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H istoria

Univer sal
 La Prehistoria 508
 Las Primeras Civilizaciones 510
 La Civilización Griega 518
 La Civilización Romana 522
 La Alta Edad Media 526
 La Baja Edad Media 530
 América Precolombina 534
 La Europa del Renacimiento 536
 El Nuevo Mundo y el Imperio Español 538
 La Reforma y la Contrarreforma 540
 Las Monarquías Autoritarias en Europa 542
 El Siglo XVIII 544
 La Era de las Revoluciones 546
 La Independencia
de las Colonias Americanas 550
 La Segunda Mitad del Siglo XIX 552
 El Siglo XX 554
MENÚ AUTOEVALUACIONES SALIR
historia universal • la Prehistoria

Homo
sapiens sapiens
Las Culturas Prehistóricas
40.000 años

Hace más de 5 millones de años, en el África oriental, la evolución de los pri-


Homo sapiens mates dio origen a los homínidos. El género Homo surgió hace 2,5 millones de
neanderthalensis
100.000 - 40.000 años años. El Homo habilis fabricó las primeras herramientas. El Homo erectus pasó a
Eurasia y, antes de su extinción (hace 100.000 años), llegó a dominar el
fuego. El Homo sapiens surgió hace 300.000 años. El hombre de
Neanderthal (Homo sapiens neanderthalensis), parecido a nosotros en
altura y capacidad craneal (1.400-1.500 cm3), pero más robusto y
primitivo, vivió entre hace 100.000 y 40.000 años. El Homo sapiens
sapiens, la especie actual, surgió hace 40.000 años. Antepasado de
Homo erectus
ambos sería el Homo antecessor (hace unos 800.000 años).
1,6 millones de años -
100.000 años

Homo antecessor
 EL PALEOLÍTICO
800.000 años
El hombre vivía en abrigos y cuevas, de la caza y la recolección, para lo
cual fabricó las primeras herramientas (hachas de mano, raspadores,
cuchillas). En los inicios del paleolítico inferior (Homo habilis y Homo
erectus) utilizaba simples guijarros con una arista cortante. En el paleolíti-
co medio (100.000-30.000 años), la cultura musteriense de los neanderta-
les perfeccionó la industria de lascas. En el paleolítico superior (40.000-
10.000 años), el Homo sapiens sapiens realizó útiles de piedra, hueso y asta
(arpones, espátulas). Creó las primeras manifestaciones artísticas: obras
Homo habilis escultóricas, como las «venus», figurillas femeninas de piedra (diosas de la
2,5 millones de años fecundidad), y pinturas rupestres (animales y escenas de caza) de gran
realismo.

 EL NEOLÍTICO Y LA EDAD DE LOS METALES

La Revolución Neolítica, se inició hace unos 10.000 años en el Próximo


Oriente, con el pulimento de la piedra, la cestería, la cerámica y el tejido, y
la sustitución de la economía depredadora paleolítica por la agricultura (cul-
tivo de cereales silvestres) y la domesticación de animales (ovejas y cabras).
Del nomadismo se pasó al asentamiento en poblados (sedentari-
Australopithecus
zación), donde los excedentes eran almacenados o inter-
cambiados, dando origen a la aparición del comercio y
a una nueva organización social.
El uso de la piedra llevó al descubrimiento de los
Árbol de la evolución minerales metálicos. Al principio se utilizaron el oro, la
humana a partir plata y el cobre para fabricar adornos. La metalurgia del
de los hallazgos cobre dio origen al calcolítico (hace 6.000 años). El des-
más recientes. cubrimiento del estaño, hace 4.600 años, dio lugar a la
Edad del Bronce (aleación de
cobre y estaño). La Edad del Divinidad femenina,
Hierro se inició en el II milenio a.C. Más abundan- símbolo de la fertilidad,
te que el bronce y el estaño, rompió la hegemonía procedente
de los pueblos dedicados al trueque de minerales. de Catal Hüyük.

508
historia universal • las Culturas Prehistóricas y A mérica

Poblamiento y Prehistoria de América


Las últimas glaciaciones dejaron al descubierto
las tierras del estrecho de Bering. Por este
corredor, hace más de 30.000 años, pasaron al
continente americano grupos de cazadores
siberianos siguiendo las manadas de grandes
herbívoros. Avanzando de norte a sur, llegaron a
Tierra del Fuego. Con el tiempo, desarrollarían
culturas muy diferenciadas entre sí.

Representación de la llegada al continente americano


de cazadores siberianos, a través del estrecho de Bering.

 INDUSTRIAS LÍTICAS AMERICANAS

Al período lítico corresponden guijarros con arista cortante y puntas de lanza, bifa-
ces, raspadores, etc. El período arcaico (paleolítico superior), más evolucionado,
está representado en Norteamérica por las industrias de la cueva de Sandia
(14000 años a.C.) y las de Clovis y Folsom (12000-10000 a.C.). Las puntas Clovis y
Folsom presentan una acanaladura central en ambas caras, que en América del Sur
no aparece en las del yacimiento de El Gobo (16000 años a.C.), en Venezuela, pero
sí en las de Inga (Ecuador) y la cueva Fell, en el extremo austral, ambos de unos
10.000 años de antigüedad. Al 8000 o 9000 a.C. corresponden las puntas de perfil
triangular. Muy posteriores (4000 a.C.) fueron las puntas con aletas o pedúnculo.

Punta de flecha Folsom, cultura de Nuevo México


de la que se conservan restos de industria lítica.

 NEOLITIZACIÓN

Entre el 5000 y el 4000 a.C., en la llamada América nuclear (México, Centroamérica, Andes), se ini-
ció la sedentarización. Hacia el 3000 a.C. aparece un neolítico asimilable al eurasiático (pulimento
de la piedra, agricultura, tejido, cerámica), del que surgirían las grandes civi-
lizaciones precolombinas. Sin embargo, a diferencia del Viejo Mundo, la
ganadería tuvo un desarrollo limitado, y no apareció la metalurgia del hie-
rro. En América del Norte, la economía
basada en la caza y la recolección persis-
tió hasta la llegada de los españoles: iro-
queses y algonquinos en la región de los
Grandes Lagos, y apaches, navajos,
comanches, pueblo, etc., en las Grandes
Praderas.

Composición idealizada de un poblado


en América del Norte.

509
historia universal • las Primeras C ivilizaciones

Civilizaciones del Próximo Oriente


Fruto de la Revolución Neolítica, en la llanura formada por los aluviones de
los ríos Tigris y Éufrates, llamada Mesopotamia («tierra entre ríos»),
surgieron a finales del IV milenio a.C. las primeras civilizaciones históricas.

El intendente Ebih-il, estatua de alabastro


procedente de Mari (h. 2400 a.C.).

 SUMERIOS

Hacia el 3300 a.C., los sumerios, de origen desconocido, se habían esta-


blecido en la Baja Mesopotamia. Estos poblados dieron origen a las pri-
meras ciudades Estado (Lagash, Kish, Ur, Uruk, etc.), gobernadas por un
rey llamado en o lugal, soberano absoluto y vicario del dios local. La vida
económica giraba en torno al templo. Por necesidades de la administración,
crearon un sistema de numeración y un sistema de escritura con punzones sobre tablillas de arcilla
(escritura cuneiforme).

Ruinas de Uruk, ciudad-estado sumeria


que floreció durante
el período protodinástico,
entre los años 2500 y 2000 a.C.

Cabeza de bronce procedente


de Nínive. Representa a Sargón I, fundador
del primer imperio mesopotámico.

 ACADIOS

Los acadios eran semitas llegados a Mesopotamia en sucesivas


oleadas desde Siria y Arabia. Hacia el 2340 a.C., un funcio-
nario semita de Kish, el futuro Sargón I, logró apode-
rarse del trono y, tras derrotar a Lugalzagisi, unificó
Mesopotamia, creando el primer Estado centralizado de la historia, con
capital en Akkad. Durante el reinado de su nieto Naram-Sin (h. 2260-
2234 a.C.), el Imperio acadio vivió su ultima etapa de esplendor. Varias
ciudades sumerias se independizaron, y la invasión de los guti, semitas
nómadas de las montañas atraídos por los fértiles valles, puso fin al domi-
nio de Akkad (2150 a.C.).

La estela de Naram-Sin narra la victoria


del rey de Akkad, investido de atributos divinos,
sobre los Lullubi, un pueblo del Zagros.

510
historia universal • C ivilizaciones del Próximo Oriente

 III DINASTÍA DE UR

El rey Utu-Hegal de Uruk expulsó a los guti y restableció la hegemonía sumeria.


La ciudad de Lagash vivió un período de prosperidad bajo el reinado de Gudea
(h. 2141-2122). Posteriormente, Urnammu, fundador de la III dinastía de Ur
(h. 2100 a.C.), logró imponer su dominio sobre la Baja Mesopotamia y se procla-
mó rey de Sumer y Akkad. Su sucesor, Shulgi (h. 2093-2046 a.C.), convirtió los
reyes locales en simples gobernadores y detuvo varias invasiones. Se creó una red
de canales y comunicaciones, incluso un rudimentario sistema bancario, y se
reconstruyó el imperio de Sargón I. Finalmente, las gue-
rras contra los pueblos vecinos fueron debilitando el
poderío de Ur.
Representación en actitud orante
de Gudea, rey de Lagash en el siglo XXII Juego de mesa
a.C. y una de las figuras destacadas procedente
del renacimiento sumerio. de Ur, en la Baja
Mesopotamia.

Astrolabio babilónico.
 PRIMER IMPERIO BABILÓNICO

El auge de las ciudades Estado (Isin, Larsa, Eshnunna, Mari, Assur)


abrió una nueva etapa de luchas hegemónicas. Larsa, imponiéndose a
Isin y otras ciudades, conoció el último florecimiento de la tradición
sumeria. A principios del s. XIX a.C. había llegado al trono de
Babilonia, antigua ciudad acadia situada en los confines de la Baja
Mesopotamia, la dinastía casita o amorrea. Su creciente pujanza le
llevó, bajo el reinado de Hammurabi (h. 1792-1750 a.C.), a impo-
ner su dominio a las ciudades vecinas y extenderlo a la Alta
Mesopotamia. Hammurabi promulgó el famoso Código de leyes, gra-
bado en una estela de diorita, y dio al país una sólida estructura política y
social. A la muerte de Hammurabi el poderío babilónico fue decayendo.
Mesopotamia fue saqueada por los hititas (1513 a.C.), pueblo indoeuropeo del
Asia Menor, y conquistada por los casitas (h. 1530-1160).

Una de las esfinges que flanqueaban la entrada


de Alaca Hoyuk, centro hitita de los siglos XIV-XIII a.C.
 LOS HITITAS

A finales del III milenio a.C. llegaron al Asia Menor los hititas, pueblo
indoeuropeo que se fusionó con la población autóctona. Un rey legendario,
de nombre Labarna, organizó el Estado hitita como una monarquía feudal
(h. 1700 a.C.). En el siglo XVI a.C., Hattusil I inició la expansión por
Anatolia, y Mursil I llegó hasta la actual Siria, y Babilonia. El reino hitita se
debilitó después por las luchas intestinas y la presión del Estado hurrita de
Mitanni, que tuvo su apogeo entre 1450 y 1350 a.C. El resurgimiento se
produjo bajo el reinado de Subiluliuma (h. 1385-1346 a.C.), verdadero for-
jador del Imperio hitita, que ocupó Mitanni y Siria. Su hijo Mursil II heredó
un Estado fortalecido y una gran potencia militar gracias a los carros de gue-
rra tirados por caballos. Finalmente, las divisiones internas aceleraron su deca-
dencia y fueron invadidos por los pueblos del mar (h. 1200 a.C.).

511
historia universal • las Primeras C ivilizaciones

Toro alado con cabeza de hombre


procedente del palacio del rey Sargón II
en Jorsabad.

Relieve del rey Assurbanipal, presidiendo


una parada militar desde su carro
de guerra, hallado en Nínive.

 ASIRIA

Los asirios, pueblo seminómada de pas-


tores y cazadores, muy belicoso, se halla-
ban establecidos desde el 2500 a.C. en el valle
alto del Tigris. En el siglo XVIII a.C. se entronizó en Assur, su
capital, una dinastía amorrita, a la que puso fin Shamshi-Adad I
(h. 1749-1717 a.C.). Más tarde el territorio asirio fue sometido
por el babilonio Hammurabi y, desde el siglo XV a.C., por Mitanni. Tras una etapa oscura, bajo el
reinado de Asur-Ubalit I (h. 1365-1330 a.C.), con el apoyo de los hititas y el faraón Amenofis IV,
Assur recobró la independencia. A partir del siglo X a.C. resurgió como una gran potencia militar
(Imperio Nuevo), que recurrió al terror y la crueldad para doblegar a sus enemigos. La expansión
territorial prosiguió con Sargón II (722-755 a.C.), Senaquerib (705-681 a.C.), que asedió Jerusalén,
arrasó Babilonia y estableció la capital en Nínive, y Assurbanipal (668-626 a.C.). Tras las guerras
civiles y la alianza de los medos con Babilonia, Nínive fue arrasada por Nabopolasar (612 a.C.) y
Asiria quedó incorporada al Imperio babilonio.

 EL IMPERIO NEOBABILÓNICO

El resurgimiento de Babilonia se inició durante el rei-


nado de Nabopolasar (h. 625-605 a.C.), general cal-
deo que se alió con los medos. Bajo su reinado,
Babilonia logró dominar la región siriopalestina, lle-
gando al delta del Nilo.

Restos del templo de Ninak, en Babilonia, testimonio de la


grandiosidad de las construcciones mesopotámicas.

Su sucesor, Nabucodonosor II (604-562 a.C.),


reconstruyó la capital con fastuosos monumen-
tos, derrotó a los egipcios y destruyó Jerusalén.
En cambio, no pudo evitar las luchas intestinas,
que no menguaron durante el reinado de Na-
bónido (556-539 a.C.), quien sucumbió ante la
política expansionista del persa Ciro el Grande.

Fragmento de uno de los plafones


de la Puerta de Ishtar de Babilonia
en ladrillo policromado.

512
historia universal • Civilizaciones del Próximo Oriente

 EL IMPERIO PERSA

Hacia el 1500 a.C. llegaron a la meseta irania varios grupos indoeuropeos, principalmente medos y
persas. En 550 a.C., el persa Ciro II el Grande, hijo de Cambises, de la dinastía de los Aqueménidas,
derrotó al ejército medo e impuso su hegemonía en todo el Irán. Conquistó Babilonia, avanzando
hasta el Mediterráneo, y por el este llegó hasta el valle del Indo. Su hijo Cambises (529-521 a.C.)
prosiguió la expansión persa con la conquista de
Egipto (525 a.C.). Darío I (521-486 a.C.), ver-
dadero organizador del imperio, conquistó Tracia
y Macedonia, al norte de Grecia.

Restos del palacio, en Pasargada, de Ciro II el Grande,


fundador del Imperio persa e impulsor
de una política expansionista.

Estableció la capital en Susa, que embelleció con grandes construc-


ciones, y reformó la administración y las leyes. Sin embargo, se enfrentó
a la rebelión de las ciudades griegas de la costa occidental del Asia Menor
que inició las guerras médicas (494-479 a.C.). En 492 a.C., el ejército
persa de Mardonio inició la invasión de Grecia, pero su flota fue des-
truida por una tormenta. Una nueva expedición persa fue
derrotada por los griegos en la batalla de Maratón (490 a.C.).

Bajorrelieve de Darío I decorando una


de las columnas del palacio de Persépolis.

Decadencia del Imperio persa


Jerjes I (496-464 a.C.), sucesor de Darío, reanudó la campaña contra las
ciudades griegas. Tras la victoria en la batalla de las Termópilas (480 a.C.)
saqueó Atenas, pero poco después sus naves fueron derrotadas en la bata-
lla naval de Salamina. En pleno esplendor del Imperio persa, Jerjes cons-
truyó una fastuosa capital en Persépolis. Fue asesinado en una conjura, y
su hijo Artajerjes II luchó en el interior contra las sublevaciones de los
sátrapas (gobernadores). Con la batalla de Arbelas o Gaugamela
(331 a.C.) Alejandro Magno completó la conquista del Imperio persa
aqueménida. La civilización persa había llevado a su esplendor la tradi-
ción cultural y artística de Mesopotamia. Tras la dominación macedo-
nia, los nómadas partos crearon un nuevo imperio en las tierras iranias
(h. 247 a. C.). Casi un siglo después, Ardacher, príncipe de origen persa,
fundó la dinastía sasánida, que regentó el Imperio hasta la invasión
árabe, en el siglo VII d.C.
Toros alados de tradición mesopotámica
en la Puerta de Jerjes I en Persépolis.

513
historia universal • las Primeras C ivilizaciones

El Antiguo Egipto
Durante tres milenios floreció en el valle del Nilo una de las más brillantes civilizaciones que ha
conocido la humanidad. El río Nilo, el más largo del mundo, desciende por el desierto de sur a
norte, a través de un valle estrecho y alargado, hasta desaguar en el Mediterráneo ramificado en
varios brazos, formando un delta. Cada año, con las lluvias tropicales caídas en el África Central,
de julio a octubre el río se desborda y deja una fértil capa de limo que proporciona excelentes
cosechas. A mediados del V milenio a.C se asentaron definitivamente en este valle grupos
neolíticos camitas y semitas. La agricultura obligó a realizar
grandes obras de canalización y drenaje, lo que
requería una organización política y
administrativa fuerte y centralizada.
En la Época Arcaica surgieron dos reinos, el Alto
Egipto, en el valle, y el Bajo Egipto, en el delta.
Según la tradición, un rey legendario llamado
Narmer o Menes unificó el país (h. 3000 a.C.) y
estableció la capital en Menfis, situada en la zona
de contacto entre el valle y el delta.

