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Funciones del Estado

Para cumplir su rol garante y promotor el Estado deberá asumir las siguientes funciones:
1. Consolidar y perfeccionar el sistema democrático, como forma de vida de la sociedad
peruana y de gobierno de la República, expresado en la vigencia real de los derechos
económicos y sociales de la persona, contenidos en nuestra Carta Política.
2. Garantizar la paz interna y la seguridad externa.
3. Diseñar el marco legal e institucional, sobre todo el de la administración de justicia,
dentro del cual, tanto las personas naturales como las empresas productivas, dispongan de un
orden jurídico que les brinde estabilidad y certidumbre en la disposición y ejercicio de sus
derechos adquiridos dentro de la ley.
4. Garantizar a sus titulares la propiedad y seguridad de sus medios de producción.
5. Planificar la infraestructura (Puertos y aeropuertos modernos y eficientes, carreteras y
ferrocarriles de alta velocidad y seguridad) requerida por el desarrollo y competitividad de las
actividades productivas y la atención de las necesidades de agua, alimentos y energía de la
creciente población.
6. Identificar las fuentes de riqueza nacional renovables, destruidas o gravemente afectadas
por la acción humana o de las fuerzas naturales y planificar los proyectos, con categoría de
políticas de Estado, para su recuperación, multiplicación y puesta en producción,
estableciendo los programas, prioridades, metas, plazos y modalidades de ejecución. 
7. Velar por el aprovechamiento de las riquezas no renovables en condiciones de conservación
del medio ambiente y adecuada participación de la colectividad nacional (Estado, población y
trabajadores).
8. Conceder los derechos de uso y/o explotación de la riqueza nacional, fijando las
condiciones de su aprovechamiento sustentable y rentabilidad, tanto para los concesionarios
como para la colectividad nacional.
9. Estimular el ahorro interno, público y privado, como fuente de financiamiento de las
actividades productivas y velar por el libre acceso a los recursos de capital y crédito de
producción, cualquiera que fuere la dimensión empresarial. Dentro de esta función debe ser
el ejemplo de restricción del consumo con fines de equilibrio fiscal y de cumplimiento de las
obligaciones externas e internas.
10. Garantizar a las unidades de producción la libre disposición y libre circulación de sus
ingresos y rentas, dentro del ordenamiento legal sobre la materia.
11. Ser el guardián de la estabilidad monetaria, velando porque cualquier aumento de los
medios de pago sea proporcional al incremento real del PBI.
12. En el campo de la educación, planificar la formación de recursos humanos técnicos,
científicos y de investigación, en orden a la obtención de una creciente productividad,
calidad y competitividad de las actividades productivas.

Función constituyente:

Puede definirse como la actividad creadora de la norma fundamental, el


rasgo más esencial de la Constitución es que es un conjunto de normas
fundamentales que sirven para "constituir" el Estado. 

Función legislativa:

Por una parte se trata de la misión de decidir en relación con el contenido


de la actividad estatal, es decir formular a partir de la Constitución, cuáles
son los cometidos del Estado y por otra, consiste en regular de modo
general las conductas. La función legislativa se caracteriza por el poder de
iniciativa que traduce y la fuerza jurídica que el resultado de dicho poder
implica. 
Función jurisdiccional:

Es la función relativa a la decisión de cuestiones jurídicas controvertidas


mediante pronunciamientos que adquieren fuerza de verdad definitiva.

Como se desprende de su nombre "a la jurisdicción le corresponde decir el


derecho, esto es, constatar la existencia de la norma jurídica, señalar su
alcance y decidir su aplicabilidad a casos concretos, con "fuerza de verdad
legal" que da base entonces para otorgarles a sus decisiones la autoridad de
cosa juzgada"4 .

Función administrativa:

Actividad concreta, práctica, desarrollada por el Estado para la inmediata


obtención de sus cometidos. "Tiende a concretar en hechos la actividad
estatal".

Tiene un objeto perfectamente definido: realizar concretamente


determinadas tareas que el derecho ha puesto a cargo de las entidades
estatales. Administrar es hacer, traducir en hechos los mandatos contenidos
en las normas cuando necesitan ejecución material.

