Las compañías farmacéuticas que estén interesadas en obtener la autorización
de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) para el uso de
emergencia de su vacuna contra el coronavirus deberán hacer el seguimiento de miles de participantes de los ensayos durante al menos dos meses luego de la administración de la última dosis del medicamento a fin de vigilar la inocuidad de la vacuna, dijo la FDA en nuevas pautas publicadas el 6 de octubre. Cuatro posibles vacunas se encuentran actualmente en la fase 3 de ensayos clínicos en Estados Unidos. Una nueva investigación publicada en la revista médica BMJ indica que el paro cardíaco es un evento común en pacientes gravemente afectados por COVID- 19 y está asociado con una baja probabilidad de supervivencia, especialmente en los pacientes mayores. Sin embargo, el paro cardíaco parece estar principalmente vinculado con causas no cardíacas, dicen los autores del estudio. “La insuficiencia respiratoria y los eventos protrombóticos que se han descrito en forma generalizada en los pacientes con COVID-19 probablemente contribuyan en forma importante a los paros cardíacos en el hospital que ocurren en este entorno”. El presidente Donald Trump continúa con el tratamiento y la recuperación de la COVID-19 en la Casa Blanca, luego de pasar tres noches en el Walter Reed National Military Medical Center en Bethesda, Maryland. El presidente anunció el 2 de octubre que él y la primera dama Melania Trump habían tenido un resultado positivo en la prueba de detección del coronavirus. El 5 de octubre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) cambiaron las directrices en cuanto a la manera en que el coronavirus se propaga. Si bien la COVID-19 se transmite más comúnmente a través de las gotitas respiratorias entre personas que están en contacto cercano, la agencia ahora agregó que "algunas infecciones se pueden propagar al exponerse al virus mediante pequeñas gotitas y partículas que permanecen en el aire durante minutos o hasta horas", lo que se conoce como transmisión aérea. "Hay pruebas de que, bajo ciertas condiciones, las personas con COVID-19 parecen haber contagiado a otros aun cuando permanecieron a más de 6 pies de distancia. Estas transmisiones ocurrieron dentro de espacios cerrados con ventilación inadecuada. Por ejemplo, cuando la persona infectada respira fuertemente al cantar o ejercitarse", indican los CDC. Un estudio pequeño publicado por la revista Blood ofrece información sobre el mejor momento en que las personas previamente infectadas por el coronavirus deben donar plasma. El consenso: cuanto antes, mejor. Los investigadores hallaron una disminución con el paso del tiempo en los anticuerpos del plasma de sobrevivientes de la COVID-19 —cerca de 88 días luego de haber sido infectados—. "Según nuestros hallazgos, los anticuerpos que actúan contra el nuevo coronavirus no son eternos", dijo en un comunicado de prensa la autora del estudio, Renée Bazin. “Los anticuerpos desaparecen rápidamente, por lo que las personas que se están recuperando de la COVID-19 y que desean donar plasma no deben esperar demasiado una vez que son aptos para donar”, añadió. El plasma de convalecientes fue autorizado recientemente por la FDA para el uso de emergencia. Se prosiguen los estudios sobre su eficacia a través de ensayos clínicos. Los expertos dicen que las centros de vida asistida de Estados Unidos, que albergan a más de 800,000 adultos, están siendo ignorados en la crisis provocada por la pandemia de coronavirus. Informes recientes muestran que el número de casos de COVID-19 y las muertes en estos centros han aumentado en los últimos meses. Aun así, faltan datos a nivel nacional. Un nuevo estudio que busca entender mejor cuántas personas siguen siendo vulnerables al coronavirus encontró que menos del 10% de la población adulta de Estados Unidos formó anticuerpos contra el virus durante la primera ola de la pandemia. El análisis, practicado en más de 28,000 pacientes de diálisis, fue publicado en The Lancet. El director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, ha hecho estimaciones similares en cuanto al número de estadounidenses que son susceptibles al virus. Los adultos más jóvenes que contraen COVID-19 probablemente estén transmitiendo la infección a los adultos mayores, indica un informe de los CDC. En las áreas donde se produjeron brotes este verano, los aumentos en el porcentaje de pruebas positivas de coronavirus entre personas de 20 a 39 años precedieron el aumento en los casos positivos en adultos de 60 años o más con una anticipación promedio de 8.7 días, “lo que sugiere que los adultos más jóvenes probablemente contribuyeron a la transmisión comunitaria de COVID- 19”. Los autores del informe indican que “la adherencia estricta a las estrategias comunitarias de mitigación y el comportamiento personal preventivo por parte de los adultos más jóvenes son necesarios para ayudar a reducir su riesgo de infección y minimizar la subsecuente transmisión del SARS-CoV-2 a personas con mayor riesgo de enfermar gravemente por COVID-19”.