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¿POR QUÉ TE IMPORTAN LOS DERECHOS HUMANOS?

Los derechos humanos nos dan un marco para interpretar y describir por qué lo que vemos es
incorrecto. Y nos dan una arquitectura legal para pedir cuentas a los gobiernos y para exigir el
cambio. Para mí es muy importante debido a que gracias a la libertad todos podemos realizarnos
con nosotros mismos y con nuestro entorno. A su vez también está la igualdad que a pesar de
nuestras diferencias, ya sea de idiomas, religiones e incluso condiciones económicas y sociales,
este derecho promulga ciertas condiciones fundamentales tanto políticas y jurídicas como de
género y raciales para conseguir nuestra igualdad.

¿QUÉ SON LOS PRINCIPIOS DE DERECHOS HUMANOS?

Los principios de derechos humanos pueden definirse como cualidades clave de todos los
derechos humanos, que reflejan su alcance y quiénes pueden beneficiarse de ellos. También
pueden entenderse como la aspiración y el objetivo último del sistema de derechos humanos.

Los principios de derechos humanos nos ayudan a entender mejor el sistema de derechos
humanos. Al hablar sobre derechos humanos con tus amistades, colegas u otras personas,
posiblemente te haya parecido no estar de acuerdo con ciertas concepciones de los derechos
humanos, pero no has sabido cómo rebatirlas. En el siguiente ejercicio, vas a explorar estos
principios y a descubrir cómo reaccionar a afirmaciones que puedes haber oído previamente.

DEBATE: LOS DERECHOS HUMANOS SON UNIVERSALES

“Los derechos humanos son universales y se aplican a todas las personas.”

Persona A “No es cierto. Los derechos humanos son un concepto occidental, y constituyen la
herramienta que Occidente utiliza para imponer sus valores a otros Estados.”

Persona B “No es cierto. Los derechos humanos dependen de cada Estado. Cada Estado decide
qué derechos tienen quienes viven en su territorio.”

Persona C “Es cierto. Todas las personas del mundo tienen derecho a que sus derechos humanos
se realicen y garanticen.”

Explicación
La persona C tiene razón. Todos los seres humanos, en cualquier lugar del mundo, tienen derechos
humanos. Si bien debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales,
regionales y culturales, todos los Estados tienen el deber de promover y proteger todos los
derechos humanos (sobre todo, dentro de su territorio y para las personas que se encuentren bajo
su jurisdicción). Por eso decimos que los derechos humanos son universales.

El principio de universalidad no excluye las diferencias regionales o nacionales. Los principios de


derechos humanos (inalienabilidad, indivisibilidad, interdependencia e igualdad) y ciertas normas
mínimas son universalmente válidos. El principio de universalidad no significa necesariamente que
los derechos humanos se realizan exactamente de la misma forma en todo el mundo: los Estados
tienen un margen de apreciación para aplicar los derechos humanos según sus circunstancias
concretas. Sin embargo, pese a la necesidad de tener en cuenta las diferencias culturales, cada
derecho tiene unos contenidos mínimos que deben respetarse. Por ejemplo, ningún Estado puede
permitir la mutilación genital femenina, amparándose en que se trata de una “práctica
tradicional”, pues violaría la prohibición de la tortura y contravendría determinadas normas de
derechos humanos.

Véase también la afirmación J del test sobre nociones básicas de derechos humanos (Actividad
número 2.1).

Principio de universalidad

Este principio, que se consagró por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos,
se ha reafirmado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones internacionales de
derechos humanos. En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993,
se recordó el deber de los Estados de promover y proteger todos los derechos humanos y
libertades fundamentales, al margen de sus sistemas políticos, económicos y culturales. Un dato
importante, que refleja la universalidad de los derechos humanos, es que todos los Estados han
ratificado, al menos, uno de los tratados básicos de derechos humanos de la ONU, y el 80% de los
Estados ha ratificado cuatro o más. Esto demuestra que todos los Estados han accedido a
someterse a los derechos humanos. Algunas de las normas fundamentales de derechos humanos
han pasado incluso a formar parte del derecho internacional consuetudinario, y gozan de
protección universal, al margen de fronteras y civilizaciones. Éste es el caso de muchos de los
derechos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Los siguientes puntos pueden ser de ayuda a la hora de debatir el principio de universalidad:

 El concepto de derechos humanos se basa en valores humanos, integrados en las diversas


culturas, filosofías y religiones del mundo. Las investigaciones históricas y antropológicas
confirman, cada vez más, este extremo. Pese a las diferencias en tradiciones y valores,
todos los seres humanos comparten ciertas necesidades: ¿Existe una sola persona que
viva por decisión propia en la pobreza? ¿Quién desea sufrir tortura? ¿Quién desea sufrir
discriminación? ¿Quién no quiere vivir con seguridad y libertad?
 Piensa en alguien que niegue la universalidad de los derechos humanos: ¿es una persona
que sufre violaciones de derechos humanos, o se trata más bien de quien se beneficia de
ellas o las comete?

