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Sofía Saad Dayán*

Violencia de “género” en el malestar actual:


bullying y cutting en la escuela

Gender violence in the current unrest

Resumen Abstract

Se aborda el problema de la violen- The problem of violence is appro-


cia desde el punto de vista de la di- ached from the point of view of se-
ferencia sexual, en el contexto del xual difference, in the context of ma-
malestar en la cultura contemporá- laise in contemporary culture in the
nea en la institución educativa, opo- school, oppose certain reductionism
niéndonos a cierto reduccionismo that prevails with the theories of gen-
que impera con las teorías de vio- der violence. The discourse of sexual
lencia de género. Se sitúa el discur- preference in the angle of the issue
so de la preferencia sexual en el án- of gender identity that is expressed
gulo de la cuestión de la identidad in anguish in phenomena such as
de género que se expresa en angus- cutting and bullying.
tia en fenómenos como el cutting y
el bullying.
Key words: violence, aggressiveness,
cutting, bullying, sexual difference
Palabras clave: violencia, agresividad,
cutting, bullying, diferencia sexual

Fuentes Humanísticas > Año 27 > Número 52 > I Semestre 2016 > pp. 163-175
Fecha de recepción 01/07/2015 > Fecha de aceptación 19/11/2015
sofisada1@hotmail.com

*
Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Iztacala.
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Violencia de “género” en el malestar actual: bullying y cutting en la escuela

No hay nada más vago que la pertenen- biología, el discurso científico es coman-
cia a uno de estos dos lados […]. Es preci- dado en esa “misión” que aparece en dos
so, de todos modos, que me despegue de fenómenos dignos de atención que son: la
algo que es una […] suposición, la de que ideología contractual igualitaria y el dis-
hay un sujeto masculino o femenino. Es curso de la preferencia sexual, que aborda-
una suposición que, con toda evidencia, la remos en el presente trabajo apoyándo-
experiencia hace insostenible. nos en testimonios diversos que expresan
nuestra tesis de la exacerbación de la vio-
Jacques Lacan lencia, hoy reducida a la llamada violencia
Les non-dupes errent “de género”.
(15 de enero de 1974) Sustentamos la tesis de que la violen-
cia en el malestar actual es un efecto del
incremento de la angustia provocada por
Introducción la falta, hoy más que nunca, de referencias
con respecto a la constitución de la “iden-

P artimos del supuesto de que las expre-


siones de violencia de género en el ma-
lestar actual son resultado de la exacer-
tidad” sexual. Aspecto que coloca a la vio-
lencia como un fenómeno que se sitúa en
las antinomias de la diferencia sexual, por-
bación de la imposibilidad de responder a que asistimos hoy a una exacerbación de
la pregunta hoy acuciante por la diferen- la dificultad de todos los tiempos por res-
cia sexual, la que se manifiesta en nuevas ponder a la pregunta sobre esta diferen-
configuraciones de síntomas tales como cia, que en la modernidad-posmodernidad
bullying y cutting en las instituciones edu- se antoja imposible de formular.
cativas y que hacen patentes las ambi-
güedades sexuales. Exacerbación deriva-
da de los discursos científico y capitalista
que tienen por efecto un “borramiento”
de la diferencia sexual, comandado por el
discurso “científico” en esa “misión” que
junto al discurso capitalista, hace del ob-
jeto (mercancía) un poderoso recurso de la
era moderna. Lacan así lo llamó. Se trata
de un discurso que promueve la idea de
que sí hay objeto capaz de satisfacer la
falta, la niega y pone siempre algo para
suturarla. Según la hipótesis de Dufour:
nombre del imperativo moral de la libertad, como
este nuevo estado del capitalismo es el tampoco conviene el sujeto neurótico presa de
mejor productor del estado esquizoide, una culpa compulsiva. Lo que se requiere hoy es un
el de la posmodernidad.1 A través de la sujeto precario y “psicotizante”, y con esto último
me estoy refiriendo a un sujeto abierto a todas las
fluctuaciones identitarias y, en consecuencia, dis-
puesto a seguir todas las ramificaciones comer-
1
En la tendencia a la desimbolización que vivimos ciales. Dany-Robert Dufour, El arte de reducir ca-
en el presente, lo que conviene no es, por cierto, el bezas. Sobre la servidumbre del hombre liberado en
sujeto crítico que promueve una deliberación en la era del capitalismo, p. 29.
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Agresividad y lazo social A diferencia de las tesis biologicistas,


en franco retorno hoy, que pretenden si-
No es que el vínculo social sea, como ha- tuar el origen mismo de la violencia en la
bitualmente se dice, una protección con- “naturaleza humana”, es posible plantear,
tra la agresividad supuestamente salvaje más bien, su fuente en la inexorable relación
o animal, sino que no se suele dar sin esa con el lazo social, sin que ello signifique
agresividad que lo alimenta. que la violencia es un efecto lineal de éste,
reconociéndola como algo estructural:
Francisco Pereña

