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EL LIDER EMPRENDEDOR

Leyes del Éxito y de la Felicidad

(Natividad Pérez)
Tanto el éxito como la felicidad involucran nuestra capacidad de superar
obstáculos.

Como decía Viktor Frankl: Lo ue e esita os o es vivi si te sio es,


ni adversidades, sino la fortaleza para alcanzar las metas situadas al otro
lado de ellas.

Lo que necesitamos no es librarnos de las dificultades a toda costa, sino


encontrar un significado propio a la vida que merezca profundamente la
pe a .

La Mente del Emprendedor es una mente diferente, una mente


privilegiada, una mente libre, independiente y hoy día,
desafortunadamente muy escasa. Lograr el éxito, requiere aprender a
conquistar tu propia Mente, a pensar por ti mismo. Es un Camino de
dentro hacia afuera. Tus verdaderos retos, se desarrollarán en realidad
en tu interior, las batallas se producirán en tu propia mente.

Siempre digo: <<No te pidas no tener problemas, pídete crecer para ser
tú más grande que tus problemas>>. En realidad, Liderar implica
aprender a amar los Problemas convirtiéndolos en Desafíos y Maestros de
tu aprendizaje.

En este entorno de incertidumbre en el que nos encontramos, hoy más


que nunca, se necesitan Líderes Emprendedores, personas entusiastas,
soñadores, que estén dispuestos a explorar y conquistar nuevos mundos,
llenos de grandes oportunidades. Personas capaces de renunciar a la
seguridad, para correr tras lo incierto. Personas que renuncian a la
dependencia ajena, para atreverse a seguir su Pasión, con cierta dosis de
valor, persistencia, resiliencia y mucho entusiasmo.

El Líder Emprendedor requiere estar en posesión de una serie de


atributos especiales y debe entrenarse en ciertas habilidades y principios
para desplegar todo su potencial y no sucumbir ante la adversidad en el
camino. Así podrá realizar su cometido disfrutando con pasión, utilizando
el vehículo de la empresa como un camino de crecimiento personal y
autorrealización y no de autodestrucción o sufrimiento.
Para convertirte en un Líder Emprendedor y lograr el éxito, disfrutando
del camino, deberás aprender, superar y cumplir las siguientes 12 Leyes.

1) LEY DE LOS FALSOS LÍMITES.

Para Mario Alonso Puig, es un hecho evidente que todos podemos


alcanzar cosas mucho mayores de lo que pensamos. El Talento puede
desarrollarse permanentemente durante toda la vida y ello nos exige
aprender a romper nuestros falsos límites.

Superarlos nos llena de autoconfianza y de sentido de valor. Ello nos


obliga a salir de nuestra zona de confort y a estar dispuestos a aceptar
riesgos y desafíos continuos.

Salir de la Zona de Confort nos produce vértigo, en mayor o menor


medida, no obstante hay dos maneras de afrontarlo: vivirlo como una
amenaza o bien como una oportunidad para crecer y desplegar nuestro
talento, traspasando nuestros límites aparentes.
Cuando estamos fuera de la zona cómoda, comenzamos a sentir una
fuerte presión o resistencia. No obstante podemos vivir la experiencia de
forma más o menos agradable, en función de la interpretación que le
demos a la situación. Para ello, la valoración va a variar y dependerá en
gran medida de las preguntas que nos planteemos (no te preguntes solo
todo lo peo ue puede pasa , p egú tate ue pasa ía si…lo log a as), del
enfoque que le demos (enfócate en la solución y no en el problema) y
del apoyo que recibamos de los demás (rodéate de personas que te
impulsen, no de las que te hunden).
Ante la presión en momentos en que parece no haber salida a nuestros
problemas, nuestro pensamiento creativo para resolverlos se activa sólo
cuando aceptamos desafíos y nos enfocamos de forma confiada en la
solución, buscando nuevas alternativas.

Todo reto nuevo es un estímulo para crecer, que te hará dar un salto de
nivel. Será más o menos llevadero siempre que el vértigo provocado por el
riesgo que debe asumirse no sea demasiado grande.

