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Mito, leyenda y hechos en la Medicina China:

la historia inextricable
 
Una hermosa diosa, Nü Wa, creó muchos muñequitos usando arcilla, agua, barro. Cuando emitió sobre ellos su dulce aliento, los
muñequitos cobraron vida. Nü Wa se encantó con ellos, los tomó a todos en sus brazos, y les llamó "seres humanos".

Pronto alguno de los muñequitos empezó a dar señales de malestar, y Nü Wa, la pobre, a pesar de todo su amor, era impotente para
devolver la salud a sus creaciones.

 
En ese tiempo vivía en el valle del Río Amarillo un clan llamado Yan, dirigido por su jefe, Yan Di (Yan Di: Líder, Jefe, o Emperador de
los Yan). Vivían de recoger hierbas y raíces, y estaban sometidos al hambre, a la enfermedad, y al envenenamiento, pues
desconocían la naturaleza de lo que comían. Un día, un pájaro púrpura (el fénix), sobrevolando el valle, dejó caer de su pico una
espiga. Yan Di la recogió, la plantó, y así recolectó el primer grano, con lo que su pueblo pudo comer y estar sano. Yan Di abrió la
tierra, sembró, y dio origen a lo que los chinos conocen como "los Cinco Cereales" (mijo, cebada, sorgo, arroz, soja).

Como Yan fue la primera persona que cultivó la tierra, le llamaron "Shen Nong" (Dios, o Espíritu, de la Agricultura). Se dice que su
apariencia era la de un hombre con cabeza de buey, aunque sus representaciones nos muestran un ser humano bastante normal, tal
vez con un cierto aire de severidad y de locura que no es extraño a los "retratos" de los santos Daoistas.

Yan Di (o Shen Nong,  como lo referiremos en adelante) tenía fama de poder ver los órganos internos de las personas y observar sus
cambios patológicos, pero aún no existían las medicinas, de modo que él comenzó a experimentar con todo tipo de hierbas para
buscar lo medicinal. En el curso de sus investigaciones tomó más de 70 hierbas venenosas en un solo día (desde luego, algo de
divino tenía...), y gracias a su especial percepción, fue capaz de contrarrestar sus efectos tomando las hierbas que eran los
adecuados antídotos. Más allá de la validez de la propia Materia Médica, el mito de Shen Nong nos ofrece aquí dos líneas de trabajo
importantes:

La primera, experimentar consigo mismo. Los primeros médicos adquirieron este principio como parte de la ética profesional, y aún
hoy, cuando los posibles efectos secundarios de la Materia Médica se dan por conocidos, la norma ética sigue vigente: en la
moderna Medicina Tradicional China (abreviado MTC) no se permite que un acupuntor pinche a nadie antes de haberse pinchado a
sí mismo, al menos las suficientes veces como para adquirir la habilidad de hacerlo sin dolor

La segunda línea de trabajo concierne a los principios terapéuticos. Si bien encontramos en los primitivos remedios muchos que se
aplican de modo intuitivo (como tratar una indigestión mediante purgación, o tratar la fiebre con materias frescas), en otros
encontramos el principio de "similia similibus curantur", que aparecerá más tarde en Hipócrates y mucho más tarde en Hahnemann.
Shen Nong, por ejemplo, come una escolopendra para contrarrestar -eficazmente- el veneno de su picadura. Tal vez lo más
importante de la línea abierta por Shen Nong es la flexibilidad. No dicta normas restrictivas, el fuego se combate con agua, con
fuego, o con tierra, depende. Y esta flexibilidad se ha transmitido también hasta la moderna MTC, donde los principios terapéuticos
admiten tanto el tratamiento  directo, intuitivo, (parecido, en general a la medicina alopática) como el tratamiento inverso o paradójico,
aparentemente a favor de los síntomas, más próximo a la Homeopatía y a otras medicinas energéticas

Shen Nong acabó escribiendo un libro sobre como curar enfermedades. El libro, legendario como mitológico es su autor, no nos ha
llegado, pues, igual que las tablas de la Ley mosaica, los documentos divinos tienden a desaparecer, pero su versión "humana" aún
existe: se conoce como "Shen Nong Ben Cao Jing " (es decir: El Clásico -o Canon- de Materia Médica de Shen Nong). El libro
registra 252 plantas, 67 animales y 46 minerales, con la descripción de su lugar de origen, nombres secundarios, formas,
propiedades, y capacidad curativa de cada materia, discutiendo además en el prefacio algunas teorías básicas de cómo usarlas,
prepararlas y combinarlas, teniendo en cuenta su naturaleza e interacciones.

