamos por lo mismo
quien se lo hizo, pues el que lo debe es en nosotros y quienes no poseen nada de todo
cambio más débil, ya que sabe que devol- esto, y dejando en claro al mismo tiempo con
verá el favor no gratuitamente sino como si pruebas ejemplares el público elogio sobre
fuera una deuda. Y somos los únicos que sin quienes ahora hablo. Y de él ya está dicha la
angustiarnos procuramos a alguien bene- parte más importante. Pues las virtudes que
ficios no tanto por el cálculo del momento en la ciudad he elogiado no son otras que
oportuno como por la confianza en nuestra aquellas con que las han adornado estos
libertad. hombres y otros semejantes, y no son
muchos los griegos cuya fama, como la de
41. Resumiendo, afirmo que la ciudad éstos, sea pareja a lo que hicieron. Y me
toda es escuela de Grecia, y me parece que parece que pone de manifiesto la valía de un
cada ciudadano de entre nosotros podría hombre, el desenlace que éstos ahora han
procurarse en los más variados aspectos tenido, al principio sólo mediante indicios,
una vida completísima con la mayor flexi- pero luego confirmándola al final. Pues es
bilidad y encanto. Y que estas cosas no son justo que a quienes son inferiores en otros
jactancia retórica del momento actual sino la aspectos se les valore en primer lugar su
verdad de los hechos, lo demuestra el valentía en defensa de la patria, ya que
poderío de la ciudad, el cual hemos conse- borrando con lo bueno lo malo reportaron
guido a partir de este carácter. Efecti- mayor beneficio a la comunidad que lo que la
vamente, es la única ciudad de las actuales perjudicaron como simples particulares. Y
que acude a una prueba mayor que su fama, de ellos ninguno flojeó por anteponer el
y la única que no provoca en el enemigo que disfrute continuado de la riqueza, ni demoró
la ataca indignación por lo que sufre, ni el peligro por la esperanza de que
reproches en los súbditos, en la idea de que escapando algún día de su pobreza podría
no son gobernados por gentes dignas. Y al enriquecerse. Por el contrario, consideraron
habernos procurado un poderío con pruebas más deseable que todo esto el castigo de los
más que evidentes y no sin testigos, enemigos, y estimando además que éste era
daremos ocasión de ser admirados a los el más bello de los riesgos decidieron con él
hombres de ahora y a los venideros, sin vengar a los enemigos, optando por los
necesitar para nada el elogio de Homero ni peligros, confiando a la esperanza lo incierto
de ningún otro que nos deleitará de momen- de su éxito, estimando digno tener confianza
to con palabras halagadoras, aunque la en sí mismos de hecho ante lo que ya tenían
verdad irá a desmentir su concepción de los ante su vista. Y en ese momento considera-
hechos; sino que tras haber obligado a todas ron en más el defenderse y sufrir, que ceder
las tierras y mares a ser accesibles a nuestro y salvarse; evitaron una fama vergonzosa, y
arrojo, por todas partes hemos contribuido a aguantaron el peligro de la acción al precio
fundar recuerdos imperecederos para bien o de sus vidas, y en breve instante de su
para mal. Así pues, éstos, considerando Fortuna, en el esplendor mismo de su fama
PAIDEIA Y VALORES EDUCATIVOS EN “LA ORACIÓN FÚNEBRE DE PERICLES DE TUCÍDIDES”. / Juan Antonio Rodríguez Barroso 41
