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TALLER DE LECTURA: José Bernardino Rodríguez Pérez

1ESPUMA Y NADA MÁS


(Hernando Téllez)

No saludó al entrar. Yo estaba repasando sobre una badana la mejor de mis


navajas. Y cuando lo reconocí me puso a temblar. Pero él no se dio cuenta.
Para disimular continué repasando la hoja. La probé luego sobre la yema del
dedo gordo y volví a mirarla contra la luz. En ese instante se quitaba el cinturón
ribeteado de balas de donde pendía la funda de la pistola. Lo colgó de uno de los
clavos del ropero y encima colocó el kepis. Volvió completamente el cuerpo para
hablarme y, deshaciendo el nudo de la corbata, me dijo: “Hace un calor de todos
los demonios. Aféitame. “Y se sentó en la silla. Le calculé cuatro días de barba.
Los cuatro días de la última excursión en busca de los nuestros. El rostro parecía
quemado, curtido por el sol. Me puse a preparar minuciosamente el jabón.

Corté unas rebanadas de la pasta, dejándolas caer en el recipiente, mezclé un


poco de agua tibia y con la brocha empecé a revolver. Pronto subió la espuma.
“Pronto subió la espuma. “Los muchachos de la tropa deben tener tanta barba
como yo”. Seguí batiendo la espuma. “Pero nos fue bien. ¿sabe? Pescamos a los
principales. Unos vienen muertos y otros todavía viven. Pero pronto estarán
todos muertos. “¿Cuántos cogieron?” pregunté. “Catorce. Tuvimos que
internarnos bastante para dar con ellos. Pero ya la están pagando. Y no se
salvará ni uno, ni uno.” Se echó para atrás en la silla al verme con la brocha en la
mano, rebosante de espuma. Faltaba ponerle la sabana. Ciertamente yo estaba
aturdido. Extraje del cajón una sábana y la anudé al cuello de mi cliente. Él no
cesaba de hablar. Suponía que yo era uno de los partidarios del orden. “El
pueblo habrá escarmentado con lo del otro día”. “Sí,” repuse mientras concluía de
hacer el nudo sobre la oscura nuca, oloroso a sudor. “¿Estuvo bueno, verdad?”
“Muy bueno”, contesté mientras regresaba a la brocha. El hombre cerró los ojos
con gestos de fatiga y esperó así la fresca caricia del jabón, jamás lo había tenido
tan cerca de mí. El día en que ordenó que el pueblo desfilara por el patio de la
Escuela para ver a los cuatro rebeldes allí colgados, me crucé con él un instante.
Pero el espectáculo de los cuerpos mutilados me impedía fijarme en el rostro del
hombre que lo dirigía todo y que ahora iba a tomar en mis manos. No era un
rostro desagradable, ciertamente. Y la barba, envejeciéndolo un poco, no le caía
mal. Se llamaba Torres. El capitán Torres. Un hombre con imaginación, porque
¿a quién se le había ocurrido antes colgar a los rebeldes desnudos y luego
ensayar sobre determinados sitios del cuerpo una mutilación a bala? Empecé a
extender la primera capa de jabón. Él seguía con los ojos cerrados. “De buena
gana me iría a dormir un poco,” dijo, “pero esta tarde hay mucho que hacer.”
Retiré la brocha y pregunté con aire falsamente desinteresado: “¿Fusilamiento?”
“Algo por el estilo, pero más lento”, respondió.” ¿Todos?” “No. Unos cuantos
apenas.” Reanudé de nuevo la tarea de enjabonarle la barba. Otra vez me
temblaba las manos. El hombre no podía darse cuenta de ello y ésa era mi
ventaja. Pero yo hubiera querido que él no viniera. Probablemente muchos de los
nuestros lo habrían visto entrar. Y el enemigo en la casa impone condiciones. Yo
tendría que afeitar esa barba como cualquier otra, con cuidado, con esmero, como
la de un buen parroquiano, cuidando que ni por un solo poro fuera a brotar una
gota de sangre. Cuidando de que en los pequeños remolinos no se desviara la
hoja. Cuidando de que la piel quedara limpia, pulida, y de que, al pasar el dorso
de mi mano por ella, sintiera la superficie sin un pelo. Sí. Yo era un revolucionario
clandestino, pero era también un barbero de conciencia, orgulloso de la pulcritud
en su oficio. Y esa barba de cuatro días se prestaba para una buena faena.

