P.I. Diciembre de 2016 Por C. Andrew Keisner, consultor, Julio Raffo y Sacha Wunsch- Vincent, División de Economía y Estadística, OMPI. *Este artículo se basa en el Informe Mundial sobre la Propiedad Intelectual en 2015: La innovación revolucionaria y el crecimiento económico La robótica y la inteligencia artificial (IA) cuentan con un enorme potencial para transformar muchos aspectos de nuestra vida. Recientes ensayos con robots humanoides en supermercados, escuelas, hospitales y residencias de ancianos en Europa, Estados Unidos y Japón, así lo demuestran. Películas de Hollywood como Ex Machina y Her también han logrado captar la atención del público, planteando cuestiones relacionadas con la potencial superioridad de los robots y de la IA. Sin embargo, ¿cómo se está produciendo la innovación en robótica y cuál es el papel de la propiedad intelectual (P.I.) en dicho proceso? La robótica, el ámbito de la tecnología que impulsa el desarrollo de robots, ha estado presente desde hace décadas en la construcción, así como en fábricas de automóviles, escuelas, hospitales y viviendas privadas. Sin embargo, últimamente, nuevos ámbitos de investigación como la IA y la tecnología de sensores se han unido a la robótica para crear robots autónomos avanzados, con un abanico mucho más amplio de posibles aplicaciones. Pepper (arriba), desarrollado por SoftBank Robotics, vio la luz en 2014 y es capaz de interpretar emociones humanas. No se trata de un robot funcional sino que su objetivo es “hacer feliz a la gente” y mejorar sus vidas (Foto: cortesía de SoftBank Robotics). ¿Qué es exactamente un robot? En términos generales, un robot posee la capacidad de interpretar su entorno y adecuar sus acciones a la consecución de un objetivo. Los primeros robots de la era moderna fueron inventados para acelerar los procesos de fabricación industrial mediante la automatización programada. No obstante, a día de hoy los robots se han convertido en sistemas completam