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Artículo enviado a la revista Arqueología Americana para ser publicado en el volumen intitulado: “Desastres naturales y
cambio climático”. Junio, 2012.
1
Miguel Medina, comunicación personal.
2
Originados en la Sierra Chichinautzin.
3
Carlos Álvarez del Castillo, “Estudios de una muestra quemada procedente del sitio Cuicuilco “C”.
Mecanográfico, Archivo Técnico de la Subdirección de Salvamento Arqueológico, INAH, 1990, México.
4
Emilio Ibarra, comunicación personal. Muestra tomada para Felipe Ramírez y Carlos Rangel dentro del
“Proyecto Cuicuilco D, Ciudad Vial”. Informe Parcial, Archivo Técnico, Coordinación Nacional de
Arqueología, Dirección de Estudios Arqueológicos, 2007, INAH, México. 22p
1
Las manifestaciones más tempranas de lo que fue la primera
ocupación en Cuicuilco están representadas por sólo algunos
artefactos del 800 a. C. (Foto 1) y probablemente algunas
d e
5
Lo que viene siendo la fase Tetelpan (800-700 a. C.) según Nierderberger. Ver Christine Niederberger
Betton, Paleopaysages et Archeologie Pre-Urbaine du Bassin de Mexico. Collection Etudes
Mesoamericaines, Tome I, CEMCA, 1987, Mexico, 357p. En estudios anteriores se especuló que la primera
ocupación en Cuicuilco databa del 2100 a. C., sin embargo, esa evidencia (carbón) proviene de contextos de
relleno ya que se encontró entre los materiales constructivos usados en uno de los edificios de Cuicuilco “B”,
específicamente tierra que se empleó como parte del núcleo. Otras fechas que van del 2100 al 1000 a. C.
toman como evidencia vasijas cerámicas recuperadas en la base del terreno donde se construyó Cuicuilco
“B”, que se presume, son producto de tradiciones desarrolladas a partir de la fase Purrón temprano (y “Pox”),
sin embargo, las descripciones que se hacen de estos ejemplares son insuficientes ya que no se destacan
rasgos significativos o diagnósticos. También se toma como ejemplo a las figurillas tipo “M”, las cuales, hoy
en día se sabe corresponden a la fase Zacatenco. Las 6 fechas de C14, utilizadas también como base de estos
fechamientos, fueron recuperadas en rellenos de estructuras o en asociación a tiestos de la fase Tlalpan en
Cuicuilco “B”, tiestos que no son descritos, y donde el contexto en general, nunca fue especificado. La
siguiente fecha temprana que se propone va del 1800 al 1000 a. C., la cual, toma como referencia tiestos y
figurillas de las fases El Arbolillo Temprano y Zacatenco Temprano (que no son descritos), los cuales,
estuvieron mezclados con la fase Copilco. De igual forma se tomaron muestras para C14, pero se admite la
posibilidad de contaminación. Datos tomados en Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, “Archaeological
Excavations at Cuicuilco”. En The National Geographic Society Magazine, Sobretiro, 1958a, USA, pp. 93-
104. Se podría seguir enumerando toda la serie de inconsistencias al momento de analizar las fechas
siguientes, sin embargo, lo que se quiere hacer referencia es que es indispensable llevar a cabo una revisión y
análisis de toda la evidencia con que se cuenta, incluyendo por supuesto la actual, para poder llegar a
2
construcciones monumentales en lo que hoy en día conocemos
como el área nuclear, se piensa que éstas se comienzan a
construir hasta el 700 a. C. (Fase Zacatenco).
En la fase Zacatenco (700-400 a. C.), además de unidades
habitacionales, ya se aprecian monumentos de escala modesta
que destacan en lo que se conoce hoy en día como Cuicuilco
“A”, “B”, “C”6 (Plano 1) y probablemente en la zona de Fuentes
Brotantes, en el llamado sitio “Corregidora” (Foto aérea 1).
3
Foto aérea 1. 1. Cuicuilco “A”; 2. Cuicuilco “B”; 3. Cuicuilco “C” (destruido);
4. Pirámide de Peña Pobre; 5. Canal Preclásico; 6. Pirámide de Tenantongo y 7.
Fuentes Brotantes (Foto: GoogleEarth, 2011).
