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Aunque este tipo de Literatura Digital no me era completamente ajena, gracias, sobre

todo a que otros profesores nos habían ya presentado algunas obras a lo largo de la carrera como
Grabriella Infinita o Golpe de gracia de Jaime Alejandro Rodríguez o Pentagonal de Carlos
Labbé, en el ámbito de la literatura Hispanoamérica, sí es cierto que mi concepto de Literatura
Digital seguía más bien ligado al de leer en un e-reader en vez de en papel, nada más lejos de la
realidad. Por lo que la ruptura de conceptos al encontrarme realmente ante estas obras, no solo
como un entretenimiento, sino reflexionando sobre ellas en el ámbito de la literatura, ha sido
bastante grande, ante tal cantidad de impresiones he preferido plantear una serie de apartados
para organizar las ideas.

La parte práctica

Lo primero que te encuentras con la Literatura Digital es sin duda la pantalla del
ordenador, algo que puede echar para atrás a mucha gente, en mi caso, empezar he
experimentado dificultades de acceso, a algunos de los textos ni siquiera he podido acceder ya
que requerían la descarga de un archivo que no he sido capaz de abrir con ningún programa,
otros para los demás he tenido que cambiar mi navegador habitual, desbloquear permisos e
instalar complementos tipo Flash Player, aún así, mi viejo ordenador de sobremesa, ya que
muchas de ellas no he podido abrirlas ni en la tablet ni en el móvil, se ha visto con problemas
para presentar algunas animaciones que iban demasiado lentas.

Es indudable que este tipo de literatura tendrá siempre una fuerte dependencia de los
medios, no se trata solo de tener acceso a internet, sino de un sistema de sonido y el navegador y
los complementos correctos, lo que puede hacer que el público se limite mucho, sobre todo a
partir de determinadas edades. Esto puede parecer un lastre en este momento, sin embargo creo
que el futuro de este tipo de textos puede estar más cercano al desarrollo de aplicaciones que
hagan más fácil el acceso desde teléfonos y tablets, de hecho ya existen múltiples aplicaciones
de esta línea. Esto acercaría a este tipo de literatura un poco más a la idea común de literatura,
de poder leer cómo y cuando quieras.

Incomodar al lector

En una de las obras, concretamente el test es usted un inconsciente?, un lector dejaba un


comentario sobre que la tipografía del texto era demasiado recargada y que complicaba la
lectura1 a lo que el autor contestaba que esa dificultad era deliberada, para evitar una lectura
rápida en web, no solo la tipografía sino los colores y las animaciones utilizadas no solo en esta
obra sino en otras ralentizan y en algunos casos llegan a dificultar la lectura o contemplación de
dicha obra. En algunas obras el texto pasa a una velocidad predefinida, o aparece en una 'caja de

1
http://esusteduninconsciente.blogspot.com.es/2010/03/comente-quejese-opine-diga-algo-por-lo.html

1
texto' muy pequeña, lo que nos sitúa en unas condiciones de lectura muy específicas que, en
algunas ocasiones, el autor ha buscado.

Si bien muchas de estas dificultades van a ser buscadas, como las referentes a
tipografías y colores, tenemos otras cuestiones como en la obra asesinos y asesinados, en el que
la brevedad de la caja de texto, que puede llegar a hacer incómoda la lectura de un texto
relativamente más largo (al menos en relación con otras obras), puede tener más que ver más
con la programación y con la necesidad de que las ilustraciones que acompañan al texto se
vayan sucediendo a la vez que la lectura. En este sentido, lo que por un lado sería una ventaja
sobre, por ejemplo, un libro ilustrado, ya que la experiencia ex mucho más completa con la
música las imágenes en movimiento puede ser también una dificultad añadida para un texto de
cierta longitud.

Esto son lo que podríamos llamar dificultades formales, sin embargo existen también
dificultades de contenido como los que encontramos en la obra tiempo de mierda, donde se
lleva el lenguaje y la capacidad de imaginación del lector más allá del límite de lo agradable.
Produciendo, creo que esa obra sería el caso más extremo, un rechazo en el lector. Otras obras
juegan también con los desagradable, no solo en el plano textual, por ejemplo Almacén de
gritos, en la que se escuchan gritos y lamentos de fondo. Si bien la parte textual de esta última
obra me pareció bastante buena, todo lo que la rodeaba, imagen y sonido, me pareció que
perjudicaba más que ayudar.

Es obvio que también existen obras literarias tradicionales en las que el contenido roza
o incluso traspasa ciertos límites, no obstante, creo que la idea de incomodar en la literatura
digital tiene otro sentido, tiene más que ver con ese incomodar formal de la tipografía, con el
hacer que el lector, acostumbrado al constante fluir de información en la pantalla del ordenador,
y a esa lectura rápida que hemos desarrollado todos los que estamos acostumbrados a
informarnos por estos medios se detenga de verdad ante un texto digital.

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