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LAS IMÁGENES EN LA IGLESIA DE CRISTO

Una de las mayores acusaciones de los hermanos separados contra la Iglesia


Católica es de ser idólatra por hacer uso de las imágenes. Se basan en la
prohibición de no hacer imágenes y no postrase ante ellas, ni darles culto; también
citan el salmo 115. El ídolo, ante todo, es la nada, sería un Dios falso; falso porque
no existe; sería más bien creación del hombre. El ídolo es un dios hecho de
pintura, madera, piedra, oro, plata, las imágenes son retratos de algo o de alguien.
La idolatría consiste mas que todo en que la criatura, en lugar de adorar a su
Creador, adora a su propia creación. Como fruto de la idolatría se tiene la muerte,
puesto que significa el abandono de aquel que es la vida. Realmente en la Biblia
existe la prohibición a los israelitas de hacer esculturas o imágenes. “no habrá
para ti otros dioses delante de mí. No te harás esculturas ni imagen alguna ni de lo
que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que en las
aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto”. Ex. 20,3-5.
El Salmo 115 hace una denuncia contra los ídolos hechos por los hombres y
anuncia la ruina para aquellos que en ellos ponen su confianza. Dios se nos da a
conocer como un Dios celoso que no admite otros dioses. “no habrá para ti otros
dioses delante de mí”. Pero, como hemos dicho antes, para comprender un texto y
no caer en contradicción de un texto con otro, tenemos que fijarnos en el
contenido de otros textos de la misma Biblia. De acuerdo al Éxodo 20,3-5,
podemos pensar que en realidad Dios no permite fabricar nada material, y
entonces nuestras relaciones con Dios quedarían desprovistas de visibilidad al no
valernos de signos o símbolos de nuestro mundo terrestre; esto iría contra nuestra
naturaleza porque el hombre no puede hacer nada sin el cuerpo, esto se ve muy
claro cuando hablamos de los Sacramentos. Pero, como el hombre se
desenvuelve en el mundo material y él mismo es materia, por lo tanto, en este
mundo, Dios ordena utilizar signos y símbolos, a través de los cuales el hombre
descubre a Dios y se comunica con él y él con los hombres. Por eso, si por un
lado, Dios prohíbe en la Biblia hacer imágenes para identificarlas con los dioses
falsos y adorarlas, por otro lado las ordena para ser utilizadas como signos de su
presencia y para hacer visibles las relaciones del hombre con Dios y recordar sus
intervenciones en la historia de nuestra salvación.
"Haz un arca de madera de acacia, que mida un metro y diez centímetros de largo,
sesenta y cinco centímetros de ancho, y sesenta y cinco centímetros de alto.
Recúbrela de oro puro por dentro y por fuera, y ponle un ribete de oro alrededor.
Hazle también cuatro argollas de oro, y pónselas en las cuatro patas, dos de un
lado y dos del otro. Haz también travesaños de madera de acacia, recúbrelos de
oro, y pásalos a través de las argollas que están a los costados del arca, para que
pueda ser levantada con ellos, y ya no vuelvas a quitarlos; déjalos ahí, en las
argollas del arca, y coloca en el arca la ley que te voy a dar.
"Haz una tapa de oro puro, que mida un metro y diez centímetros de largo por
sesenta y cinco centímetros de ancho, con dos seres alados de oro labrado a
martillo en los dos extremos. La tapa y los seres alados deben ser de una sola
pieza; uno de ellos estará en un extremo de la tapa y el otro en el otro extremo,
el uno frente al otro, pero con la cara hacia la tapa, y sus alas deben quedar
extendidas por encima de la tapa cubriéndola con ellas.
Coloca después la tapa sobre el arca, y pon dentro del arca la ley que te voy a dar.
Allí me encontraré contigo y, desde lo alto de la tapa, de entre los dos seres
alados que están sobre el arca de la alianza, te haré saber todas mis órdenes para
los israelitas”. Ex. 25,10-22.
Esta Arca de la Alianza se constituye en signo de la presencia de Dios para el
pueblo. A esta Arca le hacen fiestas, la llevan en procesiones, le construyen la
tienda y más tarde el templo, se postran ante ella para implorar a Dios. “Josué
desgarró sus vestidos, se postró rostro en tierra delante del arca de Yahveh hasta
la tarde, junto con los ancianos de Israel…” Josué 7,6-9.
En I de Reyes 6, Dios ordena construir el templo con su altar y al lado del altar dos
querubines; luego dice que “esculpió todo en torno a los muros de la casa con
grabados de escultura de querubines, palmeras, capullos abiertos al interior y al
exterior” I de Reyes 6,29.
En Números 21,8-9 leemos: “y el Señor le dijo: --Hazte una serpiente como esas, y
ponla en el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una serpiente,
que mire hacia la serpiente del asta, y se salvará.
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Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en el asta de una bandera, y
cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba la serpiente de bronce y se
salvaba”.
Sabemos que el Espíritu Santo es inmaterial, pero Juan Bautista lo representa en
forma de paloma. “Juan también declaró: "He visto al Espíritu Santo bajar del cielo
como una paloma, y reposar sobre él”. San Juan 1,32.

