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1. ¿Qué protege este tratado?

El respeto al principio de humanidad en conflictos armados no


internacionales. Además, recuerda la necesidad de garantizar una mejor
protección a las víctimas.

2. ¿En qué consiste esa protección?

Son garantías fundamentales del trato humano (integridad física y mental)


para la población civil y para quienes han dejado de participar en las
hostilidades (como los combatientes heridos, enfermos o detenidos). Además,
el tratado incluye la asistencia a los heridos y enfermos, y un trato humano
para aquellos privados de la libertad.

3. ¿En qué casos aplica el Protocolo II?

En conflictos no internacionales entre las fuerzas armadas de un país y fuerzas


disidentes o grupos armados organizados, así como entre grupos armados
dentro del mismo país. Esto incluye a los grupos que controlen una parte del
territorio desde el cual puedan realizar operaciones armadas sostenidas. 

Cuando existe un conflicto que no es entre las fuerzas armadas de una de las
partes y/o los grupos no tienen control territorial, se aplica el artículo 3 común
a los Convenios de Ginebra y normas del derecho internacional que, en la
práctica, son costumbre.

4. ¿Y en qué casos NO aplica?

En situaciones que no alcancen el umbral de un conflicto como, por ejemplo,


disturbios, situaciones de tensión o actos de violencia aislados. 

5. ¿Cómo se decide si en un país hay un conflicto armado interno?

Esto está determinado por dos criterios objetivos: la organización de las partes
y la intensidad de las hostilidades. Por ‘organización’ se pueden observar,
entre otros factores, la cadena de mando, estructura, capacidad para entrenar
personal, capacidad para sostener operaciones militares en el tiempo y
administración del territorio. Por ‘intensidad’ se pueden tener en cuenta
factores como la gravedad, frecuencia y duración de los enfrentamientos, el
equipamiento utilizado, el número de heridos y muertos e involucramiento de
las fuerzas armadas cuando la policía no es suficiente.

6. ¿De dónde sale el Protocolo II?

De la necesidad clarificar aún más las reglas aplicables a los conflictos


armados de carácter no internacional. Después de la Segunda Guerra Mundial
la mayoría de conflictos han sido internos y han causado millones de víctimas.
Aunque antes existía el artículo 3 común a las Convenciones de Ginebra de
1949 que se aplicaba para estos casos, solo tenía un mínimo de reglas básicas.

Por eso, entre 1974 y 1977, se realizó en Ginebra (Suiza) una conferencia
diplomática para complementar los Convenios de Ginebra. Los Estados
estaban convencidos de que era necesario aprobar nuevas normas de conducta
para la guerra. El resultado de las reuniones fueron dos tratados adicionales:
uno para conflictos internacionales (Protocolo I) y otro para los conflictos
internos (Protocolo II). Ambos fueron aprobados el 8 de junio de 1977.

Momento de la conferencia internacional realizada en Ginebra, Suiza, en junio de 1977. Jean-Jacques


Kurz/Archivo CICR/CC BY-NC-ND

7. Si este tratado es de los años 70, ¿por qué en Colombia empezó a


aplicar en 1996?

Cada país es diferente, autónomo y soberano para decidir el momento de


hacerlo. Mientras unos se demoraron décadas en ratificarlo luego de haberlo
firmado, otros lo hicieron de inmediato.
No existe un procedimiento estricto para ratificar tratados de DIH ya que eso
depende de cada país. En muchos casos, como el colombiano, deben pasar
primero por el Congreso. Lo importante es que el Estado declare formalmente
que está dispuesto a obligarse a cumplir esas normas.

 ¿Qué cambió en Colombia con la adopción del Protocolo II?

Se pudieron aclarar las obligaciones del Estado colombiano y de los grupos


partes en el conflicto. Además, facilitó el diálogo sobre el DIH y la difusión de
las normas humanitarias y ofreció protección adicional a normas
consuetudinarias que ya aplicaban en el conflicto colombiano.

9. ¿Este tratado aplica en todos los países?

Aplica en los países que lo hayan ratificado y cuando las condiciones de


aplicación se cumplen (conflicto armado, control territorial del grupo
armado). Hasta el momento, ha sido ratificado por 168 países.

10. ¿Quién vigila que estas normas se cumplan?

Los Estados que las ratificaron y los grupos armados que son partes en el
conflicto están obligados a difundir y respetar esas normas. El CIRC apoya
este proceso a través de un diálogo bilateral y del trabajo de socialización de
las normas.

VII. CONCLUSIONES

El Derecho Internacional Humanitario tiene como objetivo humanizar el conflicto, no


terminarlo. El Protocolo II, como parte del Derecho Internacional Humanitario,
pretende la protección de las personas que no participan en conflictos armados, o que
han dejado de participar en ellos. Es un tema que ha generado discusiones, pero que
intenta solucionar de la mejor manera posible los problemas que la guerra genera, para
así poder regularla y, por ende, humanizarla. Ofrece recursos para solucionar
problemas de derechos humanos, pero depende de la voluntad política de los actores
enfrentados en el conflicto. Se considera al Protocolo II como un instrumento útil y
oportuno, aunque reconoce que, como toda herramienta jurídica, tiene una eficacia
limitada y no posee la virtud mágica de transformar las condiciones materiales de un
conflicto armado tan complejo como el colombiano. Posee también un carácter
simbólico y moral, ya que reincorpora al país la tradición de una guerra civilizada. Al
tomar el Estado la decisión política de adherir este instrumento al derecho interno y de
buscar una solución pacífica de negociación del conflicto colombiano, cumple de forma
unilateral con las condiciones del Derecho Internacional Humanitario. De esta forma, la
guerrilla adquiere la responsabilidad de 98 adherirse al Protocolo II porque está
sometida a un mando “responsable” en donde al reconocérseles el carácter de
territorialidad, no se les reconoce su beligerancia. Solo es la constatación de la
existencia de dos fuerzas. La aplicación del Protocolo II no cambia en ningún momento
la situación de los guerrilleros como criminales. La justicia penal se seguirá aplicando
de igual manera. Por otro lado, con el respeto del Derecho Internacional Humanitario
las personas adquieren conciencia y cultura con respecto al tema, haciéndolo aplicable a
la situación actual y por ende creando un mejor espacio para la discusión y la búsqueda
de la paz que tanto anhelamos en Colombia. Es una paradoja que la larga trayectoria
humanista del Derecho Colombiano vaya aparejada de una larga serie de conflictos
internos. Ello implica una de dos cosas: que el Derecho es meramente simbólico o bien
que a pesar de la cruda realidad el Derecho permanece como norte ético.

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