Está en la página 1de 6

10/6/2019 ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::

obras generales

imprimir Historia Constitucional Argentina


Héctor B. Petrocelli

CAPITULO 1 | Introducción

Sumario:España, visión panorámica de su trayectoria histórica. Instituciones medioevales


hispánicas. La monarquía. El Consejo Real y las Cortes. Municipios y fueros. Los gremios. La conquista de
América.

España, visión panorámica de su trayectoria histórica

Fuimos durante alrededor de tres siglos, un período más largo que el propio
de nuestra vida como nación independiente, una provincia del imperio español.
Así como para comprender a los hijos, en general es útil conocer a los padres,
captar mejor a Argentina, a su historia, impone un estudio de la Madre Patria, de
España, de la evolución de esta nación a través de su pasado. No es de la índole
de este trabajo hacer exhaustivamente, ni mucho menos, ese estudio. Además,
nuestro objetivo no es hacer Historia Argentina, sino Historia Constitucional
Argentina, sin descuidar la descripción del marco político, económico-social,
cultural e internacional que explica el desarrollo de nuestra Historia
Constitucional. Por ello, en el panorama brevísimo que daremos de la historia de
España, nos detendremos un poco más en la historia de sus instituciones
político-jurídicas, que como es lógico suponer, mucho influyeron en el esquema y
en el espíritu de las instituciones argentinas a partir de 1810.

La Providencia quiso que el descubrimiento de América correspondiera a la


nación que durante todo el siglo XVI, crucial en la conquista, alcanzaría sin lugar
a dudas el primer rango dentro del concierto mundial, en lo territorial, en lo
político, en lo económico, en lo militar, en lo intelectual, en lo espiritual y aun en
aspectos de lo artístico. España fue la superpotencia de esa hora, después de una
apasionante evolución milenaria.

La primitiva estirpe celtíbera, base de la población ibérica, se asomó a la


contemplación de los avances culturales de oriente entre los siglos VIII y VI antes
de Cristo: fenicios, griegos y cartagineses se asentaron en sus costas
mediterráneas y le dejaron sus aportes culturales. Luego, los españoles
resistieron el intento anexionista de Roma, que quedó definitivamente sellado
hacia el comienzo de la era cristiana, después de una durísima defensa dos veces
centenaria que reveló los quilates guerreros de los celtíberos.

España, convertida en provincia del Imperio, recibió indirectamente a


través de éste la influencia del pensamiento y del arte griegos, y directamente de
Roma elementos de unidad: tales la concepción político-administrativa, el
derecho, la lengua latina, las construcciones monumentales, en especial las
carreteras, los propios dioses. Recepta valiosos elementos culturales de la
metrópoli, pero le llega a dar emperadores del valer de Adriano y Trajano y
pensadores del fuste de Séneca; se constituye en insigne provincia romana sin
perder su estilo. éste se vería realzado por la Fe de Cristo que llega
concomitantemente con el proceso de su incorporación al Imperio, de la mano y
de la boca de aquella Iglesia de los Apóstoles representados por Santiago y otras
numerosas expresiones del martirio y de la santidad.

argentinahistorica.com.ar/imprimir_libros.php?tema=1&doc=57&cap=85 1/6
10/6/2019 ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::

El cristianismo se constituiría en la levadura de una realidad que en la


etapa provocada por la invasión de los bárbaros visigodos, 400 a 700 de nuestra
era, se manifestaría a través de Isidoro de Sevilla, verdadero fundador del
derecho político español, que le espetó al rey Recaredo esta advertencia: «Rey
eres si respetas el derecho y si no, no lo eres». A principios del 700 se produce la
irrupción árabe en la península ibérica, con lo que ésta se transformara durante
ocho siglos en frontera oeste de la Cristiandad europea, asediada por los cuatro
costados por parcialidades bárbaras.

En España, esa resistencia secular a la cultura y al brazo armado del Islam,


trocó a los habitantes de los distintos reinos hispánicos, según la calificación de
Menéndez y Pelayo, en pueblo de teólogos y soldados. Ese acendrarse en la fe y
en la militancia caballeresca, fue preparando a la Madre Patria para su destino de
grandeza en un medioevo pleno de santidad y bizarría que darían sus óptimos
frutos. Siguiendo a Isidoro de Sevilla, los reinos españoles del medioevo fueron
estados de derecho con el nacimiento de instituciones que ya analizaremos.

