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Recensiones

ca asumir una perspectiva “objetivista Eric Voegelin, Las religiones políticas,


moderada” que implicara que implicara Madrid, Trotta, 2014, 143 pp.
la afirmación, en primer lugar, de que
toda persona vale lo mismo y que esta “Nadie puede ser a la vez filósofo y teólogo,
igualdad constituye la base del valor o para el caso, una tercera vía, la cual esté
moral de cada uno y fundamento de la más allá del conflicto entre filosofía y teolo-
exigencia de que se deben darse las con- gía, o una síntesis de las dos. Pero cada uno
diciones necesarias para que todos pue- de nosotros puede y debe estar abierto cada
dan, en igualdad de condiciones, tener uno a la otra, el filósofo abierto al reto de
la oportunidad de desarrollar una vida la teología y el teólogo abierto al reto de la
digna; en segundo lugar, la de que hay filosofía”1.
comportamientos (acciones u omisio-
nes) de los que las personas pueden ser Leo Strauss
sujetos pasivos y que comprometen se-
riamente sus oportunidades de vivir una Hay lugares, espacios o rincones
vida digna; a lo que habría que añadir que alguien habita; espacios de inter-
la existencia de instituciones y prácticas cambio o de paso; espacios donde ocu-
sociales, aceptables desde el punto de rren acontecimientos; espacios que a
vista moral, que presentan una eviden- veces la cartografía apenas ha dibujado
te capacidad para reducir las amenazas o peor todavía que ha borrado, que ha
standard. tachado. Toda cartografía, la de la men-
¿Esto le puede plantear algún pro- te, la del cuerpo, la del alma, al igual
blema a Walzer en su búsqueda de un que la del mundo externo se encuentra
punto intermedio entre el sentido del trazada por los designios del poder,
lugar y la apertura universal? Ese pro- por los contextos, y sobre todo por el
blema es el que está también detrás del miedo. En uno de esos lugares perdi-
cortocircuito teórico y práctico que se dos de la memoria del pensamiento po-
produce cuando Walzer justifica la in- lítico, nos encontramos posiblemente
tervención de la fuerza para tutelar los a una de las figuras más relevantes de
derechos humanos, entendidos como la teoría política del siglo pasado, Eric
derechos mínimos. Me parece que aquí
ya no hay mera tensión, sino más bien
un exceso de tensión, lo cual provoca 1
“No one can be both a philosopher and a theolo-
el corto-circuito. En relación con estos
gian or, for that matters, a third which is beyond
derechos, ya no hablaríamos por tanto the conflict between philosophy and theology, or a
de un universalismo “mínimo” y “mi- synthesis of both. But every one of us can be and
tigado” sino más bien maximalista y ought to be either the one or the other, the phi-
agresivo, como señala críticamente y losopher open to the challenge of theology or the
theologian open to the challenge of philosophy”
con razón Casadei. (L. Strauss, “The mutual influence of theology
and philosophy”, en The independent Journal of
Francisco Javier Ansuátegui Roig philosophy , Vol. III, 1979, p. 111).

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Voegelin2 (1901 – 1985). Olvidado en si ya supiese hacia donde se dirigía la


