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Lo “Nano” –entre- “Nos” (Latam).

Elementos de cognición social y de sentido en la prevención del Covid-19 en Latinoamérica


Por Alejandro Hurtado Hernández1
El Covid 19 No es un enemigo invisible, se equivocan quienes lo siguen afirmando, además,
llamarlo así induce al error colectivo, en realidad es irrepresentable macroscópicamente sin ayuda
tecnológica, pero es accesible a la cognición social para la configuración de sentido y de ésta
forma puede ser evitable, apelando a un dialogo entre el conocimiento científico y el no científico
o popular. Somos el continente del realismo mágico no lo olvidemos, la prodigiosa imaginación
se utiliza a veces para bien y a veces no tanto.
La posibilidad y la oportunidad de tener a la mano representaciones mentales de los universos
macroscópico, microscópico y nano (dónde habita el Covid 19) ha obedecido inequívocamente a
la sistematización de un refinado proceso científico social de larga data. La construcción de
imágenes y palabras exactas que definen estos universos acumula ya todo el bagaje filosófico,
científico y cultural producido varios siglos atrás; pero la interacción entre estos universos
acumula otro tanto parecido, sin embargo, el combate inteligente entre seres de estos dos
universos, implica más que eso, se requiere de imaginación para que surja un proceso de
prevención científico y a la vez social.
Mantenerse en que el virus es un enemigo invisible y por eso tenemos que aislarnos, lo único que
logra es que por la vía de la cultura se le deslice a un lugar inexacto y vacío de la cognición social,
ocultando inconscientemente o no, algo que objetivamente sí tiene materialidad (Nano) y por ende
es algo a lo que socialmente podría accederse por medio de la cognición colectiva para darle
sentido; pero entonces, afirmar que es invisible lo que hace es mantener su imperceptibilidad para
una porción grande de la población, especialmente la más pobre, menos educada y probablemente
también promueve su inevitabilidad. La profecía auto cumplida.
A esto mismo puede deberse, aunque sólo en parte, el hecho comprobado que su veloz
propagación dependa de la participación de las propias víctimas, incluso aunque algunas de ellas
fueran formadas con el lenguaje científico y en el quehacer de la salud. Esto está pasando a pesar
que todo el mundo, literalmente, hable a diario de ello. Incluso, a pesar que ya existen fotos
ampliamente difundidas del virus y que también existan palabras acuñadas dentro del lenguaje
formal científico para hacer inteligible la lógica del comportamiento del virus.
Pero este trabajo está apenas a un nivel incipiente entre los círculos científicos que literalmente
luchan por hacerse a la representación mental completa de su naturaleza biológica y de su
propagación; al mismo tiempo que luchan por construir a toda prisa la representación mental y la
síntesis material de las fórmulas químicas conducentes a la vacuna; mientras que, en los círculos
sociales es accesible esa misma representación sólo en términos doxológicos. Las instituciones
por su naturaleza social se mueven entre ambos círculos, por eso no están llamadas a hacer su
función solas, sino de forma lógica y consecuente con el conjunto y concurso más amplio de la
sociedad científica y no científica.
Es decir que, el problema de este combate entre seres de dos universos de escalas de magnitud
tan diferentes, Nano y Macro, ¿no es representable socialmente todavía y por ende no tiene
construida una zona sentido en Latinoamérica? La respuesta es que no para el caso del Covid 19,
en parte por un dialogo que por ahora no es tan fluido entre el conocimiento científico y el popular
para efectos del control de ciertas enfermedades (Hurtado y Vergara 2017); este dialogo por ahora

