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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


VICEMINISTERIO DE EDUCACION PARA LA DEFENSA
UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA DE VENEZUELA
INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS DE SEGURIDAD DE LA NACIÓN
“GRAN MARISCAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE”
MAESTRÍA EN SEGURIDAD DE LA NACIÓN
COHORTE 2020-2022

GLOSARIO DE TÉRMINOS

Cnel. Yoe Ramón Díaz Peralta


C.I.: 11.353.606

Caracas, octubre de 2020


GLOSARIO DE TÉRMINOS

A continuación se presentan una serie de vocablos que fortalecen el


proceso de gestión de conocimientos en la unidad curricular Estudios de
Conflictos, considerando que la Maestría en Seguridad de la Nación nos
brinda una gama de términos que califican en su aplicación como aspecto
integrante del Estado para el resguardo del pueblo. A continuación los
términos considere necesarios considerar:
Acuerdo
Cuando hablamos de un acuerdo, nos referimos a la decisión tomada
por las distintas partes en conflicto de buscar unas reglas y hacer uso de
ellas para regular sus actuaciones, e incluso, regular sus conflictos
(Vinyamata, 1999). Normalmente, los acuerdos son decisiones tomadas bajo
la presión y presencia de un conflicto que no presenta otra posible forma de
ser regulado. No obstante, en la mayoría de los casos los acuerdos no
finalizan los conflictos, sino simplemente los aplazan (Bush y Folger, 1996).
Este tipo de acuerdos no permite una plena satisfacción de las partes. La
transformación no puede tener como finalidad alcanzar un acuerdo que
satisfaga las necesidades de todos y todas, sino más bien transformar las
tensiones del conflicto, convirtiéndolo en una posible situación de aprendizaje
en el reconocimiento y el empoderamiento.
Evidentemente y desde una perspectiva filosófica, este sentido de
acuerdo es específico de la teoría de conflictos. En el marco de la Ética
Comunicativa que siempre supone la intervención de todos los afectados y
afectadas como una forma pacífica de transformación de conflictos. Para ello
se reconoce a los participantes como interlocutores válidos que tienen las
tres pretensiones de validez de verdad, veracidad y corrección (García
Marzá, 1992; Habermas, 1987).
Amenaza
La construcción de casas, herramientas y tecnología ha respondido,
desde una determinada perspectiva, a la necesidad del hombre de sobrevivir
ante las amenazas que la naturaleza le impone. De este tipo de amenazas,
contemporáneamente, se han ocupado las ciencias ambientales, las cuales,
han desarrollado en su repertorio teórico y conceptual el concepto de
amenaza. Así, en sentido amplio, el concepto de amenaza denota:
Un factor externo de riesgo, con respecto al sujeto o sistema expuesto
vulnerable, representado por la potencial ocurrencia de un suceso de origen
natural o generado por la actividad humana, con una magnitud dada, que
puede manifestarse en un sitio específico y con una duración determinada,
suficiente para producir efectos adversos en las personas, comunidades,
sistema productivo, infraestructura, bienes, servicios, ambientes y demás
dimensiones de la sociedad. (Chardon & González, 2002).
Entre estas se cuentan las amenazas cósmicas, geológicas,
meteorológicas, sísmicas, forestales, hídricas, biológicas, químicas y
bioquímicas. Involucran, en términos generales, todos los fenómenos
naturales propios de la dinámica y procesos del medio ambiente que en una
determinada configuración pueden manifestarse destructivos a respecto de
los seres humanos, las comunidades y la sociedad, en general.
Efectivamente la historia ha demostrado que una situación de esta
naturaleza puede poner en riesgo la calidad de vida de los habitantes de un
país y, a través de ello, generar situaciones que afecten a las instituciones
del Estado y a la propia democracia.
De otro lado, las ciencias humanas y sociales han observado cómo los
seres humanos han enfrentado amenazas provenientes de la dinámica
antropológica. Las sociedades y culturas han sido fuente de amenaza, al
mismo tiempo que una forma de defensa respecto de otras formaciones
culturales. Desde la pre-historia hasta la actualidad, el ser humano ha
desarrollado habilidades que le han permitido, por un lado, ser amenaza para
otros o defenderse de las amenazas que pueden significar otros seres
humanos, pertenecientes a una misma sociedad u otra diferente.
La guerra y todos sus desarrollos tácticos, estratégicos, técnicos y
tecnológicos, ha sido el resultado de la percepción de ser amenazados, de la
urgencia de defenderse, de la posibilidad o interés en movilizar la fuerza
militar de un Estado contra otro, así como de un grupo social contra otro,
para cumplir con objetivos e intereses políticos, económicos y culturales.
Esta parece ser una condición histórica de la humanidad, un trazo común
que viene acompañando del devenir del ser humano a lo largo de todo su
desarrollo y que está lejos de ser superado. Puede decirse que, en el
proceso de constitución de una determinada sociedad, está presente la
percepción de amenaza respecto a todo lo que la circunda, la naturaleza u
otras formas de sociedad. Y que es dicha percepción la que hace que toda
sociedad desarrolle mecanismos de defensa y/o de ataque.
La visión de Tucídides alcanzó el siglo XIX y el siglo XX, con el
desarrollo de la “Doctrina de la legítima defensa” y de la “Doctrina de la
intervención preventiva”, típicas del período clásico del Derecho
Internacional, que pregonaban la urgencia de atacar, no solo en los casos en
los cuales se era objeto de un ataque enemigo, sino también ante la
posibilidad de la existencia de una amenaza futura o en casos en los cuales
la amenaza era abrumadora e inminente. Este paradigma fue declarado
ilegal en 1945, cuando se realizó la firma de la Carta de las Naciones Unidas,
dada la instauración de Consejo de Seguridad y su facultad de determinar en
qué casos un país podía declararse ante una amenaza inminente. A partir de
entonces, la doctrina de la intervención preventiva quedó relegada a casos
muy específicos cuando un país pueda demostrar que el conflicto se torna
inevitable.
Ciberseguridad
La seguridad de la información es siempre un producto en desarrollo,
un ejercicio de aseguramiento y descubrimiento permanente que no admite
posiciones incontrovertibles o sesgos de visiones particulares. Es una
disciplina que está en constante movimiento y renovación como premisa
fundamental para mantener el espacio conocido de riesgo residual aceptable
y tolerable por una persona u organización.
En este sentido, cada vez más las decisiones relacionadas con
protección de la información tienen impactos significativos en aspectos
claves de la vida de las personas. Casos particulares se observan en
aquellos puntos donde las tecnologías de información convergen con los
sistemas de control, los cuales generalmente terminan teniendo a cargo
sistemas de transporte de energía, monitoreo de plantas, operación de
dispositivos biomédicos, entre otros, que se integran y afectan aspectos
claves de la vida humana.
Así las cosas, se abre un camino convergente entre dos conceptos
ampliamente utilizados en el dominio de la seguridad y control como son
“safety” y “security”. De acuerdo con Axelrod (2013, pág.61), se entiende por
safety (que el sistema no debe dañar al mundo y por security ) que el mundo
no debe dañar el sistema. Ahora bien, si el sistema es susceptible a las dos
distinciones estamos en presencia de una infraestructura crítica donde el
sistema puede llegar a “dañar el mundo” y “el mundo puede dañarlo”.
En consecuencia, cuando trasladamos estas dos distinciones a la
esfera de la seguridad de la información y de la ciberseguridad, comenzamos
a vislumbrar los enfoques complementarios que se deben asumir para
avanzar en nuevas prácticas de aseguramiento en un contexto extendido de
la realidad del flujo de la información que afecta el mundo exterior y puede
comprometer la vida humana.
Mientras las prácticas de seguridad de la información tradicionales, se
concentran en que “el mundo no dañe el sistema”, procurando una series de
acciones y actividades que incrementen la resistencia del sistema a los
ataques, las nuevas estrategias de ciberseguridad, deben sintonizar las
anteriores para evitar que el sistema “pueda dañar el mundo”, esto es,
entender la misión que tiene el sistema en el mundo y sus impactos, para así
desarrollar un enfoque agregado de protección que evite dañar la realidad
exterior y asegurar la resistencia del sistema frente a ataques del exterior.
Ciberespacio
Siguiendo las reflexiones de Clark y Knake (2010) el ciberespacio es
una realidad emergente que se compone de cuatro elementos
fundamentales: contexto físico, fundamentos lógicos, contenidos y actores.
Cada uno de ellos interactuando entre sí le da vida a un ente de construcción
colectiva que vincula el mundo real con la realidad digital del flujo de
información, donde se construyen y reinventan las relaciones entre los
diferentes actores.
