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Cita textual. La cita textual es la idea principal que se toma del documento. Va en comillas y
estrictamente como aparece en el original. Al final de la cita, se coloca el apartado y el nú mero
de pá gina o minuto del audio o video del cual se tomó . En caso de ser archivo electró nico, citar
la pá gina del acuerdo al formato que fue encontrado (Word o PDF).
“Un puro normativismo debería deducir la norma positiva de una norma supra positiva;
aná logamente el pensamiento del orden concreto conduciría a una unidad de orden supra
positiva, omnicomprensiva, total. El pensamiento decisionista, por el contrario, permite la
referencia positiva a un determinado punto fá ctico, en el cual, de una nada de norma o de una
nada de orden surge la ley positiva y só lo positiva, la cual, sin embargo, deberá valer en lo
suceso como norma positiva.” (Pág. N°42)
Análisis conceptual del Documento: El aná lisis conceptual implica el trabajo de asimilació n
que se logró frente al documento estudiado. Puede contener citas al pie de texto analizado o
de otros autores, pero no puede contener citas textuales. No se trata de resumir el texto en
cuestió n.
Para Schmitt, Kelsen ha podido crear un sistema puro de adscripciones de casos específicos a
normas generales al omitir el elemento socioló gico para crear una ley que exista
completamente dentro de un plano homogéneo. De esta manera, Kelsen ignora la disyunció n
bá sica entre la ley y la fuente de la ley que impulsa el propio aná lisis de Schmitt. En
consecuencia, para Kelsen, el estado no es otra cosa que el orden legal en sí mismo, que se
concibe como una unidad, sin duda. Por lo tanto, el estado no es ni el creador ni la fuente del
orden legal.
Debido a que Schmitt por lo tanto insiste en una base metafísica para la ley en la excepció n,
rechaza una posició n fundamentalista sobre esta metafísica y persigue un tipo de teología
negativa en la que, por un lado, no hay forma de que podamos determinar los verdaderos
objetivos del ser humano. existencia o la verdadera estructura de su organizació n, pero
nosotros, por otro lado, todavía tenemos que continuar con nuestras vidas de acuerdo con un
marco que medie nuestras relaciones con los demá s. Schmitt termina con su decisionismo
como la solució n al dilema de có mo justificar y, por lo tanto, encontró un orden particular en
ausencia de una forma objetiva de determinar su validez. La decisió n sobre el estado de
excepció n es una decisió n sobre la estructura metafísica de la vida humana que solo se puede
tomar definitivamente en aquellas situaciones en las que está n en juego nuestros principios
má s elevados.
Aunque el estado de excepció n generalmente está vinculado a los actos de guerra, este vínculo
a una forma de vida significa que no siempre los actos violentos desencadenarían un estado
de excepció n. Cualquier desarrollo que amenace un estilo de vida particular podría ser motivo
para declarar un estado de excepció n. La existencia misma de judíos en la sociedad alemana
constituyó un estado de excepció n para Hitler debido a su convicció n de que constituían una
amenaza bá sica para la unidad nacional alemana. La difusió n de una actitud individualista
establece un estado de excepció n para teocracias como Irá n en la que la subordinació n de los
objetivos individuales a los objetivos colectivos es fundamental para su orden. Para los
Estados Unidos, la amenaza del comunismo constituía un estado de excepció n debido a la
reducció n de los derechos individuales que implicaba. Similar,
Al mismo tiempo, esta decisió n no se basa en la fuerza. Schmitt define la soberanía estatal "no
como el monopolio para coaccionar o gobernar, sino como el monopolio para decidir". La
decisió n no es un acto violento sino representativo porque el soberano solo decide y no tiene
los medios para llevarlo a cabo. La decisió n necesitaría tener la autoridad que influiría en
otros para llevarla a cabo, y dicha autoridad solo sería posible en una situació n en la que todos
estén de acuerdo con la decisió n.
Comentario Personal: En esta aparte trata de las reflexiones y críticas personales que se
aportan para la discusió n de la temá tica tratada en el documento y debe ser lo má s sucinto
posible.
Debido a que la decisió n soberana no puede surtir efecto a menos que sea aceptada por
suficiente població n como para que estas personas puedan implementar la decisió n como la
base del orden, la decisió n debe funcionar como parte de un proceso de recepció n estética. En
consecuencia, la decisió n no es solo un momento político, sino también un momento mítico.
En lugar de depender de la violencia pura, la capacidad de un soberano para decidir el estado
de excepció n se deriva de la capacidad de la decisió n de resumir la conciencia mítica del
momento e integrarla en una estructura política. Si una estructura estética solo puede
alcanzar el estatus mítico en la medida en que su concepció n metafísica del mundo pueda
convertirse en una definició n para la experiencia normal, entonces la decisió n soberana es el
momento en que una estructura puramente estética adquiere forma mítica. Antes de la
decisió n, La estructura estética es simplemente una de las muchas formas diferentes de
concebir la estructura trascendente de la experiencia. Es solo la decisió n la que establece una
alternativa estética como un mito definitorio para el orden político.
Dado que la decisió n depende tanto del proceso de recepció n como de la acció n soberana, su
éxito a la vez depende y establece la legitimidad de una estructura mítica particular. Como
consecuencia, la decisió n en sí misma tiene una estructura de representació n que establece un
orden metafísico en un momento que combina un aspecto ideal y uno material. La decisió n
define su propio pasado y futuro en el momento en que surte efecto. Antes de la decisió n, hay
opciones metafísicas en competencia, ninguna de las cuales ha alcanzado la autoridad
teoló gica o mítica. La decisió n es el momento en que se establece dicha autoridad mítica,
elevando una construcció n meramente estética al estado de mito. En Politische Theologie
II(72-73), Schmitt describe el Concilio de Nicea como una decisió n teoló gica política en la que
el Credo de Nicea se convirtió en una doctrina establecida y la posició n arriana se definió
como herejía. Aunque este momento definitivo fue preparado por la historia de los debates
teoló gicos que condujeron a él, la decisió n fue necesaria para resolver el conflicto y establecer
un orden teoló gico político que definiera el pasado y estableciera estructuras institucionales
para el futuro. Tales puntos de decisió n no surgen de un orden anterior, sino que son la base
del orden. Como tales, combinan un juicio estético sobre los primeros principios con una
institucionalizació n política de estos principios. Tanto el juicio estético como la determinació n
política se definen simultá neamente en el momento de la decisió n,