Tomé la navaja, levanté en ángulo oblicuo las dos cachas, dejé libre la hoja y
empecé la tarea, de una de las patillas hacia abajo. La hoja respondía a la
perfección. El pelo se presentaba indócil y duro, no muy crecido, pero compacto.
La piel iba apareciendo poco a poco. Sonaba la hoja con su ruido característico, y
sobre ella crecía los grumos de jabón mezclados con trocitos de pelo. Hice una
pausa para limpiarla, tomé la badana de nuevo y me puse a sentar el acero,
porque yo soy un barbero que hace bien sus cosas. El hombre que había
mantenido los ojos cerrados, los abrió, sacó una de las manos por encima de la
sábana, se palpó la zona del rostro que empezaba a quedar libre de jabón, y me
dijo: “Venga usted a las seis, esta tarde, a la Escuela.” “¿Lo mismo del otro día?”
le pregunté horrorizado. “Puede que resulte mejor”, respondió. “¿Qué piensa
usted hacer? No sé todavía. Pero nos divertiremos.” Otra vez se echó hacia
atrás y cerró los ojos. Yo me acerqué con la navaja en alto.” ¿Piensa castigarlos a
todos?” aventuré tímidamente. “A todos.” El jabón se secaba sobre la cara.
Debía apresurarme. Por el espejo, miré hacia la calle. Lo mismo de siempre: la
tienda de víveres y en ella dos o tres compradores. Luego miré el reloj: las dos y
veinte de la tarde. La navaja seguía descendiendo. Ahora de la otra patilla hacia
abajo. Una barba azul, cerrada. Debía dejársela crecer como algunos poetas o
como algunos sacerdotes. Le quedaría bien. Muchos no lo reconocerían. Y
mejor para él, pensé, mientras trataba de pulir suavemente todo el sector del
cuello. Porque allí sí que debía manejar con habilidad la hoja, pues el pelo,
aunque en agraz, se enredaba en pequeños remolinos. Una barba crespa. Los
poros podían abrirse, diminutos, y soltar su perla de sangre. Un buen barbero
como yo finca su orgullo en que eso no ocurra a ningún cliente. Y éste era un
cliente de calidad. ¿A cuántos de los nuestros había ordenado matar? ¿A cuántos
de los nuestros había ordenado que los mutilaran?... Mejor no pensarlo. Torres no
sabía que yo era su enemigo. No lo sabía él ni lo sabía los demás. Se trataba de
un secreto entre muy pocos, precisamente para que yo pudiese informar a los
revolucionarios de lo que Torres estaba haciendo en el pueblo y de lo que
proyectaba hacer cada vez que emprendía una excursión para cazar
revolucionarios. Iba a ser, pues, muy difícil explicar que yo lo tuve en mis manos y
lo dejé tranquilamente vivo y afeitado.

La barba le había desaparecido casi completamente. Parecía más joven, con


menos años de los que llevaba a cuestas cuando entró. Yo supongo que eso
ocurre siempre con los hombres que entran y salen de las peluquerías. Bajo el
golpe de mi navaja, Torres rejuvenecía, sí, porque yo soy un buen barbero, el
mejor de este pueblo, lo digo sin vanidad. Un poco más de jabón, aquí bajo la
barbilla, sobre la manzana, sobre esta gran vena. ¡Qué calor! Torres debe estar
sudando como yo. Pero él no tiene miedo. Es un hombre sereno que ni siquiera
piensa en lo que ha de hacer esta tarde con los prisioneros. En cambio, yo, con
esta navaja entre las manos, puliendo y puliendo esta piel, evitando que brote
sangre de estos poros, cuidando todo golpe, no puedo pensar serenamente.
Maldita la hora en que vino, porque yo soy un revolucionario, pero no soy un
asesino. Y tan fácil como resultaría matarlo. Y lo merece. ¿Lo merece? No, ¡qué
diablos! Nadie merece que los demás hagan el sacrificio de convertirse en
asesino. ¿Qué se gana con ello? Pues nada. Vienen otros y otros y los primeros
matan a los segundos y éstos a los terceros y siguen y siguen hasta que todo es
un mar de sangre. Yo podría cortar este cuello, así, ¡zas!,¡zas! No le daría tiempo
de quejarse y como tiene los ojos cerrados no vería ni el brillo de la navaja ni el
brillo de mis ojos. Pero estoy temblando como un verdadero asesino. De ese
cuello brotaría un chorro de sangre sobre la sábana, sobre la silla, sobre mis
manos, sobre el suelo. Tendría que cerrar la puerta. Y la sangre seguiría
corriendo por el piso, tibia, imborrable, incontenible, hasta la calle, como un
pequeño arroyo escarlata. Estoy seguro de que un golpe fuerte una honda
incisión, le evitaría todo dolor. No sufriría. ¿Y qué hacer con el cuerpo? ¿dónde
ocultarlo? Yo tendría que huir, dejar estas cosas, refugiarme lejos, bien lejos.
Pero me perseguirían hasta dar conmigo. “El asesino del Capitán Torres. Lo
degolló mientras le afeitaba la barba. Una cobardía”.