El contexto físico hace referencia a la plataforma tecnológica y de
telecomunicaciones, donde se encuentra la fuente del contacto con el mundo
exterior. La sintonía e integración de esta plataforma con las diferentes
actividades humanas, la convierte en una extensión del relacionamiento
humano, con lo cual no solamente podemos repensar nuestras actividades
diarias, sino mejorar o ampliar nuestra capacidad de influencia y
colaboración con el resto de la humanidad.
Esta plataforma para que funcione requiere unos fundamentos lógicos,
es decir, programas, aplicaciones o desarrollos de software quienes son lo
que le dan vida a las posibilidades que podemos experimentar sobre la
infraestructura de tecnológica disponible. La lógica de las operaciones de la
plataforma responde al software de base y especializado, los cuales
debidamente estructurados y construidos, son capaces de proveer servicios
para que sean usados por todos aquellos que tengan acceso a ellos.
Estos programas o aplicaciones, transforman, almacenan y transmiten
contenidos que son desarrollados por aquellos que han acrecentado su
conocimiento y las habilidades tomar control de los mismos y difundirlos a
través de la plataforma donde opera el software. Mientras en el pasado, eran
unos pocos los que tenían el control de los contenidos que se subían a la
infraestructura, el proceso de apertura y democratización que ha tenido el
ciberespacio, permite ahora que cualquier persona que tenga acceso a este
mundo digital, tenga la capacidad de crear sus propios contenidos y
propagarlos de la forma que mejor le parezca.
Todo esto es posible dado que existen actores, personas de carne y
hueso e instituciones que tienen diferentes intereses y roles, con lo cual se
abre un diálogo abierto sin intermediarios entre múltiples interesados que
permite un flujo de información, que puede determinar un cambio de
perspectiva de una temática particular, abrir nuevas posibilidades para crear
y hasta actividades ilegales que pueden comprometer la imagen de una
persona o entidad, o incluso la forma de gobierno de una nación.
En este escenario, el ciberespacio es una plataforma de interacción
humana, soportada en una realidad tecnológica que ofrece las siguientes
características: (CHOUCRI 2012, pág.4)
- Es atemporal e instantáneo.
- Ubicuo – Está en todas partes
- Permeable – Traspasa todas las fronteras
- Fluido – Está en revolución y cambio permanente
- Participativo – Universal y de contribución popular
- Múltiples identidades – Procura el anonimato
- Auto regulado – Busca la neutralidad tecnológica
En consecuencia, el ciberespacio establece un reto conceptual y
práctico tanto para la sociedad, como para las diferentes disciplinas
científicas, pues sus múltiples aproximaciones y variables, motivan diversas
reflexiones que crean visiones y tendencias aprobadas por algunos y
controvertidas por otros. Ahora bien, el ciberespacio revisado desde la vista
de las prácticas de seguridad y control, demanda una estudio particular para
comprender cómo operan y se interrelacionan cada uno de sus elementos
frente a la distinción de safety y security, con el fin de establecer con mayor
claridad los esfuerzos que se deben adelantar para construir una vista
complementaria que procure la búsqueda de un entorno digital más seguro.

Conflictos armados internos.


Desde una perspectiva de la teoría clásica del derecho internacional,
son resueltos por los mismos Estados con base en el principio de
autodeterminación de los pueblos y el principio de no intervención de la
comunidad internacional. Dicha teoría indica también que los sujetos de
derecho internacional sólo eran los Estados y que estos eran los encargados
de asumir las acciones de sus ciudadanos en tanto dichas acciones
representan al Estado. No obstante lo anterior, con el avance del derecho y
con la preocupación de la violación de derechos fundamentales que se
observó con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, y con el interés de
la comunidad en general de proteger los derechos inherentes al hombre, han
surgido entes facultados para intervenir de manera sancionatoria en un
conflicto armado así dicho conflicto sea interno, es decir, que se puede
internacionalizar una situación que en un principio solo le correspondía
manejar al Estado, como ente soberano.
Con el surgimiento del Tribunal de Núremberg (en 1946), el Tribunal
de Tokio, y posteriormente en el entorno de post Guerra Fría de los
Tribunales ad hoc (Antigua Yugoslavia y Ruanda) la comunidad internacional
se percató de la necesidad de crear un tribunal internacional con capacidad
de procesar y juzgar aquellos crímenes de mayor relevancia internacional
que no estuvieran sesgados en la óptica común con tintes de venganza o
que se hubieran creado con posterioridad a los actos sancionados.
Es por eso que después de la creación de los tribunales de
Núremberg, Tokio y los tribunales ad hoc, se realizó un estudio para la
creación del Estatuto de Roma con aras a crear la Corte Penal Internacional
como tribunal permanente, con la facultad de procesar a individuos de los
Estados miembros por conductas de su competencia. Dicha Corte se creó
por medio del Estatuto de Roma en 1998, la cual se constituyó como una
institución permanente con capacidad para ejercer su jurisdicción de forma
complementaria sobre personas naturales de los Estados partes, respecto de
los crímenes más graves de trascendencia internacional. La CPI se creó con
el fin de luchar contra la impunidad sobre los crímenes de mayor gravedad,
penaliza a individuos y cumple con el principio de legalidad e irretroactividad
de delitos y penas, en tanto que los individuos son procesados por crímenes
preexistentes.
De igual forma, es importante anotar que, la CPI está facultada para
procesar a todos los individuos que violen crímenes de su competencia, sin
importar su condición, es decir que no son sujetos calificados. Los delitos
que se entiende son de mayor gravedad para la comunidad internacional se
encuentran estipulados en el Artículo 5 del Estatuto de Roma, los cuales son:
(i) El crimen de genocidio, (ii) Los crímenes de lesa humanidad, (iii) Los
crímenes de guerra, y (iv) Los crímenes de agresión.
Es importante anotar que la CPI   no podrá ejercitar su jurisdicción
sobre el crimen de agresión hasta el 1º de enero de 2017, cuando los
Estados tomen la decisión de activar la jurisdicción. Como se indicó
anteriormente la CPI puede procesar a individuos de los Estados parte por
los crímenes mencionados anteriormente. Para justificar la intervención de
entes internacionales en situaciones que en un principio eran de carácter
estatal, como es la de imponer justicia, o la denominada “internacionalización
de la justicia”. Stahn y van den Herik justifican dicha situación en tanto los
crímenes que se protegen a nivel internacional son los crímenes que violan
valores fundamentales, que van ligados a la condición humana, es decir, la
dignidad humana, y son de interés de la comunidad internacional.
Con base en dicha afirmación es que se protege a dichos crímenes de
manera internacional y se le otorga a la comunidad internacional la
legitimidad de actuar en garantía de ellos. Otro factor importante que legitima
la internacionalización de la justicia en cabeza de organismos como la CPI es
la lucha contra la impunidad. Indica que la Corte Penal Internacional tiene
como fin acabar con la impunidad de los autores del delito que menoscaban
más gravemente los valores superiores sobre los que se construye la
comunidad internacional. Desde dicha perspectiva se le autoriza a un ente
internacional intervenir en situaciones de carácter interno puesto que se tiene
un fin ulterior, que corresponde a la lucha contra la impunidad de aquellos
delitos de mayor importancia a nivel internacional.
Crisis
Es utilizado habitualmente por los medios políticos, de comunicación y
profesionales para referirse a muy diversas realidades. Así se habla de crisis
financiera, crisis política, crisis de ansiedad, crisis humanitaria, crisis
energética, entre otros. Asimismo, en el ámbito de las organizaciones
internacionales y de los gobiernos de los Estados, desde hace unos años, se
hace referencia a la “gestión de crisis” como un elemento esencial de su
política exterior. Ante esta profusión en la utilización del término y su
referencia a tan diversas realidades, se nos antoja esencial, realizar algunas
reflexiones en torno a la cuestión conceptual.
Es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad
organizada pero inestable. Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen
siempre algún grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad o grado
de profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas como las
físico-químicas. Si los cambios son profundos, súbitos o violentos, y sobre
todo traen consecuencias trascendentales, van más allá de una crisis y se
puede denominar revolución. Así las crisis pueden ocurrir en muchos niveles,
pudiendo designar un cambio traumático en la vida o salud de una persona o
una situación social inestable y peligrosa en lo político, económico, militar,
etc. También puede ser la definición de un hecho medioambiental en gran
escala, especialmente los que implican un cambio abrupto. De una manera
menos propia, se refiere con el nombre de crisis las emergencias o las
épocas de dificultades.
La misma fuente nos remite al concepto emergencia definiéndolo
como una situación fuera de control que se presenta por el impacto de un
desastre. Aparece, pues, la emergencia, cuando en la combinación de
factores conocidos surge un fenómeno o suceso que no se esperaba,
eventual, inesperado y desagradable por causar daños o alteraciones en las
personas, los bienes, los servicios o el medio ambiente. Podríamos definir
crisis internacional, como aquel cambio que genera una situación de
dificultades que “puede tener capacidad para desestabilizar a la Comunidad
Internacional” y pueden venir provocadas por conflictos armados, por motivos
económicos –como el crack de la bolsa o la subida del precio del petróleo- , o
por catástrofes naturales.