En el plano jurídico, monumentos como el Código de las Siete Partidas de


Alfonso El Sabio, permiten calificar a España como hija dilecta de Roma en este
campo. En lo social, la servidumbre, que suavizó la situación de la esclavitud
heredada del mundo pre-cristiano, va desapareciendo más aceleradamente en
Iberia que en el resto del continente, dando paso al campesinado libre.

En el campo cultural aparecen los distintos idiomas ibéricos, de los que el


castellano se transformaría en lengua nacional, produciendo desde el anónimo
Cid Campeador un pre-renacimiento literario que fue como un anuncio del Siglo
de Oro de Cervantes y tantas otras luminarias. Catedrales, palacios y mezquitas,
bajo el influjo de los estilos románico, gótico y mudéjar, son aún hoy testigos de
un florecimiento artístico impresionante. Mientras la pasión por la sabiduría iría
sembrando de universidades el suelo ibérico desde el siglo XIII.

En lo económico, va abriéndose camino una tendencia solidarista de la que


las nociones de justo salario y justo precio son expresiones novedosas, mientras
comienzan a funcionar los gremios, se abomina de la usura, y se va modificando
el concepto romano individualista de la propiedad, poniéndole primitivo
fundamento a la idea de función social que debe cumplir el dominio de las cosas
materiales.

Ese mosaico de reinos que fue la Iberia del medioevo, logró durante el
reinado de los Reyes Católicos –de la prudente y virtuosa Isabel, y del talentoso y
estratega Fernando– su unidad y el orden indispensables para cualquier política
de grandeza. Dice Terrero que «los Reyes Católicos gobernaron durante treinta
años Castilla y Aragón, y este reinado puede reputarse por uno de los más
gloriosos de cuantos ha tenido España. Al desconcierto sucedió el orden, a la
flaqueza del poder la energía y se puso más de relieve por el contraste con la
anarquía del período enriqueño que venía a cancelar. Se pasó a una era de
espléndidas esperanzas que pronto se trocaron en tangibles realidades.
Alboreaba una nueva Edad 1.

La España del siglo XVI, la de Carlos I y Felipe II, descendientes de los


Reyes Católicos, fue algo más que una España potente por su territorio, por sus
ejércitos, por sus riquezas, por el nivel que alcanzaron su literatura y su pintura.
Este Imperio, en su hora más memorable, se motivó desde la Corte para abajo,
hasta abarcar los estratos sociales más inferiores, primordialmente por la fe, por
un ideal religioso. Esto le permitió, no sin mucho esfuerzo, incorporar todo un
mundo a la Verdad. Fue por boca de un español, el jesuita Diego Lainez, que se
afirmó en Trento la paridad existente entre todos los hombres respecto de su
salvación. Este principio sería básico en la definición de los apotegmas de la
libertad e igualdad discernidas por el Autor de la naturaleza a toda la humanidad
sin distinción de raza, sangre, talento, sexo o posición económica o social.
argentinahistorica.com.ar/imprimir_libros.php?tema=1&doc=57&cap=85 2/6
10/6/2019 ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::

Principio que precedería, como pórtico luminoso, a la elaboración de los


fundamentos del derecho internacional, esto es, la afirmación de la libertad e
igualdad de todas las naciones, obra de Fray Francisco de Vitoria, y de los
cimientos del derecho político moderno que pondría el P. Francisco Suárez con
su doctrina populista del origen del poder. Pensamos, por esto, que ninguno
mejor que este pueblo, que representaba acabadamente a la cultura greco-
romana-cristiana, con las limitaciones y flaquezas propias de toda empresa
humana, tuviese a cargo la misión de irradiarla en el vasto escenario americano.

Instituciones medievales hispánicas

Acercándonos ahora a nuestro tema, el institucional, diremos que este


pueblo, España, llamado a tales destinos, fue desarrollando en la etapa medieval
instituciones políticas y jurídicas de relevancia, que luego, en la letra y en el
espíritu, iría utilizando en el gobierno de América. Nos referimos a la monarquía,
el consejo real, las cortes, los municipios, los gremios.