Mar Mediterráneo
Sais Gaza
Buto
Pelusium
Busiris
Bubastis Tanis (Avaris)
Gizeh Heliópolis
Saqqarah Menfis
Cuatro estatuas sedentes de tamaño colosal flanquean L. Moerís Meidum
Pen. de
Sinaí ARABIA
la entrada del templo de Abu Simbel, dedicado por Heracleópolis
Ramsés II al dios Amón-Ra, durante la XIX dinastía. Sinaí
Tell el Amarna
Hermópolis
Asyut
 IMPERIO ANTIGUO
N

Tinis
ilo

Abidos M
a
Ombos Coptos r
Hermontis Tebas
Tras la reunificación, los faraones de las dinastías Gran
Hierakompolis
R

I y II tuvieron su capital en Tinis (época Tinita). oasis Edfu


o
jo
Elefantina
Expulsaron a los beduinos del Sinaí e iniciaron la Siena (Assuán)
Primera
expansión por el sur hacia la Baja Nubia. En esta catarata
Límite del Imperio Antiguo
época se construyeron las primeras tumbas rea-
Abu Simbel
les, las mastabas, en forma de banco o pirámide Buhen
NUBIA

truncada. La II dinastía trasladó la capital a Segunda catarata


Límite del Imperio Medio
Menfis. A la III dinastía (h. 2778 a.C.) pertene-
ció el faraón Djoser, que hizo construir la pirámi- KUSH
de escalonada de Saqqarah. Formada por seis Tercera catarata
Kerma Cuarta
mastabas superpuestas, precedió a las grandes catarata
Napata Quinta
pirámides de Gizeh, que construyeron Keops, catarata
Límite del
Kefrén y Micerinos, de la IV dinastía (2700-2580 Imperio Nuevo
a.C.). El poder de los faraones fue debilitándose Meroe
a partir de la VI dinastía (2350-2200 a.C.), y en Ni
lo

el Primer Período Intermedio (h. 2190-2052 Jartum


a.C.), los nomarcas (gobernadores de las provin-
cias o nomos) se habían convertido en señores feu-
dales que gobernaban como monarcas absolutos. Egipto faraónico.

514
historia universal • el Antiguo Egipto

 IMPERIO MEDIO

El país quedó dividido en dos reinos, que el faraón tebano


Mentuhotep II (XI dinastía) reunió de nuevo, iniciando el
Imperio Medio. Con Sesostris III, de la XII dinastía, Egipto
llegó a uno de los momentos de máxima expansión. Se
construyeron los grandes templos de Karnak en honor
de Amón, nuevo dios oficial. Las dinastías XIII y XIV
abrieron el Segundo Período Intermedio, en el que las
luchas sucesorias y la decadencia económica favorecie-
ron la invasión de los hicsos (h. 1720), nómadas de la
región siriopalestina que fundaron sus propias dinas-
tías (XV-XVI).

Fresco de la tumba
del faraón Horembeb,
de la XVIII dinastía.
Detalle del templo de Karnak. Consta de una
serie de edificaciones erigidas por diversos
faraones en distintas épocas.

 IMPERIO NUEVO

El príncipe tebano Ahmasis expulsó a los hicsos, fundando la XVIII


dinastía. Se iniciaba la etapa de mayor esplendor en el valle del Nilo.
Amenofis I y Tutmés I avanzaron hasta Nubia y, por el este, hasta
Mesopotamia. La reina Hatshepsut impulsó las expediciones comer-
ciales y construyó el templo funerario de Deir el-Bahari. Bajo Tut-
més III (h. 1483-1450) el Imperio impuso su dominio en el Próximo
Oriente. La prosperidad culminó durante el reinado de Amenofis III
(1405-1367 a.C.), tras el cual estalló la crisis amarniana. Ante el poder
de los sacerdotes de Amón, dios de Tebas, Amenofis IV (h. 1367-1350) impuso el culto al dios
Atón, tomó el nombre de Akhenaton o Ajnaton y trasladó la capital a Tell el Amarna. A su muerte,
el clero de Amón encabezó la restauración tradicionalista. Tutankhamon retornó la capital a Tebas.
La XVIII dinastía se cerró con el reinado de Horemheb, que luchó contra los hiti-
tas. La decadencia definitiva del Imperio egipcio se inició con las dinastías XIX y
XX. Bajo la dinastía XXIII se dividió en pequeños reinos y principados, que caye-
ron en poder de los etíopes. Al dominio etíope (dinastía
XXV) puso fin Assurbanipal II (h. 662 a.C.), quien con-
virtió Egipto en una provincia asiria, hasta que Nekao II
fundó la XXVI dinastía (renacimiento saíta). La invasión
persa (525 a.C.) acabó definitivamente con la inde-
pendencia de Egipto, conquistado más tarde
por Alejandro Magno (333 a.C.) y luego
provincia romana (30 a.C.).

Los Colosos de Memnón, figuras en piedra que


representan a Amenofis III.
Son los únicos vestigios del templo funerario del faraón.

515
historia universal • las Primeras C ivilizaciones

 LA CIVILIZACIÓN EGIPCIA

La estructura social, religiosa y cultural del


Antiguo Egipto se mantuvo invariable a lo
largo de tres milenios. El faraón era venerado
como encarnación de Horus, el dios halcón (a
partir de la IV dinastía, fue venerado como
hijo de Ra). Le pertenecían todas las tierras y
tenía pleno dominio sobre sus súbditos, agri-
cultores y artesanos. Los nomarcas goberna-
ban las provincias. La administración estaba a
cargo de los altos funcionarios y los escribas.
Los sacerdotes tuvieron un papel preponde-
rante, reunieron grandes riquezas y ostenta-
ron importantes cargos públicos.

Escena del Libro de los Muertos. En su destino póstumo,


el difunto rinde homenaje, en el friso superior, a varios dioses
dispuestos en fila y, abajo, a la derecha, Horus le presenta
a Osiris entronizado como faraón.

Conjunto de figurillas en madera pintada


que representa a un grupo de artesanos,
hombres y mujeres, dedicados a la
elaboración del pan.

Los campesinos cultivaban trigo, cebada,


lino, mijo y hortalizas, actividades que se
complementaban con la caza, la pesca y la
ganadería, y estaban obligados a participar en
los trabajos públicos. Los esclavos, en su mayoría nubios, pertenecían al faraón. No existía el dinero
y para las transacciones internas se practicaba el trueque.
Tampoco surgió una clase de mercaderes o comerciantes, pues los inter-
cambios con el exterior eran monopolio estatal.
Los funcionarios adscritos a las diversas administraciones y a los tem-
plos representaban un gran número de puestos de trabajo. Por su parte, la
gran actividad constructora también requirió una mano de obra nume-
rosa. En los últimos siglos, la sociedad se tornó rígida y se estructuró
en auténticas capas sociales: nobles, campesinos, ganaderos, pescado-
res, etc. No hubo ejército permanente hasta el Imperio Nuevo, cuan-
do se instauró el servicio militar obligatorio. La religión fue un ele-
mento decisivo en el Antiguo Egipto.

Escriba sentado, figura en piedra policromada. Los escribas eran


una parte esencial de la compleja administración egipcia.

516
historia universal • el Antiguo Egipto

Osiris, dios civilizador y rey de Egipto, su esposa Isis, diosa madre y del universo, y su hijo Horus,
dios del cielo, eran las divinidades principales. En el Imperio Antiguo pasó a un lugar preponderan-
te el dios Ra, divinidad solar de Heliópolis, que
en el Imperio Nuevo se fusionó con el dios teba-
no Amón (Amón-Ra). Otras divinidades im-
portantes eran Anubis, el chacal, señor de los
muertos, Tot, dios de la sabiduría, y Hathor,
diosa del amor. Las creencias relacionadas con
una nueva vida más allá de la muerte dieron
lugar a la momificación de los cadáveres y la
construcción de grandes tumbas, las pirámi-
des, para los faraones.

Horus, representado con cabeza


de halcón, Osiris y su hermana
y esposa Isis.

CRONOLOGÍA

Milenio IV a.C. Existencia de dos reinos en el Alto y el Bajo Egipto. Primera unificación.

Hacia 3400 a.C. Primer faraón (seguramente el llamado Escorpión).

3000-2778 a.C. Dinastías tinitas. Inicios de la centralización y la burocracia.

2778-2723 a.C. Monarquía centralizada. Capital en Menfis. III dinastía.

2723-2423 a.C. Monarquía absoluta. IV dinastía (los constructores de pirámides). A partir de la VI dinastía, disgregación y feudali-
zación.

2200-2130 a.C. Primer período intermedio. Tras una etapa de decadencia y descomposición, se produce una reacción con la
IX dinastía (2040 a.C.).

2130-2065 a.C. Comienza la reconstrucción del poder faraónico. Unidad política y regreso a la monarquía centralizada.

2065-1786 a.C. Imperio medio. Poder faraónico reconstruido (dinastía XI). Centralización (dinastía XII).

1730-1580 a.C. El proceso anterior queda interrumpido por la invasión de los hicsos (hacia 1720 a.C.). Segundo período inter-
medio, que concluye con la expulsión de los hicsos por la dinastía XVII, al comienzo (desde 1650 a.C.) vasalla
de aquéllos.

1580-1344 a.C. Dinastía XVIII. Ahmasis y Tutmosis I, grandes constructores y restauradores del Imperio. La reina Hatshepsut es la
primera mujer a la que se reconoce carácter divino.
Con Tutmosis III se alcanza la mayor actividad conquistadora (Asia, Nubia).

1372 a.C. Sube al trono Akhenaton, que fracasa en su propósito de relegar al poderoso clero de Amón implantando el
monoteísmo (época de Amarna).

1344-1085 a.C. Dinastías XIX y XX. A la primera pertenecen Ramsés I y Ramsés II, éste vencido por los hititas en Kadesh. A la
segunda, Ramsés III, promotor de una reforma administrativa y gran constructor.

1085 a.C. Fin del período imperial.

1085-332 a.C. Dinastías XXI a XXX. Tras un período de desmembración feudal, Psamético I (664-610 a.C.), de la dinastía XXVI, ini-
cia la época saíta (capital, Sais).

525 a.C. Los persas invaden Egipto, que en lo sucesivo quedará sometido a poderes extranjeros.

517
historia universal • la Civilización Griega

Grecia
La civilización de la antigua Grecia fue el germen de la cultura occidental. Durante la Edad del
Bronce, habían surgido en la región del Egeo dos importantes civilizaciones, creadas por pueblos
de lengua griega. En la isla de Creta, la civilización minoica (2700-1250 a.C.), cuyos vestigios son
las ruinas de sus grandes palacios (Cnossos). En la Grecia continental, la cultura micénica (2700-
1100 a.C.), a la que a partir del 1950 a.C. se sobrepusieron los aqueos, vanguardia de las futuras
oleadas indoeuropeas, que crearon las primeras ciudades fortificadas (Micenas, Tirinto). Aqueos y
jonios se extendieron al área cretense y el Asia Menor. Hacia 1200 a.C., con las grandes
migraciones de pueblos indoeuropeos (los denominados pueblos del mar), llegaron a Grecia los
dorios, portadores de la metalurgia del hierro. Esta invasión arruinó las culturas del Egeo y sumió
la región en una etapa de decadencia (Edad Oscura), que sin embargo daría origen a la cultura de
la Grecia clásica. Las monarquías hereditarias fueron sustituidas por
monarquías electivas dominadas por una casta guerrera y terrateniente, y
la fragmentación del mundo micénico convirtió las ciudades en pequeños
centros políticos y religiosos. Las primeras polis (ciudades-Estado)
griegas aparecieron en las costas del Asia Menor.

Pasadizo de la muralla Restos de la sala hipóstila


de Tirinto, enclave micénico. en el palacio cretense
de Cnossos.

El mundo Egeo.

Mar Iliria Ponto Euxino


Magna
Adriático Tracia
Cumas Macedonia Bizancio
Grecia Pella Bitinia
Paestum Tarento Thasos
Metaponto Samotracia
Imbros Cízico
Epiro Frigia
Tróade
Corcira Lemnos Troya
Tesalia Lesbos Misia
M

Mar Tirreno Dodona


a

Eólida
r

Mar Jónico Eubea Pérgamo


Beocia Orcomenos Quios Lidia
E

Cefalenia Ática
g

Milai Eutresis Teos


Acaya
e

o Éfeso
Elide Corinto Atenas Magnesia
Sicilia Samos
Catania Zacintos Peloponeso Micenas
Agrigento Olimpia Arcadia Tirinto Naxos Mileto Caria
Laconia Islas Halicarnaso Licia
Gela Pilos Esparta
Mesenia Cos Xanthos
Melos Kameiros Yalisos
Mar Mediterráneo Cícladas Thera Rodas
Lindos

Mallia Gurniá
Cnossos Dreros
Haghia Tríada Creta Zakro
Praisos
Festos
La máscara de Agamenón,
hallada en Micenas.

518
historia universal • Grecia

 PERÍODO ARCAICO

La invasión doria provocó las migraciones de los primitivos griegos a las islas del Egeo y el Asia
Menor, donde fundaron las primeras colonias. Entre los siglos VIII y VII a.C., el exceso de población
y la expansión del comercio fueron la causa de una más extensa colonización que llegó hasta el norte
de África, el sur de Italia (Magna Grecia) y el Mediterráneo occidental. Las monarquías del período
oscuro evolucionaron hasta regímenes aristocráticos, con un Consejo (bulé o gerusía) como máximo
órgano ejecutivo y una Asamblea (ecclesia o ágora) formada por todos los ciu-
dadanos, cuyas atribuciones eran muy limitadas. El régimen aristocrático
dio paso a las oligarquías (gobierno de unos pocos).
A partir del siglo VII a.C., el apoyo popular fue la
base de las tiranías. En Atenas sobresalió el tirano
Pisístrato (s. VI a.C.). En esta ciudad, símbolo de
la Grecia clásica, el gobierno de las tira-
nías concluyó con las reformas de Clístenes
(508-507 a.C.), que extendieron los derechos civi-
les a amplias capas de población, abriendo el
camino a la democracia. Sólo los esclavos queda-
ron excluidos. En el Peloponeso, Esparta, ciudad
de población doria, mantuvo su aristocracia mili-
Templo dórico del siglo VI a.C, en Paestum (Magna Grecia), tar. Otras polis griegas importantes fueron
dedicado a la diosa Hera. Megara, Samos, Corinto y Egina.

 LA GRECIA CLÁSICA El Partenón, templo de Palas Atenea,


que corona la Acrópolis ateniense.
El período clásico de Grecia, durante el cual el
arte y la cultura alcanzaron su mayor esplendor,
abarca los siglos V y IV a.C. La expansión del
Imperio persa alcanzó a las ciudades jonias
del Asia Menor, que encabezadas por Mileto
habían recibido el apoyo militar de Atenas.
Las guerras médicas (494-479 a.C.) frenaron el
avance de los persas hacia Europa y consagraron
la hegemonía de Atenas. En la primera guerra
médica, los persas fueron derrotados por los ate-
nienses de Milcíades en la batalla de Maratón
(490 a.C.). En la segunda, cuando las ciudades
griegas se habían confederado en la liga de tarían a Esparta y Corinto, dirigidas por una
Corinto (481 a.C.), Jerjes incendió Atenas, poderosa aristocracia recelosa de los regímenes
pero la flota persa fue destruida en Salamina democráticos. Un conflicto entre Corinto y
(480 a.C.) y sus ejércitos derrotados en Platea Atenas fue el detonante de la guerra del
(479 a.C.). Tras la victoria, Atenas impuso su Peloponeso (431-404 a.C.), en la que Esparta y
hegemonía en el mundo griego al frente de la Corinto se beneficiaron de la alianza con Tebas
liga marítima de Delos (h. 477 a.C.). Los ate- y la ayuda de los persas. Atenas quedó sometida
nienses reconstruyeron su ciudad y su flota a Esparta, que impuso el gobierno de los Treinta
comercial. Atenas alcanzó la cumbre de su pros- Tiranos. En el año 394 a.C., una alianza de
peridad económica y el máximo florecimiento Atenas, Argos, Corinto y Tebas fue derrotada
cultural bajo el gobierno de Pericles (443- de nuevo por los espartanos en la batalla de
429 a.C.), quien reformó el sistema político y Coronea, pero la creciente expansión de Tebas
embelleció la ciudad con hermosos monumen- forzó luego una alianza entre Atenas y Esparta,
tos (Partenón). Al poderío ateniense se enfren- derrotadas en la batalla de Mantinea (362 a.C.).