Entre estos conflictos, y siguiendo a Moliner (2002), distinguimos:
 Los conflictos de carácter geopolítico que, además de poseer un
componente interno, cuentan con la presencia de alguna potencia regional,
de modo que se convierten en verdaderos conflictos geopolíticos. Por
ejemplo, a fines del siglo XIX, en la lucha para la construcción del canal de
Panamá.
 Los conflictos que giran alrededor de los recursos naturales. Entre
otros, el petróleo y el agua potable están en el origen de algunos de los
conflictos territoriales existentes en el mundo. Baste mencionar el conflicto
israelo-palestino, o las intervenciones en Afganistán o en Irak, entre otros.
 Los conflictos de carácter limítrofe, que afectan sobre todo a América
Latinavi , como los de Guatemala-Belice, Honduras-El Salvador o Ecuador-
Perú, etc… Y otros, como los de: China-Taiwán, India-Pakistán, Corea del
Norte-Corea del Sur, entre otros.
Este tipo de conflictos, muchos de ellos no resueltos, repercuten en
una gran fragmentación de las diferentes regiones. Las crisis económicas
derivan, sobre todo, del efecto expansivo de la globalización, que permite
que las crisis locales se contagien y, por tanto, se precisa una acción más
amplia de actores para su resolución. Las crisis de seguridad se han hecho
más patentes, tras los distintos atentados procedentes del terrorismo
internacional. Dichos atentados han dado lugar a un intervencionismo
creciente, lo que enfrenta al Derecho Internacional a un gran desafío: la
lucha contra el terrorismo, respetando los derechos humanos.
Por otra parte, las crisis internas internacionalizadas se han expandido
muchísimo, sobre todo a partir del siglo XX. La existencia de conflictos
internos con repercusiones internacionales, como el de Ruanda, Kosovo o,
más recientemente, Darfur (Sudán) ponen de manifiesto la dificultad de
enfrentarnos a dichas crisis con las mismas herramientas que se han
utilizado hasta el momento para hacer frente a los conflictos internos.
Democracia
La democracia, palabra que proviene del vocablo griego “demos” o
“pueblo”, se define básicamente como un gobierno en el que el poder
supremo le corresponde al pueblo. En algunas de sus formas, la democracia
puede ser ejercida directamente por el propio pueblo, pero en las sociedades
grandes, el pueblo la ejerce por medio de agentes elegidos por él mismo.
Así, según la memorable frase del presidente Abraham Lincoln, la
democracia es el gobierno “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Las
palabras libertad y democracia se usan a menudo indistintamente, pero no
son sinónimos.
La democracia es sin duda una serie de ideas y principios sobre la
libertad, pero también incluye prácticas y procedimientos que se han ido
forjando a través de una historia larga y con frecuencia tortuosa. La
democracia es la institucionalización de la libertad. Finalmente, las personas
que viven en una sociedad democrática deben ser los mayores guardianes
de su libertad y tienen que abrir su propio camino hacia los ideales expuestos
en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de
las Naciones Unidas: “El reconocimiento de que todos los miembros de la
familia humana tienen una dignidad intrínseca y gozan por igual de derechos
inalienables es el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo”.
La democracia es algo más que un conjunto de instituciones
específicas de gobierno: se basa en un grupo de valores, actitudes y
prácticas bien comprendidas que adoptan diferentes formas y expresiones en
las distintas culturas y sociedades del mundo. Las democracias se basan en
principios fundamentales, no en prácticas uniformes.

Estrategia
Es el arte de dirigir las operaciones militares. Arte de dirigir los esfuerzos
con miras a la obtención de un fin, asegurando su debida coordinación.
Primero se lo asocia a operaciones militares y luego a esfuerzos generales
destinados a la obtención de un fin. Por último se agrega algo, que a más de
parecer obvio, es significativo: “asegurando su debida coordinación”.
El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, en
la tercera acepción del vocablo «defensa» dice que ésta significa amparo,
protección, socorro y proteger es resguardar a las personas o los bienes de
un peligro. En el Diccionario, seguridad significa cualidad de seguro.
Tener información sobre la escalada, que implica conocer el recorrido
desde el riesgo hasta la materialización del daño, resulta imprescindible para
poder actuar en el momento oportuno. La defensa no se plantea si no hay
amenaza o peligro, sin embargo, la seguridad actúa también contra los
riesgos, antes de que alcance la calificación de peligro o de amenaza. De lo
expuesto concluimos que mientras que la defensa es la forma de oponerse a
un peligro o a una amenaza, la seguridad es mucho más exigente y más
difícil de alcanzar, tiene un carácter más preventivo y más utópico al tratar de
mantener fuera de todo riesgo, peligro o amenaza a las personas y bienes
objeto de la seguridad. En el ámbito de las relaciones internacionales el
objetivo de la seguridad es un mundo estable.
Para Clausewitz el estudio de la Historia debe quedar en el centro de
cualquier análisis avanzado sobre la guerra . El conocimiento histórico de la
evolución del concepto de estrategia resulta esencial para llegar a una
definición y delimitación clara y actual. Aceptemos como válidas las palabras
del pensador prusiano y hagamos un rápido recorrido histórico para
esclarecer el «concepto de estrategia». De todos es conocido que la palabra
«estrategia» deriva del término griego estrategos que significa caudillo o jefe
de la fuerza. Está formada con dos raíces: stratos y agein que significan
«ejército» y conductor.
La Estrategia en su origen era conocida como la ciencia del general. El
profesor Coutau-Bégarie resalta el hecho de que las palabras estrategia y
estratagema tengan la misma raíz. Hay que tener en cuenta que la
estratagema, como ardid de guerra, implica una acción inteligente del
general.
Sun Tzu mantiene que todo el arte de la guerra está basado principalmente
en el engaño: Una operación militar implica engaño. Aunque seas
competente aparenta ser incompetente. Aunque seas efectivo, muéstrate
ineficaz. Los límites de la Estrategia Durante muchos años el término
estrategia estuvo en desuso. Fue el pensador francés Joly de Maizeroy quien
en su libro: Teoría de la guerra publicado en el año 1771, lo retomó con éxito,
diciendo: «La conducción de la guerra es la ciencia del general, lo que los
griegos denominaban estrategia, ciencia profunda, vasta, sublime, que
encierra a otras muchas pero cuya base fundamental es la Táctica.»
Injerencia Humanitaria.
Como el derecho que tienen los sujetos de la Comunidad Internacional
a recurrir a la fuerza sobre el territorio de cualquier Estado con el fin de
proteger a todo individuo, independientemente de su nacionalidad, frente a la
violación de sus derechos más fundamentales. Por tanto, cuando hablamos
de intervención humanitaria lo hacemos siempre de una acción armada que
persigue, en última instancia, el respeto de los derechos más fundamentales
de aquellas personas que se encuentran en una situación de catástrofe
humanitaria, pudiendo venir provocada ésta por diferentes causas: causas
naturales, desastres provocados por el hombre, conflictos armados, Estados
fallidos, o cualesquiera otra.
Por otro lado, la mayor parte de la doctrina considera que, para que la
intervención pueda ser calificada como humanitaria, debe cumplir
inexcusablemente las siguientes exigencias o condiciones previas: existencia
de una violación grave de los derechos humanos fundamentales; urgencia de
la situación y necesidad de actuar; imposibilidad, por parte del Estado
territorial, de realizar la acción de socorro y ausencia de consentimiento para
que otros la realicen; fracasos de otros medios pacíficos y, por tanto, que la
acción armada constituya el último recurso; y, finalmente, autorización del
Consejo de Seguridad. De todas ellas, nos interesa ahora detenernos en la
primera de las condiciones, esto es, la existencia de una situación de
urgencia y necesidad de actuar.
La premisa fundamental y absolutamente necesaria para la
intervención es la existencia de una violación grave y masiva de los derechos
humanos que cree una situación de urgencia en la que la única esperanza de
salvar vidas resida en la intervención externa. Por tanto, partimos de un
amplio abanico de situaciones en las que sería posible acudir a la figura de la
intervención humanitaria. Además, resulta interesante apuntar que para la
mayor parte de los autores, no parece que pueda exigirse que el grave
peligro para la vida se haya ya traducido en muertes efectivas “a gran
escala”, si no que bastaría con la evidencia de que vaya a producirse una
masacre para intervenir.