7
Mario Pérez Campa, “La Estela de Cuicuilco”. En Arqueología Mexicana, Ed. Raíces, CONACULTA,
INAH, Vol. V, Núm. 30, marzo-abril, México, 1998, p. 37.
4
Fig. 1. Estela de Cuicuilco
(Tomado de Pérez Campa, 1998b, p.37).
8
Para la secuencia constructiva de la Pirámide Principal en estas primeras etapas (aunque él no habla de fases
culturales) ver Figura 1 en Javier López Camacho, “La estratigrafía de la Pirámide de Cuicuilco en
retrospectiva”. En Revista Cuicuilco, No. 3, ENAH-INAH-SEP, México, 1991, pp. 35-46.
9
Este terraplén fue descrito por Emil W. Haury en “Cuicuilco Diary, June 11-September 12, 1925”. En
Journal of the Southwest, Vol. 46, No. 1, Emil Walter Haury Centennial, USA, (Spring, 2004), pp. 55-91.
5
Foto 2. Los primeros altares erigidos sobre la Pirámide Principal
de Cuicuilco fueron hechos de tierra compactada y de poca altura
(Foto tomada de Cummings, 1926, p. 298).
6
de emparejar lo que a la postre sería el principal espacio
ceremonial (Foto 3).10
d e
10
Falta por definir si este primer espacio sagrado verdaderamente puede ser fechado en el 700 a. C. ya que el
único indicador cronológico es la cerámica. De igual forma, cerámicas procedentes de las excavaciones de
Cummings en la Pirámide Principal -recuperadas recientemente por el INAH y en fase de análisis- no revelan
artefactos más antiguos a la fase Tetelpan (800-700 a. C.), sin embargo, no existe referencia alguna de
construcciones monumentales de esta fase en la Cuenca de México, de ahí, que se especule que el terraplén,
el primer basamento y la “Estela” correspondan a la fase Zacatenco (700-400 a. C.).
11
Florencia Müller, La Cerámica de Cuicuilco B. Un rescate arqueológico. Colección Científica 186, INAH,
1990, México,
12
Ernesto Rodríguez Sánchez y Alicia Bracamontes Cruz “Denuncia 1994-4”. Mecanuscrito, Archivo de la
Dirección de Salvamento Arqueológico, INAH, 1994, México.
13
Este edificio es señalado por Heizer y Bennyhoff como uno de los más antiguos de Cuicuilco junto con una
subestructura de la Pirámide Principal que datan según sus fechas, del 1000-600 a. C. (Robert F. Heizer y
James A. Bennyhoff, Op. cit., 1958a, p. 96), sin embargo, y como ya se ha expresado, no existe evidencia
7
Bennyhoff sería de las más antiguas del asentamiento.14
Otra área con presencia de artefactos del 700 a. C. fue
identificada en Cuicuilco “C”, en ella, además de recuperarse
macrorestos de tomate, epazote, huauzontle y verdolaga;15 se
descubrieron hoyos para postes, fogones, desechos de talla y
restos de venado o berrendo, guajolote y perro, asociados a
cerámicas de la fase Zacatenco (700-400 a. C.).16
De igual forma, en “Corregidora”17 fueron descubiertos
muros de cuartos de una unidad habitacional y cerámicas de la
fase Zacatenco, que atestiguan la asociación temporal y la
presencia de asentamientos menores en torno a Cuicuilco.
En el Preclásico Tardío (400-200) [Foto 4], Cuicuilco
sufre una transformación importante que involucra un programa
de desarrollo arquitectónico monumental mayor al visto en la
fase anterior. Los espacios ahora presentan plazas con
alturas diferenciadas, donde se realizan grandes obras
arquitectónicas.
Una de ellas, al parecer la más sobresaliente, la
representa el Gran Basamento cuyos antecedentes fueron la
estructura en cuyo frente sur se erigió la Estela entre el
700 y el 400 a. C. y un segundo cuerpo construido en la misma
época y sobre esta primera etapa, ambas, en forma de cono
truncado y con sus respectivos altares (ver Fig. 2).18 Este
segundo cuerpo, ubicado probablemente también a 3.50 m por
debajo del nivel de lo que vendría a ser el montículo
principal de Cuicuilco y que Cummings liberó en los 20tes.,
fue cubierto para seguir siendo agrandado, continuando una
serie de etapas constructivas que culminarían probablemente
hasta poco antes de la erupción del Xitle (ver Fig. 2).
arqueológica actual que nos hable de artefactos con periodificaciones que vayan más allá del 800 a. C.
