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CONCIENTIZAR

Pastor: Lic. Luis E. Labarca E-Mail: lelaba2@hotmail.com

EL PODER Y EL FRUTO DE NUESTRAS PALABRAS


Y DEL PENSAMIENTO
Los niños que sienten que sus padres y sus profesores creen en
su capacidad para aprender, suelen sacar mejores notas. Sus
palabras y reacciones positivas les animan a creer en sus
propias capacidades, y a dar lo mejor de sí mismos. Lo
contrario, desgraciadamente, también se cumple. Hay padres
que les han dicho cosas a los hijos como esto, “no vales para
nada”, “eres un cabeza hueca”, "eres un inútil", o cosas
similares. Esas palabras dañan la autoestima de los niños, y les
hacen creer en el fondo que no son buenos en esas áreas, que
no son inteligentes, que no valen para NADA. Eso nos pasa
incluso a nosotros mismos, y que la mayor de las veces lo
traemos desde nuestra infancia, como un trauma. Cuando
empezamos a decir cosas como “no valgo para esto”, “voy a
morir de esta enfermedad”, "a mí también me va a dar y me
muero", "ya no hay remedio", "no puedo" etc., y empezamos a
creerlo, porque abrimos las puertas al pesimismo en nuestra
propia vida para que esas cosas ocurran. El libro de Proverbios
dice que “la muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los
que gustan usarla comerán de su fruto” (Proverbios 18:21).
También, aún en lo que pensamos está una respuesta en
Proverbios 10:24 "Lo que el impío teme, eso le vendrá; más Dios
da a los justos lo que desean". Y… ¿qué podemos desear en este
tiempo de pandemia por causa de este Covid 19?, primero,
mantener nuestra paz, tal como dijo Jesucristo, "mi paz os
dejo". Esto nos trae felicidad, tranquilidad y confianza en Aquel
que todo lo puede y nos hace a nosotros más que vencedores.
Así que tengamos mas bien el temor a Dios, que es el principio
de la verdadera sabiduría. Les invito a leer el Salmo 91 y ahí
podemos comprobar la bondad y el cuidado de Dios hacia
nosotros. Las palabras que hablamos tienen mucho poder, así
igual lo que nos atemoriza, cuando en esto último nos
comportamos como impíos; y en todo esto a que nos referimos
como negativo, es tanto para nosotros los cristianos, y así
mismo lo transmitimos a quienes nos rodean, sin descartar de
igual manera a los inconversos, y en peor condición estos
porque no tienen la experiencia de andar en el camino con Dios,
y en completo desconocimiento de su Palabra en la que
pondrían confiar. Conviene sobremanera comprender que cada
declaración que hacemos, tanto sobre nuestra vida como
sobre la vida de los demás, tiene el poder de dar vida o de dar
muerte, de bendecir o de maldecir. Ojalá permita que el fruto
de sus labios sea un manjar para su vida, e igual al temor a lo
que piensas que pudiera o no ocurrirle personalmente, y si aún
lo pronuncias podrá tener efectos negativos para los que le
rodean. Y recuerda esta máxima, que cada palabra, cada cosa
que declares con tus labios en este día, o pienses, esté llena de
vida, de bendición y de la paz del Señor. Es mi deseo y mi
oración.

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