519
historia universal • la Civilización Griega

 ALEJANDRO MAGNO Y EL HELENISMO

Tras un breve período de dominación tebana, la monarquía


macedonia sometió y unificó toda Grecia. Macedonia era un
Monumento
país periférico de población griega, con una economía agra-
conmemorativo de
ria, considerado semibárbaro por los griegos «helenizados». la batalla
Estaba gobernado por una monarquía militar, cuyo trono de Queronea,
ocupaba desde 359 a.C. Filipo II. Aprovechando la debili- llanura situada en el
dad de las ciudades griegas, Filipo derrotó a Tebas y Atenas centro de Grecia.
en la batalla de Queronea (338 a.C.). En esta batalla, que
consagró la hegemonía militar de Macedonia sobre los grie-
gos, tuvo un papel destacado el futuro Alejandro Magno
(356-323 a.C.), hijo de Filipo, al que sucedió en 336 a.C.
Ambicioso, inteligente y culto (había tenido por precep-
tor a Aristóteles), Alejandro liquidó el Imperio persa
(334-331 a.C.) y avanzó a través de Asia hasta el valle del
Indo, donde su fatigado ejército le obligó a emprender la
retirada.
En el camino de regreso, murió en la ciudad de
Susa a causa de unas fiebres, cuando aún no
había cumplido 33 años. Tras su muerte, las
prolongadas luchas entre sus generales (diádo-
cos) desembocaron en la formación de varios
reinos helenísticos, que perdurarían durante dos
siglos hasta caer bajo la dominación romana. Los reyes macedonios, que no alcanzaron a unificar
plenamente Grecia, se enzarzaron en luchas internas y descuidaron la consolidación económica.
Los centros económicos se desplazaron a oriente y acabaron desmoronándose los emporios mercan-
tiles de Atenas y Corinto, debido a la competencia de las ciudades emergentes como
Alejandría, Antioquía, Pérgamo, Rodas o Delos. Al producirse la decadencia del
comercio, la riqueza se identificó con la posesión de tierras, y desarrolló el lati-
fundio, siendo el Estado el propietario por excelencia y los griegos los más
favorecidos. Todo ello propició, a lo largo del período helenístico, el estallido
constante de revueltas de campesinos indígenas. En algunos lugares, como
en Egipto, estas revueltas también tuvieron un significado de rechazo al
extranjero. El período helenístico (ss. III-I a.C.) logró la proyección universal
de la cultura griega, fundida con elementos de la tradición oriental. El arte
helenístico se apartó del equilibrio clásico incorporando el gusto oriental por la
ornamentación y una mayor expresividad.
Una vez organizada
Macedonia
y aseguradas
las fronteras,
Filipo II, se lanzó
a dominar Grecia.

Mosaico del siglo IV a. C. en el que


aparece Alejandro Magno cazando leones
junto a Crátero.

520
historia universal • Grecia

Dos detalles sobre la batalla


de Issos, en la que Alejandro
Magno derrotó a los persas.
Abajo, el rey macedonio
montado sobre Bucéfalo.
Derecha, sarcófago
hallado en Sidón.

Un elefante de guerra
decora este plato cerámico
griego del siglo III a.C.

Itinerario de Alejandro Magno (334-324 a.C.)

Extensión del Imperio macedonio a la


Yaxde
muerte arteAlejandro Magno (323 a.C.)
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CAPADOCIA (331 a.C.) IA ARACOSIA


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Conquistas y expediciones
de Alejandro Magno (334-324 a.C.).

Sarcófago de Alejandro con escenas


de lucha entre griegos y persas.

521
historia universal • la Civilización R omana

Rómulo y Remo, fundadores míticos


El Mundo Romano de Roma, son amamantados
por la loba
Capitolina.

En el centro de la península Itálica, desde el


siglo VIII a.C., los etruscos estaban organizados
en una confederación de doce pueblos. Habían
desarrollado una brillante civilización influida por
las culturas orientales y grecomicénicas. Según la
leyenda, Roma fue fundada hacia 750 a.C. por
Rómulo y Remo, hijos de Rea Silva y del dios Marte,
abandonados junto al río Tíber y amamantados por una
loba. La arqueología sitúa el origen de la ciudad en una
pequeña aldea existente desde el siglo IX a.C. Formaba
parte de una confederación de poblados latinos, gobernados
por una monarquía latino-sabina (750-617 a.C.), a la que sucedió una dinastía de reyes etruscos,
los Tarquinos (616-509 a.C.). La sociedad romana estaba a la sazón organizada en familias o gens,
unidas por un antepasado común, que daba nombre al grupo, y por los cultos religiosos. Las gens se
agrupaban en curias, según el lugar de origen de sus componentes, distribuidas a su vez en tres
tribus. La escala social distinguía tan sólo dos clases de hombres libres, los patricios, nobles y
guerreros con linaje, que detentaban el poder político y económico, y la plebe, formada por los
artesanos, los campesinos y los comerciantes. Los esclavos se consideraban bienes patrimoniales.

 LA REPÚBLICA ROMANA

Hacia 510 a.C., los patricios romanos se levantaron contra el último rey etrusco,
Tarquino el Soberbio, e instauraron la República, que perduraría durante cinco
siglos. El gobierno lo ejercían magistrados electos con mandatos limitados. Los
pretores se encargaban de la justicia y la milicia. Más tarde fueron sustituidos
por dos cónsules, que en las épocas de crisis designaban temporalmente a un
dictador con plenos poderes. A los cuestores correspondía la administración
de la hacienda pública. Para poner fin a las luchas entre patricios y plebeyos,
a estos últimos se les permitió elegir como representantes a los tribunos de
la plebe y, en época muy posterior, acceder a las altas magistraturas del
Estado. Cuando la igualdad jurídica hubo acabado con la lucha de clases,
la República romana pudo afrontar la amenaza del exterior.
Las luchas contra otros pueblos le proporcionaron, a mediados del si-
glo III a.C., el dominio sobre toda la península Itálica, donde fundaron
numerosas ciudades. Tras esta expansión, cuando Roma quiso ampliar su
área de influencia, entró en competencia con Cartago, primera potencia
naval y mercantil del Mediterráneo occidental, fundada por fenicios de
Tiro en el norte de África, cerca de la ciudad de Túnez (h. 814 a.C.). Roma
y Cartago se enfrentaron en las guerras púnicas por la hegemonía en el
Mediterráneo (ss. III-II a.C.), resultando vencedora la primera. Una vez
obtenido el dominio del Mediterráneo occidental, los romanos se exten-
dieron hasta Grecia, el Oriente Medio y Egipto.

Grupo escultórico que representa a un patricio romano


sosteniendo los bustos de sus antepasados.

522
historia universal • el Mundo Romano

 LA CRISIS REPUBLICANA

Julio César, Los nuevos territorios conquistados se convirtieron en la


hábil político fuente de materias primas para Roma, que a partir de
y reformador, entonces, a través del mundo helenístico, fue asimilando
llegó a la influencia de la antigua cultura griega. Los cambios
concentrar casi
socioeconómicos surgidos de esta expansión imperialis-
todo el poder en
sus manos.
ta desembocaron en la crisis de la República. Después de
la fracasada reforma agraria de los hermanos Tiberio y
Cayo Graco, tribunos de la plebe que combatieron los pri-
vilegios de la aristocracia, el general Cayo Mario (107
a.C.), al llegar al consulado, abogó de nuevo por una polí-
tica favorable a los intereses populares. Su reforma del ejér-
cito abrió las puertas de la milicia a las clases menos favorecidas.
La reacción de la oligarquía estuvo encabezada por otro general, Lucio Cornelio Sila, que atacó
Roma con sus tropas e instauró la dictadura (82-79 a.C.). Años después de la muerte de Sila,
Pompeyo, Craso y César formaron el primer triunvirato (59 a.C.). Julio César conquistó y pacificó
las Galias, pasando luego a Britania, y más tarde, muerto Craso, se enfrentó a Pompeyo por el con-
sulado.

Efigie de Marco Emilio Lépido


en un denario.
Leal a César,
formó parte del segundo
triunvirato hasta su disolución
y conservó la dignidad
de sumo pontífice hasta
su muerte.

César se adueñó de Roma (49 a.C.) e instau-


ró la dictadura perpetua. Con todo el poder en
sus manos, acometió un ambicioso plan de refor-
mas, hasta que en 44 a.C. fue asesinado en una
conjura tramada por los partidarios de la
República, temerosos de que se propusiera ins-
taurar una monarquía. No obstante, los miem-
bros que constituyeron el segundo triunvirato
(43 a.C.) pertenecían también al círculo de
César: Octavio, Marco Antonio y Lépido.
Marco Antonio se alió en Egipto con la reina
Cleopatra, que aspiraba a crear un imperio
oriental. Octavio, que había logrado apartar a
Lépido, le derrotó en la batalla naval de Actium
(31 a.C.). Egipto se convirtió en provincia roma- Estas columnas son casi los únicos vestigios
na, y Octavio regresó a Roma para asumir en del templo de Venus Genitrix (Madre) en el foro
solitario el gobierno. de César (46 a.C.), en Roma.

523
historia universal • la Civilización R omana

 EL IMPERIO ROMANO

Aparentando respetar la legalidad republicana, Octavio Augusto fue acumu-


lando poder y títulos (imperator, augustus, princeps) y se convirtió en el primer
emperador romano (27 a.C.-14 d.C.). Reorganizó el Senado, consolidó las
fronteras del Imperio e introdujo el culto imperial. La cultura latina vivió
entonces su siglo de oro. Aunque al fallecer, para distanciarse de las monar-
quías hereditarias, no había designado sucesor, le sucedieron cuatro empe-
radores de su misma familia (dinastía Claudia-Julia), a la que pertenecie-
ron los déspotas Calígula y Nerón. A la muerte de este último (68 d.C.),
Tito Flavio Vespasiano, proclamado emperador por las legiones de
Oriente, fundó la dinastía Flavia (69 d.C.), a su vez sucedida por los
Antoninos (96 a.C.).

Octavio Augusto
ataviado como
El emperador
sumo pontífice,
Adriano (117-138)
cargo en el que
construyó una
sucedió a Lépido.
muralla en Britania,
que separaba lo
que hoy es
Inglaterra de los
belicosos celtas.

Esta dinastía, tras una etapa de prosperidad, asistió al inicio


de la decadencia romana. La dinastía de los Severo (193 a.C.)
logró restaurar el orden imponiendo la preponderancia del estamento militar, hasta que sobrevino
un período de anarquía (235-268 d.C.), agravado por la llegada de las primeras oleadas de tribus
germánicas a la frontera danubiana. El reinado de Diocleciano (284-305) supuso un período de
estabilidad, que se mantuvo también bajo Constantino el Grande (306-337). Éste promulgó el edic-
to de Milán (313), otorgando la libertad religiosa a sus súb-
ditos, que benefició a los cristianos.
Para centralizar la administración del Miniatura
Imperio, y también por su proximidad a la de Constantino en
amenazada frontera del Danubio, trasladó la víspera de la
batalla de Puente
la capital a Constantinopla (330). Un Milvio en la que
general hispano llegado a la dignidad derrotó a
imperial, Teodosio (379-395), convirtió el Majencio.
cristianismo en religión oficial. Al morir
dividió el Imperio entre sus dos hijos.
Occidente recayó en Honorio, con capital en Milán y pos-
teriormente en Rávena, y Oriente en Arcadio, con capital
en Constantinopla. Italia fue invadida por los visigodos de
Alarico (408-410). Años más tarde, las legiones romanas,
apoyadas por los godos, obtuvieron su último triunfo
militar al vencer a Atila en la batalla de los Campos
Cataláunicos (451). Pero los emperadores estuvieron en
manos de los jefes germanos, que detentaban verdadera-
mente el poder, y el año 476 el hérulo Odoacro depuso al
último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo,
creando el reino de Italia.

524
historia universal • el Mundo Romano

 EL IMPERIO BIZANTINO

El Imperio romano de oriente, también llamado Imperio


bizantino por el antiguo nombre de Constantinopla
(Bizancio, colonia griega fundada en el siglo VII a.C.),
vivió su período de máximo florecimiento bajo el empe-
rador Justiniano I (527-565), que volvió a dominar parte
de la península Itálica y la costa levantina de la península
Ibérica. Mandó compilar el Corpus Iuris Civilis, recogien-
do la antigua tradición jurídica de Roma, y construyó la
gran basílica de Santa Sofía de Constantinopla y los tem-
plos de Rávena.
La dinastía macedónica (867-1057) consolidó defini-
Basílica de Santa Sofía, siglo VI. Vista exterior tivamente la presencia bizantina en Rusia, Macedonia,
en la que se aprecia la monumentalidad Serbia y Bulgaria. Sin embargo, los conflictos religiosos
de la cúpula central. debilitaron el Imperio, que en 1054 rompió la unidad reli-
giosa con Roma (Cisma de Oriente). Quedó dividido
cuando los cruzados tomaron Constantinopla (1204) y sucumbió, finalmente, ante la invasión de los
otomanos (1453). En el ámbito artístico y cultural, había fundido la herencia grecorromana con las
influencias orientales y occidentales.

Provincias del Imperio romano.

Mar del Fronteras del Imperio romano


tico

HIBERNIA Norte en el siglo I


Eburacum
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Alejandría PALESTINA
Á R A B E S
CIRENAICA
Menfis

EGIPTO

Ruinas helenísticas
de la biblioteca de Pérgamo,
en Asia Menor.

525
historia universal • la Alta Edad Media

Feudalismo e Islam
Los orígenes del feudalismo medieval europeo pueden hallarse, en
algunos de sus aspectos, en las sociedades romana y germánica
anteriores a las invasiones. Sin embargo, fue en la Europa
germánica –ss. V al VIII– donde empezaron a desarrollarse,
llegando a su punto más álgido en la segunda oleada
de invasiones –ss. VIII al X.

Fíbula visigoda en forma de águila.


Mausoleo de Teodorico el Grande
en Rávena.  LOS REINOS GERMÁNICOS

A finales del siglo V, tras la desaparición del Imperio romano de occidente,


fueron surgiendo en Europa diversos reinos germánicos. Los francos se esta-
blecieron en la Galia y Europa central, donde se fundieron con la población
galorromana. Los visigodos, de religión arriana, en el sur de la Galia y la
península Ibérica. Los ostrogodos dominaron la península Itálica, y aunque
intentaron crear un federación de pueblos germánicos, en el siglo VI sucum-
bieron ante los bizantinos. Por último, los anglos, sajones y jutos se estable-
cieron en las tierras llanas del sureste de Gran Bretaña, donde a finales del
siglo VII estaban agrupados en siete reinos (Heptarquía anglosajona). Estos
pueblos, organizados en tribus, dominaban la metalurgia del hierro y comple-
mentaban una agricultura rudimentaria con la ganadería. En los nuevos territo-
rios, más extensos y poblados, intentaron implantar sus costumbres y su organiza-
ción social, basada en una monarquía electiva. Sin embargo, siendo minoritarios
frente a la población romanizada, se adaptaron a las costumbres e instituciones lati-
nas, en particular la lengua, la religión (católica o arriana) y la monarquía hereditaria.

 EL PAPEL UNIFICADOR DEL CRISTIANISMO

En la última etapa del Imperio romano, la Iglesia había desempeñado un importante papel. Cuando
el primero fue sustituido por los reinos germánicos, era la única institución que mantenía una orga-
nización administrativa (diócesis, obispados) y la que pudo preservar los restos de la civilización la-
tino-cristiana. En especial, el papa san Gregorio I Magno (590-604) realizó un gran esfuerzo para
la evangelización de los pueblos germánicos y la erradicación de las herejías surgidas en los primeros
siglos de la Edad Media (arrianismo, monofisismo, nes-
torianismo). Favoreció además el desarrollo de la vida
monástica, cuyas primeras manifestaciones tuvieron lugar
en Egipto desde el siglo III, primero con los anacoretas, y
más tarde con la primera comunidad religiosa fundada
por san Pacomio (s. IV). Estas comunidades se difundie-
ron luego por occidente, donde la orden benedictina
extendió por Europa sus monasterios, que preservaron la
cultura latino-cristiana durante cerca de mil años.

El Triunfo de la cruz. Detalle


de un tapiz copto, siglo VI.

526
historia universal • Feudalismo e Islam

 EL IMPERIO CAROLINGIO

El primer reino germano que logró consolidar


una monarquía estable fue el de los francos.
Clodoveo I, reconocido por el emperador
bizantino y convertido al catolicismo, impuso
su dominio en toda la Galia y fundó la dinas-
tía merovingia. A su muerte, el reino quedó
dividido entre sus hijos, hasta que de nuevo
fue unificado por Clotario II (584-629), quien
en 613 se proclamó rey de todos los francos.
Desde principios del siglo VII, los monarcas
merovingios dejaron el gobierno en manos
Coronación de Carlomagno por el papa León III, de los denominados «mayordomos de pala-
según una miniatura medieval. cio». Uno de estos dignatarios, Pipino el Breve
(714-768) destronó al último merovingio y
entronizó la dinastía carolingia (751) con el apoyo de la Iglesia.
También Pipino, al morir, repartió el reino entre sus hijos,
Carlos el Grande y Carlomán. Al fallecer este último
(771), todo el legado carolingio se concentró en
manos de Carlos el Grande (768-814), que
pasaría a la historia como Carlomagno.

Castillo-fortaleza
de Cardona
(España), construido
en la segunda mitad
del siglo IX.

Con numerosas campañas militares, Carlomagno conquistó el reino lombardo de Italia, donde
reconoció y consolidó el Estado Pontificio, sometió a los sajones del nordeste del Rin, a los bávaros
de la actual Alemania y a los ávaros del centro de Europa. Como barrera contra los árabes, creó la
Marca Hispánica en el norte de la península Ibérica. Erigido en
defensor de la Cristiandad, fue coronado emperador en Roma por el
papa León III el día de Navidad del año 800. Su meta era emular al
antiguo Imperio romano de occidente, y prestó especial atención
al desarrollo cultural y artístico. Aunque su hijo y sucesor, Luis el
Piadoso (814-840), mantuvo la unidad del Imperio, los condados en
que Carlomagno había dividido sus dominios se hicieron heredita-
rios, iniciándose la etapa conocida como feudalismo. En Alemania,
la casa ducal de Sajonia había afianzado su hegemonía entre los seño-
ríos germánicos. En el año 962, Otón I (936-973), rey de Germania
e Italia, fue coronado emperador en Aquisgrán con el mismo cere-
monial que Carlomagno. Nacía el Sacro Imperio Romano Germá-
nico, que nominalmente perduraría hasta el siglo XIX.