Podemos definirla como lo hace Sayagués Laso, se trata de una actividad


estatal que tiene por objeto la realización de los cometidos estatales en
cuanto requieren ejecución práctica, mediante actos jurídicos y operaciones
materiales5.

El sector privado es una de las principales fuerzas detrás del


crecimiento económico y es esencial para conseguir resultados
sostenibles en el tiempo que permitan mejorar problemas sociales,
como la pobreza. Es la principal fuente de actividad económica,
creación de empleos e ingresos públicos, además de los bienes y
servicios que mejoran la calidad de vida de las personas; esto hace
del sector privado un agente importante que afecta el bienestar
social.
Perú es un país de 30 millones de habitantes, donde el comercio y
la construcción son actividades vitales que han promovido y
sostenido el crecimiento económico en los últimos años. La
economía peruana ha venido creciendo a un ritmo importante, de
acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e
Informática, el crecimiento promedio anual del Producto Bruto
Interno ha sido aproximadamente de 8% desde el 2002 hasta el
2013, lo que ha llevado a casi duplicar el nivel de actividad
económica en 12 años de crecimiento casi ininterrumpido; sin
embargo, 25% de los peruanos aún se encuentran en situación de
pobreza o pobreza extrema.
Actualmente nos enfrentamos a problemas sociales causados por
este boom económico, como la contaminación de las ciudades
-especialmente del aire, residuos sólidos e incluso contaminación
sonora- congestión vehicular, crecimiento urbano desordenado y,
sobre todo, la desigualdad social. Esta desigualdad en la
distribución del ingreso permanece alta aún con altas tasas de
crecimiento económico -el índice de Gini para Perú en el 2010 fue
de 48.1, de acuerdo al Banco Mundial- lo cual indica que los
beneficios del crecimiento económico no se están distribuyendo
entre todos los grupos sociales, sobre todo, entre los menos
favorecidos.
Experiencias pasadas -sobre todo a partir de la segunda mitad del
siglo XX, con el nuevo reordenamiento político y social de
Europa en el periodo de postguerra y las crisis financieras y
económicas del 2007-2010- nos muestran que los Estados no son
capaces por sí mismos de proveer de bienestar a sus sociedades,
por lo que otros actores deben tener un rol igual de importante
como el de las instituciones públicas.
Tradicionalmente hemos considerado el bienestar social como un
aspecto exclusivo de la asistencia gubernamental. Esta idea tan
extendida socialmente no es correcta; de hecho, el bienestar social
es la unión de varias fuerzas sociales incluyendo al Estado y el
conjunto de instituciones públicas, las familias, el sector privado,
las ONG’s y las asociaciones civiles; todas son parte de estos
agentes sociales que proveen bienestar y se deben preocupar por
este. Definitivamente, el debate ya no debe centrarse en si el
sector privado debe ser incluido como factor que afecta el
bienestar social, sino de qué manera debe participar.
El sector privado debe estar dispuesto a contribuir a un desarrollo
sostenible de sus negocios, eso incluye el uso responsable del
entorno. Dicha contribución debe enfocarse primordialmente en
inversión privada para desarrollo sustentable de sus actividades,
promoción de la innovación en tecnologías y nuevos modelos de
negocio y promoción de mecanismos de colaboración con el
sector público para el desarrollo. Por otro lado, el Estado es el
responsable de proveer estabilidad jurídica y ser el nexo entre la
sociedad civil y el sector privado, pero lamentablemente, la
inestabilidad socio-política y jurídica que caracteriza a países
emergentes como el Perú, genera mucha presión y descontento en
la población. Países como el nuestro no se benefician totalmente
con el desarrollo del sector privado pues las políticas de
promoción de este sector no se implementan y más aun, no se ha
extendido la idea de desarrollo de un sector privado socialmente
responsable.
Estas experiencias nos dicen además que el rol del sector privado
debe ser más activo y no solo presencial; por lo tanto su
participación debe estar ligada al mismo core business de las
empresas, pues las iniciativas de responsabilidad social