más que de su miedo, fenecieron. cobardía que, estando en pleno vigor y lleno
de esperanza común, la muerte que llega sin
43. Y así éstos, tales resultaron, de modo sentirse.
en verdad digno a su ciudad. Y preciso es
que el resto pidan tener una decisión más 44. Por esto precisamente no compa-
firme y no se den por satisfechos de tenerla dezco a ustedes, los padres de estos de
más cobarde ante los enemigos, viendo su ahora que aquí están presentes, sino que
utilidad no sólo de palabra, cosa que cual- más bien voy a consolarles. Pues ellos
quiera podría tratar in extenso ante ustedes, saben que han sido educados en las más
que la conocéis igual de bien, mencionando diversas experiencias. Y la felicidad es haber
cuántos beneficios hay en vengarse de los alcanzado, como éstos, la muerte más hon-
enemigos; antes por el contrario, contem- rosa, o el más honroso dolor como ustedes y
plando de hecho cada día el poderío de la como aquellos a quienes la vida les calculó
ciudad y enamorándose de él, y cuando les por igual el ser feliz y el morir. Y que es difícil
parezca que es inmenso, piensen que todo convencerles de ello lo sé, pues tendrán
ello lo adquirieron unos hombres osados y múltiples ocasiones de acordarse de ellos en
que conocían su deber, y que actuaron con momentos de alegría para otros, como los
pundonor en el momento de la acción; y que que antaño también eran su orgullo. Pues la
si fracasaban al intentar algo no se creían pena no nace de verse privado uno de
con derecho a privar a la ciudad de su innata aquellas cosas buenas que uno no ha
audacia, por lo que le brindaron su más bello probado, sino cuando se ve despojado de
tributo: dieron, en efecto, su vida por la algo a lo que estaba acostumbrado. Preciso
comunidad, cosechando en particular una es tener confianza en la esperanza de
alabanza imperecedera y la más célebre nuevos hijos, los que aún están en edad,
tumba: no sólo el lugar en que yacen, sino pues los nuevos que nazcan ayudarán en el
aquella otra en la que por siempre les plano familiar a acordarse menos de los que
sobrevive su gloria en cualquier ocasión que ya no viven, y será útil para la ciudad por dos
se presente, de dicho o de hecho. Porque de motivos: por no quedar despoblada y por
los hombres ilustres tumba es la tierra toda, y una cuestión de seguridad. Pues no es
no sólo la señala una inscripción sepulcral posible que tomen decisiones equitativas y
en su ciudad, sino que incluso en los países justas quienes no exponen a sus hijos a que
extraños pervive el recuerdo que, aun no corran peligro como los demás. Y a su vez,
escrito, está grabado en el alma de cada uno cuantos han pasado ya la madurez, consi-
más que en algo material. Imiten ahora a deren su mayor ganancia la época de su vida
ellos, y considerando que su libertad es su en que fueron felices, y que ésta presente
felicidad y su valor su libertad, no se será breve, y alíviense con la gloria de ellos.
angustien en exceso sobre los peligros de la Porque las ansias de honores es lo único
guerra. Pues no sería justo que escatimaran que no envejece, y en la etapa de la vida
menos sus vidas los desafortunados (ya que menos útil no es el acumular riquezas, como
no tienen esperanzas de ventura), sino dicen algunos, lo que más agrada, sino el
aquellos otros para quienes hay el peligro de recibir honores.
sufrir en su vida un cambio a peor, en cuyo
caso sobre todo serían mayores las 45. Por otra parte, para los hijos o her-
diferencias si en algo fracasaran. Pues, al manos de éstos que aquí están presentes
menos para un hombre que tenga dignidad, veo una dura prueba (pues a quien ha
es más doloroso sufrir un daño por propia muerto todo el mundo suele elogiar) y a
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duras penas podrían ser considerados, en cabo por su autor, asunto que entronca
un exceso de virtud por su parte, no digo directamente con el beneficio político que sin
iguales sino ligeramente inferiores. Pues lugar a dudas cobra. La lingüística y la
para los vivos queda la envidia ante sus política se dan aquí la mano y, juntas, se
adversarios, en cambio lo que no está ante funden en un constructo que recuerda la
nosotros es honrado con una benevolencia vieja sentencia: “nada es gratuito en el
que no tiene rivalidad. Y si debo tener un lenguaje”.