El emperador Otón I coronado por la


Virgen María. Miniatura del siglo X.

527
historia universal • la Alta Edad Media

Miniatura medieval que representa un acto


de donación del señor feudal a su siervo.

 EL FEUDALISMO

El feudalismo nació de la confluencia de diversas instituciones


romanas y germánicas, fomentado por la autarquía y el aisla-
miento. Sus raíces se remontan a los últimos tiempos del Imperio
romano, cuando se extendió el latifundismo. De los pueblos ger-
mánicos heredó las relaciones de fideli-
dad que unían a los nobles con su rey, y
a los guerreros o vasallos con sus seño-
res. Estos últimos ofrecían su fidelidad
y sus servicios a su señor a cambio de
su protección, en un pacto que obli-
gaba a ambas partes me-
diante juramento.

Este pacto se establecía mediante el ritual del homenaje


que un vasallo prestaba a su rey o su señor. En la ceremonia,
el vasallo se arrodillaba ante el señor y juntaba las manos, que aquél toma- Cristo crucificado,
ba entre las suyas (a veces, recibía del vasallo un beso de fidelidad, el óscu- con la túnica
lo). Luego, con la mano puesta cubriendo su cuerpo
sobre la Biblia o sobre los hasta las rodillas,
Evangelios, prestaba el jura- 1150.
mento de fidelidad. Acto segui-
do se procedía a la investidu-
ra, en la que el señor hacía la
cesión del beneficio o feudo de
forma simbólica (mediante la
entrega de una espada a un gue-
rrero, un báculo episcopal a un obispo, un puñado de tie-
rra a un campesino, etc.).
Los reyes, los nobles y los señores ejercían sobre sus
territorios y vasallos un dominio autónomo, que les facul-
taba para administrar justicia y recaudar impuestos. La
base económica de los feudos era la explotación del cam-
pesinado, unido a la propiedad de la tierra (siervos de la
gleba). Durante la época feudal surgieron en Europa las
lenguas romances (castellano, francés, italiano, etc.) y el
arte románico, que se manifestó principalmente en la
arquitectura, la escultura y la pintura.

Estructura jerárquica de la sociedad medieval


representada en un árbol genealógico,
según una miniatura de la época.

528
historia universal • Feudalismo e Islam

 NACIMIENTO Y EXPANSIÓN DEL ISLAM

La península Arábiga, cuna de los pueblos semitas, estaba poblada por


tribus de pastores nómadas (beduinos). En las inmediaciones de la costa
del mar Rojo habían surgido dos ciudades dedicadas al comercio, La
Meca y Yatrib. Mahoma (571-632), el fundador del Islam, nació en
La Meca. Profundamente religioso, había viajado por Siria y Palestina,
donde pudo conocer el judaísmo y el cristianismo. Consagrado al estudio
y a la meditación, vio en la religión el elemento aglutinador de las tribus
beduinas. Según sus seguidores, cuando contaba 40 años se le apareció el
arcángel san Gabriel para anunciarle que había sido elegido por Dios.

Ascensión del profeta Mahoma al


cielo, acompañado del arcángel
Gabriel. Miniatura del siglo XIII.

Mahoma predicó una fe sencilla, basada en la sumi-


sión o islam de los creyentes a Alá, dios único y todopo-
deroso. Su doctrina está contenida en el Corán, el libro
sagrado de los musulmanes, donde se hallan los cinco
preceptos o pilares de la fe: la profesión de fe en Alá, la
oración cinco veces al día mirando hacia La Meca, el
ayuno diurno durante el mes del Ramadán (noveno del
año lunar de los árabes), la limosna y la peregrinación a
La Meca.
Páginas de un Corán, el libro sagrado
de los musulmanes.

Enfrentado a los comerciantes de La Meca, Mahoma emigró con


sus primeros fieles a Yatrib, la actual Medina, el año 622 (inicio de
la Hégira o era musulmana). Allí encontró mejor acogida, y en 624
tenía el mando de la ciudad, que fue rebautizada como Madinat
al-Nabí (la ciudad del Profeta). En 630 tomó La Meca. Cuando
murió había unificado todas las tribus de Arabia. Sus sucesores, los
califas, extendieron la fe islámica desde el Próximo Oriente al Asia
central. Muhawiya, gobernador de Siria, fundó el califato omeya de
Damasco (661-750), al que sucedió el califato abasí de Bagdad
(754-1055), fundado por Al-Mansur. Bajo los
omeyas se llevó a cabo la invasión de la
península Ibérica (711). La decadencia de
los abasíes condujo a la disgregación
de su califato de manos de los emires,
que acabaron independizándose.
El arte islámico heredó la influencia Pabellón del tesoro en el patio
de Persia y Bizancio. A través de los de la gran mezquita
autores musulmanes recibió la Europa de los Omeya, en Damasco (Siria).
medieval el saber de la Antigüedad.

Dinar de oro del califa cordobés


Al Hakam II, procedente de Medina Azahara (España).

529
historia universal • la Baja Edad Media

Ciudades y Catedrales
En la Baja Edad Media occidental, que abarca
el período comprendido entre los siglos XII y
XV, las ciudades volvieron a ser el centro de
gravedad económico, social y cultural, y en
ellas se levantaron imponentes
catedrales, erigidas como signo de
ostentación por la rica burguesía.

Ilustración miniada con san Luis,


rey de Francia, y sus caballeros en un combate
durante la octava cruzada.

 LAS CRUZADAS
En el siglo XI, Europa fue recuperándose de la crisis
provocada por la desmembración del Imperio carolin-
gio y las invasiones normandas. Al mismo tiempo, en
el Próximo Oriente, los turcos selyúcidas, que habían
destruido el califato de Bagdad, ocupaban Jerusalén
(1078). Los reinos cristianos europeos, a lo largo del
siglo XII, enviaron varias expediciones militares a
Tierra Santa, las cruzadas, para recuperar los Santos
Lugares. La primera cruzada (1096-1099) logró con-
quistar la ciudad santa, donde los cruzados fundaron
un reino feudal (1009-1187), que la segunda cruzada
(1147-1149) tenía que defender de la amenaza musul-
mana, fracasando por el enfrentamiento entre sus jefes.
Miniatura que representa el saqueo de la ciudad
santa de Jerusalén en 1099,
durante la primera cruzada.

La tercera (1188-1192) y la cuarta (1202-


1204) cruzadas tenían como objetivo
Egipto, pero la cuarta fue desviada por
Venecia, por intereses comerciales, hacia
Constantinopla, donde los cruzados fun-
daron un Imperio latino que pervivió
hasta 1261. La quinta cruzada (1217-
1221) se dirigió también contra Egipto.
La sexta (1228-1229) conquistó una
vez más los Santos Lugares. La sépti-
ma (1248-1254) y la octava cruzadas
(1272) fueron organizadas por san Luis
Caballeros cristianos recibiendo instrucciones (Luis IX), rey de Francia, quien en la pri-
de Godofredo de Bouillon en la primera cruzada, mera fue apresado, y en la última murió
según una miniatura medieval. de peste en Túnez.

530
historia universal • Ciudades y Catedrales

 LA EUROPA GÓTICA Clase de derecho


notarial en la
Universidad de
A lo largo de la Baja Edad Media, se produjo en Europa una
Bolonia. Miniatura
serie de transformaciones que conducirían al surgimiento de del siglo XV.
una nueva clase social, la burguesía, y el desarrollo
de la economía monetaria. El incremento de la
actividad agraria, fruto de la aparición de nuevos
métodos de cultivo y la colonización y roturación
de nuevos territorios, favoreció el crecimiento
demográfico, que duplicó la población europea.
Se multiplicaron los intercambios entre el campo
y la ciudad, y en las viejas ciudades medievales
fueron apareciendo los barrios de los artesanos y
los comerciantes, los burgos, cuyos habitantes
(burgueses) crearon gobiernos comunales para
emanciparse de los señores feudales. Las rutas
comerciales abarcaron cada vez mayor amplitud
geográfica. El comercio bajomedieval tuvo dos
focos marítimos fundamentales, el Mediterráneo
(Venecia, Génova, Pisa, Marsella), para las rutas de oriente (especias, seda), y los puertos del Báltico
y el mar del Norte (Brujas, Lübeck, Riga, Hamburgo), para el comercio de la Europa atlántica
(maderas, cereales, pieles, lana). Para proteger el tráfico comercial, se crearon asociaciones como la
liga Hanseática de las ciudades bálticas. Fruto de la intensa actividad mercantil, surgieron los ban-
queros y nuevas técnicas financieras (letras de cambio). Aparecieron las universidades (Bolonia,
París) y, con el desarrollo de nuevas técnicas constructivas (arco apuntado, bóveda de crucería), en
las grandes catedrales europeas se manifestó en todo su esplendor el estilo gótico.

Entrada del emperador germánico Federico I


Barbarroja en Milán, en 1158.

 DECADENCIA DEL SACRO IMPERIO


El Sacro Imperio Romano Germánico fundado por
Otón I comprendía los reinos de Germania e Italia,
con los Estados Pontificios, Borgoña, Provenza y
Polonia. Los primeros emperadores germánicos, para
cimentar su dominio, utilizaron al papado como un
simple feudatario, imponiendo pontífices y dirigien-
do los asuntos de la cristiandad. Cuando los papas rei-
vindicaron la independencia de la Iglesia, se produjo el enfrentamiento en la llamada querella de las
Investiduras (1073-1122), en la que los emperadores germánicos perdieron el privilegio de designar
los altos cargos eclesiásticos. Este hecho marcó el inicio de su decadencia, en beneficio de los gran-
des señores feudales alemanes y las ciudades italianas, que se unieron en la Liga Lombarda. El
emperador Federico I Barbarroja (1152-1189), que intentó restaurar la autoridad imperial, fue
derrotado en la batalla de Legnano (1176), teniendo que reconocer la independencia de la Santa
Sede y los privilegios de las ciudades de la Liga. En el norte de Italia, sin embargo, continuaron los
enfrentamientos y rivalidades entre güelfos (partidarios del papa) y gibelinos (partidarios del empe-
rador). A partir del siglo XIII, el Imperio quedó reducido al antiguo reino germánico, fragmentado
en un mosaico de principados casi independientes.

531
historia universal • la Baja Edad Media

 LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS


En el siglo IX, los normandos habían puesto fin en Inglaterra a la heptarquía anglosajona y se ha-
bían instalado asimismo en el oeste de Francia (Normandía). Sin embargo, Inglaterra no tardó en
recuperar su monarquía, hasta que Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, se adueñó
nuevamente del reino inglés (1066). Uno de sus sucesores, Enrique II Plantagenet (1154-1189), por
su boda con Leonor de Aquitania am-
plió con estos dominios los que ya po-
seía en suelo francés. En Francia, dividi-
da en pequeños Estados feudales desde la
desaparición del Imperio carolingio, los
sucesores de Carlos el Calvo, hijo de Luis
el Piadoso, dieron paso a la dinastía funda-
da por Hugo Capeto (987-996). El rey de
Inglaterra, por sus posesiones francesas, era
vasallo del rey de Francia, pero más pode-
roso que éste por la extensión de sus terri-
torios. El rey francés Felipe II Augusto
(1180-1223) arrebató Normandía a los
ingleses, que aún conservaban el ducado de
Detalle del tapiz de Bayeux con la batalla de Hastings, que enfrentó Aquitania.
a daneses y normandos en 1066.

Muerto sin descendencia masculina Carlos VI de Francia, último Capeto, cuya hermana había
casado con Eduardo II de Inglaterra, subió al trono Felipe VI (1328-1350), primer monarca de la
casa de Valois. El futuro Eduardo III de Inglaterra (1327-1377), hijo de Eduardo II, reclamó sus
derechos al trono francés. Además del conflicto dinástico y por el vasallaje de los reyes ingleses, exis-
tían intereses económicos (el dominio marítimo). En 1339, Erique III inició una guerra que, con
algunos intervalos, se prolongaría hasta 1453. Tras la vic-
toria inglesa en la batalla de Crécy (1346) y la toma del
puerto de Calais (1347), en el canal de la Mancha, la gue-
rra se detuvo a causa de la aparición de la peste negra. En
1355 se reanudaron los combates. El rey francés Juan II el
Bueno cayó prisionero de los ingleses, y Francia se hun-
dió en el caos. Hasta que Carlos VI el Bienamado (1380-
1422) restableció el orden y fue recuperando terreno a los
ingleses. En 1380 la guerra se interrumpió durante
35 años por conflictos internos de los dos países. En 1415,
Enrique V de Inglaterra derrotó a los franceses en la bata-
lla de Azincourt. Esta victoria parecía decisiva, cuando en
el bando francés, una joven campesina que tenía visiones
místicas, Juana de Arco, al mando del ejército de Car-
los VII de Francia liberó el sitio de Orléans (1429). En
1441, los ingleses firmaron una tregua de nueve años, pero
rompieron la tregua y fueron vencidos en varias batallas,
perdiendo todas sus posesiones en suelo francés salvo la
plaza de Calais. Ningún tratado puso fin a la guerra.

La batalla de Crécy en 1346, que significó la victoria para los


ingleses durante la guerra de los Cien Años.

532
historia universal • Ciudades y Catedrales

 LA CRISIS DEL SIGLO XIV


Las guerras, el hambre y las epidemias
hicieron del siglo XIV una etapa particular-
mente crítica y difícil. Las malas cosechas
y las bajas en el campo de batalla diezma-
ron la población campesina, y la hambruna
se abatió sobre parte de Europa entre
1315 y 1317. Pero la mortandad sería aún
mucho mayor a causa de las epi-
demias, especialmente la
peste negra.
Miniatura alusiva a la peste negra que asoló
Europa a mediados del siglo XIV.

También la Iglesia viviría una etapa de declive con


el Cisma de Occidente (1378-1417). Felipe IV
el Hermoso logró imponer un papa francés,
Clemente V (1305-1314), que trasladó la
corte papal a Aviñón. Sus sucesores, tam-
bién franceses, fueron marionetas al
servicio de los reyes de Francia.

Palacio de los papas de Aviñón (Francia),


desde donde los pontífices rigieron la
cristiandad desde el año 1309
hasta 1377.

A la muerte del papa Gregorio XI (1370-1378),


los cardenales italianos eligieron un papa italiano,
Urbano VI (1378-1389), y los cardenales franceses
designaron a Clemente VII (1378-1394). La cris-
tiandad quedó dividida entre dos pontífices. En 1409
ocupaban el solio pontificio el español Benedic-
to XIII (el papa Luna), en Aviñón, y Gregorio XII
en Roma. Para poner fin al cisma, los cardenales eli-
gieron en Pisa un nuevo papa, Alejandro V, sin tener
la renuncia de los otros dos. Finalmente, el conci-
lio de Constanza (1414-1418) logró las renun-
cias de Alejandro V y el papa romano (no la de
Benedicto XIII, que se retiró al castillo valenciano
de Peñíscola) y eligió el nuevo papa Martín V (1417-
1431).

Elección del papa Martín V en 1417 durante


el concilio de Constanza.

533
historia universal • América Precolombina

Culturas Mesoamericanas y Andinas


Las culturas que florecieron en América fueron muy diversas, con
predominio de las estructuras tribales, constituyendo sólo grandes
imperios en las áreas mesoamericana y andina.

 PERÍODOS PRECLÁSICO Y CLÁSICO

En la costa de Tabasco y Veracruz (La Venta, Tres Zapotes), los olmecas (h. 1200 a.C.-300 a.C.),
dejaron las primeras pirámides y unas cabezas de piedra de proporciones colosales. En el sur de
México y Guatemala vivían los primeros grupos de lengua maya. En Colombia florecieron la cultu-
ra de San Agustín (ss. VIII a.C.-III d.C.) y los chibchas. En los Andes del Perú, las culturas de
Chavín (1200-200 a.C.) y Paracas. Al período clásico pertenecen las culturas
de Teotihuacán (ss. II-VII d.C.), junto al lago Texcoco
(México), la zapoteca (ss. XX-IX d.C.), la mixteca (s. X) y la
tolteca (ss. IX-XII a.C.). En el área andina surgieron las
culturas mochica (ss. I-IX d.C.), nazca (tributaria de
Paracas), de Tiahuanaco (h. 200-800 d.C.) y Chimú
(ss. XI-XV). A la llegada de los españoles prevalecían tres
grandes imperios.