La monarquía

Hacia el siglo X los distintos reinos españoles, como Castilla, Aragón,


Navarra, Cataluña, se hicieron hereditarios, y aunque esto fortificó el poder real,
no le dio el carácter de absoluto. El monarca la ejercía el poder mediante un
pacto tácito con el pueblo, pero ese mando se veía limitado por las leyes del
reino, los fueros, su propia conciencia cristiana, los derechos de sus súbditos, las
prerrogativas de las Cortes, los usos y costumbres, el derecho natural y de gentes.
En esta concepción ético-religiosa de la política, el rey ejerce su oficio enderezado
a servir la finalidad última de su quehacer como estadista: el bien común. Si no lo
hacía así, ya el Fuero Juzgo había determinado que dejaba de ser rey para
convertirse en tirano, y debía habérselas con los nobles, las Cortes, la Iglesia. Más
adelante se llegaría incluso a justificar el tiranicidio.

El Consejo Real y las Cortes

Si bien el rey era legislador, jefe de la administración, suprema autoridad


militar y dispensador de la justicia en última instancia, además de tener que
adecuarse a derecho en su actividad política, estaba constreñido por
determinados organismos. No sólo por el Consejo Real, qué en la monarquía
castellana jugó a partir del siglo XIV el papel de cuerpo consejero, forjador de la
legislación que el rey sancionaba y tribunal judicial, sino por las Cortes, que
aparecieron en Castilla hacia el siglo XIII. Presididas por el rey, estaban
integradas por representantes del clero, de la nobleza y de la población de las
ciudades. Los del pueblo eran elegidos por sorteo dentro del sector selecto de la
ciudad.

Sobre las prerrogativas de esta asamblea, verdadera simiente de los


parlamentos actuales, puede afirmarse que el rey debía convocarlas cuando así lo
exigía un interés grave o fundamental: acordar impuestos extraordinarios,
prestar asentimiento a la declaración de guerra o a la concertación de la paz,
tomar juramento al rey, al asumir el poder, de su compromiso de respetar leyes y
fueros vigentes, adoptar disposiciones en caso de vacancia del trono, peticionar al
monarca el mejoramiento de la justicia o de la administración.

Municipios y fueros

El lento avance de los reinos sobre territorios en poder de los árabes,


planteó la necesidad de repoblar esas zonas liberadas. Para ello los monarcas
concedieron, a partir del siglo X, privilegios y franquicias a las ciudades ubicadas
argentinahistorica.com.ar/imprimir_libros.php?tema=1&doc=57&cap=85 3/6
10/6/2019 ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::

en el área fronteriza, en documentos conocidos como cartas pueblas o fueros.


Además de contribuir a debilitar el feudalismo y a fortificar el poder real, pues
muchos habitantes de las zonas rurales, adscriptos a la tierra, se liberaban en
virtud de los privilegios torales pasando a vivir en la ciudad, con lo que crecía su
adhesión al rey, dichos privilegios coadyuvaron a robustecer la institución
municipal denominada Concejo o Cabildo. Merced a los fueros, las ciudades, a
través de sus cabildos, se comprometían a auxiliar militar y financieramente al
rey, y éste se obligaba a amparar al municipio y preservar su autonomía.

En la segunda mitad del siglo XII, ya muchas ciudades castellanas tenían


prerrogativas de administración y justicia propias, desempeñadas por
funcionarios elegidos anualmente por todos los vecinos, con exclusión de los
nobles, clérigos, solteros no afincados y extranjeros. Tales eran el judex, los
alcaldes y los jurados o regidores. El judex, autoridad de primera jerarquía,
poseía facultades políticas, militares y judiciales. Los alcaldes acompañaban al
anterior en la tarea de dispensar justicia, y los regido-res desempeñaban tareas
administrativas variadas, militares, económicas (abasto, control de precios y
medidas), policiales, de obras públicas, culturales. Estos funcionarios sesionaban
en conjunto como concejo o cabildo cerrado, reservándose el nombre de cabildo
abierto a la reunión de todos los vecinos para las labores electivas ya apuntadas o
en función del tratamiento de temas de trascendencia como la defensa común,
medidas a tomar frente a una intensa sequía, etc.

El municipio español floreció en el siglo XIII, en el que gozó de gran


autonomía, y a través de las uniones o hermandades entre dos o más concejos, la
facultad jurídica de darse su propia organización, la prerrogativa de nombrar
diputados que lo representaban en las Cortes y la posibilidad de tener milicias
propias, y se constituyó en un centro de poder en esa particular sociedad
española del medioevo. Decaería la institución municipal en los siglos siguientes
con el incremento de la potestad real, tributando a la necesidad de consolidar la
unidad política. No obstante, ya veremos como el espíritu de la institución
capitular autónoma que madura en el siglo XIII, incidió en la contextura y la
acción del cabildo americano.

