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Por Tarik Atmane, Catedrático de Derecho Marítimo Internacional. Univ. Sevilla.

Extraído del libro España y Marruecos frente al Derecho del Mar. Editorial Gesbiblo.

LA DELIMITACIÓN ESTRICTA EN EL DERECHO INTERNACIONAL

Durante la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, como
todos sabemos, fue en el tema de la delimitación de la plataforma continental y de la zona
económica exclusiva donde hubo un acalorado debate, entre los partidarios de la regla de
equidistancia, apadrinados por España, y los partidarios de la aplicación de los principios
equitativos, entre los cuales se encontraba Marruecos. Este debate no ha dado ningún
resultado concreto, puesto que la regla de delimitación de la zona económica exclusiva
enunciada en el artículo 74 de la Convención de 1982 y la regla gemela de delimitación de
la plataforma continental enunciada en el artículo 83 de la Convenció declaran quela
delimitación, entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente: “Se efectuará
por acuerdo entre ellos sobre la base del Derecho Internacional, a que hace referencia
en el artículo 38 del estatuto de la Corte Internacional de Justicia, a fin de llegar a
una solución equitativa”
Esta falta de precisión de los métodos de delimitación por parte de la norma
convencional, que solo ha consagrado la equidad como finalidad última de cada operación
de delimitación marítima, ha dejado en manos de la jurisprudencia internacional,
constituida básicamente por decisiones de la Corte Internacional de Justicia y los
Tribunales de arbitraje internacional, y en menor medida la práctica de los Estados, la
difícil tarea del desarrollo del derecho Internacional de la delimitación marítima.
Este desarrollo ha dado lugar a un movimiento que ha visto pertinente el
acercamiento entre las parejas de “solución equitativa/circunstancias pertinentes” y
“equidistancia/circunstancias especiales”, como lo ha dejado patente la CIJ en su
sentencia relativa a la delimitación marítima y cuestiones fronterizos entre Qatar y Bahrein,
al señalar que: “La regla de la equidistancia/circunstancias especiales es aplicable en
particular a la delimitación del mar territorial y la regla de los principios
equitativos/circunstancias pertinentes, en aquellas disputas después de 1958 donde la
jurisprudencia y la práctica de los Estados deseen plantear la delimitación la
plataforma continental y la ZEE, de cuyas líneas se crucen las unas con las otras”.

Desde la perspectiva española no existe ninguna circunstancia especial que haga de