 LOS MAYAS
Celadores de un templete funerario del centro
La civilización maya, en el sur de México ceremonial de San Agustín (Colombia).
(Chiapas, Yucatán), Guatemala, Honduras y
El Salvador, fue la más avanzada de la
América precolombina. Bajo la influencia
olmeca, los primeros mayas desarrollaron la
alfarería y la escultura. Su evolución históri-
ca abarca el Imperio Antiguo (317 a.C.-987
d.C.) y el Imperio Nuevo (988-1697). En el
primero, los mayas ocuparon toda la penín-
sula del Yucatán (Palenque, Copán, Piedras
Negras, Uxmal). Después quedaron reduci-
dos al norte del Yucatán (ss. IX-X), donde flo-
recieron las ciudades de Chichén Itzá y
Mayapán. El Imperio Nuevo estuvo marca-
do por las guerras internas. Los últimos
mayas se trasladaron a la zona del lago Petén.
Los mayas utilizaron una escritura jeroglífica
y un calendario muy avanzado. Construyeron
grandes templos piramidales decorados con
bellos relieves. La sociedad estaba organiza-
da en ciudades-Estado gobernadas por un
rey sacerdote. Su religión, muy compleja,
tenía como divinidades principales Ah Puch,
dios de la muerte, y Chac, dios de la lluvia.

534
historia universal • Culturas Mesoamericanas y Andinas

 LOS AZTECAS

Tras el hundimiento de los toltecas (ss. XII d.C.), en el


valle de México irrumpieron diversos pueblos. Los
aztecas o mexicas, cazadores nómadas de lengua
náhuatl procedentes del norte, fundaron su capital,
Abanico
Tenochtitlán (h. 1325), en una isla del lago Texcoco.
azteca
hecho con
Crearon un vasto imperio que cayó ante los españoles
plumas de Hernán Cortés. La sociedad azteca estaba sometida
multicolores al emperador o tlatoani.
de aves
exóticas,
siglo XV.

Los miembros de una familia o clan forma-


ban un calpulli. La base económica era la agri-
cultura (maíz). Construyeron grandes conjun-
tos arquitectónicos y descollaron en la
escultura, la pintura mural, la orfebrería y el
arte plumaria. Utilizaban una escritura picto-
gráfica y un calendario solar de 365 días.
Ofrecían sacrificios humanos a sus dioses
(Quetzalcóatl, Huitzilopochtli, Coatlicue).

Escena de sacrificio humano y ofrenda de la sangre a los


dioses aztecas, según una ilustración
del códice Maglia Becchiano.

 EL IMPERIO INCA

Tuvo sus raíces en la región del lago Titicaca. De allí los fundadores
se desplazaron a la región de Cuzco (h. 1100 d.C.), habitada por una
tribu de lengua quechua, que adoptó el inca Pachacutec Inca Yupanqui
(1438-1471) en su expansión imperial, continuada por Túpac
Yupanqui (1471-1493) y Huayna Cápac (1493-1525). Cuando llega-
ron los españoles, el Estado incaico se extendía desde el nudo de Pasto
(Colombia) hasta el río Maule (Chile). La guerra civil entre los hijos
de Huayna Cápac facilitó su conquista. En la cúspide de la sociedad
incaica se hallaban el inca o emperador, considerado descendiente de
la divinidad, y una aristocracia militar. La estructura territorial se
basaba en unidades productivas autosuficientes, los ayllu. Una red de
calzadas cubría todo el Imperio, y se levantaron grandes fortalezas en
piedra en el corazón de los Andes (Machu-Picchu, Sacsahuamán).
Los incas poseyeron conocimientos astronómicos y utilizaron un
calendario de doce meses. Alcanzaron gran maestría en la cerámica,
la orfebrería y el tejido. Viracocha era el dios supremo de su religión.

El Palacio, construido sobre una plataforma


trapezoidal, que domina el centro
ceremonial maya de Palenque.

535
historia universal • la Europa del Renacimiento

Renacimiento y Humanismo
Se conoce con el nombre de Renacimiento el período de grandes cambios económicos, políticos y
culturales habidos en los países europeos en los siglos XV y XVI. Superada la crisis del siglo XIV con
la recuperación de la agricultura y el desarrollo de las ciudades, al imponerse la autoridad de los
soberanos sobre la aristocracia surgió el Estado absolutista unificado. La crisis del mundo feudal se
extendió al pensamiento y la cultura, transformando las sociedades europeas. El espíritu
renacentista estuvo marcado por la recuperación (renacimiento) del
rico legado de la cultura clásica grecolatina. Persiguiendo la
belleza ideal, los artistas renacentistas italianos
(Bramante, Botticelli, Leonardo, Miguel Ángel)
crearon obras imperecederas. Del mismo
modo, frente al peso de la religión en el
mundo medieval, la cultura renacentista,
con el humanismo, consagró al hombre
como centro del universo.

El puerto de Nápoles en una


pintura del siglo XIV.

 ESPAÑA BAJO LOS REYES CATÓLICOS

En la península Ibérica, el espectacular avance de los musulmanes desde su llegada (711) había sido
contrarrestado por sus propias luchas internas, facilitando el avance de la Reconquista emprendida
por los reinos cristianos del norte. Las monarquías hispanas surgidas en este largo período se habían
refundido en dos grandes reinos peninsulares, el reino de Castilla y el de Aragón y Cataluña. Ambas
monarquías se unieron con el matrimonio de Isabel I de Castilla (1475-1504) y Fernando II de
Aragón (1479-1516), llamados los Reyes Católicos. Al margen quedaban Portugal y Navarra, más
el reino nazarí de Granada, último reducto musulmán. Los Reyes Católicos culminaron la
Reconquista con la toma de
Granada (1492), y su política inte-
rior se encaminó a someter a la
nobleza, forjando un Estado mo-
derno según la idea renacentista.
Además del apoyo de Isabel la
Católica a la empresa ultramarina
de Colón, su monarquía se unió
por vínculos matrimoniales con el
emperador germánico, lo que
situaría a sus descendientes a la
cabeza de un gran imperio.

Los Reyes Católicos en la rendición


de Granada ante las tropas
castellanas en 1492.

536
historia universal • Renacimiento y Humanismo

 LA AVENTURA OCEÁNICA DE PORTUGAL

La batalla de Aljubarrota puso fin a las pretensiones anexionistas de


Castilla y entronizó en Portugal la dinastía de Avís con Juan I (1383-
1433). Este rey y sus sucesores, además de fortalecer su monarquía,
basaron la expansión portuguesa en la apertura de nuevas rutas maríti-
mas. En el Mediterráneo, tras la conquista de Bizancio (1453), los tur-
cos otomanos amenazaban el comercio marítimo con oriente. Los por-
tugueses buscaron rutas alternativas costeando África.

Enrique el Navegante
de Portugal, impulsor
del descubrimiento
de tierras africanas.

El infante Enrique el Navegante, hijo de Juan I,


jugó un papel decisivo reuniendo en la escuela de
Sagres a marinos y cartógrafos. En 1488, sus na-
víos llegaron al cabo de Buena Esperanza, extre-
mo meridional de África, dejando abierta la ruta
del Índico, que llevaría a Vasco de Gama hasta la
India (1498).

Conquista de Constantinopla por las tropas otomanas.


Fresco del monasterio de Moldovita (Rumania).

 FRANCIA, INGLATERRA Y EL IMPERIO

La guerra de los Cien Años dejó Francia sumida en una profunda


crisis, que Carlos VII (1422-1461) aprovechó para liquidar el feu-
dalismo con el apoyo de la burguesía y la pequeña nobleza. Su suce-
sor, Luis XI (1461-1483), evitó un nuevo conflicto con los ingleses.
Luis XII (1498-1514) reforzó el absolutismo e intentó extenderse
por Italia, siendo expulsado por la Santa Liga. En Inglaterra, el fra-
caso en aquella guerra había debilitado la monarquía de los
Lancaster, representada por Enrique VI, a la que se enfrentó la casa
de York en la llamada guerra de las Dos Rosas (1455-1485). La vic-
toria de Ricardo de York situó en el trono a Eduardo IV de York
(1471-1483). Al morir éste usurpó la corona Ricardo III (1483-
1484), rechazado por sus crímenes. La nobleza apoyó a Enrique
Tudor, que venció a Ricardo (1485) e instauró una nueva dinastía.
En el fragmentado Imperio germánico hubo algunos intentos de
restauración de la dignidad imperial, en especial con Carlos IV
(1347-1378), al dictar la Bula de Oro (1356) estableciendo las jerar-
quías de los príncipes electores. En 1437 el
trono pasó a los Habsburgo, que con Felipe El rey Luis XII de Francia
el Hermoso unirían la casa de Austria y la marcha contra Génova en
monarquía castellana. las guerras de Italia, según
una miniatura del siglo XVI.

537
historia universal • el Nuevo Mundo y el Imperio Español

El Descubrimiento de América
y el Imperio Español
Tras la toma de Granada (1492), los Reyes Católicos
decidieron orientar sus conquistas hacia otras tierras,
emulando las expediciones de Portugal que buscaban
nuevas rutas ultramarinas para llegar a Extremo Oriente.

Cristóbal Colón, descubridor de América.

 LAS EXPEDICIONES COLOMBINAS

Lanzados los portugueses a la aventura oceánica,


un marino llamado Cristóbal Colón propuso a
Juan II llegar a las Indias a través del Atlántico.
Colón, basándose en la esfericidad de la Tierra,
pensaba llegar a Asia navegando hacia el oeste,
ignorando que se interponía otro continente.
Rechazado en Portugal, hacia 1485 se trasladó a
España para interesar a los Reyes Católicos en su
proyecto, que éstos, en plena guerra de Granada,
sometieron a un comité de expertos. Finalmente,
en abril de 1492, Isabel la Católica aceptó apoyar Desembarco de Cristóbal Colón en la isla de Guanahaní,
la idea colombina. el 12 de octubre de 1492.

Las condiciones quedaron fijadas en el documento conocido como las capitulaciones de Santa Fe.
El 3 de agosto de 1492, una nao y dos carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María, partieron del
puerto de Palos de Moguer (Huelva). El día 12 de octubre los navegantes llegaron a la isla de
Guanahaní (hoy Watling, en las Bermudas), que Colón llamó San Salvador, y pasaron por otras islas
menores hasta llegar a Cuba y La Española. Colón dio cuenta de su primer viaje a los Reyes Católicos
en Barcelona (1493), y hasta 1502 realizó
otros tres, que le llevaron, sucesivamente, a
las Pequeñas Antillas, la costa venezolana y
el istmo centroamericano. El nombre de
América fue acuñado en 1507 por un impre-
sor alemán, en honor del navegante florenti-
no Américo Vespucio, el primero que pudo
aseverar que aquellas tierras pertenecían a un
continente hasta entonces desconocido.

Recepción de los Reyes Católicos a Colón en


Barcelona, al regresar de su primer viaje.

538
historia universal • el Descubrimiento de América

 LA CONQUISTA DEL NUEVO MUNDO

A principios del siglo XVI, en los viajes de exploración, los


españoles fueron descubriendo el istmo de Panamá, el océano
Pacífico, la península de Florida, el estuario del río de la Plata
y el estrecho de Magallanes. Al mismo tiempo, emprendie-
ron la conquista de aquellos vastos territorios, en los que con-
taban obtener grandes riquezas. Hernán Cortés partió de
Cuba a la conquista de México (1519-1521). Se atrajo a los
pueblos dominados por los aztecas y llegó a Tenochtitlán, que
sometió definitivamente tras una rebelión popular que acabó
con la vida de Moctezuma II. La de Centroamérica se llevó a
cabo desde Panamá, de donde también partió Francisco
Pizarro para conquistar el fabuloso Imperio incaico (1531-
Hernán Cortés, rodeado de indígenas, 1533), sacando provecho de la guerra civil entre Atahualpa y
en Oaxaca (México). Huáscar. La conquista de Chile se prolongó de 1536 a 1560
por la tenaz resistencia de los araucanos.
Retrato ecuestre
de Carlos V.
 EL IMPERIO ESPAÑOL

Carlos de Habsburgo (1500-1558), hijo de Felipe el Hermoso y de Juana


la Loca, era por tanto nieto y heredero de Maximiliano de Austria y
de los Reyes Católicos. Recibió en herencia los reinos de España,
con las posesiones americanas e italianas, de su abuela materna
las de la casa de Borgoña, con Luxemburgo y los Países Bajos,
y Austria del emperador Maximiliano, junto con los derechos a
la corona del Sacro Imperio. Elegido emperador por los prínci-
pes alemanes (1519), se convirtió en el monarca más podero-
so de Europa. A lo largo de su reinado, se enfrentó a Francisco I
de Francia, rodeado por las posesiones de los Austria, y a la
expansión del Imperio otomano.

Las guerras de Italia habían comenzado en el rei-


nado de los Reyes Católicos. Tras varios vaivenes,
Francisco I de Francia se había hecho dueño del
Milanesado (1515), que Carlos V necesitaba para ase-
gurar las comunicaciones entre Alemania e Italia. Lo
conquistó tras derrotar a Francisco I (1526), y lo retu-
vo tras enfrentarse a la liga de Cognac (Francia, los
Estados italianos y el papado), derrotada en 1529.
La hegemonía española parecía asegurada. Ante la
amenaza turca, agravada por la alianza de los france-
ses con los berberiscos y los otomanos, el emperador
respondió con la toma de Túnez (1535), pero perdió
el Piamonte ante Francisco I (1544). En 1556 firmó
la paz con Francia, abdicó en su hermano Fernan-
do la corona imperial, en su hijo Felipe la corona espa-
Captura de Francisco I, rey de Francia, ñola y el ducado de Borgoña, y se retiró hasta su muer-
en la batalla de Pavía por las tropas de Carlos V. te en el monasterio español de Yuste, en Cáceres.

539
historia universal • la Reforma y la Contrarreforma

El Protestantismo
y el Concilio de Trento
Algunos de los antecedentes que favorecieron el desarrollo de la Reforma hay que
buscarlos en el rigor intelectual del humanismo cristiano y los avances de la mentalidad
laica y tradicional. Estos postulados concluían en la proclamación de la libertad de
conciencia del individuo, que en Trento se contrarrestó limitando el acceso a las Escrituras.

 LA REFORMA DE LUTERO

La corrupción del clero, el lujo y el relaja-


miento en que vivían los altos dignatarios
eclesiásticos, así como el papel de los papas
actuando en el plano político como jefes de
Estado, habían hecho surgir muchas voces
en la cristiandad que reclamaban el retorno
de la Iglesia católica a la estricta doctri-
na evangélica. También los hombres del
Renacimiento abundaban en el mismo sen-
tido. Cuando el papa León X emitió unas
bulas concediendo indulgencias a los fieles
que contribuyeran con sus donativos a la
construcción de la basílica de San Pedro,
un fraile agustino alemán, Martín Lutero Sermón de Martín Lutero a notables de Sajonia y Pomerania, según
(1483-1546), prestigioso predicador, hizo un dibujo de Lucas Cranach.
públicas sus 95 tesis contra las indulgencias.
Lutero defendía la doctrina de «la justifica-
ción por la fe» (el hombre se relaciona con Dios por la fe, no por medio de la Iglesia) y la interpre-
tación individual de la Biblia, donde se encuentra la palabra de Dios.
Rechazaba el culto a la Virgen y a los san-
tos, reducía los sacramentos al bautismo
y la eucaristía, con carácter simbólico, nega-
ba la autoridad papal y defendía el matri-
monio de los clérigos. Fue excomulgado por
León X en 1520, y el emperador Carlos V
le convocó ante la dieta de Worms para que
explicara su doctrina (1521), siendo deste-
rrado por negarse a retractarse. La Reforma
se extendió rápidamente por Alemania,
Suiza, Inglaterra y el norte de Europa.
La unidad religiosa se había roto.

Interior de una iglesia luterana


en Dinamarca.

540
historia universal • el Protestantismo y el Concilio de Trento

 LA LIGA DE ESMALCALDA

Lutero tuvo el apoyo de muchos humanistas y la


adhesión de los príncipes alemanes, enfrentados
tanto a Roma como al emperador. Retenido por las
guerras de Italia, Carlos V confiaba en que un con-
cilio restablecería la unidad entre los cristianos. La
paz de Cambrai (1529) le permitió dedicarse al
problema religioso. Aquel mismo año reunió la
dieta de Spira, que al pronunciarse a favor de los
católicos desató las protestas de los príncipes lute-
ranos («protestantes»), y al año siguiente, la dieta
de Augsburgo (1530), en la que pidió a los refor- Los seguidores de Lutero protestan contra el edicto
mados el retorno al seno de la Iglesia. Los prínci- de Worms ante el emperador Carlos V,
en la dieta de Spira.
pes protestantes respondieron formando la liga
de Esmalcalda (1531), apoyada por Francia e
Inglaterra, que fue derrotada por el emperador, quien en 1532 propuso la paz de
Augsburgo. En 1546, después de un largo paréntesis impuesto por las luchas
contra los franceses y los turcos, Carlos V propuso un acuerdo en la dieta de
Ratisbona, a la que los príncipes protestantes respondieron con las armas,
siendo vencidos en la batalla de Mühlberg (1547). En el esperado conci-
lio (1545), el emperador hizo algunas concesiones en la dieta de
Augsburgo de 1548, pero los príncipes alemanes aspiraban a indepen-
dizarse del Imperio, y Mauricio de Sajonia encabezó la rebelión. Se
alió con el nuevo rey francés, Enrique II (1547-1559), y las tropas
imperiales fueron derrotadas en Innsbruck. Carlos V tuvo que firmar
el armisticio en la dieta de Passau (1552), a la que siguió la paz reli-
giosa de Augsburgo (1555), que consagraba la plena libertad religiosa.
La Reforma había triunfado en Alemania.

San Ignacio de Loyola entrega al papa Paulo III el libro de la reglas


de la Compañía de Jesús, 1540.