Parece que el libro fue compilado durante el reinado de Tai Chu, (104-100 AC), bajo el Emperador Wu Di de la Dinastía Han. Incluye
los escritos de numerosos investigadores, médicos y farmacólogos de la Dinastía precedente (Qing) , y se presenta como la
revelación de Shen Nong a los escritores, que prefieren la modestia del transcriptor a la responsabilidad del autor. Muchas de las
materias que describe siguen en uso hoy día. En cualquier caso, el libro existe, y para nosotros representa el paso del mito a la
realidad tangible, el tránsito desde la leyenda a la investigación científica.
 
Shen Nong es el padre mitológico de la Farmacología China, pero todos sabemos que la Medicina China posee también una
herramienta original: la Acupuntura. Bien, esta también tiene su linaje, que comienza con un tal Fu Xi, quien se dice que vivió por
algún año entre el 10.000 y el 4.000 AC. También llamado Bao Xi, este personaje del grupo étnico Haidai (o Dai) pertenecía al clan
Feng. Pasa por ser el hijo del Dios del Trueno, y tenía la cabeza de hombre y el cuerpo de serpiente, todo lo cual le sirvió para dar
origen a las tribus del Este. Sentado en un altar cuadrado y observando los cambios a su alrededor fundó la meteorología (la
evolución de las energías, que se conocerá mucho más tarde como la Ley de los Cinco Elementos o Movimientos) y inventó los Ocho
Trigramas para representar con ellos los principales estados críticos de la energía. Con estos sencillos símbolos, el Cielo, la Tierra, el
Agua, el Fuego, el Trueno, el Viento, la Montaña y el Pantano, Fu Xi dá forma a la alternancia y evolución de las fuerzas en juego en
el Universo y, de paso, configura el principio de los métodos adivinatorios que  veremos en el Yi Jing, o Clásico de los Cambios.
También enseñó a su pueblo a usar estos símbolos y signos para registrar todos los eventos, y así se dice que los trigramas de Fu Xi
son el origen de la escritura.

Fu Xi era un observador. Analizando la tela de una araña, hizo la primera red de pesca, advirtiendo que los animales comían
determinadas hierbas para recobrar la salud encontró algunas medicinas, y observando la tendencia natural a presionar sobre las
partes heridas, inventó unos útiles (las Nueve Agujas) para acentuar y afinar el efecto de esta presión, dando lugar a la Acupuntura.
Fu Xi es uno de los Cinco Emperadores legendarios (los otros son Shen Nong, Huang Di, Yao y Shun), y es el Emperador del Cielo
del Este. La contribución directa de Fu Xi a la Medicina  no es tan concreta como la de Shen Nong o Huang Di, pero la formulación
de los principios de polaridad, alternancia, evolución e interrelación representa probablemente el paso más importante del raciocinio
clásico, y se refleja en todos y cada uno de los modos y métodos de la cultura china y, por supuesto, de la Medicina.

 
Un activo experimentador, un agudo observador. Faltaba en el panteón el revelador, el clarificador. Este papel será el de Huang Di, el
famoso Emperador Amarillo. Siendo el trueno lo que genera, él mismo era el Dios del Trueno. Una noche la Estrella Polar (astro
central en la cultura china) apareció rodeada de un anillo de luz fulgurante: iba a nacer Huang Di. En ese tiempo vivía en el valle del
Río Amarillo un cierto Chi You, descendiente de Yan Di, o Shen Nong (hijo de la misma madre, pero diferente padre que Huang Di).
Cosas de familia, Huang Di conquistó el clan de Chi You y se convirtió así en el Emperador de las Llanuras Centrales, territorio
comprendiendo la parte media y baja del Río Amarillo donde nació lo que conocemos como "cultura china", por lo que los chinos aún
dicen ser descendientes de Yan (Di) y de Huang (Di). Huang Di viajó extensamente para aprender de los habitantes de distintas
regiones,  e inventó muchas cosas: se le atribuye la cría del gusano de seda, los barcos, las carretas, la escritura, la medicina, las
matemáticas.... Lo cierto es que, en la época del supuesto Huang Di aparecen en el valle del Amarillo todas estas cosas y más aún.
En el campo de la Medicina Huang Di no inventa, pero ordena. Huang Di, en colaboración con sus ministros Qi Bo, Lei Gong y otros
escribe un libro, el "arte de Qi (Bo) y Huang (Di)", que será conocido como "Huang Di Nei Jing", o "Canon de Medicina Interna del
Emperador Amarillo".