recuerdo de la virtud de las mujeres que
ahora quedarán viudas, lo expresaré todo Este discurso constituye la pieza esencial
con una breve indicación. Para ustedes será tanto de mi comentario como del relato de
una gran fama el no ser inferiores a vuestra Tucídides de los dos primeros años de
natural condición, y que entre los hombres guerra del Peloponeso. No hay duda de que
se hable lo menos posible de ustedes, sea se trata de uno de los elogios fúnebres más
en tono de elogio o de crítica. famosos de toda la literatura pero en esencia
se trata de un discurso político que pone las
46. He pronunciado también yo en este bases del Estado. El Estado como una
discurso, según la costumbre, cuanto era creación de todos los ciudadanos que está
conveniente, y los ahora enterrados han por encima de cada uno de sus miembros y
recibido ya de hecho en parte sus honras; a al que, por ser el bien común, se le deben
su vez la ciudad va a criar a expensas todos los sacrificios. A partir de esta premisa
públicas a sus hijos hasta la juventud, inicial se desgranan todos los conceptos de
ofreciendo una útil corona a éstos y a los esta nueva sociedad que para Pericles sirve
supervivientes de estos combates. Pues es de ejemplo al mundo:
entre quienes disponen de premios mayores
a la virtud donde se dan ciudadanos más 1) Respeto a la tradición y conciencia del
nobles. Y ahora, después de haber con- progreso hacia mejor:
cluido los lamentos fúnebres, cada cual en
honor de los suyos, márchense”. Después de todo, aunque no esté muy de
acuerdo, se somete al encargo de la ciudad,
Vemos como este discurso u oración no hay opción; La antigüedad, por otro lado,
fúnebre de Pericles a los atenienses tal y tiene su valor; Finalmente, "es algo
como lo recoge Tucídides, constituye una de hermoso": hace bien a la ciudad el honrar a
las descripciones más vivas y emocionantes los muertos, con lo que es una tradición que
que se hayan hecho de la democracia. Al se debe mantener.
leerlo nos damos cuenta de que hace más
de dos milenios ya había seres humanos 2) La identidad colectiva se encuentra en la
luchando por las ideas de Libertad, Justicia e polis, no en la estirpe:
Igualdad, pero sobre todo en esta lucha
participaba todo el pueblo. Es pues, el Elogio de los antepasados: porque han
verdadero demos-cratos, (deµ????a???), el hecho de la ciudad (y por tanto, de nosotros
gobierno del pueblo. mismos) lo que es ahora; De los que ahora
han muerto: porque han colmado lo que la
III. Análisis argumentativo ciudad puede pedir de sus ciudadanos. El
Es desde tal horizonte donde, haciendo individuo solo (ni en el vivir cotidiano, ni en el
una lectura del texto mencionado, podemos combate) no es pensable siquiera: es fruto
percibir el magistral juego retórico llevado a de la ciudad, su vida sólo se entiende dentro
PAIDEIA Y VALORES EDUCATIVOS EN “LA ORACIÓN FÚNEBRE DE PERICLES DE TUCÍDIDES”. / Juan Antonio Rodríguez Barroso 43
de ella. Por ello el ostracismo es un castigo precisamente los espartanos toman como
extremo. excusa la secesión de los aliados para iniciar
la guerra. De modo que la verdad se muestra
3) Unión del elogio de las instituciones aquí como teñida “ideológicamente”.
políticas atenienses y del carácter de los (41-42)
atenienses, pues se crean mutuamente:
7) Los muertos sirven de modelo para los
No es indistinto el modo de vida que se jóvenes.
elija: frente a los persas, frente a Esparta, el
régimen político ateniense ha mostrado su Las ceremonias, las instituciones y las
predominio; los hombres particulares, su celebraciones tienen una función educativa
carácter, está modelado desde la ciudad, y en la política. Y esa justicia, esa piedad, ese
cada uno de ellos debe contribuir, a su vez, a valor, etc., son referidos en todos los casos
mantenerla y fomentarla. Se reconocen los al servicio a la ciudad, por eso los caídos en
méritos, y los más prestigiosos pueden la guerra reciben un homenaje político, de
aspirar a ser elegidos, entre sus conciuda- toda la ciudad. Y por eso también los hijos de
danos, para ocupar los puestos de los caídos son mantenidos a expensas de la
confianza: estratego, arconte, comandante propia ciudad, como sus propios hijos.
de la flota.
