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El fuego no es el problema, sino que casi como siempre los conflictos los generamos los

humanos, mediante nuestras acciones e inacciones.

El fuego es necesario para mantener la salud de los ecosistemas forestales a largo plazo.

La acción humana ha alterado los ciclos naturales del fuego en numerosos ecosistemas,
generalmente incrementando su frecuencia, aunque a veces induciendo el proceso contrario,
especialmente en parques naturales y áreas naturales protegidas (Caso de la Sierra de
Arteaga). En donde se presenta una acumulación de materiales combustibles que a la larga el
problema resulta ser más grave por los incendios devastadores que se provoca.

El uso de fuego en la agricultura y ganadería, la expansión urbana hasta el límite de los


bosques, la construcción de residencias y urbanizaciones rodeadas de masas arboladas,
turistas sin la debida cultura, etc. son algunas de las razones que provocan gravísimos
incendios, así como la pérdida de vidas humanas.

Las acciones necesarias son el uso y manejo del fuego de manera preventiva (quemas
controladas) donde el objetivo es por un lado mantener los ciclos naturales del fuego en el
ecosistema y por el otro, evitar que una excesiva acumulación de la biomasa, de lugar a
incendios devastadores como el observado hoy en la Sierra de Arteaga.

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