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Parroquia.

Monaguillo
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Capítulo 1. - ¿Qué es “eso” de la LITURGIA?

Con este nombre se designa el conjunto de celebraciones de la Iglesia que


siguen unas normas y unos ritos establecidos por ella. Mediante la liturgia,
Jesús se hace presente en su Iglesia y continúa, con ella y por ella, la obra
de la Salvación. ES EL EJERCICIO DEL SACERDOCIO DE CRISTO.
La finalidad de la Liturgia es
La alabanza y la adoración La unión de los creyentes
de Dios como fuente de todo con Jesús, que les da su
lo que existe. vida, fuerza, perdón y ayuda

Las celebraciones litúrgicas más importantes son los Sacramentos (ver


tema de los Sacramentos), la Oración de las horas y los Sacramentales.
La oración de los fieles Los sacramentales
Es una tradición cristiana antigua por No son sacramentos, pero también
la que el curso del día se consagra a son signos por los que los cristianos,
Dios mediante unas plegarias. La de mediante la Iglesia, reciben los
la mañana recibe el nombre de dones de Dios.
Laudes; la de la Tarde, Vísperas; al Los más importantes son: las
finalizar el día, completas... bendiciones, la profesión de los
La rezan todos los días los religiosos y las religiosas, las
sacerdotes, los religiosos y las exequias, la exposición y bendición
religiosas, y a veces todo el pueblo con el Santísimo Sacramento, las
cristiano. rogativas,...

Existen también otras prácticas de piedad, muy apreciadas por la Iglesia


y practicadas por muchos cristianos que, sin ser acciones litúrgicas, son
muy dignas y loables, como, por ejemplo: las oraciones que rezan
individualmente los cristianos, la práctica del Vía Crucis, el Santo Rosario,
las procesiones, las peregrinaciones, las romerías,...
Capítulo 2. - ¿Qué es “eso” del AÑO LITÚRGICO?

Toda sociedad y toda colectividad tienen su calendario de fiestas.


Podemos hablar de diferentes tipos de calendarios: escolar, religioso,
laboral,...
La Iglesia también ha confeccionado su propio calendario, denominado Año
Litúrgico o año cristiano. Su objetivo es que los cristianos puedan celebrar
y profundizar progresivamente, durante el año, en la vida y las enseñanzas
de Jesús y honrar a la Virgen María y a los Santos.
El año litúrgico sigue dos ritmos distintos:

El temporal El santoral
Sigue la vida de Jesús: sus Celebra las fiestas de la
hechos y sus palabras Virgen y de los santos

Así como nuestro calendario se divide en 12 meses, el año litúrgico se


divide en cinco tiempos litúrgicos que celebran los hechos más
importantes de la vida de Jesús: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y
Tiempo Ordinario. El año litúrgico:
 Comienza en el primer domingo de Adviento, es decir, cuatro

semanas antes de Navidad.


 Finaliza el sábado anterior al primer domingo de Adviento.

En el transcurso del año litúrgico se insertan las fiestas de Virgen María y


de los Santos.
Según sea el tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con diferentes colores:
Blanco Significa alegría y pureza Navidad y Pascua
Verde Significa esperanza Tiempo Ordinario
Morado Significa penitencia y luto Adviento, Cuaresma, Funerales
Rojo Significa el fuego del Espíritu Santo y la sangre del Viernes Santo, Pentecostés, fiestas de
martirio los mártires

En la siguiente tabla puedes apreciar los distintos tiempos litúrgicos, lo que la Iglesia
celebra, la actitud cristiana que se pide y la época del año que abarca
Tiempo litúrgico La Iglesia celebra Actitud cristiana Época del año
Adviento Preparación al nacimiento Espera gozosa Cuatro semanas antes de
de Jesús Navidad, 25 Diciembre
Navidad Nacimiento de Jesús Alegría, agradecimiento Del día de Navidad al
domingo después de la
fiesta de Reyes, 6 Enero
Cuaresma Preparación para la Pascua Conversión Cuarenta días
anteriores a la Pascua,
sin contar los domingos
Pascua Victoria de Jesús: pasión, Alegría y esperanza Desde el día de Pascua hasta
muerte y resurrección la fiesta de Pentecostés,
cincuenta días después
Tiempo ordinario Vida adulta de Jesús: Reflexión y asimilación de Las 33 o 34 semanas restantes
gestos, palabras, milagros... las enseñanzas de Jesús

Capítulo 3. - Los SACRAMENTOS

Es difícil que dos personas puedan ser amigas si nunca se ven, no se


encuentran, no hablan... La amistad requiere la presencia del otro y estar
juntos.
Por ello Dios, amigo de las personas, quiere estar con ellas y vivir con ellas.
De esta forma, los hombres y mujeres que le buscan con sinceridad lo
pueden encontrar.
Esta presencia de Dios se manifiesta y se hace real en la Iglesia de Jesús y
en sus sacramentos.
Hay momentos en la vida de las personas que son muy importantes y se
viven con mayor intensidad: el nacimiento, la adolescencia o juventud, la
enfermedad, la proximidad de la muerte... En estos momentos de la vida,
Jesús quiere acompañar a las personas de un modo especial.
Por este motivo dejó a su Iglesia siete sacramentos que son verdaderos
encuentros de Jesús con las personas. Son acciones de Jesús glorioso,
presente en la vida de las personas.
Mediante los sacramentos, Jesús:
 Sigue actuando en la vida de los hombres y mujeres: da la vida,

fuerza, perdón, ayuda, etc.