Y, por otro lado: “El vengador de los nuestros. Un nombre para recordar (aquí mi
nombre). Era el barbero del pueblo. Nadie sabía que él defendía nuestra
causa...” ¿Y qué? ¿Asesino o héroe? Del filo de esta navaja depende mi destino.
Puedo inclinar un poco más la mano, apoyar un poco más la hoja, y hundirla. La
piel cederá como la seda, como el caucho, como la badana. No hay nada más
tierno que la piel del hombre y la sangre siempre está ahí, lista a brotar. Una
navaja como ésta no traiciona. Es la mejor de mis navajas. Pero yo no quiero ser
un asesino. No señor. Usted vino para que yo lo afeitara. Y yo cumplo
honradamente con mi trabajo... No quiero mancharme de sangre. De espuma y
nada más. Usted es un verdugo y yo no soy más que un barbero. Y cada cual en
su puesto. Eso es. Cada cual en su puesto.

La barba había quedado limpia, pulida y templada. El hombre se incorporó para


mirarse en el espejo. Se pasó las manos por la piel y la sintió fresca y nuevecita.

“Gracias” dijo. Se dirigió al ropero en busca del cinturón, de la pistola y del kepis.
Yo debía estar muy pálido y sentía la camisa empapada. Torres concluyó de
ajustar la hebilla, rectificó la posición de la pistola en la funda y, luego de alisarse
maquinalmente los cabellos, se puso el kepis. Del bolsillo del pantalón extrajo
unas monedas para pagarme el importe del servicio. Y empezó a caminar hacia la
puerta.

En el umbral se detuvo un segundo y volviéndose me dijo: “Me habían dicho que


usted me mataría. Vine para comprobarlo. Pero matar no es fácil. Yo sé por qué
se lo digo.” Y siguió calle abajo.
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PROPUESTA DE ACTIVIDADES

LECTURA: Espuma y Nada más “Hernando Téllez”

LOGRO: Interpretar el texto narrativo, haciendo uso de las fases de lectura,


poniendo en práctica las competencias comunicativas.

PRESENTACIÓN: Las actividades que se presentan a continuación, pretenden


que los estudiantes activen sus conocimientos y experiencias previas que poseen,
y a partir de éstas puedan construir nuevos conocimientos enriqueciéndolos con el
apoyo teórico y otras fuentes del saber.

FORMA DE TRABAJO: grupos de tres estudiantes.

ACTIVIDADES:

1. HABILIDADES PRELECTORAS:
 Lea el título del cuento de Hernando Téllez, y escriba que horizontes de
expectativas le sugiere éste, es decir, ¿De qué trata el cuento? ¿Cómo va
a ser su desenlace?

- Al leer el título, nos trajo a la mente el mar, el océano y tuvimos un


pequeño presentimiento de que sería alguien que viviría o se iría solo a
aventurarse en el océano.

 Que el protagonista del cuento sea un BARBERO y un CAPITÁN ¿qué


indicios te aportan a la lectura?

- Continuando con la misma idea del océano y que nos den estos dos
protagonistas, nos hace pensar que se va el capitán del barco junto a
su barbero amigo y acompañante.

2. HABILIDADES MIENTRAS SE LEE: Verificación de hipótesis.

 Con frases propias del cuento compruebe qué aspectos evidencia el texto.

-¿A cuántos de los nuestros había ordenado matar? ¿A cuántos de los


nuestros había ordenado que los mutilaran?... Mejor no pensarlo. Torres no
sabía que yo era su enemigo. No lo sabía él ni lo sabía los demás
-Pero yo no quiero ser un asesino. No señor. Usted vino para que yo lo
afeitara. Y yo cumplo honradamente con mi trabajo... No quiero
mancharme de sangre. De espuma y nada más

- “Me habían dicho que usted me mataría. Vine para comprobarlo. Pero
matar no es fácil. Yo sé por qué se lo digo.”

 ¿Qué secuencia narrativa identificas en el texto?