una frontera trazada por una línea de equidistancia estricta una solución no equitativa. En
este sentido se manifestó el subsecretario de Asuntos Exteriores, en su comparecencia ante
la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado del 3 de diciembre de 1991 al declara que:
“La política en materia de delimitación de espacios marítimos con países vecinos está
orientada por el criterio general de dar preferencia, allí donde sea posible, a los
acuerdos internacionales y, a falta de estos acuerdos, se aplica la línea media o
equidistante.”.
Esta posición se refleja en su Derecho Interno, como lo podemos comprobar en el
artículo 2.1 de la Ley 15/1978 sobre zona económica exclusiva, antes mencionado, de
aplicación también a la plataforma continental en la medida en que hace referencia al suelo
y al subsuelo marino, que le permite aplicar, salvo lo que se disponga en los tratados
internacionales, una línea media o de equidistancia para delimitar su ZEE y la plataforma
continental con los Estados vecinos. Esta postura se ha corroborado en la práctica como lo
demuestra la autorización que otorgó el Gobierno español a la empresa española Repsol
YPF para realizar prospecciones petrolíferas en una zona que separa a las islas orientales
canarias de las costas marroquíes una distancia de 9,8 Km, de Fuerteventura y 19,6 Km, de
Lanzarote.
No fue ésta la primera vez que España procedió a delimitar unilateralmente su zona
marítima a lo largo de las costas canarias. Ya en el año 1997, y en respuesta a la aplicación
del artículo 4.2 del reglamento (CE) número 1.489/97, de la Comisión de 29 de diciembre
de 1997, relativo a los sistemas de localización de buques vía satélite por el que “cada
Estado miembro deberá transmitir a los demás Estados miembros, antes del 31 de
diciembre de 1997, una lista completa de las coordenadas de latitud y longitud que
delimitan su zona económica exclusiva o su zona de pesca exclusiva”, el Gobierno español
notificó a los demás Estados miembros que la zona económica exclusiva de facto de
Canarias se extiende hasta una línea equidistante entre Fuerteventura y Lanzarote, por un
lado, y la costa marroquí, por otro.
Esta postura de aplicación rígida de la equidistancia, a falta de acuerdo, ya fue
defendida años atrás por la delegación española en la Tercera Conferencia de Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar, donde lideró el grupo de Estados partidarios de la “regla
equidistancia”, atenuado por si acaso, por las circunstancias especiales.
Ahora bien, frente a esas delimitaciones unilaterales, la reacción del Gobierno
marroquí fue contundente, emitiendo una protesta oficial mediante una nota verbal dirigida
a la embajada española en Rabat con fecha de 27 de noviembre de 2000, en relación con la
pretensión de España de extender la zona económica exclusiva de Canarias hasta una línea
equidistante de las costas marroquíes.
Y en relación con la autorización a la Empresa Repsol YPF de realizar
prospecciones petrolíferas en la zona en litigio, también hubo una protesta formal mediante
nota diplomática remitida el 31 de enero de 2002 a la Embajada española en Rabat. Estas
dos protestas son de una gran importancia, ya que constituyen l primera toma de posición
oficial de Marruecos respecto a la delimitación marítima. Así, dice la segunda protesta
después de calificar el comportamiento español de acto “unilateral”, “discutible”, “hostil” e
“inaceptable”:
En este debate, es interesante notar que España invoca en el asunto de la
delimitación de sus espacios marítimos frente a Marruecos la legislación interna de este
país que, como hemos visto antes, también recoge la línea media o de equidistancia como
método de delimitación de sus espacios marítimos, pero, eso sí, si su aplicación lleva a un
resultado equitativo. Por su parte, Marruecos invoca en este asunto los artículos 74 y 83 de
la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982. Convención que,
como hemos vistos, no lo Ha ratificado hasta el 31 de mayo de 2007.
Un primer elemento en que, uno de los principios del Derecho Internacional es la
obligación de negociar con buena fe, que prohíbe a los Estados realizar actividades que
obstaculicen la consecuencia de un cuerdo de delimitación. Actividades que, en el caso
concreto, aunque sólo son de prospección y no de extracción, no dejan de ser unos actos
unilaterales que alteran un Modus Vivendi existente desde décadas. Además, el Gobierno
marroquí no había recibido ninguna invitación por parte de España para entablar
negociaciones sobre la delimitación de sus respectivos espacios marítimos y, máxime si
entendemos que estos permisos se han otorgado a Repsol YPF en unos momentos de
máxima tensión en las relaciones bilaterales entre España y Marruecos.
El segundo elemento de la norma de delimitación marítima es el objetivo de alcanzar
un resultado equitativo, cuyo contenido encierra una obligación abstracta y general que se
formula a partir de la interacción de sus tres elementos: los principios equitativos,
circunstancias relevantes y métodos. Los principios equitativos son los parámetros
valorativos aplicables a la delimitación y, a su vez, abarcan los principios fundamentales
que orientan el proceso delimitador; las circunstancias relevantes derivan de estos
principios y son los hechos o peculiaridades concretas de cada caso - circunstancias
geográfica, económicas, sociales, de seguridad, políticas, etc. -, su función es asegurar que
esas peculiaridades no impidan la equidad del límite, de ahí que deberán tenerse presentes
en todos los supuestos delimitadores. Estas circunstancias se han convertido en parte
integrante de la terminología jurisprudencial y, aunque no figuran en los artículos 74 y 83
de la Convención de 1982, su importancia en la operación de la delimitación queda intacta.
Por otra parte, la correcta aprehensión de todas las circunstancias nos lleva a determinar el
tercer elemento, que es el método práctico que debe utilizarse en una delimitación sobre la
que habrá que valorar la equidad del resultado finalmente obtenido mediante el criterio de
la proporcionalidad. En otras palabras, la norma fundamental aplicable a toda delimitación
marítima es, como ha señalado la CIJ en su sentencia del Golfo del Mayen:

A Pesar de que la plataforma continental y la zona económica exclusiva son espacios


marinos diferenciados, el hecho irrefutable de que compartan un ámbito espacial de 200
millas, junto con la práctica uniformidad normativa que las caracteriza, hace difícil, pero
no imposible, imaginar delimitaciones diferentes para ambas figuras entre las mismas
costas de dos Estados. Esto es lo que se desprende de un examen comparativo de las
disposiciones de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982,
donde llama la atención la absoluta semejanza que existe en la formulación de las normas
relativas a la delimitación de ambos espacios entre Estados con costas adecentes o situadas
frente a frente. (Art. 74 y 83 Convención 1982).
Dicho esto, cabe señalar que la delimitación única no es obligatoria desde el punto
jurídico jurídico, por lo que no tiene que coincidir necesariamente, ya que, lo que es
equitativo para la plataforma continental no tiene que serlo necesariamente para la ZEE.
Así las circunstancias que pueden influir en la delimitación de la ZEE pueden ser muy
distintas de las que tienen en cuenta en la delimitación de la plataforma continental.
Además, y como ha subrayado la CIJ en el asunto relativo a la delimitación de la
plataforma continental entre Libia y Malta: “estos espacios no siempre coexisten, ya que
podemos encontrar una plataforma continental sin ZEE, pero nunca una ZEE sin su
correspondiente plataforma continental. ICJ Reports, 1985.
Pero tratándose del tema que nos ocupa, es decir, la delimitación de espacios
marítimos entre Marruecos y Canarias, creo que lo que será más equitativo es trazar una
única línea de delimitación para la ZEE y la plataforma continental ya que, la ZEE
comporta no solamente “derechos soberanos” sobre los recursos de la columna de agua en
que el Estado titular puede ejercer determinados derechos, sino también delimitar la
extensión del suelo submarino y el correspondiente subsuelo, en que dicho Estado puede
también ejercer los mismos derechos que sobre la columna de agua. F. Baeza Betancort.
Además, si se opta por fijar líneas de delimitación distintas, puede que los derechos que
ejerce uno de los Estados sobre su plataforma continental se extienden bajo la ZEE del otro
Estado, lo que podría resultar sumamente incómodo y provocar conflictos cuya solución no
será evidente ni fácil.
El jurista canario Baeza Betancort dice equivocadamente, que la delimitación de los
espacios marítimos entre Marruecos y Canarias debe ser fundamentalmente una
delimitación de las respectivas zonas económicas exclusivas, que haga innecesario
delimitar las correspondientes plataformas continentales, por la sencilla razón de que la
plataforma continental mantiene un alto grado de autonomía en relación con la más amplia
ZEE, dentro de las 200 millas comunes a ambas; esto es lo que se desprende tanto del
proceso negociador desarrollado en la III Conferencia de Naciones Unidas sobre Derecho
del Mar, como sus resultados y su aplicación por parte de la mayor parte de la comunidad
internacional. Delimitación Jurídica Internacional. De modo que, llegado el momento
de negociar una delimitación entre ambos países en el Atlántico, esa debe ser una
delimitación conjunta de la ZEE y de la plataforma continental.