 Trasmite su acción salvadora, su gracia, es decir, comunica al ser

humano la santidad de Dios, que Él ganó para todos en la cruz.

En todo sacramento existen unos signos visibles, por ejemplo el pan y el


vino de la Eucaristía, que hacen presente una realidad invisible, el
encuentro con Jesús y su acción salvadora, la gracia.
Estos signos van acompañados siempre de unos gestos y palabras para
significar su presencia y acción salvadora:
Sacramento Etapa de la vida Significado
Bautismo Habitualmente en la primera infancia Se nace a la fe y a la familia de los hijos de Dios
incorporándose a la iglesia
Confirmación En la adolescencia o juventud Se recibe el Espíritu Santo que da fuerza para
ser testigo de la fe en Jesús
Penitencia Alrededor de los 8 o 9 años y Se recibe el perdón de Dios y se reafirma
durante toda la vida la amistad con Él
Eucaristía Alrededor de los 8 o 9 años y El cuerpo y la Sangre de Cristo son
durante toda la vida el alimento y sustento de los cristianos
Unción Enfermos En la enfermedad grave o la vejez Es la fuerza y ayuda en el dolor y la enfermedad
Orden Sacerdotal En la edad adulta Es la fuerza y ayuda recibidos por el varón adulto que
decide consagrar su vida al servicio de la Iglesia
Matrimonio En la edad adulta Bendice el amor de los esposos que reciben fuerza y
ayuda para vivir su comunión de vida y amor.

Capítulo 4. - Saber estar con estilo (las posiciones en Misa)

En la oración nos dirigimos a Dios, no sólo con palabras y pensamientos,


sino también con movimientos y gestos. La posición del cuerpo tiene una
gran importancia, la actitud del cuerpo es signo de comunidad y de la
unidad que se forma en la asamblea reunida para orar. Nuestras actitudes expresan la
fe que tenemos, y a la vez la alimentan y estimulan.
De pie: indica atención y disponibilidad. Es la posición más habitual
de la persona. Se está de pie en algunos momentos más
significativos de la Eucaristía: durante los ritos iniciales, en la
lectura del evangelio, en la oración de los fieles, durante las
oraciones que eleva a Dios el sacerdote en nombre de todos
(oración colecta, oración sobre las ofrendas y después de la
comunión), durante la plegaria eucarística y mientras nos
preparamos para la comunión.
Sentados: es la postura más cómoda para escuchar, pensar y
meditar. En la Misa estamos sentados mientras se proclama la
Palabra de Dios, durante la presentación de las ofrendas y después
de comulgar; así subrayamos la atención con que escuchamos, la
serenidad con que meditamos y la seriedad con que asimilamos
todo
De rodillas: expresa la pequeñez del hombre ante la grandeza de
Dios; también manifiesta nuestra actitud interior de adoración y de
dolor. Durante la Misa, está sugerido ponerse de rodillas desde la
invocación del Espíritu Santo sobre las ofrendas hasta que termina
el relato de la última cena de Jesús.

Caminar: durante la Misa hay también procesiones, en las que


algunos fieles, o incluso todos, se mueven. Al principio de la Misa,
cuando hace su entrada el sacerdote con los ministros, durante la
presentación de las ofrendas, si alguien lleva el pan y el vino para
la celebración, y en la comunión cuando, quien está bien dispuesto,
se acerca al altar para recibir el Cuerpo de Cristo.
Otros gestos: la genuflexión ante el Sagrario, la señal de la cruz al
principio y al final de la Misa, el golpearse el pecho al rezar el “Yo
confieso”, la señal de la cruz sobre la frente, los labios y el pecho al
principio del Evangelio, el inclinarse durante el Credo, el levantarse
las manos mientras se reza el Padrenuestro, y el gesto de la Paz.

Gestos que sólo los hace el sacerdote: abrir los brazos cuando
invita a la oración, extender las manos sobre el pan y el vino
cuando invoca al Espíritu Santo, y bendecir a la asamblea cuando
termina la Misa.

Capítulo 4 b. - Los momentos de la celebración de la Misa

RITO INICIAL

 Procesión de entrada……………………

 Saludo del Sacerdote que preside……………………..

 Acto Penitencial………………………………

 Gloria…………………………………………….

 Oración Colecta……….

LITURGIA DE LA PALABRA

 Primera lectura…………………………………………
 Salmo responsorial……………..

 Segunda lectura………………………………………..

 Aleluya…………

 Proclamación del Evangelio………………….

 La homilía…………..