 EL CONCILIO DE TRENTO
Y LA CONTRARREFORMA

Se da el nombre de Contrarreforma al movimien-


to que la Iglesia católica opuso a la Reforma pro-
testante. Su instrumento fundamental fue el conci-
lio que el emperador, y hasta el mismo Lutero,
habían reclamado. Convocado por el papa Paulo III
(1542), se celebró en Trento, en el Tirol italiano, entre
1545 y 1563. Aunque había surgido como reacción al
avance de los reformados, el concilio de Trento obedecía tam-
bién a la necesidad de afrontar la crisis del catolicismo. Uno de sus Sesión
puntales fue la Compañía de Jesús, fundada años antes por san Ignacio del concilio de Trento.
de Loyola. Pintura de la época.

541
historia universal • las Monarquías Autoritarias en Europa

Luchas por la Hegemonía Europea


El futuro de Europa se dirimió en un gran conflicto bélico, en la
primera mitad del siglo XVII, enfrentando a los partidarios del orden
tradicional y los defensores del nuevo orden político y social.

Juan Calvino, fundador del calvinismo, una rama


reformista más radical y bibliocéntrica que el luteranismo.

 HUGONOTES Y ANGLICANOS

En Francia había surgido la rama más rigurosa de la Reforma


luterana, el calvinismo, fundada por el teólogo y predicador Juan
Calvino (1509-1564). Catalina de Médicis, regente durante la
minoridad de Carlos IX, se enfrentó a la pugna entre los católi-
cos y los calvinistas, los llamados hugonotes (del alemán eidge-
nossen, confederados).

El episodio más sangrien-


to fue, reinando Carlos IX, la
matanza de San Bartolomé
(1572), en la que miles de hu-
gonotes fueron asesinados. El
conflicto concluyó cuando En-
rique IV (1589-1610), primero
de la casa de Borbón, promulgó
el edicto de Nantes (1598),
otorgando la libertad religiosa.

La noche de San Bartolomé, en la que


perecieron 20.000 hugonotes a manos
de los católicos, según una pintura
de la época.

En Inglaterra, el rey Enrique VIII (1509-1547), distinguido


por el papado con el título de «defensor de la fe», aplicándose el
ejemplo de los príncipes alemanes, comprendió las ventajas de
una ruptura con Roma. El pretexto fue su divorcio de Catalina
de Aragón, hija de los Reyes Católicos, con la que no había teni-
do hijos varones. Al recibir respuesta negativa de Roma, se sepa-
ró de la autoridad papal (1531) y en 1534 se proclamó jefe de la
Iglesia nacional, el anglicanismo, que sería uno de los pilares de
la poderosa monarquía de Isabel I (1558-1603).

Enrique VIII de Inglaterra, a la vista de los acontecimientos religiosos acaecidos


en Alemania, comprendió las ventajas materiales y de poder que suponía el
hecho de disponer de una iglesia nacional desvinculada de Roma.

542
historia universal • Luchas por la Hegemonía Europea

 LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN EUROPA

Felipe II (1556-1598) heredó el vastísimo imperio de su padre,


Carlos V, y con él los mismos problemas: la amenaza de
Francia, la de los turcos en el Mediterráneo y la división
de Europa surgida del protestantismo. Su mayor empeño fue
impulsar el proyecto paterno de implantar en Europa un impe-
rio cristiano. Pero el papado recelaba del poderío español, y
Paulo IV se alió con Francia para expulsar a los españoles de
Italia. El enfrentamiento con Francia se resolvió en Flandes
con la victoria española en la batalla de San Quintín (1557).
Frente al peligro otomano, Felipe II se unió a Venecia y el
papado en la Liga Santa, cuya flota, al mando de Juan de
Austria, derrotó a los turcos en la batalla naval de Lepanto
(1571). En los Países Bajos, en cambio, no pudo evitar la crea-
ción de las Provincias Unidas (Unión de Utrecht, 1579), orga-
nizadas como un Estado protestante apoyado por Francia e
Inglaterra. Con Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621- Retrato ecuestre de Felipe II, por Rubens.
1665), la monarquía española delegó el gobierno en manos de
los validos. Con Felipe IV, el conde-duque de Olivares (1587-
1645) intentó modernizar el país y recuperar el pasado esplendor, topando con la corrupción y la
ineficacia administrativa. En Francia, por el contrario, el reinado de Luis XIII (1610-1643) estuvo
marcado por la figura del cardenal Richelieu, presidente del Consejo real (1624-1642), que sentaría
las bases de la hegemonía francesa en Europa.

 LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS (1618-1648)

La guerra estalló por las pretensiones de los checos de Bohemia de independizarse de la casa de
Austria. En 1618, en Praga, los consejeros partidarios del emperador Rodolfo II (1576-1612),
impulsor de la Contrarreforma, fueron arrojados por las ventanas del ayuntamiento de la ciudad
(defenestración de Praga). El nuevo emperador, Fernando II (1619-1637), derrotó a los checos en la
batalla de la Montaña Blanca (1620) y, por su parte, Dinamarca y Suecia intentaron apoyar a los
protestantes, hasta que Richelieu optó por una intervención directa de Francia y se alió con todos
los enemigos de España y del Imperio (1635). El emperador Fernando III (1637-1657) firmó la paz
de Westfalia (1648), y España la paz de los
Pirineos (1659), que consagraban la hegemonía
francesa en el continente. En el mar, la hegemo-
nía era de Inglaterra desde el reinado de Isabel I
(1558-1603), tras la derrota de la Armada
Invencible española (1588). La revolución
inglesa y la república de Cromwell
(1649-1655) la aumentaron.

Las tropas de Oliver Cromwell en la


batalla de Marston Moor, 1644.

543
historia universal • el Siglo xviii

El Despotismo Ilustrado
Las monarquías europeas surgidas de las guerras del siglo XVII pusieron
el absolutismo real al servicio del bienestar de los ciudadanos. La Razón
había transformado el pensamiento (racionalismo, empirismo) y la
ciencia, consagrándose como la base del Progreso. Las monarquías
absolutistas vieron en la doctrina de la Ilustración la posibilidad de
mejorar la economía de sus países y satisfacer a sus súbditos. Sobre estas
premisas, el Despotismo Ilustrado justificaba el poder real en el
beneficio de los ciudadanos. Los gobiernos de las monarquías ilustradas
( José II de Austria, Carlos III de España, Federico II de Prusia,
Catalina II de Rusia) impulsaron reformas de carácter económico y
social, pero sin renunciar a la monarquía absoluta.
Carlos III, rey de España.
Felipe V, primer miembro
de la dinastía Borbón en España.

 LOS BORBÓN EN FRANCIA Y ESPAÑA

El cardenal Richelieu había dejado un país en auge.


Luis XIV de Francia, llamado el Rey Sol por el esplendor
de la corte de Versalles, reforzó el Estado y organizó un
poderoso ejército. Enfrentado a España y a Holanda, su
expansionismo unió a los países europeos en la liga de
Augsburgo, y tras una larga guerra de desgaste se llegó a la
paz de Ryswick (1697), en la que el Rey Sol devolvió todas
sus conquistas. Su próximo objetivo sería situar a la casa de
Borbón en el trono español, que el hijo de Felipe IV, el enfermizo
Carlos II (1665-1700), al no tener descendencia, legó al delfín de
Francia, nieto de Luis XIV
y bisnieto de Felipe IV. Entro-
nizado con el nombre de Feli-
pe V (1700-1746), y con él
la dinastía borbónica, las poten-
cias europeas, ante una hegemo-
nía francoespañola, apoyaron las
pretensiones del archiduque
Carlos de Austria, descendiente
también de Felipe III, y estalló
la guerra de Sucesión española
(1701-1713). Felipe V fue reco-
nocido en el trono a cambio de
ceder todas sus posesiones en los
Países Bajos e Italia (tratado de
Utrecht, 1713).

Luis XIV, el Rey Sol, en el asedio


de Tournai durante
la guerra de Devolución, 1667.

544
historia universal • el Despotismo Ilustrado

 AUSTRIA, PRUSIA, RUSIA

La muerte del emperador José I (1678-1711) (1701-1713), disputaba a Austria la hegemonía


llevó al trono austríaco al archiduque Carlos, alemana. Con el poderoso ejército forjado por
entronizado como Carlos VI (1711-1740). Federico Guillermo I (1713-1740), Federico II
Además de incorporar las antiguas posesiones (1740-1786) pudo situarse entre las potencias
hispanas, Austria se había extendido por los europeas. La europeización de Rusia fue obra
Balcanes a costa de Turquía. A su muerte, su hija del zar Pedro el Grande (1682-1725), que aspi-
María Teresa (1740-1780) se vio envuelta en dos raba a controlar el Báltico, el mar Negro y las
guerras europeas. Le sucedió José II (1780- fronteras occidentales (Polonia). Catalina II la
1790), paradigma del monarca ilustrado. Prusia, Grande (1762-1796) mantuvo estos objetivos,
reino tras la paz de Utrecht, con Federico I pero evitó tomar partido entre Austria y Prusia.

 LAS GUERRAS DEL SIGLO XVIII


La batalla de Fontenoy, librada en 1745 y ganada por el
mariscal Mauricio de Sajonia.
Carlos VI legó el trono a María Teresa
mediante una Pragmática Sanción que
derogaba la ley Sálica. Rechazada por las
monarquías europeas, estalló la guerra de
Sucesión austríaca (1740-1748). Prusia
rompió las hostilidades ocupando Silesia
(1741), que no abandonó al firmar la paz
(1742). Luis XV de Francia pactó con los
prusianos, a los que se unieron Baviera
y España. Austria fue apoyada por
Inglaterra y Rusia. En 1748 las potencias
beligerantes firmaron la paz de Aquisgrán
reconociendo la Pragmática Sanción.
El otro gran conflicto europeo, la guerra
de los Siete Años (1756-1763), lo inició
también Federico II de Prusia al invadir
Sajonia.
Las anteriores alianzas se invirtie-
ron: Francia, Rusia y España apoyaron a
Austria, y Prusia tuvo el apoyo de Inglaterra, que pretendía atacar las colonias francesas y españo-
las. Cuando Prusia parecía condenada a la derrota, murió la zarina Isabel (1762), y el zar Pedro III
tomó partido por los prusia-
nos. La paz restableció la
situación anterior al conflic-
to, excepto para Inglaterra,
que había expulsado a los
franceses de la India y el Ca-
nadá.

La conquista de Quebec por el


general británico Wolfe,
septiembre de 1759.

545
historia universal • La Era de las Revoluciones

La Revolución Francesa
y el Imperio Napoleónico
El absolutismo real y el despilfarro de la corte de
Versalles, las exorbitantes cargas tributarias sobre las
clases bajas y la burguesía (la Iglesia y la nobleza estaban
exentas), las arbitrariedades de la justicia y la insostenible
situación económica, precipitaron varios sucesos que
desembocaron en el final del Antiguo Régimen.
El Imperio napoleónico se encargó de preservar y
extender las conquistas cívicas de la Revolución.

Primera página de la Declaración de los derechos


del hombre y del ciudadano, redactada en Francia en 1789.

 LA REVOLUCIÓN DEL TERCER ESTADO

A finales del siglo XVIII, Francia se enfrentaba con Luis XVI en el trono a una crisis económica.
En 1789, el rey convocó los Estados Generales, donde estaban representados los tres estamentos
sociales: la nobleza, el clero y el «tercer estado» (la burguesía y el pueblo llano). En lugar de los tres
votos únicos tradicionales, uno por cada estamento, los miembros del tercer estado reclamaban una
votación nominal. Al ser expulsados, se avanzó hacia el estallido revolucionario; constituyéndose en
Asamblea Nacional, juraron no disolverse hasta dotar a Francia de una Constitución (juramento del
Jeu de Paume). Cuando se les unieron los representantes de la nobleza y el clero, se convirtió en
Asamblea Constitucional. Mientras tanto,
los desórdenes populares culminaron en la
toma de la Bastilla (14 de julio), fortaleza real
convertida en prisión para presos políticos.
La Asamblea promulgó la Declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano. Se consti-
tuyó luego una Asamblea Legislativa (1791-
1792), en la que fueron cuajando distintos
grupos políticos.

Momento del juramento del Jeu de Paume


en 1789, uno de los episodios más
significativos de la Revolución francesa.

 CONVENCIÓN Y DIRECTORIO

En 1792, la Asamblea dominada por los giron- instauraron el Terror (1793-1794), una dictadu-
dinos proclamó la República y se transformó en ra populista que multiplicó las ejecuciones. Los
Convención Nacional (1792-1795). En enero de moderados rechazaron este radicalismo e impul-
1793 la familia real fue guillotinada. Amenazada saron la Reacción Termidoriana (1794), que eje-
la república por las potencias absolutistas, los cutó al propio Robespierre. Tras promulgar una
jacobinos (radicales) se hicieron con el control nueva Constitución, confiaron el poder a un
de la Convención. Con Robespierre al frente, Directorio (1795).

546
historia universal • La Revolución Francesa y el Imperio Napoleónico

 DEL CONSULADO AL IMPERIO

Una figura emergente en este período fue Napoleón Bonaparte


(1769-1821), joven general avalado por sus éxitos en Italia. En
1799, ante una supuesta conjura jacobina, pactó con el
Directorio el golpe de Estado del 18 brumario (fecha del calen-
dario revolucionario: 10 de noviembre), que instauró la etapa
del Consulado, gobernado por un triunvirato. Elegido primer
cónsul, Napoleón tuvo en sus manos el control del gobierno y
el ejército. Tras una campaña victoriosa contra Austria, pacifi-
có el país y reorganizó la administración. En 1802 fue procla-
mado cónsul vitalicio, y en 1804 fue coronado emperador. Su
objetivo era extender el espíritu revolucionario por Europa.
Las potencias europeas se unieron en diversas coaliciones. En
1805 la escuadra francesa fue derrotada en la batalla naval de
Trafalgar, pero después Napoleón derrotó a los austrorrusos en
la batalla de Austerlitz, ocupando el Imperio alemán. En 1806
decretó el bloqueo continental contra los británicos.
Napoleón, emperador de Francia.
 LA CAÍDA DE NAPOLEÓN

Dueño de Europa occidental, Napoleón planeó la invasión de Rusia. Antes quiso castigar a Portugal
por el incumplimiento del bloqueo y envió sus tropas por territorio español, invadiendo la penínsu-
la. El 2 de mayo de 1808, un motín en Madrid contra los ocupantes inició la guerra de la
Independencia española. Napoleón logró la abdicación de los Borbón (Carlos IV y el futuro
Fernando VII) y situó en el trono a su hermano José I Bonaparte. En España se crearon juntas pro-
vinciales, reunidas en una Junta Suprema Central, para preservar los derechos de la monarquía.
El mismo Napoleón, ante la derrota francesa en la batalla de Bailén (verano de 1808) y la llegada de
tropas inglesas a Portugal, pasó a la península con 300.000 hombres. Pero la situación europea le
obligó a abandonarla. Al frente de un gran ejército (Grande Armée), emprendió la invasión de
Rusia, llegando hasta Moscú (1812). Ante los problemas de abastecimiento y la llegada del temible
invierno ruso, ordenó una catastrófica retirada de la que su ejército nunca se recuperaría. Una nueva
coalición europea derrotó a los franceses en Leipzig (1813) y ocupó París (1814). Napoleón fue des-
terrado a la isla italiana de Elba, y subió al trono Luis XVIII. En España, el general Wellington
acabó expulsando a los franceses (1813), y Fernando VII pu-
do ocupar el trono. Aprovechando la impopularidad
de Luis XVIII, Napoleón regresó a Fran-
cia (1815) y ocupó de nuevo el po-
der durante Cien Días (marzo-junio
de 1815), hasta que las potencias
europeas le derrotaron definitivamen-
te en la batalla de Waterloo, y fue con-
finado en la isla de Santa Elena hasta
su muerte.

Retirada del ejército napoleónico


de Rusia, a finales de 1812.

547
historia universal • La Era de las Revoluciones

Las Revoluciones Europeas del Siglo XIX


El siglo XIX significó en Europa el apogeo de la burguesía liberal y el La libertad guiando al pueblo,
auge del capitalismo. La situación de precariedad que provocó este obra alegórica de Delacroix.
último en la creciente clase obrera generó una serie de movimientos El Congreso de Viena puso
revolucionarios, a los que se añadieron los de origen nacionalista. de manifiesto el conflicto entre
autoridad y libertad.

 LA REVOLUCIÓN DE 1830

Tras la caída de Napoleón I, las potencias reunidas


en el Congreso de Viena (1814-1815) trazaron un
nuevo orden europeo, privando a Francia de todas
sus conquistas. Inglaterra, Austria, Rusia y Prusia
pactaron la Cuádruple Alianza (1815). Al mismo
tiempo, el zar Alejandro I unía a la mayoría de los
países europeos en una Santa Alianza, para defen-
der las monarquías absolutistas y la religión. Pero
en Francia, el reinado de Luis XVIII (1814-1824)
respetó un moderado constitucionalismo, al que
quiso poner fin Carlos X (1824-1830). La reac-
ción popular condujo a la Revolución de 1830, y
subió al trono Luis Felipe de Orleans (1830), quien
consolidó el régimen constitucional. El ejemplo francés se extendió por Europa, aunque sólo Bélgica
se benefició independizándose de los Países Bajos (1830-1831). Polonia se sublevó en vano contra
el dominio ruso, y el Imperio austríaco ahogó las revoluciones italianas.

En febrero de 1848, en Francia, estallaron violentas


manifestaciones antigubernamentales, que culminaron
con la abdicación del rey Luis Felipe de Orleans.