[...] pretender buscar la fuente de la vio-


La hipótesis de esta investigación es que lencia y de la crueldad en el organismo ani-
hay una relación entre agresividad (en el mal es el error de una época, como la que
nivel del sujeto) y violencia (en el nivel de conocemos como modernidad, que cree
lo social), siendo la primera el fundamen- haberse liberado del pecado y que de mo-
to mismo de la segunda. El supuesto que do tan sorprendente cierra, sin embargo,
guía esta hipótesis es que la agresividad y los ojos a la barbarie a la que una y otra
sus diversas formas se pueden condensar vez se ve confrontada, probablemente
en la violencia, tal como queda manifiesto por haber querido sustituir el destino re-
por Pereña: ligioso de la inmortalidad por el destino
terrestre de su conquista.3
[...] el sujeto humano consiga o no su
adaptación social dará lugar a una agre- Decir de la violencia que se trata de un
sividad más ligada a la angustia, más vio- asunto estructural, es reconocer algo de
lenta si se quiere en el caso de no conse- su origen ligado a la presencia del otro y
guir una adaptación social…2 de lo otro, que precipitan lo real vuelto en
angustia que toma su lugar en el lazo so-
Se trata así del lazo social y la cuestión cial. Es precisamente en esto que radica
que le atañe directamente: el vínculo so- “el ombligo” de la angustia que hace, por
cial, con la peculiaridad de poder ser eri- una parte, un lugar de interrogación (por la
gido en su dimensión sintomática e in- diferencia sexual) y, por la otra, “lo que no
consciente que lo sitúa como un revelador engaña”, como dijo Lacan, lo que deviene
social del malestar en la cultura. ¿Se trata una señal, un indicador (de verdad).
acaso de pensar el fenómeno como un Ahora bien, ¿de qué otra cosa es la
modo de escapar al lazo social, o inclusi- angustia, sino por la diferencia sexual?4 O
ve como la expresión misma del intento
fallido de hacer lazo? Sugiere claramente 3
Ibid., p. 22.
que la violencia puede ser perfectamen- 4
Aunque la anatomía/biología del sujeto desem-
te pensada como síntoma que como tal peña un papel en la cuestión de cuál posición se-
xual adoptará, es un axioma fundamental de la teo-
está sobredeterminado. ría psicoanalítica, que la anatomía no determina
la posición sexual: “en la psique no hay nada me-
diante lo cual el sujeto pueda situarse como un ser
macho o hembra”. En el orden simbólico no hay
2
Francisco Pereña, Cuerpo y agresividad, p. 22. ningún significante de la diferencia sexual. Dylan
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sea de lo incognoscible excepto por la psi- vas patologías” (anorexias, bulimias, toxi-
cología: la diferencia de los sexos.5 “Por comanías, depresión).
ello la cuestión de lo que uno tiene que Sin pretender negar ni minimizar la
hacer como hombre o como mujer es un violencia del malestar actual, es necesario,
drama que se despliega por completo en no obstante, repensar este diagnóstico
el campo del Otro.”6 Las voces del males- actual, situando la agresividad y sus moti-
tar, que pudimos documentar en una in- vos como expresión misma del sujeto,
vestigación previa7 sobre el análisis de la para contribuir a matizar la lectura de una
demanda del sujeto en el malestar actual, degradación mórbida de lo humano tra-
y que constituyó el eje de la presente inves- ducida como violencia y que implica su
tigación, apuntan a evidenciar el conflicto franca ignominia, “la degradación intro-
de la diferencia sexual, lo que confirma duce la categoría del monstruo: ni animal
que lo actual del malestar es del orden del ni humano…”10
“mal-decir sobre el sexo”8, que se mostró
en prácticamente todos los casos; la lógica [...] reducir la moralidad a la coerción y a
conflictiva de y entre los sexos, lógica en la servidumbre social es consecuencia de
la que “en el plano del malestar en la cultu- concebir la sociedad no como espacio
ra […] la bipartición Eros y Tánatos repro- de la agresividad, sino sólo como con-
duce algo de la oposición de lo femenino y tención civilizadora de una agresividad
lo masculino”9. previa proveniente de otro lugar, es de-
cir, mera prolongación de la vida natural
e instintiva en el hombre.11
Agresividad y malestar actual
La agresividad es un asunto constitutivo
Por influencia del enfoque sociológico se del sujeto y del lazo social, no un mero re-
tiende a pensar la violencia como un efecto sultado cultural, pues atañe a su relación
directo del lazo social, desconociendo el con el yo, con el otro y con el cuerpo.
peso del vínculo social inconsciente. La Abrimos la pregunta en torno a si los
aparición de síntomas que conectan al su- pasajes al acto cada vez más frecuentes,
jeto con un goce al margen del lazo social, los actos agresivos de los sujetos contra
introduce una suerte de función que ra- sí mismos y en general la agresividad en
dica en “atacar el lazo social” tal como se tanto expresión del narcisismo, pueden ser
advierte en algunas de las llamadas “nue- enmarcados en la categoría de violencia,
hallando su máxima expresión en la lla-
mada “violencia de género”. A este res-
pecto lo que Assoun llama “lo femenino en
Evans, Diccionario introductorio del psicoanálisis la-
caniano, p. 72. cólera” puede ser un buen ejemplo:
5
Vid. Paul-Laurent Assoun, Lecciones psicoanalíti-
cas sobre masculino y femenino. [...] el furor sería en la mujer el síntoma pa-
6
Dylan Evans, op. cit., p. 72.
7
Saad Dayán, S., La transfiguración de la demanda: tognomónico de la angustia de castra-
voces del malestar en la cultura actual.
8
Vid. Colette Soler, La maldición sobre el sexo.
9
Freud, citado por Paul-Laurent Assoun, op. cit., 10
Francisco Pereña, op. cit., p. 64.
p. 109. 11
Ibid., p. 74.
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ción. Por lo demás, encuentra su par en dición posmoderna, obligado a construir-