muchas escuelas de ciencia política y sociedad de su época3.
filosofía, tal vez mencionado por sal- Su obra, apenas conocida en lengua
var tal incómoda situación, es reducido castellana, muy poquitos de sus textos
a la nada, por miedo a la profundidad han sido traducidos. En lengua inglesa
de su pensamiento. toda su obra ha sido recogida en The
La obra de este autor, de la genera- Collected Works of Eric Voegelin edi-
ción que sufrió el delirio nacionalista tada por The Missouri University press.
alemán, de la sangre, de la violencia, de Su trabajo se encuentra atravesado por
las movilizaciones, de la militarización una preocupación de los problemas polí-
de la sociedad, del orgullo y del odio, que ticos y sociales de su época, del modelo
venía fraguándose desde el siglo xix, fue educativo alemán humboldtiano y las
también la de una gran generación de consecuencias que estaba generando, así
pensadores políticos tales como Han- como auge del positivismo en la ciencias
nah Arendt (1906-1975) y Leo Strauss sociales desde finales del siglo xix. Sus
(1899-1973) , entre tantos otros mucho escritos vienen a ser una contestación a
que dejaron la arrasada Alemania, y que todo ello.
nuestro autor ya advertía o sentía tiempo Además todo ello hay que enmarcar-
antes de que esto ocurriese. lo en una nueva propuesta de entender y
De hecho, puede llamar la atención, de estudiar la ciencia política que pro-
que viviendo en Viena, en el clima cul- pone en La nueva ciencia de la política.
tural centro europeo, aunque es verdad Formado con Hans Kelsen (1881-1973)
que socialmente, aquella Viena de prin- pronto se aleja de su ciencia jurídica
cipios de siglo xx estaba marcada por la para proponer una ciencia política que
depresión, Voegelin sale pronto de aquel no se encuentre sometida a la teoría del
centro de la vanguardia cultural europea derecho público.
para conocer otros países, y sobre todo En la obra que aquí se presenta bajo
puede sorprender su primera y tempra- el título de Las religiones políticas reú-
na incursión en Estados Unidos como si ne dos ensayos de este teórico alemán:
ya estuviese preparando su salida, como el primero de ellos, que da nombre a
esta compilación escrito de 1938 y el se-
2
Estudió derecho y ciencia política en la Uni- gundo de los ensayos, llamado Ciencia,
versidad de Viena, donde se doctoró con Hans política y gnosticismo de 1959. Además
Kelsen (1881-1973). Su crítica al nacional-socia- incluye “la nota sobre la filosofía políti-
lismo alemán le lleva a emigrar a Estados Unidos
en 1938. En 1942 es nombrado profesor de Cien-
ca de Hegel”.
cia Política y Gobierno en la Universidad de Lui- Estos textos vienen a ser una peque-
siana. En 1958 le ofrecen la Cátedra de Ciencia ña introducción a la extensa obra de
Política de la Universidad de Munich y funda un
instituto para la investigación política. En 1969
vuelve a Estados Unidos desarrollando su acti- 3
Cf. J. Roiz, “Eric Voegelin, existencia e inmor-
vidad académica en la Hoover Institution de la talidad”, La recuperación del buen juicio, Ma-
Universidad de Stanford hasta su fallecimiento. drid, Foro Interno, 2003.

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Voegelin, que se caracteriza por presen- ban convirtiéndose en una rama atea,
tar una gran erudición histórica, y tener como luego iremos viendo. “La lucha
a la historia como la principal fuente de contra las consecuencias del gnosticis-
análisis. El trabajo de Voegelin se carac- mo se está llevando a cabo a través de
teriza por ahondar en las raíces, en vol- un lenguaje altamente gnóstico” (p. 76).
ver al pasado, se trata de un autor que El telón de fondo que nos aparece en
entra a través de las capas de la tradición la obra de Voegelin es la relación teolo-
del pensamiento político, para entender gía - política. Hablar de teología política
cuál puede ser ese posible origen. podría ser una cuestión problemática y
El primero de los escritos sitúa el ¿por qué no hablar de política teológica?
origen de su interpretación en las civi- O simplemente de filosofía política. Si
lizaciones antiguas. En la relación entre hacemos referencia a otra de las grandes
Monarca y Dios. Este autor analiza las figuras de la teoría política contemporá-
relaciones y como se va consolidando la nea, Leo Strauss comenta: “por teología
relación entre religión y la comunidad política entendemos las enseñanzas po-
política en la culturas antiguas. Para ello líticas basadas en la revelación divina.
se centra en el origen del poder político, La filosofía política se limita a lo que
la forma estatal de la religión, la sim- es accesible a la mente humana por sí
bología, entender como esa comunidad sola”4. Aunque en el análisis de Voege-
política de la que se habla en la poste- lin muestra que esa separación es mucho
ridad tiene un origen en el cuerpo de la más compleja debido a la liquidez de las
Ekklesia. fronteras que sobre todo se ve en la mo-
En el segundo de los ensayos se dernidad.
centra en los movimientos gnósticos. Alguno de los conceptos básicos que
“Cuanto más sabemos sobre la gnosis de se mueven en este ámbito son los de om-
la Antigüedad más se confirma que los nipotencia o representación que Voege-
movimientos modernos del pensamien- lin trabaja en otros textos y no precisa-
to tales como el progresismo, el positi- mente en los que aquí se presentan.
vismo, el hegelianismo y el marxismo La teología política puede plantear-
son variantes del gnosticismo” ( p. 75). se o aparecer como un enfoque o forma
La tesis de Voegelin que se puede ver de análisis de entender los fenómenos
en ambos trabajos es la transmutación políticos. Pero la propuesta de Voegelin
del cosmos religioso o teológico en el no se trata tanto de situar la mirada de
ámbito político. Tesis que fundamenta la teología como una forma de análisis
el origen de la modernidad y pone en sino que Dios es el centro entorno al
cuestionamiento cualquier planteamien- cual surge lo político.
to de la secularización. El entender que en la raíz de la polí-
Además en este análisis y crítica que tica se encuentra una idea de Dios ya no
hace respecto a estos movimientos, des- solo es entender tal y como plantea José
taca como parte de su problema viene, 4
L. Strauss, ¿Qué es la filosofía política? y otros
en intentar acabar con la religión y aca- ensayos, Madrid, Alianza, 2014, p. 84.