Esta delimitación única es, por otra parte, cada vez más utilizada en la práctica de
los Estados en el momento de delimitar sus espacios marinos. La jurista y profesora Beer-
Gabel ha nombrado 72 sobre los 170 acuerdos de delimitación, en los que se ha utilizado
una única línea, cuando se trata de acuerdos de delimitación que versan sobre varios
espacios marítimos; cifra que, a primera vista, puede parecer pequeña, pero si tomamos en
cuenta, añade la profesora, que el resto de los acuerdos (mas de cien) delimitan sólo un
espacio, una plataforma continental o una ZEE por ejemplo, podemos pensar que estamos
ante una pre-costumbre, recalcando, eso sí, que la situación no parece posible por el
momento por falta de una opinio jurís. J.BEER-GABEL: Variaciones sobre la noción de la frontera marítima.
En este sentido, se ha manifestado claramente la CIJ en su sentencia de 16 de marzo
de 2001 relativa a la delimitación marítima y cuestiones territoriales entre Qatar y Bahrein
al decir que:
“El concepto de la delimitación marítima única en el caso multilateral más que
en la práctica estatal que explica para los Estados de establecer un límite
ininterrumpido único delimitando las diferentes zonas marítimas-coincidentes
paralelamente- referente de leyes jurisdiccionales”.
También la jurisprudencia internacional se ha mostrado abiertamente a favor de
dicha fórmula como se desprende de las sentencia de la CIJ y de los Tribunales arbitrales.
Así, tenemos los ejemplos de lo sucedió en la sentencia relativa al asunto de delimitación
marítima en la región del Golfo de Mayen de 12 de octubre de 1984 entre EE.UU. y
Canadá, en el laudo arbitral de 14 de febrero de 1985 relativo a la delimitación marítima
entre Guinea y Guinea-Bissau, en el laudo arbitral de 10 de junio de 1992 relativo a la
delimitación de los espacios marítimos entre Francia y Canadá, en la sentencia relativa al
asunto de delimitación en la región situada entre Groenlandia y Jan Mayen (Noruega y
Dinamarca) de 14 de junio de 1993, en el laudo de entre Eritrea y Yemen, en la sentencia
relativa al asunto de delimitación marítima y cuestiones territoriales entre Qatar y Barhein,
antes mencionada, y la sentencia de la CIJ en el asunto de la frontera terrestre y marítima
entre Camerún y Nigeria con fecha de 10 de octubre de 2002.
Esta manera de delimitar tiene otra ventaja, ya que aparte de ahorrar tiempo y costes
a lo que supone toda delimitación marítima, puede usarse para intercambiar concesiones y
ventajas mutuas sobre los dos espacios, elementos que facilitan el éxito de los acuerdos de
delimitación entre Estados.
LA MEDICIÓN DE LA ZEE ESPAÑOLA EN EL ARCHIIÉLAGO CANARIO

Volvemos ahora a analizar las disposiciones de la Ley 15/78 sobre ZEE; como
hemos visto, la ley indica que la anchura de este espacio marítimo se mide desde las líneas
de base rectas, desde las que se mide la anchura del mar territorial y que, en el caso de
Canarias: “El límite exterior de la zona económica se medirá a partir de las líneas de base rectas que unan los untos
extremos de las islas e islotes que respectivamente los componen, de manera que el perímetro resultante siga la
configuración del archipiélago”.

La disposición Final Tercera añade que:


“El gobierno y los órganos de la Administración competente dictarán las disposiciones necesarias para la
aplicación de la presente ley”.

De esta forma, el Gobierno español quería medir la ZEE en el archipiélago canario,


desde líneas de base archipelágicas, circunstancias que todavía no se ha desarrollado en
aplicación de este disposición, ni creo que se vaya a desarrollar en el futuro, dada su
incompatibilidad con la normativa establecida en la Convención de 1982, que no reconoce
los mismos derechos a los Estados archipelágicos que a los archipiélagos de Estado, como
es el caso de Canarias con España.
En este sentido, el Profesor Jiménez Piernas señaló que, caso de que el Gobierno
español decidiera hacer uso de la facultad que le confiere la ley, Marruecos y Mauritania se
opondrían, presumiblemente, a dicha delimitación, incluso no extrañaría la impugnación
del trazado por las Potencias marítimas, dado que rompería uno de los acuerdos básicos
alcanzados en la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar,
consistente en excluir a los archipiélagos de Estado del régimen negociado para los Estados
archipelágicos.
En todo caso, hay que admitir que, con la ratificación de España de la Convención
de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1997 y la subsiguiente incorporación de
sus disposiciones al ordenamiento interno español, que además tiene un rango superior a
cualquier otra ley interna, los preceptos de la Ley 15/1978 en relación con el
establecimiento de líneas de base archipelágicas tanto en Canarias como en Baleares han
sido derogadas. Por tanto, la ZEE de Canarias se medirá desde las mismas líneas de base
utilizadas para medir el resto de los espacios marinos, según Decreto 2.510/1977, donde
impide que se haga desde el perímetro archipelágico, o sea, en cada isla, se trazarán líneas
de base recta que no superen 24 millas de punta a punta.

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