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Educación Secundaria 22 Franciscanismo

TRABAJO A DISTANCIA AREA FRANCISCANISMO

Tema ESPIRITUALIDAD Y TESTIMONIO FRANCISCANO


Producto CONSTRUYE TU IDENTIDAD COMO PERSONA HUMANA, AMADA
POR DIOS, DIGNA, LIBRE Y TRASCENDENTE
Grado-Sección QUINTO “A” Y “B”
Estudiante

FIGURAS FRANCISCANAS DEL SIGLO XX:

ANGELO GIUSEPPE RONCALLI (JUAN XXIII)

Nació el 25 de noviembre de 1881 en el caserío Brusico de Sotto il Monte


(Bérgamo). Su familia trabajaba como campesinos en un terreno arrendado; en el
ambiente de su familia, desarrolló su fe cristiana. En 1892, ingresó al Seminario
de Bérgamo, es ahí donde comenzó la práctica de redactar unas notas espirituales,
que quedaron recogidas en su “Diario de un Alma”, en 1901 fue enviado a Roma
para seguir sus estudios graduándose en teología, ordenado sacerdote en 1904.
Durante la I Guerra Mundial, fue sargento médico y capellán militar. En 1921, fue
llamado desde Roma por el papa Benedicto XV para ocupar el cargo de Presidente
del Consejo Central de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.
El 19 de marzo de 1925 Monseñor Angelo Giuseppe Roncalli fue consagrado
obispo; elige como su lema episcopal “Obedientia et Pax”. El papa Pío XI le
nombra Visitador Apostólico de Bulgaria este mismo año. Allí realizó su labor
apostólica visitando las comunidades católicas y estableciendo relaciones de
respeto y estima con otras comunidades cristianas, en especial de la Iglesia
Ortodoxa. Su intervención fue indispensable para socorrer a los judíos ante la
persecución nazi. En diciembre de 1944 el papa Pío XII lo nombró Nuncio
Apostólico de París. Contribuyó a normalizar la organización eclesiástica en
Francia, desestabilizada por numerosos obispos que habían colaborado con los
alemanes.
El 28 de octubre de 1958, contando con casi 77 años, Roncalli fue elegido Papa
ante la sorpresa de todo el mundo. Escogió el nombre de Juan XXIII. Fue coronado
el 4 de noviembre de 1958.
Después del largo pontificado de su predecesor, los cardenales parecieron
escoger un Papa de transición a causa de su avanzada edad y de su modestia
personal. Ni los cardenales ni el resto de la Iglesia esperaban que el
temperamento alegre, la calidez y la generosidad del papa Juan XXIII cautivaran
los afectos del mundo de una forma en que su predecesor no pudo. Al igual que
Pío XI pensaba que el diálogo era la mejor forma para dar solución a un conflicto.
Enseguida empezó una nueva forma de ejercer el papado. Fue el primero desde
1870 que ejerció su ministerio de obispo de Roma visitando personalmente las
parroquias de su diócesis.
En su primera medida de gobierno vaticano, que le enfrentó con el resto de la
curia, redujo los altos estipendios (y la vida de lujo que llevaban obispos y
cardenales). Asimismo, dignificó las condiciones laborales de los trabajadores del
Vaticano.
El 25 de enero de 1959, en la Basílica de San Pablo y ante todo el mundo anunció
el XXI Concilio Ecuménico (Concilio Vaticano II), inspirado por el Papa Pio IX
precursor del Concilio Vaticano I.
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El Papa Juan XXIII escribió ocho encíclicas entre ellas: “Pacem in terris” y “Mater
et Magistra”. El 3 de enero de 1962 excomulgó a Fidel Castro y el 11 de octubre
de 1962 abrió el Concilio Vaticano II. Este Concilio cambiaría la cara del
Catolicismo: una nueva forma de celebrar la liturgia (más cercana a los fieles), un
nuevo ecumenismo y un nuevo acercamiento al mundo.
Desde la apertura del Concilio, el Papa indica la orientación de los objetivos: no
se trataba de definir nuevas verdades ni condenar errores, sino que era necesario
renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos
tiempos (“aggiornamento”), buscar caminos de unidad de las Iglesias cristianas,
buscar lo bueno de los nuevos tiempos y establecer diálogo con el mundo
moderno centrándose primero “en lo que nos une y no en lo que nos separa”. Al
Concilio fueron invitados como observadores, no sólo miembros de todas las
Iglesias cristianas (Ortodoxa, Protestantes y Evangélicas) sino de diversos credos
desde creyentes islámicos hasta indios americanos.
En Roma el 3 de junio de 1963 (cáncer de estómago), hacia las dos y cincuenta
de ese día, el Papa Juan XIII muere sin ver concluir su obra, a la que él mismo
consideraba “La Puesta al día de la Iglesia”. En la memoria de muchos, el Papa
Juan XXIII ha quedado como “el Papa bueno” o como “el Papa más amado de la
historia”.
El Papa Juan XXIII fue beatificado por Juan Pablo II el 3 de septiembre del 2000.
Su fiesta litúrgica sería el 11 de octubre, día de la apertura del Concilio Vaticano
II. Sus restos actualmente descansan en la Basílica de San Pedro, en Roma.
También es honrado por muchas organizaciones protestantes como un
reformador cristiano. Tanto los anglicanos como los protestantes conmemoran a
Juan XXIII como un “renovador de la iglesia”.

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