la agresividad reaccional en el hombre, me solo, decidiría, pues, crear el conjunto
quien viene a marcar con violencia la su- del proceso y llegaría hasta a “fabricar” mi
blevación contra el rol pasivo. Aquí y allí, sexo por mí mismo,15 tal como muestran
es la pasividad sublevada lo que consti- los cada vez más comunes avances en ma-
tuye el principio de la violencia.12 teria de genética, reproducción asistida
–que incluye la posibilidad de elección del
sexo del bebé– y hasta la clonación, pre-
El discurso de la tendiendo hacer valer el imperio de la
preferencia sexual voluntad de poder.
Si bien hay un discurso de la nega-
Si bien ya Freud detectaba esta cuestión, ción de la diferencia sexual que como di-
su actualidad radica quizá en lo que es del ce Dufour “promueve lo unisex”,16 eso no
discurso universitario, es decir, en la para- significa que la diferencia sexual nos sea
doja que implica que sea la biología el im- accesible, como ya hemos insistido antes,
perio mismo del saber de la sexualidad y al decir que en el inconsciente no hay sig-
que al mismo tiempo muestre sus límites nificante de ésta. Decir que no hay rela-
frente a ella, de lo que los términos “elec- ción sexual para indicar justamente que
ción sexual”, “preferencia sexual” son un no hay significante que nombre la dife-
claro ejemplo. Porque al mismo tiempo rencia, no es equivalente a que no haya
que se “biologiza” el cuerpo, se des-corpo- diferencia sexual (lo que es del orden de
riza la sexualidad al hacerla entrar en la la imposibilidad de saber). En tal sentido,
noción de género. Así pues, “la identidad el concepto de sexuación permite trascen-
de género comienza con el conocimiento der la diferencia sexual anatómica (discur-
y la percepción, conscientes o inconscien- so biológico) situando “el momento de la
tes, de que pertenece a uno y no al otro”.13 elección en un sentido irreductible […] a
Discurso universitario que hoy hace de la lo que es transmitido por el discurso de los
biología un verdadero emblema que pa- otros –lo que nos impone el punto de vista
rece prometer que prácticamente nada del sujeto–[…]”.17
falta o, mejor aún, que “nada debe fal-
tar”, que hace de la elección una suerte
de promesa de libertad y autonomía en la La ideología contractual
que “yo sujeto histerológico”14 de la con- igualitaria

