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Descripcion de Escalas
Descripcion de Escalas
El esquema de abandono hace referencia a que los demás son personas inestables
emocionalmente e indignos de confianza para prodigar apoyo y vinculación. Implica la
sensación de que las personas significativas no podrán continuar proporcionando apoyo
emocional, vínculos o protección, debido a que son emocionalmente inestables e
impredecibles (Young, 1999). Estas creencias expresan el temor y la preocupación de ser
abandonados por personas significativas. El esquema de abandono ha sido considerado
como un factor de vulnerabilidad en diferentes trastornos psicopatológicos, entre los que
se destacan la depresión (Clark & Beck, 1997; Stopa & Waters, 2005), la ansiedad social y
los trastornos de la alimentación (Hinrichsen, Waller & Emanuelli, 2004) y el trastorno
límite de la personalidad (Jovev & Jackson, 2004).
Sin embargo el contenido del ítem tiene una mayor coherencia con la inconsistencia
afectiva de los demás hacia el sujeto y no tanto en la intención o el acto de abandono de
las personas comprometidas emocionalmente con la persona. La privación emocional está
en relación con la creencia de que el deseo de lograr un grado normal de apoyo emocional
no será adecuadamente satisfecho por los otros. Este esquema contempla tres
dimensiones de la privación: privación de cuidados (ausencia de atención, afecto, calidez o
compañía), privación de empatía (ausencia de comprensión, escucha, apertura o de
intercambio mutuo por parte de otros) y privación de protección (ausencia de fortaleza,
dirección o guía). Como se puede observar, los ítems que emergieron recogen las tres
dimensiones de privación propuestas por Young (1999). Al igual que el esquema de
abandono, la privación emocional se considera un factor de vulnerabilidad en el estado de
ánimo deprimido (Stopa & Waters, 2005).
Los ítems que componen el séptimo factor hacen referencia a las consecuencias
colaterales de las personas autoexigentes que incluyen problemas de salud, relaciones
interpersonales y sacrificio del placer y la felicidad. También se observa la presencia de la
hipercrítica como posición frente a la autoexigencia. En contraste con el séptimo factor, el
octavo indica la presencia de autoexigencia y perfeccionismo como una descripción de sí
mismo sin hacer referencia a ningún tipo de consecuencias negativas. El esquema de
estándares inflexibles refiere creencias relacionadas con el esfuerzo que la persona debe
hacer para alcanzar estándares muy altos de conducta y desempeño, generalmente
dirigidos a evitar la crítica. Esta creencia provoca sentimientos de presión y dificultades
para atenuar el ritmo de vida, y en una actitud hipercrítica hacia sí mismo y hacia los
demás. Involucra un deterioro significativo del placer, la diversión, la salud, la autoestima,
la sensación de logro o las relaciones satisfactorias. Los estándares inflexibles adquieren
generalmente la forma de perfeccionismo entendido como atención desmedida a los
detalles o subestimación del buen desempeño, también pueden referirse a reglas rígidas y
“deberías” no realistas en muchas áreas de la vida, incluyendo altos preceptos morales,
éticos, culturales o religiosos, adquieren también la forma de preocupaciones por el
tiempo y la eficiencia para poder alcanzar metas más altas. En las investigaciones
revisadas estos factores han estado asociados con el trastorno de la personalidad
obsesivo-compulsivo (Jovev & Jackson, 2004). La poca variabilidad reflejada en la
desviación estándar de 4,4 y 4 en el séptimo y octavo factor respectivamente, refieren que
es un componente que está bien definido en la muestra estudiada. El contenido de estos
factores es más específico en el número y contenido de los reactivos para la población
universitaria de la ciudad de Medellín en comparación con la población universitaria
estadounidense evaluada por Schmidt, Joiner, Young y Telch (1995).
Este esquema tiene que ver con la contención excesiva de acciones y sentimientos que
dificultan la comunicación espontánea, generalmente, para evitar la desaprobación de los
demás. Las personas suelen experimentar sentimientos de vergüenza o temor a la pérdida
del control de impulsos. Las áreas más comunes de inhibición implican: la inhibición de la
ira y de la agresión, la inhibición de los impulsos positivos como el disfrute, afecto, juego,
excitación sexual; la dificultad para expresar libremente sentimientos de vulnerabilidad o
comunicar a otros los sentimientos y las necesidades propias; es común encontrar que la
persona pone un énfasis excesivo en la racionalización y desprecia las emociones. Con
respecto a este esquema es importante mencionar que el estudio de Waller, Ohanian,
Meyer y Osman (2000), encontró que la severidad entre el grupo de bulímicas purgativas y
no purgativas tenían relación con la presencia de la creencia de inhibición emocional.
Además en la investigación de Jovev & Jackson (2004) se encontró que la inhibición
emocional estaba asociada con la personalidad por evitación, aspecto que concuerda con
la sintomatología del trastorno. El presente factor contiene ítems que consisten en
impedir que las emociones sean expresadas en un ciclo interpersonal, por hipercontrol o
vergüenza.
Este esquema se refiere a una excesiva implicación y cercanía emocional con personas
significativas (con frecuencia los padres) a expensas de una individualización completa o
de un desarrollo social normal. Con frecuencia implica la creencia de no poder sobrevivir o
ser feliz sin el apoyo constante de la otra persona. También puede incluir sentimientos de
fusión con otros o un sentido insuficiente de la individualidad. Generalmente se
experimenta como un sentimiento de vacío que no apunta a ningún lado, o en casos
extremos, que cuestiona la propia existencia. Este factor contiene ítems que denota la
poca diferenciación que la persona experimenta al lado de sus padres y la certeza de tener
que involucrarlos en la propia vida porque de lo contrario se generarán emociones
negativas de culpa o traición.