 LA REVOLUCIÓN DE 1848

El reinado de Luis Felipe de Orleans, tras una


etapa de prosperidad, cayó ante la crisis econó-
mica y la presión de los legitimistas monár-
quicos, los bonapartistas y los republicanos.
La Revolución de 1848 condujo a la Segunda
República francesa (1848). Pero en las elecciones
presidenciales, el bloque conservador logró situar en
el poder a Luis Napoleón Bonaparte (1848), sobrino de
Napoleón, quien con un golpe de Estado (1851) instauró el
Segundo Imperio (1852-1870). No obstante, la revolución france-
sa de 1848 tendría no pocas repercusiones en Europa. En Viena, la insurrección logró la abdicación
del emperador Fernando I (1835-1848), aunque su sucesor, Francisco José I (1848-1916), pudo res-
tablecer el absolutismo. En la Confederación Germánica, Federico Guillermo IV (1840-1861)
otorgó la Constitución liberal de 1848, hasta que la Constitución de 1850 restableció la monarquía
absolutista.

548
historia universal • Las Revoluciones Europeas del Siglo xix

 LOS NACIONALISMOS EUROPEOS El rey Victor Manuel II


de Italia y Giuseppe Garibaldi,
En las revoluciones burguesas habían aflorado los uno de los principales artífices
de la unidad italiana.
nacionalismos. En 1861, Víctor Manuel II (1849-
1878), rey de Piamonte-Cerdeña, y su primer
ministro, el conde de Cavour, proclamaron en Turín
la constitución del Reino de Italia. En Alemania, al
subir al trono prusiano Guillermo I (1861-1888),
el canciller Bismarck, su primer ministro, fortale-
ció el ejército e impulsó el proceso unificador. La
victoria prusiana en la batalla de Sadowa (1866)
dejó a Austria al margen de este proceso, del que
surgió la Confederación de Alemania del Norte.
Tras vencer en la guerra franco-prusiana (1870),
que en Francia dio paso a la Tercera República,
Bismarck hizo coronar a Guillermo I emperador
de Alemania en Versalles. Austria, obligada a ceder
ante los nacionalistas húngaros, tuvo que constituir
el Imperio austro-húngaro (1867).

 ABSOLUTISTAS Y LIBERALES EN ESPAÑA

Fernando VII (1814-1833) había restablecido el absolu-


tismo, tras el paréntesis del Trienio Liberal (1820-1823),
gracias a la intervención del ejército francés de los Cien
Mil Hijos de San Luis, mandado por la Santa Alianza. Al
morir nombró heredera a su hija Isabel, frente a la que los
absolutistas, con las guerras carlistas, intentarían situar en
el trono al hermano del monarca, Carlos María Isidro.

El general carlista,
Tomás de Zumalacárregui,
malherido, es transportado
por sus hombres.

El reinado de Isabel II (1843-1868) fue favorable para el de-


sarrollo económico, pero estuvo marcado por los pronunciamien-
tos militares y la corrupción. La Revolución de 1868 logró la abdi-
cación de la reina y decidió sustituir la dinastía borbónica.
El trono fue entregado a Amadeo I de Saboya (1870-1873), hijo
del rey de Italia, quien abdicó al recrudecerse las luchas carlistas y
entre los mismos liberales. La Primera República española
(1873-1874) acentuó la ingobernabilidad del país, y se produjo la
restauración borbónica en la persona de Alfonso XII (1875-
1885), hijo de Isabel II. La regencia de María Cristina de
Habsburgo (1885-1902), conoció una etapa de estabilidad, con la
alternancia de gobiernos conservadores y liberales, hasta la pérdi-
da de las últimas colonias americanas (Cuba y Filipinas) en 1898.
En 1902 alcanzó la mayoría de edad Alfonso XIII, cuyo reinado Desembarco de tropas estadounidenses
estaría marcado por la agitación social y la guerra de Marruecos. en Cuba, en 1898.

549
historia universal • La Independencia de las Colonias Americanas

Los Nuevos Estados Americanos


Entre 1816 y 1824 diversos países de Latinoamérica se emanciparían de la metrópoli. En la
segunda mitad del siglo XVIII, ya se habían producido manifestaciones de malestar, como en Chile
(1753) y Perú (1780), debido al aumento de los impuestos. La situación económica, junto con la
extensión de los ideales ilustrados y revolucionarios, y el ejemplo de Estados Unidos, fueron los
principales elementos en la formación de la conciencia independentista americana.

 LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA

Desde el siglo XVI, el sistema de explotación colonial impuesto


por los españoles en América se había basado en las encomien-
das de indios, que consistían en el trabajo forzado de los indíge-
nas en beneficio de los colonos o encomenderos. A pesar de las
Leyes de Indias, dictadas por los Reyes Católicos, y las Leyes
Nuevas de Carlos V (1542), los abusos sobre la población indí-
gena fueron habituales. Para su administración, los dominios de
la corona castellana fueron organizados al principio en goberna-
ciones, regidas por militares o altos funcionarios, y Audiencias,
con atribuciones para administrar justicia. En la metrópoli, el Misión de indios guatemaltecos.
control del comercio ultramarino correspondía a la Casa de
Contratación (1503), que más tarde pasó a depender del Consejo
de Indias, órgano supremo del gobierno de las colonias. La vastedad de aquellos territorios obligó a
la creación de los virreinatos, en los que el monarca delegaba su autoridad en un virrey. El primero
fue el de Nueva España (1535, México), más tarde se creó el del Perú (1542) y, posteriormente, se
constituyeron los de Nueva Granada (1717, Colombia, Ecuador, Panamá) y el de la Plata (1776).
En las regiones fronterizas se crearon capitanías generales (Venezuela, Chile, Cuba).

Máquina de cernir tabaco,


 LA SOCIEDAD CRIOLLA
en un grabado mexicano
del siglo XVIII.
Hasta fines del siglo XVII, la economía colo-
nial dependió de la minería, en especial de
la explotación de las ricas minas de plata
de Potosí (Virreinato de Perú y actual
Bolivia). Pero en el siglo XVIII dependía de la
agricultura latifundista, controlada por los
criollos, los descendientes de españoles naci-
dos en América. Los principales cargos
públicos seguían en manos de funcionarios
de la Corona. La joven sociedad americana
reclamaba la plena igualdad con los españo-
les y la supresión de monopolios y privilegios
económicos. Este sentimiento se vio abona-
do por el precedente de la independencia estadounidense (1781-1783) y las ideas emancipadoras de
la Ilustración. El momento propicio lo proporcionó la invasión de España por el ejército napoleóni-
co. En América, se crearon Juntas locales como las constituidas en la metrópoli para asumir el
gobierno. Estas Juntas, bajo el control de los criollos, emprendieron el camino a la independencia.

550
historia universal • Los Nuevos Estados Americanos

 EL PROCESO EMANCIPADOR

El proceso de emancipación de la América española se desarrolló entre


1810 y 1824. Antes, el venezolano Francisco de Miranda (1756-
1816), precursor de la independencia, había fracasado en sus pri-
meras intentonas (1806). Pero a partir de 1810, interrumpido el
tráfico marítimo con España, las juntas criollas proclamaron su
soberanía, y en 1811 se habían generalizado los levantamientos.
Hasta 1816, el ejército realista pudo aspirar a tener bajo control la
situación. Ese año, el congreso de Tucumán proclamaba la inde-
pendencia argentina. Se iniciaba entonces una doble ofensiva de
los patriotas.
Francisco de Miranda, figura
destacada en la emancipación
de las naciones americanas.

El ejército de San Martín (1778-1850), al que se unió el


chileno Bernardo O’Higgins, partió de Argentina avanzan-
do a través de los Andes, liberó Chile tras derrotar a los rea-
listas en Maipú (1818), y en 1821 conquistó Lima. A su vez,
Simón Bolívar (1783-1830), antes expulsado de Venezuela
por los realistas (1813), en su nueva y definitiva campaña
logró derrotarles en Boyacá (1819) y Carabobo (1821), con-
solidando la independencia de Colombia y Venezuela. Los
últimos reductos españoles cayeron en 1824, con las victo-
rias de Bolívar en Junín y de Sucre en Ayacucho. América
del Sur había sido liberada.
Simón Bolívar,
uno de los forjadores de la
independencia de América del Sur.

En México, el levantamiento del cura


Hidalgo (grito de Dolores, 1810) y la insu-
rrección de Morelos (1811-1815) fueron
fácilmente sofocados. Hasta que en 1821,
el general absolutista A. de Iturbide (1783-
1824) lanzó el plan de Iguala, proclaman-
do la independencia bajo una monarquía
encabezada por Fernando VII. Luego ins-
tauró un efímero imperio de corte bona-
partista (1822-1823), que incluía toda
Centroamérica. Derrocado Iturbide, en
México se proclamó la república. Al mismo
tiempo, se creaba la Federación de las
Provincias Unidas del Centro de América Agustín de Iturbide
(1824). Cuba y Puerto Rico permanecie- y el virrey O’Donojú firman el plan de Iguala,
ron sometidas a la metrópoli hasta 1898 acuerdo mediante el que se pactó
(guerra hispano-estadounidense). la independencia de México.

551
historia universal • La Segunda Mitad del Siglo xix

América, Asia y los Imperios Coloniales


La emancipación del continente americano abrió una etapa, no exenta
de luchas civiles, en la que irían surgiendo distintos Estados soberanos.
Pero, al mismo tiempo, el imperialismo colonial europeo se apropiaba de vastos
territorios en Asia y África con el exclusivo fin de explotar sus riquezas.

Toma de Richmond, capital de los Estados Confederados


de América, por las tropas de la Unión, en abril de 1865.
 AMÉRICA DEL NORTE Y CENTRAL

En Estados Unidos, la elección del presidente Anna, las reformas de B. Juárez se interrumpie-
Lincoln desencadenó la guerra de Secesión ron cuando Francia impuso al emperador
(1861-1865) entre los estados sudistas, con una Maximiliano (1864-1867). En 1876, Porfirio
economía agraria esclavista, y los del norte, Díaz instauró una dictadura («porfiriato»).
industrializados y abolicionistas. Tras el triunfo La disolución de las Provincias Unidas de
de los nordistas, el país inició un espectacular Centroamérica (1823-1838) fue el origen
desarrollo económico e industrial. En México, de Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Sal-
después de Iturbide y la dictadura de Santa vador y Costa Rica.
Las rivalidades entre bandos opuestos llevaron,
en Colombia, a una agotadora guerra civil.
 AMÉRICA LATINA

En América del Sur, la república de la Gran Colombia (1819-1830) se


desmembró a la muerte de Bolívar, independizándose Colombia, Ecuador
y Venezuela. Los conservadores y las dictaduras militares se impusieron
en los dos primeros hasta fines de siglo. Venezuela se constituyó en
Estado federal (1864). En el antiguo Virreinato de la Plata, Paraguay
sufrió la larga dictadura del doctor Francia (1814-1840). En Argentina,
la lucha entre federales y unionistas condujo a la dictadura de Rosas
(1829-1852) y no concluyó hasta la presidencia de B. Mitre (1862-1868).
Uruguay no se estabilizaría hasta 1903, con J. Batlle y Ordóñez. Perú y
Bolivia, gobernados hasta 1827 por Bolívar desde la Gran Colombia, se
unieron en una Confederación peruano-boliviana (1837-1839). Chile defen-
dió su independencia derrotando a la Confederación en la batalla de Yungay
(1839), y en la guerra del Pacífico (1879-1883) se enfrentó a Perú y Bolivia. Brasil
se proclamó independiente en 1822.

552
historia universal • América, Asia y los Imperios Coloniales

 CHINA Y JAPÓN

Estos países habían mantenido hasta el siglo XIX una polí-


tica de aislamiento. En China, gobernada por la casta de
los mandarines, ocupaba el trono desde el siglo XVIII la
dinastía manchú de los Qing. A mediados del siglo XIX,
la intervención británica aceleró su decadencia. Gran
Bretaña cultivaba opio en la India y lo exportaba a China.
Cuando el emperador prohibió la entrada de este produc-
to, los británicos iniciaron las guerras del opio (1839-
1842), tras las que obtuvieron la cesión de Hong Kong y
otras concesiones.
Las tropas europeas ocupan la ciudad china de Cantón,
en 1857, para reprimir un violento levantamiento.

En Japón, donde los shogunes de la familia Tokugawa ejer-


cían el gobierno efectivo, una flota estadounidense obligó a
abrir los puertos japoneses a Occidente (1853-1854).
El emperador Mutsu-Hito (1867-1916), al subir al trono,
consciente de la fragilidad de las estructuras feudales ante la
amenaza exterior, apartó a los shogunes del poder y empren-
dió una vertiginosa carrera para asimilar los progresos de la
civilización occidental. En poco tiempo, llevó el país del
feudalismo al imperialismo. Derrotó a China (1894-1895),
imponiendo su influencia en Corea, y más tarde a Rusia en
Manchuria (1904-1905).
El emperador Mutsu-Hito rodeado de dignatarios
de su corte.
 LOS IMPERIOS COLONIALES

Los progresos de la Revolución Industrial, la acumulación de grandes capitales y un exceso de pro-


ducción, junto con la creciente necesidad de materias primas, llevaron a las grandes potencias a
extender su control político y económico en todos los continentes. Consolidada su presencia en
Asia, obtuvieron nuevas colonias con el reparto de África en la Conferencia de Berlín (1885).
El Imperio británico añadió a la India y Canadá, sus antiguas posesiones, Malaca, Nueva Zelanda,
Birmania, Egipto, Nigeria, Rhodesia, Sudán, Uganda y Kenya. Francia, presente en las Antillas y en
la costa del Senegal, conquistó el Magreb (Argelia, Túnez, Marruecos), adentrándose hasta el África
central, y ocupó Indochina. Rusia completó la
ocupación de Siberia y conquistó la región del
Cáucaso. Alemania inició una tardía expan-
sión colonial en diversas regiones de África y
Oceanía. Portugal conservaba extensos domi-
nios en África (Angola, Mozambique) y pose-
siones en la India y China. España, que había
perdido sus últimas colonias americanas, se
estableció en el golfo de Guinea y la costa
occidental del Sáhara.

Batalla de Tel el Kebir, en 1882, en la que las tropas


coloniales británicas se enfrentaron a los sudaneses.

553
historia universal • el S iglo xx

De la «Paz Armada»
a la Primera Guerra Mundial
Desde finales del siglo XIX, el mundo estaba colonizado por el
imperialismo europeo. Sin embargo, Europa no era un conjunto
homogéneo. Entre las potencias dominantes (Gran Bretaña,
Francia y Alemania) y los países periféricos existía una distancia
notable, pero también entre los mismos Estados coloniales
había grandes diferencias. Gran Bretaña y Francia eran muy
superiores a Alemania, que por la extensión de sus dominios era
equiparable a Portugal, Bélgica o los Países Bajos. Por otra parte,
Estados Unidos y Japón emergían como potencias extraeuropeas.
Representantes de Francia
y Alemania establecen sobre el terreno
 LA POLÍTICA DE ALIANZAS las nuevas fronteras en el Congo, en 1913.

Tras la victoria alemana en la guerra franco-prusiana (1870-1871), Europa vivió un período de paz
aparente marcado por la diplomacia de Bismarck, basada en un sistema de alianzas para impedir
cualquier enfrentamiento aislado. Los conflictos subyacentes (el desquite pendiente de Francia, el
expansionismo germano, la rivalidad colonial) quedaron aplazados. En 1873, el Canciller de Hierro
logró unir a Alemania, Austria-Hungría y Rusia en la liga de los Tres Emperadores, a la que se
sumó Italia. Este pacto fracasó por la rivalidad austro-rusa en los Balcanes, y en 1882 Alemania,
Austria-Hungría e Italia se unieron en la Triple Alianza. En 1890 subió al trono alemán el káiser
Guillermo II, con una política imperialista y poco partidario de pactar con Rusia, entrando en con-
flicto con Bismarck, que se apartó del poder.
En 1894, Rusia y Francia firmaron una
Doble Alianza (1894), que con la Entente
Cordiale (1904) entre Francia y Gran
Bretaña, y el pacto británico-ruso, se
convirtió en la Triple Entente (1907).

Ilustración satírica sobre el predominio


de los imperios centrales frente
a las naciones de la Entente.

 ESTALLA LA «PAZ ARMADA»

Estos esfuerzos diplomáticos, en los que Europa del Imperio austrohúngaro, el archiduque
se dividió en dos grandes bloques, no excluye- Francisco Fernando, fue asesinado junto con su
ron un creciente esfuerzo armamentístico. esposa por un nacionalista serbio (28 de junio
La llamada «paz armada» llegó al borde de la cri- de 1914). Austria declaró la guerra a Serbia, y se
sis con el enfrentamiento franco-alemán en desplegó el sistema de alianzas. Rusia apoyó a
Marruecos (1905, 1911) y el conflicto austro- Serbia, Francia a Rusia, y Alemania, aliada
ruso en los Balcanes, donde Austria-Hungría se a Austria-Hungría, declaró la guerra a ambas,
anexionó Bosnia-Herzegovina. Fue en su capi- invadiendo Bélgica (agosto) para avanzar hacia
tal, Sarajevo, donde saltó el detonante que hizo París. Gran Bretaña, ante el avance alemán, se
estallar la Primera Guerra Mundial: el heredero unió a sus aliados.