Asistimos hoy a un fenómeno que ha inva-


12
Paul-Laurent Assoun, op. cit., p. 59. dido la intimidad, el pensamiento y la vida
13
Ibid., p. 111.
14
Hablamos de histerología para evocar una figura cotidiana cuya indiscutible racionalidad
de retórica que se basa en la inversión de la ante- hace difícil, a primera vista, una posición
rioridad y la posteridad […] y significa que ‘lo que
es posterior va adelante. La figura describe pues
la inversión del orden natural de las ideas y los he-
chos […] utilizar una histerología es, en suma, pos-
tular algo que aún no existe para autorizarse a 15
Paul-Laurent Assoun, op. cit., p. 194.
realizar una acción. Dany-Robert Dufour, op. cit., 16
Op. cit.
p. 104. 17
Paul-Laurent Assoun, op. cit., p. 123.
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crítica. Nos referimos a la ideología con- hace patente en la rivalidad e incluso en


tractual igualitaria. Se trata de lo que pro- la “guerra de los sexos” y las múltiples ex-
cede del “común acuerdo” como aquello presiones de la angustia frente a la falta
que parece ser suficiente para legitimar los de referencias.
intercambios sociales. ¿Qué es eso real- Dadas estas breves consideraciones,
mente? ¿Cómo estar seguros de que se cabe situar el trasfondo de la violencia co-
trata de un acuerdo en común? ¿Acaso mo una expresión de la angustia que emer-
es suficiente que sea común para ser le- ge ante el conflicto de la diferencia sexual
gítimo? Preguntas difíciles de responder y que encuentra en el acting out y el pasa-
pues de antemano el concepto propone je al acto sus principales figuras. Destinos
una homogeneización difícil de concebir: de la angustia que se manifiestan en tres
fenómenos de violencia que hemos de-
[...] siempre puede discutirse un acuerdo tectado como sobresalientes también en
mutuo, pero eso no impide que lo que el ámbito de la institución educativa que,
domine en el siglo, como límite único y curiosamente, hacen patente la pregunta
fundamental, sea la ideología contractual. por la diferencia sexual. Dichas expresio-
Ya no solo en el nivel del contrato de tra- nes son: bullying y cutting, entre otras.
bajo, sino en el de la misma intimidad, y
especialmente en el de la sexualidad.18
Cutting
A esta ideología contractual igualitaria
subyace la idea de una suerte de igualdad Se refiere al acto de autolesionarse con cor-
de los derechos, lo que no sería un moti- tadas principalmente. El cutting tiene una
vo de oposición a la misma; la cuestión función aparentemente paradójica ya que
más bien es lo que lleva a una exacerba- lesiona y puede causar dolor, pero también
ción de las posiciones de género, situación “satisface una necesidad”, proporciona un
delicada que no hace sino negar u omitir, goce, lo que ocasiona su repetición y la re-
propiamente hablando, la cuestión de la sistencia a abandonar esta práctica, que
diferencia sexual: “…la ideología contrac- bien puede ser enmarcada en el acting-
tual igualitaria no trabaja a favor del sexo. out, en el que se muestra la expresión de
Puede invadir el sexo, pero no trabaja a fa- la angustia por y en la diferencia sexual.
vor del Eros, porque no se orienta hacia la
diferencia”.19 Desde ahí caben toda clase
de posicionamientos y confusiones entre El acting-out: testimonio
los sexos; entre ellas la que plantearía el
goce (sexual) como “derecho”. El acting-out es uno de los destinos de la
La puesta en relación entre la ideo- angustia, sólo en apariencia “más trans-
logía contractual igualitaria y la violencia, parente” al operar como un “montaje” que
radica en la confrontación a que da lugar pone en escena una relación del sujeto con
la negación de la diferencia sexual, que se el Otro, lo que involucra la transferencia
en términos de dirigirle un mensaje (cifra-
18
Colette Soler, op. cit., p. 129.
19
Ibid.
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do). “Es esencialmente algo en la conducta tras amigas, y así… y… ya después, se fue
del sujeto que se muestra.”20 volviendo, no sé, como una forma de li-
Es de cara al malestar que el acting- brarse de problemas y no sé, como de
out es quizá uno de los más importantes desahogarte.
