Está en la página 1de 5

LAS DOS AGUA DE UN PAÍS OLVIDADO.

Pensar en Colombia como un país que ha estado permeado por una guerra interminable, su
historia esta manchada de sangre por doquier, un país donde sus dirigentes invierten más en la
guerra que en educación es tal vez pensar en un país con un futuro poco prometedor.

Cuando se piensa en un Colombia que podría ser potencia mundial, por su riqueza natural, por su
biodiversidad, por sus flores, por sus aves, por tantas y tantas especies, por sus paisajes. Por su
gente amable, por su gente con talentos insuperables, por sus escultores reconocidos en todo el
mundo, también sus médicos, escritores, científicos, y todos aquellos que dejan el nombre de
nuestro país en alto, sin dejar de mencionar a nuestros deportistas y cantantes, es tal vez pensar en
un país diferente al inicialmente referenciado. Pero sí, por más contradictorio que parezca, sí, se
está hablando de una misma Colombia. Una Colombia que más es conocida en el extranjero por el
vuelo de las balas que por el vuelo de sus más de 1900 especies de aves (Andrew J.Wight), esa
misma, que cuando un extranjero, como acto suicida se aventuran a conocer, es más probable que
en vez de llevarse un plomazo en la cabeza, se lleve un sombrero vueltiao tejido por las manos de
algún provinciano en las sabanas sucreñas, o una tula Wayúu tejida por algún (a) indígena de los
Montes de María, sin hablar de la experiencia que puede llegar a significar para una persona realizar
el recorrido hasta llegar allá, donde a parte del sombrero o la tula, encuentra una muestra cultural
excepcional, situaciones similares se podría encontrar en cualquier rincón del territorio o en un
campo colombiano. Eso sí, esperando que en el camino no se tropiece con una mina antipersona o
se tope con un señor vestido de camuflado, con una pañoleta roja y negra en el brazo izquierdo, con
tres letras que parecen escritas con marcador. Por más cruda que parezca esta última afirmación y
después de describir un país maravilloso, es esa, la realidad que nos persigue a diario, en este país
que se baña en las dos aguas, por un lado se habla de un país de ensueño y por el otro de un país
que describirlo como una pesadilla sería un halago, sin hablar sin hablar de los medios de
comunicación y las alhajas que tenemos en el gobierno.

En un país donde su gente tiene la “ posibilidad” (entre comillas y cursiva), por decir cualquier
cosa y pensando idealistamente en que algunos habitantes pueden elegir entre ser parte de los
buenos o ser parte de los malos, con la capacidad del libre albedrio, y conociendo la realidad de
algunos contextos donde las personas solo tienen una de estas posibilidades, y no es necesario
mencionar cual, la pregunta obligada es: ¿qué es lo que diferencia al primer grupo de colombianos
del segundo grupo? Y seguido; dos preguntas más que se desprenden de la inicial y apoyan las
posibles respuestas: ¿Será el acceso a la educación…? ¿Sera el acceso y conocimiento de la
historia…? Para empezar solo se hablará de estas dos aunque la pregunta tenga muchas
respuestas.

Es por esto que, en la búsqueda de las respuestas se estudiaran algunas formas que ofrecen
diferentes métodos como el Histórico Hermenéutico, Empírico Analítico y Critico Social que darán
luces y ayudaran a comprender por qué somos como somos y por qué actuamos como actuamos,
basados solo en la cultura colombiana.

El enfoque Histórico Hermenéutico nos invita a conocer la historia, pero no la historia contada no
por los profesionales que se han encargado de estudiarla, sino, contada desde las perspectivas de
sus propios actores y a analizarla de una manera crítica. Como lo sugiere el texto: “la historia debe
ser contada por sus protagonistas y solo después por los especialistas” pues es así, como nos
acercamos a conocer la cultura, en primer lugar, con la historia contada comprendemos porqué
somos como somos y a través de las experiencias contadas, es posible comprender mejores formas
para desaprender lo que mal se ha aprendido. Aquí también se podría encontrar un poco, a lo que
apunta el enfoque Empírico Analítico, dado que sugiere el aprendizaje a través de la experiencia,
conocer la historia y l por ende la cultura en necesario, conocer la realidad, enfrentarse a ella y
convertirá en teoría.

De acuerdo con lo anterior, se encuentra una importante misión del Gestor Cultural, quien debe
involucrarse en las poblaciones más vulnerables, aquellas que tiene menor acceso a la educación,
con el fin de conocer las historias contadas por quien las vivió, además de convivir con esas
realidades, identificar las necesidades más recurrentes y plantear proyectos basados en sus propias
necesidades, e intentar cortar con las cadenas que atan a las poblaciones a modelos de vida
adoptados de otras culturas y que son de poca ayuda y aplicables a sus propios contextos.

Conocer cómo se conforman las familias, que son determinantes para el sujeto; entender como el
acceso o no a la educación puede llegar a regular la conducta del mismo y finalmente comprender
como esa absorción de conocimiento en las dos primeras etapas que propone la contracción social
de la realidad (Piter Berger y Tomas Luckmann) es externalizada en el mantenimiento de la
estructura social y la identidad social, es también un reto al que se enfrenta el Gestor Cultural en la
busca de posibilidades para cambiar la cara de este país ante el mundo.