14
Llamada por Heizer y Bennyhoff “Mound 1”. Op. cit., 1958a, p. 98. Y Robert F. Heizer y James A.
Bennyhoff, “Archaeological Investigations of Cuicuilco, Valley of Mexico 1957”. En Science, New Series,
Vol. 127, No. 3292, 1958b (Jan. 31), USA, p. 232.
15
Carlos Álvarez del Castillo, Op. cit.
16
Ernesto Rodríguez Sánchez, “Cuicuilco C: un rescate arqueológico en el sur de la Ciudad de México”. Tesis
de Licenciatura, ENAH, INAH, 1993a, México, 177p. Ernesto Rodríguez Sánchez, “Cuicuilco C: Aportes
sobre aspectos urbano-arquitectónicos en el Formativo de la Cuenca de México”. En A propósito del
Formativo, Ma. Teresa Castillo Mangas (Coord.), Subdirección de Salvamento Arqueológico, INAH, 1993b,
México, pp. 54-57. Y Felipe Ramírez y Mónica Moguel, “La utilización de los recursos naturales en el sitio
de Cuicuilco C: una interpretación”. Ponencia presentada en la XXII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana
de Antropología, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 1991, 15p.
17
Manuel Gándara, “Proyecto Unidades Habitacionales, Cuicuilco 84. Informe de trabajos, 1a. Temporada”.
Archivo Técnico, Dirección de Arqueología, INAH, 1984, México.
18
Ver Javier López Camacho, Op. cit., Fig. 1, “a”, p. 36.
8
e f
19
Probablemente sobre el tercer cuerpo de la Pirámide Principal. Ver Hernando Gómez Rueda, “Exploración
en Cuicuilco, Operación 1, Informe de la 1a. Temporada, 1996”. En Informe del Proyecto Arqueológico
Cuicuilco, Mario Pérez Campa (Dir.), DICPA-INAH, 1996, 41p.
20
Byron Cummings, “Cuicuilco and the Archaic Culture of Mexico”. En American Association for the
Advancement of Science, The Scientific Monthly, Vol. 23, No. 4, oct. , USA, 1926, p. 297. Ver también Robert
F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit., 1958a, p. 100, cuya fecha de C14 (472-250 a. C.) que ellos
muestrean (C-200) casi correspondería a la actual fase Ticoman de Niederberger (400-200 a. C.). Ver
Christine Niederberger Betton, Op. cit., 1987.
9
Foto 5. Altar construido con piedra bola sobre la Pirámide
Principal (Foto tomada de Cummings, 1926, p. 299).
21
Heizer y Bennyhoff plantean que el Edificio IX tuvo tres etapas constructivas, una de las cuales –la
primera- parece corresponder al 700 a. C., las otras dos, por sus artefactos asociados, parecen corresponder a
la siguiente fase (Ticoman 400-200 a. C.). Ver Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit., 1958b, p.
232.
22
Donde las Estructuras II, IV, V, VII y IX, por su asociación con artefactos usados en la preparación de
alimentos y objetos suntuarios (usados por los grupos de elite), probablemente están relacionados con las
moradas de los grupos de poder de Cuicuilco. Ver Florencia Müller, Op. cit., 1991.
23
Como pudo ser el caso de las Estructuras II, IV y IX (Ed. Heizer) y algunas de las destruidas, entre ellas, la
VI. Ver Fig. 1, en Florencia Müller, Ibid.
24
Ibid., p. 279.
10
Plano 2. Cuicuilco “B” (Redibujado de Müller, 1991, p. 17, Fig. 1).
11
Entre los nuevos edificios continuaron usándose algunos
espacios como zonas de enterramiento,25 esto no sólo incluyó
algunas troncocónicas,26 sino también, áreas sobre las mismas
plataformas habitacionales ya fuera dentro de los cuartos o
en los patios contiguos (Plano 3).
25
Tradición iniciada desde la fase Zacatenco (700-400 a. C.).
26
Cuyos usos también incluyeron el almacenaje de alimentos y como basureros; ver Florencia Müller, Op.
cit., p. 18.
