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La turbina de gas más grande del mundo, con una potencia de 340 MW, se construyó en noviembre
de 2007. En combinación con una turbina de vapor proporcionarán a una nueva central de ciclo
combinado un récord de eficiencia de más del 60%, cuando entre en funcionamiento en 2011.
Los habitantes de Irsching en Baviera se asombraron al paso del remolque de gran tamaño que
transportaba la nueva turbina para la central de ciclo combinado de la ciudad. La turbina mide 13 m de
longitud, cinco metros de altura, y pesa 444 toneladas. Para realizar este transporte se hubo de reformar
La turbina viajó 1.500 kilometros para llegar a Irsching, inicialmente por el agua del río Havel, varios
canales, el Rin y el Main. A continuación, recorrió el canal Main-Danubio hasta Kelheim, en donde fue
cargada en un camión para recorrer los 40 Km finales. Esta odisea se llevó a cabo debido a que la única
manera de probar a fondo este tipo de grandes turbinas es ponerlas en funcionamiento en una central
energética. Según Hans-Otto Rohwer, director del proyecto PG en Irsching, fue una coincidencia que la
En 2007 Siemens también construyó una planta de ciclo combinado en la central de Baviera (bloque 5) de
EON Kraftwerke GmbH. La planta, finalizada en 2009, incluye dos pequeñas turbinas de gas y una turbina
de vapor. Siemens también construyó un nuevo bloque en la planta 4, para instalar la turbina gigante. La
producción de la turbina de 340 MW, que es igual a la de 13 motores de avión Jumbo, es suficiente para
suministrar energía a la población de una ciudad del tamaño de Hamburgo. Siemens utiliza la
infraestructura existente allí, comprando gas natural de EON-Ruhrgas, y vendiendo la electricidad que
produce la planta.
Para probar la turbina en condiciones reales, durante 18 meses, se instalaron 3.000 sensores para registrar
componente era defectuoso, o no, los ordenadores conectados a los sensores avisaban del problema de
inmediato, para proceder a eliminar, sustituir o reelaborar el componente. La mayor parte de la tecnología
de medición estaba oculta, destacando una sección de 21 remolques de oficinas para las estaciones de
medición. Los remolques parecían pequeños al lado de la sala de turbinas, de 30 metros de altura. A pesar
de su enorme tamaño, la fachada metálica de la nueva instalación parece ligera y moderna en comparación
con tres de las viejas plantas construidas en las décadas de 1960 y 70, con sus torres de hormigón de 200
metros de altura.
En un espacio en el suelo, entre la turbina y el generador, está instalado el sistema de lubricación, para
mantener todas las piezas móviles del conjunto del eje lubricado. Sobre una de las paredes se encuentra la
unidad de admisión de aire, que trae aire fresco desde el exterior. El equipo de aire acondicionado dispone
de filtros y atenuadores de ruido, pudiendo suministrar hasta 800 kg de aire por segundo, cuando la planta
opera a plena capacidad, lo que permite renovar el aire dentro de la sala en pocos minutos.
El conjunto de turbina de gas y de vapor tienen una eficiencia de más del 60%, dos puntos porcentuales
por encima de la, hasta entonces, planta más eficiente del mundo, la de Mainz-Wiesbaden.
En términos relativos, se quema menos combustible y se produce menos dióxido de carbono que en una
central de la misma potencia eléctrica que queme otros combustibles o tenga otras turbinas. La planta de
Irsching produce 40.000 toneladas menos de CO2 al año que la de Mainz-Wiesbaden. En comparación con
el promedio de las centrales de carbón, que tienen una eficiencia del 42%, la nueva central de Irsching
emite alrededor de 2,3 millones de toneladas menos de CO2 al año, a igualdad de produccción de
electricidad.
Después de montar una turbina de gas aun queda mucho trabajo por hacer. El personal técnico ha de
probar todos los sistemas para asegurarse de que las tuberías de alimentación de gas son estancas, los
cables eléctricos están debidamente aislados y todas las válvulas abren y cierran de forma rápida y fiable.
Es similar a una comprobación final antes de una misión espacial y la cuenta atrás se pone en marcha, con
el encendido de los motores programado, en el caso de la central de Irsching para mediados de diciembre
de 2007.