 El Credo………………………………………..

 La oración universal……..

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
Presentación de las ofrendas

 Presentación de símbolos y donativos…………...

 Presentación del pan y el vino……………….................

 La colecta en dinero…………

La Gran Oración Eucarística

 El prefacio (proclamación)…….....
 El canto del Santo……………………………………
“Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
El cielo y la tierra están llenos de su gloria.”

 Invocación al Espíritu Santo (Epíclesis)……………


“Santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu.
de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.”

Narración de la Institución………………………………..
“Cuando iba a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada, tomó pan,
dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos
diciendo: Tomad y comed…”

 Aclamación de la asamblea…………………
“Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
Resurrección, ven, Señor Jesús.”

 Anamnesis y ofertorio................................................
“Así pues, al celebrar ahora el MEMORIAL
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
TE OFRECEMOS, Padre, el pan de vida,
el cáliz de salvación y te damos gracias
porque nos has elegido para servir en tu presencia.”
 Epíclesis de Comunión
“Te pedimos humildemente, que el Espíritu Santo
congregue en la unidad a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo…”

 Las Preces de intercesión


“A nosotros pecadores…admítenos en la
asamblea de los Santos…y aceptamos en tu
compañía, no por nuestros méritos sino
conforme a tu bondad.”…............................................

 Alabanza final (doxología)…………………………….


“Por Cristo, con El y en E, a ti, Dios Padre
Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.”

La Comunión

 El Padre nuestro…………………………..

El saludo de la paz…………………………………
“Señor Jesucristo que dijiste a los apóstoles:
Mi paz les dejo, mi paz les doy,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu Palabra,
concédenos la paz y la unidad. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén.”

 La fracción del Pan…………..

 El canto del Cordero de Dios……………………..


“Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros…”

 La Comunión…………..

 Oración después de la comunión………………

MOMENTO DEL ENVÍO

 Bendición………………………………
 Envío……………………………………..

Capítulo 5. - Los ornamentos litúrgicos

La variedad de los ministerios en la Iglesia se pone de manifiesto, en el


culto, a través de la diversidad de las vestiduras sagradas, que contribuyen
también a la belleza de la acción litúrgica. Asimismo, el hecho de que los
ministros lleven unos vestidos distintos de los ordinarios, ayuda a ver que la liturgia nos
introduce en un mundo distinto que no es el de la calle, sino prefiguración de la vida celestial.
ALBA.- es una túnica blanca que puede ir más o menos ceñida al cuerpo. Si es
necesario puede ajustarse a la cintura con un cíngulo. Es el vestido básico para
todos los ministros en la celebración litúrgica.
AMITO.- es una pieza de ropa que se pone bajo el alba y tiene la función de tapar
el cuello del vestido ordinario cuando el alba no lo cubre del todo.
(EN DESUSO)

CÍNGULO.- es un cordón que ciñe a la cintura el alba.


CASULLA.- es un manto amplio, abierto por los lados, sin mangas, y con una
abertura en el medio para pasar por ella la cabeza. Cubre todo el cuerpo, y además
de identificar al presidente de la Misa, lo viste de una forma digna y elegante. Es el
vestido propio del sacerdote que preside la Misa y se coloca sobre el alba y la
estola
ESTOLA.- es una pieza de tela que el sacerdote se coloca en torno al cuello,
dejando que cuelgue ante el pecho. El Diácono la lleva cruzada, pasando del
hombro izquierdo, por encima del pecho, hasta el lado derecho del cuerpo.

DALMÁTICA.- vestido con forma elegante, semejante a la casulla pero con


mangas y más ceñido al cuerpo. Es la vestidura propia del Diácono y se pone sobre
el alba y la estola
HUMERAL.- es el paño que se pone sobre los hombros. Utilizando esta pieza se
significa el gran respeto que tenemos por el Cuerpo de Cristo digno de la máxima
reverencia. Sirve para portar la Eucaristía en procesión.
(EN DESUSO)
ROQUETE.- se viste sobre la sotana, es de color blanco, como un alba recortada,
con mangas algo más cortas de lo normal. También se le da el nombre de
sobrepelliz.

MITRA.- Cubre la cabeza del Obispo con dos bandas que cuelgan sobre los
hombros. Significa que el que la porta representa al que es Cabeza del Pueblo de
Dios

BÁCULO.- bastón largo, que recuerda que el obispo es el Pastor de la Diócesis.

ANILLO.- signo de fidelidad y del amor del obispo a la Iglesia.

CRUZ PECTORAL.- cuelga sobre el pecho del Obispo mediante una cadena
alrededor del cuello.
Capítulo 5 b. - Los ornamentos litúrgicos
Los vestidos, además de su función protectora y estética, pueden tener una intención simbólica: no es
indiferente el vestido de una novia, o el de las autoridades, o el de uno que está en una fiesta o de luto, o el
hábito de una u otra familia religiosa. En la Biblia, el vestido blanco es, por ejemplo, el vestido del anciano que
ve Daniel, el de los ángeles en las apariciones pascuales o el de los vencedores del Apocalipsis.

