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Protocolo (sociedad)

En términos generales, protocolo1 (del  protogolo, y este del


"primera hoja" o "etiqueta") es una regla que guía de qué
manera debe realizarse una actividad, especialmente en el
mundo de la diplomacia. En el campo de los servicios
diplomáticos y gubernamentales, el protocolo consiste a
menudo en pautas no escritas, tales como especificar el
comportamiento apropiado y generalmente aceptado en los
asuntos de Estado y la diplomacia, mostrar el debido respeto
a un jefe de Estado, colocar a los diplomáticos según el orden
cronológico de su acreditación en la corte y así
sucesivamente.
Protocolo político
En política internacional una definición sería la etiqueta o
ceremonial fijo seguido en la diplomacia y en los asuntos de Estado.
También puede referirse a una cláusula de un acuerdo
internacional que complementa o modifica los tratados.

Protocolo social
El protocolo social es el conjunto de conductas, reglas y normas
sociales de urbanidad y cortesía que un caballero debe conocer,
respetar y cumplir no solo en un medio oficial establecido, sino
también en un medio social (comidas y cenas), laboral (cómo
redactar un documento o instancia), académico (como otorgar un
título o grado), político (recibir a un embajador), cultural (otorgar
un premio...), deportivo (otorgar una medalla), policial (habeas
corpus) y militar (condecoraciones, saludos, ceremonias de jura de
bandera, desfiles...) concreto.
Es especialmente necesario cuando se debe tratar con alguien de
desigual jerarquía o de gran autoridad y por cuestión de hidalguía,
nobleza o simple abnegación, además, se debe tratar con todavía
mayor prelación y respeto a los más posibles de recibir los malos
efectos de los errores de los poderosos: los ancianos, las mujeres,
los enfermos, los niños, los sirvientes, los extranjeros que no
conocen las normas y costumbres de otro país.

Por ejemplo, cuando deben recibirse distinciones y premios, el


primero en recibirlo debe ser el que ha recibido el más humilde y
no el primero. Y cuando la extrema necesidad acucia a salvar a
alguien de un desastre, las mujeres, los niños, los ancianos y los
enfermos deben ser rescatados (triaje) primero.

Ha de seguirse la regla de oro en ética y el imperativo categórico; es


más, la cortesía no se extiende solamente a las personas, sino a los
animales, a la naturaleza y a los objetos inanimados: una persona
que posee buenas maneras y una adecuada urbanidad trata bien a
las plantas, a los entornos y a los animales, así como los objetos
que hay en un lugar ajeno porque los va a usar otro después, por
ejemplo, en una habitación de hotel. "Si cada cual limpia su camino,
la calle estará limpia", escribió Goethe.

El civismo, además, es proactivo: el que es honorable se anticipa a


las necesidades de los demás y está siempre pendiente de su
comodidad y felicidad; que muchas veces consiste en anticiparse a
lo peor y en evitar molestias innecesarias al otro; por ello es
necesario lo que en cabal castellano se denomina vergüenza ajena.

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