Está en la página 1de 4

1

Ciclo de Debate “Arturo Jauretche” - Quinta Reunión


Síntesis de las exposiciones de
Dr. Atilio Borón y del Prof. Rubén Dri
8 de octubre de 2004

Palabras de apertura de Jorge Giles.

Abre la reunión el Licenciado Ivancich, quien sostiene que “el viejo planteo de los noventa,
del pensamiento único, del papel del Estado en continuo retroceso, ha quedado atrás y el
Estado se está redefiniendo ahora, de hecho. Las exigencias de la hora llevan a nuevas
funciones, nuevas prácticas y dinámicas.
“Estos dos docentes vienen planteando desde siempre una crítica hacia ese pensamiento
único. Otro aspecto que quiero exponer es que nosotros somos pluralistas, pero que lo
hacemos desde una inversión de sentido: nos interesan cuáles son los aportes críticos y los
nuevos elementos para determinar el nuevo rol estatal, para mejorar el nivel de los sectores
más desprotegidos, es decir construir un Estado que amplíe la ciudadanía cada vez más. Por
eso nos parece relevante el panel constituido hoy. Los elementos a plantear no son nuevos,
porque ya han participado con estas ideas, pero lo nuevo es que aquí desde el Estado se
piensa al Estado y por eso resulta aún más importante”.

Disertación del Dr. Atilio Borón, titulada “La Argentina, el Mercosur y el ALCA”

“Espero poder aportar algunas ideas sobre la reconstrucción del Estado, porque la
experiencia teórica demuestra que tanto en el mundo desarrollado como en la periferia la
presencia de un Estado organizado, bien constituido, con un servicio público y un
funcionariado adecuadamente remunerado, motivado y educado, es condición
fundamental. Y en Argentina estamos con un atraso formidable, apenas en los inicios de un
proceso de reconstrucción.
“Y me gusta también lo que decía Norberto Ivancich -y creo que lo entiendo bien- cuando
aclara que aquí hay pluralidad pero no eclecticismo. Es decir, no hay indiferencia, hay
buenas teorías y malas teorías y el pluralismo tiene que inscribirse en un ámbito, en el
conjunto de opciones, estrategias y propuestas que respondan a la pregunta de cómo se
reconstruye hoy el Estado en la Argentina. No tendría sentido invitar a aquellos que se
encargaron de destruir el Estado. Eso sería un pseudo-pluralismo muy equivocado.
“¿Estamos o no insertados en el mundo?. Sobre estos temas ha y una serie de lugares
comunes que aparecen de manera reiterada y que son reproducidos por los grandes medios
de comunicación, los que “manufacturan el consenso”, como dice Chomsky. Preparan un
consenso público, como el que hizo posible en la década de los noventa un proceso sin
precedentes, no sólo en la historia argentina sino en el marco latinoamericano, en
2