El vértigo disminuye cuando tenemos más confianza en nosotros mismos


y cuando sabemos que podemos contar con la ayuda y el apoyo de los
demás.
2) LA LEY DE LA FALSA REALIDAD.

El Líder Emprendedor debe ser consciente de que su


percepción está absolutamente condicionada por su pasado y
está tremendamente alterada. Por ello, debe tener la
seguridad de que la Realidad, no es como la ve y tiene la
obligación de no verla aún PEOR de lo que es. Debe aprender a
confiar en que fuera de su percepción le aguarda un mundo de
posibilidades y de oportunidades que aún no esté percibiendo.

<<No es Ver para Creer, sino Creer para poder Ver>>.

La realidad es mucho más amplia y compleja de lo que podemos percibir.


Cada uno de nosotros percibe la realidad a través de unos filtros que se
han ido creando y reforzando a lo largo de nuestra experiencia y de
nuestra historia particular. Estos filtros se denominan creencias y son los
que constituyen las gafas, las lentes a través de las que miramos y
constituyen los límites de nuestra percepción.

Lo que está fuera del alcance de nuestras creencias nos resultará invisible,
aunque lo tengamos delante de nuestros ojos.

Cuenta la leyenda lo que ocurrió cuando llevaron un elefante a una aldea


en la que jamás habían visto uno, y ni siquiera sabían lo que era. Dada la
expectación despertada, al caer la noche, tres de los habitantes de la
aldea, en un deseo de ganar notoriedad, se dirigieron por separado a la
tienda donde tenían escondido y a oscuras al animal.

El primero de ellos tocó una pata y enseguida le recordó la forma de una


columna, con lo cual se alejó convencido de que un elefante era algún tipo
de pequeño edificio.

Otro agarró la cola y se alejó creyendo que un elefante era una cuerda. El
tercero se encontró con la trompa y al ver que se movía pensó que un
elefante era una gran serpiente y salió corriendo de aquel lugar.

Todos salieron convencidos de que sabían perfectamente lo que era un


elefante. Su falta de otras perspectivas y el sentido que su experiencia
daba a lo que percibían fue la causa del error.
Si se hubieran comunicado entre sí sus puntos de vista, en lugar de
creerse cada uno que lo que había visto era toda la realidad existente,
hubieran entendido mejor su experiencia y entre todos se habrían
acercado más a la realidad.

Un Líder Emprendedor tiene que aprender a ampliar su Visión, su


percepción de la realidad y VER las cosas mejor aún de lo que son, para
diseñar y crear un futuro lleno de posibilidades, que mejore el presente.

3) LA LEY DEL OPTIMALISTA

El Líder Emprendedor debe ser un Optimalista. La diferencia


fundamental entre el perfeccionista y el optimalista es que el primero, en
esencia, rechaza los reveses inherentes a la realidad, mientras que el
segundo los acepta.

El perfeccionista quiere que su camino hasta la meta que se ha fijado —y,


en realidad, todo su camino por la vida— sea directo, sin tropiezos, libre
de obstáculos. El perfeccionista paga un precio excepcionalmente alto por
su negación de la realidad. Su rechazo al fracaso le produce ansiedad ante
esa amenaza, siempre presente, y su rechazo a toda emoción negativa
suele generar, por el contrario, una intensificación de las emociones que
intenta suprimir, lo que le genera una tensión aún mayor.

El Optimalista acepta los obstáculos como una parte natural de la


vida, como una experiencia unida al éxito. Comprende que no lograr
lo que deseaba o tener conflictos en sus relaciones son parte
integrante de una vida plena y rica en experiencias; asume estas
experiencias como oportunidades de aprender y surge de ellas más
fuerte y más capacitado para resistir los embates.

Recuerdo que me sentí muy insegura y estresada en mis años de


universidad, en gran medida por mi rechazo a aceptar el fracaso
como una parte necesaria de mi aprendizaje... y de la vida. Menos
mal que, al comenzar a emprender, tomé conciencia a tiempo y me
despojé de mi rol perfeccionista. Un buen amigo mio me enseñó
ue lo pe fe to es e e igo de lo ue o .
El optimalista está dispuesto a aceptar la realidad; acepta que el
mundo real contiene inevitables dosis de fracaso y malestar, y que
el éxito es un peldaño más, tras reiterados fracasos.

