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¿Existe Dios? ¿Cuestión de razón o de fe?

José de Jesús Ramírez González

La filosofía, que busca las repuestas a preguntas inquietantes acerca de la


verdad, el ser, el bien y el mal… que busca las causas últimas de todas las cosas 1, tiene
como uno de sus temas centrales el de la existencia y la esencia de Dios.
Recuerdo que en una ocasión, cuando cursaba la preparatoria, el profesor de
filosofía nos dijo: «Dios no existe», titubeó un momento y agregó: «y si existe… no me
importa». Pasa a menudo. Hace ochocientos años la cuestión de la existencia de Dios
era prácticamente incuestionable; ahora, el progreso científico ha conquistado a muchos
que se dicen “ateos” y creen que postular la existencia de Dios es cuestión retrógrada;
sumamos a esto, el desaliento que ofrece la existencia del mal, la indiferencia y la
ignorancia religiosa, los afanes del mundo y de las riquezas 2… la cuestión de la
existencia de Dios se reduce a ser cuestión de fe, ante la cuál la razón o lo niega (es la
postura del ateísmo) o permanece muda (postura del agnosticismo). Respondamos…
¿La existencia de Dios es cuestión de fe o se puede obtener por medio de la
razón?
Siguiendo al Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino, decimos que la cuestión
sobre la existencia de Dios no es sólo cuestión de fe: “La existencia de Dios y otras
verdades que de él pueden ser conocidas por la sola razón natural […], no son artículos
de fe, sino preámbulos de tales artículos” 3. Con esto, no queremos decir que la cuestión
no forme parte de nuestro Credo, sino que la prueba de que Dios existe no la obtenemos
sólo mediante la revelación, sino que puede ser concluida por la luz natural de la razón.
Además, los contenidos que nos han sido revelados por Dios y aquellos que pueden
obtenerse por un correcto razonamiento, no se contradicen, sino que los dos forman
parte de la Verdad, que es una.

¿Cómo podemos demostrar la existencia de Dios a través de la razón?


Partiendo de que el hombre es capaz de conocer la realidad, podemos deducir la
existencia de Dios a través de las criaturas. Así lo manifiesta San Pablo cuando escribe:
“lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se ha hecho visible desde la
creación del mundo, por medio de las cosas creadas” 4. El Catecismo también nos
aclara: “el mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer
principio ni su fin último, sino que participan de Aquél que es el Ser en sí, sin origen y
sin fin”5.
En la misma línea, se han hecho famosas cinco vías6 que Santo Tomás ha
propuesto como argumentos que nos llevan a conocer que Dios existe: el movimiento, la
causalidad, lo posible y lo necesario, los grados de perfección que encontramos en las
cosas y el orden del universo. En cada una de estas vías, Sto. Tomás parte del principio
de que “por cualquier efecto puede ser demostrada su causa” 7; luego, de los efectos del
ser y del obrar de Dios, nosotros concluimos que existe.

1
Cfr. GUTIÉRREZ SAENZ Raúl, Historia de las doctrinas filosóficas, Esfinge, México 261995, 11.
2
Cfr. SANTA SEDE, Catecismo de la Iglesia Católica, no. 29: Coeditares Católicos de México, México
2003, 18.
3
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología I, q.2, a. 2: Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid
2
1994, 110.
4
Rom. 1,20.
5
SANTA SEDE, Catecismo de la Iglesia Católica, no. 34.
6
Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teologia I, q.2, a. 3.
7
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teologia I, q.2, a. 2.
¿Existen otras pruebas o vías para demostrar la existencia de Dios?
Desde luego, existen más pruebas8. ¿Cómo negar la existencia de Dios si hay verdades
que son eternas? ¿Cómo hacerlo si todos tenemos un deseo natural al Sumo Bien (la
felicidad)? ¿Cómo explicar los milagros? ¿Cómo contradecir a aquellas personas que
afirman haber tenido una fuerte experiencia de Dios? ¿Cómo explicarse el origen del
universo y que, de la materia, haya surgido la vida (y la inteligencia, y los afectos, etc.),
sin Dios? ¿Cómo negar la existencia de Aquel que se ha revelado, que se ha hecho
presente en nuestra historia, que se ha encarnado, que ha padecido por nosotros y ha
resucitado?
Todas estas reflexiones, nos hacen patente que nuestra fe en Dios no es ningún
invento humano; nos llevan a alabar al Señor que ha hecho admirablemente el universo
y que ha salido a nuestro encuentro; y nos invitan a seguir preparándonos para saber
responder a las necesidades de nuestro tiempo.

8
RUVALCABA GÓMEZ José de Jesús, Introducción a la teodicea (apuntes de clase), San Juan de los
Lagos 2008, 60-65.

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