condiciones en que si bien hubo resistencias, no tuvieron la fortaleza que debieron haber
tenido, habida cuenta de la radicalidad en materia de destrucción.
“Ese pensamiento manufacturado nos dice hoy también que es importante que la Argentina
se inserte una vez más en el mundo. Todos los días lo vemos en los diarios, especialmente
por parte de los gurúes de la City, que están aquí nomás, a pocos metros. Ellos dicen: “es
muy importante que la Argentina se inserte en el mundo”, dando la impresión de que ahora
estamos fuera del planeta, que nos hemos caído, que estamos en el agujero negro de la
galaxia. Se trata de tonterías. No cabe la menor duda de que estamos hoy insertos en el
mundo, vaya si lo estamos, somos un deudor importante, estamos insertos de mala manera.
“Nuestra inserción es como la de un país dependiente, subdesarrollado, fundido, quebrado,
muy endeudado, pero junto con esto hay que decir que esta inserción, como país
vulnerable, está muy lejos de constituir una amenaza catastrófica al sistema financiero
internacional. Muchas veces, algunos de estos, los Broda, Melconian, etc -que como
ustedes saben son charlatanes de feria, y esto dicho con rigor científico- son embaucadores
profesionales al servicio de ciertos intereses que ya sabemos cuáles son. Bueno, esta gente
que no es capaz de ser profesor de una universidad, ni siquiera de manejar la portería,
desarrolla razonamientos que son construcciones sociales e ideológicas que legitiman una
política.
“Estos señores nos dicen que estamos fuera del mundo y después nos dicen algo paradojal,
que si no pagamos, los resultados van a recaer sobre seis mil millones de personas que nos
maldecirán por nuestra actitud, que por nuestra responsabilidad se cae el sistema y los
pobres habitantes de Burundi que venden unas baratijas se van a morir de hambre. Todas
estas son paparruchadas, porque el conjunto de la deuda de todos los países del Tercer
Mundo equivale a menos del 10% de la deuda externa mundial, creo que es nueve y algo
más en porcentaje. Los más grandes deudores del planeta son Estados Unidos, Europa y
Japón.
“Hemos visto, en la Argentina, la moratoria de diciembre del 2001. Al sistema financiero
internacional no se le movió el amperímetro. No notaron nada. Quienes notaron fueron los
burócratas del FMI. Pero esos son delincuencia de cuello blanco, de altísimo nivel
internacional, pero delincuencia al fin. Digo la palabra delincuencia, delincuentes totales,
que si alguna vez hubiera una corte internacional esa gente va toda presa por estafa,
malversación, engaño, robo. El Sr. Rodrígo Rato, que ahora se agrega el “de”, ese señor ha
sido un simple empleadillo de las grandes empresas españolas y es ahora el que dirige esta
operación de pillaje internacional sin precedentes que organiza el FMI. Esto está ya en la
literatura más importante de Estados Unidos, lo dice Krugman, lo dice Stiglitz, y Galbraith.
Son unos delincuentes, no pagan impuestos, privilegiados, hay que echarlos.
“Entonces, ¿la deuda externa argentina afecta o no la inserción? Para nada. Hemos tenido la
prueba. El colapso de nuestra capacidad de pago no produjo nada. ¿Alguien se acuerda hoy
del riesgo país?. Debemos estar en 22.000. No pasó absolutamente nada. Son creaciones de
los medios, verdades instaladas, manufacturadas, lo mismo pasó con la crisis energética,
que parecía que no íbamos a tener más luz, las cosas que se decían. No es casualidad. Es
parte de un proyecto para que la Argentina siga insertada como lo ha estado últimamente,
mientras nosotros queremos que se inserte de otra manera.
“¿Es el ALCA el medio de insertarnos? No. No me voy a detener en los detalles. El ALCA
no es lo que se dice que es. Hay poca información. Tampoco sobre el otro acuerdo que
estamos discutiendo desde el Mercosur con la Unión Europea, que es mucho más lesivo
que el ALCA. La vieja Europa se permite decir cosas que los norteamericanos no dicen. La
3

Unión Europea quiere incluir una cláusula por la cual nosotros admitimos que los países del
Mercosur de ninguna manera van a revisar las privatizaciones o desrregulaciones del 90.
Ellos privatizan o estatizan cuando les conviene, pero a nosotros nos quieren someter a la
política realizada en el ´90 como permanente. Los conservadores en Inglaterra
nacionalizaron y los gobiernos socialistas privatizaron. Lo que pasa es que el saqueo de
guante blanco no quieren que se revise. Eso se nos propone como una salida.
“El ALCA está mucho más promovido, pues nosotros somos el “patio trasero” de Estados
Unidos. No nos convocan los europeos si Estados Unidos no da la aprobación, salvo en el
caso de grandes problemas como ahora tiene Francia en Haití, donde es responsable de la
calamidades de ese país, que fue la primera república que se independizó en 1804, decidió
la abolición de la esclavitud y es hoy el país más pobre, más miserablemente pobre del
hemisferio occidental. Por eso actúan. Pero en general, no se meten sin la anuencia de los
Estados Unidos.
“Europa se ha dado cuenta que su posición en el mundo se limita a monitorear la situación
de Europa Oriental, y a evitar una desestabilización en el norte de África o en Medio
Oriente. Saben que América Latina es área de Estados Unidos, como ya se planteó desde la
Doctrina Monroe de 1824. En los noventa, se decía siempre que aceptábamos las relaciones
carnales pues no importábamos. Ha sido ése siempre el argumento de la derecha
norteamericana: América Latina no importa, son una manga de infelices, de ignorantes,
incultos, no nos importan, por tanto cuando le abrimos una puertita hagan genuflexión y
den las gracias.
“Esta teoría es la gran estratagema ideológica, levantada por la derecha norteamericana y
aquí hubo también quienes la sustentaron. Pero si América Latina es tan poco importante,
ya llevamos dos siglos de esa teoría y la segunda teoría -que elabora Estados Unidos para
Europa- es recién con el Plan Marshall, y de Medio Oriente se acuerdan recién después de
la “Guerra de los Seis Días”. En vez, en nuestro caso, tienen una política definida desde
hace dos siglos, y el ALCA es la continuación de la Doctrina Monroe: “América para los
americanos”.
“Dice Colin Powell, en el 2001, en la cumbre de Quebec: “Nuestro objetivo es garantizar
para las empresas norteamericanas el territorio que se extiende desde el Ártico hasta la
Antártida y el libre acceso sin ninguna clase de obstáculos para nuestros productos,
servicios, tecnología y capitales a un mercado único de más de 800 millones de personas,
con una renta superior a once millones de millones de dólares”.
“Aceptar el ALCA va ser un golpe infernal para países como la Argentina. El ALCA no es
tan da ñino para un país que tiene una economía más simple, menos diferenciada, como El
Salvador, por ejemplo, pero para la Argentina el perjuicio es aún mayor. Para Brasil,
Méjico o la Argentina el impacto del ALCA es fenomenal, ya lo estamos viendo en
Méjico con esta especie de ALCA chico, de libre comercio, que se inauguró el 1 de enero
de 1994, del que ahora se han cumplido diez años. En Méjico ha sido terrible. Tengo los
datos.
“En una presentación que hizo un experto norteamericano ante el Congreso, decía que el
ALCA era bueno porque no se requería ninguna modificación en la legislación de Estados
Unidos y que, en cambio, los países latinoamericanos eran los que debían adaptar su
legislación con una ventaja, a medida que los países ingresaran: ya después iba a ser
imposible revertir lo actuado. Esos proceso de reforma, de revisión, etc., favorecerían a los
sectores pro-mercado, marco jurídico determinado por el Tratado, es decir, la
institucionalización definitiva de libre mercado. De ahí el apuro de Estados Unidos por
4

