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Puerperio fisiológico
Se entiende por puerperio al periodo que sigue a la expulsión del producto de
la concepción, en el cual los cambios anatomo-fisiológicos propios del
embarazo se revierten al estado pregestacional. Su duración aproximada es de
6 semanas o 42 días. Cronológicamente se divide en:
· Puerperio inmediato: primeras 24 horas postparto.
· Puerperio clínico: periodo que abarca del segundo al séptimo día.
· Puerperio tardío: periodo que incluye del día 8 al 42.
Cambios anatomo-fisiológicos
Tras el parto, a través de las diferentes fases, se desarrollan simultáneamente
multitud de cambios fisiológicos en la mujer con dos finalidades principales:
retornar gradualmente al estado pregravídico y establecer la lactancia.
· Cambios locales: útero, ovarios y mamas.
· Cambios generales: peso y signos vitales, como temperatura, pulso,
respiración, etc.
Cambios locales
Útero
Involución uterina
Inmediatamente después de la expulsión de la placenta, el fondo del útero se
contrae rápidamente como mecanismo hemostático para comprimir los vasos
miometriales y se sitúa a nivel de la cicatriz umbilical. En esencia, consiste en
el miometrio cubierto de serosa y revestido de decidua basal. Las paredes
anterior y posterior, que son adyacentes y se encuentran en contacto, miden
entre 4 y 5 cm de espesor cada una. Durante el puerperio inmediato, el útero
pesa alrededor de 1000 g. Durante el puerperio se inicia un proceso en verdad
notorio de fuerzas de destrucción o desestructuración. Dos días después del
parto, el útero empieza a involucionar y para la primera semana pesa casi 500
g. A las dos semanas pesa alrededor del 300 g y ha descendido hacia la pelvis
verdadera. Casi 4 semanas después del parto recupera su tamaño
pregestacional de 100 g o menos.
Entuertos
En la primípara, el útero tiende a mantenerse en contracción tónica después
del parto. Sin embargo, en la multípara suele contraerse de manera vigorosa a
determinados intervalos, lo cual da lugar a los entuertos, que son similares pero
casi siempre más leves que los consecutivos a las contracciones del trabajo de
parto. Estos dolores son más intensos conforme aumenta la paridad y se
intensifican cuando el recién nacido succiona el seno materno. Por lo general
disminuyen y pierden intensidad hacia el tercer día.
Cuello uterino y segmento uterino inferior
Durante el trabajo de parto, el borde externo del cuello uterino, que
corresponde al orificio externo, se lacera, casi siempre en sus caras laterales.
El orificio del cuello uterino se contrae lentamente y durante varios días
después del parto es permeable a dos dedos, lo que ayuda a la evacuación de
los loquios. Hacia el final de la primera semana el orificio se cierra, el cuello
uterino aumenta de espesor y se forma de nueva cuenta el canal endocervical.
El orificio externo del cuello no recupera en su totalidad el aspecto que tenía
antes del embarazo. El segmento uterino inferior adelgazado se contrae y
retrae, pero no con tanta fuerza como el cuerpo uterino. Durante algunas
semanas, el segmento uterino inferior se transforma, de una subestructura
definida de dimensiones suficientes para permitir el paso de la cabeza fetal a
un istmo uterino casi imperceptible situado entre el cuerpo y el orificio interno
del cuello uterino.
Loquios
Son las secreciones vaginales originadas por el desprendimiento del tejido
decidual, constan de eritrocitos, decidua desprendida, células epiteliales y
bacterias. Los primeros días después del parto son teñidos de rojo por la
sangre y se conocen como lochia rubra. Después de 3 o 4 días los loquios
palidecen (lochia serosa) y después del décimo día, por una mezcla de
leucocitos y reducción de líquidos adquieren una coloración blancuzca o
amarillenta. Los loquios persisten entre 4-6 semanas después del parto.
Regeneración endometrial
Durante los primeros dos o tres días después del parto, la decidua restante
forma dos capas. La capa superficial se necrosa y se desprende en forma de
loquios y otra capa profunda a partir de la cual se produce la regeneración, la
cual es rápida, con excepción del sitio de la inserción placentaria.