27
También hay artefactos correspondientes a las fases Zacatenco (700-400 a. C.) y Cuicuilco (200 a. C.-circa
275 d. C.). En reciente trabajo de Pastrana y Ramírez, estos autores han propuesto que la fecha que cerraría la
fase Cuicuilco -y que correspondería al abandono del sitio- debería estar basada en los últimos fechamientos
para la erupción del Xitle, de ahí, qué esta propuesta se esté retomando en este artículo. Ver Alejandro
Pastrana y Felipe Ramírez, “Reinterpretando Cuicuilco”. Ponencia presentada en la 77th Society for American
Archaeology, Simposio: Strategies of Higlands Mesoamerica’s Late Formative and Early Classic Rulers,
Memphis, Tennessiee, 2012, USA. Para los datos de la fecha de la erupción del Xitle consultar Claus Siebe,
“Age and archaeological implications of Xitle volcano, southwestern Basin of Mexico-City”. En Journal of
volcanology and geothernal research, 104, 2000, USA, pp. 45-64. Y Silvia González, Alejandro Pastrana,
Claus Siebe y Geoff Dulle, “Timing of the prehistoric eruption of Xitle Volcano and the abandonment of
12
a b
c d
Foto 6. Cerámica de la Fase Ticoman (400-200 a. C.). a) Vasija trípode de silueta compuesta
descubierta en troncocónica, Cuicuilco “B”; b) Cerámica de silueta compuesta recuperada en
Estructura I (también llamado Montículo I), Entierro 20, Cuicuilco “B”; c) Cerámica
estucada y pintada con soportes globulares, Entierro 60, Cuicuilco “B” y d) Cerámica de
silueta compuesta, descubierta en troncocónica, Cuicuilco “B” (Tomadas de Müller, 1991, pp.
222, 216, 215 y 214, Fotos 24, 12, 10 y 7, respectivamente).
28
Ernesto Rodríguez Sánchez, Op. cit., 1993b, p. 57.
13
Foto 7. Cuicuilco “C” (Tomada de Rodríguez, De la Torre
y Moguel, 1993, Foto 7, p. 20).
29
Cuya superficie estuvo constituida por gravas, piedras angulares y cantos rodados.
30
Manuel Gándara, “Proyecto Unidades Habitacionales, Cuicuilco 87”. Informe de trabajos, 3a. Temporada,
Archivo Técnico de la Dirección de Arqueología, INAH, 1987, México.
14
lava anterior a la del Xitle, es una construcción con
dimensiones similares a la que se encuentra en Cuicuilco “A”,
de ella se sabe que corresponde al Preclásico Tardío y que el
sistema constructivo es parecido al usado en otras
edificaciones cuicuilcas de la misma época.31
Otras construcciones importantes son elaboradas en este
periodo, entre ellas, las relacionadas con obras hidráulicas
utilizadas en la agricultura y cuyos productos agrícolas,
entre ellos el maíz, están representados en sus figurillas
(Foto 9).
a b c
31
Olivia Torres, comunicación personal.
32
José Lugo, Moshe Inbar, Alejandro Pastrana, Antonio Flores y J. Juan Zamorano, “Interpretatión of the
geomorphic setting of the Cuicuilco basin, Mexico City, affected by the pre-Hispanic eruption of the Xitle
volcano”. Geomorphologie: relif, processus, environnement, No. 3, 2001, México, p. 226.
15
33
(Foto 10).
33
Alejandro Pastrana, comunicación personal.
16
Foto 10. Canal Preclásico en el área del Centro Comercial
Plaza Cuicuilco (Foto: cortesía Alejandro Pastrana).
34
Ángel Palerm y Eric Wolf, “Sistemas de regadío prehispánico en Teotihuacán y el Pedregal de San Ángel”.
Revista Interamericana de Ciencias Sociales, Segunda Época, V. 1, Núm. 2, Unión Panamericana, 1961,
Washington, USA.
35
Olivia Torres, comunicación personal.
36
Florencia Müller. Op. cit., p. 256.
37
Fase Zacatenco (700-400 a. C.).
38
Ejemplo de ello serían cruces, rombos, entre otros más. Para mayores referencias sobre esa interacción ver
Felipe Ramírez, “Cuicuilco y Occidente de México. Interacción cultural en el Preclásico tardío y terminal”.