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Luis Villacañas, en la concepción antro- constitución del Estado Moderno pue-


pológica que se tenga. de ser la Bula Unam Sanctam del Papa
“Dependiente de una antropología Bonifacio VIII, con la teoría de las dos
pesimista, procedente en último extre- espadas. Teoría que tuvo una influencia
mo de Lutero, esta comprensión de la muy importante en la fractura religiosa
política, al tiempo que humilla al hom- cristiana entre católicos y protestantes,
bre al hacerlo portador de una naturaleza así como de toda conflictividad béli-
perversa y violenta, eleva una autoridad ca que se desarrolló en Europa en esos
trascendente como única posibilidad de primeros estadios del Estado Moderno,
construir la paz. Desde siempre, se sabe y que independientemente de las cues-
que el pesimismo antropológico es la tiones hermenéuticas sobre las sagradas
clave de la teología política, desde Hob- escrituras, las cuestiones políticas rela-
bes, esgrime sus argumentos y afila sus cionadas con el poder y la omnipotencia
categorías, la política ya ha fracasado”5. fueron fundamentales.
Con esta idea me gustaría volver a in- Según esta doctrina, el Papa poseía
sistir en que no se puede englobar bajo dos espadas: la espiritual y la temporal
ningún enfoque o la aplicación de una (material), que representaban respectiva-
metodología propia. Hay que entender mente el poder coercitivo del papa en lo
que partir de la idea de Dios lleva a una espiritual y el poder coercitivo real. Esta
concepción que trasciende lo propia- teoría de las dos espadas quería signifi-
mente religioso. Se trata de plantear que car que el poder físico real que poseía el
la estructura religiosa, su jerarquización emperador derivaba del papa o mejor di-
conceptual o estructura filosófica, se ha cho, de Dios a través del Papa.
aplicado a cualquier estructura del mun- Los conceptos fundamentales en la
do terrenal, y sobre todo a la constitución obra de este autor sería los de inmanen-
ontológica del hombre que resulta fun- tismo – trascendentalismo. “Se da cuenta
damental en el análisis de Voegelin. de la responsabilidad que han tenido los
En el libro tal y como he comentado propios eclesiásticos en terrenalizar la
la relación política - teología se remonta religión y desvirtuar para ello la visión
a culturas antiguas como Egipto o Gre- hebrea de dios como locus de omnipo-
cia, pero esta tradición iniciada en la an- tencia. Se da cuenta de que el cristianis-
tigüedad se mantiene en la Edad Media mo recupera para el hombre esa omnipo-
periodo en la cual se consolida los prin- tencia través de la iglesia en la tierra”6.
cipios que van a influir en la constitución Es decir, con el planteamiento que se
del Estado Moderno. puede ver también en el libro, viene a
Uno de los episodios históricos que plantear como la política se convierte en
suponen un punto de inflexión en la una inmanentización de lo trascenden-
te. Se le ha criticado de ser un pensador
5
J. L. Villacañas, Res Publica. Los fundamentos
normativos de la política, Madrid, Akal, 1999, pp. 6
J. Roiz, La recuperación del buen juicio, Ma-
143-144. drid, Foro Interno, 2003, p. 75.

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anti-moderno por su cuestionamiento de portantes, es en su totalidad un pequeño