También en la celebración litúrgica juega la vestidura un papel importante. A veces son los fieles los que se
revisten de un modo especial: es claro el simbolismo del vestido blanco que se impone al recién bautizado, y
que es los primeros siglos conservaban desde la Vigilia Pascual hasta el domingo siguiente. La “toma de
hábito” de los religiosos (o por el contrario “colgar los hábitos”), expresa con el cambio de vestidos la nueva
situación de la persona, como se hace en la vida social con la “investidura” en un cargo determinado, por
ejemplo, de juez o de catedrático. Sigue siendo verdad que “el hábito no hace al monje”, pero tampoco es
indiferente cómo va vestida una persona. Basta ver la viva discusión sobre el vestido en las primeras
comuniones.

Pero sobre todo son el presidente y los otros ministros de la celebración los que se revisten de modo simbólico
para su ministerio. Ya en la liturgia de los judíos se concedía importancia –a veces excesiva– a estos vestidos,
como signo de carácter sagrado de la acción, de la gloria de Dios y de la dignidad de los ministros.

En los primeros siglos no parece que los ministros cristianos significaran tal condición con vestidos diferentes,
ni dentro ni fuera del culto. En todo caso, lo hacían con vestidos normales de fiesta, con las túnicas romanas
largas. Cuando éstas dejaron de utilizarse en el uso civil, fue general la costumbre de conservarlas en el culto, y
de ahí se originó la diferenciación, que por otra parte parecía lógica y resultó bastante espontánea para subrayar
la pedagogía de la acción sagrada. Eso sí, se llegó a una exagerada “sacralización”, y también al uso que hasta
nosotros ha permanecido de llamarles “ornamentos” sagrados.

Ahora la vestidura litúrgica básica para los ministros es el alba, la túnica blanca, con forma lo más estética
posible y a medida de la persona. Sobre ella los ministros ordenados se ponen la estola, y el que preside la
Eucaristía, además la casulla. Otros vestidos son la dalmática, que caracteriza al diácono, y la tunicela, que
utilizaban los subdiáconos. El roquete se usa sobre la sotana en algunas celebraciones. El velo humeral, la capa
pluvial y algunos distintivos pontificales como el palio, son otros de los vestidos que se usan en la liturgia.

El que los ministros se revistan de un modo diferenciado en la celebración no tiene una finalidad en si misma,
como si estos vestidos fueran algo sagrado. Tienen una función pedagógica:
 Distinguen las diversas categorías de ministros, identificándolos según el ministerio que realizan para con
la comunidad.
 Contribuyen al decoro y a la estética festiva de la celebración, según la gradualidad de las solemnidades y
el color de los tiempos litúrgicos.
 Y ayudan a entender el misterio que celebramos: no se trata de una acción profana, sino sagrada, y los
ministros no son sólo amigos o líderes, sino ministros de la Iglesia y representantes de Cristo. A los
primeros a los que hace bien ir revestidos litúrgicamente es a los mismos ministros, porque les recuerda
su condición de ministros y servidores, en nombre de la Iglesia y de Cristo.

ALBA

Del latín “alba”, “blanca”. Es el vestido que se considera básico para todos los ministros
en la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el presidente.
Deriva de las túnicas antiguas, blancas, hasta los pies, que se perdieron en el uso civil,
pero que se consideró que podían utilizarse simbólicamente en el culto, expresando con el
vestido diferente de los ministros la diferencia entre la vida la vida profana y la
celebración. En todas las culturas religiosas, para el ejercicio del culto se quiere
simbolizar la pureza de los ministros, y en muchas de ellas precisamente con el color
blanco. El blanco es signo también de victoria y de resurrección.

El alba se utiliza con cíngulo a la cintura, a no ser que ya quede por sí bien adherido al
cuerpo, y con el amito que cubre el cuello, a no ser que ya tenga el alba por su forma.

Esta vestidura blanca también tiene un sentido bautismal. El domingo de Pascua, o sea, en la octava de la
Resurrección, se solía deponer el “alba”, el vestido blanco que habían recibido los neófitos en su bautismo en la
Vigilia Pascual, como símbolo de su resurrección en Cristo. Por eso este domingo se llamó “dominica post
albas”, y más tarde “dominica in albis”, se entiende “in albis depositis”, depuestos ya los vestidos blancos,
mientras que el sábado anterior era sábado “in albis deponendis”, los vestidos “por deponer”.

AMITO

Del latín “amictus”, de “amicio, amicire”, rodear, envolver. Se llama así a la pieza de lienzo blanco,
rectangular, a modo de pañuelo de hombros, que visten los ministros de la liturgia debajo del alba. Se ata a la
cintura con unas tiras o cintas cruzadas.

A veces tiene forma de capucha, adornada o no con cruces u otros diseños, que luego sobresale por encima de
los otros vestidos (alba y casulla).
Puede tener la finalidad práctica de preservar del sudor al alba. Pero sobretodo se le aprecia el valor estético:
cubrir más elegantemente el cuello. Sin embargo, se puede prescindir del amito si ya el alba cuida de esta
estética por forma.

