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El sentido de lo vivido

Por Jared Aidali Castillo Aguilar

1 de junio de 2020 nos encontramos en una situación de encierro mundial, un virus


proveniente de China se ha propagado desde diciembre de 2019; nos han dado indicaciones
para superar, o más bien, sobrellevar esta pandemia: mantener una distancia mínima de 1
m, lavar las manos frecuentemente, usar mascarilla, etc., pero realmente el problema que
tenemos como individuos es el saber cómo llevar una vida “normal” si estamos atrapados
en casa.

Es una situación que genera muchos sentimientos y emociones de las cuales la mayoría son
negativas: dudas, incertidumbre, miedo, ansiedad, estrés y soledad. No todos enfrentan esta
situación de la misma manera, hay algunos afortunados que pueden quedarse en casa
cuidando de su salud ya que cuentan con todo lo necesario dentro de ella, pero hay otros
tantos que no pueden darse ese lujo, no cuentan con lo necesario para sobrevivir
encerrados, deben salir a trabajar para conseguir alimento diariamente, arriesgando su salud
para poder llevar comida a la mesa.

Es muy complicado aparentar llevar una vida normal cuando nada es normal; la vida que
llevamos en una pandemia es "una existencia provisional cuya duración se
desconoce"[CITATION Fra79 \p 75 \l 2058 ], nos dijeron que tan sólo serían 40 días de
encierro, pero no fue ha así, llevamos 71 días y cada que oigo las noticias se van agregando
más. Uno como estudiante intenta llevar a cabo todas las actividades académicas de manera
satisfactoria, dirían algunos que es más fácil así porque no debemos transportarnos,
tenemos mas tiempo de hacer los deberes y estamos en la comodidad de nuestra casa,
aunque no es del todo cierto, es verdad que ahorramos dinero y tiempo de nuestro
transporte a la universidad, pero se nos complica cuando hablamos de retroalimentaciones,
de materiales, de accesos a internet, suma a todo esto problemas personales como la familia
y la lucha con uno mismo.

En esta contingencia mi vida dio un giro de 360°, mi abuela tiene complicaciones de salud
en marzo, por el brote del virus corrimos riesgo de contagio al cuidarla en el hospital;
fallece en abril y no pudieron asistir muchas personas; tristemente en mayo no pudimos
llevarle flores por el día de la madre; nos encontramos en el mes de junio y ya no vivo en
casa de mis padres y aun así debo llevar una vida “normal”.

Me encuentro dentro de esta pandemia tomando clases en línea, tomando clases extras
porque no todos los profesores cumplen con su labor de docentes; haciendo mis tareas, pero
no sólo mis tareas, también de otras personas porque mi situación económica no es de lo
mejor, lo cual consume 80% de mi día; trato de cuidar mi salud haciendo ejercicio, aunque
muchas veces no me alcanza el tiempo o mi ánimo no se encuentra de lo mejor; además de
mantener el contacto con mi familia y amigos; todo esto hace que el día a día sea muy
estresante y agitado, a pesar de sentir estas emociones negativas tengo esperanza de que
esta pandemia se superará, yo lo superaré.

Frankl (1979) nos cuenta desde su experiencia que a veces es necesario una situación
externa sumamente difícil para recordar al hombre que debe tomar esas oportunidades y
crecer espiritualmente, en lugar de aceptar las dificultades y cerrando los ojos aferrarse a la
vida pasada. Es lo que sufrimos actualmente, una situación sumamente difícil, pero
nosotros debemos tomar esta pandemia como una oportunidad para crecer porque podrán
encerrar nuestros cuerpos, pero no nuestro espíritu.

Aún con todos los obstáculos que la vida me ha presentado desde principios de este año me
he mantenido firme y dispuesta a levantarme cada día, con mucha o poca energía, siempre
me levanto ¿cómo es posible que con todos esos problemas que el universo pone frente a
mi aún tenga fuerzas de seguir adelante? la respuesta es que tengo un propósito en la vida,
más bien, tengo muchos, unos a corto plazo y otros a largo plazo, pero cualquiera de ellos
son los que hacen que cada mañana abra los ojos y estresada o no cumpla mis deberes del
día, todos esos deberes me acercan un poco más a lo que yo decido ser y estar en un futuro
porque “quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo" [CITATION
Fra79 \p 81 \l 2058 ]

Es Frankl quien en 1979 nos dice que siempre que se presenta una oportunidad surge un
porqué del vivir, con el fin de endurecernos y enfrentar ese cómo de nuestra existencia. La
oportunidad que nos da la contingencia manteniéndonos en casa es el conocernos a
nosotros mismos, el porqué es el crecimiento personal y el cómo es tomando las riendas del
problema y determinando la actitud y acciones que tomar ante el problema. Porque aún
estando enclaustrados seguimos siendo libres, sólo que esa libertad se efectuará en un
espacio un poco más reducido porque “El hombre puede conservar un vestigio de la
libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de
tensión psíquica y física”[CITATION Fra79 \p 71 \l 2058 ]

Siendo que nos encontramos en una situación de emergencia de salud pública y de


preocupación internacional es responsabilidad de todos acatar las normas de seguridad
además de ser responsables con nosotros mismos, cuidarnos, entendernos y lo más
importante decidiendo, decidiendo el rumbo de nuestra vida, de nuestros pensamientos, de
nuestro espíritu, de nuestras acciones porque “¿Qué es, en realidad, el hombre?” Es el ser
que siempre decide lo que es. ([CITATION Fra79 \p 91 \l 2058 ]

Referencias
Frankl, V. E. (1979). El hombre en busca de sentido (12a ed.). Barcelona: Herder.

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