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Los habitantes de Cerilia sufrían de soledad extrema que los obligaba a ponerse de puntillas para aliviar el peso de sus propios cuerpos, acercándolos a la muerte, mientras carcajadas secas resonaban en el aire caluroso del verano. Morían solos sin compañía.
Los habitantes de Cerilia sufrían de soledad extrema que los obligaba a ponerse de puntillas para aliviar el peso de sus propios cuerpos, acercándolos a la muerte, mientras carcajadas secas resonaban en el aire caluroso del verano. Morían solos sin compañía.
Los habitantes de Cerilia sufrían de soledad extrema que los obligaba a ponerse de puntillas para aliviar el peso de sus propios cuerpos, acercándolos a la muerte, mientras carcajadas secas resonaban en el aire caluroso del verano. Morían solos sin compañía.
La soledad obligaba a los habitantes de Cerilia a ponerse de puntillas. Se oía el crujir de
los dedos meñ iques, que no aguantaban má s. El peso del propio cuerpo obligaba a los cerilenses a acercarse algo má s a la muerte. Carcajadas secas humedecían el aire roto y veraniego.