destinos de la angustia. La angustia social —Lo hacía, no sé, cuando… me enojaba
encuentra en los procesos colectivos múl- mucho… bueno, me peleaba con mis ami-
tiples facetas: en el rumor, en la intriga, en gas o cuando tenía muchos problemas, y
la identificación (imagen especular), en la pues ya, para mí era una forma de desa-
violencia y en el ideal, por mencionar algu- hogarme y así… sentía una liberación.
nas de las más evidentes. Así, en tanto que
es “angustia social”, “se trata del producto En cierta dificultad para darse a entender, se-
del ‘reproche’ de la ‘comunidad’, debida- ñala: “pues… en mis ideas tan locas, que…
mente interiorizado…”21 Con todo, no deja decía que ya todo estaba bien, que ya se
de ser llamativo el hecho de que por muy había calmado, pero no, ahí seguía”. ¿Qué
social que sea este destino, hoy parezca seguía? La angustia, el malestar. Situación
tomar predominantemente la vía del cuer- que la atrapa en un círculo “vicioso”, en
po; lo que entre otras cosas nos ha hecho el que no se advierte una salida, ya que
preguntarnos ya por la índole (forma) de la “ahí seguía”. En su relato, no aparece una
demanda hoy. En ese caso, adicionalmen- mínima subjetivación del acto en cues-
te, sugiere una mínima reflexión acerca de tión, mismo que insiste en ser remitido a
lo femenino de la angustia en este destino lo colectivo, al grupo (de amigas) sin más.
(acting-out). Compartimos la idea de que
“la agresividad está enlazada con el ex- —Empezó por un juego, a ponernos ini-
travío del cuerpo. Cómo tener un cuerpo ciales, porque éramos una bolita y entre
que de torpe y extraviado que es, parece todas iniciamos.
el gran obstáculo para vivir y que sólo pue-
de vivir del otro cuerpo”.22 A lo sumo encontramos una somera des-
El testimonio obtenido mediante en- cripción de lo que ocurría:
trevistas a profundidad de una adolescen-
te mexicana de catorce años, que cursa- Al momento de cortarme, sentía que
ba tercer año de secundaria en una escuela en cada cortada se iban los problemas, en
pública, y que fue referida por las autori- cada cortada… yo era la que me estaba
dades escolares por hacerse cortadas en haciendo las ideas, de que los problemas
las manos, se ilustra con los siguientes ex- se iban, pero no era así porque los pro-
tractos de su discurso: blemas seguían, y me decían que era una
forma de hacerme yo misma daño, y me
—Bueno, empezó como un juego, al prin- quitaban la navajita.
cipio, de… grabarnos las iniciales de nues-
No obstante al declarar su “convicción” de
estar haciendo lo correcto, manifiesta una
20
Jacques Lacan, Seminario X: la angustia, p. 136. suerte de “inconformidad” y deja emerger
21
Paul-Laurent Assoun, Lecciones psicoanalíticas so- algo de lo femenino de la angustia:
bre la angustia, p. 95.
22
Francisco Pereña, op. cit., p. 14.
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–Antes de que me empezara a cortar yo dure y este… y que ya salga de eso. Por-
era una niña súper mega buena onda, y que para mí, esa navaja (ríe) era mi vida,
así, hasta que hubo un momento en el mi vida completa, supuestamente, porque
que los del salón se portaron muy mal siempre tenía la misma y no acostumbra-
conmigo y me dieron la espalda por com- ba compartirla.
pleto, y ahí fue cuando cambie mi acti-
tud, porque dije: Ay, ¿por qué me lo ha- Hace una reflexión sumamente interesan-
cen y que yo no lo pueda hacer? Entonces te para “desmentir” o quizá “denegar” su
fue cuando me volví más… amargada… acto, intentando minimizarlo:
se podría decir… y todo, pero o sea, yo sé
con quién hacerlo y con quien no, porque –Digo, igual el que te cortes no quiere
pues… con las chavas soy así de… mmm, decir que seas emo, porque… bueno, sería
si, ajá… y con los chavos no, con los chavos casi lo mismo porque, estas personas se
me porto… bien (ríe), y todo es desmadre cortan igual cuando se sienten tristes y
con los chavos, cotorreo, salir a pasear todo, pero es muy aparte porque… los
más con los chavos que con las chavas, no emos se hacen las cortadas profundas
sé, me llevo más con los hombres que con más sin en cambio yo no, yo me las ha-
las mujeres. cia leves.