los movimientos ideológicos que surgen mundo, un kósmion, iluminado mediante
en la modernidad, y por su mirada en la significados desde el interior por los se-
antigüedad, como una forma de despres- res humanos que continuamente lo crean
tigiarlo. y lo producen como la forma y la condi-
Me parecería interesante centrar la ción de su autorrealización. Se ilumina
mirada de este autor en el mundo in- mediante un elaborado simbolismo, en
terno, en una dimensión más honda del distintos grados de intensidad y dife-
análisis y la reflexión política. “En la co- renciación – desde el rito, y a través del
munidad política el hombre habita con la mito, hasta la teoría - , y ese simbolismo
totalidad de su ser, comenzando con los lo ilumina con significado por cuanto los
aspectos corporales y terminando por los símbolos hacen que la estructura inter-
espirituales y religiosos” (p. 68). na de tal Kósmion – las relaciones entre
De esta forma, Eric Voegelin ahon- sus miembros y grupos de miembros, así
da todavía más en la reflexión política, como su existencia como un todo – re-
resaltado la completitud de los ámbitos sulte transparente por el misterio de la
en los que se encuentra el ser humano, esencia humana8.
no únicamente en el mundo externo sino Finalmente, todo ello nos invita a
también el mundo interno. Esta visión pensar en la conformación del ciudada-
también la resalta y aparece en su pro- no actual, entendiéndolo en su comple-
puesta de ciencia política. titud, en su dimensión interna y exter-
na, y como el espíritu de las diferentes
“La ciencia comienza por la exis- teologías, la cristiana con sus variantes
tencia precientífica del hombre, por católica y protestante y por otro lado el
su participación en el mundo con pensamiento hebreo han conformado la
su cuerpo, alma, intelecto y espí- actitud, su actitud ante la vida, actitud
ritu, por la comprensión que tiene constituyente y que define el devenir de
en todas las regiones de la existen- las sociedades modernas.
cia y que le está asegurada debido Los textos de este maestro de la teo-
a que su propia naturaleza es su ría política que nos presenta la editorial
epítome”7. Trotta, vienen a ser una tapa o un paste-
lito que por supuesto, nos deja con ga-
La propuesta teórica de Voegelin nas de más, pero que para aquellos des-
gana fuerza al entender el ámbito políti- conocedores de su obra puede suponer
co en la completa existencialidad del ser un punto de partida para iniciarse, para
humano, más allá de cualquier categoría iniciarse en una forma de pensamiento
que tuviese de ciudadano. “Si bien la ex- original y sobre todo porque no, puede
terioridad es uno de sus componente im- ser un incentivo para motivar nuevos
trabajo sobre él , así como incentivar
7
E. Voegelin, La nueva ciencia de la política, Ma-
drid, Katz, 2006, p. 18. 8
Ibidem, p. 41

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nuevas traducciones y difundir su obra tiempo muerta), Losurdo trata de poner


en castellano. negro sobre blanco y rescatar la historia
de tan denostado concepto. Defiende la
Gonzalo Laborda Morata tesis de que el feliz abandono de la no-
ción de “lucha de clases” se asienta en
Domenico Losurdo, La lucha de clases: la incomprensión —total o parcial— de
una historia política y filosófica, lo que este concepto contenía y abarca-
Barcelona, El Viejo Topo, 2014, 434 pp. ba, en una visión reduccionista de las di-
mensiones que teórica e históricamente
Tal vez hace diez años, la misma idea ha comprendido el término.
de proponer a un editor realizar un libro En un libro ampliamente documenta-
monográfico sobre “la lucha de clases” do, Losurdo efectúa un recorrido histórico
habría sonado algo disparatada sino tras- y filosófico sobre las diferentes concep-
nochada. ¿Lucha de clases? ¿Ese no es un ciones que se han tenido en torno a esta
concepto más propio del siglo xx que de noción en el pensamiento y en la práctica
las democracias contemporáneas? Hoy, marxista. Así, sin negar que en repetidas
sin embargo, y por razones de todos co- ocasiones el término se ha devaluado para
nocidas, la sonrisa que se nos escaparía expresar únicamente la contradicción
hace tan solo una década torna en sem- capital-trabajo, hay en la propia obra de
blante serio. Ante las nuevas prácticas de Marx y Engels una noción mucho más
contestación política, y frente a medidas rica y amplia de dicho concepto. Una no-
que, presentándose como políticamente ción que aspira a ser una “teoría general
neutras, no han hecho más que aumentar del conflicto social”, situando este con-
la desigualdad, tal vez no sea tan absurdo flicto —frente a otros paradigmas de la
revisar el empolvado concepto de “lucha época— en una dimensión estrictamente
de clases”, analizar su historia, su alcan- histórica. De este modo, el libro propone
ce y sus limitaciones. una interpretación de la categoría marxis-
Pero quien pretenda hacer tan arries- ta, que permita entenderla como un ge-
gado movimiento habrá de vérselas con nus, bajo el cual se subsumen diferentes
los teóricos contemporáneos que quisie- species.
ron lanzar dicho término al cementerio El análisis marxista, tratando de ser
conceptual del análisis social. Pensado- ariete contra todo tipo de opresión, evita
res como Fukuyama, Habermas o Fraser cualquier simplificación y “se esfuerza
que, o bien proclamaban el final de tan por tener en cuenta la multiplicidad de
encarnizada lucha, o su apaciguamiento, formas con que se manifiesta el conflic-
o el tránsito al paradigma del reconoci- to social” (p. 63), sostiene Losurdo. De
miento, entendiendo que aquel era ajeno este modo, bajo la categoría de lucha de
a éste. Frente a estos autores, y también clases se subsumirían diferentes conflic-
frente a aquellos que perplejos ante los tos sociales, con diferentes lógicas y su-
acontecimientos recientes hablan de un jetos protagonistas, y no todos ellos re-
renacer de esta lucha (como si llevase ductibles a luchas por la emancipación.

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