BACULO

“Báculo” viene del latín “baculum, baculus”, que significa bastón, cayado.

En sentido figurado y simbólico pasó a indicar “apoyo”, por su función de


ayuda para camina, y sobretodo “autoridad”, por el paralelo con la vara o
bastón con que el pastor guía y gobierna a su rebaño. En el Salmo 22, 4 se
alude a esta ayuda de Dios: “tu vara y tu cayado me sostengan”. En Gn. 49, 10
se anuncia que “no se irá de Judá el báculo, el bastón de mando”

En muchas culturas el báculo significa desde antiguo la autoridad del


gobernante en sus diversas modalidades: desde el cetro del rey hasta la vara de
mariscal o el bastón del alcalde. En el ámbito eclesiástico el báculo pasó a ser
la insignia simbólica del obispo como pastor de la comunidad cristiana. En la
liturgia hispánica, ya en el siglo VII. En Roma, más tarde, tal vez en el IX.

El obispo recibe el báculo el día de su ordenación, como uno de los signos explicativos de su ministerio: “por la
entrega del báculo pastoral, se pone de manifiesto su función de regir la iglesia que le ha sido encomendada”
(Ritual 26). Cuando lo recibe escucha estas palabras: “recibe el báculo, signo de pastor, y cuida de toda tu grey,
porque el Espíritu Santo te ha constituido obispo para que apacientes la Iglesia de Dios”. El obispo porta el
báculo en la mano, cuando preside una celebración solemne de su comunidad, en la procesión de entrada,
durante la proclamación del evangelio y para la bendición final.

También el abad recibe y utiliza este mismo signo como símbolo de su función pastoral.

CAPA PLUVIAL
La capa (del latín tardío “cappa”, de “capere”, coger, contener) es una ropa larga sin
mangas, a modo de manteo o manto, circular, abierto, que se emplea sobre todo fuera de
casa.

Los obispos pueden vestir la “capa magna” en las solemnidades en su diócesis. Pero la capa
más empleada en liturgia es la capa pluvial (de lluvia), que diversos ministros (presbíteros,
clérigos, monjes) visten, con capucha o sin ella, con un broche en la parte delantera. Lo
hacen sobre todo en las procesiones, dentro o fuera de la iglesia, y en otras celebraciones
como el Oficio Divino, la bendición con el Santísimo o la bendición de las campanas.

CASULLA

En latín casulla significa casa pequeña o tienda. Se dice de la vestidura que el sacerdote
se reviste por encima del alba y la estola, a modo de capa o manto amplio, abierta por
ambos lados y con un hueco para la cabeza.
En la historia ha tenido formas nobles y amplias, derivadas del manto romano llamado pénula. La casulla es la
vestidura que caracteriza al que preside la Eucaristía. Uno de los gestos complementarios de la ordenación del
presbítero, es la investidura de la casulla.

CINGULO

La palabra latina “cingulum” viene de “cingere”, ceñir. El cíngulo o ceñidor es un


complemento necesario para ciertos vestidos amplios como la túnica o el alba, para
ceñirlos mejor a la cintura y facilitar el movimiento.

A veces tiene forma de cordón y otras de cinta más o menos anchas. Los orientales usan
la “zona”, más adornada y colorista. Actualmente los ministros que usan alba se ponen
el cíngulo, a no ser que ya de otro modo, por la forma misma del alba, se provea a su
estética y funcionalidad.

CONOPEO

Del griego “konopeion”, que viene a ser como un velo o mosquitera. Es el velo que a modo de tienda cubría el
sagrario donde se reserva la Eucaristía. Se solía utilizar una tela de los colores litúrgicos propios del tiempo o la
fiesta. También, en menor tamaño, se utilizaba para el copón o píxide, igualmente a modo de manto o tienda.
Ahora el conopeo es facultativo.

CORPORALES

El corporal es un lienzo cuadrado que se sitúa a partir del ofertorio en el altar, para depositar el pan y el vino de
la Eucaristía.

El nombre viene del Cuerpo del Señor, que va a reposar sobre este lienzo en la Eucaristía; así como en la
adoración al Santísimo, si se hace sobre el altar. También se puede colocar sobre una mesita cuando se lleva la
Comunión a los enfermos.

DALMÁTICA

En Roma, ya en los siglos II – III, se llamó dalmática a una túnica blanca exterior, con mangas anchas y
adornadas de varias maneras, por ejemplo con dos franjas verticales púrpuras. Provenía de Dalmática y se
convirtió en un vestido propio de senadores y otras personas distinguidas.

Muy pronto pasó al uso cristiano: en las catacumbas se ven figuras de “orates” con dalmática. A partir del siglo
IV se hizo característica de los obispos y más tarde también de los diáconos, y así aparecen representados en
algunos mosaicos.