1
Psicólogo, Magister en Intervención Psicosocial. Investigador en el Centro Latinoamericano de
Investigación, Atención e Intervención Psicosocial.
casi que se está moviendo en la lógica de la producción de imágenes y palabras que buscan ser
aceptadas y ampliamente difundidas como exactas o verdaderas entre conocidos, lógica muy
propia de la teoría de conjuntos, pero no todavía en la lógica de la teoría de las redes humanas.
Esto pese a que ya se utiliza la inteligencia artificial para rastrearlo, categorizarlo, descifrarlo y
atacarlo. Los científicos circulan entre ellos sus papers para que sean leídos y replicados sus
resultados, las familias preocupadas circulan las medidas de prevención entre ellas para incidir en
el comportamiento de sus miembros y socialmente también circulan advertencias de todo tipo,
que no siempre consideran todas las variables en juego y si lo hacen su lenguaje es esquivo o
simplificador, también circula memes y amenazas. No sólo por redes sociales y medios de
comunicación, sino voz a voz. Por supuesto, también hay medidas de salud pública correctas, que
se mueven sin opción distinta a la de decidir dentro de la lógica del ensayo y error, con la mejor
información disponible.
Pero la breve historia de las curvas de contagios, recuperaciones y muertes por éste virus en la
larga historia de las enfermedades Zoonoticas lo que indica tozudamente es que abunda la
información sobre algo denominado el Covid 19, pero todavía no hay ni representaciones ni
cogniciones sociales apropiadas que sean pertinentes para darle sentido al problema detenerlo o
prevenirlo dentro de la interacción mortal que mantienen el ser humano del mundo macro, con el
ser Covid 19 del mundo nano. Lo cual está aprovechando éste último, haciendo plenamente suya
nuestra colaboración social para vencernos biológicamente. Esta colaboración sería digna de un
capítulo más de realismo mágico, de no ser por la fila de muertos.
La sexta y última de las condiciones que debe cumplirse para reabrir las ciudades según
publicación de la OMS el día 14 de abril de 2020, es la suficiente educación y capacitación de la
población. Pero, ¿sobre qué?, ¿sobre quedarse en casa, lavarse las manos y conservar la distancia
social donde se encuentre? De lo que se trataría el reto es del diseño de potentes y diversos
artefactos culturales y dispositivos sociales que basándose en evidencia científica faciliten la
cognición social de la enfermedad, generando desde el sentido que adquiriera el problema para
cada sector y contexto, los modelos e instrumentos comprensivos a escalas específicas.
El desafío real de la inteligencia colectiva no es sólo construir las guías de prevención del virus y
acatarlas , aunque se deben hacer, sino adelantar procesos colectivos que lo lleven a ser inteligible,
pero más aún, el desafío no sólo es construir los protocolos sectoriales y las metodologías de
intervención para reabrir las ciudades, aunque haya que hacerlo también, sino diseñar el proceso
de construcción de su entendimiento colectivo, mediante el cual pueda hacerse accesible las
representaciones sociales del virus y de su lógica de propagación que le den sentido no sólo
comprensivo sino resolutivo en contextos diversos.
Toda esta configuración de sentido compartido deberá construirse socialmente sin que existan
aún las representaciones mentales finales y las instrumentaciones técnicas, que, proviniendo de la
investigación básica, nos demuestren con certeza final la lógica completa de cómo el virus ataca
la persona, como muta y rebrota en diferentes latitudes. Este sustrato de conocimiento de la
prevención de la enfermedad en el espacio-común-tiempo de nuestra especie también podría
considerarse el frente de batalla real ahora mismo. Porque, ¿cómo se combate un enemigo que no
es representable o no tiene sentido socialmente pertinente?
Esta es una ventana de oportunidad que se abre para que las ciencias sociales hagan su aporte,
porque directa e indirectamente según la disciplina, se trata de ayudarle al colectivo a darle sentido
al problema para prevenir su incidencia y prevalencia, así como para dimensionar las
consecuencias reales en el mundo macroscópico donde nos organizamos social y políticamente.
No se niega que lo que ya sabemos es eficiente, aislarse es mejor que no hacerlo, el jabón rompe
el saco que envuelve el virus, el tapabocas lo bloquea. ¿Pero lo anterior nos ayuda a tener una
mejor y necesaria idea de lo que enfrentamos de cara a la intención de volver en pocos días a
escalar la interacción humana de manera controlada o inteligente? Los posibles rebrotes de la
enfermedad son un acicate para que éstas intenciones tengan mejor planificación.
Esta ventana que se abrió podría tener un umbral temporal hasta la cura, en eso concuerdo, pero
es de importancia táctica esencial en tanto que se logre inocular inteligentemente otra vez en el
cuerpo la enfermedad resultante de la interacción entre el virus y el humano. La vacuna. Por
divulgación científica ya sabemos que esa interacción una vez se decodifica luego puede
inocularse biológicamente por ser una síntesis que desencadena en el cuerpo una respuesta
anticipada de antígenos ante la información que el virus ha ingresado al organismo. Esta vez
venciéndolo.
Ese es un formidable producto de síntesis de conocimiento entre científicos. Pero si no llega
rápido, ¿será necesario apurar el otro dialogo?, sobre todo si se pretende reabrir pronto la
economía y las actividades sociales para recuperar “nuestro” espacio en el mundo macroscópico
y ser sustentables, ¿reclamando “nuestro lugar” como lo dijo recientemente un político
norteamericano ante la magnitud del impacto en Estados Unidos?
La investigación cualitativa en prevención de algunas enfermedades Zoonoticas, de las cuales el
Covid 19 es una de ellas, ha mostrado que la comunicación y capacitación unilateral que utiliza
imágenes y terminología del mundo macroscópico, para prevenir y controlar enfermedades del
orden microscópico no es efectiva y pueden inducir al error (Hurtado y Vergara, Pág. 71, 2017)2.
Ya que son dos universos de escala y orden de complejidad distinta.
Igualmente, se ha observado también que es un error en ciertas formas de organización social y
en comunidades utilizar exclusivamente para la prevención de enfermedades que provienen del
mundo microscópico, sólo imágenes y palabras referentes a esa misma escala de magnitud y del
mismo orden de complejidad, ya que per se tampoco son adecuadas para la “educación y
capacitación” a público no científico, así ellas mismas sean muy válidas entre redes científicas.
Volverlo a hacer así solo logrará crear para la propia la población nuevos sesgos en la percepción
social de la enfermedad. Porque se hace una homogenización fallida de la información científica
que queda disponible, debido a que en la cognición social se rellenan los vacíos de esta
información con amalgamas hibridas de información no científica, lo cual, a su vez facilita que
emerjan prejuicios sobre las personas infectadas y no infectadas y del espacio - tiempo.
En consecuencia podrían venir con ello distorsiones de la percepción del espacio-común-tiempo
experimentado, que luego de estar sólidamente establecidas como “la cognición social oficial” o
como las de mayor validación social en un contexto determinado, son muy difíciles de revertir
(Hurtado y Vergara, pág.72 2017)3. Entonces, podría ocurrir que veamos en distintos ámbitos de
la sociedad sin explicación única convincente, que al mismo tiempo que tenemos nuevos
enfermos, tenemos diferentes pero rígidas posiciones sobre lo que hay que hacer y no hacer, así
como competencias intestinas por poseer la verdad.
Lo anterior puede reducirse informáticamente identificando zonas críticas y elevando la
capacidad de respuesta focalizada en salud, pero, aun así, una vez auto comprobadas por sus
portadores determinadas cogniciones sociales de las que son dueños, pueden convertirse en la
interacción social en teorías y hasta ideologías que pueden llegar a fracturar el espacio-común-
tiempo y hasta la violencia. Se observó en 2017 que en una vereda se realizaron actos violentos