En Arqueología, Revista de la Coordinación Nacional de Arqueología, en dictamen, INAH, 2012, México,
50p.
17
A fines de la fase Ticoman (250 a. C.) y durante el
transcurso de la siguiente fase Cuicuilco (50 a. C.), se
destaca una fuerte actividad del Popocatepetl ligada a una
erupción del tipo pliniana39 que pudo haber motivado el
abandono de la población cuicuilca, como sucedió en
asentamientos en torno al volcán,40 sin embargo, aunque se ha
detectado caída de ceniza de este volcán en Cuicuilco, la
distancia de este cono cinerítico con esta última población
no permitió que fuera tan intensa como para considerar un
desalojo. Otra suerte corrieron las poblaciones asentadas en
el sureste de la Cuenca de México donde si se observa un
abandono para fines del Preclásico,41 lo cual, parece haber
sido provocado por la erupción del Popocatepetl de la que
hablamos.
En la siguiente etapa, entre el 200 a. C. y el 275 d.
42
C., Cuicuilco se encontraba en su principal época de
esplendor. En este tiempo se observan cambios en varias
edificaciones y los inicios de actividad volcánica del Xitle.
En la Pirámide Principal (Foto 12), además de realizarse
la última etapa constructiva que consistió en el agregado de
dos estructuras o plataformas adosadas de forma semicircular
al último cono truncado en los inicios de esta fase,43 se
39
Claus Siebe, Op. cit., p. 62.
40
Patricia Plunket y Gabriela Uruñuela, “Preclassic Household Patterns Preserved Under Volcanic Ash at
Tetimpa, Puebla, Mexico”. En Latin American Antiquity, 9 (4), 1998, USA, pp. 287-309.
41
Ejemplo de esas poblaciones preclásicas son Temamatla y Zohapilco. Con relación a Temamatla ver
Nicolás Felipe Ramírez Sánchez, “Temamatla: Una visión del Horizonte Formativo desde la Cuenca de
México”. Tesis de Licenciatura en Arqueología, ENAH-INAH-SEP, 1996, México, 269p. Para Zohapilco,
consultar: Christine Niederberger Betton, Zohapilco: Cinco milenios de ocupación humana en un sitio
lacustre de la Cuenca de México. Colección Científica, Arqueología, No. 30, Departamento de Prehistoria,
INAH-SEP, 1ª. Ed., 1976, México, 308p.
42
Claus Siebe, Op. cit., Fig. 6, p. 53.
43
Una de las cuales, la sur, la que de acuerdo a Alejandro Pastrana fue destruida en los trabajos de Cummings
al no identificarla y cuya evidencia es la impronta de lava que hoy en día se observa junto a la Pirámide
Principal además de los rellenos (piedras pegadas con lodo bajo esta gruesa capa de lava).
18
construye en su cima una plataforma, tapando los altares de
piedra bola que venían re-edificándose en etapas previas. A
fines de esta fase, se realiza la última etapa constructiva
de la Pirámide Principal, donde se construye una pequeña
plataforma donde se levanta una estructura de forma cónica,
la cual, pudo haber sido de madera o de bajareque y se adosa
una última plataforma que no rodea por completo al Gran
Basamento (la destruida en los trabajos de Cummings) [ver Fig.
44
2].
Otras evidencias constructivas se presentan en
edificaciones de Cuicuilco “B”. A las Estructuras II (Foto
13), VI (Foto 14) y VIII (Foto 15), construidas con núcleos de
tierra45, con fachadas de piedra y apisonados de tierra en sus
partes altas desde la fase anterior, probablemente se les
agregan banquetas, y la Estructura VIII, es agrandada.
44
Byron Cummings, Op. cit., pp. 299-300.
45
Es probable que estos primeros montículos tuvieron forma de cono truncado tal y como Heizer y Bennyhoff
aseguran sucedió con el Montículo 4 (Estructura VI). Ver Robert F. Heizer y James A. Bennyhoff, Op. cit.,
1958b, p. 232.
19
Foto 15. Estructura VIII, Cuicuilco “B” (Foto: F. Ramírez).
46
Florencia Müller, Op. cit., p. 279.
47
Como parte de este rubro la producción agrícola a través de grandes obras hidráulicas.