554
historia universal • de la «Paz Armada», a la Primera Guerra Mundial

 PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Los alemanes querían una rápida victoria en


Francia, para luego atacar a los rusos en el frente
oriental. Pero la contraofensiva francesa estabili-
zó el frente en el Marne (septiembre). A su vez,
la ofensiva rusa sobre Prusia fue detenida por los
alemanes en Tannenberg (septiembre). De la
guerra de movimientos se pasó a la guerra de
trincheras (1915). Los dos bloques llegaron a la
guerra total (aviación, blindados y gases tóxicos),
buscando nuevos aliados entre los países neutra-
les. En 1915, Bulgaria y Turquía se unieron a los El ejército alemán utilizó dirigibles en los bombardeos.
Imperios centrales, e Italia, Rumania y Portugal,
a los Aliados.

En 1916, los alemanes lanzaron una gran


ofensiva en la batalla de Verdún (febrero-
julio), rechazada por el mariscal francés
Philippe Pétain. Gran Bretaña se aseguró el
dominio marítimo con la batalla naval de
Jutlandia, dejando la flota alemana en sus
bases. Los alemanes iniciaron una guerra
submarina indiscriminada, y al hundir
buques estadounidenses, este país decidió en
1917 entrar en el conflicto. Ese mismo año
cayó en Rusia el zar Nicolás II, triunfó luego
la Revolución de Octubre, y el gobierno bol-
chevique de Lenin firmó la paz de Brest-
Litovsk (marzo de 1918), retirándose de la
contienda.
Uno de los violentos combates acaecidos en Petrogrado
durante la Revolución de Octubre, en 1917.

Despejado el frente oriental, los alemanes inten-


taron avanzar contra Francia, pero fueron detenidos
en la segunda batalla del Marne (julio), y las tropas
mandadas por el mariscal francés F. Foch les hicie-
ron retroceder hasta sus fronteras. Los Imperios
centrales se desmoronaron. La monarquía austríaca
se disolvió, y Hungría se proclamó independiente.
En Alemania, los levantamientos populares culmi-
naron con la abdicación de Guillermo II y la pro-
clamación de la República. El nuevo gobierno ale-
mán firmó el armisticio con los Aliados el 11 de
noviembre de 1918.

Tras el fin de la guerra, en 1918, las tropas


aliadas desfilan victoriosas en París.

555
historia universal • el S iglo xx

El Período de Entreguerras (1918-1945)


En enero de 1919, la Conferencia de París fijó las condiciones de la paz y creó la
Sociedad de Naciones. Alemania, declarada culpable de la guerra, tuvo que firmar el
tratado de Versalles (el mismo lugar donde en 1871 se había proclamado el Imperio
alemán). Perdió todas sus colonias, tuvo que reducir su ejército a 100.000 hombres y
asumir reparaciones de guerra por más de 130 millones de marcos oro. El Imperio
austrohúngaro se desmembró, y surgieron nuevos Estados (Checoslovaquia, Yugoslavia).
La humillación de los vencidos abonaría los sentimientos ultranacionalistas.
Stalin, el máximo mandatario soviético
desde 1927.

 LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA URSS

Rusia era un gigantesco imperio regido por una monarquía


absoluta. La derrota en la guerra ruso-japonesa (1904-1905)
había desatado un primer intento revolucionario, y la entra-
da en la guerra mundial agravó la crisis. En 1917, la
Revolución de Febrero sustituyó la monarquía por una monar-
quía liberal. Meses más tarde estalló la Revolución de Octubre,
en la que los soviets (consejos obreros) y los bolcheviques (frac-
ción revolucionaria del partido Socialdemócrata), dirigidos por
Lenin (1870-1924), instauraron una dictadura proletaria. Tras la retirada
de la guerra mundial (1918) y la guerra civil contra los zaristas y los reformistas liberales, en 1922 se
creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Muerto Lenin, con su sucesor, Josef
Stalin, la URSS vivió bajo una sangrienta dictadura (1924-1953).

 DE LOS «FELICES AÑOS VEINTE» A LA DEPRESIÓN

Estados Unidos financió la reconstrucción euro-


pea con grandes inversiones. Al mismo tiempo,
los elevados intereses de la banca estadounidense
atrajeron los capitales europeos. La sociedad
americana vivió un período de esplendor, que la
europea imitaba en los aspectos más frívolos.
Pero el brillo de los «felices años veinte» estaba
basado en la especulación financiera. En octubre
de 1929 estalló la crisis en Wall Street, y el páni-
co se apoderó de los inversores. El mundo entró
de lleno en la Depresión de los años treinta. La
esperanza de una salida se cifraba en gobiernos
fuertes. En Alemania, la crisis económica fue uno
de los factores de la subida de Hitler al poder.

Multitud agolpándose frente a la Bolsa de Nueva York,


tras el crac bursátil de 1929.

556
historia universal • el Período de Entreguerras (1918-1945)

 LOS REGÍMENES TOTALITARIOS

En el período de entreguerras, las dificultades económicas, socia-


les y políticas afectaron a las democracias liberales (Gran Bretaña,
Francia) y fueron la causa de su pasividad ante el ascenso de los
totalitarismos. En Italia, la debilidad del gobierno favoreció el
auge del fascismo, cuyo fundador, Benito Mussolini (1883-1945),
llegó al poder en 1922. En Portugal, la inestabilidad de la joven
república (1926) daría paso a la dictadura de Salazar. En Alemania,
el presidente de la frágil República de Weimar, el mariscal
Hindenburg, nombró canciller (1933) a Adolf Hitler (1889-1945),
líder del partido Nacionalsocialista, apoyado por grupos de indus-
triales y militares e inspirador de la doctrina nazi (supremacía de
la «raza aria», exterminio de los judíos, anticomunismo).

Multitudinario discurso
de Benito Mussolini en Milán.

A la muerte de Hindenburg (1934), Hitler se procla-


mó führer del III Reich e inició una ambiciosa política de
rearme. En España, la abdicación de Alfonso XIII y la
proclamación de la Segunda República (1931) conduje-
ron a la rebelión militar de julio de 1936, que desembocó
en la guerra civil (1936-1939) y, con el apoyo del fascis-
mo y el nazismo, que pudieron probar su potencial mili-
tar, el triunfo y la dictadura del general Franco (1939-
1975). También en otros países europeos se instauraron
regímenes de corte nacional y autoritario (Austria,
Hungría, Rumania y Polonia). Para ellos, el rearme y la
expansión territorial podían ser la salida a la crisis econó-
mica. Pero en las potencias democráticas prevalecía una
política pacifista y militarmente defensiva.
Los generales Cavalcanti, Franco y Mola
en Burgos, poco después de haberse iniciado
la guerra civil española.

Ante sus vacilaciones, decidido a crear la Gran


Alemania, Hitler acabó desencadenando la Se-
gunda Guerra Mundial. En 1936, Alemania firmó
con Japón el pacto Antikomintern contra la URSS
y la Internacional comunista, que la adhesión de
Italia convirtió en el Eje Berlín-Roma-Tokio. En
1938 ocupó Austria, y logró el beneplácito de Francia
y Gran Bretaña, que creían así preservar la paz, para ane-
xionarse las regiones checas de habla alemana (Sudetes).
En 1939 invadió Checoslovaquia, firmó el Pacto de Acero con
Adolf Hitler, escoltado por militares, Italia, y el pacto germano-soviético que incluía el reparto de
es aclamado por la multitud. Polonia, su próximo objetivo.

557
historia universal • el S iglo xx

La Segunda Guerra Mundial


Alemania invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939.
Entre abril y junio de 1940, ocupó Dinamarca, Noruega,
Luxemburgo, Bélgica y Francia, que quedó dividida en
una zona de ocupación y otra bajo el gobierno proalemán
del mariscal Pétain en Vichy. En julio, Hitler inició en
vano la batalla de Inglaterra (1940-1941) con bombardeos
masivos. Entretanto, la intervención italiana trasladó la
guerra al Mediterráneo y el norte de África, donde los
alemanes tuvieron que acudir en su ayuda. Asegurado el
frente occidental, Hitler inició la invasión de Rusia
(junio de 1941). Hundimiento de la flota estadounidense en
Pearl Harbor por los japoneses.

 LA GUERRA EN EL PACÍFICO

Enfrentado a Estados Unidos, Japón había firmado con


Alemania e Italia el Pacto Tripartito (1940). El 7 de
diciembre de 1941, su aviación destruyó la flota estado-
unidense en Pearl Harbor (Hawai). Los japoneses ocu-
paron Malaca, Birmania, Filipinas, Indonesia y varios
archipiélagos del Pacífico. En 1942, los estadounidenses
frenaron su avance en las islas Salomón y desde la base
de Guadalcanal pasaron a la ofensiva.

Un soldado iza la bandera soviética


en Stalingrado, tras la derrota nazi.

 HUNDIMIENTO DE ALEMANIA

En el norte de África, los británicos derrotaron a


Rommel en El Alamein (octubre de 1942), y el
general Eisenhower desembarcó en Marruecos y
Argelia. Expulsados de África los italoalemanes, los
aliados ocuparon Sicilia y forzaron la caída del régi-
men italiano (1943). En Rusia, los alemanes capi-
tularon en Stalingrado (enero de 1943). Mientras
en el frente oriental los rusos avanzaban hacia
Polonia, los aliados llevaron a cabo el desembarco Reunión de Churchill, Roosevelt y Stalin en Yalta para
en Normandía (junio de 1944) y liberaron París determinar las respectivas zonas
(agosto). Los alemanes lanzaron la última ofensiva de ocupación en Europa.
en las Ardenas (diciembre). Próxima la victoria,
Churchill, Stalin y Roosevelt acordaron en la Conferencia de Yalta (febrero 1945) la división de
Alemania en zonas de ocupación. El 2 de mayo, los soviéticos entraron en Berlín. Hitler se había
suicidado en su búnker, y Alemania firmó la rendición (8 de mayo). Japón, tras el lanzamiento de
sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki (agosto), capituló el 2 de septiembre.

558
historia universal • de la S egunda G uerra M undial a la G lobalización

De la Política de Bloques a la Globalización


La bipolaridad resultante del sistema Yalta-Potsdam perdió rigidez con el
transcurso de los años. Europa y Japón experimentaron un espectacular crecimiento,
y si bien se mantuvieron como aliados de los Estados Unidos, en el terreno
económico se convirtieron en sus rivales. La URSS al no poder seguir manteniendo
su estatuto de superpotencia, se desmembró, desapareciendo el bloque comunista.

 LA GUERRA FRÍA

Terminada la Segunda Guerra Mundial, los diri-


gentes nazis fueron juzgados en el proceso de Nu-
remberg (1945-1946). En 1946 se creó la Or-
ganización de las Naciones Unidas (ONU).
Estados Unidos financió con el plan Marshall
(1947) la reconstrucción europea, y la URSS se
impuso en los países satélites de Europa oriental.
El mundo se organizó en dos bloques, el occidental
(Estados Unidos y Europa occidental), democrático y
capitalista, y el bloque del Este (URSS y Europa oriental),
comunista, separados por lo que se llamó el «telón de acero».
Durante más de cuarenta años de guerra fría, los dos blo- Manifestación ante la puerta
ques, ambos con un arsenal nuclear de potencia devastado- de Brandemburgo el día de la caída
ra, se enfrentaron en guerras locales (Corea, Vietnam). del muro de Berlín (1 de julio de 1990).

 NUEVAS RELACIONES
INTERNACIONALES

En 1959, el encuentro del líder soviético Nikita


Jruschov con el presidente Eisenhower en Estados
Unidos (1959) marcó el fin de la guerra fría y el
inicio de una etapa de distensión, que desemboca-
ría en la coexistencia pacífica. Mientras tanto, fren-
te a la hegemonía económica de EUA y Japón, los
El dirigente palestino Yaser Arafat con el jefe del gobierno líderes europeos iniciaban la integración en un
israelí Shimon Peres, durante el malogrado acuerdo de paz espacio común con el tratado de Roma (1957), ori-
de Washington en 1992. gen de la Comunidad Económica Europea (CEE),
desde 1967 Comunidad Europea (CE), y tras el
tratado de Maastricht (1992), Unión Europea (UE). En la Unión Soviética, la reestructuración
(perestroika) del anquilosado sistema soviético, emprendida por Mijaíl Gorbachov (1985-1991),
condujo a la reunificación alemana (1990), la desaparición de la URSS (1991), sustituida por la
Federación Rusa, la desmembración del bloque del Este y la independencia de los países bálticos y
las repúblicas del Cáucaso y Asia central. Estados Unidos ejerció su papel de «gendarme mundial»,
secundado por la comunidad europea, en la guerra del Golfo contra Irak (1991), en la guerra de
Bosnia-Herzegovina (1992-1995) y, actualmente, para mediar en el conflicto árabe-israelí, iniciado
con la independencia de Israel (1948) y contra el terrorismo mundial, tras los atentados de 2001.

559
historia universal • el Siglo XX

América Latina a lo largo del Siglo XX


A lo largo del siglo XX, la mayor parte de América Latina se
ubicaría en el concierto mundial como un bloque de países en
vías de desarrollo. Las dos guerras mundiales favorecieron el
crecimiento económico de las jóvenes naciones americanas.
Al mismo tiempo, fueron consolidando sus identidades
nacionales, y surgieron nuevas fuerzas sociales y políticas.
Desde los años 50 entraron en escena los movimientos
guerrilleros. A partir de los años 80, ante la creciente deuda
externa, el Fondo Monetario Internacional impuso un severo
reajuste económico y avaló la reinstauración y consolidación de
regímenes democráticos.

 MÉXICO
Y AMÉRICA CENTRAL

En México, la primera Revolución social del


mundo contemporáneo (1910-1920) dio Pancho Villa, revolucionario mexicano,
lugar a la creación del Partido Nacional que inició la reforma agraria en 1913.
Revolucionario (1929), desde 1946 Parti-
do Revolucionario Institucional (PRI). En
Vicente Fox,
los años 30, L. Cárdenas impulsó la reforma agraria y la industrialización. El
presidente de México. PRI continuó hegemonizando el poder hasta la victoria de V. Fox Quesada
(2000), del Partido de Acción Nacional (PAN). En América Central, las viejas
oligarquías fueron sustituidas por regímenes liberales, y éstos por dictaduras de
diverso signo. Posteriormente, se dotaron de regímenes democráticos Guatemala (1986), Honduras
(1980), El Salvador, al desmovilizar la guerrilla y la extrema derecha (1991), y Nicaragua (1990),
tras la dictadura somocista y la etapa sandinista. Cuba se libró de la dictadura de Batista con la revo-
lución castrista (1959), pero terminó el siglo pendiente de la imprevisible sucesión de F. Castro.

 AMÉRICA DEL SUR

En las primeras décadas del siglo, en países como Colombia,


Brasil, Bolivia y Paraguay pervivieron las viejas oligarquías, y el
caudillismo, en Venezuela, Ecuador y Perú. Bolivia y Paraguay
se enfrentaron en la guerra del Chaco (1932-1935). Con poste-
rioridad, en Chile, Argentina y Uruguay se instalaron regíme-
nes liberales. Tras la Segunda Guerra Mundial, el paname-
ricanismo emergente culminó con la creación en 1948 de la
Organización de Estados Americanos (OEA). En Brasil y Guerrilleros de la FARC colombiana.
Argentina se instalaron populismos autoritarios (G. Vargas,
J. D. Perón). El reformismo tuvo su opción en Perú (aprismo),
Colombia ( J. E. Gaitán) y Bolivia (MNR).
En los años 60, el ejemplo de la revolución cubana animó las guerrillas de Perú, Bolivia, Argentina
(montoneros) y Uruguay (tupamaros). Chile y Argentina sufrieron en los años 70 las dictaduras
militares más opresoras del continente, que dejaron el poder en la década siguiente.

560
historia universal • A mérica L atina a lo largo del S iglo xx

En Colombia, gravemente afectada por la guerrilla y el


narcotráfico, el presidente A. Pastrana (elegido en 1998)
negoció con la guerrilla y pactó con Estados Unidos un
programa conjunto de regeneración («plan Colombia»).
En Venezuela, la crisis económica y constitucional desem-
bocó en la «revolución bolivariana» de H. Chávez (1999).
Ecuador ha estado regido por gobiernos civiles desde 1978.
En Perú, tras el paso de Fujimori por el poder (1990-
2000), A. Toledo fue elegido (2001) para impulsar la res-
tauración constitucional. En Bolivia, descartado el golpis-
mo (1982), los sucesivos gobiernos se han enfrentado a la
crisis económica. En Brasil la restauración democrática se
produjo en 1985, y en Paraguay en 1989. Uruguay vivió el Patio colonial de la sede
último paréntesis autocrático en 1981-1985. del poder legislativo, en Caracas.

 HACIA UN FUTURO ESPERANZADOR

En los últimos años del siglo y del milenio, la consolidación de un


marco político estable, las políticas neoliberales y la integración de los
mercados americanos han marcado la incorporación de América
Latina a la economía globalizada. La creación del Mercosur
(Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), en 1991, y la firma del
Tratado de Libre Comercio (Canadá, EUA, México), en 1992, tenían
por objeto impulsar el desarrollo económico. En la III Cumbre de las
Américas (2001), los países america-
nos firmaron la Declaración de la
Ciudad de Quebec para crear el Área
de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), destinada a convertirse en
el mayor mercado común mundial.
Palacio de gobierno, en Lima. Reunión de los representantes
de los países signatarios del Tratado de Libre
Comercio (Canadá, EUA y México).

Líderes
asistentes
a la X Cumbre
Iberoamericana,
celebrada en
Panamá, 2000.

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