Asimismo, una vez decidida la intervención, existen una serie de
criterios de ejercicio que se deben respetar para que la acción pueda ser
calificada de legítima. Estos criterios son la imparcialidad de la acción, la
limitación en el espacio y en el tiempo, la proporcionalidad entre la fuerza
usada y los objetivos perseguidos y la remisión de un informe inmediato de la
intervención al Consejo de Seguridad y, si se da el caso, al organismo
regional pertinente. En esencia, cuando hablamos de intervención
humanitaria, nos encontramos ante la necesidad de actuar por parte de la
Comunidad Internacional mediante el recurso a la fuerza armada por existir
una situación de violación flagrante de los derechos humanos de la población
de un Estado, frente a la cual éste no reacciona, bien porque no quiere o
bien porque no puede.
Intereses Nacionales
El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española
establece que: Interés es la conveniencia o necesidad de carácter colectivo
en el orden moral o material. Esto encajaría en un colectivo como es la
sociedad española. En este caso, estaríamos hablando de los intereses
nacionales españoles. Esto podría ser una aproximación inicial al concepto
de intereses nacionales. Bismarck decía que los intereses nacionales son los
más fríos de los intereses fríos, alusión a que en su determinación hay que
dejar de lado toda consideración sentimental y ser realistas y pragmáticos.
Por regla general, todos los países contemplan un núcleo de bienes
reducido en el que se concreta su realidad esencial. Aspectos como los de la
integridad territorial, la independencia o intereses muy señalados, suelen ser
comunes para todas las naciones. Los intereses nacionales deben tener su
encaje en el ámbito de los intereses supranacionales de todas aquellas
organizaciones internacionales a las que el Estado pertenece: ONU, OTAN,
Unión Europea, OSCE, Unión Europea Occidental (UEO), etc. No tendría
sentido pertenecer a una organización cuyos intereses se contraponen a los
propios.
De acuerdo con el Libro Blanco de la Defensa podemos clasificar los
intereses nacionales en tres niveles: intereses vitales, intereses estratégicos
y otros intereses. Los intereses vitales son los elementos constitutivos del
Estado que deben preservarse de cualquier agresión: el territorio nacional,
con sus accesos aéreos y marítimos, la población, el ordenamiento
constitucional, la soberanía y la independencia. En el caso de Venezuela, la
mayor parte de ellos están recogidos en nuestra Constitución. Los intereses
estratégicos aportan seguridad a nuestro entorno y contribuyen
decisivamente a la defensa de los intereses vitales.
En todo caso los intereses nacionales serán la síntesis entre la
identidad, las posibilidades materiales, la ambición y la idiosincrasia de las
sociedades que los fija. La determinación de los intereses vitales es una
elección privada e íntima de cada nación, que pone de manifiesto claramente
cuál es su proyecto nacional, la coherencia de su realidad y la voluntad de
hacerlo viable. Si en esto se produce ambigüedad o indeterminación, o los
bienes no se fijan con la autenticidad y responsabilidad que merecen, la
Seguridad Nacional se verá comprometida.
Libertad
La libertad constituye uno de los presupuestos del ser humano y con
base en ella, pero al lado de la dignidad humana, se ha construido la esencia
de los derechos de la persona. Las libertades públicas, ámbito de actuación
del individuo oponible al actuar de las autoridades, han sido una conquista
histórica que ha ayudado a la reivindicación del ser humano, razón por la
cual resulta de especial importancia adentrarnos en los orígenes de su
concepción así como en la evolución que ha experimentado mediante el
pensamiento filosófico y político, para de esta manera poderla aplicar al
pensamiento constitucional y en especial a los derechos de libertad.
Para el filósofo estagirita, la idea de libertad viene ligada a la esencia
misma de ser humano. La libertad aristotélica reconoce a la persona la
capacidad para decidir libremente y de manera racional frente a una amplia
gama de opciones previamente ofrecidas, incluso, la facultad de actuar
según la decisión que haya tomado.
Si bien Aristóteles no contempló una definición concreta de libertad, lo
cierto es que ofreció una idea básica de ella a través del zoon
politikon (animal político). Aristóteles hace reflexionar sobre la condición
mínima de libertad con la que debe contar toda persona para poder ser parte
integrante de la sociedad, para poder desenvolverse con autonomía, pero no
toma en cuenta un elemento fundamental que permite valorar la libertad en
sentido intrínseco a la condición humana para tener en cuenta una de las
condiciones que la vida en sociedad impone: la garantía de su ejercicio por
parte del Estado.
Poder
Se entiende el poder para el desarrollo de este artículo de reflexión,
como la acción que se ejerce sobre los seres humanos por los seres
humanos, pues se podría hablar del ejercicio del poder sobre la materia
muerta o las formas no humanas de vida. Se hace necesario mencionar que
las ciencias humanas fundamentales identificaron hace tiempo que el ser
humano es un ser de subjetividad y de símbolos; sus comportamientos, su
sentido de pertenencia frente a otros actores, sus promesas, sus afectos,
pasan por allí. La lección que estas ciencias dan es que muy poco se
manipula exteriormente y mucho depende de la coherencia entre la vida
material concreta y la vida simbólica representacional, como elementos
interdependientes de un todo.
Así, el conocimiento propio es el requisito previo y principal de la
realización que conecta al ser humano con el mundo exterior; la necesidad
de una percepción de las emociones, sentimientos y pensamientos, permite
definir el campo de la psicología humana; sin embargo, pretender encontrar
explicación de la naturaleza humana a través de ella es una tarea imposible
de realizar, pues dicha percepción obedece sólo a un pequeño sector de la
vida humana como consecuencia de la experiencia individual que impide
cubrir por completo el campo de los fenómenos humanos (Cassirer, 1968).
Para Aristóteles, todo conocimiento tenía su origen en una básica
tendencia de la naturaleza humana que se manifiesta en las acciones y
recreaciones más elementales del hombre, en este sentido, se encuentra en
todas las formas en que se representa la vida religiosa la directriz de
conócete a ti mismo como una ley moral y religiosa definitiva.
Política
Es una actividad propia de los seres humanos, mediante ella, los
hombres se organizan socialmente, pues crean y modifican normas de
convivencia que tienden a la búsqueda de objetivos comunes para todos los
miembros de la comunidad. Por tanto, la política intenta hacer extensivo el
ideal de buena vida que presenta la ética a toda la sociedad. Gracias a este
ideal, los individuos que forman la comunidad podrían llegar a ser felices. Sin
embargo, ambas ramas de la filosofía se encuentran con un problema. El
problema radica en que, en todas las sociedades, las personas tienen
intereses individuales.
En el fondo, cada individuo persigue su propia felicidad pues, en el
mundo real, no todos pueden alcanzar el ideal de buena vida que defiende la
ética. Así pues, a diferencia de la ética, la política debe conformarse con
crear leyes e imponer orden. Si cada uno busca lo que es útil o placentero
para sí, la ley es imprescindible para imponer la paz con la que sueña la
ética. Por su parte, la paz sólo se alcanza si disminuyen las exigencias
personales y se renuncia a un nivel de vida muy alto en beneficio de aquellos
miembros de la sociedad menos favorecidos.
En conclusión, la ética considera a todo ser humano como un individuo
autónomo y moral, algo sin lugar a dudas deseable. Sin embargo, como la
política es realista, deja de lado esta presuposición y crea mecanismos para
evitar la previsible falta de respeto entre las personas. El poder del Estado
debe servir para lograr este fin, pues su función consiste tanto en crear como
en restaurar la armonía en la convivencia social. En otras palabras, la política
ha de contemplar la parte injusta e imperfecta del ser humano y obrar en
consecuencia, ejerciendo su poder contra ella. Pero como la política también
es una construcción humana, su práctica puede y debe ser supervisada a su
vez por la ética, ya que no siempre la ley es justa ni el poder se ejerce para
que se cumplan las leyes.
Teoría Platónica: Para Platón, el hombre firma el contrato de ciudadanía,
término que aparece en su obra República. Por el contrato de ciudadanía el
ser humano elige pertenecer a un estado y suscribe con él un pacto tácito
por el cual se obliga a cumplir las leyes, incluso cuando éstas sean injustas.
Para comprender el sentido de esta doctrina completamente, hay que
entender que ser hombre y ser ciudadano es lo mismo para este filósofo. En
Platón, tanto la concepción ética como la política giran en torno a la virtud de
la justicia. La justicia es el fundamento de la ciudad-estado y la ley justa es la
esencia de toda igualdad o derecho.
La política se deduce en Platón de la justicia y no a través de la
descripción objetiva de los fenómenos políticos. Por tanto, la política es el
estudio de las normas y de los principios teóricos del gobierno de los
ciudadanos. Para Platón los justos eran los merecedores de todas las
dignidades del Estado. Se llegaba a ser justo después de un proceso de
perfeccionamiento de las virtudes a través de la educación, la razón, la
fortaleza y la prudencia.