En la ordenación de diáconos un gesto complementario del sacramento es la imposición de la dalmática. Los


diáconos la visten sobre el alba y la estola cuando ejercen su ministerio, sobre todo en las celebraciones más
festivas. También los obispos pueden seguir con la costumbre de vestir la dalmática debajo de la casulla.

ESTOLA

La estola es una tira de tela, más o menos entre quince y veinticinco centímetros de anchura, blanca o de
colores, que pende del cuello. En el uso latino antiguo se empleaba a veces para designar vestidos significativos
o simbólicos: así se habla de que los bautizados van vestidos de estolas blancas (“stolis albis candidi”), o que
los mártires van vestidos de la estola de la gloria inmortal.
La estola es común en todos los ministros ordenados. Con la diferencia de que los sacerdotes se la cuelgan en
torno a los dos hombros, sobre el alba y bajo la casulla, cayendo sus extremos en paralelo, y los diáconos se la
visten cruzada, “a la bandolera”, desde el hombro izquierdo hacia la derecha.

Es, por tanto, un distintivo de los ministros y a la vez un adorno que resalta la función sagrada que realizan. Se
ponen la estola también para distribuir la comunión o para sentarse en la sede penitencial. En la ordenación del
diácono uno de los gestos complementarios es la imposición de la estola.

MANUTERGIO
 
Es un lienzo blanco de forma rectangular con el que el sacerdote se limpia los dedos en señal de purificación
después de haber presentado el pan y el vino en el ofertorio.

MANTEL

Se llama mantel en la liturgia, como en el uso de la mesa familiar, al lienzo que


cubre el altar, en señal de respeto a la mesa en la que Cristo nos invita a
comulgar: “por reverencia a la celebración del memorial del Señor y al banquete
en que se distribuye el Cuerpo y Sangre del Señor, póngase sobre el altar por lo
menos un mantel, que, en forma, medida y ornamentación, cuadre bien con la
estructura del mismo altar”, lo cual vale también cuando se celebra en otro lugar
en que no haya exactamente un altar, sino una mesa.

Suele ser blanco, pero admite adornos o franjas de otro color. El ambón, al igual que el altar, usa un mantel.

MITRA

En griego, “mitra” puede significar una toca o gorro para la cabeza, a modo de tiara,
cinturón o diadema.

Parece que era de origen persa, y luego de uso romano, el que algunas personas
distinguidas, como signo de honor y nobleza, se pusieran este gorro. Pasó con
naturalidad al uso eclesiástico, primero reservado al Papa y luego (a partir del siglo
X-XI) concedido a los obispos y abades. Al principio parece que fue en forma de
copa, de poca altura (unos 20 centímetros) y luego puntiagudo, con las puntas hacia
arriba, de mayor altura (hasta 50 centímetros) y dos cintas o tiras de tela que cuelgan por detrás, que reciben el
nombre de Ínfulas.

Actualmente la mitra es característica de los obispos y de los abades mitrados. El ritual de la ordenación
episcopal no acompaña la imposición de la mitra con ninguna fórmula, pero en la introducción (n. 26) interpreta
su simbolismo como el “esfuerzo por alcanzar la santidad”.

Los obispos suelen tener una mitra más sencilla, y otra más adornada llamada “preciosa”, según la gradación de
la fiesta.

El obispo o el abad se ponen la mitra en los momentos más significativos de las celebraciones que presiden,
como la entrada y la salida, la homilía y la bendición final, mientras que no lo hacen, por ejemplo, delante del
Santísimo expuesto.

PALIA

Cubierta del cáliz de forma cuadrangular, que, según las rúbricas, debe ser de tela y bendecidse. Consta de una
sola pieza en forma planchada, o bien de dos piezas de telas en forma de carpeta, cosidas una con otra y en
medio de un cartón, o bien una pieza sencilla de tela con un cartón fijo en sus cuatro esquinas, con hilo de seda
blanca o de color, pero nunca negro. En un principio el cáliz se cubría con uno de los lados del corporal; pero,
por razones de comodidad, se sustituyó en muchos lugares, hacia la mitad del siglo XII, por un corporal
plegado; pero todavía en el siglo XV se practicaba la costumbre antigua, sobre todo en Francia, de cubrir el
cáliz con el corporal. La palia tomó su forma de corporal doblado que cubría el cáliz desde la edad media,
especialmente en el siglo XVI. La palia según su origen no es otra cosa que el corporal; por eso se debe
bendecir y debe ser de la misma tela que el corporal.

PALIO

1. El palio es una insignia que actualmente llevan en torno a su cuello sobre todo los arzobispos en las
celebraciones más solemnes. Es una tira de tela blanca, con seis cruces, que cuelga del cuello sobre los
hombros, a modo de collar o bufanda, con dos puntas que caen una por delante y otra por detrás. En el
imperio romano era un distintivo para los que el emperador quería honrar, y luego pasó a honrar al Papa y a
los obispos a quien el Papa se lo concedía. Hoy se impone a los arzobispos como “signo de la autoridad
metropolitana y símbolo de unidad y estimulo de fortaleza”. En oriente hay una insignia análoga, el
“omophorion”, más adornado, pero que llevan todos los obispos. Desde hace siglos existe la costumbre de
enviar además el palio desde Roma a los patriarcas y metropolitas orientales católicos.