Enunciados que llevan a preguntarse por Todo este intento de “minimizarlo” es aca-
una cierta vivencia de angustia que se pre- so ¿por vergüenza? Ella no la menciona co-
cipita en relación con lo femenino y puede mo tal, sin embargo es en “la ocultación”,
cobrar presencia en su imagen ante otras en “el secreto” en donde (la vergüenza) se
mujeres (las amigas), lo que parece ser puede asomar como una herida “del ideal”:
motivo (por vía de la comparación) de una
franca preocupación. ¿Se trata acaso de lo –Desde que empecé hasta que dejé… co-
femenino en perjuicio? mo… seis meses, siete. Mira, no se nota
porque… porque usaba muchas pulseras,
–Me acuerdo mucho de un día, en que yo siempre me acostumbré así a usar mu-
tenía la navaja, y este… y me… me iba a chas pulseras, pero en esos casos usaba
empezar a cortar y alguien agarró y me pulseras gruesas, de esas de estrellas y
la quitó y se la dio a otro chavo, para que todo eso.
no me dejaran cortar, y yo ‘pero es que dén-
mela, dénmela’ y ahí me ves rogándoles Finalmente, lo que nos permite plantear
que me la den, y ahí fue cuando me dije, que se trata de un acting-out, es justamen-
¿por qué les ruego por una navaja?, cuan- te que en todo momento “algo se muestra”
do yo sé que eso no está siendo… no me en referencia (y en transferencia) ya sea a
hace bien, eh, por qué… si yo quisiera pu- las amigas, aún si de lo que se trata es de
diera conseguir otra, pero… ¿Por qué me oponérseles, o de los amigos, de quienes
aferro por una?... Entonces, como también insiste recibe todo el apoyo para cesar.
platicaban mucho conmigo y así, dije no, Todo parece indicar que nunca sale de la
es que tienen razón, basta ya, hasta aquí “escenificación” mostrando el acting-out.
llegué con esto. Es hora de que ya ma-
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Según Lacan, el acting-out “de en- la angustia?”.26 Argumento que nos pa-
trada puede parecer ser más bien del or- rece, junto al caso descrito, un matiz muy
den de la evitación de la angustia”.23 Esto importante a la tesis de la perversión ge-
quizá tenga relación con lo que Freud re- neralizada que parece renegar de la an-
fería de la angustia como señal en el yo. gustia, ensalzando el goce.
Lacan plantea al respecto que “si esta
señal se encuentra en el yo, debe estar en [...] si miramos el asunto desde la vulnera-
algún lugar del yo ideal”.24 Lo que hace bilidad y la excentricidad, la felicidad que-
pensar esa apariencia de “evitación de la da fuera del cuadro, pues en realidad no
angustia” del acting. se trata de la felicidad, sino de la obten-
Resulta interesante apreciar la lógi- ción de protección y de identidad. La se-
ca en la que se hace del “perjuicio” su xualidad resulta un obstáculo a esa pro-
“ideal”,25 detectada por Assoun, como una tección y a esa identidad al ser una herida
expresión del malestar actual. También el abierta en la carne del deseo que no se
citado caso parece presentarse como an- somete al principio de unidad del cuer-
gustia desafectada. “Si el acto síntoma pa- po, por lo que se ha de someter a la fuer-
rece habitualmente ‘desafectado’ ¿no es za de la apropiación y a la contención ex-
porque toda la carga de afecto se convirtió terna de la destrucción. El infierno de la
en la energía del pasaje al acto, praxis de agresividad se da en el seno del vínculo
social, ese es su cubil.27
23
Jacques Lacan, op. cit., p. 129.
24
Ibid., p. 130.
25
Según Assoun, los términos que ordenan la sub- Bullying
jetivación del perjuicio: a) Kränkung, es la herida
del amor propio, es el hecho de que alguien se
sienta herido, en su “sentimiento del honor” por En el tema de bullying estalla la violencia
algo que surgió como algo extremo, del lado del “intra-género” y de “género” pero cuyo
otro: este comportamiento, aquellas palabras, fundamento estriba en la pregunta acu-
abren un desahogo narcisista. b) Zürücksetzung, es
el hecho de sentir que uno es tratado vilmente, ciante por la identidad y por la diferencia
sentirse menos bien tratado o sentirse menos es- sexual. Se trata de una forma de integrar-
timado de lo que uno habría de esperar. c) Enttäus- se a un grupo y de hacer ver quién es el más
chung, es el hecho de haberse equivocado en las
expectativas o en las esperanzas de algo que de- fuerte remarcando las diferencias “de gé-
bería haber venido del otro –sentimiento de pér- nero” que no obstante no ocultan la mar-
dida como consecuencia de la no realización que, ca de la angustia por la diferencia sexual.
curiosamente, va a la par de una desilusión–.
Ésta es la trilogía de las modalidades subjetivas Partimos de las siguientes preguntas:
de la “herida del ideal” y de la mortificación: “veja- “Creerse hombre o mujer, aunque sea in-
do, humillado, decepcionado, el sujeto “registra” conscientemente, ¿equivale a serlo? ¿bas-
una pérdida que se le vuelve sensible, es decir, un
revés que viene a significarle en la realidad una falta tan las identificaciones para determinar
de ganancia. El sujeto se encuentra confrontado la sexuación?”28
a la “vergüenza de ser”. Observemos que la bre-
cha por donde se abre la melancolía no es necesa-
riamente la pérdida de objeto, sino la herida del
ideal avergonzado. Es la llaga melancólica la que 26
Ibid., p. 90.
hay que buscar en el sujeto perjudicado. Paul- 27
Francisco Pereña, op. cit., p. 79.
Laurent Assoun, Lecciones psicoanalíticas sobre la 28
Genevieve Morel, Ambigüedades sexuales: sexua-
angustia, p. 18. ción y psicosis, p. 21.
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Los siguientes enunciados que he- buleadas por sus atributos y que encon-
mos clasificado en femenino-masculino tramos en frases como:
apelando al género, son argumentos reca-
bados en una escuela secundaria pública, • Porque está gorda, flaca y fea.
y pueden dar algún sustento a la hipóte- • Llamar la atención.
sis que hemos venido sosteniendo. Estos
testimonios aluden a las “razones” para Asimismo, de este lado se advierte una
cometer bullying, ya sea de lado del “bu- fuerte tendencia a orientarse por criterios
leador” o del “buleado”. Es importante ha- de identidad de género sumamente ge-
cer notar que las respuestas del lado de lo nerales, a modo de enunciados impues-
femenino se construyen predominante- tos por la cultura en los que se exacerban
mente sobre la base de la comparación con las posiciones de género. Al respecto en-
lo masculino, que encontramos en fra- contramos frases como:
ses como:
• Las mujeres femeninas son más
• “Bulean” a los niños porque saben atractivas, no hablan con groserías
que no les pueden pegar [los hom- y no pegan.
bres a las mujeres]. • Para sentirse importantes y
• Una mujer femenina es más aceptadas.
atractiva.
• Las mujeres son más delicadas. Retomando el tema de la ideología con-
• No es el mismo riesgo, las muje- tractual igualitaria, como anteriormente
res sólo son insultos y los hombres mencionamos, ésta no trabaja a favor del
pueden llegar hasta el suicidio. sexo. Así, es común encontrar del lado de lo
• El bullying se da más bien en los masculino cómo los “machos” se enmas-
hombres porque las mujeres son caran (frente al feminismo igualitario) y
más delicadas. exhiben el significante del goce fálico tal
como se aprecia en las siguientes frases:
También sobresale la comparación de las
mujeres con los hombres, pero sobre to- • Para sentirse más hombres.
do “intragénero”, misma que refleja la • Por gozo.
pregunta subyacente sobre ser mujer, con • Se sienten lo máximo.
frases como: • Para lucirse frente a sus novias.
• Para lastimar a alguien por ven-
• Porque tienen más atributos [físi- ganza o por odio…
cos]… hasta se manosean y hacen • Yo fui “buleado”, tuve una expe-
concursos por quién tiene más. riencia así muy difícil que yo logré
• Se pelean por el novio. superar…
• A veces los niños tienen rencor que
Destaca también del lado de lo femenino, tienen que sacar.
la preponderancia de la imagen del cuer-
po refiriéndose a que pueden bulear o ser
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Fuentes Humanísticas 52 > Cultura y Estudios culturales > Sofía Saad Dayán