Teoría Aristotélica: Si para Platón la sociedad deriva de un pacto, para
Aristóteles es algo natural, consecuencia del hecho de que el ser humano es
esencialmente sociable. Incluso más que a las abejas, la naturaleza arrastra
instintivamente a todos los hombres a la asociación política. En otras
palabras, para este filósofo, el hombre es un «animal político». De esta
forma, lo que caracteriza al ser humano no es sólo vivir en sociedad, sino
también ocuparse de las cosas de la polis o del bien común, que es la
actividad noble por excelencia del ser humano. El Estado es, pues, una
organización política que resulta de la asociación de individuos, familias y
pueblos. También tiene un origen natural. Su finalidad consiste en resolver
las necesidades básicas de la vida y lograr que los ciudadanos puedan
satisfacerlas.
Para Aristóteles, la mejor forma de gobierno es la democracia moderada
o politeia. La democracia moderada consiste en una sociedad no
excesivamente numerosa, con unas dimensiones relativamente reducidas y
con autosuficiencia económica y militar. Estas características facilitan una
adecuada atención de todas las necesidades de los ciudadanos, tanto
básicas como de ocio y educativas. Durante la Edad Media, la teoría que se
impuso en relación con el origen de la sociedad fue la teoría del bien común.
Como su nombre indica, la teoría del bien común establece que los
individuos se unieron en función de un interés que redundaba en la
colectividad: procurar recursos justos y adecuados para que las necesidades
de todas las personas pudieran ser satisfechas y sus derechos respetados.
El pensador medieval que más profundizará en la idea del bien común
será Tomás de Aquino. Para este pensador, el bien común es el bien de
todos los miembros de la comunidad y se regula mediante leyes. La ley
representa un orden racional, tiene como finalidad el bien común y está
promulgada por quien tiene a su cuidado la cosa pública, es decir, la
autoridad política. Así pues, ley y justicia van unidas. Para Tomás de Aquino
la virtud es el hábito por el cual el ser humano le da a cada uno lo que le es
propio mediante una voluntad constante y perpetua. La justicia siempre se
dirige hacia el bien del otro, es decir, hacia el bien común de todos esos
asuntos que conciernen a los individuos particulares.
Las teorías modernas: El contractualismo comprende un conjunto de
teorías políticas que ven el origen de la sociedad y el fundamento del poder
político en un contrato social. El contractualismo moderno, por ejemplo,
representa una teorización de la legitimidad de la soberanía política.
Exponemos a continuación las tres teorías clásicas del contractualismo:
absolutista de Hobbes, liberal de Locke y soberanista de Rousseau.
Teoría absolutista: Thomas Hobbes es uno de los filósofos más
representativos de esta teoría. Concibe el Estado como resultado de un
pacto, el contrato de comunidad*. En virtud de este acuerdo, el ser humano
cede parte de su libertad a una entidad superior capaz de evitar que la
confrontación entre los diferentes intereses individuales degenere en un
conflicto social. De esta forma, se evita la guerra de todos contra todos. Esto
debe ser así ya que, para Hobbes, el ser humano es egoísta y antisocial por
naturaleza, pues el hombre es un lobo para el hombre.
Teoría liberal: John Locke recoge la tradición anterior y se anticipa a
los teóricos del Estado liberal. Para este filósofo, la sociedad en su origen se
encontraba en el estado de naturaleza. El estado de naturaleza consiste en
que los seres humanos gozan de ciertos derechos naturales, como la vida, la
libertad y la propiedad. Sin embargo, los individuos violaron esta ley natural
al no observar estrictamente los mandatos de la equidad y la justicia. Por
ello, los bienes que cada persona posee en ese estado no están a salvo y su
disfrute es incierto. Para garantizar una vida digna y pacífica, los individuos
ceden sus derechos a un grupo de soberanos, pero teniendo en cuenta que
tal cesión no es perpetua ni irrevocable.
Teoría soberanista: En el siglo XVIII destaca la figura de Jean-Jacques
Rousseau, cuya principal aportación a la teoría del Estado es su concepto de
la soberanía. Para este pensador, el derecho a gobernar no es algo
apriorístico y de origen divino, sino que depende de la voluntad general* de
los gobernados. La soberanía deja así de residir en una persona y se
traslada al conjunto de la comunidad política, que será la encargada de
legitimar la acción de gobernar. Para Rousseau, el estado de naturaleza se
caracteriza por la libertad, la igualdad y la bondad. Los seres humanos viven
en una suerte de inocencia originaria, hasta que la aparición de la sociedad y
de la noción de propiedad dé lugar al egoísmo y la maldad. Los tres poderes
que señala Montesquieu son el poder ejecutivo, propio del gobierno, el
legislativo, propio del Parlamento, y el judicial, propio de los jueces. En la
actualidad, estos tres poderes se han ampliado. Además del poder político,
se contemplan más poderes, como el económico, el ideológico y el de la
información.
Teorías contemporáneas: Los contractualistas clásicos partían de una
situación hipotética de conflicto entre ciudadanos. El objetivo final que se
pretendía alcanzar mediante esta teoría era diferente para cada uno de sus
máximos representantes. Hobbes buscaba la seguridad, mientras que Locke
apelaba a la libertad y la propiedad privada.
La teoría de la justicia: John Rawls parte de una concepción diferente
de las personas. La teoría de la posición original representa una situación
donde puede suceder que ciertos individuos, los más fuertes o talentosos,
obtengan una ventaja sobre otros individuos, más débiles o menos hábiles.
En la posición original los ciudadanos se encuentran bajo un velo de
ignorancia.
Por tanto, los representantes políticos deben adoptar la regla maximin en la
posición original. La regla maximin es el principio que permite evaluar a los
representantes políticos las opciones a elegir, es decir, tomar la decisión que
produce el mayor beneficio frente al peor resultado posible.
La teoría de la elección pública: James M. Buchanan elabora una
teoría acerca de cómo se toman las decisiones públicas, es decir, las
decisiones que afectan colectivamente a los miembros de una sociedad y
que son impuestas por los gobiernos por medio del poder coactivo del
Estado. Los gobiernos han nacido, según este filósofo, para cumplir la
función originaria de asegurar un orden social.
En esta teoría destaca tres ideas básicas:
- Las decisiones públicas no son tomadas por ningún ente
supraindividual, con vida y voluntad propias, como gobiernos o Estados.
Las personas que conforman la sociedad y que tienen el poder de
decisión son quienes toman las decisiones públicas.
- La observación indica que los individuos que gobiernan no son
esencialmente distintos de aquellos que son gobernados. Por tanto, los
políticos no son mejores ni peores en ningún sentido moral básico.
- La política puede concebirse como una forma de intercambio entre las
personas que integran la comunidad. Se trata de una interacción que
tiene muchos puntos de contacto con la interacción económica.
Progreso
El concepto desarrollo es heredero de la noción occidental de progreso
surgida en la Grecia clásica y consolidada en Europa durante el período de la
Ilustración bajo el supuesto que la razón permitiría descubrir las leyes
generales que organizan y regulan el orden social y así poder transformarlo
en beneficio de la gente. El sociólogo estadounidense Robert Nisbet ha
efectuado un exhaustivo seguimiento histórico del significado de progreso
para occidente desde su cuna helénica hasta su ocaso frente a la realidad de
los campos de concentración nazi y la hecatombe de Hiroshima y Nagasaki.
Así, en la introducción a su obra “Historia de la idea de Progreso” (1991)
escribe:
Las idea de progreso sostiene que la humanidad ha avanzado en
el pasado –a partir de una situación inicial de primitivismo,
barbarie o incluso nulidad- y que sigue y seguirá avanzando en el
futuro. El paso de lo inferior a lo superior es entendido como un
hecho tan real y cierto como cualquier ley de la naturaleza. J.B.
Bury en su libro Idea of progress lo dice con una frase muy
acertada: la idea de progreso es una síntesis del pasado y una
profecía del futuro. Es una idea inseparable de otra según la cual
el tiempo fluye de forma unilineal (...) La abrumadora mayoría de
los más grandes pensadores de la historia occidental a lo largo de
un poco más de 2 mil años se muestra partidaria del dogma del
progreso. (1980:19).

Ahora bien, el concepto desarrollo fue antecedido por otros términos


además de progreso, como civilización, evolución, riqueza y crecimiento. Así,
para Adam Smith (1776) y luego para John Stuart Mill (1848), ambos
economistas ingleses, la riqueza era indicadora de prosperidad o decadencia
de las naciones. La nueva configuración de fuerzas resultante de la
culminación del último gran conflicto bélico internacional elevó a la condición
de grandes potencias a los Estados Unidos y a la Unión Soviética quienes en
las décadas venideras disputarían la hegemonía del poder mundial. A pesar
de ello, como escribiera el economista Hans Singer se abrigaban grandes
esperanzas de construir en la posguerra un mundo nuevo y feliz.
