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5to. Año – ciclo orientado F.E.C.

Apuntes para el Eje Temático 2: DDHH


Selección y adaptación de material bibliográfico del Curso “Introducción a los Derechos Humanos”
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos – Secretaría de DDHH

CONSTRUCCIÓN Y DESARROLLO DEL PARADIGMA DE LOS DERECHOS HUMANOS


Los derechos humanos constituyen un repertorio abierto de libertades y derechos inherentes a cada
uno de los seres humanos sobre la base de su igualdad y dignidad personal y social. Este conjunto de
libertades y derechos apunta a garantizar y satisfacer condiciones indispensables para el desarrollo de una
vida digna, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”1.
Podemos caracterizar al paradigma de los derechos humanos como un marco de referencia desde el
cual abordar, analizar y modificar prácticas sociales estructuradas sobre creencias que establecen valencias
diferenciales para las personas. Este tipo de prácticas parten de no considerar a los seres humanos como
igualmente dignos. Los argumentos que sustentan la idea de que no somos todos igualmente dignos varían
y se modifican para cada tiempo y lugar.
Para profundizar en aquello que entendemos por derechos humanos es importante comenzar por tener
presentes dos cuestiones. Al hablar de derechos humanos, por un lado, hacemos referencia a las luchas que,
en distintos contextos históricos y geográficos, han mantenido y mantienen los pueblos y comunidades por
el reconocimiento y respeto de su dignidad. A su vez, cuando hablamos de derechos humanos nos referimos
a los procesos de reconocimiento por parte de los Estados y la comunidad internacional, de las personas y
grupos de personas como “sujetos de derechos”. Este proceso de construcción histórico-social de los
derechos humanos es dinámico y progresivo y su reconocimiento por parte de los Estados es producto de
esas luchas por la conquista de los derechos. Así, planteando otros ejemplos, podemos señalar que la
existencia de sindicatos nos resulta “natural” porque hace más de cien años los trabajadores conquistaron el
derecho a defender conjuntamente sus intereses creando organizaciones especializadas (los sindicatos) hasta
entonces inexistentes. También podemos dar cuenta de formas de ampliación y profundización de derechos
que no necesariamente encuentran una expresión inmediata en las normas sino que operan a través de
cambios culturales: por ejemplo, la crítica social del feminismo ha logrado ocupar en nuestros días un lugar
en la agenda académica, política y mediática que era impensado hace cuarenta años.
Cuando hablamos del proceso de reconocimiento de los derechos humanos hacemos referencia
tanto a la adopción de compromisos internacionales como a la adecuación de las normas y sistemas judiciales
nacionales (constitución, leyes, decretos, reglamentos, etc.) y la implementación de políticas públicas que
garanticen su puesta en práctica. Desde nuestra perspectiva, la historia de los derechos humanos coincide
con la historia de las luchas por la emancipación, la igualdad y la autonomía. Esta historia es también la de
las luchas contra las diversas formas de opresión, desigualdad y jerarquías. Muchas de estas luchas se
desarrollaron contra el avance de las autoridades y sus abusos de poder sobre quienes se hallaban bajo su
dominación, mientras que otras se desplegaron con el objetivo de lograr avances y conquistas en la calidad

1 Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 2


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y condiciones de vida de las personas, desde el acceso a alimentos hasta la posibilidad de profesar creencias
religiosas libremente. Es en este sentido que decimos que el paradigma de los derechos humanos se inscribe
en la historia de las luchas por la emancipación: de una parte, recoge reivindicaciones anteriores (tanto de
aquellas que llegaron a ser codificadas como de otras tantas que no siguieron ese curso) mientras que, por
otra, hace suyas estas aspiraciones y pasa a ser el motor de estos reclamos.
En 1954 la filósofa Hanna Arendt planteó que el punto de partida de los derechos humanos es la
constatación de que el derecho básico es el “derecho a tener derechos”2. Esta idea nos lleva a reflexionar sobre
las comunidades que otorgan sentidos particulares a esta afirmación. Desde el paradigma de los derechos
humanos, pensar la comunidad implica reflexionar sobre el lazo social que hace posible la vida-en-común de
todas y todos; esto es, el desarrollo sobre bases equitativas de las expectativas de vida buena y plena, libre de
condicionamientos y desigualdades.
Es en este sentido que podemos dar cuerpo a la afirmación de Lechner de que “proclamar los
derechos humanos significa fundamentalmente crear aquel ‘horizonte de sentido’ mediante el cual los
individuos aislados pueden concebirse y afirmarse a sí mismos como una comunidad de hombres libres e
iguales”3.
Un concepto clave a recuperar es la noción de equidad. Esta noción hace referencia al objetivo de
lograr un tratamiento justo y equitativo para todas las personas según sus necesidades respectivas, libre de
sesgos, actitudes y prácticas discriminatorias. La equidad no promueve un “trato igual” sino un “trato
igualitario”, es decir, atento a las diferentes necesidades de las personas. La idea central es considerar a todas
las personas equivalentes en términos de libertades, derechos, garantías, obligaciones y oportunidades. Esta
perspectiva es recuperada por el principio de igualdad anclado en el paradigma de los derechos humanos:
este principio no se orienta a suprimir y/o desconocer las diferencias que existen entre las personas sino a
sentar las bases para que ellas –se trate de diferencias de sexos, culturas, colores de piel, de lenguas,
orientaciones sexuales, religiosas, entre otras– dejen de ser el presupuesto sobre las que se fundan y
legitiman formas de dominación, jerarquías sociales, prácticas sociales discriminatorias y otras formas de
desigualdad social.
Es así como el derecho a tener derechos abre permanentemente el juego a la participación y al
debate sobre nuevos derechos. El enfoque planteado por Arendt tiene consecuencias importantes para la
práctica de la lucha contra las discriminaciones y las opresiones, dado que mientras el contenido de las
reivindicaciones, las prioridades políticas y los ámbitos de lucha pueden variar, lo importante es mantener y
reafirmar el derecho a tener derechos y sostener el debate público, dado que tanto la ciudadanía como los
derechos están siempre en proceso de construcción y de cambio.

2 Arendt H. (1996): Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política, Península, Barcelona.
3 Lechner, N. (1983): Los derechos humanos como categoría política, conferencia pronunciada en el Foro Los Derechos Humanos y
las Ciencias Sociales en América Latina, en ocasión de la XII Asamblea General del CLACSO, Buenos Aires, noviembre, pag. 6.
5to. Año – ciclo orientado F.E.C. Apuntes para el Eje Temático 2: DDHH
Material bibliográfico: Siede, I (coord.), Política y ciudadanía 5, Editorial Estrada, Buenos Aires 2012

Repasemos entonces parte del sentido y contenido de dichos términos:


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Material bibliográfico: Cortés, M. (Coord.), Sociedad, Ciencia y Cultura Contemporánea. Prácticas de lectura y escritura,
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2005

Finalmente, un texto para reflexionar sobre algunos de los aspectos abordados:


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