En el Ceremonial de los Obispos se describe el rito de la imposición del palio dentro de la ordenación
episcopal, después del anillo y antes de la mitra, y si no, en la misa de recepción del obispo en su diócesis al
principio de la celebración.

2. También se llama “palio” al dosel, aguantado por cuatro o más varas, que se acompaña al Santísimo en
las procesiones eucarísticas, como es por ejemplo el Jueves Santo en el momento de trasladar solemnemente
la Eucaristía al final de la celebración.
PURIFICADOR
 
Del latín “purum- facere” que significa purificar.
 
Se llama purificador al pañito blanco que se utiliza para purificar los dedos,
purificar el cáliz, la patena después de la comunión.
 
También sirve para limpiar la cruz cuando es besada.

SOLIDEO

De las palabras latinas “soli Deo”, “sólo a Dios”, se llama “solideo” al casquete de seda o tela ligera que se
ponen algunas personas tapando la coronilla de la cabeza.

Empezó a generalizarse su uso hacia el siglo XIV. Al principio cubría toda la cabeza. Fue en la época barroca
cuando se redujo a su actual forma redonda y pequeña. Se distingue ahora por su color: el Papa usa solideo
blanco. Los cardenales, rojo. Los obispos, morado. Otros prelados y clérigos, negro.

No se utiliza sólo en las celebraciones, sino también fuera. Durante la Eucaristía se quita al empezar el prefacio
de la Plegaría Eucarística para volvérselo a poner después de la comunión. Hace honor así a su nombre
de “soli Deo”, “sólo ante Dios” se quita. También se retira para la adoración de la Cruz el Viernes Santo.

SOTANA
La palabra viene del latín subtana, o subtanea, de subtus, que significa debajo. Y se llama así a la vestidura
talar (hasta los talones de los pies), que sin embargo no se lleva debajo, sino precisamente es lo que se ve. Es
normalmente negra, pero en muchos casos es también blanca o roja o de otros colores, se ajusta al cuerpo, y con
mangas estrechas.

No ha sido exclusiva de los sacerdotes: también los sacristanes, los coristas o los monaguillos pueden llevarla.
En la celebración litúrgica, se tiende a llevar alba, que es el equivalente en blanco.

VELO O PAÑO HUMERAL.

“Humeral” viene del hueso del brazo llamado “humerus”, entre el codo y el hombro.

Es el velo que se pone sobre los hombros el que lleva, por ejemplo, el Santísimo en una procesión. Suele ser un
velo de unos dos metros de longitud y más de medio metro de anchura, sujetado por delante con un broche, que
cubre los hombros y con cuyas puntas se toma la custodia o el copón, con el clásico gesto de no tocar con las
manos algo que se considera muy digno de reverencia como la Eucaristía.

El ritual del culto eucarístico lo prescribe para dar la bendición con el Santísimo: “cuando la exposición se ha
hecho con la custodia, el sacerdote y el diácono pónganse además la capa pluvial y el velo humeral de color
blanco: pero si la bendición se da con el copón, basta con el velo humeral”.

También se usa cuando la Eucaristía se lleva en procesión, como el Jueves Santo para la reserva, o el Viernes
Santo para volverla a traer al altar, o el día del Corpus, o en la dedicación de una iglesia.

Capítulo 6. - Los lugares de la celebración

Para la celebración litúrgica hay unos espacios especialmente significativos. Se entiende


por espacio celebrativo los lugares donde se desarrollan las acciones litúrgicas.

El templo “es el edificio en el que se reúne la comunidad cristiana para escuchar la


Palabra de Dios, para orar unida, para recibir los sacramentos y celebrar la eucaristía”.
El edificio cultural es “signo de la iglesia que peregrina en la tierra e imagen de la iglesia
celestial”. Entre todos los templos sobresale la Catedral, centro de la vida litúrgica de la
Diócesis.

Los templos se pueden construir de diferentes formas:

 Trazados en forma de cruz y orientados hacia el este, es decir hacia Jerusalén.

 Otros se construyen de forma cuadrada. Símbolo del Norte, Sur, Este y Oeste, es decir una
iglesia para todas las naciones.

 También se construyen de forma octagonal que simboliza los ocho días desde el nacimiento de
Jesús hasta el día de su circuncisión
A la hora de realizar una breve alusión a los espacios litúrgicos que alberga toda
iglesia, nos parece mejor comenzar por el lugar de la iniciación cristiana que nos
introduce en la asamblea litúrgica.

1. EL BATISTERIO

Se trata del lugar destinado a la celebración del bautismo y en el que se encuentra la


fuente bautismal. En los templos el baptisterio está cerca de la puerta principal. Ello
tiene un significado: nos recuerda que el bautismo es la puerta de entrada en la
iglesia, y, así, a la vida de los hijos de Dios.