4) LA LEY DEL GRAN MAESTRO, FRACASANDO.

En realidad tienes dos opciones. Aprender del fracaso o fracasar en


el aprendizaje. En su obra sobre la autoestima, Richard Bednar y Scott
Peterson señalan que la propia experiencia de enfrentarse a las
dificultades —aun arriesgándose a fracasar— ayuda a aumentar la
confianza en uno mismo. Si eludimos los retos y las dificultades por miedo
al fracaso, nos estamos diciendo a nosotros mismos que no nos sentimos
capaces de superar los problemas, que no sabemos cómo actuar ante el
fracaso. En consecuencia, nuestra autoestima se debilita. Pero si nos
retamos a nosotros mismos a alcanzar determinados objetivos, nos
estamos diciendo internamente que somos lo bastante capaces de poder
manejar cualquier posible fracaso. Asumir los retos en vez de eludirlos
tiene un poderoso efecto sobre nuestra autoestima a largo plazo, más que
el propio hecho de perder o ganar, del éxito o el fracaso en sí.

De manera paradójica, nuestra autoconfianza en general y la seguridad de


que podemos superar los problemas se refuerzan cuando fracasamos,
porque en ese momento nos damos cuenta de que lo peor que podíamos
esperar (fracasar) no era en realidad tan terrible como pensábamos.

Como el mago de Oz, que resultó ser mucho menos amenazador de lo que
todo el mundo creía cuando al fin salió de detrás de la cortina, el fracaso
es mucho menos terrible cuando se confronta directamente.

<<Se sufre más por el miedo al fracaso que por el fracaso en sí mismo>>.

El buscador de virtudes. ¿Por qué algunas personas que tienen todos los
motivos del mundo para ser felices, que han hecho realidad todos sus
sueños y alcanzado el éxito en sus vidas, se sienten desgraciadas, mientras
que otras que han tropezado repetidas veces con penurias e infortunios
celebran las cosas buenas de la vida?

La razón de este sorprendente (aunque común) fenómeno es que la


felicidad no depende únicamente de los hechos objetivos que
componen nuestra vida, sino también de la manera subjetiva en que los
interpretamos.

Un hecho de la vida puede ser cualquier cosa, desde ganar un campeonato


a sacar un simple aprobado en un examen, desde tener un golpe de suerte
que nos haga ricos a ser rechazados por nuestra pareja. Pero la manera en
que experimentemos ese hecho dependerá en buena medida de la
interpretación que hagamos de él, así como de lo que nosotros
resaltemos de este:
¿Celebro mis éxitos y mis logros, o no les doy mucha importancia, pero sí
lo lamento cuando no han sido perfectos?
¿Me reprocho a mí mismo por haber sacado bajas calificaciones o por
haber sido rechazado, o presto más atención a las lecciones que estas
experiencias pueden enseñarme?

Nadie es inmune a los sentimientos de tristeza o de dolor. Pero hay


personas que siempre parecen capaces de encontrar el lado bueno de
cualquier situación: se alegran de sus logros así como de los ajenos,
tienen la habilidad de transformar un contratiempo en una oportunidad y
van por la vida con un aire de optimismo. Y están los otros, que siempre
ven el vaso medio vacío, casi nunca encuentran motivo para alegrarse,
parecen siempre insatisfechos y viven en una atmósfera de mórbido
pesimismo.

El primer ejemplo es el arquetipo del buscador de virtudes: la


persona que siempre encuentra el hueco en medio de la tormenta,
que si encuentra limón hace limonada, que ve el lado bueno de las
cosas, que no recela de lo bueno porque es demasiado bueno. El
segundo arquetipo es el que Henry David Thoreau llamó el
buscador de defectos, ue encuent a defectos hasta en el
pa aíso .

5) LA LEY DE LAS EXPECTATIVAS.