- El inicio donde el barbero se encuentra arreglando sus navajas y, entra


el capitán por un arreglo. El nudo cuando el barbero se encuentra en un
debate mental sobre matar al capitán y sus consecuencias. Y el final,
cuando el barbero se decide por no hacerlo y el capitán le cuenta que
fue como una clase de prueba antes de irse.

 ¿Cómo es el conflicto narrativo de la historia?

- El conflicto es que el capitán se encarga de torturar y matar a los


revolucionarios y, el barbero es uno de ellos. El barbero debe decidirse
entre ser héroe de los revolucionarios o ser enemigo del poder matando
al capitán que ahora mismo tiene a su merced.

 Caracteriza a los personajes del relato, desde su aspecto emocional.

- Barbero: es una persona temerosa, consciente, respetuosa y pasional.


- Capitán: en una persona impotente, agresiva, vengativa, educada y
arriesgada.

 Resuma los argumentos que el barbero da en pro y en contra de matar a


Torres.

- Pro:
- Venganza por los que ha asesinado el capitán.
- Ser el héroe de los suyos.
- Contra:
- Pulcro de profesión.
- No es y no quiere ser un asesino.
- No tendría donde ocultar el cadáver.
- Tendría que escapar, pero podrían encontrarlo.

 ¿Qué tipo de narrador asume el relato?


- Lo narra el protagonista desde su perspectiva.

 ¿En qué lapso se desarrollan los hechos?

Todo transcurre en un breve tiempo que viene a ser la duración del proceso
de afeitado.

 ¿A qué época se refiere el cuento?

Una época claramente marcada por la violencia, enfrentamientos entre por


dos bandos por así decirlo y crisis sociales que llevaban a grandes
conflictos llenos de sangre, muertes y en si la violación de los derechos
humanos.

 ¿Le parece que la actitud del barbero es ética, cobarde, trágica…?

Se puede ver como una relación entre la cobardía y la ética; ya que todo el
miedo que guarda en su interior lo hace reflexionar y sentir que no es capaz
de cometer tan cruel acto, no quiere ver sus manos llenas de sangre y
convertirse en un asesino.

 ¿Cuáles son las armas de trabajo de los protagonistas y qué significado


tienen cada una de estas para ellos?

El arma de trabajo del barbero es la navaja que este utiliza para afeitar,
pero al estar en contacto con la piel del capitán, se convierte en esa
tentación o como un instrumento eficaz para matar.

Por otro lado está la pistola del capitán, esta puede ser la utilizada para
llevar a cabo todos sus actos crueles, y con la que llega preparado a la
barbería por si ocurría el suceso que le habían dicho.

3. HABILIDADES POSLECTORAS: Integración de la información.

Encontrar sentido a la lectura hecha, identificación de códigos,


intertextualidad, cronologización.

 ¿Cuál es el sentido y ambiente del texto?

- Tiene un sentido formativo con el tema que da a conocer con un


lenguaje sencillo de una escena del común. En un ambiente calmado y
“familiar” para uno de los protagonistas.
 ¿Qué simbolizan en el contexto social, el Capitán y el barbero?

- Estos dos personajes simbolizan esa lucha o enemistad entre dos


grupos sociales, donde cada uno se encuentra a la defensiva de sus
ideales.

 ¿Cuál es el tema principal del cuento?

- La venganza y su enfrentamiento con los valores morales.

 ¿Con qué otros cuentos se podrían relacionar?

Se podría encontrar relación con el cuento de Gabriel García Márquez,


intitulado “Un día de estos”.

 ¿Qué relación tiene el título del cuento con el contenido del mismo?

De la misma manera en que a lo largo del texto nos lo manifiesta, el


barbero tiene la posibilidad de llenar su navaja de sangre, pero por medio
de sus dilema interiores y el valor que posee de su trabajo, manifiesta que
el solo se llena de espuma y nada más.

 ¿Cómo se desarrolla en general el ambiente del cuento?

El ambiente del cuento centrado en la barbería; lugar donde se desarrollan


todos los hechos, guiado por un entorno lleno de factores emocionales
como viene a ser ese nerviosismo, inseguridad y venganza por parte del
barbero, y esa valentía y estado de defensiva del capitán.

 ¿Cómo podría describir a los personajes?


El barbero era una persona apasionado por su labor, consiente del valor
de su trabajo, poseía valores éticos que iban en contra de ese poder
manifestado por el capitán y lo hacían un hombre temeroso.

El capitán, hombre dominante, solo pensaba en sus ideales y quien fuera


en contra de ellos simplemente moría, autoritario, egocéntrico y valiente a
causa del respeto que se le tenía.