En el N.T. encontramos cómo la gracia, la sanación y otras bendiciones, llegan al


creyente a través de objetos materiales. Cuando Jesús regresó en la barca al otro
lado del lago, sele reunió mucha gente, y él se quedó en la orilla. En esto llegó uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que al ver a Jesús se echó a sus pies
y le rogó mucho, diciéndole: --Mi hija se está muriendo; ven a poner tus manos
sobre ella, para que sane y viva. Mc. 5,21-23

Los primeros cristianos veían los prodigios obrados por los Apóstoles y se
entusiasmaban tanto, que sacaban a sus enfermos por las calles por donde
debían de pasar para que, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos.
“sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al
pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.
También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo
enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros; y todos eran sanados”.
Hch,5-15-16. Dios oraba prodigios extraordinarios por las manos de Pablo, hasta
tal punto que imponían a los enfermos pañuelos o ropas que él había usado y
mejoraban. “Y Dios hacía grandes milagros por medio de Pablo,
tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo
eran llevados a los enfermos, y estos se curaban de sus enfermedades, y los
espíritus malignos salían de ellos. Hch: 19,11

Ahora, si la sombra de los Apóstoles, sus sudarios y túnicas ahuyentaban las


enfermedades y ponían en fuga a los demonios, ¿por qué no se debían honrar y
venerar la sombra y la imagen de los santos?
De suerte que para los católicos. Las imágenes, efigies o figuras de Jesucristo, la
Virgen María y de los Santos, no son ídolos ni adoramos en ellas a dioses falsos,
ni tampoco son las imágenes las que nos escuchan o nos hacen milagros. Son
señales, signos o símbolos que nos ayudan, son camino o puerta que nos
descubren a las personas representadas en ellas. Por medio de la imagen nos
remontamos a la persona, nos ponemos en comunicación con ella mediante la Fe
y la plegaria; y en respuesta, la imagen, que es un signo sensible de materia y
color, se llena de energías de vida que brotan de la persona representada en
dicha imagen; al igual que la orla del manto de Jesús, de la sombra de los
Apóstoles, de sus vestidos o sudarios. El Señor se valió de esos objetos
materiales para convertirlos en conductores de su gracia.

La imagen es una ayuda eficaz para conocer a Dios, la Virgen y los Santos, nos
ayudan a unirnos a las personas y a imitarlos; son un lenguaje de evangelización.
El menos ilustrado, por las imágenes logra entender el mensaje, la doctrina. Un
analfabeta, viendo las imágenes del vía crucis, logra conocer el misterio de la
Pasión, muerte y Resurrección del Señor. Son, por tanto, medios de
Evangelización como lo dicho anteriormente, que se dirigen a todas las facultades
del hombre.

El hombre siente la necesidad de exteriorizar sus deseos, sus aspiraciones,


sentimientos, etc. y lo mismo en el campo de la Fe; y esto se logra valiéndose de
las formas y los colores esculpidos en la imagen por mano del artista, y a la vez
expresa su más alto ideal de perfección.

La imagen me da a conocer el plan de salvación y me invita a la transfiguración;


más aún, a la divinización que es la meta de la humanidad. Por la imagen, el
hombre satisface la necesidad de hacer visible su vida espiritual, de hacer visible
su experiencia de andar en la presencia de Dios. Entonces, ¿nos prohíbe Dios
hacer imágenes como ayudas para nuestra Fe, y somos idólatras para valernos de
ellas? ¿qué es entonces lo que nos quiere decir Dios con la prohibición en Ex.
20,3-5?. Nos prohíbe la idolatría; y para resaltar la gravedad de este pecado, el
escritor sagrado se vale de una exageración de no hacer nada de imagen ni de
postrarse ante ella, como la exageración de no decirle padre a nadie sobre la
tierra, o si tu ojo te hace pecar, sácatelo, etc. Pero no nos prohíbe valernos de las
imágenes como signos de realidades superiores. Cuando contemplemos cara a
cara a Dios en la visión beatifica, entonces dejaremos las imágenes porque ya no
las necesitaremos.
En conclusión: Dios prohíbe tener o hacer imágenes para tenerlas o considerarlas
como dioses o ídolos, y por tanto, rendirles culto como a Dios, pero no prohíbe,
antes ordena, hacer y tener imágenes como signos o señales de su presencia, de
las personas y que sean medios que nos ayudan para nuestra comunicación con
Dios o con los santos y para conocer y recordar los acontecimientos de nuestra
salvación. Es malo tener imágenes como ídolos, pero es bueno tenerlas en el
sentido que se ha explicado. El ejemplo casero: es malo tener cuchillo para matar
a los humanos, pero es bueno tenerlo para oficios de la cocina o para oficios
caseros.

Muchas Gracias

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