 
Como en el caso del Shen Nong Ben Cao, el texto de Huang Di queda en la leyenda, pero la versión terrena del Huang Di Nei Jing
(en breve, el "Nei Jing") existe, y es un libro de consulta que todo médico de MTC tiene aún a mano. La arqueología sugiere que el
libro real fue compilado en el Período de los Reinos Combatientes (475-221 AC), muchos siglos después del reino del mítico Huang
Di, pero, también como en el caso del Shen Nong Ben Cao, los compiladores usaron el divino nombre para añadir autoridad a su
obra. El libro real fue revisado y ampliado durante la Dinastía Han (206AC-220 DC) y posteriores. Dividido en dos partes de 81
artículos cada una, trata de fisiología, patología, anatomía, diagnóstico, tratamiento (herbal y acupuntural) y prevención de
enfermedades. En este libro, aunque a veces de modo no demasiado coherente, se relaciona por primera vez de modo sistemático la
salud con las grandes teorías filosóficas de polaridad, evolución e interrelación: la teoría de Yin/Yang y la de los Cinco Movimientos.
No entraremos ahora en estas teorías, pues lo que resulta importante en el contexto es que con la materialización de su escritura, el
Huang Di Nei Jing constituye también un paso del mito al hecho, y que, una vez más, esta transición se hace suavemente, a través
del paso por eras proto- y prehistóricas y personajes cuya existencia real aún se debate.

 
Esta transición relativamente dulce desde el mito y la leyenda a los hechos comprobables es típica de la mentalidad china, y,
característicamente, se produce también desde los hechos hacia la leyenda. En medicina son numerosos los personajes de
existencia histórica que se han ido haciendo un lugar en la leyenda, como Hua Tuo (145-208, existencia real cuestionable), o el
mismo Sun Si Miao, médico real (581-683) que, a través de un proceso de reverenciación, encontramos hoy en los altares de
muchos templos Daoistas como "Dios de la Medicina".

 
La fluidez con la que personajes, ideas y objetos se pasean entrando y saliendo de la leyenda a la historia y de la historia a la
leyenda confiere a sus relaciones un aroma peculiar: el mismo que, en la mente clásica, tiene la relación de lo cotidiano con lo
trascendente. Por eso el panteón mitológico chino nos resulta tan curioso. El chino no reconoce un último creador omnipotente al que
le deba nada (ni tema demasiado), ni ha generado personificaciones celestes de sus anhelos cotidianos. El pensamiento chino
evolucionó muy pronto hacia lo abstracto y sus aplicaciones, y, al darles figuración, lo hizo, bien a través de las palabras más o
menos imaginadas de los reconocidos como Grandes Maestros (LaoZi, Gautama, Confucio, ILUST. 4), bien a través de las imágenes
que mejor simbolizasen en ese momento la eterna idea de polaridad, evolución e interrelación. Los "dioses" o "espíritus" chinos son,
o bien núcleos convenientes de compilación y transmisión de conocimientos (como los Cinco Emperadores o los Tres Maestros), o
bien hombres que muestran  virtudes o habilidades que se hacen ejemplares (como Sun Si Miao o Bian Que). Es típico del concepto
chino que no establezca entre ellos una jerarquización histórica, que no separe lo que la Arqueología y Historia pueden probar de lo
que no; para el chino lo importante del maestro es la enseñanza, no su existencia material.