En su libro De buena a grandiosa (Goodto Great), Jim Collins


cuenta la historia del almirante James Stockdale, el prisionero
norteamericano de más alto rango en la guerra de Vietnam.
Conocido por su inquebrantable carácter y su capacidad de
resistencia, Stockdale definió las dos características más
destacadas de los prisioneros americanos con más probabilidades
de sobrevivir en las brutales condiciones de las prisiones
vietnamitas. Eran los que, en primer lugar, afrontaban y aceptaban
plenamente el duro hecho de la situación en que se encontraban,
en lugar de quitarle importancia o tratar de ignorarlo. En segundo
lugar, nunca dejaron de creer que algún día saldrían de allí. Dicho de
otro modo, si bien no trataban de rehuir la dura realidad de su
situación, tampoco perdieron nunca la esperanza de que al final la
superarían. Por el contrario, tanto quienes pensaban que nunca
llegarían a salir de allí como quienes esperaban salir en un período
de tiempo exageradamente corto eran quienes menos
probabilidades tenían de sobrevivir.

El problema de encontrar el equilibrio adecuado entre, por una


parte, unas altas esperanzas y expectativas y, por la otra, una
realidad dura y difícil, se aplica en general a todas las situaciones en
las que uno se plantea un objetivo.

No hay una técnica sencilla con la que se puedan identificar las


metas más realistas y capaces de inspirarnos, pero el psicólogo
Richard Hackman apu ta ue el ejo luga e ue puede u o
encontrarse para aprovechar la máxima motivación posible es
aquel en el que tenemos una probabilidad de éxito de 50-50 .

6) LA LEY DEL RUMBO.

Para lograr la excelencia profesional y la felicidad es muy importante


tener la sensación de que no vamos a la deriva sino que tenemos un
Rumbo que nos motiva y avanzamos hacia una meta determinada que
para nosotros representa un lugar importante y valioso.

Viktor Frankl, psiquiatra austríaco encerrado en el campo de


concentración de Auschwitz, en Polonia, nos cuenta la importancia que
tenía para la supervivencia de los prisioneros el que tuvieran o no una
razón para vivir.

Los prisioneros que acababan muriendo por agotamiento, hambre y


sufrimiento se hacían una pregunta: "¿Qué espero yo de la vida?"; la
respuesta era un silencio vacío. Los que sobrevivían de forma inexplicable
se hacían una pregunta bien diferente: "¿Qué puedo dar yo a la vida, qué
espera esta de mí?".
Viktor Frankl, a raíz de sus experiencias, nos ha hecho sensibilizarnos
sobre la importancia extrema de tener un faro que nos oriente cuando
nos veamos rodeados de niebla y oscuridad.

Un Líder imagina y diseña dónde quiere llegar pasados unos


años y por qué o para qué desea eso. Nunca va a la deriva. Si
no tiene la certeza, de momento se fija un rumbo y luego
vira, si es preciso.

La visión es una imagen que nos impulsa a sobrepasar nuestros


límites. Es un sueño que nos atrae y que nos ayuda a dar lo mejor que hay
en nosotros. Una visión es lo que permite que la gente común consiga un
resultado extraordinario.

Las posibilidades que tiene una persona de desplegar al máximo sus


talentos dependen de hacia dónde mira. Si mira hacia el pasado, hacia lo
que le dice su memoria, sus experiencias y, sobre todo, el sentido que les
haya dado, no podrá alcanzar nada más que algo parecido a lo que hasta
ahora ha obtenido.

Sólo si mira hacia un futuro lleno de posibilidades podrá desplegar las alas
de su inteligencia hasta alcanzar la altura de su sueño.

Todos los emprendedores, a lo largo del día, vamos a encontrarnos con


problemas, dificultades y obstáculos. La diferencia entre la persona que
tiene muy claro el lugar hacia el que quiere dirigirse y la que no lo tiene
claro es que la primera puede ver los obstáculos como simples peldaños
necesarios hacia el éxito.

Se ha demostrado científicamente que, ante una dificultad, el


organismo pone en marcha determinadas áreas del cerebro y hormonas
dependiendo de la interpretación que le estamos dando a lo que nos
ocurre.