Del lado de lo femenino se hace patente la da de identificaciones para determinar


citada rivalidad e incluso la “guerra de los respuestas sobre la sexuación, desde lue-
sexos”, manifiesta en frases como: go sin lograr formular la pregunta.
Como se advierte, los criterios que
• Los hombres piensan que somos guían las respuestas del lado de lo feme-
débiles. nino y del lado de lo masculino apelan al
criterio de “identidad de género”, haciendo
Es sobrecogedora una respuesta del lado manifiesta la búsqueda de la sexuación
de lo femenino que dice: simbólica que, como hemos dicho antes,
permite trascender la diferencia sexual
• …tienen problemas en la casa y no anatómica, misma que no alcanza para
los pueden resolver porque están dar cabal cuenta de las “razones” que cu-
enojadas. bren la pregunta por la diferencia.
• Tienen problemas que no pueden
resolver. Allí donde la gender theory (teoría de la
identidad de género) nos dirige hoy ha-
Expresiones de gran valor si las pensamos cia las identificaciones, Freud nos guia-
desde la posición de “tener” o “no tener” ba, entonces, hacia la pulsión y sus vici-
(el falo simbólico), que encuentran sus- situdes […]31
tento en que “la decisión de ser hombre o
mujer se arraiga entonces en sus modos Llama poderosamente la atención que los
de goce”.29 juicios emitidos del lado femenino y del
lado masculino estén manifiestamente
Lacan subraya la misma disimetría que clasificados por lo diferente en uno u otro
Freud, al plantear que el falo es la única respectivamente. Si bien la categoría de
referencia para los dos sexos en el in- lo diferente resulta de la experiencia del
consciente. El falo sería debido a ello el lenguaje y el significante, no obstante
pivote mismo de la ambigüedad sexual. apela a la pregunta por la función. Se trata
Dos sexos anatómicos, pero un solo prin- de la posición sexual: “Esta relación puede
cipio del sexo en el inconsciente, el falo, ser de ‘tener’ o ‘no tener’; los hombres tie-
que el sujeto, por otra parte, puede re- nen el falo simbólico, y las mujeres no (o,
chazar; una pulsión ciega, acéfala, que para ser más preciso, los hombres ‘no son
exige constantemente una satisfacción. sin tenerlo’[…]”32
En efecto, al contrario de la abstinencia A modo de conclusión, concordamos
sexual, la abstinencia pulsional no existe, con Pereña en que: “El modo como el
tenemos así sentadas las bases de la am- vínculo social ordena la agresividad es di-
bigüedad sexual.30 rigiéndola hacia fuera, creando con la in-
terpretación una identidad.”33 Cuestión a
Las respuestas, indistintamente, del lado
femenino o masculino, reflejan la búsque-
31
Ibid., p. 20.
29
Ibid., p. 22. 32
Dylan Evans, op. cit., p. 72.
30
Ibid., p. 21. 33
Francisco Pereña, op. cit., p. 75.
174
Violencia de “género” en el malestar actual: bullying y cutting en la escuela