Según Ospina W (2001), Colombia tiene como desafío reconocerse a sí misma, mientras no se
hable un mismo lenguaje, se refiera de la misma manera a sus territorios, mitos, símbolos etc, será
muy difícil cumplir con las tareas que está reclamando la historia. Es aquí donde vuelve y entra el
enfoque Histórico Hermenéutico, que presenta la obligación de reconocer y estudiar la historia de
este país, y porque en este país se actúa de X o Y manera, cuales son los contextos históricos, para,
de esta manera desarrollar estrategias que permitan desaprender lo que mal se ha aprendido o que
mal se ha estado enseñando. Sacar de la cabeza de los colombianos mismos, que este es un país
violento, que es un país sin oportunidades, que es un país de gente fácil y facilista, una vez los
colombianos se concienticen de eso, solo así se podrá cambiar la imagen que se tiene en el mundo.

Para cambiar la imagen que se tiene de Colombia en el mundo es necesario también, hacer
consciencia de lo que se es, cuestionar las propias conductas y las condiciones impuestas por un
sistema consumista. El método Critico Social habla de una Conciencia de Clase donde el individuo
cuestiona el sistema que lo rodea, el poder político, la desigualdad económica, las ideologías
burguesas, la alienación, los medios de comunicación, que se han incrustado de manera
inconsciente, en un orden impuesto por poco, y que poco se preocupan por cuestionar que beneficio
están aportando a la sociedad.

Pues gracias a esos modelos impuestos, el éxito de una persona se mide en términos materiales,
lo objetivo, lo tangible, ha adquirido más fuerza que lo subjetivo, lo intangible. Lo que una persona
lleva puesto es más importante que lo que una persona lleva aprendido, el mensaje que nos dan en
un medio de comunicación tiene un trasfondo absurdo que no alude a la realidad de una mayoría,
solo intentan dibujar un panorama simbólico, que sigue beneficiando a un pequeño grupo con ínfulas
de burgueses.

El texto alude a una realidad latente, habla sobre el espíritu de venganza que se ha alimentado y
que ha sido culpable de la perdida de la patria, también se ha mencionado en algunas partes sobre
el un país rico, hermoso, que de sus maravillas saben mas en el extranjero que aquí, pero al mismo
tiempo sería una exageración decir que en Colombia ya no se habla de asesinato, crimen y
secuestro, ya que desgraciadamente esta historia ha forjado en cierto modo nuestra cultura, pero no
la define.
Entonces cómo puede el Gestor Cultural cambiar e instaurar nuevos conceptos en las conciencia
de los ciudadanos, mitos y creencias que han estado tan arraigados a nuestra costumbres, ¿será
posible que por medio de la cultura, el arte y la educación se cambie la idea que se tiene sobre un
país? Y volviendo las preguntas iniciales, la respuesta es solo una: ¡SI! Es posible cambiar esas
ideologías, es posible cambiar paradigmas, es posible cambiar o transformar la historia con algo tan
simple como el acceso a la educación. Un pueblo educado, es un pueblo crítico, es un pueblo que
cuestiona, es un pueblo que no se queda con lo que sirven los medios de comunicación. Por lo
tanto es necesario cuestionarse sobre uno de los punto más importante ¿Si bien Colombia es un
país tan rico, por qué hay tan pocas oportunidades de acceso a educación? ¿Será que a los
dirigentes y quienes manejan los recursos no les conviene que su pueblo este educado? Partiendo
del modelo que impone el consumismo, parece que al sistema solo le interesa por el individuo por la
producción y por el consumo, no por lo que inserte en su conocimiento pues esto sería
contraproducente.

El Gestor Cultural tiene el deber moral de generar un equilibrio en la balanza, promoviendo


talentos artísticos, generar y democratizar el acceso a la cultura, ampliar la cobertura y facilitar la
participación. Debe tratar de disminuir la brecha entre alta cultura y cultura popular, promoviendo la
participación se rompen las ideologías que han generado mitos y se inician procesos de
transformación subjetiva, diferentes estados de conciencia, se desarrollan nuevos talentos y se
avanza en términos de realización personal.

Finalmente y respondiendo de manera singular a los interrogantes que han surgido a través de
este análisis crítico sobre un país que resuena en el planeta, es; que si o solo sí por medio de la
educación se pueden derrotar todos esos imaginarios colectivos que se han impuesto por un sistema
consumista, individualista. Que si, y solo si se conoce la historia, se tiene la inteligencia de
cambiarla y elegir de qué lado se debe estar, si hacer parte de los buenos o de los malos. Que si,
parece que al sistema no le conviene educar a su población, pues les acabaría con el negocio. Y si
y solo si el Gestor Cultural tiene la misión de promover por medio del arte y cultura otras formas de
identificación donde el colombiano solo tenga una opción, y esa opción sea ser parte de la gran
mayoría de colombianos que cada día se despiertan más convencidos que Colombia es un país
maravillosamente rico y que aquí se pueden desarrollar todos los talentos que tenemos sin
necesidad de venderlos por tres pesos a un país extranjero que cada vez se hace más fuerte y más
rico con la fuerza de trabajo de una población que podría ser potencia mundial.
Bibliografía:

Pendiente la de wsp

También podría gustarte