Si bien el concepto de desarrollo sigue mayormente asociado a la
economía y al crecimiento, es evidente que a lo largo de poco más de medio
siglo de su existencia ha ido incorporando, con un peso relevante, a los
sujetos sociales. Asimismo, aunque la productividad y la eficiencia continúan
siendo reconocidos como importantes indicadores en la definición de
desarrollo, hoy día resultan fundamentales nuevos aspectos como la equidad
de géneros, la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, el
respeto a las minorías étnicas, la democracia, la sustentabilidad ambiental y
más reciente la valoración del territorio y las localidades.
Las habilidades y capacidades de las personas son consideradas
componentes esenciales en el enfoque del desarrollo, por lo tanto los
indicadores para saber si un país ha avanzado o no al desarrollo son en la
actualidad otros distintos a los que prevalecieron hasta hace unas décadas.
Todo ello en buena medida como consecuencia de los avances logrados por
los movimientos reivindicatorios de la mujer, las minorías culturales y
sexuales, los defensores del medio ambiente, los cuales reclaman, en el
ámbito de las ideas y las actividades diarias, más derechos y participación.
Encontramos en los variados enfoques aquí presentados distintas
densidades teóricas y manejo de los niveles y dimensiones del análisis
científico. Algunos enfoques son más interdisciplinarios, integradores y
trabajan con mayor rigor metodológico. Capital social y cultura fueron
dimensiones postergadas en los enfoques del desarrollo. Es recién en los
últimos años que emergen en el debate.
La dimensión ética en la reflexión en torno al desarrollo aparece
también tardíamente. Las evidencias de los escandalosos y graves casos de
corrupción en el manejo de los fondos públicos y en la vida política partidaria
no sólo en América Latina sino en diversas partes del mundo lo hicieron
posible. Empero hay también otra dimensión dejada de lado: la subjetividad
de los pueblos (sus sueños, deseos e ilusiones sobre el presente y el futuro
inmediato) como bien lo recordaba Norbert Lechner en un excelente ensayo
titulado Desafíos de un desarrollo Humano: Individualización y Capital Social
(1999).
Una conclusión deducible de este balance es que no hay un patrón
universal de desarrollo, éste difiere de una sociedad a otra. La cultura de los
pueblos y sus historias tiene un sitial importante en ello. La experiencia de
los países asiáticos desde Japón hasta la actual China Popular así lo viene
demostrando.
Poder
Es algo abstracto que, sin embargo, produce efectos visibles sobre
quien sufre sus consecuencias. Tanto es así que, en ocasiones, esconde una
situación de dominio que puede darse en muchos ámbitos: en el mundo
laboral, en el grupo de amigos, dentro de la familia. Así pues, las relaciones
de poder, que sufren y ejercen todos los individuos dentro de la sociedad,
son parte de la vida cotidiana. Sin embargo, esto no quiere decir que esta
situación sea deseable, ya que el poder implica una obligación por parte de
quien lo sufre, que se ve privado de su libertad de elección.
El poder es la facultad de cambiar la conducta de los demás para
conseguir imponer la voluntad propia, a pesar de la resistencia de los otros.
Esta influencia puede ejercerse porque quien obedece lo hace bajo la
amenaza del empleo de la violencia o porque ha sido manipulado.
Como se deduce de esta definición, en su acepción más común el
poder consiste en una relación desigual que se establece entre distintas
personas o grupos. Sin embargo, si profundizamos, el concepto de poder se
puede presentar en cuatro niveles distintos.
- Para empezar, el poder es la capacidad individual o la fuerza que
necesitamos para poder actuar, o sea, para «poder hacer algo». t En
segundo lugar, desde un nivel interpersonal, el poder sería la capacidad
de alguien para cambiar la conducta de otro.
- Podemos entender también el poder como una táctica o estrategia que
permite controlar el contexto de la acción de los demás, limitando así
sus posibilidades de obrar.
- Por último, a un nivel más abstracto, el poder puede ser interpretado
desde el punto de vista estructural, que define cuáles son las
posibilidades de actuar, es decir, lo que sería posible en potencia: un
cuchillo puede cortar, una cuchara no. Más allá de la definición de
poder y sus distintos niveles, este concepto ha suscitado gran interés a
lo largo de la historia. Así pues, ha sido abordado desde diferentes
ámbitos del mundo del saber como, por ejemplo, la sociología, las
ciencias políticas, la psicología, la historia y, como no, la filosofía.
- En sociología es un concepto clave a través del cual se estudia cómo
un grupo social o un individuo puede imponer sus intereses.
- Para las ciencias políticas representa el objeto de estudio central, junto
con la interacción política.
- La psicología se centra en el análisis de las relaciones de poder
interpersonales.
- La historia también se encarga de analizarlo desde su punto de vista,
fijándose en quién y cómo ha podido emplearlo a lo largo del tiempo.
- La filosofía intenta describir este concepto complejo para conocer
cuáles son sus características y propiedades a través de la ética y la
filosofía política. Desde un punto de vista filosófico, que es el que más
nos interesa, tanto la ética como, sobre todo, la filosofía política
analizan los mecanismos de control que emplea el poder y que se
ejercen sobre los grupos sociales, así como las ideologías que permiten
ejercerlo y que justifican determinadas formas políticas como el Estado,
los partidos, las instituciones y los grupos sociales.
- Poder coercitivo. Es la capacidad de obligar a alguien a actuar de un
modo determinado empleando, para ello, la violencia o las amenazas.
El miedo es lo que asegura la obediencia, pero al mismo tiempo crea
resentimiento y resistencia en quien lo sufre, por lo que se trata de la
forma de poder menos efectiva.
- Poder de recompensa. Depende de bienes materiales o servicios con
los que se premia la disposición de alguien a modificar su conducta
para cumplir la voluntad de otro.
La filosofía intenta realizar un análisis crítico de las ideologías con las que
el poder puede tratar de favorecer intereses propios si los ciudadanos no
ejercen el suyo para defenderse contra la manipulación y la propaganda.
Esta función de velar por los intereses de la comunidad, según Pericles,
también nos compete a todos: “Sólo unos pocos estamos capacitados para
gobernar, pero todos somos capaces de juzgar una política”.
En el pensamiento político moderno, el poder fue entendido de diferentes
maneras. Por una parte, tal como hemos adelantado en el Apartado A. de
este punto, el poder es una capacidad de la que se dispone o de la que se
carece. Por otra, el poder es una característica inherente a las diferentes
relaciones sociales que se dan dentro de una comunidad. Finalmente, el
poder se entiende como la función de una institución que, para ser legítima,
necesita el consentimiento de aquellos sobre los cuales se ejerce: éste es el
caso del poder político. A la hora de definir el poder político, existen
diferentes aproximaciones.
Las definiciones más clásicas son las siguientes:
- Para Hobbes, el poder consiste en la disponibilidad de recursos para
obtener un bien o unos objetivos. Está en manos del Estado.
- Según Weber, el poder es la capacidad de conseguir obediencia dentro
de un grupo.
- Para Marx, el poder es la capacidad de una determinada clase social de
imponer sus intereses sobre el conjunto de la sociedad.
- Según Lasswell, el poder es la capacidad para intervenir en los
procesos a la hora de tomar decisiones.
- Para Dahl, el poder es una relación donde un sujeto o grupo de sujetos
empujan a que otro sujeto o grupo de sujetos hagan algo que de otra
manera no harían. Es el poder entendido como persuasión por parte de
las autoridades ante la desidia de los ciudadanos.
El poder político sólo puede ser realmente efectivo si incluye el
consentimiento de los gobernados. Para la filósofa Hannah Arendt, la
supervivencia del poder está estrechamente ligada al grado de adhesión que
logre suscitar y mantener en la ciudadanía. Para ella, el poder no es nunca
una propiedad individual. El poder pertenece al grupo y sobrevive sólo en la
medida en que el grupo permanece.
Distintos pensadores se refieren a tres clases de poder: inmediato,
individualizado e institucionalizado.
- Poder inmediato. Se impone a todos los miembros de la comunidad,
pero nadie lo ejerce. Por tanto, se trata de un poder «de hecho», es
decir, de un conjunto de usos, costumbres y pautas de comportamiento
que obedecemos sin que nadie nos obligue.
- Poder individualizado. Se trata también de un poder «de hecho», pero
que se practica individualmente. Éste es el caso del poder que ejercen
los padres sobre los hijos, los profesores sobre el alumnado o los jefes
sobre sus subordinados.
- Poder institucionalizado. En líneas generales, coincide con el poder
político. A diferencia de los otros dos poderes, éste es un poder «de
derecho» que se basa en un proceso de adaptación de las normas a las
necesidades del grupo. Se trata de un proceso histórico. Existen
diferentes maneras de ejercerlo.