Vagina
Al principio del puerperio, la vagina y el orificio vaginal forman un conducto
amplio con paredes uniformes que decrece en tamaño de forma gradual, rara
vez alcanza las dimensiones de las nulíparas. Las arrugas reaparecen hacia la
tercera semana, pero no son tan notorias como antes. El himen está
representado por varias y pequeñas proyecciones de tejido que cicatrizan para
formar las carúnculas mirtiformes. El epitelio vaginal empieza a proliferar entre
las 4-6 semanas, por lo general junto con el reinicio de la producción de
estrógenos ováricos.
Vías urinarias
El traumatismo vesical se vincula de manera más estrecha con la duración del
trabajo de parto y hasta cierto grado, es un acompañante normal del parto
vaginal. En el puerperio, la vejiga tiene una mayor capacidad y una
insensibilidad relativa a la presión en su interior. Por ello son frecuentes la
sobredistensión, el vaciamiento incompleto y el exceso de orina residual. Los
uréteres y las pelvis renales dilatadas se restablecen en un lapso de 2 a 8
semanas después del parto. Por lo tanto, las infecciones urinarias durante esta
etapa constituyen una inquietud de consideración, puesto que la orina residual
y la bacteriuria en una vejiga traumatizada, combinadas con la dilatación de las
pelvis renales y los uréteres, conducen a la infección.
Incontinencia
La incontinencia urinaria es rara en los primeros días posparto. No obstante, se
ha observado una atención creciente en la posible aparición de incontinencia
urinaria después del embarazo.
Pared abdominal
Los ligamentos ancho y redondo tardan tiempo en recuperarse de la distensión
y la relajación que ocurre durante el embarazo, esta sobredistensión da lugar
frecuentemente a desgarros musculares, hematomas perineales y diástasis de
rectos. Deben transcurrir varias semanas para que estas estructuras se
normalicen. Con excepción de algunas estrías, la pared abdominal vuelve al
aspecto que tenía antes del embarazo.
Cambios generales
Temperatura: no debe sobrepasar los 38ºC en ausencia de infección, si bien
existen 4 formas de elevación térmica inferior a 38ºC y pulso normal: 1)
escalofrío fisiológico, que aparece en las dos horas siguientes al parto; 2) aguja
febril hacia las 24 horas después del parto; 3) subida de leche, hacia el tercer
día, y 4) constipación puerperal, que dilata la ampolla rectal y favorece la
retención de los loquios, los cuales pueden provocar microembolias hacia el
torrente circulatorio.
Peso: Se pierde peso en forma brusca después del parto, debido a la expulsión
del producto y sus anexos. A los 5 a 6 kg perdidos tras el parto, se suma la
pérdida de otros 2 a 3 kg durante el puerperio por la eliminación urinaria del
líquido procedente del espacio extracelular acumulado durante el embarazo.
Cambios hemodinámicos: Existe tendencia a la bradicardia (60-70 ppm) y
disminuye progresivamente el gasto cardiaco. La tensión arterial debe
mantenerse en cifras normales.
Cambios hematológicos: Las pérdidas sanguíneas del parto y la reabsorción de
líquidos intersticiales ocasionan una anemia por dilución en los primeros días
postparto. La cifra media de hemoglobina es de 12 g/dL y la del hematocrito del
35%. El percentil 5 se sitúa en 10 g/dL y 29% respectivamente. Estos niveles
son, por lo general, bien tolerados por las puérperas. Tras el estrés del parto,
se produce una leucocitosis de hasta 20- 25.000 leucocitos/mL sin neutrofilia,
que se normaliza a la semana. Debido a los procesos hemostáticos
desencadenados durante el parto, desciende el recuento plaquetario y se
activan los sistemas fibrinolíticos, pero se reestablecen en poco tiempo los
principales factores de la coagulación. Hay tendencia a la hipercoagulabilidad,
con aumento de los tiempos de coagulación y de los productos de degradación
del fibrinógeno.
Sistema respiratorio: Se reestablece la respiración abdomino- costal y
desaparece la tendencia a la alcalosis respiratoria.