8) Paradoja implícita (contextual) en el
4) Comodidad de la vida y valor personal: Discurso Fúnebre de Pericles.
como ejemplo a todas. Lleno de orgullo, peligros (...) Y somos los únicos que sin
Pericles afirma: “tenemos una constitución angustiarnos procuramos a alguien
que no envidia las leyes de los vecinos, sino beneficios no tanto por el cálculo del
que más bien es ella modelo para algunas momento oportuno como por la
ciudades (...) su nombre (...) es democracia”. confianza en nuestra libertad.” (Pericles,
(112). 40:114-115. Las negrillas son nuestras).
Así, desde su Discurso Fúnebre, Pericles Desde la frase “amamos la belleza” hasta
se sumerge en el término democracia y “la confianza en nuestra libertad” se extiende
también desde el lenguaje hurga en su un abanico de términos que juntos denotan
contenido. Para él la democracia cubre una la idea de democracia que Pericles nos
serie de conductas, de acciones realizables vende a partir de su discurso. Todos ellos,
por quienes se ubican bajo su sombra, las todas esas palabras dan a entender lo que
que de alguna manera podrían observarse ante los ojos del presente sabemos con-
como ingredientes fundamentales de lo forma la tupida red de valores democráticos,
democrático propiamente dicho. Estos y Pericles, utilizando el lenguaje sobre la
ingredientes o características, vale la pena base de su habilidad retórica, se encarga de
repetirlo, son los que otorgan a Atenas la evidenciarlos sutilmente.
cualidad de “Escuela de Grecia”, y es
necesario tenerlos pendientes toda vez que Pero hay algo aún más profundo en el
revisaremos algunos mecanismos discurso en honor de las victimas de la
lingüísticos visibles en la trama retórica de guerra, lo importante son las personas,
Pericles. Para ello, leamos lo siguiente: Atenas era grande por sus gentes, por el
respeto entre individuos, por el orgullo que
“Pues amamos la belleza con cada uno de sus ciudadanos sentían, no por
economía y amamos la sabiduría sin ser atenienses, sino por lo que ello signi-
blandicie (...) Arraigada está en ellos la ficaba, ser individuos completos y activos.
preocupación de los asuntos privados y La grandeza de Atenas era que todo ciuda-
también de los públicos; y estas gentes, dano libre podía participar directamente en
dedicadas a otras actividades, entienden no la adopción de las decisiones públicas con
menos de los asuntos públicos (...) sus opiniones y sus votos, lo que potenciaba
Deliberamos rectamente sobre los su identificación con los proyectos colectivos
asuntos públicos, sin considerar las y el uso de la razón como forma de discutir y
palabras un perjuicio para la acción, sino enfrentarse a los problemas. Esa forma de
el no aprender de antemano mediante la gobierno permitía a los atenienses consi-
palabra antes de pasar de hecho a derarse auténticamente iguales entre si y ser
ejecutar lo que es preciso (...) Pues lideres y héroes en potencia, lo que les
también poseemos ventajosamente esto: el impulsaba a tener un alto concepto de su
ser atrevidos y deliberar especialmente propia dignidad y de su importancia como
sobre lo que vamos a emprender; en individuos. Posiblemente debido a todo ello
cambio en los otros a ignorancia les da se produjo en Atenas uno de los avances
temeridad y la reflexión les implica más espectaculares en la historia de la
demora. Podrían ser considerados humanidad, con aportaciones artísticas,
justamente los de mejor ánimo aquéllos que intelectuales y culturales auténticamente
conocen exactamente lo agradable y lo revolucionarias y cuya influencia todavía
terrible y no por ello se apartan de los hoy, casi 2.500 años después, tienen un
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