La base esencial del poder político radica en la sumisión y el conformismo
de los miembros del grupo sobre el que dicho poder actúa. Por tanto, el
poder se constituye como superioridad moral y su legitimidad depende, en
gran medida, de su durabilidad.
En este poder político, confluyen dos características importantes:
autoridad y potestad.
- Autoridad. Proviene del latín auctoritas, que significa “poder del que
gobierna”. Es una cualidad histórica, moral y a veces carismática.
- Potestad. Proviene del latín potestas, que significa «tener poder sobre».
Es un concepto donde se mezcla poder, derecho y obligación o deber.
«Poder», porque puede ser ejercido por la autoridad; «derecho»,
porque quien lo ostenta está facultado legalmente para poner en
práctica la autoridad, y «deber», porque la persona que lo ejerce está
obligada a ponerlo en práctica.
Seguridad.
Es una de las máximas aspiraciones naturales del ser humano. El
término Seguridad se emplea por muchos tratadistas con diferentes
significados. La palabra seguridad se emplea para designar tanto una
finalidad general de orden abstracto, la seguridad como meta a alcanzar,
como para referirse a múltiples aspectos en el campo de lo concreto, por
ejemplo la seguridad táctica, que implica unas distancias determinadas, unas
unidades ejecutantes específicas, la obtención de unos resultados concretos.
La seguridad tiene una consideración prioritaria en las necesidades del
ser humano. Si observamos la pirámide de Maslow, vemos que la seguridad
es superada en importancia sólo por las necesidades fisiológicas de carácter
vital a satisfacer por el hombre. En efecto, de acuerdo con Maslow, el ser
humano trata de dar satisfacción a sus necesidades y deseos siguiendo una
escala de motivaciones, de forma que hasta que no alcanza la satisfacción
en grado suficiente de las necesidades más básicas no trata de satisfacer las
siguientes. En la pirámide de Maslow aparecen las necesidades fisiológicas
relacionadas con la supervivencia en el nivel inferior. Entre estas
necesidades están la comida, la bebida, el vestido, para eliminar el hambre,
la sed, el frío, entre otros. En el segundo nivel aparecen las motivaciones
relacionadas con la seguridad, especialmente aquella seguridad que puede
afectar a su integridad física.
El Diccionario de términos militares y asociados de la Junta de Jefes de
Estado Mayor de Estados Unidos, define la seguridad como: “La condición
que resulta del establecimiento y mantenimiento de medidas positivas que
aseguren una situación de inviolabilidad contra actos e influencias hostiles.”
(p. 25). La seguridad siendo realista no deja de presentar un componente de
subjetividad. La sensación de inseguridad, aunque sea injustificada puede
ser tan perjudicial como la inseguridad misma. La sensación de sentirse
seguro es en determinadas circunstancias tan importante como la seguridad
real. Por tanto, dentro de la seguridad se deben considerar todos los riesgos:
los reales y los supuestos. Unos serán combatidos con medidas materiales y
otros con acciones psicológicas.
Seguridad Nacional
Hay muchos tipos de seguridad según el ámbito en el que actúe.
Nuestro interés se limita al campo de la Seguridad Nacional que tiene por
objeto la protección de los intereses nacionales. Se ha concebido
tradicionalmente la Seguridad Nacional como el elemento garante de la
identidad y supervivencia nacionales o, dicho de otra forma, de su
independencia e integridad. Ya hemos dicho que el concepto se ha ido
ampliando, incluyendo actualmente un mayor número de riesgos, entre los
que figuran los desastres naturales. Todo ello en función de la apreciación de
su dimensión por el conjunto de la población. El general Quero Rodiles en su
libro: Introducción a la teoría de la Seguridad Nacional dice que: “La guerra y
la paz son dos nociones de enorme importancia y transcendencia para la
vida de los pueblos y han constituido siempre, piezas esenciales y a la vez
contradictorias de esa meta fructífera deseable e inalcanzable de la
humanidad que es el orden universal estable y satisfactorio.” (p.5).
La paz se sustenta así en dos pilares: la defensa, la seguridad y la
estrategia es la herramienta, que se utiliza para alcanzar los objetivos de la
seguridad y de la defensa. Pero el orden universal estable implica mucho
más que una situación internacional de paz, implica una situación de paz y
estabilidad, que nos aleja de la posibilidad de conflicto y que es el mejor
ambiente para el desarrollo y progreso de los pueblos. Mientras que la
defensa tiene un ámbito de aplicación que se limita a los espacios donde se
encuentran los bienes a proteger, la seguridad, en un mundo globalizado,
tiene una vocación universalista a la búsqueda del orden universal estable.
Los parámetros que delimitan la Seguridad Nacional son los
correspondientes a este nivel es decir: la amenaza o “agente hostil” que debe
ser de entidad tal que sea capaz de amenazar los bienes de carácter
nacional, y que contienen la esencia de la identidad nacional, cuya quiebra
comprometería la supervivencia de la nación o parte de ella. El grado de
cobertura es un acto volitivo que depende del esfuerzo que el Estado y la
nación están dispuestos a realizar
Soberanía
Pretende entendérselo como la justificación o el título en virtud del cual
los gobernantes ejercen el poder del Estado frente a los gobernados, por
supuesto que el fenómeno del que la soberanía da cuenta no es nuevo y
puede ser rastreado hasta la filosofía política clásica. Sin embargo, la opinión
mayoritaria sostiene que la soberanía es un concepto moderno. En sus
estrictos términos la acuñación del concepto de soberanía es atribuida
indubitadamente a Jean Bodin, quien formuló la noción de soberanía de la
forma en que actualmente conserva vigencia
Bodin presentó la idea de la soberanía como una solución para el
problema de la guerra civil francesa causada por razones religiosas. La idea
de soberanía estaba dirigida a fundar la paz en el interior de las fronteras
nacionales. La soberanía contextualizada en sus circunstancias de origen,
implicaba que la paz religiosa sólo se podía lograr si el rey tenía la suficiente
fuerza para imponer la tolerancia religiosa a todas las partes en disputa. La
soberanía implicaba la solución de los conflictos entre particulares o grupos
por medio del monopolio de la fuerza en unas solas manos. Ni el partido
católico ni el protestante podrían hacer uso de la fuerza sin al mismo tiempo
estar realizando una agresión al poder real, esto es, cuestionando su
soberanía.
El principio de la soberanía del rey, así presentado, parece fundar un
reemplazo del Estado feudal, con varios polos de poder, por un nuevo
Estado, con un solo polo de poder central. ¿Cómo funcionaba el argumento
de Bodin? Partiendo de la base que el poder de los señores dependía del
buen y antiguo Derecho, el reemplazo del poder de los señores por el poder
real requería de un fundamento que fuera más allá de ese Derecho
consuetudinario medieval; requería un poder que no tuviera que limitarse al
Derecho: un poder que pudiese violar el Derecho. Es así como el principio de
la soberanía se identificó como el ejercicio del poder centralizadamente por
parte del rey de forma "absoluta y perpetua".
Que el poder del rey fuera perpetuo significaba que no estaba sujeto a
un periodo determinado, sino que era ejercido de por vida. Que fuera
absoluto, implicaba que el rey estaba exento de la obligación de obedecer las
leyes. Por supuesto que el rey no estaba limitado por las leyes, si es que
podía cambiar su contenido por el ejercicio de su voluntad legisladora. Sin
embargo, contra la opinión general, en su origen, la soberanía del rey no se
presentó como un poder exento de límites, y de esta manera absoluto e
ilimitado no aparecen como sinónimos. Bodin comprendía los límites de la
soberanía vinculándolos, en primer lugar, al Derecho natural y divino; en
segundo lugar, a los tratados celebrados con otros Estados; finalmente, el
rey debía respetar las leyes involucradas en la constitución del gobierno
monárquico, esto es, las leyes de la corona.
En ese sentido, la soberanía estaba bien limitada; no era un poder sin
límites. La característica clave que distinguía a la soberanía era la de no
estar limitada por los antiguos y buenos derechos feudales, lo que era
sensato si se tiene en cuenta que lo que impedía poner fin a la guerra
religiosa era, justamente, el Derecho; en concreto los derechos de guerra de
cada uno de los partidos en pugna. Lo que interesa destacar es que la
soberanía, no confería un poder ilimitado.
El éxito de la soberanía como argumento para la pacificación religiosa
se debió en gran medida a su capacidad persuasiva. Por supuesto que al
final del día la pacificación se logró mediante la política y la guerra. Sin
embargo, la teoría de la soberanía envolvió de legitimidad a la imposición
forzada de los edictos de tolerancia por parte del rey y encaminó a Francia al
proceso centralizador que sería denominado estereotípicamente como
monarquía absoluta.