 ¿Cuál es el dilema que se plantea el barbero cuando ve la posibilidad de


acabar con su enemigo de una manera tan fácil?
Por una parte se convertiría en un asesino, o quizá un héroe por parte de
otros, pero aun así llenaría sus manos de sangre y eso era lo que no
quería, mancharse y convertirse y ser como uno de ellos.

 ¿Cómo interpreta usted la última frase de Torres?

Como seres humanos sabemos lo que es moralmente correcto y siempre


nos guiamos por eso, a pesar de tener las oportunidades de hacer daño,
se posee un criterio y una lucha interior donde no siempre gana la sed de
venganza.

 ¿Cómo se juzga el final del cuento?

Es impactante como la confesión del capitán, le da un giro a todo, hace ver


que ese dialogo que tuvo con el barbero solo lo hacía para provocarlo, y
como aun así sabiendo a lo que se enfrentaba decidió arriesgarse y
confrontar la situación y lo que se decía.

 ¿Qué grupo social es el “autor colectivo “de la obra?

- Esta puede llegar a ser una pregunta ambigua que interpretaremos


como el grupo y contexto social desde el cual el autor plantea la obra.
Seria la violencia y los enfrentamientos armados.

 ¿Cómo juzga la visión de mundo plasmada en el texto?

Lo plasmado en el texto se interpreta como una realidad de la que somos


conscientes aun vivimos; un mundo que transita por la violencia, día a día
se presentan hechos llenos de crueldad, donde la tolerancia, el respeto, y la
llamada conciencia colectiva, no se llegan a percibir.

1. RECONSTRUCCIÓN:

 Elabora un texto argumentativo, en el cual manifiestes tu punto de vista


acerca de la violación de los derechos humanos en tu país .

Los derechos humanos, aquellos que permiten y velan por nuestro desarrollo y
realización en la sociedad, los cuales nos hacen ser iguales, sin importar raza,
sexo, orientación sexual, ideologías y demás cosas por las que ahora se da la
discriminación y la violencia, todo esto debido a que aún no se llega a comprender
la esencia, la importancia de lo que abarcan, citando lo que menciona el artículo
primero de los mismos derechos humanos: “Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos”, entendemos esto de la manera en que al
nacer sin importar si fue en una cuna de oro o por el contrario en una cuna de
barro, somos seres humanos regidos bajo esos derechos, que cobijan a todas las
personas por el solo hecho de serlo.
La violación de estos derechos es por decirlo el pan de cada día, no solo en
Colombia sino en el mundo entero, se supone que estamos avanzando, que
nuestra mentalidad es cada vez más abierta pero los sucesos a los que nos
enfrentamos a lo largo de los días muestran lo contrario, miles de muertes a
personas inocentes, masacres a líderes sociales, niños, mujeres, jóvenes; abuso
por parte de las fuerzas públicas que se supone velan por nuestros derechos pero
viendo esto quizá no siempre es así; violencia en todos sus tipos, violaciones y un
sin fin de hechos los cuales siguen acechando nuestra tranquilidad, poniendo en
riesgo nuestra vida, nuestra salud y estado mental.

Desde una perspectiva propia todos estos hechos son inhumanos, inaceptables en
un país que ha luchado durante décadas para salir de distintas situaciones de
violencia empezando por la de grupos paramilitares y ahora esa violencia
continua, solo que muchas veces se nos quiere tapar los ojos, medios nacionales
que solo muestran y hablan de lo que les importa, ocultando esa verdad por la que
el pueblo muere, por la que el pueblo va decayendo al paso del tiempo, donde el
mal y la injusticia predominan, los políticos que deberían ser esos constructores de
sociedad lo único que hacen es manipularla, corromperla y echar su desarrollo
hacia atrás, tapando problemáticas sociales, injusticas, corrupción y cada acto que
lo único que causa es la denigración de nuestros derechos humanos por los que
se supone el estado debería velar, bien lo menciona Nelson Mandela: “‘Negar a la
gente sus derechos humanos es desafiar su propia humanidad”
En la actualidad Colombia se encuentra transitando por miles de hechos que
atentan nuestra vida, y la gente ya no puede más, la gente tiene que salir y hacer
que la escuchen realmente, causando revueltas, protestas y hasta daños o
desastres que tienen sus trasfondos, ya que se convierte en la única manera para
alzar la voz y lograr o intentar que se ponga atención a las problemáticas de un
pueblo cansado de ver sangre derramada.

PRESENTADO POR:

Diva Cecilia Carreño Ochoa

Eliana Yulieth Cuervo Higuera

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