Un Líder Emprendedor no se plantea, de entrada, CÓMO hacer las cosas,


sino que siente con intensidad lo QUÉ quiere lograr y POR QUÉ quiere
lograrlo, y es a partir de ese momento cuando el pensamiento empieza a
actuar enseñándole el camino que ha de seguir (aparece el Cómo).

7) LA LEY DE LOS PRINCIPIOS RECTORES.

La Misión complementa la Visión. Es una declaración escrita de los


principios y valores que rigen nuestra forma de pensar, hablar y actuar.
Son los principios rectores que van a regir en tu empresa y en tu vida.
Determinan lo que es correcto para ti, lo esencial y prioritario y
proporcionan un marco de actuación claro.

Encontrar mi Misión cambió mi vida totalmente y me colmó de un sentido


profundo. Mi Misión es ayudar a los emprendedores a quitar los
obstáculos e impulsarles a obtener su potencial y a cumplir sus Sueños, a
través de su empresa, viviendo una vida plena de sentido. Para ello, mis
valores principales y principios rectores son: la paz interior, el amor, la
sabiduría, la libertad y la lealtad.

Las conclusiones de diversos estudios realizados han sido sorprendentes.


La mayor parte de los emprendedores viajan sin rumbo cierto y no saben
fijar sus prioridades, en el día a día. Pasan la mayor parte de su tiempo
resolviendo asuntos importantes y urgentes, y asuntos nada importantes
pero también urgentes; sin embargo, solo dedican una mínima parte de su
tiempo a asuntos importantes pero no urgentes, tales como visionar el
futuro o buscar nuevas vías de crecimiento e innovación.

Una investigación realizada en la Universidad de Stanford tenía por objeto


estudiar los motivos por los que 18 compañías punteras (3M, HP o Walt
Disney) se mantenían por encima de otras empresas muy prestigiosas de
su sector. Los investigadores concluyeron que las compañías
excepcionales tenían un núcleo de valores tan sólido que, aunque se
produjeran múltiples cambios en la empresa o en el entorno, esos
valores no cambiaban.

Todos en la empresa conocían esos valores y estaban comprometidos con


ellos, independientemente del precio que hubiera que pagar para
mantenerlos.

Cuando tenemos una misión que nos señala la manera más eficiente de
usar el tiempo, de actuar de forma correcta, nos ayuda a priorizar.
8) LA LEY DE LA AUTORIDAD.

Los atributos de un líder. Lo que nos hace influir en los demás no es


ejercer el poder, sino la autoridad.

Las personas que tienen autoridad crean líderes, son líderes de líderes,
porque anhelan que salga lo mejor que hay en los demás, y eso ocurre
cuando las personas emprenden por sí mismas el proceso que las va a
transformar en líderes.

Para ganar autoridad ante los demás tenemos que ganarnos su valoración
y su admiración.

Los atributos de un verdadero líder, que afloran en situaciones complejas


son:

• No se preocupan solo de sí mismos, sino también de los demás. Se


preocupan y se ocupan de la suerte de todos, de sus necesidades
personales, su bienestar y su futuro, porque no los consideran
simplemente un medio para conseguir resultados.

• Tienen el coraje de tomar la iniciativa y, por eso, aunque algunas


de sus decisiones sean necesarias, pero impopulares, actúan con
resolución para llevarlas hasta el final.

• Quieren que aparezcan nuevos líderes que tomen el sueño, el


proyecto, como algo suyo y que contribuyan con lo mejor que
tengan a hacerlo realidad.

• Apelan a lo mejor que tiene otra persona sin dejarse distraer por
las apariencias; por eso tratan a las personas con respeto y
reconocimiento, a pesar de sus peculiaridades o sus diferencias de
opinión.
Cuando de verdad estamos comprometidos, la razón de nuestro
compromiso nos hace mantenernos siempre enfocados en aquello que es
prioritario porque es importante.

9) LA LEY DEL LENGUAJE.

Hemos de evitar, por más que nos sintamos tentados a hacerlo, utilizar
palabras destructivas contra nosotros mismos cuando nuestras acciones
no sean las que nos gustaría haber realizado.

No es necesario usar palabras destructivas para justificar que uno tiene


moral.

10) LA LEY DEL OBSERVADOR.

