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Elisabeth Horowitz
Fabricar imágenes
Observando la naturaleza los nativos comprobaron la eficacia de un segundo principio: un
objeto y su imagen tienen el mismo valor. Es por eso que hombres y mujeres fabrican con sus
manos numerosas imágenes (con arcilla, en la arena, o aun en la tierra) con el fin de obtener lo
que necesitan. ¿Tienen pensado ir a la selva? Ellos dibujan en el suelo los alimentos que desean
recoger allí.
Miniaturizar, agrandar
Los naturales descubrieron que si las imágenes tienen la capacidad de atraer lo que representan, su
influencia puede aumentarse trabajándolas más finamente. Miniaturizándolas, agrandándolas,
incluso multiplicándolas, se abren nuevas posibilidades.
Escrutar la realidad
Las tribus primitivas conocen detalladamente todas las especies vivientes, terrestres y marinas,
así como los cambios más sutiles de fenómenos naturales como los vientos, la luz, los colores del
tiempo, las arrugas de las olas, los cambios del oleaje, y las corrientes acuáticas y aéreas 1.
Esas tribus con mayor profundidad y atención todas las señales que emite su entorno.
1
Claude Lévi-Strauss, La pensée sauvage, Plon, Paris, 1962.
Interpretar las señales
Decir o callar
Un estado de ánimo (felicidad, tristeza, nerviosismo) produce un estado similar en las personas
cercanas y hasta en los fenómenos materiales. Incluso el uso de las palabras no es indiferente: el
solo hecho de pronunciarlas, así como dibujar una imagen o hacer un gesto, puede modificar el
curso de los acontecimientos. Las palabras no se consideran un simple medio de expresión, sino
un medio de influir en la naturaleza, tanto como los gritos y la música. Lo que las palabras
significan ya se ha cumplido por el sólo hecho de pronunciarlas. Aun hoy día, en ciertas zonas
rurales se teme nombrar al lobo por miedo de hacerlo venir…
¿Pero, es este pensamiento salvaje tan ajeno al nuestro? Ciertamente no, si pensamos en la
sinopsis de numerosos largos metrajes que ilustran esa idea (por ejemplo, un soldado está a
punto de morir mientras en el mismo momento, a miles de kilómetros, su esposa encuentra a
otro hombre; una mujer tiene problemas profesionales pero ignora que en ese mismo momento
uno de sus parientes sufre un problema de salud, etc.). Para el pensamiento salvaje todo está
conectado, todo es interdependiente.
Conservar el maná
¿Sabía usted que en Estados Unidos los bomberos conservan sus pertenencias y no lavan sus
trajes de trabajo–trajes no solamente impregnados de su sudor, sino también de hollín y cenizas–
durante toda una estación 2? Si los lavan, la experiencia adquirida combatiendo las llamas tiene
grandes probabilidades de desaparecer también… El maná los abandonaría.
El fetiche bello
La palabra fetiche proviene del portugués de la alta Edad Media feitiço,y originalmente significaba
cosa fabricada. Utilizada por los mercantes del siglo XVI bajo la forma de fetisso para designar los
encantamientos y los amuletos africanos, se transformó en el discurso colonial al francés en fetiche
o al inglés en fetish, y luego en la literatura etnográfica después de la publicación por Charles de
Brosses en 1760 de su libro Du culte des dieux fétiches.
La ley de la atracción
Para el pensamiento salvaje los elementos que estuvieron en contacto durante un tiempo
(aunque fuese breve), conservan una relación después de haber sido separados. Es más: la simple
cercanía (real o supuesta) de dos objetos, puede producir una transmisión de sus cualidades.
Los nativos saben muy bien que la carne o el pescado frescos se estropean rápidamente si se les
coloca cerca de carne en proceso de descomposición; que una masa se inflará si se le mezcla
levadura o masa ya fermentada; y que la piel fresca de alce recién ahumada transmitirá su color
a otra piel más pálida si aquella se aplica sobre ésta durante varias horas. ¿Por qué entonces
resulta sorprendente que concluyan que cualquier cualidad es susceptible de transmitirse?
2
Matthew Desmond, On the Fireline, Chicago, University of Chicago Press, 2007.
3
John Lubbock, The Origin of Civilisation, 1870.
Máscaras, ornamentos, tatuajes
Antes de entrar en contacto con los blancos, la gran mayoría de los naturales no usaba
vestidos. Pero nada indica que no hayan usado usaban ornamentos: plumas de pájaros, perlas,
joyas de metal, tatuajes y pinturas. Sin embargo, sabemos que esos ornamentos no servían
principal y exclusivamente de adorno; tenían un carácter místico.
Incorporar
Según el psicólogo Carl Gustav Jung 4, el primer instinto no es sexual sino oral (comer), y la forma
más profunda de incorporar la esencia de algo, es ingerirlo. Cuando le decimos en broma a una
persona que manifiesta un entusiasmo particular, « ¡Comiste león esta mañana!», por supuesto
que es un decir, pero también una forma de pensar que corresponde al pensamiento salvaje. Al
absorber algo, estamos absorbiendo igualmente las características físicas e inmateriales del
objeto que absorbemos. La publicidad funciona normalmente con esos mecanismos: una naranja
de Andalucía nos produce, la sensación de gozar del bello sol mediterráneo…
Purificarse
Los naturales asimilan naturalmente fuerza con pureza. En ese pensamiento está el origen de
prácticas tales como las mortificaciones, los ayunos y las abstinencias de todo tipo que han sido
observadas tan a menudo en las sociedades indígenas. Antes de celebrar una ceremonia
importante, de dirigirse a los poderes invisibles para, presentarles una petición, de emprender
una expedición (de cacería o de pesca) de los cuales puede depender la salvación del grupo, se
considera indispensable realizar unas purificaciones.
Iniciaciones
¿Por qué todas las tribus primitivas recurren a las iniciaciones? Para acceder a otros niveles de
conciencia. Sin lugar a dudas, un motivo secundario de esas prácticas puede ser cerciorarse del
coraje y de la resistencia de los novicios, poner a prueba su virilidad, comprobando así si son
capaces de soportar el dolor y de conservar un secreto. Pero se trata sobre todo de establecer una
colaboración entre ellos y las realidades místicas.
4
Jung, Carl Gustav, entrevista en la BBC.