Los gremios

Es una típica creación medieval, siendo el municipio su cuna y protector, y


sus fines no fueron solamente los específicos de defensa de los intereses
económicos de los trabajadores, sino que también poseían objetivos de asistencia
social y culto religioso. Tenían sede propia, símbolos que lo caracterizaban, caja
común y santo patrono protector. Maestros, oficiales y aprendices, eran la escala
jerárquica dentro del gremio. Para arribar a la primera categoría de maestro, los
oficiales debían rendir una prueba de suficiencia. Los alcaldes, verdaderos
inspectores nombrados por los gremios, controlaban la calidad de la producción
y ejercían la defensa de los gremios en los juicios en que ellos fueran parte.

El gobierno de la institución era ejercido por un cabildo o junta, pero las


decisiones trascendentes eran tomadas por todos los agremiados reunidos en
asamblea.

Entre las funciones de los organismos gremiales, además de las ya


especificadas, estaban el establecimiento de los días festivos en que no se
trabajaba, fijar técnicas detalladas de producción, vigilar la formación de los
aprendices y regular las retribuciones que debían dar a sus maestros, controlar
los precios de los productos que producían los agremiados, contribuir a la
fijación de los justos precios de las cosas, que era atribución del municipio,
regular los salarios que los maestros debían abonar a los oficiales.

argentinahistorica.com.ar/imprimir_libros.php?tema=1&doc=57&cap=85 4/6
10/6/2019 ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::

La conquista de América

Con el objeto de captar debidamente las verdaderas alternativas del


encuentro entre dos mundos –el español y el de las culturas aborígenes
precolombinas– dado que eso fue en último término la conquista de América,
como observación preliminar puede calcularse en forma aproximada que ambas
realidades se hallaban a una distancia de alrededor de tres mil quinientos a
cuatro mil años. En efecto, las culturas autóctonas inferiores no habían salido del
neolítico, y las superiores habían ingresado en la edad de los metales aunque
desconocían el hierro, pues las más avanzadas transitaban la etapa del cobre. Por
tanto, las culturas aborígenes que encontraron los españoles estaban en un grado
de evolución que los europeos habían transitado entre los tres mil y los dos mil
años antes de Cristo.

Naturalmente, surge el interrogante de si las culturas indígenas, sin el


auxilio íbero, hubiesen arribado al escalón cultural en el que el viejo continente
estaba en el siglo XV. José Vasconcellos entiende que la barbarie de las
instituciones sociales y religiosas aborígenes no llevaba a ningún progreso, y que
aun conquistando formas técnicas y políticas muy evolucionadas, los frutos de
ese avance jamás hubiesen llegado a los producidos por la cultura asiático-
europea 2. Ballesteros acepta este criterio pues razona que ni aun los pueblos
aborígenes más desarrollados perdieron contacto con mitos y leyendas
primitivos, que todavía hoy es posible encontrar entre los indígenas inferiores de
las «reservas» norteamericanas, o de las selvas sudamericanas. El orden moral y
religioso aborigen, era lo suficientemente elemental y limitado como para no
permitir una mudanza positiva de esas comunidades; les faltaba un credo
liberador, que les dispensara un «sustratum» verdaderamente moral que sirviera
de palanca para impulsar progresos en otras áreas culturales 3. Morales Padrón
ha escrito que «era, en general, un mundo pobremente tecnificado, abrumado
por el fatalismo cosmogónico de sus creencias» 4. De ese fatalismo, tan
pernicioso para cualquier intento de superación, sería sacada la realidad
precolombina por el credo liberador por excelencia, incorporando a América a la
Cultura egregia, a la Historia, a la lucha que el hombre debe librar para
dominarse a sí mismo y a la naturaleza.

La transculturación estuvo plagada de tropiezos vinculados con la propia


flaqueza moral del conquistador, común a todo el género humano, aunque bueno
es decirlo, en el caso de España y los españoles, esas defecciones estuvieron
matizadas con abundantes muestras de heroísmo y de grandeza. Pero la propia
situación cultural del indio, tópico sobre el que volveremos más adelante, planteó
dilemas muy difíciles de resolver, aunque las civilizaciones aborígenes hayan
hecho aportes muy positivos.

No podemos dejar de mencionar –hablando de la conquista de América– a


la «leyenda negra», de origen protestante, luego difundida por cierto liberalismo,
que intentó minar en la conciencia mundial la buena fama del catolicismo, con
una retahíla de imposturas de procedencia holandesa, británica y francesa,
dirigida a menoscabar el poderío y la influencia españolas tan notables en el siglo
XVI y en parte del siglo siguiente.