concretarlo. Y por eso ha sido discutido casi en secreto, como producto premeditado por
parte de los negociadores y una exigencia de los Estados Unidos.
“Hasta ahora, los procesos de integración o confluencia se hicieron entre países más o
menos semejantes. Cuando comienza la Unión Europea, la diferencia entre el país más rico
y el más pobre, no era más de cuatro a uno. En el mundo americano, la diferencia entre
Estados Unidos y Haití es de más de 40 veces. Pero no hay una sola cláusula de
compensación tendiente a hacer lo que se hizo en Europa, donde se usaron gigantescos
subsidios para desar rollar a los países más pobres. Hoy, el sur de Italia se ha puesto casi a
la par del norte, por esa política. La periferia meridional, Portugal, Grecia o también
España, han tenido, en los últimos veinte años, un desarrollo extraordinario, por grandes
recursos transferidos desde los países más ricos a los pobres.
“En todo el articulado que se está discutiendo en el ALCA no hay una sola cláusula de
equiparación de niveles entre los países. Esto se ve bien en la experiencia del acuerdo de
Estados Unidos, con Canadá y Méjico: en ese tratado hay sólo una pequeña referencia al
flujo de migrantes entre los tres países. No interesa regularizar, favorecer, nivelar. Que
circulen las mercancías y los capitales, pero no la fuerza de trabajo.
“Por todo esto, la Argentina no tiene que firmar el ALCA, tiene que tener una posición muy
firme en contra. A nuestro Presidente no le interesa, pero está presionado. A su vez, el
gobierno de Lula hace una política ambivalente, y ya recibió una poderosa cachetada con
las elecciones en San Pablo y en Porto Alegre. Una de las últimas reuniones del ALCA se
hizo en Puebla y un periodista mejicano me preguntó quien era el trotskista que había
impulsado la resistencia al ALCA en diversas delegaciones, y cuando me lo describen, me
doy cuenta de que es Redrado, que por comparación a las vacilaciones de su colega
brasileño, fue rotulado como trotskista. Es difícil para el gobierno argentino si Brasil vacila.
“El ALCA provocaría la completa liberalización del comercio y los servicios. Por ejemplo,
en la Universidad va a ser legal que una universidad europea o norteamericana emita
títulos, y no podríamos adoptar ninguna medida, bajo pena de severísimas sanciones
internacionales. Otras consecuencias serían: la mayor libertad para los inversionistas
internacionales, impedir al gobierno que aplique el “compre nacional”, eliminación
unilateral y completa de toda regulación del comercio, eliminación de todo tipo de
subsidios. Por ejemplo, un aumento del presupuesto a la universidad estatal puede ser
impugnado como subsidio por una universidad extranjera por competencia desleal. Esto
podría significar el fin de la enseñanza pública y el control ideológico que esto supone. Y
una serie de obligaciones, como tribunales especiales que van a estar en el país del norte.
“Por eso es necesario que se abra la discusión y que se conozcan los términos. El gobierno
debería convocar -frente a esta política de insertarnos o “ensartarnos” en el mundo- un
plebiscito y si el Presidente presenta los términos reales, obtendría un repudio total al
ALCA. En Brasil lo hizo la Iglesia Católica, votaron casi diez millones de personas y nueve
millones cien mil votaron en contra del ALCA. Y esto le daría al gobierno una enorme
capacidad, porque no es lo mismo decirle que no, que decirle: “yo quisiera, pero ¿sabe qué
pasa? Ustedes dicen que hay que ser democrático, tengo el 90% de la gente en contra”.
Si no lo hacemos así e ingresamos al ALCA, sería la inserción de la Argentina en el mundo
de una manera muy desafortunada”.

También podría gustarte