2
Conocimientos y Practicas Sociales asociadas a cisticercosis en comunidades rurales del Municipio de Mercaderes Cauca
Colombia. En Revista Biotecnología en el sector Agropecuario y Agroindustrial. Vol. 15 No 2 (65-74) Julio diciembre de 2017. doi:
http://dx.doi.org/10.18684/BSAA(15)65-74

3
Ibíd. Pág. 72
contra animales sospechosos y sus dueños, en el intento desesperado e interesado de controlar una
enfermedad Zoonotica. Se observa que sin razón hoy por el Covid 19 se están agrediendo a
personas que se perciben como sospechosas de ser portadores y al personal de salud.
Por eso, paralelamente en cada proceso de prevención de este tipo debe asegurarse un proceso de
investigación social que facilite la construcción de conocimiento útil y contextualizado, mediante
el dialogo del conocimiento científico y popular, facilitando entre ellos el cotejo y la
referenciación crítica y significativa de imágenes, emociones, palabras, así como de procesos de
representación y cognición social asociados a distintas formas de organización social, resultado
de lo cual quedaría no sólo descrito el proceso de cognición social existente previo a la
intervención, sino también fortalecido lo colectivo para transformar el sentido subjetivo que se
tenga del problema contextualmente identificado. Elementos que son necesarios para prevenir y
controlar la enfermedad más eficientemente en medio de la mega diversidad biológica y cultural.
En países denominados “emergentes”, estructuralmente pobres, es todavía más necesario por
cuanto es difícil la estandarización de los procesos de control de enfermedades de este tipo debido
a la débil estructura institucional, social, económica y científica que le da soporte material e
inmaterial a la estabilización de los procesos de representación y cognición social. Por esta razón,
siguiendo a (Flores, 2002, pág. 73)4 es necesario evaluar ontológicamente, metodológicamente y
racionalmente el proceso de conocimiento para dar una respuesta ética a la vivencia del problema,
en este caso el Covid -19 en Latinoamérica.
El problema no consistiría en sólo estudiar la cognición social de la población e intervenirla con
información, sino construir una forma de conocimiento que le dé sentido al problema dentro de
las relaciones del sujeto individuado y el colectivo. Es decir, en esta ventana de oportunidad,
siguiendo a (Flores, 2002, Pág. 73)5 la ciencia debería ocuparse de construir zonas de sentido, que
en este caso es del Covid – 19 para contextos Latinoamericanos.
También, cada vez que se aplica un instrumento de prevención la metodología debería
inmediatamente facilitar que la intervención se transforme de acuerdo a la nueva población a
intervenir, por lo tanto, no serviría hacer exactamente lo mismo para un contexto totalmente
distinto. No se trata de hacer capacitaciones receta.
Entonces, no basta en este intento de aislamiento inteligente con informar y educar
unidireccionalmente a la población, utilizando imágenes y lenguaje científico exclusivamente,
también es necesario el dialogo de conocimientos científico y no científico o popular. Sólo un
checklist a la directriz (6) de la OMS podría ser costoso en recursos y vidas.
En un próximo articulo me referiré al reto de facilitar operativamente la emergencia de cognición
social a partir del dialogo de sistemas de conocimiento sobre el espacio-común-tiempo,
incluyendo, la interacción con seres del mundo “Nano” entre “Nos” que enferman.

4Flores, J. 2002. Metodología y Epistemología de la investigación Psicosocial. Informació Psicológica. Abril 2002. Pp. 71-79 No 78.
En: http://www.informaciopsicologica.info/OJSmottif/index.php/leonardo/article/view/438

5 Ibíd. Pág. 73.

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