La leyenda ha sido resucitada por el pensamiento marxista, en su intento de


crear gérmenes de rebelión contra la cultura iberoamericana, de raíz fuertemente
espiritual, que se propone sustituir por otra de signo ateo y materialista. Ante
esta infamia calumniosa, no se pretenden ocultar procederes injustos, abusos y
crueldades cometidos por algunos personajes de la conquista, propios de toda
empresa humana –de antes y de ahora– como lo ejemplifican hechos y actitudes
actuales, que paradójicamente, tienen por escenario países donde el marxismo
hace sus experiencias totalitarias. En la conquista de América hubo aciertos y
hubo errores, aunque debe decirse que los primeros, por su profusión, le
permitieron a América española salvar varios milenios de atraso en tres
argentinahistorica.com.ar/imprimir_libros.php?tema=1&doc=57&cap=85 5/6
10/6/2019 ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::

centurias. No fue obra ni de ángeles, ni de demonios, fue gesta de hombres.


Algunos habrán buscado exclusivamente riquezas, gloria y poder, aun usando
medios nada recomendables. Pero lo que es innegable es que fueron legión los
que en pos de un ideal humano y religioso, vinieron a tratar de elevar unas
circunstancias aborígenes personales y sociales bien negras.

El esfuerzo español surge considerablemente ennoblecido en relación con


los procederes y propósitos de otras potencias que solamente fueron
colonizadoras. Inglaterra, verbigracia, se estableció en la costa atlántica
aprovechando la huida de grupos religiosos que escapaban a la persecución, y se
desinteresó de todo empeño misional o cultural respecto de las colectividades
autóctonas a las que no se permitió alternar con los blancos, salvo rarísimas
excepciones. Cualquier hostilidad aborigen fue contestada mediante
contundentes represalias a muerte. El esfuerzo poblador no intentó penetrar el
continente, pues la posesión de la costa bastaba y sobraba para cumplir los fines
poblacionales, económico-comerciales que se buscaban. No hubo, sino ínfimo
mestizaje, pues al indio lo consideraban un ser inferior desde todo punto de vista,
incluso con la salvación de su alma comprometida de acuerdo a la doctrina de la
predestinación. Los holandeses no buscaron sino lucrar, y su afán poblador y
misionero fueron nulos, destacándose, eso sí, conjuntamente con los británicos,
por sus incursiones bucaneras.

Sólo los países católicos, como Portugal y España, y Francia en Canadá,


aunque no con el énfasis ibérico, se abocaron a la tarea de transculturación que
su fe le imperaba. España no se establece en la costa solamente, se interna, no se
queda en Méjico y Perú sino que se establece en los parajes más lejanos;
conmueve verlo a Pedro Sarmiento de Gamboa fundar dos poblaciones a la vera
del Estrecho de Magallanes, a fines del siglo XVI, cuyos pobladores casi en su
totalidad murieron de hambre y de frío. España puebla, civiliza, transmite
cultura, mezcla la sangre de sus hijos con la de las razas autóctonas, y admitida la
racionalidad del indio, su conciencia la impele a convertirlo, para lo cual ofrenda
todo, incluso la vida. Libera pueblos, pues a la llegada de los españoles, vastos
sectores de la población aborigen gimen bajo el yugo de imperios despóticos o
ante el hostigamiento implacable de tribus feroces; para carios, tlascaltecas,
siboneyes, toltecas, aymaraes, yuncas, quitos, etc., la irrupción de España en
América significó su pacificación y liberación.

España educa, siembra universidades por doquier, difunde la ciencia,


produce maravillas del arte arquitectónico, pictórico y escultórico, suscita
expresiones literarias de primer nivel, engendra una poesía popular de sabio
contenido, trae a América la imprenta, el periodismo, el libro, el teatro, esparce
bibliotecas valiosísimas, disemina hospitales a diestra y siniestra, y leprosarios,
casas de huérfanos, casas para mujeres abandonadas, asilos de mendigos,
maternidades, montes de piedad, boticas, posadas de caminantes; promueve un
tono alegre de la vida, y colma el panorama hispanoamericano con hombres y
mujeres de vida ejemplar, que fueron los verdaderos fundadores de nuestra
cultura.

argentinahistorica.com.ar/imprimir_libros.php?tema=1&doc=57&cap=85 6/6

También podría gustarte