El Líder emprendedor observa, pero no se juzga. Somos mucho más


que nuestras palabras, que nuestras emociones y que nuestras conductas,
y sin embargo no nos lo creemos; por eso cuando cometemos una torpeza
tendemos a a culpabilizarnos.

Tenemos que aceptar nuestras conductas, tanto las que nos gustan como
las que no. Aceptar no quiere decir recibir con agrado, sino comprender su
origen y naturaleza.

Observar sin castigarnos, pero asumiendo nuestra responsabilidad, nos


permite tomar conciencia y elegir el comportamiento deseado para el
futuro.

11) LA LEY DEL SILENCIO.

La respuesta a cualquier problema, la imaginación creativa para


innovar en tu empresa e incluso la felicidad, la hallarás en el
silencio que proviene de una mente tranquila.

Lograrlo te exigirá un constante entrenamiento mental. Busca


métodos que silencien la mente y suspendan los miles y miles de
pensamientos automáticos que alborotan nuestra mente
diariamente. Es tu responsabilidad mantener tu mente calmada,
recuperar la energía y el foco de atención. Técnicas como la
meditación o el mindfulness te ayudarán.

12) LA LEY DEL ENTRENAMIENTO SEMANAL.

El Líder emprendedor sabe que debe seguir un camino de crecimiento que


le exige seguir saltando de nivel. O estás creciendo o estás muriendo. Ello
requiere un entrenamiento constante, que podemos resumir así:

1. Evaluar y definir la meta principal de esta semana.

Se trata de establecer de una manera clara, concreta y específica lo


que queremos alcanzar; para ello conviene que juguemos con las
siguientes dos preguntas: ¿qué me enorgullecería lograr? y ¿qué
desafío me obligaría a salir de mi zona de confort y me permitiría
evolucionar y crecer?

2. Definir la altura de nuestro desafío y la mentalidad con la que


vamos a afrontarlo.

¿Dónde podría llegar si colocara mi sueño por encima de mis dudas


y supiera que tengo capacidad para alterar las circunstancias que
me rodean?

3. Determinar qué sentido tiene conseguir nuestros objetivos. ¿Por


qué o Para qué los deseas?

¿Cómo van a influir mi visión, mi misión y mis valores en las


decisiones que tome esta semana para conseguir mis objetivos?

4. Planificar una estrategia.

Se trata de pararse, pensar y planear.


Preguntarnos:

¿Qué voy a hacer?,

¿Cuándo lo voy a hacer?,

¿Dónde lo voy a hacer?,

¿Cómo lo voy a hacer?

5. Revisar nuestros resultados.

¿Qué objetivos he conseguido?,

¿Qué me ha dado capacidad para conseguirlos?,

¿Qué desafíos he encontrado?,

¿Cómo los he superado?

6. Evaluar cómo hemos logrado conectar con los demás. ¿He


conseguido generar relaciones extraordinarias?,

¿He reconocido a los demás las cosas valiosas que han hecho hoy?,

¿He cumplido mis promesas y compromisos?

7. Descubrir cómo ser más eficientes. Se trata de que, poco a poco,


nos acostumbremos a fijarnos en los aspectos de nuestras
actuaciones que nos restan eficiencia.

 ¿Qué objetivos importantes para mí no he logrado?, ¿Qué me


ha impedido lograrlos?,

 ¿ha sido mi actuación decidida o ha estado llena de dudas y


de consideraciones?,
 ¿me he enfocado en lo que quería o en lo que temía?,

 ¿he sabido tener la fortaleza de pedir ayuda?,

 ¿he perdido tiempo y energía en cosas que eran urgentes


pero no importantes o que no eran ni importantes ni
urgentes?,

 ¿qué nuevas acciones podría emprender?, ¿cómo puedo


prepararme para los posibles obstáculos?
Cualquier transformación se realiza desde dentro hacia fuera, no desde
fuera hacia dentro.

Para poder vencer, es esencial desenmascarar el poder limitador de


nuestras creencias y nuestros automatismos. Cuanta más claridad
tengamos sobre la verdadera naturaleza e impacto de nuestras
actuaciones, tantos más éxitos cosecharemos.

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