Sistema endocrino: Los niveles de estrógenos, progesterona, FSH y LH
disminuyen tras el parto. Con el destete, se reestablece la función ovárica y la
ovulación puede aparecer entre 1 y 3 meses después. Se produce una
regresión del estado anabólico, aunque en los primeros días puede persistir
todavía cierta tolerancia aumentada a la glucosa. El colesterol, los triglicéridos
y las proteínas disminuyen rápidamente hasta alcanzar valores normales.
Piel y mucosas: Las estrías cutáneas adquieren tonalidad nacarada. Las
petequias faciales y subconjuntivales por los esfuerzos del parto desaparecen
en pocos días. Las zonas de hiperpigmentación (areolas, línea alba, cloasma
gravídico) palidecen lentamente.
Evolución clínica del puerperio
El cuadro clínico varia en la paciente según el puerperio inmediato, mediato o
tardío.
Durante el puerperio inmediato la paciente se encuentra agotada físicamente;
además padece:
· Escalofríos
· Somnolencia
· Febrícula
· Bradicardia
· Loquios abundantes de aspecto hemático
· Coágulos sanguíneos (en ocasiones)
· Altura del fondo uterino: unos 4 cm debajo de la cicatriz umbilical.
· Útero muy contraído
Durante el puerperio clínico la paciente se encuentra ya recuperada. A la
exploración se encuentra:
· Temperatura y pulso normales
· Loquios serohemáticos
· Fondo uterino progresivamente más bajo
· Entuertos
· Puede existir depresión posparto en quienes han tenido conflictos
psicoemocionales durante el embarazo.
En el puerperio tardío los datos clínicos son:
· Útero de tamaño normal que ocupa la cavidad pélvica.
· Loquios muy escasos y serosos.
Reposo:
• Las primeras horas del postoperatorio la puérpera estará en la sala de
recuperación. Luego de un período de observación, (2-4 horas
aproximadamente) en el que se comprueba la estabilidad hemodinámica, la
adecuada retracción uterina y el buen estado general de la mujer.
• En sala el reposo absoluto será por 8-12 horas, según condiciones de la
puérpera.
• Luego el reposo será relativo, favoreciendo la deambulación supervisada.
Realimentación:
• La realimentación de las usuarias deberá ser progresiva.
• La usuaria permanecerá en régimen cero por aproximadamente 6- 8
horas, período en el cual se le administrarán los sueros indicados.
• Régimen hídrico por 12 horas.
• Régimen liquido amplio por 24 horas. Luego continuar con régimen liviano
dependiendo de la tolerancia.
Fleboclisis:
• Según indicación de anestesista y Gineco-obstetra.
Analgesia:
• La analgesia será endovenosa durante las primeras 12 horas, según
indicación médica.
• Luego de suspendido el aporte de sueros, la analgesia será por horario y
vía oral, dependiendo de la disponibilidad de fármacos de cada servicio e
indicación médica.
Manejo de la herida operatoria (ver capítulo de manejo de infección del sitio
quirúrgico)
• La herida operatoria permanecerá impermeable transcurridas 24 horas
desde la cirugía, luego se retira el apósito.
• Ducha supervisada según indicación matrón(a) y/o médico.
• Si el apósito está húmedo con secreción serohemática o durante la
exploración habitual de una herida operatoria se detecta un seroma, se
realizará cambio de apósito y curación plana según necesidad.
• Heridas operatorias que se diagnostiquen como infectadas, deberán ser
tratadas según normativa Infecciones asociadas atención de salud (IAAS)
(ver capítulo manejo de IHO en el puerperio).
Pesquisa de anemia.
• En la cesárea la pérdida de sangre suele ser mayor a la de un parto de
término vértice espon táneo (PTVE), por lo tanto en estas mujeres se
deberán buscar los signos y síntomas de anemia, los cuales se tratarán
según norma. (ver capítulo de anemia).
Etapas de la involución uterina
Se considera que este proceso que nos ocupa se divide en cuatro fases
claramente delimitadas:
Inmediata
Es el tiempo comprendido entre el parto y las 24 horas siguientes al
mismo. En este momento, el útero sigue dilatado.