20
segundo y tercer orden en torno a él.48 La evidencia
arqueológica hasta ahora existente no aporta los elementos
suficientes como para afirmar que Cuicuilco tenía ya
características urbanas, por ello, preferimos denominarla
como Capital Regional y no como Urbe, tal y como Niederberger
lo propone.49 A manera de hipótesis, se ha especulado que las
dimensiones del asentamiento llegaron a ser de hasta 400
hectáreas, con una población de alrededor de 20,000
personas,50 datos que pensamos, no están tan alejados de la
realidad. De igual forma, Cuicuilco ya desde el 400 a. C. muy
probablemente se encontraba en competencia con Teotihuacan
por la hegemonía regional, controlando no sólo los recursos
naturales del sur de la Cuenca de México, sino también, los
pasos naturales hacia la zona de lo que hoy conocemos como
los estados de Morelos y Guerrero, además del acceso al
sureste de la cuenca si se llegaba por su parte occidental.
Precisamente, la ruta occidental de la Cuenca de México, nos
está indicando que a través de ella no sólo circulaban
mercancías sino también ideas provenientes de otras áreas de
Mesoamérica, específicamente Occidente de México, cuyos
vestigios materiales y ciertas tradiciones culturales han
sido identificadas en Cuicuilco51 y otros asentamientos en
torno a este camino, ejemplo de ello son Tlatilco,52 Zacatenco
y Ticoman.53
48
Entre esas poblaciones pudieran haber estado los sitios conocidos como “Corregidora”, “La Ladrillera” y
probablemente un asentamiento ubicado en lo que hoy es el actual pueblo de Tlalpan. Para este último
ejemplo ver tesis de licenciatura de Alejandro Meraz Moreno, “Un asentamiento del Preclásico Superior en el
centro de Tlalpan, México, D. F. Rescate Arqueológico en la Universidad Pontificia de México”. Tesis de
Licenciatura, ENAH-INAH-SEP, México, 2009, 160p.
49
Christine Niederberger Betton, Op. cit., 1987.
50
William T. Sanders, Jeffrey R. Parsons y Robert S. Santley, The Basin of Mexico. Ecological Processes in
the Evolution of a Civilization. Academic Press, New York, USA, 1979, 561p.
51
Ver Felipe Ramírez, Op. cit.
52
David Grove, “Morelos, el Occidente y Mesoamérica en el Preclásico Temprano”. En Las sociedades
complejas del Occidente de México en el mundo mesoamericano. Homenaje al Dr. Phil Weigand, Eduardo
Williams, Lorenza López Mestas y Rodrigo Esparza (Eds.), El Colegio de Michoacán, A. C., 2009, México.
53
George Vaillant, Excavations at Zacatenco. Anthropological Papers of the American Museum of Natural
History, Vol. XXXII, Part 1, New York, 1930, USA. Y George Vaillant, Excavations at Ticoman.
Anthropological Papers of the American Museum of Natural History, Vol. XXXII, Part 2, New York, 1931,
USA.
21
cima debido a la lluvia,54 ya que evidencias de una fina
cubierta de piedra pómez y ceniza volcánica negra, fueron
descubiertas en las partes más altas de la gran pirámide.55
Esta cubierta de pómez y ceniza volcánica de alrededor de 30
cm de espesor es el primer testigo del comienzo de la
actividad del Xitle en lo que se considera la última etapa
constructiva de la Pirámide Principal y cuyos artefactos
asociados corresponden a la fase Cuicuilco (200 a. C.-275 d.
C.)[Foto 17],56 en donde los altares ya habían sido cubiertos y
en cuya nueva superficie se construyó una estructura cónica,
la cual fue reutilizada en tiempos aztecas.57 De igual forma,
hoy en día se pueden apreciar partes dañadas como
consecuencia del contacto de la lava con el Gran Basamento,
sobre todo, en su parte norte donde se observan fragmentos de
e f
54
Byron Cummings, Op. cit., p. 297.
55
Ibid., p. 300.
56
El fin de esta fase corresponde a la fecha propuesta por Piña Chan para el fin del Preclásico (ver Román
Piña Chan, Las Culturas Preclásicas de la Cuenca de México. Fondo de Cultura Económica, 1955, México) ,
sin embargo, como ya se ha especificado, es probable que el final de este periodo este relacionado con la
fecha 275 d. C., cuando el Xitle hace erupción según las fechas propuestas en los trabajos de Claus Siebe, Op.
cit. Y Silvia González, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Dulle, Op. cit.