la que podemos agregar que ésta se en- zar diversos síntomas como el bullying,
cuentra atravesada inexorablemente por el cutting, el fracaso y el bajo rendimien-
la pregunta por la diferencia sexual, tal co- to escolar, entre otros problemas, y, junto
mo se muestra en los breves testimonios con el análisis del discurso, han sido los
presentados en este trabajo, “…mientras principales recursos metodológicos de di-
más identidad, más hostilidad se necesi- chas intervenciones para intentar articu-
ta”.34 Hay ambigüedad sexual para soste- lar al sujeto en el juego social y educati-
ner un “núcleo de identidad de género”. vo que parece haber desaparecido en el
Es factible también concluir la nece- discurso institucional, haciendo posible
sidad de trascender el criterio de la iden- por la vía de la enunciación, como puesta en
tidad de género para pensar los sínto- acto del lenguaje, el acceso al sujeto en su
mas sociales al incluir el de la diferencia singularidad; haciendo aparecer lo que en
sexual pues: el lenguaje está eclipsado: su decir.

Si a los seres humanos les cuesta tanto


orientarse en lo que se refiere a la sexua- Bibliografía
ción, si les es tan difícil alinearse del lado
hombre o del lado mujer, ¿no hay que Assoun, Paul-Laurent. Lecciones psicoana-
suponer en el inicio un vacío real y no un líticas sobre la angustia. Argentina,
núcleo de identidad?35 Nueva Visión, 2002.
. Lecciones psicoanalíticas sobre
Es de este modo que hemos podido sus- masculino y femenino. Buenos Aires,
tentar una relación entre agresividad y Nueva Visión, 2006.
violencia en la institución educativa; rela- Assoun, Paul-Laurent y Zafiropoulos, Mar-
ción atravesada por la pregunta de todos cos. Lógicas del síntoma: Lógica pluri-
los tiempos por la diferencia sexual hoy disciplinaria. Buenos Aires, Nueva Vi-
exacerbada y, al mismo tiempo, más ocul- sión, 2009.
ta que nunca por obra de los discursos Assoun, Paul-Laurent. El perjuicio y el ideal.
científico y capitalista. Buenos Aires, Nueva Visión, 1999.
Las intervenciones psicoanalíticas en Dufour, Dany-Robert. El arte de reducir ca-
el ámbito educativo se dirigen a abrir un es- bezas. Sobre la servidumbre del hom-
pacio de escucha que permita hacer apa- bre liberado en la era del capitalismo
recer nuevas significaciones del síntoma total. Buenos Aires, Paidós, 2007.
“educativo” que hagan posible dar cuen- Evans, Dylan. Diccionario introductorio al
ta de su sentido metafórico, devolviendo psicoanálisis lacaniano. Buenos Aires,
a la cuestión educativa la órbita de la sub- Paidós, 1996.
jetividad, abriendo la producción de signi- Freud, Sigmund. El malestar en la cultura
ficaciones de los síntomas en el aula y en (1930 [1929]). Freud, Sigmund. Obras
la escuela. La entrevista clínica a profun- completas. Tomo XXI. Buenos Aires,
didad con alumnos, hace posible anali- Amorrortu, 1992.
Lacan, Jacques. Seminario X: la angustia.
34
Argentina, Paidós, 2006.
Ibid., p. 78.
35
Genevieve Morel, op. cit., p. 20.
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Fuentes Humanísticas 52 > Cultura y Estudios culturales > Sofía Saad Dayán

Morel, Genevieve. Ambigüedades sexuales: Pereña, Francisco. Cuerpo y agresividad.


sexuación y psicosis. Buenos Aires, México, Siglo XXI, 2011.
Manantial, 2002. Soler, Colette. La maldición sobre el sexo.
Argentina, Manantial, 2000.

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