0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
58 vistas1 página
Dos investigadores australianos ganaron un premio Ig Nobel de Economía por su descubrimiento de que un alto grado de emoción positiva puede llevar a las personas a apostar más, mientras que la emoción negativa puede llevar a apostar menos. Para llegar a esta conclusión, realizaron un estudio en el que mostraron cocodrilos de un metro de largo a 103 turistas y observaron que aquellos que percibieron contacto con los cocodrilos de manera negativa tendieron a apostar menos que los demás.
Dos investigadores australianos ganaron un premio Ig Nobel de Economía por su descubrimiento de que un alto grado de emoción positiva puede llevar a las personas a apostar más, mientras que la emoción negativa puede llevar a apostar menos. Para llegar a esta conclusión, realizaron un estudio en el que mostraron cocodrilos de un metro de largo a 103 turistas y observaron que aquellos que percibieron contacto con los cocodrilos de manera negativa tendieron a apostar menos que los demás.
Dos investigadores australianos ganaron un premio Ig Nobel de Economía por su descubrimiento de que un alto grado de emoción positiva puede llevar a las personas a apostar más, mientras que la emoción negativa puede llevar a apostar menos. Para llegar a esta conclusión, realizaron un estudio en el que mostraron cocodrilos de un metro de largo a 103 turistas y observaron que aquellos que percibieron contacto con los cocodrilos de manera negativa tendieron a apostar menos que los demás.
Dos investigadores de la Universidad Central de Queensland (Australia), Mateo
Rockloff y Nancy Greer, se han llevado el Premio Ig Nobel de Economía tras descubrir que un alto grado de excitación puede llevar a los jugadores a apostar más, siempre y cuando la emoción que sientan no sea negativa. Para llegar a esta conclusión, los australianos utilizaron ¡cocodrilos!
Concretamente, el estudio se llevó a cabo sobre una muestra de 103 personas,
turistas de una granja de este tipo de reptil de Koorana, en Australia. Los que percibieron el contacto con el cocodrilo, de un metro de largo, como un impacto negativo se inclinaron por apostar menos que el resto de los jugadores.