 ¿Cuál sería la alternativa a un concepto universal de los derechos humanos? ¿Privilegios


limitados a un grupo de personas? ¿Dignidad humana sólo para grupo exclusivo de
personas? ¿Quién no es merecedor o merecedora de derechos humanos? Y en ese caso,
¿quién lo decide?

 Remítete a la declaración de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada por


las Naciones Unidas en Viena en 1993: “Debe tenerse en cuenta la importancia de las
particularidades nacionales y regionales, así como de los diversos patrimonios históricos,
culturales y religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas
políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y
las libertades fundamentales.”

DEBATE SOBRE LA INALIENABILIDAD

“Cuando una persona comete un delito y es condenada a prisión, pierde sus derechos humanos y,
en particular, el derecho a la libertad.”

Persona A “Es cierto. Si una persona comete un delito, pierde sus derechos humanos. No se puede
esperar tener derechos humanos cuando se cometen abusos contra los derechos de otras
personas.”

Persona B “No es cierto. Aunque una persona cometa el más grave de los delitos, como el de
asesinato o violación, no queda despojada de sus derechos. No obstante, a consecuencia del delito
que ha cometido, puede que algunos de sus derechos humanos queden limitados en
determinadas circunstancias. Es decir, la persona SIGUE TENIENDO derechos humanos, pero su
disfrute puede quedar restringido.”

Persona C “Es cierto. Y, en general, millones de personas pierden a diario sus derechos humanos,
aunque no hayan cometido ningún delito: mueren de hambre o son torturadas o esclavizadas.”

Person D “Es cierto. Es como si la persona, al cometer un delito o abusos contra los derechos de
otras personas, renunciara a sus propios derechos. Al actuar de manera incorrecta, sacrifica
implícitamente sus derechos.”
Explicación

La persona B tiene razón. No es posible arrebatar los derechos humanos ni renunciar a ellos: nadie
tiene el derecho de privar a otra persona de sus derechos, ni puede renunciar a sus derechos por
ninguna razón. Sin embargo, la mayoría de los derechos humanos pueden limitarse si existe una
base jurídica que permita hacerlo, si se persigue con ello un fin legítimo y si se respeta el principio
de proporcionalidad (este principio se abordará más adelante, en el módulo 3 del curso, sobre
“derechos absolutos o relativos”). Un ejemplo: Si se sospecha que una persona ha matado a otra,
la policía tiene derecho a detenerla y a investigar el caso. Con ello, se limita el derecho de la
persona sospechosa a la libertad personal (detención) y a la intimidad (investigación), pero esta
limitación puede estar justificada si se hace de conformidad con la ley (se cumplen ciertas
condiciones y no es una detención arbitraria), se persigue un fin legítimo (la seguridad de otras
personas) y se utilizan medios proporcionados (no se utilizan métodos crueles para interrogarla y
las condiciones de reclusión son adecuadas).

Además, los seres humanos cuyos derechos se violan siguen teniendo derechos humanos. Por eso
decimos que los derechos humanos son “inalienables”: nadie los puede arrebatar.

Los debates sobre el principio de inalienabilidad pueden tener una carga emotiva, al pensar en el
perpetrador y en la desdicha y el dolor que ha causado a sus víctimas. Quienes han presenciado de
cerca actos de violencia y crueldad o los han sufrido directamente pueden tener especial dificultad
en aceptar que se trate al perpetrador de conformidad con sus derechos humanos. Aunque estas
emociones personales son comprensibles, hay que pensar en las consecuencias que tendría la
adopción de un planteamiento diferente: si nos ceñimos al principio de “ojo por ojo” o a una
práctica judicial por la que el perpetrador queda “al margen de la ley”, nos estaremos dejando
guiar por el deseo de revancha y de venganza; el principio de que los Estados deben tratar a todos
los seres humanos de conformidad con el Estado de derecho es, a veces, “perturbador”, pero
constituye uno de los principales logros de los Estados modernos: actuar según la ley, sin permitir
que las emociones turben el juicio o influyan en él.

