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Grupo: 2º Historia
Las Cruzadas
1) ¿Qué fueron las Cruzadas? Analicen sus causas e identifiquen su extensión temporal.
La Edad Media se vio asolada por numerosas y prolongadas guerras entre las que se
destacan las religiosas, también denominadas cruzadas. Dentro de los años 1096 y 1270
grandes masas de población y señores feudales fueron convocados por la Iglesia (que
patrocinaba y autorizaba dicho fenómeno) para marchar a Oriente en busca de la
liberación del sepulcro de Jesucristo que se encontraba en manos de quienes ellos
denominaban “los infieles musulmanes”. En primera instancia, los enemigos declarados
fueron regiones o gobernantes musulmanes, pero inmediatamente, comenzaron
expediciones contra las regiones bálticas y los pueblos paganos de la Europa central.
Los principales objetivos que dan comienzo a las cruzadas son: socorrer al Imperio
Bizantino frente al ataque musulmán y la liberación de los lugares santos. En cuanto a
las motivaciones de última instancia es importante tener en cuenta el enfrentamiento
entre el papado e imperio por el control de la cristiandad y el esfuerzo por mantener la
paz interior.
Las promesas que se realizaban a los cruzados eran las siguientes: todos los individuos
que mueran en el camino (por cualquier motivo: batalla, hambre o mar) les serán
perdonados todos sus pecados. Todos los que han sido “forajidos” pasarían a ser
“caballeros”, pues serán los encargados de luchar contra los bárbaros infieles. Además
recibirían recompensa eterna y honor doble quienes se dispongan a luchar con cuerpo y
alma.
Las condiciones en las que se dirigían a los lugares santos eran pésimas: todos
comenzaban apurados, la mayoría iba caminando y otros en carros tirados por bueyes.
Además iban acompañados por sus esposas e hijos, acompañados de sus pocas
pertenencias. Pero los mantenía la esperanza de una vida mejor en los Santo Lugares.
5) Elaboren un cuadro que exprese las características de las primeras cuatro Cruzadas.
Otra orden de monjes caballeros, también rica y poderosa, fue la de los Caballeros del
Hospital o Juanistas, también llamada Orden de los Hospitalarios de San Juan de
Jerusalén.
Medio siglo después de la primera cruzada, empezaron a tener graves dificultades los
cristianos de Siria. Los “infieles” les arrebataron un territorio tras otro. Bernardo, el
clérigo más influyente de su época, organizó la segunda cruzada ya que se hallaba al
frente de la abadía de Claraval, en la Champaña, y era uno de los grandes reformadores
de la vida monástica y consagró su impresionante elocuencia al servicio de la cruzada
que predicó en Alemania y en Francia. Al fin, pudo comunicar satisfecho al pontífice
que en los países en los que predicó la cruzada solo quedaba un hombre por cada siete
mujeres.
Bernardo replicó que incluso un emprendimiento inspirado por Dios puede fracasar si es
malo el instrumento que la realiza, es decir, los cruzados debían este desastre a su
incredulidad. Continuó predicando la cruzada hasta su muerte en 1153, profundamente
dolido por no asistir al triunfo de la Cruz sobre la Media Luna. Con él desaparecería la
fuerza impulsora de la cruzada y pasaría una generación antes de que se pensara en
organizar otra expedición a Tierra Santa.
TERCERA CRUZADA: Se caracteriza por la destacada figura de Saladino, de origen
Kurdo, quien logró proclamarse sultán de Egipto en 1171, de Siria en 1174, y fue
responsable de reunificar parte del mundo árabe en su lucha contra los cristianos.
Después de esta victoria, Saladino se apoderó de todos los castillos que rodeaban
Jerusalén y puso sitio a la ciudad. Los graves desperfectos causados por las máquinas de
asedio desanimaron a los defensores, que pidieron un armisticio. Saladino se los negó al
principio, pero al reunirse en consejo de guerra a sus hombres, le aconsejaron que
aceptase la capitulación de Jerusalén mediante un rescate por cada habitante. Con estas
condiciones se rindió la población en 1187. De nuevo estaba la Ciudad Santa en manos
de los “infieles”. Entre gritos de alegría de los musulmanes y lamentos de los cristianos
fueron transformadas las iglesias en mezquitas. Las cruces fueron arrojadas al suelo y
fundidas las campanas de las iglesias. Una vez pagado su rescate, los cristianos
pudieron abandonar la ciudad.
Tras el fallecimiento de Celestino, Inocencio III, convocó nuevamente a las tropas. Pero
la expedición tuvo una demora generada por el desacuerdo entre Otón IV y Felipe de
Suabia.
Cabe destacar que esta cruzada se desvía hacia Constantinopla por intereses políticos y
nuevas alianzas, teniendo como partícipes a mercaderes venecianos. Al llegar, los
cruzados fueron autorizados para saquear el Imperio Bizantino durante tres días, hecho
que fragmentó y redujo en gran medida el territorio, en el que los cristianos fundaron el
Imperio Latino.
Si bien grandes ejércitos acudieron a las cruzadas en Medio Oriente, la realidad es que
muchas eran las bajas que sufrían en el transcurso del viaje. La poca comunicación, lo
lento de los traslados y los peligros en el camino reducían a los combatientes
disponibles prácticamente a la mitad. Además, los que lograban finalizar el viaje no
llegaban en las condiciones con las cuales partieron, debido al desgaste propio del viaje.
Por otra parte, las Cruzadas impulsaron el intercambio de conocimientos con los árabes,
los cuales tenían un avanzado interés cultural que muchos eruditos de Europa
comenzaron a introducir. Uno de los centros de los nuevos conocimientos fue la ciudad
de París en Francia, la cual fue considerada la metrópoli de los intelectuales.