Socialismo
El socialismo es una teoría o doctrina social que busca promover
la posesión pública de los medios productivos, el control colectivo y
planificado de la economía para el interés general de la sociedad. Existen
dos tipos de socialismo: el no-estatal (propiedad comunitaria en sentido
amplio) o estatal (nacionalizando y planificando la producción
económicamente). En el socialismo podemos ver desde los movimientos
políticos que buscan el bien común y la igualdad social, hasta los proyectos
reformistas de construcción de un Estado Socialista en términos marxistas.
El socialismo no ha perdido impacto político, siendo vinculado con un
orden socioeconómico construido para una clase trabajadora organizada en
sus orígenes sin un orden económico propio y donde necesita crear uno
público (con el Estado y sin él).  Todo ello se consigue mediante revolución,
evolución social o con reformas institucionales.
Por socialización de los medios de producción, se entiende, en
economía política y ciencia política, Entre otros, el proceso de pasar de un
régimen de propiedad privada individual de tales medios hacia uno de
propiedad social, ya sea comunitaria o estatal. La propiedad comunitaria de
activos u organizaciones, es aquella donde éstas se poseen y se controlan a
través de ciertos mecanismos deliberativos o de representación
democrática que permitan a una comunidad o grupo ser parte de su gestión,
ya sea, usando o disfrutando de los beneficios que se presentasen con dicho
activo.
El desarrollo de la propiedad comunitaria, como concepto y herramienta
social, representa un símbolo de la emancipación colectiva, lo cual hace del
concepto un principio de corrientes políticas y sociales, tal como lo es, el
Anarcocomunismo, del cual se amparaba Piotr Kropotkin junto a otros
pensadores del Anarquismo. La estatización o estatalización es el conjunto
de disposiciones y operaciones mediante las cuales el Estado asume, en
forma variada, la administración de empresas privadas, de grupos de
empresas o de la totalidad de ciertos sectores económicos manejados con
anterioridad por particulares. La estatización es lo opuesto a la privatización.
También se le denomina nacionalización de los medios de producción,
aunque una empresa estatizada puede ser previamente tanto de propiedad
nacional como extranjera.
La propuesta de socializar los bienes no se extiende a los bienes de
consumo y/o pertenencias personales, ni busca evitar sueldos o ganancias
derivadas del esfuerzo personal. Así, por ejemplo, Makhaiski escribe “La
socialización de los medios de producción no significa otra cosa que la
abolición del derecho de propiedad privada y de la gestión privada de las
fábricas y de la tierra”. (p, 17), Para corrientes comunitarias -tales como el
comunismo, socialismo, cooperativismo, anarquismo, mutualismo etc.- el
concepto tiene el sentido especifico de reintegrar los procesos económicos al
control de la sociedad a fin de lograr la libertad del ser humano: “La otra idea
que es enormemente importante es esta noción de libertad, la idea que es
tan diferente de la noción liberal. No podemos ser libres a menos que
controlemos nuestro destino, a menos que nosotros, en lugar de ser
arrastrados por el viento de las circunstancias económicas (para Marx) o
dirigidos por la mano invisible de la razón (para Hegel) realmente tomemos
control, realicemos nuestro poder, realicemos la capacidad colectiva de los
seres humanos para controlar nuestro destino, y lo hagamos... es una idea
de gran importancia. Ahora que ha sido presentada por Hegel y Marx, no
creo que será olvidada”.
En ese sentido, se puede decir socialización es el proceso opuesto a
alienación. Sin embargo, de hecho, existen diferencias sobre medios y fines
en relación a como se podría o debería efectuar tal control social, por
ejemplo, poniendo tales procesos bajo el control de alguna forma u
organización política (comunas, consejos, federaciones de tales comunas o
consejos, etc.) o bajo el control directo de los trabajadores, lo que junto a
otras consideraciones sobre lo que una socialización implica o no (ej. el
contraste entre el Estado socialista, el comunismo sin Estado -ideal supremo
del marxismo- y el anarcocomunismo) han ocasionado un debate prolongado
-aunque no siempre activo- acerca de lo que el proceso es y el cómo
efectuarlo.
La palabra "socialismo" (que apareció por primera vez en 1834 bajo
los auspicios de Robert Owen) describe la organización colectiva de la
producción y la distribución en tanto el consumo permanece siendo
particular. En el siglo XIX en proceso de proletarización masiva por el
ascenso del capitalismo industrial la idea socialista evolucionó como
concepto e ideología de economía política proponiendo un sistema social,
económico y político basado en la organización consciente (planificada) de la
producción de acuerdo a unos fines preestablecidos de contribución al bien
general: sería el denominado movimiento socialista (en algunos lugares
movimiento para la reforma del trabajo).
Sintetizado a partir de las ideas y escritos de distintos grupos y
pensadores que buscaban alumbrar un sistema justo, el socialismo recibe un
gran impulso de la teoría marxista que desprende al socialismo de todo
idealismo moral y político, y lo fundamenta como una necesidad para el
desarrollo del presente período tecnológico, que es lo único que podría
hacerlo realizable (no-utópico) según la doctrina del materialismo histórico.
Comunismo.
Entendido como movimiento socio-político, es un conjunto de corrientes
y agrupaciones cuyo principal objetivo histórico es -particularmente desde la
adopción de la doctrina marxista- la supresión revolucionaria de la sociedad
capitalista en tanto última forma de sociedad con clases, y el establecimiento
de una sociedad socialista como paso previo a la construcción gradual de
una organización social comunista. Las doctrinas de las diversas corrientes
comunistas coinciden en la necesidad de suprimir la propiedad privada
(especialmente la de los medios de producción sociales) y en la
emancipación social del proletariado como la primer clase oprimida sin
economía propia, negación de toda posible apropiación privada y por ende
tendiente a desaparecer como clase en una comunidad comunista.
La teoría marxista se construye en debate con el anarquismo.
El anarquismo se podría inscribir dentro de los debates tempranos del
socialismo, que como ideal busca que las personas decidan sobre sus vidas
directamente. Propugna la abolición del Estado y de toda autoridad. Es la
corriente con un trasfondo de respeto y valoración al sujeto o individuo, y que
considera a la libertad como el camino y el objetivo del socialismo y que
propone la horizontalidad en las asociaciones humanas voluntarias, la
autonomía local junto con la autoorganización de los movimientos sociales
frente a las instituciones del Estado y a las multinacionales y monopolios
propios del capitalismo. La meta del socialismo libertario es construir una
sociedad basada en las libertades civiles, la equidad social, la iniciativa
personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando las clases
sociales estratificadas, promoviendo estructuras políticas y económicas
autogestionarias, descentralizadas o distribuidas.
  Sociedad
Especie de contextura ínter humana en la que todos dependen de todos,
y en la cual el todo subsiste gracias a la unidad de las funciones asumidas
por los copartícipes, y donde cada individuo es determinado por la
pertenencia al contexto en su totalidad.
Sea cual fuese el origen de la sociedad, podemos observar ciertos rasgos
comunes:
- Más que el individuo, es la sociedad la que ha llegado a ser en nuestra
especie la unidad de la lucha por la existencia.
- la sociedad normalmente tiene una duración mayor que el individuo.
- La sociedad es una unidad funcional, es decir que la sociedad a pesar
de ser obra de individuos funciona como conjunto.
En consecuencia, los intereses individuales están subordinados a los del
grupo.
En toda sociedad, las actividades necesarias para la supervivencia del
conjunto están divididas y repartidas entre sus miembros.
Dentro del ámbito de la filosofía se han dado varios paradigmas sobre el
fundamento y naturaleza de la sociedad, estos son:
- El paradigma Aristotélico: La sociedad es un producto natural y
consustancial a la naturaleza humana en el sentido de que es imposible
entender al ser humano fuera de ella.
- El paradigma Contractualista: El ser humano es un individuo más o
menos egoísta y está comprometido en la sociedad en la medida en que es
beneficiosa para él.
- El paradigma Liberal: la sociedad existe como resultado no construido
de la interacción de los individuos.
El origen de la sociedad conduce a una corroboración sobre su
naturaleza: la ciudad es natural y el ser humano por naturaleza es un animal
social. Aunque natural, la sociedad no es un ser necesario ya que surge sin
el concurso de la voluntad de los seres humanos y requiere un desarrollo de
un arte especial: la Política. Como organismo natural, la sociedad tiene un fin
propio consistente en servir al ser humano en la búsqueda de su perfección y
felicidad, la cual sólo puede ser alcanzada en el marco de la ley y la justicia y
en el ámbito de la comunidad. En consecuencia, la fundación de la
comunidad persigue el superar el estado de enfrentamiento ante las
necesidades naturales y llegar a una vida realmente buena. Esto representa
salvar a la sociedad de un mero instrumentalismo al servicio de los intereses
particulares, por lo que la naturaleza aparece como reguladora de lo
socialmente justo.

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