57
Byron Cummings, Op. cit., pp. 299-300.
22
arcilla endurecida (parecida al ladrillo) que se quemó cuando
la lava hizo contacto con uno de sus cuerpos y cuyo
recubrimiento de piedra se desprendió al no tener aglutinante
ya que este se coció (Foto 18). La piedra del recubrimiento
fue arrastrada e integrada al flujo de lava dejando entonces
el relleno de tierra con que está construido el Gran
Basamento expuesto y calcinándolo.
Foto 18. Arcilla cocida del Gran Basamento producto del contacto
con la lava del Xitle, Cuicuilco “A” (Foto: F. Ramírez).
58
Florencia Müller, Op. cit.
59
Claus Siebe, Op. cit.
23
cerámicas quemadas en contacto directo con las cenizas,60
cuyos atributos corresponden a la fase Cuicuilco.
En otras áreas del asentamiento se observan también
evidencias de afectaciones debido a la actividad volcánica,
eso sucede, en una de las plataformas habitacionales (muy
probablemente de la Estructura II) en Cuicuilco “B” en donde
su último apisonado esta quemado, quedando a manera de
impronta, la marca de lo que fue un petate.61 De igual forma,
al definirse la secuencia estratigráfica en esta misma zona
del sitio, se describe una capa, la III, como “…ceniza con
material cultural mezclado…”,62 es decir, la ceniza esta
cubriendo Cuicuilco cuando el sitio aún se encontraba
ocupado.
En Cuicuilco “C”, se detectó en la última etapa
constructiva de la estructura circular un apisonado de tierra
con manchas rojizas producto de una fuerte oxidación
provocada por exposición a calor,63 probablemente relacionada
con la caída de ceniza en esa superficie.
La mejor evidencia del inicio de la actividad del Xitle,
sin embargo, parece estar representada en el área de los
canales preclásico. Tanto en los cortes, como en el canal y
en lo que parece haber sido una laguna, se aprecian cenizas
producto de la erupción del Xitle (Foto 19).
60
Eduardo Noguera, “Excavaciones en Cuicuilco”. En Vigesimoséptimo Congreso Internacional de
Americanistas, Actas de la Primera Sesión, Celebrada en la Ciudad de México en 1939, Tomo II, INAH,-SEP,
1939, México, p. 218. Y Florencia Müller, Op. cit., p. 262.
61
Ernesto Rodríguez y Alicia Bracamontes, Op. cit.
62
Florencia Müller, Op. cit., p. 16.
63
Ernesto Rodríguez Sánchez, Op. cit., 1993b, p. 48.
24
Foto 19. Ceniza del Xitle depositada en el
lago descubierto en la zona del Centro
Comercial Plaza Cuicuilco (Pozo 24, pared
norte, Proyecto Cuicuilco “D”;
Foto: F. Ramírez).
64
Tefra basáltico y ceniza según Silvia González, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Duller, Op. cit., p.
205.
65
Claus Siebe, Op. cit., p. 49.
66
Ibid., p. 53.
25
Se calcula que el Xitle produjo alrededor de 0.12 km3 de
ceniza y que los siete derrames de roca incandescente
posteriores produjeron 0.96 km3 de lava, la cual, se
distribuyó en una extensión de 70km2 (Plano 5),67 donde algunos
de sus flujos avanzaron por tubos de lava, los cuales pueden
observarse hoy en día en las inmediaciones del Anillo
Periférico, área a tan sólo unos 300 metros al noreste de
Cuicuilco “A” y “B”.
67
Ibid., pp. 48-49.
26
monogenetico,68 se extendió no sólo en Cuicuilco, sino más
allá de él, en zonas en lo que hoy conocemos como el Pedregal
de San Ángel (con paredes de lava de hasta 20m de altura)[Foto
20], Copilco e incluso hasta zonas cercanas a la actual
estación del metro Coyocán.
68
Ibid., p. 60.