empresarial no relacionadas a este, son generalmente el resultado
de greenwashing. El sector privado debe tener incentivos para
participar en la consecución del bienestar de la sociedad, pues se
relaciona a esta y depende de esta para su óptimo funcionamiento,
esta relación de codependencia entre las familias y las empresas
debe ser potenciada por las últimas para que su propia actividad
se vea aumentada.
Se debe tener en cuenta que el principal promotor del desarrollo y
del bienestar social es el Estado y que a través del aparato estatal
deben fluir los esfuerzos privados para mejorar la calidad de vida
de las personas. Finalmente, el rol del sector privado debe ser el
de realizar actividad económica socialmente responsable,
manteniendo el enfoque primordial de las empresas privadas que
es el de generar valor a través de sus actividades. La
responsabilidad social empresarial y las asociaciones público-
privadas no deben ser solo apariencias o campañas publicitarias,
sino deben fomentar la cooperación para mejorar el bienestar de
la sociedad.
“El sector privado juega un rol clave a la hora de mantener y salvaguardar al Estado
del Bienestar. Retos tan grandes como el desempleo tienen que ser afrontados por todos.
También las empresas tienen que afrontar esta tarea colectiva”.
Así se expresaba el director de Responsabilidad Corporativa de BBVA, Toni Ballabriga,
durante la presentación de  Yo Soy Empleo, un proyecto que nace en un contexto de
cifras históricas de paro España con el objetivo de “aportar su grano de arena” en la
búsqueda de soluciones. En su primera fase, la entidad destinará 25 millones de euros
para promover 10.000 nuevos puestos de trabajo en nuestro país.
La iniciativa -diseñada durante los últimos diez meses por el área que dirige Ballabriga a
petición del presidente de BBVA, Francisco González, y su consejero delegado, Ángel
Cano- ofrecerá 3.000 euros a las pymes y autónomos que contraten de forma
indefinida a personas en situación de desempleo y 1.500 euros a quienes contraten por
un mínimo de un año. Además, se va a poner en marcha un programa formativo en el
que colaborarán Esade, Instituto de Empresa, Deusto Business School y el Instituto
Internacional San Telmo.
Según un reciente estudio de la consultora Milword Brown, un 70% de las pymes y
autónomos no afectadas por la crisis tiene la intención de crear o mantener empleo. Un
61% de esas empresas demanda incentivos económicos para nuevas contrataciones.
Para los más escépticos la pregunta es: ¿qué solucionan 10.000 empleos cuando se habla
de seis millones de parados? La respuesta que dan desde BBVA es que el desempleo es
un problema colectivo, en cuya resolución deben implicarse todos los
grandes players de nuestra sociedad. Si uno de los claims de la campaña
es Empezemos por 10.000, tiene sentido pensar que esta campaña, a medio o largo plazo,
puede promover 30.000 empleos. Si todo el Ibex 35 emprendiera acciones similares se
pueden llegar a crear más de un millón de puestos de trabajo.
Reputación interna
“¿Busca BBVA una mejora de su imagen con este proyecto?”, preguntó durante el
encuentro el director de Diario Responsable, Jordi Jaumá. El responsable de BBVA, Toni
Ballabriga, insistió en que lo que motiva este proyecto es poner soluciones a la sangría del
desempleo -desde que se aprobó la reforma laboral se han registrado 800.000 nuevos
parados- y no hacer una campaña de imagen para el banco. “Lógicamente si al país le va
bien, a nosotros nos irá bien”, añadió.
No obstante, Ballabriga admitió que hay algo por lo sí trabaja el banco “en un momento
de cuestionamiento de la dignidad de nuestra profesión“. “Es importante que los
115.000 trabajadores de BBVA se sientan contentos y orgullosos de trabajar para un
banco que está trabajando duro para hacer bien las cosas”, añadió el ejecutivo tras
recordar que esta entidad “no ha recibido ni un sólo céntimo de ayudas públicas”.
Lo cierto es que los estudios de reputación interna del sector muestran un repunte de
la insatisfacción laboral desde que se desencadenó el crash económico, por lo que
no es extraño que cualquier compañía que quiera captar y retener talento esté trabajando
en la búsqueda de soluciones a este problema.

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