El ritual del bautismo lo describe así: “El bautisterio –es decir, el lugar donde brota el
agua de la fuente bautismal o simplemente, está colocada permanentemente la pila–
debe ser reservado al sacramento del Bautismo y ser verdaderamente digno, de
manera que aparezca con claridad que allí los cristianos renacen del agua y del
Espíritu Santo.

2. LA NAVE

Se denomina nave a la parte central del templo, destinada a la asamblea que celebra la
liturgia bajo la presidencia del ministro que representa a Cristo. No hay manifestación
más transparente de la Iglesia que esta: la reunión de los bautizados para la celebración
de la Misa.

Este espacio va desde la puerta de entrada hasta el espacio del presbiterio. Es un gran
espacio, signo de una comunidad amplia, abierta –que tiene su fundamento no en sí
misma sino en Cristo muerto y resucitado.

3. EL CONFESIONARIO (SEDE PENITENCIAL)

El confesionario es el lugar donde se celebra el sacramento de la Penitencia y de la


Reconciliación. Toma el nombre del aspecto más característico del mismo, la
confesión de los pecados ante el sacerdote.

Los confesionarios se encuentran cerca de la nave, una sede (asiento), normalmente


de madera para oír confesiones, en un lugar patente y provisto de rejillas entre el
penitente y el confesor que puedan utilizar libremente los fieles que así lo deseen.

4. EL PRESBITERIO

Se llama presbiterio al área en torno al altar, un poco elevado y distinto de la nave. Es un espacio
particularmente digno y significativo. El presbiterio queda bien diferenciado respecto a la nave del templo,
sea por su diversa elevación, sea por una estructura y ornato peculiar”.

En el presbiterio existen tres elementos: altar (lugar del sacrificio eucarístico), sede (lugar de presidencia) y
ambón (lugar de la proclamación de la Palabra de Dios.

a) El Altar
El altar es el elemento más relevante de lo que encontramos en el edificio de la iglesia. Es el centro de
nuestra celebración. Es signo de Cristo y, por tanto, merece toda nuestra veneración: los ministros lo besan,
lo inciensan, se inclinan ante él, se ilumina.

El altar es, simultáneamente, el ara donde se realiza sacramentalmente el único sacrificio de Cristo en la
cruz, la mesa del Señor –dispuesta con blancos manteles– en torno al cual se congrega el único Pueblo de
Dios para recibir el alimento, el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

b) El Ambón

El ambón es el lugar litúrgico para la proclamación de la Palabra de Dios. La


palabra latina “ambo” proviene del griego “anabaino”, subir, y designaba un sitio
elevado, la tribuna, con barandilla y atril, cerca de la nave.

El Misal señala: “Conviene que en general este sitio sea un ambón estable, no un
atril portátil”. En la introducción el Leccionario especifica más sobre este lugar: “un
lugar elevado, fijo, dotado de la adecuada disposición y nobleza, de modo que
corresponda a la dignidad de la Palabra de Dios y al mismo tiempo recuerde con
claridad a los fieles que en la misa se prepara la doble mesa de la Palabra y del
Cuerpo de Cristo.

c) La Sede

Se llama “sede” al asiento reservado para el que preside la asamblea litúrgica, modera la oración y exhorta a la
comunidad de los fieles reunida para la celebración eucarística. La sede es signo de la presencia de Cristo, a
través de su ministro, preside a su iglesia. La sede del Obispo recibe el nombre de Cátedra.

 El altar representa los dos aspectos de un mismo misterio: El altar del sacrificio y la mesa del
señor.
 
 El altar se venera con algunos signos expresivos como:
- Inclinación profunda.
- Beso
- Incensación
 
 En la celebración Eucarística, el centro del altar lo utiliza exclusivamente el Obispo o el sacerdote,
nunca el diácono ni menos el acólito o laico, porque es ahí donde se realiza el memorial de Cristo: La
Eucaristía.
 
 Al principio el altar era de madera, pero más tarde se prefirió que fuera de piedra que simboliza a
Cristo como roca viva.
  
 El altar es consagrado por el Obispo y es el lugar que debería estar mejor situado, arreglado e
iluminado para concentrar todas las miradas.
5. EL SAGRARIO O TABERNÁCULO

El sagrario (lugar donde se guarda lo sagrado) o el tabernáculo (tienda de


campaña: de ahí la fiesta de los Tabernáculos o tienda de encuentro) es el lugar
donde se conserva la eucaristía después de la celebración para que pueda ser
llevada a los enfermos o puedan comulgar fuera de la misa los que no han podido
participar en ella. Ahora, la verdadera “tienda” o “tabernáculo” es Cristo mismo.
La lámpara que luce junto al sagrario, indica y honra la presencia de Cristo.

6. LA SACRISTIA

La sacristía, aunque estrictamente no forma parte de los lugares de celebración, tiene un papel importante en
la preparación del culto y en su digna realización. Es la sala donde normalmente se revisten y preparan los
ministros antes de salir a la celebración. Es también el lugar donde se guardan los objetos, vestidos y
utensilios litúrgicos.

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