Además, los derechos humanos son derechos de todas las personas, y se basan en la idea de la
dignidad humana, sin excepción. Protegen contra el uso abuso de poder y contra tratos que nadie
debe sufrir, al margen de lo que pueda haber hecho a otras personas. Ésta es la razón por la que
las condiciones penitenciarias y las prácticas policiales, por ejemplo, deben cumplir unas normas
mínimas: las normas de derechos humanos.

Al mismo tiempo, es necesario respetar ciertas salvaguardias, para reducir el peligro de castigar a
personas inocentes. El derecho a un juicio justo incluye una serie de disposiciones que protegen a
todas las personas frente a la arbitrariedad, la inseguridad y el abuso de poder.
DEBATE SOBRE LA INDIVISIBILIDAD, LA INTERDEPENDENCIA Y LA
INTERRELACIÓN
 

“Los derechos humanos empiezan con el desayuno.” Léopold Senghor (político y teórico cultural)

“¿Son más importantes unos derechos que otros?”

Recuerda que has abordado esta cuestión en el test sobre nociones básicas de derechos humanos.

Persona A “Creo que los derechos humanos que protegen libertades civiles y políticas, como el
derecho a la vida, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a participar en elecciones o la
prohibición de la tortura, son los más importantes, ya que garantizan que los Estados se abstengan
de interferir en las decisiones personales y políticas de cada persona.”

Persona B “En mi opinión, los derechos humanos que garantizan la satisfacción de las necesidades
básicas son los más importantes: una persona sólo puede empezar a plantearse hacer uso del
derecho a la libertad de expresión o del derecho al voto una vez que se encuentran protegidos,
por ejemplo, sus derechos a la alimentación, al agua y al trabajo.”

Persona C “Creo que los derechos humanos tienen que verse como un todo. Si no se garantiza un
derecho, otros muchos pueden verse afectados: por ejemplo, si se viola el derecho de una persona
a la vivienda y, por tanto, tiene que dormir en la calle, se ven también en juego sus derechos a la
salud, al ocio y, en último extremo, al trabajo. Sin embargo, si se considera que todos los derechos
humanos tienen la misma importancia, y los Estados los garantizan, la realización de un derecho
humano podrá influir positivamente en la realización de los demás.”

Explicación

La persona C tiene razón. Todos los seres humanos tienen derecho a todos los derechos humanos:
desde los derechos económicos, sociales y culturales (como el derecho a un nivel de vida
adecuado, el derecho a la educación y el derecho a participar en la vida cultural de la comunidad),
hasta los derechos civiles y políticos (como la libertad de expresión, el derecho a la vida y la
igualdad ante la ley) o los derechos colectivos (como los derechos al desarrollo y a la libre
determinación). El hecho de garantizar un derecho humano contribuye a garantizar los demás. De
igual forma, la negación de un derecho humano suele afectar de manera negativa a los demás. No
se debe permitir a los Estados seleccionar las “categorías” de derechos humanos que se
garantizan. Por eso decimos que los derechos humanos son “indivisibles” e “interdependientes” y
están “interrelacionados”.
Desde el fin de la Guerra Fría, se ha reconocido cada vez más la importancia de todas las
“categorías” de derechos humanos. Esto llevó a su vez a reconocer el principio de indivisibilidad e
interdependencia, y la interrelación de todos los derechos humanos en la Declaración y Programa
de Acción de Viena de 1993. En realidad, hasta cierto punto, algunos Estados siguen dando
preferencia a la realización de ciertos derechos por encima de otros, pero el principio de
indivisibilidad, interdependencia e interrelación se ha reconocido de forma generalizada.

Principio de igualdad y no discriminación

Explicación

Todos los seres humanos nacen iguales en dignidad y derechos. Todas las personas son igualmente
titulares de los derechos humanos sin discriminación, al margen de su nacionalidad, lugar de
residencia, sexo, origen nacional, étnico o social, color, religión, idioma, creencias, opinión política
o de otra índole, pertenencia a minorías nacionales, patrimonio, condición social o económica,
nacimiento, discapacidad, edad, orientación sexual o identidad de género o cualquier otra
condición. El principio de igualdad y no discriminación es un principio transversal del derecho de
los derechos humanos: preside todos los derechos humanos, que deben garantizarse sin
discriminación.

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