Mediata
Desde el segundo hasta el décimo día posterior al alumbramiento.
Se considera que el útero va disminuyendo dos centímetros por
jornada.
Alejada
Puede alcanzar hasta el día 45-50 posterior al nacimiento del bebé.
Tardía
Se puede extender hasta los seis meses siguientes al parto. El útero
ya está recuperado.
Además de todo lo expuesto, hay que tener en consideración que ese dolor
abdominal dependerá de cada mujer. Así, se viene a indicar que las que no son
primerizas, las que ya cuentan con dos o más hijos, pueden tenerlo de forma
muy fuerte. En ese caso, de manera indiscutible, lo que tendrán que hacer es
acudir a su ginecólogo para que pueda indicarles qué medicamento pueden
tomar o que medidas llevar a cabo para sobrellevarlo mejor.
Si, puedes. Cuando te apetezca. Hay consideraciones a tener en cuenta como el caso de la
intenso, ya lo sabéis.
Bueno…que entre agua en la vagina tras el parto es complicado, pero vale, digamos que no
imposible. Que entre agua en el útero sin que utilicemos una fuente con presión, permitidme
ponerlo en duda. Parece una recomendación “lógica”, hasta que buscas. Hace 1 año, empecé a
buscar evidencia y la explicación científica a la recomendación. Encontré solo fuentes de lógica
popular. No encontré nada serio y contundente escrito sobre ese riesgo de infección. No hay
estudios sobre infecciones y baños en el postparto. Si tenéis alguno, por favor pasádmelo. Y
cuando busqué información sobre involución uterina e involución del cérvix, me costó
muchísimo encontrar fuentes más o menos fiables de este proceso. Apenas hay nada escrito.
Michele Garey Photography
También concluí, que en España ( y según qué fuente, algunos otros países) se da esta
recomendación de manera casi universal, mientras que en lugares como Reino Unido, a la
mujer se le prepara un baño en la misma casa de partos para sumergirse con su bebé tras el
parto. Ni se plantean que el baño pueda estar contraindicado en un postparto normal. No se
menciona el riesgo de infección por inmersión en ninguna guía.
Nada más nacer el bebé, normalmente el útero se encuentra a la palpación, por debajo del
ombligo. Un rato después suele subir y permanecer a la altura del ombligo, bien contraído. Es
palpable con la mano. El sangrado puede ser escaso o moderado. Va por pulsos. El útero se
sigue contrayendo para cerrar el lecho donde se insertaba la placenta. Son los entuertos. Ya
sabéis que es de vasos sanguíneos de la madre de los que se nutría la placenta. Cuando ésta se
desprende, gracias a la contracción del útero y las ligaduras vivientes de Pinard (fibras
musculares del útero en diagonal que se entrecruzan), se “cierran” estos vasos
(mecanismo principal de control de la hemorragia postparto) y comienza su trombosis
(mecanismo secundario de control de la hemorragia postparto).
Piel con piel se genera oxitocina. La lactancia materna, genera grandes picos de oxitocina. La
oxitocina sigue contrayendo el útero postparto. Vaciar la vejiga también es importante para
permitir la contracción uterina. Una vejiga llena produce un útero palpable por encima del
ombligo, generalmente desviado a la derecha.
Desviación a la derecha del útero
con vejiga llena
A la semana postparto, el útero suele palparse aún, justo por encima de la sínfisis del pubis. A
los 10-12 días postparto, el útero se ha vuelto intrapélvico (en postpartos no complicados) y ya
no es posible palparlo desde fuera.
Que se vuelva intrapélvico antes o después suele estar relacionado con la paridad de la mujer,
embarazo múltiple, sobredistensión, cesárea, y lactancia materna. Sí se ha comprobado, que
en las mujeres que dan de mamar, el útero decrece más rápido.
Tras el parto, el cérvix permanece abierto y blando con el equivalente a una dilatación de 2-3
cm los 2-3 primeros días postparto. A la semana, tiene una apertura de menos de 1 cm, algo
similar al estado de menstruación. Cuando menstruamos u ovulamos, el cérvix también se
abre ligeramente a esa punta de dedo.
Williams Obstetricia