69
Carlos Cordova F. de A., Ana Lillian Martín del Pozzo y Javier López Camacho, “Paleolandforms and
Volcanic Impact on the Environment of Prehistoric Cuicuilco, Southern Mexico City”. En Journal of
Archaeological Science, 21, 1994, USA, pp. 592-595.
27
truncado, donde la piedra de fachadas y los materiales usados
en el núcleo de la estructura (tierra o sedimento fino)
fueron cayendo por gravedad en la base de la Pirámide
Principal previa a la capa de lava y mezclados con las
cenizas del volcán que se depositó antes del flujo de lava.
De igual forma, describen otro nivel de mampostería debajo de
la lava que se mezcla con la ceniza del Xitle cuyo origen,
argumentan, está relacionado con el colapso de muros
derrumbados de las partes altas del cono por los constantes
temblores generados por la erupción del Xitle.
Esta argumentación desafortunadamente es insostenible ya
que los supuestos materiales constructivos colapsados de la
parte superior depositados en la base de la pirámide y los
muros derrumbados son más bien los rellenos de una plataforma
o estructura adosada al gran basamento que Cummings destruyó
en sus exploraciones y no son producto de un derrumbe.70 Si se
aprecia con detalle, esa mampostería a la que se hace
referencia, está pegada con tierra (Foto 21), y en su
superficie se observa un aplanado de tierra justo debajo de
la ceniza y haciendo contacto con ella, arriba de esta
ceniza, se observa ya la capa de lava.
Foto 21. Piedra pegada con lodo bajo la capa de ceniza y lava
Del Xitle, costado sur del Gran Basamento, Cuicuilco “A”
(Foto: F. Ramírez).
70
Silvia González, Alejandro Pastrana, Claus Siebe y Geoff Duller, Op. cit., p. 214.
28
argumento en contra del abandono antes de la erupción del
Xitle, es el hecho de que en los materiales arqueológicos
recuperados por Cummings no se aprecia un hiatus, es decir,
no existe evidencia de un rompimiento en la secuencia
cultural de los materiales arqueológicos, ya que en el
Preclásico tenemos evidencia que corresponde a las fases
Tetelpan (800-700 a. C.), Zacatenco (700-400 a. C.), Ticoman
(400-200 a. C.) y Cuicuilco (200 a. C.-200 d. C.). Incluso
para el Clásico se observa la presencia de materiales
teotihuacanos sobre todo en Cuicuilco “B”. Precisamente, en
el caso de Cuicuilco B, los edificios pudieran mostrar un
grado de deterioro que denotaran abandono, sin embargo, eso
sólo indica que no se les dio mantenimiento y no que
Cuicuilco estuvo desocupado. Müller ha demostrado la
presencia de una secuencia cultural en esta zona que va desde
el Preclásico, Clásico e incluso el Posclásico. El único
momento de abandono que pudo haberse dado es justamente
cuando la erupción estaba en curso, de hecho Siebe y otros,
como ya se apuntó, han argumentado que este proceso no duró
más de 10 años, años que explicarían un supuesto “abandono”,
ya que Cuicuilco se siguió visitando para realizar ofrendas
en varias zonas del asentamiento. Hoy en día, si se deja de
dar mantenimiento a los edificios en Cuicuilco, la maleza
crece y las construcciones se deterioran no en cuestión de
años, sino en meses.
La erupción del Xitle evidentemente insidió en el
abandono de Cuicuilco, sin embargo, no impidió que siguiera
siendo visitado como ya se ha apuntado. Parece que después de
la catástrofe, el regreso recurrente de gente indica que la
zona se convirtió en un espacio sacro, sin embargo, no se
saben las razones exactas para que esto se diera. Lo que si
es claro, es que el culto al espacio en donde en alguna época
estuvo la población cuicuilca esta representado por evidencia
arqueológica posterior a ésta, entre ella: escultura (Foto 22)
y cerámica teotihuacanas en el Canal Preclásico, ofrendas
entre los espacios de lava sobre Estructura IX (Fotos 23 y 24),
monumentos como la “Kiva” (Foto 25) y la Estructura E-1 (Foto
26), por citar algunos ejemplos.
29
Foto 22. Ofrenda posteruptiva
del Dios del Fuego descubierta
en el canal preclásico
(Foto: Cortesía A. Pastrana).
30
Foto 26. Estructura E-1, Cuicuilco “A” (Foto: F. Ramírez).
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