Siemens tenía una buena razón para decidirse a utilizar una turbina gigante en lugar de dos más pequeñas,
como las que EON puso en marcha en la central de al lado. El precio del megavatio (MW) producido y la
eficiencia se correlacionan con el tamaño de la turbina, en otras palabras, cuanto más grande es, más
económico será, según explica Willibald Fischer, responsable del desarrollo de la familia de turbinas
8000H. El desarrollo de la turbina SGT5-8000H, como la que equipa la central de Irsching costó 550
millones de €.
En 1990, las turbinas de gas más grandes producían 150 MW y, junto con una turbina de vapor de 75 MW,
se conseguía una eficiencia del 52%. La turbina de gas de Irsching tiene una potencia de 340 MW, que en
combinación con una turbina de vapor de 190 MW aprovechan más del 60% del contenido energético del
gas.
Los ingenieros que diseñaron la turbina se enfrentaron a dos desafíos, por una parte el aumento de la
cantidad de aire y gases quemados que fluyen a través de la turbina cada segundo y, por otra la elevación
de la temperatura de combustión de los gases, lo que hace que la producción de esfuerzo útil aumente más
Conseguir esto es difícil, cuando los álabes metálicos de la turbina han de trabajar movidos por gases
calientes a una temperatura de entre 1.200 y 1.500 ° C . En la práctica, la temperatura máxima a la que se
puede exponer la superficie de los álabes es 950 grados, la del rojo vivo, si se aumenta la temperatura el
Se consigue reducir la transferencia de calor desde los gases quemados al metal de los álabes aplicando un
recubrimiento de protección térmica formado por dos capas: una de 300 micras de espesor (La capa
inferior directamente aplicada sobre el metal) y una capa de cerámica fina en la parte superior de esta, que
Los álabes también se refrigeran de forma activa. Para ello se construyen huecos en su interior por donde
circula una corriente de aire frío generado por el compresor. Los álabes en la parte frontal (la parte más
caliente de la turbina) también tienen unos finos agujeros, por los que se escapan chorros de aire que fluye
a través de los álabes, cubriéndoles con una delgada película aislante de aire, como un escudo protector.
Montaje en la planta de turbinas de gas de Siemens en Berlín.
Los álabes de la turbina están expuestos a enormes fuerzas centrífugas. El extremo de cada álabe está
sometido a 10.000 veces la fuerza de la gravedad, que supone que sobre cada centímetro cúbico del
material del álabe se ejerce una fuerza similar al peso del cuerpo de una persona adulta.
Los álabes de las turbinas de gas se funden de una aleación de níquel y posteriormente se endurecen,
intentando que el material tenga una estructura fibrosa en la dirección en que actua la fuerza centrífuga.
En los de la turbina gigante de Irsching se utilizan aleaciones de grano fino, más resistentes a la rotura.
Los ingenieros también han optimizado la forma de los álabes con la ayuda de programas de simulación en
3D, de forma que la distancia entre los álabes y la pared de la turbina sea lo más pequeñao posible. Como
consecuencia prácticamente todo los gases pasan a través de los álabes y hacen un trabajo útil.
Una vez finalizado el periodo de prueba de 18 meses, siendo los resultados preliminares satisfactorios, los
ingenieros dieron el visto bueno para comercializar el modelo de turbina. Después de completar con éxito
todas las pruebas, la turbina fue revisada y desarmada, y todos sus componentes examinados
exhaustivamente. Comprobando que todo se encontraba en orden, la unidad se volvió a ensamblar sin los
instrumentos de medida.
La turbina de gas más grande del mundo sale a la carretera y llega en un remolque de plataforma a su destino.
Después de las operaciones de revisión, los ingenieros instalaron una turbina de vapor adicional sobre el
extremo del eje del generador eléctrico. La turbina utiliza el vapor producido en un intercambiador de
calor, mediante los gases quemados que salen de la turbina de gas a 600 °C. Sólo a través de este proceso
de ciclo combinado puede aprovecharse el 60% de la energía del gas. Una vez acabada la central con todos
Con un peso de 444 toneladas, la turbina más grande del mundo está siendo colocada cuidadosamente sobre
sus soportes.
Las centrales de ciclo combinado con turbinas de gas, se pueden poner rápidamente en marcha,
utilizándose para cubrir las necesidades de los picos de consumo. Pero la central de Irsching tiene un
rendimiento muy bueno, como para utilizarse simplemente para cubrir los picos de consumo. Su alta
eficiencia hace que sea rentable para su uso en los periodos de carga media en la red eléctrica, a pesar de
los precios del gas, ligeramente más altos que los de otros combustibles. La instalación generará