 
Observador y respetuoso al extremo con la Naturaleza, el chino tiende menos a la personificación del acto que a su simbolización. El
mito chino es esencialmente abstracto, y gira siempre alrededor de las ideas de Yin y Yang: Tigre y Dragón, Shen Nong y Fu Xi, Cielo
y Tierra, Emperador Celeste y Emperador Subterráneo,... todos son expresiones de la eterna polarización observable en el reino de
lo manifestado. Así podríamos decir que la idea de Yin y Yang, de su juego, evolución y relaciones, es el auténtico MITO de la cultura
china. Todo el modo de pensar que informa esta cultura -y, por supuesto, la Medicina- está impregnado de esta idea, desde los
métodos paradójicos de tratamiento propuestos ya por Shen Nong hasta la más cotidiana medicina hospitalaria de nuestros días.

 
La otra gran idea-mito de la China clásica, y que ha influido de modo aún más concreto en la Medicina, es la idea de la inmortalidad.
El chino no quiere morirse, y, como no espera una vida eterna detrás de esta transitoria, se dedica a prolongarla lo más que puede.
Todos los textos clásicos (Ben Cao, Lao Zi, Nei Jing, etc.) proponen métodos para mantener la salud, asegurando que practicándolos
se vive mucho, o incluso siempre. En realidad, la mayoría de los especialistas primitivos en el mantenimiento de la salud creían que
podía llegarse a la inmortalidad . Más tarde, sin duda confrontados con la dura realidad, muchos fueron llegando a la conclusión de
que, si bien no se podía devenir inmortal, sí que se podía vivir más y mejor  siguiendo determinadas normas y tomando determinadas
materias, con lo que de nuevo hay una evolución desde lo mítico -la inmortalidad- a lo cotidiano -la medicina. Al principio se trataba
de encontrar la "píldora dorada", el tónico mágico que volvería inmortal al que lo tomase, y, en su búsqueda e invención se
empeñaron numerosos hombres, unos históricos, otros no tanto. Algunos experimentadores murieron envenenados, otros siguieron
caminos infructuosos, y  otros más, como en Europa siglos más tarde, fueron alumbrando en sus investigaciones materias y fórmulas
de utilidad real. Con un tránsito en general más fluido que en Occidente entre lo esotérico y lo exotérico, muchos de los primitivos
alquimistas fueron, como Ge Hong (281-341 DC), médicos reconocidos.

¿Cuál es el peso de las dos grandes ideas-mito en la Medicina China de hoy?. La respuesta no  puede ser general: cada médico
establece -o halla- su punto de equilibrio entre lo inmanente y lo manifestado. Pero sí podemos afirmar que la idea de Yin/Yang y sus
derivados siguen formando parte del modo de pensar, diagnosticar y tratar de cualquier médico que se precie, y también se dice que
por ahí, por las montañas, hay hombres viejos de varias centurias que viven sólo de la energía pura y de algunas gotas de rocío. Yo,
por si acaso, me hice una foto con la estatua de Sun Si Miao.

 
 
Manuel Rodríguez | Experto en Medicina Clásica China, Acupuntura y Fitoterapia -  Acupuntura Japonesa, estilos Toyohari, Manaka y Keiraku Chiryo - 
Shonishin (tratamiento pediátrico)

 
 
 

Bibliografía consultada:
Traité de Medecine Chinoise

Dr. A. Chamfrault

Ed. Chamfrault, Angoulême, 1977

Episodes in Traditional Chinese Medicine

Bai Jinfeng

Panda Books, Beijing 1998

Tratado de Medicina y Alquimia Taoista (Weisheng Shenglixue Mingzhi)

Zhao Bichen, trad. Catherine Despeux, trad. F. Villalba

Ed. Miraguano, Madrid 1984

Course in Literary Chinese

Beijing, 1991

El Arte Marcial taoista para la salud y la longevidad

Bian Zhizhong

Ed. China hoy, Beijing 1988

Misterio de la longevidad

Liu Zhengcai et alt.

Ed. En lenguas extranjeras, Beijing 1991

Dao Te Jing / Lao Zi

Ed. Bai Yun Miao (Templo de la nube blanca)

Beijing

Chinese Qi Gong Illustrated

Yu Gongbao

New World Press, Beijing 1995

History and development of Traditional Chinese Medicine

Ed. in chief: Chen Ping

Science Press, Beijing, 1999

Huang Di Nei Jing

Ed. de Salud Popular, Bejing, 1982

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